El futuro de la educación: 3 premisas para la discusión tecnológica

Por: Liliana Arroyo

El aprendizaje real no está en el ‘cuánto’ sino en el ‘cómo’. No es el tiempo de exposición, sino la capacidad de relacionarse en el ámbito digital. No es la cantidad de pantallas que tienen alrededor, sino el acompañamiento que reciben.

Una semana antes que Barcelona esté hirviendo con el MWC la ciudad calienta motores organizando una serie de actividades de reflexión sobre futuro y transfomación digital. Uno de los debates estaba dedicado precisamente a la irrupción tecnológica en las aulas. El debate fue rico en ideas y experiencias, pero me gustaría rescatar algunos puntos de vista que surgieron y que me parecen fundamentales para enmarcar bien la cuestión.

Las nuevas tecnologías no educan solas

En 2001 Mark Prensky usó el concepto de nativos e inmigrantes digital es para distinguir a los nacidos entre pantallas y botones de los que nacieron en mundo analógico y las incorporan en diversos estadios de la vida. El concepto fue poderoso para explicar fácilmente que los nativos tienen activado el instinto explorador táctil casi más pronto que el caminar. Precisamente porque ven y aprenden que tocando ocurren cosas, a menudo divertidas, pero no tienen perspectiva para entender por qué llegan a ese capítulo de sus dibujos favoritos. Los mayores, los migrantes de un mundo analógico al mundo digital, precisamente tienen más perspectiva y por ello son prudentes y toquetean menos. Pero la destreza instrumental, la capacidad de manejo, no tiene que ver con la capacidad de entender qué hay realmente tras esa aplicación. De la misma forma que la TV no podía sustituir a un adulto, las pantallas per se no educan. Lo dice la experiencia pero también los números: Francesc Pedró (responsable de políticas educativas en la UNESCO) afirmó que una mayor inversión en tecnología no necesariamente tiene impacto en el rendimiento académico.

Por qué el aprendizaje real no está en el cuánto sino el cómo. No es el tiempo de exposición, sino la capacidad de relacionarse en lo digital. No es la cantidad de pantallas que tengan alrededor, sino el acompañamiento que reciban para entenderlas, conocerlas y usarlas a conveniencia. Una década después el mismo Prensky amplió su teoría con la noción de ‘sabiduría digital’. Porque se trata de comprender que el entorno digital es un nuevo tablero de juego, con nuevas reglas, nuevos rivales y nuevos horizontes. Tenemos que aprender y enseñar a jugar en este otro escenario. Y poco a poco debemos ir entendiendo que no seremos o analógicos o digitales, sino que ambos mundos estarán cada vez más interrelacionados.

A menudo tomamos las nuevas tecnologías como un fin, cuando son el medio

Las nuevas tecnologías nos apasionan tanto que parece que el entretenimiento con ellas sea la finalidad última. Pero eso sería como decir que en la versión analógica lo suyo es juguetear con el lápiz, si en realidad lo que queremos es escribir. Las TIC ofrecen nuevas herramientas y por tanto nuevas posibilidades (PLE, campus virtuales, pizarras digitales, aplicaciones móviles o impresoras 3D). Aquí las aportaciones de los que están en el día a día de las aulas fueron muy valiosas. Ana Albalat (profesora de proyectos TIC en secundaria) afirmó que no solamente consiste en sustituir la pizarra por un proyector, sino que el cambio está también en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Miquel Carreras, habló de la experiencia de la FABLAB@School de Rubí. Comenzaron hace 3 años y lo más llamativo de su modeloes que lo trabajan todo por proyectos y que cuentan con un taller ceativo contecnologías avanzadas como las impresoras 3D. Puso un fabuloso ejemplo y es que en lugar de proponer “vamos a aprender cómo usar una impresora 3D”, se plantea un reto del tipo “tenéis que crear un banco inspirado en Gaudí para exponerlo en la próxima feria de mobiliario urbano”. De esta forma, son los miembros del equipo los responsables de conseguir la misión. Ellos mismos decidirán el cómo y el qué, sabiendo las diferentes herramientas y tecnologías que tienen a su alcance. Cierto es que la mayoría de centros pueden asumir una impresora 3D, pero sí pueden incorporar nuevas metodologías e incorporar la infinidad de aplicaciones disponibles. En un esfuerzo colaborativo de los docentes, liderado por mSchools, han creado Toolbox, una especie de catálogo donde descubrir apps y experiencias de innovación educativa, organizadas por áreas, seleccionadas y validadas por docentes.

Las nuevas TIC deben servir para generar oportunidades

Las innovaciones digitales pueden aumentar o mitigar las desigualdades educativas, todo dependerá de cómo se implementen. Veamos. La exclusión digital tiene una doble vertiente:una es el acceso a las tecnologías en sí, pero otra muy importante es la de los usos una vez se ha accedido. Esto quiere decir que incluso cuando el acceso está garantizado, no todos y todas tienen los mismos recursos para crecer, informarse, desarrollarse y utilizar de forma crítica el medio digital. Lo genial del caso es que en el debate hubo un par de experiencias reales que muestran cómo se pueden tomar acciones para evitarlo. Aunque quizá sean experimentos muy locales, embrionarios y particulares, son innovaciones que arrojan luz y bien podemos aprender de sus errores y aciertos.

El IES Torre del Palau (Terrassa), +un instituto público compuesto por alumnado de familias de clase media-baja, obtuvo puntuaciones por encima de la media en las pruebas PISA 2015. Era la primera edición realizada íntegramente con ordenadores. Evaristo González, el director, explicaba que el secreto para esos fantásticos resultados es que el uso de ordenadores en clase, así como la formación tecnológica de los docentes, es una apuesta estratégica del centro desde hace años.

Sumada a la brecha de clase, no podemos obviar la de género. En el mundo profesional es evidente que existe un sesgo: las carreras técnicas, con fuertes componentes tecnológicos y especialmente los puestos de trabajo, configuran un panorama altamente masculinizado (sólo un 30% son mujeres). Las barreras tienen mucho que ver con el imaginario social y los patrones de juego simbólico, algo que va mucho antes de la elección de una carrera. Diversos ponentes insistieron que son pocas las niñas y chicas que se interesan espontáneamente por profesiones tecnológicas. A menudo puede ser por falta de referentes en la familia o el entorno social y quizá también por un problema de narrativa. La tecnología va mucho más allá de programar y Albert Forn (director del programa de mSchools) afirmaba que permite desarrollar facetas humanas importantes. De acuerdo con Miquel Carreras, la atención de las chicas se genera cuando se explica qué pueden hacer con ello. No les importa si es una impresora 3D o Arduino, sino qué contribución pueden hacer a partir de eso.

Hubo otros muchas cuestiones relevantes durante la discusión pero estos tres elementos son importantes como puntos de partida para cualquier discusión acerca de cómo reinventamos los sistemas educativos en medio de la revolución digital. Josep A. Planell, Rector de la Universitat Oberta de Catalunya, tiene claro que el aula acabará siendo el móvil y que la formación a lo largo de la vida será la nueva normalidad. Lo que tenemos que preservar, dijo, es que comprendan lo que leen y que sepan expresar lo que piensan. Las predicciones son inciertas pero una cosa está clara: las TIC han llegado para quedarse y está en nuestro derecho y responsabilidad convertirlas en la palanca aliada para el cambio inminente.

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Liliana Arroyo

Editora del diario La Educación