Padres de día: «Ellos también cuidan»

19.03.2016 | VERÓNICA VICENTE | 20 mniutos

JOSE GUZMAN

En una mayoría aplastante son mujeres las que han hecho de la crianza en el hogar su profesión. Xavi, autor del blog papadedia.wordpress.com, vivía con su familia en el municipio de Chapinería (Madrid), allí quiso trabajar en casa como padre de día cuidando de su pequeño y otros menores, pero el proyecto no cuajó.

«Ya sea por la localización de la casa (en un pueblo de apenas mil habitantes), o porque soy hombre, la verdad es que fue muy difícil localizar niños. Por desgracia, el tema del cuidado de los niños se sigue relacionando directamente con las mujeres, hombres cuidando a niños hay pocos y todavía se ve como una práctica poco común. Espero que con el tiempo esta visión vaya cambiando. Yo lo intenté unos meses pero al final lo tuve que dejar», explica.

Según cifras de 2013 de la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), el 95% de las personas que educan a los niños durante los primeros años de su vida escolar son mujeres, tanto en España como en la UE. También son maestras tres de cada cuatro educadores de primaria. De los más de ocho millones de profesores que trabajan en la Unión Europea, 5,8 millones (el 70%) son mujeres.

La ausencia generalizada de varones en las profesiones vinculadas al cuidado de los otros, en este caso de los menores, está relacionada con los procesos de socialización, «una programación oculta y silenciosa que no percibimos, pero que nos rodea», afirma Víctor Giménez Bertomeu, Sociólogo y profesor del Departamento de Trabajo Social en la Universidad de Alicante. Bertomeu explica que «en principio, el hecho de ser hombre no es un impedimento para hacerse un hueco en el mundo de la educación infantil, pero sí».

La explicación tiene que ver con «los procesos de socialización, diferentes para hombres y mujeres, es decir, el aprendizaje que se desarrolla a partir del contacto con la familia, la escuela, los iguales y los medios de comunicación. Este contacto hace que construyamos una identidad de género basada en una serie de aprendizajes que, en parte, están estereotipados. Como resultado se produce el proceso de naturalización, y es que parece que aprendemos como natural o innato lo que en realidad es adquirido. Es habitual escuchar que las mujeres son más sensibles y tienen un instinto natural para la maternidad, o que están más preparadas para cuidar al otro, pero no es necesariamente así; habrá mujeres que sí y que no, y hombres que sí y que no. Sin embargo, a causa de esta naturalización, el individuo acaba teniendo una propensión o tendencia, en el caso de las mujeres, a las tareas de cuidado, siempre hablando en términos generales».

Llevado al terreno de lo laboral, el resultado (tal y como apuntan las estadísticas) es que las mujeres suelen predominar en un conjunto de profesionales vinculadas al cuidado (educación infantil, enfermería, trabajo social, etc.) «muy feminizadas», donde los varones son una excepción, «porque ellos no han sido socializados en el desarrollo de tareas vinculadas al cuidado de los otros, insisto, siempre generalizando», añade Bertomeu.

Ellos también cuidan

La desconfianza de algunas familias a la hora de dejar a su bebé con un hombre también guarda una estrecha relación con esto. A Diego no se lo dijeron directamente, «pero me enteré después por otras vías de que ser hombre me hacía, a ojos de algunas familias, poco confiable para cuidar niños tan pequeños», cuenta a 20minutos.

No sabe si lo que los padres sentían era miedo o que no le consideraban preparado para la tarea, pero lo que tiene «clarísimo» es que «no es un problema mío». Desde que nació su hija, hace siete años, Diego sintió mucho interés por investigar y formarse a fondo para «no reproducir la educación vertical que había recibido en casa».

«Si no apostamos por un cambio de modelo educativo corremos el peligro de acortar la infancia de nuestros niños», afirma. El primer día de su curso en pedagogía Waldorf, en un aula donde era el único hombre, se levantó y dijo: «Hola, me llamo Diego y quiero ser madre de día». A continuación, risitas y murmullos.

«Un varón que tenga especial interés por los niños puede ser en principio sospechoso, porque en una sociedad que todavía tiene un carácter patriarcal esto está fuera de la norma, y lo que no se ajusta a la norma suele levantar sospechas. Si un hombre quiere cuidar y educar menores se cree que hay algo oculto porque se sale de lo común, y muchas veces se tiende a pensar que detrás hay un interés sexual o de otro tipo», añade el sociólogo.

