Por: Jennifer Delgado Suárez
Enseñar técnicas de autocontrol a los niños es uno de los mayores regalos que podemos hacerle. De hecho, el autocontrol es una de las habilidades más importantes en la vida y un predictor del éxito que podremos tener. Así lo demostró un experimento clásico de la Psicología desarrollado a finales de 1960 en la Universidad de Stanford.
El experimento que demostró la importancia del autocontrol en los niños
Walter Mischel reclutó a niños de 4 años para realizar su experimento. Cuando los pequeños entraban a la habitación encontraban una mesa en la que había un malvavisco y una campana. Este psicólogo les dijo que tenía que salir de la habitación durante unos minutos, pero que si lograban resistir la tentación y no comerse la golosina, cuando regresara les daría dos malvaviscos en vez de uno. También les explicó que podían tocar la campana para llamarle, pero que en ese caso solo podrían comer el malvavisco que estaba encima de la mesa. En práctica, los niños comprendieron que si esperaban pacientemente y reprimían sus impulsos, la recompensa sería mayor.
Como era de esperar, un tercio de los niños decidieron comerse el malvavisco de inmediato y otro tercio esperó un poco antes de sonar la campana. Sin embargo, hubo un grupo de niños que esperó pacientemente para obtener la mayor recompensa.
Diez años más tarde, este psicólogo se puso en contacto con los padres de los niños que participaron en el experimento. Comprobó que los niños más autocontrolados se habían convertido en adolescentes independientes, con una motivación intrínseca, capaces de afrontar las dificultades y lidiar bien con los fracasos. Al contrario, los niños que se dieron por vencidos rápidamente y cedieron a sus impulsos se convirtieron en adolescentes con menos tolerancia a la frustración, más desorganizados y con una motivación predominantemente extrínseca.
Estos resultados, que después han sido replicados en otros experimentos, sugieren que el autocontrol se forma a edades muy tempranas y que es una piedra angular en la personalidad y la manera de responder ante los retos de la vida. La buena noticia es que existen diferentes técnicas de autocontrol para niños, de manera que estos aprendan a controlar sus impulsos y gestionar sus emociones desde pequeños.
3 componentes fundamentales del autocontrol
Ante todo, es fundamental comprender que el autocontrol es la capacidad para regular las emociones, pensamientos y comportamiento frente a las tentaciones e impulsos. Es una función ejecutiva que nos ayuda a regular nuestras primeras respuestas en aras de alcanzar otros objetivos o adaptar mejor nuestro comportamiento el medio.
Sin embargo, el autocontrol es una capacidad compleja en la que intervienen otras habilidades:
1. Introspección. Para ejercer el autocontrol primero es necesario ser capaces de reconocer los estados emocionales y detenernos antes de llegar al punto de no retorno. Esto significa que es fundamental desarrollar habilidades de autoobservación o introspección.
2. Bloqueo del impulso. En un segundo momento es necesario bloquear los impulsos, de manera que podamos pensar en una respuesta mejor. La capacidad para bloquear las primeras reacciones no se desarrolla por completo hasta los 7 años, cuando los lóbulos prefrontales han madurado lo suficiente, pero se puede ir estimulando desde edades más tempranas.
3. Autorrefuerzo. Por último, es importante comprender que el autocontrol no es una capacidad inagotable, es necesario que vaya de la mano de la capacidad para automotivarse. Significa que el niño debe sentirse contento con sus resultados, que debe percibir que está avanzando en la dirección correcta, para lo cual es necesario recompensarle y felicitarle por sus logros.
Técnicas para desarrollar la introspección y la capacidad para bloquear los impulsos
1. Juego de las estatuas
Es una técnica divertida y muy eficaz para desarrollar el autocontrol en los niños más pequeños. Se trata de que el niño se quede inmóvil cuando escucha la palabra “estatua”. Para complejizar aún más el juego, se pueden incluir muecas o movimientos raros para intentar que el niño se ría.
El objetivo de esta técnica es que el niño aprenda a controlar sus impulsos, lo cual estimula el desarrollo de las áreas prefrontales del cerebro, las cuales no terminan de madurar hasta los 7 años, aproximadamente.
2. Parte meteorológico
El objetivo de esta técnica es promover la conciencia emocional del niño, haciendo que desarrolle la introspección. Al inicio habrá que guiarlo, por lo que es importante sentarse a su lado y preguntarle cómo se siente en ese momento. Se le puede preguntar: «¿Qué tiempo está haciendo allí dentro?»
Si se siente relajado y tranquilo puede decir que brilla el sol, si está preocupado puede indicar que hay nubes y si se siente muy tenso, que está a punto de caer un chaparrón. La idea de esta técnica es que observe el «tiempo» que hace en su interior pero sin apegarse a esos estados de ánimo.
Así aprenderá a detectar rápidamente las señales de ira y enfado, a la vez que ampliará su conciencia emocional.
3. El volcán
Es una técnica de autocontrol para niños muy eficaz, sobre todo en esos momentos en los que el pequeño parece a punto de explotar. La idea es recurrir a las imágenes para concientizar el comportamiento, de manera que el pequeño pueda detectar cuándo está a punto de comportarse de manera inadecuada y se detenga antes de llegar al punto de no retorno.
Le pedimos que imagine su interior como si fuera un volcán, el cual contiene toda su fuerza y energía. Hay que explicarle que, al igual que los volcanes, su volcán interior también se descontrola y entra en erupción, haciendo que exploten sus emociones. De esta forma aprenderá a distinguir la ira, el enfado, la irritabilidad o la frustración.
