Claudio Naranjo: Cómo cambiar el sistema educativo para transformar el mundo

Redacción: Laboratorio de Felicidad

Claudio Naranjo, impulsor del eneagrama de la personalidad, propone un nuevo modelo formativo para producir mentes despiertas.

“Si queremos mejorar nuestra sociedad, necesitamos personas más completas. Eso es algo que solo conseguiremos si cambiamos la educación”, reconoce el chileno Claudio Naranjo, de 87 años, exprofesor de la Universidad de Berkeley, psiquiatra, escritor prolijo y, posiblemente, uno de los grandes sabios sobre el conocimiento del ser humano. Hace décadas que inició una cruzada para conseguir que la educación sea más humanista y permita el desarrollo integral del ser humano. Ese propósito lo desarrolla a través de una formación en el autoconocimiento por la que han pasado en las últimas décadas más de 100.000 personas en 10 países. Su pasión se centra en impulsar la transformación del sistema educativo y pasar del modelo actual, patriarcal y jerárquico, en el que prima todo lo relacionado con lo intelectual, a otro sistema integral que fomente el humanismo. Pero todavía queda mucho camino por recorrer.

En la educación actual, los niños y los jóvenes son tratados como meros espectadores que deben ceñirse a unos estándares. En contadas ocasiones se les ofrece la posibilidad de descubrir todo su potencial. Naranjo lo evidencia con una metáfora: “La educación se parece más a la jardinería que a la carpintería”. En su opinión, mientras un carpintero sigue un plano preestablecido y no se sale del mismo, el jardinero se enfrenta al misterio. Desconoce cuál va a ser el resultado final de su trabajo y deja los espacios de libertad al ser que acompaña y ayuda. Cuando se educa en libertad se producen mentes despiertas, creativas, que no viven a medias y que no van al colegio solo a aprobar un examen o a cumplir un mero trámite. Pero para dar ese paso se requiere tomar decisiones importantes y valientes que dependen de cada uno de nosotros. Veamos algunas de las que propone nuestro experto.

1. Educar a los educadores: Naranjo no se refiere a la formación en conocimientos técnicos como las matemáticas o las lenguas, sino a aspectos más profundos. Para ello propone que los profesores se adentren en el mundo del desarrollo personal. Que vivan su propio proceso de transformación, aunque enseñen asignaturas de ciencias puras. Es difícil ayudar a alguien a aceptar el error, a superar sus conflictos o a no etiquetar a la primera de cambio si no trabaja primero sus propias dificultades. Por eso, no es de extrañar que Naranjo creara el programa SAT (ser y verdad en sánscrito), formación que imparte a través de su fundación. En ella utiliza diferentes herramientas. Una de ellas es el eneagrama, de la que Claudio es el mayor estudioso e impulsor mundial. Se trata de uno de los mapas humanos más minuciosos. Gracias al eneagrama es posible clasificar la personalidad en nueve tipos con sus subtipos correspondientes.

2. Integrar los tres cerebros en la educación. Somos algo más que intelecto, sin embargo, la mayoría de los sistemas educativos se centran en esa parte. Naranjo propone incluir una vertiente espiritual que nada tiene que ver con la religiosidad, sino con las emociones y el instinto, que ha sido profundamente penalizado, cuando lo más apropiado sería darle su espacio, aliarnos con él. Cuando conseguimos hacerlo, alcanzamos niveles mayores de energía que nos ayudan a comprendernos de una manera más completa.

3. Educar en el humanismo. En un mundo tan tecnológico como el actual es más importante que nunca regresar a aspectos esencialmente humanos, como el cultivo de la paz interior, la generosidad o el amor por uno mismo. Solo así podemos querer a los demás. La sociedad pone el foco en superar exámenes y en adquirir conocimientos del mundo exterior, pero no en aprender a aceptar nuestras sombras. Como resume Naranjo: “¿Cuánta vida perdemos metiéndonos en la cabeza cosas que no sirven para nada?”.

4. Eliminar la sobreprotección. El exceso de perfeccionismo nos ha llevado a generar un sinfín de normas sobre cómo deberían ser nuestros hijos o alumnos. Muchas veces las aplicamos inconscientemente. El modelo educativo que propone Naranjo se basa en reconocer a los niños como personas independientemente de su edad, con derecho a opinar y a expresar aquello que sienten. Eso les ayuda a descubrir su potencial sin estereotipos impuestos.