Después de formarse durante dos años en talleres de pedagogía Montessori, realizar un postgrado oficial en enseñanza Waldorf y tras cuidar de su hija en casa hasta que cumplió tres años, Diego logró empezar a ganarse la vida como padre de día en Madrid. «Cuidé de Leo durante un curso y después de Darío durante dos años, así que estuve con dos bebés durante tres años en total. Yo me daba a conocer por el boca a boca, se lo contaba a familiares, amigos y conocidos y me hice incluso tarjetas de visita como padre de día». Ahora, trabaja como «acompañante» en el Jardín de Momo, una escuelita ubicada en el barrio madrileño de Lavapiés que aúna varias de las pedagogías consideradas «respetuosas» con el ritmo de aprendizaje del menor.

Eduardo también trabaja como padre de día en la capital, en su casa del barrio de La Latina. Junto a María, su mujer, fundó en 2014 la asociación La huella de Alba, donde cuidan de su hija y otros cuatro pequeños bajo la pedagogía Waldorf y Emmi Pikler (donde el adulto adopta una actitud no intervencionista que favorece el desarrollo del niño). Juntos son más bien una familia de día. «Nuestro proyecto de padres de día siempre ha sido conjunto y a los padres les parece un plus que haya presencia femenina y masculina, les da más seguridad».

Sobre la escasa presencia de varones en la profesión Eduardo recuerda que «en general faltan hombres en el ámbito de la educación infantil«, pero asegura que las familias que optan por esta educación en casa para sus hijos se desmarcan bastante del debate de los géneros.

«La gente que busca este tipo de proyectos alternativos para sus hijos mira poco si el cuidador es hombre o mujer, y se preocupa más por cuestiones de fondo», como la pedagogía, que los materiales de los juguetes sean naturales (madera, papel, lana…) en lo posible, las salidas diarias al parque, el contacto con la naturaleza, el juego libre, la comida en casa o el descanso.

«Un condicionamiento social»

Jose (padre de día que ilustra este reportaje) tiene ocho años de experiencia en educación infantil trabajando con niños y niñas de 1 a 6 años en distintos colegios y escuelas infantiles de Las Palmas de Gran Canaria. Cuando nació su hijo Guillermo se planteó ofrecerle «una educación más amable».

En julio de 2015 decidió poner en marcha su propio proyecto educativo como padre de día: Papá de día Las Palmas. Además de a su hijo cuida en su casa de otros cuatro bebés con edades entre los 19 y 20 meses. «Estoy muy contento. Funciono por el boca a boca y me va bien porque tengo muchos contactos por mi experiencia previa como maestro de infantil».

En su trabajo diario con los bebés, Jose aúna el método Montessori y la filosofía Reggio Emilia, «donde el niño es el verdadero protagonista de su educación». La actividad no está todavía regulada en Canarias, pero «estamos haciendo las primeras reuniones de madres y padres de día en la isla para empezar a mover hilos y crear la asociación». En estas reuniones es el único hombre. «En mi caso, jamás he tenido ningún problema con las familias por este motivo. Creo que el hecho de que todavía haya pocos padres de día en España es un condicionamiento social, pero yo nunca me he planteado que por ser hombre tendría dificultades para dedicarme a esto», afirma.

Inés Gámez, presidenta de la Asociación madres de día en Madrid, asegura que son pocos profesionales en general los que hay en nuestro país. «Casi no hay padres de día pero tampoco madres, esta es una profesión emergente y todavía nos estamos asentado, aún queda mucho camino por recorrer. Esperemos que según vayamos ganando espacios crezca el número de madres y también de padres dedicándose a esto en España».

Fuente de la noticia y de la foto inserta en la misma: http://www.20minutos.es/noticia/2669953/0/padres-de-dia/pocos-hombres/profesion-educacion-cuidado/

Foto del encabezado tomado de: https://papadedia.files.wordpress.com/2013/09/xavi-y-k-1.jpg?w=1074&h=794

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Marianicer Figueroa

Psicóloga e Investigadora del Centro Internacional Miranda y del Centro Nacional de Investigaciones Educativas (CNIE) de Venezuela. Dra. en Innovaciones Educativas. Activista por el Acceso Abierto y la Difusión Libre del Conocimiento.