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Jornada escolar continua: más tiempo para estar en familia y mayor rendimiento en el aula

Por: Educación 3.0

La investigadora y docente Carmen López realiza una decidida defensa de la jornada escolar continua destacando entre sus principales beneficios la mejor organización del tiempo y de las relaciones familiares, así como la reducción de la conflictividad entre estudiantes.

Parece ser que las administraciones públicas y los poderes económicos están muy preocupados por el creciente absentismo y abandono escolar temprano en España. Lo más llamativo es que, en vez de analizar y afrontar las causas desde una perspectiva pedagógica, psicológica, educativa y familiar, han pensado que es una brillante idea que entidades financieras diseñen las medidas que se necesitan para luchar contra esta situación. Así, empresas de todo tipo, incluso algunas que no son educativas como ESADE, han publicado investigaciones con escaso rigor científico.

Aseguran que la jornada escolar partida tiene grandes beneficios como la conciliación familiar o la ‘conciliación de las madres’ (sí, de las madres, como si la responsabilidad de conciliar fuera solo nuestra, ¡este es el nivel!). Han llegado a afirmar incluso que la jornada escolar continua cuenta con enormes perjuicios llegando a tildarla de ‘tragedia’. La OCDE también se suma y propone dejar atrás el horario intensivo al considerarlo como causa del absentismo.

Desmontando mitos

La jornada continua no disminuye el rendimiento y posee exactamente las mismas horas que la partida, solo que repartidas de otra forma con el comedor al final. Por ejemplo, en Galicia, el 100% de los centros de Infantil y Primaria aplican este modelo y lideran el Informe PISA. Su alumnado no está más cansado al final de la mañana que después de comer, cuando el alumnado ya tiene el estómago lleno y ha pasado dos horas en el patio. Además, como estos centros no cierran sus puertas a las 14:00 horas los estudiantes pueden quedarse a comer y después hacer sus actividades extraescolares.

El profesorado sigue trabajando el mismo número de horas y las becas están garantizadas. Sin embargo, lo que sí disminuye es el índice de conflictividad, ya que la mayoría de los conflictos entre el alumnado surgen durante las comidas y el descanso posterior. Aunque las empresas de catering podrían perder beneficios si algunas familias deciden llevar a sus hijos a comer a casa, lo prioritario debería ser el bienestar de los estudiantes.

Por su parte, la jornada partida supone que la franja entre las 12:30 horas y las 15:00 horas esté destinada a que el alumnado vaya a casa a comer o se quede en el comedor y luego en el patio, con el sobrecoste que esto supone para las familias. De 15:00 horas a 17:00 horas continúan con las clases, de manera que terminan haciendo una jornada de ocho o nueve horas, ¡una verdadera locura!. Se sabe además que después de comer la atención cae en picado porque están cansados y soñolientos.

Lo que quieren algunos es una guardería

Cinco o seis clases con dos recreos cada dos sesiones y una duración por sesión de 50 minutos es mil veces mejor que dar clases de las 15.00 horas a las 17.00 horas. Como investigadora, experta en pedagogía y docente desde hace más de 30 años, las conclusiones son claras: la jornada continua beneficia el rendimiento escolar y las relaciones familiares. A menudo leo muchos comentarios sobre que dificultaría la conciliación familiar, sin embargo y conforme hemos explicado, las familias que así lo necesiten pueden dejar a sus hijos en el colegio hasta las 17:00 horas o las 18:00 horas como en la partida.

Por otro lado, centrarnos en los horarios escolares es desviar el verdadero problema. No es la jornada continua la que entorpece la conciliación familiar, son las extensas jornadas laborales, las nulas políticas de respeto hacia las familias y la falta de implicación de tantos padres en la crianza de sus propios hijos y en las labores domésticas.

Un centro educativo no debería estar pensado para facilitar la conciliación y dejar a los menores desde las 8:00 horas de la mañana a las 18:00 horas de la tarde porque debería primar el derecho a crecer con sus familias y no ser meros ‘aparca-niños’. Es fundamental que las jornadas laborales se ajusten a las necesidades de la infancia y la adolescencia, en lugar de exigir que los menores se adapten a los horarios extensos que benefician a las empresas.

El argumento para la jornada partida es meramente económico ya que no favorece el rendimiento ni mejorará los resultados catastróficos del Informe PISA, tampoco la eliminación del absentismo escolar porque precisamente un número importante de los menores que van a comer a casa no vuelven por la tarde. Las causas del abandono escolar son otras, pero deberían analizarlas personas expertas del campo de la educación en vez de con profesionales dedicados a la economía, a las matemáticas o a la política.