5. Foco en la comunidad. La educación es más amplia que aprender conceptos en una escuela. Es el trabajo de la sociedad en su conjunto, donde todos actuamos y somos responsables de una u otra forma. La labor de impulsar un cambio en la educación que sirva para transformar el mundo depende de cada uno de nosotros.

En definitiva, educar en libertad requiere romper esquemas y creencias tradicionales sobre los niños y jóvenes, pero también sobre la educación en sí misma. El paso a la transformación comienza en educadores, padres, maestros y la sociedad en su conjunto, que debe asumir el desafío y comenzar un crecimiento interior. Esta es la propuesta de Naranjo, una persona muy querida y reconocida que contribuye desde hace décadas a que este mundo sea un poco mejor.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/07/laboratorio_de_felicidad/1562533562_516197.html

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El desarrollo de nuestros hijos varones, desde niños

Por: Margarita Murillo/El Observador

En este nuevo artículo comenzaremos a hacer un énfasis en los aspectos esenciales para cada etapa del desarrollo. Abordaremos la teoría del sexoanálisis y la propuesta de la Dra. Marie Paul Ross (1997) en que los hombres van construyendo su identidad de manera instintiva y por medio de su agresividad biológica.

Esto implica que para poder dirigir el desarrollo sexual de nuestros niños-varones, debemos enfatizar primero en las formas de manifestarse, ofreciéndole procesos de autocontrol, valores de respeto, diálogo, así como evitar el desarrollar patrones de comportamiento de violencia hacia sí mismos cuando les negamos manifestar claramente sus emociones.

Frases como: “No llore”, “aguante”.  Estas frases solas no tienen ninguna importancia, sin embargo, repetidamente, va limitando en nuestros niños-varones la capacidad de discriminar con claridad lo que sienten y el cómo lo pueden manejar. Limitar las emociones, o no brindarles un abordaje y proyección, les impide desarrollar y madurar la expresión de su afectividad, siendo esta el equilibrio de todo el desarrollo sexual.

La sexualidad se construye desde temprano

Entonces, ¿Qué sucederá con un hombre inmaduro en su desarrollo afectivo? Falta de autocontrol, mayor facilidad para adquirir las adicciones como un medio de “llenar sus vacíos emocionales”, y la incapacidad de construir una relación de pareja estable y fuerte, ademas de incapacidad para poder salirse de sí mismo y proyectarse en la intimidad con la pareja. Así como poca capacidad para desarrollar la ternura y la paternidad, bajos niveles de compromiso con la participación activa en la crianza y el auto cuidado.

Para evitar todo esto debemos construir la sexualidad desde el principio. Debemos saber que es precisamente en este tiempo cuando se comienza a construir la identidad del ser hombre o ser mujer y a partir de ahí, se determinará esa decisión, ese rol sexual, esa atracción y capacidad de amar, que mas tarde y sobre todo comenzarán a construir en su adolescencia.

Evitaremos muchas construcciones identitarias circunstanciales, es decir, que no madure la identidad lo suficiente como para aceptarse y gustarse como el hombre o la mujer que son, desde ese respeto por su forma de ser y la forma de ser de las demás personas.

La orientación del deseo

A veces pensamos u opinamos que por solo por el hecho de tener novia, pareja, casarse vamos a tener una garantía de  una heterosexualidad o un vínculo de amor sano y equilibrado. Por el contrario, las historias de violencia en nuestras familias nos reflejan esa incapacidad de trascender nuestra identidad para poder construir nuestra proyección e intimidad con él y la otra.

De aquí surge un tema polémico: la orientación del deseo, cuya posición para la teoría del sexoanálisis es la de establecer que tanto la homosexualidad como la heterosexualidad se establecen y comienzan a construir desde el primer momento en que socializo y comienzo a amar. Todo inicia cuando comenzamos a socializar, usualmente, entre los 3 y los 6 años de edad.

Esta teoría establece que las niñas construyen su identidad por medio de la fusión con su madre y de ahí adquieren su núcleo para determinar lo que serán como mujer.

