03 Julio 2016/Fuente:Educaciontrespuntocero /Autora: Ana Ayala
Este experto en innovación opina sobre los alumnos con altas capacidades y el desarrollo del talento. También sobre cómo ‘matar’ la motivación puede conducir al fracaso, la importancia de la evaluación o cómo compaginar las diferentes velocidades de aprendizaje en el aula.
Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo en la Universidad Internacional de La Rioja-UNIR, Javier Tourón es uno de los principales expertos en innovación y desarrollo educativo. Ha publicado más de 150 trabajos de investigación y es autor/coautor de unos 30 libros, muchos de ellos dedicados al desarrollo del talento, así como a la evaluación de sistemas educativos.
Es habitual utilizar indistintamente los términos ‘alta capacidad’ o ‘superdotado’, pero no son sinónimos, ¿cuál es la diferencia?
El término ‘superdotado’ es una mala traducción del inglés Gifted, que significa dotado y ni siquiera existe super-gifted, pero todavía hay más inconvenientes en esta traducción. Se trata de una voz pasiva, lo que significa que unos ‘son’ y otros ‘no son’ siguiendo las posturas sobre inteligencia de principios del siglo pasado. Cuando hablamos de dotación nos referimos a capacidad en algún ámbito: intelectual, afectivo, social, artístico… y casi de modo inmediato nos preguntamos ¿cuánta?, pero no hay ningún modo científico para establecer un punto de corte que indique a partir de dónde se es o no. Más bien diría que todos estamos en proceso de ser, de desplegar —si se dan las oportunas condiciones— nuestras aptitudes. Por tanto,prefiero usar el término capacidad, porque ¿alguien ha visto alguna vez un cambio de estado o condición en alguna persona por tener un cociente intelectual de 125, 130 o 150, como si se tratase del punto de ebullición de una sustancia?
¿Qué es el talento?
Siguiendo al profesor Françoys Gagné, es la aplicación de la capacidad en determinado ámbito de forma que nuestras potencialidades se transforman en competencias, es decir, en conocimientos y destrezas. El talento está después de la educación, ya que nadie nace concertista de piano o ganador de un grand slam, nadie nace matemático o literato. Pero hay personas que en un ambiente adecuado, con unas medidas educativas oportunas, quizá puedan llegar a logros extraordinarios que a otros, menos capaces, nos están vedados.
Esto no debería llevarnos a ver la alta capacidad y su atención educativa como un proceso que segrega o beneficia a unos en detrimento de otros. El objetivo es que los sistemas educativos logren que los alumnos desarrollen óptimamente su potencial y, es obvio, no todos tenemos el mismo, ni todos estarán dispuestos a poner la energía necesaria en desarrollarlo.
Afirma que el talento que no se cultiva, se pierde. ¿Lo propician las escuelas españolas o lo marginan?
Es evidente que sin trabajo no hay éxito. El que quiera ser concertista sabe lo que cuesta, lo mismo bailarina o investigador. Vladimir Horowitz, uno de los pianistas más eminentes de todos los tiempos, decía: “Cuando no ensayo un día lo noto; cuando no ensayo dos días, lo nota mi mujer; cuando no ensayo tres días, lo nota el público”. Esto es bien expresivo de las distancias que hay entre las capacidades y el talento. Éste, y su desarrollo hasta el nivel que sea posible en cada caso, depende del trabajo duro, la práctica, el esfuerzo, la tenacidad… que ahora se llaman soft skills y que representan la dimensión psicosocial y maleable del talento.
Lamentablemente, una escuela centrada en el alumno medio, ‘obsesionada’ por la igualdad o que niega de manera práctica las diferencias entre las personas no favorece el desarrollo del talento de los escolares.
Fuente de la entrevista: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/javier-touron-tratar-todos-los-alumnos-del-modo-una-tragedia/37320.html
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