Por: Emilio Téllez
Por un lado, represión y asesinatos, y por el otro, diálogo. Son las formas en las que el gobierno mexicano ha intentado resolver los conflictos sociales desde que inició su período. Represión brutal contra la disidencia y diálogo hipócrita.
¿Qué tipo de estrategia es esta? ¿Qué tipo de legitimidad intenta generar el gobierno? Si bien la anterior administración panista aplicó la violencia al movimiento social con el trasfondo, efectivo ideológicamente, de la guerra contra el narco, ahora que la lucha de clases se muestra más descarnada pado que la confianza de lucha volvía a los profesores. Pero el notable salto en la movilización y organización que se dio en la capital del país, donde se encuentra la mayor concentración de profesores, fue la que ha generado una nueva situación y una relación de fuerzas mucho más favorable. Es destacable que los profesores de la capital habían tenido en esta lucha un retraso inmenso en relación no sólo con la movilización del sur y suroeste, sino con regiones más conservadoras al norte del país. Pero en los días recientes, con centenas de escuelas en paro y bloqueos en cerca de 50 puntos de la ciudad, el magisterio mostró su fuerza en la ciudad ante la cuale el gobierno reaccionó de inmediato pactando con la cúpula del sindicato charro (burocrático) el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y retomando algunas de las demandas de los profesores democráticos.
Hoy los profesores organizados sobre todo en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han generado las condiciones para avanzar de manera más firme contra una de las reformas neoliberales más duras de este régimen. Sin embargo, esto no quiere decir que la victoria está asegurada, de hecho podemos decir que la lucha se desarrollará en un tiempo prolongado y será la paciencia, la capacidad de resistencia y de una coherente autoorganización de los nuevos sectores de profesores que se arrojan a la lucha, lo que decidirá el resultado. Los profesores lo saben bien, la implementación de la reforma pasa por la destrucción de su capacidad de organización en los centros de trabajo y por tanto, de sus derechos laborales. Si los profesores resisten colectivamente no habrá nada que pueda permitir que la reforma entre a las escuelas. La lucha contra esta reforma no ha empezado ahora, desde 2014 tras el desalojo violento del plantón que tenían los profesores en el Zócalo de la Ciudad de México, la tensión ha ido creciendo hasta llegar a los acontecimientos de Nochixtlan.
Por ello en este lapso de resistencia, el significado del triunfo de esta lucha, por más gremial que parezca a algunos, sería enorme para las millones de conciencias que ven a un régimen putrefacto, asesino y cínico como invencible, un régimen que aparentemente ni las elecciones, ni los Ayotzinapa, ni los 132 han podido hacer ceder. Mostraría la posibilidad de avanzar, la confianza en la fuerza de la organización desde abajo y en la lucha decidida contra la violencia de la clase dominante.
Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214517