Y termino con la siguiente reflexión: ¿estamos poniendo en el centro a nuestros menores?, ¿es sensato que estén ocho o nueve horas en el colegio mientras la madre y el padre son productivos para el sistema?, ¿qué tiempo les queda para jugar y estar en familia?

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/jornada-escolar-continua/

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Mejoredu responde a OCDE sobre aplicación de Prueba PISA en México

Mejoredu señaló que realiza evaluaciones diagnósticas, las cuales calificó de formativas e integrales.

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), respondió al director de Educación y Competencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Andreas Schleicher, quien en días pasados advirtió sobre la posible exclusión de México de la próxima ronda de pruebas PISA en 2025 (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos).

A través del oficio 1100000-432-2024 firmado por la Comisionada Presidente de Mejoredu, Silvia Valle Tépatl, el organismo señaló que sobre sus competencias en el marco jurídico que rige el funcionamiento de Mejoredu.

Expresó que Mejoredu realiza evaluaciones diagnósticas, las cuales dijo son formativas e integrales.

Agregó que Mejoredu no se encarga de la coordinación y aplicación de pruebas internacionales como es el caso de PISA.

Así la respuesta de Mejoredu:

 

“Estimado Sr. Schleicher

En respuesta a su amable carta EDU/D/2024.032, mediante la cual me solicita les podamos aconsejar «sobre cómo avanzar la participación de México en la prueba de campo de PISA este año», le comento que el marco jurídico de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) le faculta para realizar evaluaciones diagnósticas, formativas e integrales del Sistema Educativo Nacional, no así la coordinación y aplicación de pruebas internacionales a gran escala como la de PISA”.

Fuente de la información e imagen:  https://profelandia.com

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Del proyecto al hecho, hay mucho trecho

Por: Lev M. Velázquez Barriga*

El primer debate presidencial coloca vagos elementos sobre las propuestas educativas de las candidatas punteras. Fuera de las fórmulas de marketing, apenas se dibujan los contrastes entre las dos perspectivas; se comprometen poco con la ciudadanía y casi nada con los maestros. No sólo es un tema de formatos acartonados, la misma ambigüedad se ha venido trazando en lo que va de la jornada política electoral.

En el documento “Hacia un programa de gobierno 2024-2030”, que el Frente Amplio encargó al ex secretario general de la OCDE José Ángel Gurría, con el fin de abanderar el proyecto nacional del bloque partidista de la derecha conformada por PRI-PAN-PRD, se pueden rastrear nociones generales, complementarias a lo planteado por Xóchitl Gálvez en el foro del INE.

Como punto de partida, rescato algunas ideas: mayor inversión a la educación de calidad; el vínculo de ambas (inversión/calidad) con la infraestructura tecnológica y los avances de la era digital, la robótica y la inteligencia artificial; habilidades y aprendizajes mínimos para atender las necesidades de innovación en la economía global y del emprendimiento; educación dual desde la secundaria que relacione los planes de estudio con la vida profesional; crear una agencia de evaluación del sistema educativo y sus componentes; apoyos para becas y programas de estudio basados en indicadores de evaluación, así como participación transversal de la iniciativa privada en los rubros de educación, ciencia y tecnología.

Difícilmente se negaría la necesidad de mayor inversión, pero si a ésta se le relaciona con el financiamiento indirecto de las escuelas privadas a través de un programa federal de becas que incluya escuelas particulares, o bien con un tipo de calidad educativa que depende de la adquisición de herramientas tecnológicas, dicho con mayor precisión, de tabletas digitales, entonces la candidata de Fuerza y Corazón por México está planteando mecanismos de privatización y no de fortalecimiento del sistema educativo público. Ahora, tan sólo contar con una ferretería técnica y digital en las escuelas o al alcance de los alumnos, además de anticipar un seguro fracaso que recuerda experiencias memorables como Enciclomedia, es un despropósito de los derechos humanos que se convierte en mera capacitación de habilidades laborales.

El proyecto de Xóchitl Gálvez se dirige a llamar la atención de los sectores del gran empresariado: la educación dual (léase escuela/ empresa o escuela/fábrica), el emprendimiento y las competencias para la economía global, suponen que el ser humano es básicamente un sujeto rentable y el crecimiento económico de la empresa es la prioridad; estas ideas, puestas en escena por intereses particulares como si fueran públicas, representan formas todavía más sutiles de privatización educativa.

Las propuestas de la coalición Sigamos Haciendo Historia se pueden ubicar en el “Proyecto de nación 2024-2030, segunda etapa de la Cuarta Transformación” y en “100 pasos para la transformación”. En esencia, ponderan la idea de profundizar la Nueva Escuela Mexicana y, como bandera electoral, las becas universales para educación básica, así como un programa nacional de creación y mejora de la infraestructura escolar, digital y de conectividad.

