Creatividad y cartografía un recorrido personal

17 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Manuel Alejandro Herrera

Clases disruptivas y dinámicas siempre dejarán resultados positivos, tanto en el docente como en el estudiante.

Confieso que era de aquellos que no descubrían potencialidades ni ventajas en la espontaneidad, al contrario seguía un frígido esquema en el ejercicio profesional y académico que trasgredía incluso a mi vida cotidiana. Como una maquina vieja pero que aún funciona exigía una rutina que con el más mínimo cambio podría llegar a desajustarse, por pequeños momentos olvidaba que los seres humanos estamos dotados de la capacidad de crear y recrear objetos e ideas, esta capacidad innata que denominamos creatividad exige condiciones que le permitan desarrollarse y personas dispuestas a potencializarla ya que “la creatividad no es una cualidad de la que estén dotados particularmente los artistas y otros individuos, sino una actitud que puede poseer cualquier persona” (Esquivias S, 2004. 4).

Que la creatividad está articulada a la educación y al proceso de enseñanza y aprendizaje no está en discusión, sin embargo es necesario reconocer que las practicas docentes en ocasiones se encuentran limitadas a zonas de confort en las que el docente se estaciona y permanece de manera consiente para evitar nuevos retos y hacer mucho más “cómoda” su práctica pedagógica, corriendo el riesgo de caer en lo que se ha denominado la parálisis paradigmática “que se caracteriza por la tendencia a la perpetuación de metodologías y didácticas, a la repetición mecánica de contenidos, al temor a la curiosidad y cuestionamiento”  (Quiñones, Paralisis paradigmatica y su incidencia en el fluir de la creatividad en contextos educativos, ?).

El riesgo de caer en esta parálisis y algunas consideraciones profesionales sustentadas en apuestas teóricas a las que me acerque durante mi formación de licenciado me llevan a cuestionarme en los momentos en los que está por terminar mi primer año laboral, y son la motivación para evitar determinadas prácticas y así potenciar las posibilidades y talentos de mis estudiantes sin detenerme en sus debilidades como tal vez pudieran hacerlo mis profesores del colegio.

Algunos de esos elementos inhibidores de la creatividad en el salón de clase son los estereotipos y prejuicios que dominan el discurso docente ya que “la práctica prejuiciosa de raza, clase, genero, ofende la sustantividad del ser humano” (Freire, P, 2004. 17) y genera emociones y sentimientos que influyen en el rendimiento académico de cada estudiante, sobre todo cuando es el docente quien se considera poseedor exclusivo del conocimiento, porque “no se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él una crítica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca” (Zuleta, E. 1980)

Una herramienta que permite reconocer estas “malas prácticas pedagógicas” que recibiera en la escuela y que quisiera evitar en mi labor, es la cartografía social  que “se soporta sobre la noción de territorio, entendido desde una perspectiva de la complejidad, como el espacio socializado y culturizado está constituido por múltiples dimensiones interrelacionadas entre sí” (Red Académica, 2012). Para el caso de mi exploración personal la cartografía me permite desde una representación simbólica de mis territorios personales  identificar experiencias, personajes y situaciones que fueron potencializadores o inhibidores de mi proceso académico y creativo.

Asumir la cartografía como una opción para la sensibilización y la evocación de situaciones relacionadas con la creatividad en el que fue mi contexto escolar me permite proponer una dinámica grupal que sirve para la reflexión profesional, mientras reconstruyo situaciones personales que fueron limitantes y que hoy en día luego de algún elemento que reforzó mi desarrollo me permitieron dejarlas atrás o que por el contrario dejaron una huella nemónica que aún persiste.

Estoy seguro que este tipo de actividades no solo serviría para ser trabajada de manera individual o con el grupo de docentes sino que además puede llevarse al salón de clase, someterla a la creatividad de los chicos y permitirles a ellos representar en un espacio dominado por el respeto y la crítica constructiva una personificación de sus profesores para que estos evidencien como algunas palabras o acciones han generado desmotivación en sus estudiantes.

Bibliografía

  • Esquivias Serrano, M. (2004). Creatividad: Definiciones, Antecedentes y Aportes. Revista Digital Universitaria, 5(1).
  • Freire P. (2004). Pedagogía de la autonomía. Sao Paulo: Paz e Terra SA.
  • Quiñones, A. (?). Paralisis paradigmatica y su incidencia en el fluir de la creatividad en contextos educativos. En A. Quiñones, Cartografia de la Creatividad (pág. 4).
  • Quiñones, A. (2016). Cartografia: Un encuentro con la creatividad. En A. Quiñones, Cartografia de la creatividad (pág. ?). Bogota: Universidad Distrial Francisco Jose de Caldas.
  • Red Académica. (2012). ¿Y qué es eso de la cartografía social? 09 de Diciembre de 2016, de Red Académica Sitio web: http://www.redacademica.edu.co/archivos/redacademica/proyectos/ddhh/auto…
  • Zuleta, E. (1980). El elogio de la dificultad. 09 de Diciembre de 2016, de Universidad Tecnológica de Pereira Sitio web: file:///C:/Users/manuelhome/Desktop/el-elogio-de-la-dificultad.pdf

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/creatividad-y-cartografia-un-recorrido-personal

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Manuel Alejandro Herrera

Docente en Ciencias Sociales – Institución Educativa Compartir Suba 2016