Las niñas y el autocrontrol

Es importante resaltar que el quedarse fusionados a la madre no es la única forma de construir y cristalizar la identidad de nuestras mujeres; por el contrario, si esta fusión es abrumadora o sobreprotectora se convertirá en una fusión tal que apagará su identidad y no le permitirá ser en toda la expresión equilibrada. Es decir, nuestras niñas también necesitan del autocontrol, los límites, los valores, la estimulación de la realización personal y el espacio para expresar su afectividad; no pensar que porque son niñas tienen ya el espacio para “llorar por todo”.

También se les debe promover el diálogo, la realización y expresión de sus ideas y gustos, promover sus cualidades y habilidades, permitiéndole ese espacio que por cultura le damos más al niño, un espacio de autonomía, de participar en actividades fuera del hogar.

Como ven todo es un equilibrio difícil de lograr, pero sin embargo comenzamos un nuevo cambio que quizás nos lleve un par de siglos, pero podemos comenzar a construir nuevos hombres y  mujeres para familias más fuertes y libres

Fuente: https://elobservadorcr.com/inicio/blog/2019/07/11/el-desarrollo-de-nuestros-hijos-varones-desde-ninos/

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Educación de la disciplina en nuestros hijos (Video)

 

Por: Miguel Erasmo Zaldivar Carrillo

El concepto de disciplina ha sido muy manipulado. Disciplina es autoconocimiento, autocontrol , autoexigencia. Disciplina es tener el carácter de ir por lo que uno desea y hacer todos los esfuerzos y sacrificios para lograrlo.

Fuente del documento: https://centrodeinvestigacionclacsoriusmex.wordpress.com/2019/05/24/educacion-de-la-disciplina-en-nuestros-hijos-video/

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Mar Romera: “Nadie defiende 12 horas de trabajo, pero sí se las exigimos a los niños”

Redacción: El País/20-02-2019

Esta maestra, licenciada en pedagogía y psicopedagogía y experta en inteligencia emocional hace hincapié en la necesidad de transformar la educación con los niños y no para los niños

Mar Romera es una de las grandes y más autorizadas voces españolas por el cambio educativo. Maestra, licenciada en pedagogía y psicopedagogía y experta en inteligencia emocional, preside la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci, cargo que ya explica por sí solo gran parte de su discurso. En La escuela que quiero (Destino), Romera hace hincapié en la necesidad de transformar la educación con los niños y no para los niños. El matiz es importante, porque su apuesta pone al niño en el centro, lo convierte en protagonista. Por ahí, precisamente, empieza la escuela que quiere.

Pregunta. Me ha sorprendido mucho la analogía que haces en el primer capítulo del libro entre educación y dos campos tan dispares como el fútbol o la alta cocina. ¿Qué debe aprender la educación de ellos?

Respuesta. Primero a estar de moda y segundo a considerarse importante. Al final, cuando yo me planteé este paralelismo fue porque vi que cuando hablamos de fútbol da igual los malos resultados que tenga nuestro equipo que siempre tendremos ilusión y esperanza.

P. Lo que es seguro que debe aprender del fútbol es a conseguir una presencia tan brutal en los medios. ¿Qué debe hacer la educación, la escuela, para acaparar esa atención mediática?

R. Entender que cuando hablamos de infancia no estamos hablando de futuro, sino de presente. Ese es el problema por el que la educación no tiene una trascendencia. Cuando hablamos de educación y de infancia nunca esperamos que las medidas y soluciones sean mañana, siempre hablamos de proyectos o programas a medio y largo plazo. Este problema lo arrastran nuestros políticos y todo cambiaría mucho si empezásemos a ver a los niños y niñas como ciudadanos del presente y no del futuro. 

P. “Quizá podría decir en gran medida y desde la metáfora que Hogwarts (la escuela de Harry Potter), es la escuela que quiero”, escribes. Con Hogwarts la atención de los medios estaría garantizada. ¿Qué tiene la escuela creada por la imaginación de J.K. Rowling?

R. Te hago una pregunta si has leído los libros o has visto alguna de las pelis: ¿Quiénes son los protagonistas?

P. Los niños, claro.

R. Vale, pues esa es la escuela que quiero. Solo eso: un espacio donde los protagonistas sean los niños.

P. Y hoy están lejos de serlo.

R. Cuando hablamos de currículos o de pactos por la educación, los protagonistas nunca son los niños. Hablamos de evaluación, de las pruebas externas, de PISA. ¿Pero queremos hablar de los niños? No vamos a arreglar nada si no les damos el protagonismo a ellos.