De inicio, puntualizo algunos elementos del proyecto de nación que me parecen de fundamental contraste respecto al presentado por la derecha electoral: eliminar las referencias a la “educación de excelencia” y, en contraposición, fomentar una “educación humanista que sustituya los valores del mercado… por valores universales”, fortalecer lo público e impulsar “un proceso sólidamente arraigado en las necesidades del desarrollo de las personas y de sus comunidades y regiones”, es decir, que lo público, las personas y sus territorios son la prioridad, no las empresas.

Al igual que Xóchitl Gálvez, en los 100 puntos de Sheinbaum se retoma el horario escolar extendido, pero agrega: “en el que los niños y niñas reciban educación física y artística; se brinden servicios de alimentación gratuita en las escuelas primarias; se cuente con programas de salud preventiva integral infantil (nutrición, sicológica, dental, exámenes de la vista, lentes gratuitos y prevención de adicciones)”. Se puede observar en los antecedentes de los programas de la Escuela de Tiempo Completo y La Escuela es Nuestra que la jornada pedagógica del horario ampliado sería posible de manera sustantiva, si se realiza con mayor personal que fomente una formación integral; de otra manera, esto sólo quedaría como una buena propuesta de enganchamiento electoral.

La candidata de Morena, PT y Partido Verde recurre a una narrativa poco comprometida con las demandas laborales que se han agitado en la izquierda magisterial; la principal y parte de las mesas de diálogo CNTE/AMLO es la abrogación del sistema de carrera, que desdibuja la organización sindical, antepone el principio individualista del mérito personal y crea un régimen excepcional por fuera del derecho al trabajo establecido en el artículo 123 de la Constitución. Tibiamente, en los 100 puntos, Claudia Sheinbaum propone la revisión de los procesos de admisión y promoción que administra la unidad del sistema de carrera docente, pero no de la legislación, donde radica la fuente de sus desigualdades laborales, salariales y profesionales.

Las propuestas de campaña no dejan de ser tácticas políticas de coyuntura y no tienen certeza a largo plazo; los maestros no olvidan que alguna vez se dijo: “De la mal llamada reforma educativa, no quedará ni una coma”. Claramente, no se cumplió.

* Doctor en pedagogía crítica @levmx666

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx

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Educatrónica, autonomía comunitaria y sociedad sustentable

Lev M. Velázquez Barriga[1]

Es la primera vez en dos décadas que, siendo docente de tele-secundaria, dispongo de una televisión inteligente y un decodificador de señal para la programación de educación a distancia (EDUSAT), aunque sin internet wifi y con dificultades para acceder a la red insostenible del móvil personal. En ninguno de los centros escolares he contado con una computadora para uso pedagógico; por supuesto, no soy la excepción de los profesores y las escuelas rurales, más bien parece la regla.

En estas circunstancias, en las que las escuelas no han superado del todo las carencias de infraestructura de la tercera revolución industrial: microelectrónica, informática computacional e internet; ya están bien adentrados otros avances mundiales, científico tecnológicos de cuarta generación, que nos colocan frente a nuevas necesidades, retos y debates; los de la educatrónica, robótica e inteligencia artificial.

Sobre los tres tópicos anteriores, se desarrolló un curso-taller interinstitucional CREFAL, SEP, SEE y el IISUE-UNAM[2], al que asistimos docentes de educación básica y después alumnos de comunidades. Ciertamente se trató de un trayecto de formación donde se apremió más lo práctico que la teoría; no obstante, se pueden hacer algunas reflexiones propias y referir otras que fueron colocadas por el equipo de asesores, como posicionamientos epistémicos personales y orientaciones éticas y pedagógicas del grupo de investigadores de la UNAM.

Partimos de la necesidad de aprender de origen los lenguajes, principios y bases de la programación, robótica y la IA para el desarrollo autónomo de las tecnologías convergentes; es decir, en la independencia de los intereses mercantiles y rentables de las Big Tech[3], cuyas orientaciones fundamentales son la alfabetización 3.0 y 4.0 para el consumismo de la estantería material  y digital de Lego, Google for Education y otros mega corporativos.

Estas empresas del edunegocio, no son las únicas, pero sí las más presentes en la recolonización cultural escolar, cuyo territorio fue invadido en décadas anteriores por el enfoque de estandarización basado en competencias del Banco Mundial y de la administración gerencial escolar de la OCDE. Antes como ahora, estamos ante ese latente proceso de privatización silenciosa de la educación, a través de modelos empresariales de aprendizaje, transferencias de las economías familiares y salarios docentes a la adquisición de ferretería tecnológica, que no deja de tener un sentido instrumental u operacional de la educación y la tecnología.

