13 Noviembre 2016/Fuente: Aragondigital/Autor: Jorge Zorraquín Catalán
Aprender a lo largo de la vida. Para cumplir esta máxima, la Universidad de la Experiencia de la Universidad de Zaragoza pretende que sus alumnos sumen conocimientos disfrutando. Con sedes repartidas por todo Aragón, quieren conservar la calidad de sus programas y satisfacer las expectativas de los inscritos. Ernesto Arce es su director.
Un espacio adecuado para compartir conocimientos y experiencias. Así define a la Universidad de la Experiencia de la Universidad de Zaragoza (UEZ), su actual director, Ernesto Arce. Como profesor de la UZ desde 1978, especializado en Historia del Arte, Arce tomó el testigo del profesor Agustín Ubieto, que estuvo al frente de la entidad desde su fundación en 2001.
En su tercer curso al frente de este programa de formación, Arce defiende que cumplen, además de una función formativa, una función social al llegar a buena parte del territorio. De hecho, esta Universidad cuenta con sedes en Zaragoza, Teruel y Huesca, pero también con centros en Alagón, Alcañiz, Barbastro, Binéfar, Calatayud, Ejea, Fraga, Jaca, Monzón, Sabiñánigo y Utebo.
Para el responsable de la UEZ, el objetivo de su gestión es que la institución quede dispuesta a acometer nuevas reformas y pueda «mirar al futuro con garantías».
Pregunta.- ¿Qué objetivo tiene la Universidad de la experiencia?
Respuesta.- La Universidad de la Experiencia de Zaragoza es un programa formativo de la Universidad de Zaragoza que tiene que ver con algo que le preocupa a las universidades, también a nivel europeo: la formación permanente, la que se da a lo largo de toda la vida.
Las universidades tienen una función primordial que es la de crear conocimiento, pero tienen otra no menos importante: divulgar, difundir, hacer llegar ese conocimiento al conjunto de la sociedad. A los jóvenes que se preparan una trayectoria profesional, a los no tan jóvenes para mejorarla y a los mayores de 55, que no necesitan en su quehacer, sino simplemente para seguir aprendiendo, aprender disfrutando o disfrutar aprendiendo.
P.- ¿Cómo ha evolucionado desde su fundación?
R.- Ha evolucionado al ritmo de los acontecimientos en el sentido de que en el 2001 cuando se creó la Universidad de la Experiencia, entraban los integrantes de la generación de mis padres, una generación de la que solo un porcentaje pequeño pudo acceder a la universidad. Ahora está entrando una generación que ya pudo acceder en un porcentaje mayor. Ese cambio se ha notado y el reto de la Universidad y sus profesores es conectar con los que tienen estudios primarios, cada vez menos por razones de evolución social, y aquellos que sí pudieron acceder.
P.- ¿Cuál es la oferta educativa actual?
R.- La Universidad se organiza en distintos programas que se imparten en la UZ en sus campus de Zaragoza, Huesca y Teruel desde donde se imparte un programa llamado «Básico», de dos ciclos de tres años cada uno con seis asignaturas por año de distintas materias. Son cursos de carácter misceláneo y permiten a los alumnos estar seis años e incluso alguno más.
Otro de los programas es uno de «Actualización», minoritario, en el que pueden elegir entre dos y cuatro asignaturas de los grados de la UZ e integrarse en las aulas con el resto de alumnos, dando lugar a una experiencia de relación muy interesante. Además en Zaragoza se desarrolla un Máster, llamado así popularmente, de especialización, en este caso, en Historia del Arte español.
A todo ello se añade la oferta de las otras once sedes de la Universidad que están repartidas por toda la geografía aragonesa, en las que se imparte, gracias a la colaboración y patrocinio de los diferentes ayuntamientos, el programa «Básico».
Además, no existen exámenes salvo para el de actualización. Queremos que disfruten aprendiendo sin la presión añadida de estas pruebas.
P.- ¿Cuántos inscritos hay durante este curso?
R.- Este año vamos a rondar los 1.900 estudiantes, la mitad en Zaragoza y la otra en las otras trece sedes repartidas por Aragón. Con este programa y otros de cursos de verano y estudios propios, la Universidad de la Experiencia contribuye a hacer de la Universidad de Zaragoza una universidad de todo Aragón.
La cifra de inscritos es espectacular. El año pasado con los mismos estudios hubo unos 1.500, así que el salto es más que importante. Además representa un reto y una responsabilidad para nosotros, para la organización, porque hay que satisfacer esas elevadas expectativas.
Para entrar solo hay dos requisitos: ser mayor de 55 o cumplirlos en el año en curso y querer seguir aprendiendo.
P.- ¿Puede haber incorporaciones en cuanto a sedes?
R.- Empezó en 2001 con Zaragoza y Teruel y desde entonces han llegado el resto, hasta, Binéfar el año pasado y hace dos Alcañiz. En ambos casos los ayuntamientos mostraron su interés por ofrecer este programa formativo a sus ciudadanos.
En realidad, la Universidad de la Experiencia es fruto de la colaboración de personas e instituciones. La UZ, que pone profesores y programas; el patrocinio de ayuntamientos y comarcas, que financian los programas en las sedes, y de los profesores y también profesionales que intervienen, por su compromiso de recorrer cientos y miles de kilómetros para impartir sus 20 horas de clase.
P.- ¿Cómo les han afectado a ustedes, presupuestariamente hablando, estos años?
R.- Afortunadamente hemos tenido que lidiar poco porque la Universidad de la Experiencia se autofinancia, cubre sus gastos con las matriculas y el patrocinio de cada sede, particularmente desde los ayuntamientos. Por lo tanto no hemos sufrido los efectos porque hemos seguido autofinanciándonos. Además en nuestros presupuestos no computan los alquileres que no pagamos a la Universidad de Zaragoza por las aulas e instalaciones que utilizamos.
P.- ¿Qué queda por mejorar y qué les piden que mejore?
R.- Nos pidieron unas enseñanzas más especializadas y de ahí que pusiéramos en marcha ese Máster, que vamos a diversificar con nuevas orientaciones y contenidos. Continuaremos con la incorporación de alguna otra localidad, si están interesadas las instituciones en ello.
Pero sobre todo, más que centrarnos en cuestiones cuantitativas hay que hacer hincapié en no abandonar la cuestión de la calidad de los profesores, las materias, las enseñanzas. Al fin y al cabo, lo que aquí funciona es el boca a boca, y si un alumno está satisfecho con lo que le ofrecemos, continúa con nosotros. Esa es la calve: satisfacer las expectativas de nuestros alumnos.
Fuente de la entrevista: http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=150125&secid=16
Fuente de la imagen: http://www.aragondigital.es/not/2016/11/7/img/img1501254s.jpg