P. Hay quien a ese dar protagonismo a los niños lo llama sobreprotección o consentimiento.

R. No estoy hablando de permisividad, de sobreprotección, de capricho. Absolutamente lo contrario. Es que no tenemos en cuenta a los niños porque los vemos como ciudadanos del futuro que no son rentables hoy. Así que como hoy ellos no tienen tarjeta de crédito y no pagan, no me interesan. Como tampoco votan, no me interesan. Todo sería totalmente diferente si el protagonista del sistema fuese el niño. El niño tiene derecho a participar en los aspectos que la afectan, a existir como persona, no como proyecto de persona.

P. “La escuela que quiero es una escuela CON la infancia y no PARA la infancia”, escribes precisamente.

R. En esta sociedad rápida, de consumo y neoliberal en la que jugamos, todas las estructuras que han entendido que la infancia puede ser un gran sector de consumo se han puesto a diseñar para ellos. Te voy a poner un ejemplo, las estanterías con chuches que suele haber en las cajas de los supermercados: ¿las hemos colocado ahí CON los niños o PARA los niños? Yo creo que está bastante claro. Pues ahora llevemos este ejemplo tan de simple a la escuela. Cuándo hablamos del modelo de evaluación, de las asignaturas, de horarios, de pruebas externas, ¿lo hacemos PARA la infancia o CON la infancia? Siempre lo hacemos para ellos como elemento último de la cadena de consumo, pero nunca los tenemos en cuenta.

P. Los horarios que has mencionado son un gran ejemplo de ello.

R. Exacto. Hablamos de la conciliación de la vida familiar y en función de esta solicitamos a los centros educativos que abran más horas, que podamos dejar a un peque a las 7:00 de la mañana y recogerlo a las 19:00 de la tarde. ¿Esto es CON la infancia o PARA la infancia?

P. Desde luego no creo que sea una idea de ellos.

R. Evidentemente. No los tenemos en cuenta. Si yo quiero conciliar la vida familiar, reduzcamos el horario de trabajo de la familia, mejoremos las condiciones laborales, ampliemos la baja de maternidad… Lo que queramos, pero lo que sí es realmente injusto es que un niño entre en el colegio a las 7:00 de la mañana y salga a las 19:00 de la tarde. Ningún ser humano defiende doce horas de trabajo, pero sí se las imponemos a los niños. “Es que juegan”, me dirán algunos. No, no juegan. En el cole no se juega, se ejecutan instrucciones que a veces son lúdicas. Pero no juegan, compiten. Jugar es hacerlo solo o con otros iguales, pero no de forma dirigida.

P. En el libro comparas la educación de tu padre con la tuya, la de tus hijas y la de tu sobrina. Y en esencia pocas cosas han cambiado. Pero sí hay algo diferente: los niños apenas pasan tiempo en la calle. Como comentabas, no juegan. Hay una viñeta en la página 198 muy ilustrativa. “¡Qué suerte tenéis los jóvenes de hoy: ¡todo el mundo es vuestro, es fácil viajar, conocer, saber…!”, le dice el padre al hijo mirando por el balcón. “Yo me conformaría con bajar a la calle”, contesta el pequeño.

R. Es que en vez de llevar a los niños al bosque, a un lugar donde puedan jugar al escondite, donde tengan desniveles para subir y bajar, árboles para escalar y mundo por descubrir, los acabamos llevando a un centro comercial y los metemos en un parque de bolas como si fuesen hámsters. ¡Y claro que los niños se adaptan! ¡Se adaptan a todo! Pero estamos rompiendo su proceso de crecimiento, de creatividad, de construcción, de indagación… Y lo mismo pasa con los parques vallados, con construcciones preestructuradas de columpios que parecen para “bobos”. De verdad que me recuerdan mucho a las jaulas de los hámsters.

P. No potenciamos el juego ni nosotros, ni la escuela.

R. En el cole no se potencia el juego porque nosotros no hacemos otra cosa que exigirle que aumente los idiomas, que introduzca tecnología, robótica, gamificación, informática, ajedrez… ¿Cuándo van a jugar los niños?

P. Entre las cosas que la escuela que quieres debería potenciar está el juego, pero también otras como la autonomía. Siempre me da esa sensación de que en España acostumbramos a llenarnos la boca hablando de autonomía pero no se lo ponemos nada fácil a los niños para ser autónomos…

R. Se lo ponemos imposible. Además, a cualquier tropezón que da un niño en el patio y se hace una rozadura nos falta llamar al Tribunal Superior de Justicia. No te dejo solo, no te suelto, no te dejo hacer… No les dejamos respirar, caerse, equivocarse.