Uno de los modelos pedagógicos de la privatización silenciosa más recurridos por las narrativas de multilaterales, organismos empresariales y gubernamentales, es el STEM; que para expiarse de culpas o exfoliarse de críticas, por su clara filiación al reduccionismo productivista de las empresas hegemónicas del capitalismo de la era digital, se ha propuesto agregar a este acrónimo anglosajón la A de arte y la H de humanidades; sin embargo, esto no cambia las nociones que los mega corporativos del imperio norteamericano GATAM (con inclusión de Tesla) o del este asiático BATX[4] que, tras el reseteo mundial de la educación in/pos pandémico, expanden con mayor intensidad la idea de que es urgente formar un tipo de capital humano apropiado para las economías conectadas en sus (recalco el posesivo en plural) plataformas online.

De ahí que, las alianzas estatales con sus instituciones públicas de educación superior, sea un imperativo necesario para fomentar la autodeterminación del bien común en sus sectores estratégicos tecnológicos; además, porque es posible recurrir a experiencias y construcciones propias de metodologías del aprendizaje y el desarrollo de habilidades que han sido pensadas en contextos para la resolución de necesidades humanas y endógenas; cuando esto sucede, las comunidades de aprendizaje que se apropian de los lenguajes y las bases de las ingenierías convergentes, son capaces de crear propuestas utilizando materiales accesibles, reciclables, incluso, resignificando tecnologías comunitarias, justo como sucedió en este curso con los docentes de educación básica.

Para separarse de la noción consumista de lo social, que reduce al ser y la naturaleza como insumos rentables, una vía del pensamiento epistémico es la del “homo complexus, veritas complexa”[5]; entonces, la educatrónica no tendría como objetivo crear robots o la programación de algoritmos, sino el desarrollo integral de la persona, la comprensión y el abordaje de la realidad a partir del diálogo de conocimientos y saberes, para crear soluciones posibles a problemáticas planteadas por una comunidad local/global o propuestas de bienestar social, teniendo como puente estas nuevas tecnologías.

Aquí, podemos abrir otro debate: el lugar para la enunciación de la verdad y la construcción del conocimiento y su validez, tampoco son los dispositivos de las Big Tech ni las inteligencias artificiales o los buscadores digitales de información; todos ellos se producen también desde un territorio político e ideológico de clase social, en tanto burguesías hegemónicas y emergentes del capitalismo cognitivo, digital y de plataformas. Cada sociedad plurinacional o comunidad, que es capaz de tejer alianzas con sus instituciones educativas públicas, saberes e intereses propios, puede tomar otro sentido común, en el que el conocimiento se enuncia y se valida desde el territorio de la soberanía histórico, cultural y científica de los pueblos, por encima de las oligarquías económicas.

Pese a las agendas globales para un mundo mejor, tal es el caso de los ODS[6],  discutidas y supuestamente promovidas por estos oligarcas de la tecnología que se reúnen en el Foro Económico Mundial, no sólo evaden educar para una economía solidaria, tampoco lo hacen para una ciudadanía de paz y la sustentabilidad planetaria, sin pobreza ni deterioro ambiental; baste ver los anaqueles de juguetería, repletos de lego y marvel, que son para el desarrollo de habilidades STEM, pero construyendo máquinas robóticas de guerra.

Si el actual modelo educativo de nuestro país, quiere construir una verdadera Nueva Escuela Mexicana, debería seguir fortaleciendo estas alianzas públicas, tomar distancia de la privatización silenciosa de propuestas de desarrollo tecnológico empresarial (como el STEM) y recuperar las propias, continuar con el impulso a los trayectos de formación que den sentido a la autonomía profesional de los maestros y la autodeterminación de las comunidades.

 

Referencias

[1] Doctor en Pedagogía Crítica y profesor rural de telesecundaria. Como @levmx666 en la red social X.

[2] Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL); Secretaría de Educación Pública (SEP); Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán (SEE); Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (IISUE-UNAM).

[3] Big Tech  (Gigantes Tecnológicos).

[4] Acrónimos en español: Ciencias Tecnología Ingeniería Matemáticas (STEM);  Google Amazon Tesla Apple Microsoft Meta (GATAM) y Baidu Alibaba Tencent Xiaomi (BATX).

[5] Hombre complejo, realidad compleja.

[6] Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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El vaso medio lleno de PISA

Por: Marcelo Trivelli

PISA en español significa Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes. PISA no es una prueba, sino que aporta a los tomadores de decisiones midiendo el desempeño, bienestar y equidad de los estudiantes en sus respectivos sistemas educacionales. El estudio se realizó con 700.000 estudiantes de 81 países y representa a 29 millones de estudiantes de 15 años de edad.

