El Saber Pedagógico

Una Reconstrucción Social de la Praxis Educativa. I parte

Autora: Arlene Vergaras

arlenevergarasm@gmail.com

Barinas – Venezuela

En este contexto se define el ámbito teórico que fundamenta el abordaje de la investigación en el área temática de la reconstrucción del saber pedagógico, desde la praxis educativa actual. El despliegue del mismo permite articular al confrontar la teoría y la práctica; al contextualizar el saber pedagógico desde la experiencia socio educativa de las docentes, en este caso, en el escenario del Centro de Educación Inicial Bolivariano “Bolívar Niño”, del municipio Bolívar del estado Barinas.

En la historicidad de la profesión docente, se ha demostrado que ésta se genera en el registro de los modos en que se concretiza la labor de enseñar. Foucault  referido por Tezanos (2007), opina que el umbral de positividad determina y delimita el proceso de producción de saber, es decir la historia de la profesión se articula en el desarrollo y en la constitución del saber pedagógico, que a su vez, emerge y se articula en las prácticas discursivas de los docentes  que dan identidad al oficio de enseñar. Estas prácticas discursivas  generar sentido y significación a la profesión docente, recuperan los modos como los maestros han expresado y expresan sus representaciones del acto de enseñar, en diferentes escenarios y épocas de la historia de la profesión docente.

En el marco de estas consideraciones, es desde la profesión del docente donde se puede analizar el saber pedagógico como ese entramado que se articula y se operacionaliza en la práctica,  es decir, en el hacer docente desde la cotidianidad de la labor que se acciona por la intención pedagógica que se va definiendo, el saber hacer cada día más especializado, y en esa actividad desde la complejidad del proceso educativo el docente se relaciona con la disciplina pedagógica a través de su praxis, donde la brecha entre teoría y práctica se hace más evidente en el intento de ir venir dando lugar al principio de la recursividad adecuando la teoría a los diferentes escenarios educativos, en correspondencia con el propósito, según las características del contexto donde subyace el acto pedagógico.

Al respecto, Ugas (2003), define el acto pedagógico como la práctica diferenciada en el proceso social que contiene especificidades que lo diferencia y lo delimita, según el propósito, objetivos y fines de la educación que se desarrolla en correspondencia con las particularidades del contexto socio-histórico, en el cual tiene lugar. Es un elemento múltiple que en la cotidianidad se expresa como una síntesis integrativa de un modo de pensar y de actuar, una actividad concreta que involucra acciones intelectivas conducentes a la sistematicidad de un proceso particular concreto como es la escolaridad. Según el autor precitado, esta práctica diferenciada amerita de un esfuerzo del pensamiento para captar sus determinaciones, componentes y relaciones interdependientes tales como el nudo teoría – práctica y práctica – teoría, así como el acto de enseñar y el acto de aprender que se concreta en una unidad educativa compleja.

Esta relación implica, que más allá de los conocimientos teóricos, que el profesional de la docencia ha adquirido, está la habilidad de reflexionar sobre la capacidad de accionar su praxis a partir de la realidad educativa donde la acción pedagógica se sintetiza; por ello, la adecuación de los contenidos comienza a tener forma, lo que es una consecuencia de las interpretaciones de la teoría y la implementación de estrategias pedagógicas válidas, en premisas educativas a que tiene lugar y se imponen en la praxis de cada docente.

Las teorías pedagógicas son referentes que orientan y dan direccionalidad a la práctica pedagógica, no pretenden ser una receta que norme, prescriba o regule el acto de enseñar. Por el contrario la importancia y el reconocimiento del saber pedagógico cada protagonista educativo, asume su praxis como el arte de educar que se va reconstruyendo y genera nuevas teorías pedagógicas contextualizada, propias de cada esencia y realidad donde se desarrolla el acto pedagógico.

En efecto, el saber pedagógico se conjuga en un saber práctico reflexivo; donde el análisis, la comprensión y la interpretación del hecho educativo permiten al docente reconstruir el saber pedagógico a través de la apropiación de un saber más definido, el cual se va reelaborando a partir de los saberes previos contextualizados, desde una mirada reflexiva y en retrospección al saber pedagógico, a partir del proceso de enseñanza, del cómo se desarrolla el arte de educar.

Al hacer referencia sobre el repensar la praxis, en la reconstrucción del saber, permite delimitar las acciones pedagógicas, por lo que es pertinente incluir en sus concepciones lo presente, en el momento histórico socio cultural de la postmodernidad, como la inclusión de las TIC como una herramienta básica en la construcción de saberes. El Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE, 2007),  inserta el eje integrador las TIC en los espacios y procesos educativos, se pretende contribuir al desarrollo de potencialidades para su uso con la intención de formar al aprendiz como ser social, solidario y productivo de la ciencia y la tecnología en función del bienestar de su comunidad.