P. Hablas también de la necesidad de aprender a elegir, del trabajo en equipo, del respeto y los valores. ¿Estamos aún lejos de afianzar esos pilares fundamentales de la escuela que quiere Mar Romera?

R. No puedo generalizar. Hay escuelas y profesorado alucinantes, con movimientos espectaculares, que se atreven a mirar de frente a la estructura normativa para tunearla desde los ojos del niño. Y hay coles que son la antítesis. Y sobre todo tengo que decir que lo que hay es un sector del profesorado que de forma individual, casi como francotiradores, están haciendo un trabajo maravilloso.

P. Justo quería acabar la entrevista hablando del profesorado. No dudas en afirmar que todo lo anterior es importante, “pero las personas, el profesorado, es lo imprescindible, lo diferente, lo genial. Si esto está bien, todo lo demás será mejorable, pero la escuela estará bien”. Y añades, como docente que eres, “el alumnado no aprende lo que le enseñamos, nos aprende a nosotros”. ¿Cómo es el profesor de la escuela que quieres?

R. Pues para empezar ese profesor debería tener una formación inicial importante que le haga plantearse si de verdad esta es su profesión o no. El docente del siglo XXI tiene que ser un docente culto, una persona que lee mucho, que domina los medios de comunicación, que va al cine, que escucha música, que va al teatro, que viaja, que prueba todo tipo de comidas… Alguien con una mente abierta y permeable, porque eso es lo que el alumnado tiene que aprender. Y por otra parte tiene que ser alguien que conozca la historia de la pedagogía, de la educación, de los avances científicos en la materia. Hay que formarse mucho psicopedagógicamente, no dejar de estudiar y de prepararse nunca, ya que esta profesión requiere de una transformación y de una evolución personal continua. De la misma manera tiene que ser alguien que crezca en habilidades intrapersonales como el autocontrol, el autoconocimiento, la autodisciplina, la autoevaluación, la reflexión… Todo esto es una parte fundamental en un ser humano que está expuesto a que lo aprendan otros niños para los que va a ser su referente. Y lo mismo con las habilidades de comunicación como la capacidad de escucha, de mediación, de resolución de conflictos, de resiliencia… todo aquello que le lleva a ser un agente transformador del núcleo social en el que trabaja. La escuela del siglo XXI, y el profesor del siglo XXI, no es la que enseña, sino la que aprende, la que escucha, la que respeta y la que permite que los niños y niñas sean agentes de cambio en el futuro.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/02/15/mamas_papas/1550227101_096010.html

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10 Técnicas de autocontrol para niños

Por: Jennifer Delgado Suárez

Enseñar técnicas de autocontrol a los niños es uno de los mayores regalos que podemos hacerle. De hecho, el autocontrol es una de las habilidades más importantes en la vida y un predictor del éxito que podremos tener. Así lo demostró un experimento clásico de la Psicología desarrollado a finales de 1960 en la Universidad de Stanford.

El experimento que demostró la importancia del autocontrol en los niños

Walter Mischel reclutó a niños de 4 años para realizar su experimento. Cuando los pequeños entraban a la habitación encontraban una mesa en la que había un malvavisco y una campana. Este psicólogo les dijo que tenía que salir de la habitación durante unos minutos, pero que si lograban resistir la tentación y no comerse la golosina, cuando regresara les daría dos malvaviscos en vez de uno. También les explicó que podían tocar la campana para llamarle, pero que en ese caso solo podrían comer el malvavisco que estaba encima de la mesa. En práctica, los niños comprendieron que si esperaban pacientemente y reprimían sus impulsos, la recompensa sería mayor.
Como era de esperar, un tercio de los niños decidieron comerse el malvavisco de inmediato y otro tercio esperó un poco antes de sonar la campana. Sin embargo, hubo un grupo de niños que esperó pacientemente para obtener la mayor recompensa.
Diez años más tarde, este psicólogo se puso en contacto con los padres de los niños que participaron en el experimento. Comprobó que los niños más autocontrolados se habían convertido en adolescentes independientes, con una motivación intrínseca, capaces de afrontar las dificultades y lidiar bien con los fracasos. Al contrario, los niños que se dieron por vencidos rápidamente y cedieron a sus impulsos se convirtieron en adolescentes con menos tolerancia a la frustración, más desorganizados y con una motivación predominantemente extrínseca.
Estos resultados, que después han sido replicados en otros experimentos, sugieren que el autocontrol se forma a edades muy tempranas y que es una piedra angular en la personalidad y la manera de responder ante los retos de la vida. La buena noticia es que existen diferentes técnicas de autocontrol para niños, de manera que estos aprendan a controlar sus impulsos y gestionar sus emociones desde pequeños.