Repito que PISA no es una prueba de conocimiento. Los impulsores de este programa, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) entendió que el mundo, cada día más, retribuye a las personas no por lo que saben, sino por lo que pueden hacer con aquello que saben. Un mayor puntaje en PISA significa tener la capacidad de extrapolar en base a sus conocimientos y aplicarlo de manera creativa a situaciones desconocidas y cruzar límites.

La conclusión más importante de los resultados PISA es que los sistemas educacionales son capaces de entregar instrucción de calidad, junto con oportunidades equitativas de aprendizaje y que se puede aspirar a “una educación de excelencia no a costa del bienestar estudiantil, sino que a través del bienestar de las y los estudiantes”.

En lectura, matemáticas y ciencia, Chile se ubica en la medianía de la tabla. Está en primer lugar en América Latina, por supuesto sobre México, Brasil, Uruguay y Argentina. Comparados con países europeos, estamos estadísticamente iguales con Eslovaquia en lectura, con Moldavia y Bulgaria en matemáticas y con Grecia, Islandia y Serbia en ciencias.

PISA detectó en 2012 que en matemáticas le va mejor a aquellos alumnos que tienen menos ansiedad por esta área. Es sorprendente que el resultado de Chile en matemáticas se obtiene a pesar de que nuestro país muestra uno de los más altos índices de ansiedad en este tema. El aprendizaje en general está también determinado por la actitud hacia las materias y por ello es tan importante la actitud que transmiten a sus estudiantes los profesionales de la educación.

Una actitud positiva y optimista determinará el desempeño y aprendizaje de las y los estudiantes. Una sociedad como la chilena que vive en el negativismo, la depresión y el catastrofismo poco contribuye a que niñas, niños y jóvenes crean en sí mismos y en sus capacidades.

Pocos países mejoraron sus resultados entre los años 2018 y 2022. La gran mayoría disminuyó en matemáticas y lectura mientras ciencias presentó muy poca disminución en su actuación. Llaman la atención la disminución de 30 puntos de Noruega en matemáticas y 30 puntos de Finlandia en Lectura. Por su parte, Chile, que fue unos de los países en que mantuvo más tiempo suspendidas las clases presenciales debido a la pandemia de COVID-19, se mantuvo muy cerca del desempeño de 2018 en cada una de estas áreas y casi sin variación de ciencias.

Compromiso docente y vinculación con el estudiantado aparece como la variable que mejor explica este resultado para Chile. En Fundación Semilla lo dijimos entonces y se reafirma con datos de PISA que el magisterio estuvo en la primera línea; se reinventó a nuevas metodologías pedagógicas y demostró gran compromiso y vinculación con las y los estudiantes.

Por el bien de la educación y sin autocomplacencia es bueno ver el lado medio lleno de PISA.

El reporte completo lo pueden ver en https://www.oecd-ilibrary.org

Fuente de la información e imagen:  https://www.pressenza.com

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Un acercamiento a PISA 2022: El caso de México

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

La prueba PISA es relativamente valiosa porque evalúa, sobre todo, aspectos cognitivos, pero deja de lado otros aspectos clave de la educación

 

Este 5 de diciembre, 2023, se dieron a conocer los resultados de la aplicación de la prueba estandarizada y muestral del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés), que es un ejercicio que realiza cada tres años la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), popularmente conocido como el club de los países ricos.

Los instrumentos de este programa permiten evaluar el uso de los aprendizajes (conocimientos y habilidades cognitivas estratégicas en formato de “competencias”), de los estudiantes de 15 años de diferentes países, mismos que han sido diseñados por la dirección de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Según los documentos oficiales de esta evaluación internacional, “PISA ayuda a identificar las características de los sistemas educativos de mayor rendimiento, lo que puede permitir a gobiernos y educadores reconocer políticas efectivas que pueden adaptar a sus contextos locales”. (Informe 2015, versión digital).

La prueba PISA se aplica a estudiantes que se encuentran al término de la educación secundaria o en la fase inicial del bachillerato. Se parte de la premisa de que, al evaluar a estos estudiantes, se tendrían elementos para retroalimentar a los sistemas escolares, específicamente, de la educación básica de las naciones miembros de la OCDE y de otros países participantes de la prueba.

PISA indica que “La evaluación no determina únicamente si los estudiantes pueden reproducir lo que han aprendido, sino que también examina cómo pueden extrapolar lo que han aprendido (aprendizaje significativo por transferencia) y aplicar ese conocimiento en circunstancias desconocidas, tanto dentro como fuera de la escuela. Este enfoque refleja el hecho de que las economías modernas recompensan a los individuos no por lo que saben, sino por lo que pueden hacer con lo que saben”. (p. 3 del Informe 2015, versión digital).