Técnicas de relajación infantil
4. Tocar agua o arena
Es una técnica de autocontrol de carácter holístico que recurre a los estímulos sensoriales, perfecta para los niños que se calman a través de los sentidos. Solo es necesario encontrar los estímulos más relajantes para cada pequeño.
Algunos pueden calmarse jugando con el agua, agregándole un poco de jabón para que haga espuma o burbujas. Otros se relajan jugando con una caja de arena. La clave radica en que los niños más sensibles disfrutan mucho con las diferentes texturas y aromas, por lo que pueden utilizarse para calmar sus emociones.
5. Soplar burbujas
Está técnica de autocontrol infantil persigue el objetivo de lograr la calma regulando la respiración. Sin embargo, como es difícil que los niños pequeños practiquen técnicas de respiración diafragmática pensadas para los adultos, esta es una versión divertida.
Consiste en imaginar que se hacen burbujas, para lo cual el niño tendrá que controlar su respiración. Debe soplar suavemente para que las burbujas se formen. Al inicio podemos acompañarle para demostrarle cómo se hace.
Lo interesante es que a través del control de la respiración se logran equilibrar muchas otras funciones del organismo, como el ritmo cardiaco, por lo que poco a poco la ira y la ansiedad van desapareciendo.
6. La rana
El objetivo de esta técnica es lograr que el niño aprenda a respirar profundamente y pueda darle una salida positiva a sus estados emocionales. Se le explica que puede imitar a una rana, un animal capaz de dar grandes saltos pero también de quedarse muy quieto, observando lo que sucede a su alrededor, sin reaccionar de inmediato.
Entonces se le pide que respire como la rana, tomando lentamente el aire por la nariz mientras infla la barriga y soltándolo muy suavemente por la boca, mientras se desinfla. Mientras respira como la rana, a su mente pueden acudir muchos pensamientos, le enseñamos a notarlos y dejarlos ir, mientras se centra únicamente en su respiración y el movimiento de la barriga.
7. Pelota antiestrés
Esta técnica de autocontrol para los adultos también funciona para los niños. De hecho, podemos ayudarles a contruir su propia pelota antiestrés, una tarea sencilla y divertida.
Hay que tener un globo grueso, o colocar uno dentro de otro para hacerlo más resistente y rellenarlo de arros o alpiste. Es importante que la pelota no sea demasiado grande ya que debe caber en la palma de la mano del niño. También puede pintarle una carita o personalizarla como prefiera.
Luego, cuando se sienta tenso, ansioso, frustrado o irrritado, solo tiene que coger su pelota antiestrés y jugar con ella.
8. Frasco de la calma
Esta técnica debería formar parte del arsenal de recursos educativos de todos los padres ya que funciona de la misma manera que el yoga, la meditación o la relajación, ayudando a despejar la mente. El secreto radica en que los movimientos de la purpurina dentro del frasco tienen un efecto casi hipnótico que captura la atención y ayuda al niño a limpiar la mente de todos esos pensamientos que alimentan la ira o la ansiedad.
Para preparar el frasco de la calma hay que llenar un frasco de plástico transparente hasta la mitad con agua caliente y luego añadir un poco de pegamento líquido transparente y glicerina, el pegamento hará que el agua se vuelva más densa, por lo que mientras más contenga, más lento será el movimiento de los pequeños granos de purpurina. Luego se añade la purpurina y otro poco de agua, dejando aproximadamente un dedo de aire para que el contenido tenga espacio para moverse. Cuando el niño lo necesite, puede agitar el frasco de la calma y relajarse.
Técnicas de autocontrol para niños mayorcitos
9. El semáforo
Es una técnica de autocontrol para que los niños aprendan a regular sus comportamientos impulsivos y arranques de ira. Para aplicarla, es necesario que el pequeño aprenda a identificar las señales que indican que se está enfadando o irritando. Cuando las perciba, debe “actuar” como si fuera un semáforo.
El rojo indica que debe detenerse; es decir, quedarse quieto hasta que se calme. El amarillo indica que necesita pensar sobre lo que está ocurriendo y buscar soluciones más asertivas. El verde indica que puede actuar para llevar a la práctica las soluciones.
Al inicio es conveniente guiar al niño, enseñándole a detectar las señales de ira o irritación y aplicar junto a él los colores del semáforo.
10. Rueda de opciones
Es una técnica de autocontrol que consiste en crear junto al niño una rueda con opciones de actividades que puede hacer para calmarse cuando se siente enojado frustrado. La rueda tendrá forma de pastel y se dibuja sobre una cartulina, haciendo pequeñas porciones en las que se escriben las actividades o, si el niño es pequeño, se le pide que las dibuje o que pegue una imagen que las represente.
Algunos ejemplos de actividades alternativas a la ira pueden ser: dibujar, contar hasta diez, saltar, escuchar su música preferida… Cualquier actividad que le ayude a relajarse es válida, siempre y cuando no comprometa la integridad del niño o de las personas que le rodean.
Es importante que el pequeño se comprometa en proponer actividades que le relajen. Luego, cuando sienta que está frustrado o enojado, solo tendrá que darle la vuelta a la rueda de opciones y realizar la actividad que corresponda.
Fuente: https://www.rinconpsicologia.com/2017/08/tecnicas-de-autocontrol-para-ninos.html