Por. Maribí Pereira
Según la literatura, hombres y mujeres parecen proceder de distintos planetas. Son biológicamente similares, usan las mismas palabras, comparten el mismo espacio geográfico; pero sus códigos de comportamiento, su idioma (lo que quieren expresar con sus palabras) y sus valores existenciales son distintos (Gray, J.”Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, 2004).
Por ejemplo, las mujeres critican a los hombres por ser insensibles y descuidados, por no escuchar ni ser afectuosos, mientras que, los hombres critican a las mujeres por su forma de conducir, por mirar los mapas al revés, por su falta de sentido de la orientación… ¿Significa esto que ser de un sexo es mejor que ser del otro?. !En absoluto!, significa que hombres y mujeres somos simplemente diferentes (Pease, A., y Pease, B.”Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas”, 2008)
Todo cerebro empieza como cerebro femenino. Sólo se vuelve masculino ocho semanas después de la concepción (Brizendine, Louan. “El cerebro femenino”, 2010).
El sentido común nos indica que niños y niñas se comportan de modo diferente. Lo vemos cada día en casa, en los juegos y en las clases. Pero lo que la cultura no nos ha dicho es que, en realidad, es el cerebro el que dicta la diferencia de dichas conductas. Los impulsos de los niños son tan innatos que rebotan si nosotros, los adultos, intentamos volverles hacia otra dirección. Por tanto, no hay cerebro unisex. Las chicas nacen dotadas de circuitos femeninos y los chicos nacen dotados de circuitos masculinos. Cuando nacen, sus cerebros son diferentes y son éstos los que dirigen sus impulsos, sus valores y su misma realidad.
Entre los múltiples debates existentes, se ha descubierto a través de imágenes cerebrales, que la primera diferencia científica es que el cerebro del hombre tiene 4% más de neuronas y pesa en promedio 100 gramos más, presentando una mayor conectividad neuronal dentro de los hemisferios, y estableciendo así, un vínculo más fuerte entre la parte delantera (centro de las acciones) y trasera del cerebro (centro de la percepción).
Sin embargo, el cerebro de la mujer tiene un número superior de conexiones dendríticas (terminales de las neuronas) que permiten un mayor grado de conectividad neuronal entre los hemisferios izquierdo (centro de la intuición) y derecho (centro del análisis y procesamiento de información).
Estas diferencias pueden explicar por qué los hombres se destacan en tareas que requieren más procesos locales, como las matemáticas, mientras que las mujeres tienden a sobresalir en integrar y asimilar información.
¡Sí, no es un mito!…las zonas del cerebro destinadas a la actividad sexual son mayores en el cerebro masculino y se ven altamente influenciadas por la mayor cantidad de testosterona, mientras que las destinadas al lenguaje y a la empatía, son superiores en las mujeres
De igual manera, el sistema límbico, encargado de las emociones, también presenta diferencias entre uno y otro sexo, al igual que el lóbulo parietal, relacionado con las destrezas en tareas de tipo espacial, visual y de construcción.
Por otro lado, parece que en situación de estrés, la disminución de la serotonina se asocia en los hombres a un incremento de la agresividad y en las mujeres a un aumento de la depresión, lo que explica la tendencia en mayor o menor medida de trastornos psicológicos clínicos en función del sexo.
Comprender la biología del cerebro femenino y masculino nos puede ayudar a relacionarnos mejor. Una parte importante del conflicto que existe entre las parejas, se debe a las expectativas, poco realistas, derivadas de la incapacidad de comprender las diferencias entre ambos géneros. Y es que, aunque hay rasgos adquiridos con la crianza y las experiencias de vida no cabe duda de que la biología nos predispone hacia ciertas conductas, pensamientos y emociones.
Fuente: https://isepclinic.es/blog/el-cerebro-tiene-sexo/?lang=es
Imagen: images.clarin.com/entremujeres/vida-sana/salud/El_cerebro_no_tiene_sexo_CLAIMA20151201_0247_28.jpg