Para el caso de México, si esta evaluación PISA fue aplicada en 2022, a estudiantes de 15 años, entonces éstos debieron haber iniciado preescolar a los 4-5 años, en 2011-2012, y la primaria en 2013. Por lo tanto, ellas y ellos transitaron la educación básica durante los dos recientes sexenios. Ese antecedente es importante considerarlo en la interpretación de los datos.

Análisis que aparece en el documento PISA (2022) sobre los datos publicados para el caso de México (intercalo algunas preguntas):

1) “Los resultados promedio de 2022 fueron inferiores en comparación con 2018 en matemáticas y ciencias, y aproximadamente los mismos que en 2018 en lectura.” ¿Significa que en habilidades de comprensión de lectura la variable «confinamiento por pandemia» no influyó de manera crítica o determinante en estos resultados?

2) “En matemáticas, la reciente caída (2018-2022) revirtió la mayoría de los avances observados durante el período 2003-2009, y las puntuaciones promedio se acercaron a las observadas en 2003 o 2006. En lectura y ciencias, solo pequeñas, y en su mayoría no significativas. A largo plazo se observaron fluctuaciones en torno al promedio histórico. Los resultados más recientes de PISA no difieren significativamente de los observados diez años antes, en 2012.”

3) “Durante el período más reciente (2018 a 2022), la brecha entre los estudiantes con puntuaciones más altas (10% con las puntuaciones más altas) y los estudiantes más débiles (10% con las puntuaciones más bajas) se redujo en matemáticas, mientras que no cambió significativamente en lectura y ciencia. En matemáticas, casi todos los estudiantes se debilitaron, pero los de alto rendimiento disminuyeron más que los de bajo rendimiento.” ¿Se consideran las historias de vida escolar (tipo de sostenimiento y organización de la primaria cursada, por ejemplo) de las y los estudiantes que participan en la prueba, independientemente de la condición socioeconómica?

4) “En comparación con 2012, la proporción de estudiantes con calificaciones inferiores a un nivel básico de competencia (Nivel 2) aumentó en 11 puntos porcentuales en matemáticas; aumentó cinco puntos porcentuales en lectura; y no cambió significativamente en la ciencia.” ¿Cuál es la causa estructural de este resultado, específicamente en la resolución de problemas de ciencias naturales y tecnologías?

5) «Resiliencia educativa»: «Alrededor del 12% de los estudiantes desfavorecidos en México lograron obtener puntajes en el cuarto superior del desempeño en matemáticas. Estos estudiantes pueden considerarse académicamente resilientes porque, a pesar de su desventaja socioeconómica, han alcanzado la excelencia educativa en comparación con los estudiantes de su propio país. En promedio en la OCDE, el 10% de los estudiantes desfavorecidos obtuvieron calificaciones en el cuarto superior del rendimiento en matemáticas en sus propios países

6) Importancia de la educación preescolar, según el documento PISA (2022): «En México, el 98% informó que había asistido a educación preescolar durante un año o más (promedio de la OCDE: 94%). En promedio en los países de la OCDE, los estudiantes que habían asistido a educación preescolar durante un año o más obtuvieron puntuaciones más altas en matemáticas a la edad de 15 años que los estudiantes que nunca asistieron o que habían asistido durante menos de un año, incluso después de tener en cuenta los factores del nivel socioeconómico.» Ello no debe hacernos olvidar que en México aún no se ha logrado la meta de atención universal en preescolar, es decir, para niñas y niños entre los 3 y los 6 años.

Una vez mostrado lo anterior, ratifico algunas reflexiones y observaciones críticas que he externado en este mismo espacio y en diferentes tiempos, tanto en 2019 como en 2021 (ver referencias al final de este texto) sobre el valor de la prueba PISA para la toma de decisiones en el ámbito de las políticas públicas educativas:

En prime lugar, hay que decir que esta evaluación hay que tomarla con extrema cautela. Aparte de la variable “confinamiento por pandemia”, las evaluaciones estandarizadas y diseñadas mediante métodos muestrales rigurosos no dejan de ser relativas y limitadas. Como lo dijera alguna vez un profesor de estadística: Las evaluaciones estandarizadas y por muestra nos dan una fotografía o una imagen verdadera, pero superficial. Es como tratar de conocer profundamente una ciudad a través de fotografías captadas desde un puente peatonal.

En comentarios sobre ediciones anteriores de PISA me pronuncié, por ejemplo, en torno al valor relativo de los datos presentados por la OCDE (PISA, 2015 y 2018), en el sentido de que los “rankeos” (ordenamientos por puntuaciones entre países) resultan ser verdaderas simplificaciones de la complejidad educativa que viven las naciones y sus sistemas-centros educativos locales. Por lo tanto, hay que mantener en duda la razón de fondo y las intencionalidades de los llamados “rankeos”.

