Enrique Calderón Alzati
Anunciada con bombo y platillo como una reforma histórica en los primeros días del actual gobierno de la República, la llamada reforma educativa resultó ser uno más de los engaños que han caracterizado al actual gobierno, el cual a tres años y medio de haber iniciado sus actividades, no reporta resultado alguno de mejora educativa en los parámetros de desempeño de los estudiantes y sólo parece estar dejando una ola de incertidumbre y agravio en los maestros, así como de encono y desencanto social, que se extiende por todo el país, como ha tenido que admitir Enrique Peña Nieto en una entrevista que dio a periodistas de nuestro diario en días pasados.
De hecho, la prueba Planea, creada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa y aplicada a los estudiantes en 2015, lo único que mostró fue la existencia de un retroceso a los niveles de desempeño alcanzados en 2009, dando lugar a que la Subsecretaría de Educación Media Superior decidiera alterar dichos resultados, como medida extrema, para ocultar su fracaso. Por ello, lo que hoy la sociedad mexicana demanda es una explicación clara y concreta del gobierno sobre lo que pretende hacer para mejorar la educación, en el poco tiempo que le queda. Las preguntas son muchas y los reclamos serán cada día más insistentes: ¿qué se busca lograr con las evaluaciones?, ¿cómo es que el hecho de contestar un cuestionario mediante varias horas de trabajo frente a una computadora asegura que los maestros sean aptos para dar clases en una comunidad donde la escuela no tiene luz y los niños llegan sin desayunar?, ¿la aprobación de la evaluación garantiza que un maestro tenga la vocación y las competencias para cubrir todas las materias en una telesecundaria de las miles que hay en el país, carentes de pantallas digitales y antenas receptoras de las señales de la SEP?, ¿la aplicación de las evaluaciones a los maestros incidirán en el desarrollo integral y pleno de los niños y jóvenes de nuestro país?, ¿estaría dispuesto el señor Nuño a dar una respuesta a estas preguntas? o ¿es que esto tampoco tiene caso, en virtud de que para él los maestros y estudiantes somos seres inferiores a él?
Como la mayor parte de las iniciativas de este gobierno, la llamada reforma educativa se impuso sin una consulta democrática a los diferentes sectores de la sociedad –y no sólo a los empresarios asociados a Televisa–, sin contar con el apoyo de la sociedad en su conjunto y utilizando a un Congreso que, lejos de representar al pueblo, como debiera suceder en cualquier régimen democrático, se plegó a los deseos autoritarios del Presidente y su cuestionado grupo de colaboradores, alterando incluso artículos de la Constitución, que el propio Presidente se comprometió a respetar cuando tomó posesión de su cargo; artículos que son hoy utilizados por el secretario Nuño para justificar sus arbitrariedades. En tiempos recientes, el Presidente se ha visto obligado a declarar en repetidas ocasiones que su gobierno presentará pronto un nuevo modelo educativo, que pretenden aplicar en todo el país, indicando con ello que todavía está en proceso de preparación. Pero entonces, ¿cuál es la razón de evaluar a los maestros, sin tener claro aún para qué?, ¿por qué se les evalúa en torno a temas alejados a la enseñanza-aprendizaje, que es la principal labor y responsabilidad de los maestros?
Ante la cerrazón del secretario Nuño y sus actitudes prepotentes de rechazo a cualquier diálogo con los maestros, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha venido organizando conversatorios con los maestros de todo el país, con objeto de definir una propuesta para mejorar la educación nacional e iniciar la preparación de los maestros acorde a las necesidades planteadas por ellos, en lo que el gobierno termina de decidir lo que habrá de hacer algún día, si es que lo hace. En una de estas reuniones, realizada en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, ubicada en Xalapa, uno de los puntos discutidos fue la necesidad de actualizar la formación de maestros en varios temas de principal importancia que han sido descuidados por parte de las autoridades de la SEP, pese a que se trata de actividades centrales para la educación. La reunión fue muy intensa, dando como resultado una discusión apasionada de maestros llegados del interior del estado y estudiantes normalistas.
Dicho debate se centró en tres áreas. La primera orientada al estudio del funcionamiento del cerebro en los procesos de aprendizaje, en tanto que hoy se reconoce que las capacidades naturales del cerebro para razonar, memorizar, comprender y resolver problemas en algunas disciplinas son temas desconocidos para las autoridades de la SEP y, por ello, para la mayor parte de los maestros. El segundo tema de discusión se centró en el aprendizaje de la ciencia mediante experimentos, tema que ha sido abandonado en virtud de los altos costos y las necesidades de cuidado y mantenimiento de laboratorios (recursos que el actual gobierno no tiene, aunque sí parece tenerlos para seguir adelante con las obras del nuevo aeropuerto de la CDMX, en virtud de la importancia que tiene esta obra en comparación con la educación de los niños mexicanos), no obstante que es uno de los rezagos más importantes de nuestro sistema educativo en comparación con los países desarrollados. El tercero fue el referente a los valores éticos y los problemas sociales como la corrupción y la descomposición social que hoy constituyen una vergüenza y un agravio para la nación entera, comenzando con el ejemplo que dan las más altas autoridades gubernamentales, tema totalmente ignorado por la SEP.
Las aportaciones de los maestros respecto a las alternativas de solución fueron muy amplias y ricas, para derivar después en la discusión de posibles estrategias para su instrumentación. De esta experiencia me quedó claro que el gobierno, con su actual proyecto, está equivocado, dejándome dudas sobre los objetivos que persigue el grupo en el poder. Por mi parte decidí trabajar en estos temas con un equipo de colaboradores del Instituto Galileo* y apoyar esta iniciativa de la coordinadora para dar respuesta a nivel nacional a estas inquietudes, mediante la preparación de una Escuela de Verano que, utilizando las facilidades de Internet, nos permita llegar a todos los maestros interesados en retomar sus estudios para incidir en el cambio que nuestro país necesita.
Fuente del articulo: http://www.jornada.unam.mx/2016/05/28/opinion/015a2pol
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