Por: Nourhán Elshamy
Desde acoso en las calles a políticas machistas que denigran a la mujer. Egipto no es el paraíso que ven los turistas.
Aunque soy egipcia no tengo amigos, ni conocidos de mi país, pero sí tengo conocidos del norte al sur, de este al oeste de toda la tierra, menos en mi país, aunque hubo un día que tuve y muchos, pero todo ha cambiado por empezar a pensar. La mayoría no ha salido de la educación tradicional en la que nos inculcaban que pensar es pecar, por lo que ellos tienen su razón para alejarse de mí: las personas como yo solo traen problemas. Me pregunto ¿por qué tener una cabeza que piensa es demasiado raro y peligroso? Y sobretodo se trata de quién piensa: una mujer, yo, uan mujer que según la educación egipcia debería tener tapada la cabeza.
Pero cuando hablo con cualquiera de mis conocidos de cualquier país del mundo encuentro esa mentalidad abierta, no de aceptar siempre mis ideas, pero sí de respetarlas, y no digo que son mejores que los de mi país, no es cuestión de ser mejor o peor, sino que la diferencia está en el temor. Los de aquí temen mucho, y con el temor les enseñaron a estar callados, ciegos, sordos. Tampoco digo que yo soy la héroe, la que no teme de nada, quizás yo temo mucho más.
Respecto a mis amistades extranjeras, ellos me hacen siempre la misma pregunta en nuestras conversaciones: «¿saliste hoy?», una pregunta que me sorprende. Parece normal, salir es un acto normal de la vida de todo ser humano, salir de día o de noche, es algo simple, pero par mí no es algo simple, ni tampoco agradable, y en cambio sí muy peligroso. ¿Por qué?, pues porque cada vez que salgo, sufro de acoso sexual, así tan simple, no hay ningún día de mi vida que haya salido sin acosos,en la calle, en las escuelas, en los institutos, en las universidades, dentro de cada oficina de trabajo, en el mercado, en los jardines, etc. El acoso sexual no es tan simple como su definición según Wikipedia: la intimidación o coerción de naturaleza sexual, o la promesa no deseada o inapropiada de recompensas a cambio de favores sexuales. No sé por dónde he de comenzar, pero debo regresar al principio. Cuando tenía 14 años estaba en una escuela que era solo para chicas, durante 3 años, cada mañana, no quería irme a la escuela diciendo a mi madre un montón de excusas, ¿por qué? Pues todos los días a la salida de la escuela a las 14:00 de la tarde, siempre había un hombre a 10 metros más o menos de la puerta de escuela, ese hombre estaba haciendo gestos asquerosos, teniendo la cremallera de sus pantalones abierta, con su miembro fuera. No entendía qué es esto, ni tampoco por qué nadie hizo nada, estaba en un punto donde toda la gente podía verlo con claridad, pensé que estaba loco, y no sabía qué hacer, solo me daba mucho miedo, y templaba, y no quería volver a ir de nuevo a esa escuela. Recuerdo un día estando en la casa de una amiga más valiente que yo que contó todo a su mamá, y de repente y sin aviso la madre empezó a pegar mi amiga muy fuerte, gritando “¿Por qué miraste a ese hombre?, deberías ir por otro camino” no entendí que mal hizo mi amiga, pero aprendí que tenemos que esconder la cabeza como el avestruz. Por cierto, desde entonces mi amiga no fue nunca más a esa escuela, ni ninguna otra.
Mucha gente pensará que es una rara y poco habitual situación, pero en todas las salidas de las escuelas de chicas en Egipto, y no solo a las salidas, en cualquier calle, en el metro, en las esquinas, de día y noche se ven los hombres caminando con sus penes fuera, hombres en sitios públicos masturbándose. Gente religiosa cuyo paraíso está creado solo para ellos, como me enseñaron en la escuela.
Con los años por fin me fui a la universidad, la casa de las ciencias y culturas, pero mi alegría no se ha cumplido. No hablaré de los abusos dentro de la universidad, pero de mi camino de la casa hasta la universidad, 25 minutos de miedo, asco y estrés, son unos minutos pero muy largos: chistes sucios, agresión física, insultos y miradas fijas en cada punto de mi cuerpo. No soporté el sentimiento de la culpa que sentía… y aun no sabía qué hice, pero en Egipto la teoría es que la ropa de la mujer incita a ser acosadas. Auqnue en realidad, aquí, en cualqueir esquina se pueden ver a grupos de chicos acosando a perras callejeras, a mujeres de 60 años, incluso a las que llevan burka y solo se las ven los ojos. Así que la teoría falla y puede que el problema aquí sea ser mujer, simplemente. Y lo peor es que no puedes denunciar, aunque hay muchas leyes, pero nada funciona además si cualquier mujer insista en denunciar y luchar por sus derechos, por desgracia que no llegará a nada, y si una sufre de violación, en muchos casos la única solución será que se case con el violador, porque ya no es virgen, nadie la aceptará.
En el parlamento egipcio nos salió uno de los grandes parlamentarios del país quien debe trabajar para mejorar la vida, pero de lo que se ocupa es de pedir que las estudiantes, antes de continuar su educación universitaria, deben mostrar un papel obligatorio, más importante para él que las notas altas: el test de virginidad y quien rechace hacerlo no podrá cumplir su educación. No se puede comprender qué relación hay entre continuar los estudios y lo que la mujer tiene entre las piernas!
Al decir eso a mis conocidos me dicen que yo exagero mucho, y muchos de ellos han venido aquí y vieron una vida tranquila y muy bonita, y sí hay muchas mujeres tapadas pero también hay otras que llevan lo que quieren, pero la respuesta es muy sencilla: el 99.9% vive en ciudades pobres sin seguridad, sin servicios, sin nada. Los turistas ven a ese 1% que tiene la seguridad, el poder, y todos los servicios. Yo y muchas otras mujeres no tenemos el lujo de participar en clases de baile, ni deporte, ni tampoco puedo salir a correr por la mañana. Pero eso no significa que no extrañe el salir, a veces después de estar en mi habitación meses y meses, el sol entra y me llama por la ventana, y me invita a dar una vuelta por las calles del Cairo, las que tienen esa mezcla de lo antiguo y moderno, los que se abrazan convirtiendo en un verso de belleza el que te alegra la mirada, y de tomar un café en una de las terrazas fabulosas que están a la orilla del Nilo, que ilusión, pero antes de salir de mi barrio, regreso corriendo a mi habitación, diciendo gracias al fundador del internet por poder ver mi país al menos por la red, y por tener café en mi cocina.
Los perjuicios del acoso sexual: la depresión que causa la desconfianza, la que causa el aislamiento social, el que causa a la furia, la que causa la parálisis de sueño, la que causa el insomnio, el que causa alta presión arterial, la que causa la histeria, la que causa finalmente el suicidio…
Solo lo que pido es salir a la calle tranquila, sin estrés ni miedo, sentarme en el autobús sin girarme la cabeza 360º para ver por dónde me van a atacar, quiero pasar el fin de semana en un jardín leyendo un libro en paz, sin que me toquen ni me digan insultos, no es piropo es abuso. Al 99% de las mujeres en Egipto les ocurre diariamente. ¿Sabéis cuántas mujeres se suicidan diariamente por no poder soportar el estrés en el que viven? ¿Sabéis cuántas mujeres las violan durante el mediodía? ¿Pero dónde están y qué hacen las feministas? Pues tan ocupadas saliendo en huelgas.
Fuente: http://www.mundiario.com/articulo/sociedad/saliste-hoy-egipto-mujeres-sufren-constante-acoso-sexual/20170207182815078633.html