Sobre las limitaciones y falta de profundidad acerca de lo educativo en la prueba PISA, me he preguntado: ¿Acaso no hay otros procesos de aprendizajes escolares que, hasta el momento, no han sido evaluados por esos proyectos internacionales y nacionales de evaluación tales como los aprendizajes generados a través de la educación artística, la educación física, la formación cívica y ética o la formación en ciencias sociales y humanas?

Más que pensar en las evaluaciones educativas de las y los jóvenes para el mundo del trabajo y para insertarlos a los círculos de la mercancía (con visión instrumental) ¿no sería conveniente evaluar los procesos educativos, formativos y aprendizajes que están implicados a lo largo de la vida?

Por otra parte, la visión “economicista” de la Prueba PISA es quizá uno de sus inconvenientes principales, que han sido, por cierto, señalados por especialistas críticos de diferentes partes del mundo, porque dicha prueba o instrumento no evalúa otro tipo de conocimientos o habilidades cognitivas distintas de aquellas que son identificadas como del tipo “llave” (key skills), en el enfoque de las llamadas “competencias educativas” (que pueden ser evaluadas por su desempeño o logro en términos de resolución de problemas).

Tanto la versión 2018 como la de 2022 de PISA se han dado a conocer en contextos complejos de cambios sociales importantes, a nivel global, que tienden a agudizarse no sólo en los planos de la cultura, la evolución vertiginosa de las tecnologías (sobre todo de la información y la comunicación); el cambio climático y las dificultades económicas en todas la latitudes, sino que, además, los informes se presentan en medio de otros conflictos sociales no registrados en los reportes anteriores como la migración de sectores sociales vulnerables y desplazados por conflictos étnicos, religiosos, políticos o socioeconómicos; por las guerras o conflictos armados regionales, y por los problemas generados por la discriminación y la violencia locales, entre otros.

PISA reconoce al respecto que “En promedio, en los países de la OCDE en 2018, el 13% de los estudiantes tenían estatus de inmigrantes, en comparación con el 10% en 2009. Los estudiantes inmigrantes obtuvieron un promedio menos bueno en lectura, alrededor de un año de escolaridad.”

La prueba PISA es relativamente valiosa porque evalúa, sobre todo, aspectos del desarrollo cognitivo (“competencias lectoras y desempeños mediante resolución de problemas matemáticos y de otras ciencias”), pero deja de lado otros aspectos clave de la educación escolarizada como son el desarrollo físico, las interacciones sociales, el trabajo en equipo y los “climas” de relaciones sociales entre los diferentes actores que conviven en la escuela.

Textos recuperados y recomendados:

PISA 2018: Cinco reflexiones”, SDP Noticias, 4 de diciembre, 2019. https://www.sdpnoticias.com/columnas/pisa-2018-cinco-reflexiones.html

Una crítica metodológica de las evaluaciones PISA”, SDP Noticias, 7 de mayo, 2021.

https://www.sdpnoticias.com/columnas/juan-carlos-miranda-arroyo-una-critica-metodologica-de-las-evaluaciones-pisa.html

Fuente de la información e imagen:  https://profelandia.com

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España-Informe PISA: siete claves básicas para descifrar lo que esconde el gran barómetro educativo

Por: Elisa Silió

La OCDE publica este martes los resultados de su último estudio, marcados por la pandemia

Este martes se lanza la última edición del informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, más conocido como el Informe PISA, por sus siglas en inglés, que pretende medir si el alumnado cuenta con las habilidades suficientes para seguir aprendiendo e incorporarse al mercado laboral. Sobre la base de esos datos, se elabora un plan de mejora de la enseñanza en cada país y se comparan las cifras internacionalmente y en el entorno escolar. No se plantea como una competición entre Estados.

¿Qué es PISA?

A finales de los años noventa, los 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se plantearon concebir unas pruebas que midiesen si los chicos de 15 años están preparados para participar en la sociedad. La primera edición se presentó en el año 2000 para medir las competencias matemáticas y de lectura; y en 2006 se añadieron las científicas. En cada edición se incluyen más preguntas de una de las destrezas, en esta ocasión de matemáticas.

Con los años se han ido incorporando otras pruebas que valoran unas habilidades no tan apegadas a las asignaturas, y de las que no se conocen resultados este martes. En 2014 surgió el PISA financiero, que ofrece un diagnóstico de esas habilidades, y en 2020 se desveló por primera vez los resultados en competencias globales, vitales para analizar, cuestionar y proponer soluciones a retos del siglo XXI, como la igualdad de género o la pobreza. A partir de 2025 incluirá la evaluación del nivel de inglés de los alumnos.