Considerando la referencia anterior,  el sistema educativo va emergiendo en un proceso constante en la redefinición de las concepciones pedagógicas y en el proceso de reconstrucción del saber pedagógico, el docente se va apropiando de un nuevo saber en el intento de adecuar su praxis en la incorporación de nuevas herramientas didácticas como son las TIC, lo que le irá permitiendo al docente asumir nuevos retos y vislumbrar otras formas de acción para administrar el acto de enseñar y aprender en correspondencia con la demanda de los avances de la ciencia y la tecnología al servicio de la educación.

Este pensar conduce, según Ugas (Ob. cit.), a que una sociedad denominada virtual, clónica y fractal de redes, en la que se navega con los conceptos como ciudad de trabajo, vida y escuela; estará completamente re-significada con otros tipos de pensamientos, modos de ser, sensibilidad y otros requerimientos intelectuales para su comprensión.  Al preguntarnos en lo particular ¿hay que re-pensar la enseñanza?, si uno se imagina cómo será la forma de  actuar, en el medio donde nos encontramos,  los ciudadanos que acceden, usan y manejan equipos de comunicación como soportes de circulación y consumo de saberes. Es por ello, que la sociedad educadora hay que mirarla desde estos ámbitos y más aún desde los espacios educativos donde se construyen dichos saberes.

Dada la complejidad del acto pedagógico, el saber, por su naturaleza, no debe estandarizarse, puesto que es único y por su esencia toma particularidades en esencia con la realidad educativa, así se va delineando el saber docente y por consiguiente se impone o materializa en la praxis cotidiana. Es así, que la relevancia de este proceso conlleva a cuestionar, con sentido reflexivo y crítico, el acto pedagógico a fin de maximizar el proceso de enseñanza con particularidades que distan mucho de las teorías institucionalizadas, Hoy más que nunca necesitamos cambiar, porque el proceso nos lleva a internalizar que la educación es dinámica y basta reconocerla y asumirla como el acto de educar en contextos complejos.

El autor antes referido señala que la práctica diferenciada es la que se despliega desde la diversidad de escenarios educativos, estén estos enmarcados en la: familia, escuela, barrio, comunidad, ciudad, región y país. Es propicio destacar que esa diferenciación de la praxis educativa se entiende como el intento de manejar situaciones de enseñanza y aprendizaje desde la heterogeneidad, al concebir el acto de educar como un proceso particular y único lo cual se corresponde con el momento histórico y social en el cual subyace un contenido educativo particular. En diferentes épocas de la historia, la educación, en su praxis ha ido tomando un carácter conceptual en correspondencia con la fundamentación filosófica, política  y pedagógica; el cual se corresponde con la evolución del sistema educativo.

Por lo anterior, se infiere que el saber pedagógico debe ser concebido como una reconstrucción del proceso social. Es necesario hacer una crítica radical sobre la importancia que tiene la educación en la reconstrucción del acto pedagógico, para que ésta deje de ser un metarrelato. Según Bonta (2008),  el saber lleva implícito una síntesis de estudio y experiencia que siempre se manifiesta en la acción. El saber no es potencialidad o disponibilidad, se actualiza y se reconstruye en situaciones concretas. En la práctica, se valida el saber hacer que conlleva a saber el cómo y el por qué del acto pedagógico. El docente va reconstruyendo a través de su experiencia su saber pedagógico articulando la teoría, al  ir reflexionando sobre el hacer diario-docente, es decir internaliza lo realizado y se plantea retos y desafíos que le permitan acceder a otras formas de acción que aborden el acto pedagógico con una nueva visión, ensayando un nuevo saber, reconstruido en el intento de dar lo mejor de sí, cuando asume con compromiso la práctica docente desde la diversidad educativa.

Fuente: Segmento teórico del libro El Saber Pedagógico. Una reconstrucción social de la praxis educativa. Autora Arlene Vergaras.  Caracas – Venezuela 2015

Referencias

Bonta, M. (2008). La Construcción del Saber Pedagógico. Sus Principales Dimensiones. La Formación Docente en Debate. Academia Nacional de Educación. Disponible en www.educ.ar.

Ministerio del Poder Popular para la Educación (2007). Diseño Curricular del Sistema Educativo Bolivariano. Venezuela. Fundación Imprenta del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

Tezanos, A. (2007). Formación de Profesores: Una Reflexión y una Propuesta. Revista: Pensamiento Educativo. Volumen 41 Nº 2. Argentina.

Ugas, F. (2003). Del Acto Pedagógico al Acontecimiento Educativo. Ediciones Taller Permanente de Estudios Epistémicos. Venezuela

 

 

 

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