Asia/India/30 de septiembre de 2016/www.survival.es
Un brutal desalojo en el Parque Nacional de Kaziranga (India), tristemente conocido por su política de disparar en el acto, se saldó la semana pasada con la muerte de dos personas y una veintena de heridos. La expulsión de los habitantes de tres aldeas en nombre de la conservación contó con un despliegue de mil agentes de seguridad, quienes junto a elefantes y excavadoras destruyeron centenares de casas, una escuela construida por el gobierno y una mezquita.
Las familias expulsadas forman parte de una comunidad musulmana no indígena que llevaba instalada en el borde del Parque Nacional de Kaziranga desde hacía décadas. Está previsto incorporar esta zona como una ampliación del parque. En octubre de 2015 el Tribunal Superior de Guwahati ordenó el desalojo amparándose en las necesidades de los animales salvajes y sentenció: «No debería haber ninguna habitación humana.”
No se ha concedido ninguna compensación antes de la expulsión, ni se ha proporcionado alojamiento alternativo a las familias desalojadas. El gobierno estatal ha prometido compensarles en el plazo de 40 días, pero muchos se muestran escépticos y no creen que esto vaya a materializarse. Además se preguntan por qué se les ofrece después de la expulsión y no antes.
Rafiq Ali, un líder comunitario de la aldea de Banderdubi, declaró: “Hemos residido en esta zona desde hace décadas y de repente el gobierno nos dice que nos vayamos (…) Las fuerzas de seguridad nos dispararon.”
Los indígenas que viven en la zona se enfrentan a arrestos y palizas, tortura e incluso muerte. Una serie de aldeas indígenas y tribales también han recibido órdenes de expulsión dictada por el mismo tribunal. Más de 600 familias tribales de estas aldeas temen que se utilicen los mismos métodos brutales contra ellas. Aún no se ha fijado fecha para estas expulsiones, pero un contacto local dijo a Survival: “Todo el mundo tiene mucho miedo.”
Muchas de las personas que viven en estas aldeas ya habían sido expulsadas del parque con anterioridad, algunas en repetidas ocasiones, a medida que se expandían los límites del mismo. De nuevo se encuentran con que su hogar ha sido declarado parte de una zona protegida y les dicen que no tienen más opción que irse. Esto viola la legislación india y el derecho internacional, que estipulan claramente que los pueblos indígenas solo pueden ser desplazados de sus tierras con su consentimiento libre e informado.
Las grandes organizaciones conservacionistas son culpables de apoyar esto. Nunca se pronuncian en contra de las expulsiones. El Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wildlife Fund, WWF) incluso ofrece visitas comerciales del parque.
Una de las aldeas amenazadas de expulsión es donde vive Akash Orang, un niño de siete años que en julio fue herido en las piernas por los disparos de un guardia forestal. Permanece hospitalizado en estado grave, pese a la promesa del departamento forestal de que se haría cargo de su curación.
Survival International desarrolla una campaña contra las expulsiones forzosas de reservas de tigres en la India y contra la militarización de la conservación, incluida la política de disparar en el acto que se aplica en Kaziranga. Los pueblos indígenas y tribales son los mejores conservacionistas y guardianes de la naturaleza. Deberían estar al frente del movimiento medioambiental, contribuyendo a la protección frente a la caza furtiva. En vez de ello, los expulsan y marginan, lo que destruye sus vidas y perjudica la conservación de la naturaleza.
Tomado de: http://www.survival.es/noticias/11426