¿Cada cuánto se celebran las pruebas?

Se repiten cada tres años y los resultados tardan un año en conocerse, pues se analizan todos los factores antes de lanzarse el informe definitivo que detalla por nivel de renta. Los alumnos se examinaron en la primavera de 2022, con un año de retraso en esta última convocatoria, por el cierre de las escuelas por la pandemia.

¿Quién se examina?

Son convocados una muestra de los escolares de entre 15 años y tres meses y 16 años y dos meses que hayan recibido seis años de formación ―con independencia de que hayan repetido o se han decantado por la FP― de 81 países y territorios (690.000 estudiantes que representan a 29 millones). Es decir, alumnos nacidos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2006. Se acordó establecer la prueba a los 15 años porque en casi todos los países los chicos están terminando su escolarización obligatoria, aunque en los países en vías de desarrollo, una parte importante de los más desfavorecidos ya no estudia, por lo que previsiblemente mejora los resultados nacionales que son de por sí bajos.

Esta edición tiene la mayor representación de la historia. Por primera vez se conocerán los datos de Palestina, Uzbekistán, Jamaica o Mongolia. Y no participa China, a la cabeza en 2018, por la pandemia.

¿Quién evalúa?

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) coordina con los países participantes. Cada uno somete al examen a una muestra, que se puede ampliar si hay comunidades de un país que quieren datos propios, que deben costear con sus fondos. Madrid, por ejemplo, presupuestó 200.000 euros para PISA 2018. Todas las autonomías españolas contratan una ampliación de la muestra, por lo que el país invierte mucho más en la prueba que otros. Algunos colegios privados españoles han empezado a pagar sus propias pruebas y se promocionan de esta forma. Un país pequeño gasta alrededor de 75.000 euros cada año en esta prueba; uno grande, en torno a 300.000 euros

¿En qué consisten las pruebas?

Existen dos tipos de pruebas, que desde 2015 se completan por ordenador: unas de conocimiento que miden el rendimiento del estudiante y unos cuestionarios de contexto que deben de contestar los alumnos y los equipos directivos. Por primera vez se incluye el razonamiento matemático. El objetivo es comprobar si saben aplicar a su vida lo que han aprendido en la escuela: si entienden un formulario, una receta, un manual de instrucciones, un gráfico… Los analistas se detienen en los resultados de las pruebas y los cuestionarios de los países más exitosos para establecer las características de sus sistemas educativos que puedan convertirse en referencia: ¿Cuántos alumnos hay en el aula? ¿A sus maestros se les paga más? ¿Hay un currículum determinado por un gobierno central?

¿Cómo se puntúa?

PISA no escala del 0 al 10 como se hace en España, sino que se basa en las variaciones que hay entre todos los participantes. La puntuación media de los países de la OCDE se fijó en 500 puntos y se estima que 40 puntos de diferencia en una prueba de PISA equivalen a un curso académico (algunos estudios lo reducen a 30, porque no es un dato oficial de la OCDE). En 2018, España logró en ciencias 483 puntos (13 puntos menos que en 2013) y en matemáticas 481 puntos, cinco menos que en 2015. Es decir, que se situaba medio curso por debajo de la media. Los evaluadores detectaron ese año “anomalías” en las contestaciones de comprensión lectora españolas y anularon esa parte del examen.

¿Qué pasa si suspendes?

Los resultados son anónimos y solo una muestra, por tanto, ni cuentan para el expediente del alumno ni son una reválida para aprobar esa etapa educativa. No se quiere conocer los resultados de cada estudiante, sino extrapolarlos a nivel nacional. PISA señala semejanzas y diferencias entre los distintos sistemas educativos, pero no muestra un veredicto. Muchos países establecen estándares y objetivos nacionales basados en los resultados internacionales de PISA; y algunos expertos critican a los gobiernos por hacer solo cambios cosméticos para salir mejor en la foto o que extrapolan con fallos parte de los datos para justificar la dirección de sus políticas. En cualquier caso, los cambios estructurales en un sistema se tardan en reflejar en PISA tanto en sentido positivo como en negativo.

En el informe sale bien parado no solo el país que tiene un promedio alto en la puntuación, sino el que consigue que la calidad educativa empape a todas las clases sociales, también a las más bajas. Eso ocurre en Shanghái, Hong Kong, Singapur o Finlandia.

Sobre la autora: 

Elisa Silió: Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.
https://elpais.com/educacion/2023-12-05/informe-pisa-siete-nociones-basicas-para-descifrar-lo-que-esconde.html

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