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El director del Máster en Prevención de Riesgos Psicosociales en Adolescentes y Jóvenes de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, Juan Agustín Morón, ha asegurado que las adicciones deben combatirse de forma «creativa e inteligente», indicando al respecto que «no existe una sociedad sin riesgo, el riesgo cero no existe, pero los riesgos psicosociales afectan más a los adolescentes y jóvenes, que se muestran más vulnerables en este periodo de la vida».
Sostiene, además, que los padres y educadores, en muchos casos, no están preparados para afrontar estos problemas. De esta manera, apunta que los principales riesgos tienen que ver con el consumo de sustancias, nuevas adicciones, la violencia en el ámbito escolar o los trastornos alimenticios. Es por ello que desde el Máster en Prevención de Riesgos Psicosociales se pretende dotar de herramientas para intervenir en estas conductas, tanto para prevenirlas como para actuar cuando ya se han instaurado en las personas. Las adicciones a sustancias son uno de los problemas más importantes en la sociedad, tanto por los años que llevan establecidas en nuestra cultura como por su uso lúdico, iniciándose su consumo cada vez a edades más tempranas. Sin embargo, «lejos de lo que se pensaba hace unos años, las drogas vinieron para quedarse y su victoria sólo puede venir desde la educación, combatiéndolas de forma creativa e inteligente para modificar actitudes, hábitos y comportamientos», según el profesor de la UPO.
Por otro lado, las nuevas tecnologías han tenido un importante auge en los últimos años, que han ido en paralelo al surgimiento de la adicción a la telefonía móvil, videojuegos, ordenador, Internet o chats. Son muchos los jóvenes que no pueden vivir alejados del móvil, los chats o Internet, permaneciendo más de ocho horas enganchados a éstos: «junto a ello, aparecen conductas ludópatas en los juegos por la red, que están teniendo un efecto demoledor en muchas familias, al afectar a los estudios, al patrimonio familiar y a la confianza de los padres en sus hijos», asegura Morón. Los trastornos asociados a la alimentación también suponen un riesgo «importante» para adolescentes y jóvenes, jugando los medios de comunicación un importante papel en este sentido, al promocionar prototipos sociales.
En ese periodo de la vida, según apunta el profesor, se persiguen «imágenes de éxito y belleza que no siempre están al alcance de todos», por lo que se produce cierta desazón que les puede llevar a buscar esos modelos sociales, pudiendo derivar en trastornos alimentarios, unidos a prácticas alimentarias pocos saludables. Otro de los riesgos psicosociales que más problemas está generando en la sociedad es la violencia escolar y, para valorar la dimensión real del problema, el director del máster hace referencia a los estudios publicados por la organización ‘Save The Children’, que según los últimos estudios publicados advierte de que un 9,3 por ciento de los estudiantes encuestados asegura que ha sufrido acoso en los dos últimos meses, mientras que un 6,9 por ciento se considera víctima de ciberacoso. Las estadísticas referentes a Andalucía, según el estudio, apuntan a que el promedio de niños que han sufrido acoso o ciberacoso, así como aquellos otros que declaran haber acosado y ciberacosado a otros es superior a la media nacional, una superioridad que comparte junto con Murcia, Melilla y las Baleares.
La media de los alumnos en España que han sido víctimas de acoso se eleva al 9,9 por 100, de los cuales el 1,2 por 100 sufre esta modalidad de violencia de modo frecuente y un 8,1 por 100 de modo ocasional. En la comunidad autónoma de Andalucía dichos porcentajes se elevan sensiblemente en el caso del acoso ocasional al alcanzar el 11 por 100. Por el contrario, se mantiene en la media nacional los casos de acoso frecuente en Andalucía. Por lo que respecta a la manifestación más frecuente del acoso, el informe de ‘Save The Children’ apunta al insulto. Seis de cada diez estudiantes reconoce que alguien les ha insultado y más de dos de cada diez lo sufre frecuentemente. Además de sufrir insultos directos o indirectos, un acosado puede ser víctima de rumores, robo de sus pertenencias, amenazas, golpes o exclusión. El insulto es también protagonista cuando el acoso se produce a través de las redes sociales: en los últimos dos meses, uno de cada tres niños ha sido insultado por Internet o móvil.
Entre las manifestaciones de acoso relacionadas con nuevas tecnologías y a modo de ejemplo, un 6,3 por 100 reconoce que alguien ha pirateado su cuenta en redes sociales y se ha hecho pasar por él o ella. Cuando se detecten conductas problemáticas en los jóvenes, el director del Máster en Prevención de Riesgos Psicosociales recomienda no alarmarse para poderlas abordar con responsabilidad. «La comunicación es lo primero. Para ello es preciso dialogar y hablar con los hijos. Asimismo, los profesores deberán abordarlas de forma transversal, si es posible en el currículo escolar, y de forma directa cuando los signos son más alarmantes y están instaurados en los individuos», indica. El diálogo es la primera arma a utilizar, pero también el uso de estrategias que puedan llevar a un cambio en las actitudes y que ayuden a crear individuos críticos y autorresponsables. Imbuirlos de los riesgos y sus consecuencias, al mismo tiempo que debatir con ellos sobre sus preocupaciones y sus anhelos para ayudarles en ese difícil momento en el que se enfrentan a una oferta amplia y llena de riesgos.
Para concluir, el profesor asegura que «es necesario educar de una forma continua, responsable, madura y consciente a lo largo de todo el periodo donde se dan estas conductas, entendiendo que la educación es la mejor herramienta para ello. Pero debe ser una educación positiva y crítica, donde se apoye en aquellos valores que permitan a los individuos ser libres y mejores».