3 componentes fundamentales del autocontrol

Ante todo, es fundamental comprender que el autocontrol es la capacidad para regular las emociones, pensamientos y comportamiento frente a las tentaciones e impulsos. Es una función ejecutiva que nos ayuda a regular nuestras primeras respuestas en aras de alcanzar otros objetivos o adaptar mejor nuestro comportamiento el medio.
Sin embargo, el autocontrol es una capacidad compleja en la que intervienen otras habilidades:
1. Introspección. Para ejercer el autocontrol primero es necesario ser capaces de reconocer los estados emocionales y detenernos antes de llegar al punto de no retorno. Esto significa que es fundamental desarrollar habilidades de autoobservación o introspección.
2. Bloqueo del impulso. En un segundo momento es necesario bloquear los impulsos, de manera que podamos pensar en una respuesta mejor. La capacidad para bloquear las primeras reacciones no se desarrolla por completo hasta los 7 años, cuando los lóbulos prefrontales han madurado lo suficiente, pero se puede ir estimulando desde edades más tempranas.
3. Autorrefuerzo. Por último, es importante comprender que el autocontrol no es una capacidad inagotable, es necesario que vaya de la mano de la capacidad para automotivarse. Significa que el niño debe sentirse contento con sus resultados, que debe percibir que está avanzando en la dirección correcta, para lo cual es necesario recompensarle y felicitarle por sus logros.

Técnicas para desarrollar la introspección y la capacidad para bloquear los impulsos

1. Juego de las estatuas
Es una técnica divertida y muy eficaz para desarrollar el autocontrol en los niños más pequeños. Se trata de que el niño se quede inmóvil cuando escucha la palabra “estatua”. Para complejizar aún más el juego, se pueden incluir muecas o movimientos raros para intentar que el niño se ría.
El objetivo de esta técnica es que el niño aprenda a controlar sus impulsos, lo cual estimula el desarrollo de las áreas prefrontales del cerebro, las cuales no terminan de madurar hasta los 7 años, aproximadamente.
 
2. Parte meteorológico
El objetivo de esta técnica es promover la conciencia emocional del niño, haciendo que desarrolle la introspección. Al inicio habrá que guiarlo, por lo que es importante sentarse a su lado y preguntarle cómo se siente en ese momento. Se le puede preguntar: «¿Qué tiempo está haciendo allí dentro?»
Si se siente relajado y tranquilo puede decir que brilla el sol, si está preocupado puede indicar que hay nubes y si se siente muy tenso, que está a punto de caer un chaparrón. La idea de esta técnica es que observe el «tiempo» que hace en su interior pero sin apegarse a esos estados de ánimo.
Así aprenderá a detectar rápidamente las señales de ira y enfado, a la vez que ampliará su conciencia emocional.
3. El volcán
Es una técnica de autocontrol para niños muy eficaz, sobre todo en esos momentos en los que el pequeño parece a punto de explotar. La idea es recurrir a las imágenes para concientizar el comportamiento, de manera que el pequeño pueda detectar cuándo está a punto de comportarse de manera inadecuada y se detenga antes de llegar al punto de no retorno.
Le pedimos que imagine su interior como si fuera un volcán, el cual contiene toda su fuerza y energía. Hay que explicarle que, al igual que los volcanes, su volcán interior también se descontrola y entra en erupción, haciendo que exploten sus emociones. De esta forma aprenderá a distinguir la ira, el enfado, la irritabilidad o la frustración.

Técnicas de relajación infantil

4. Tocar agua o arena
Es una técnica de autocontrol de carácter holístico que recurre a los estímulos sensoriales, perfecta para los niños que se calman a través de los sentidos. Solo es necesario encontrar los estímulos más relajantes para cada pequeño.
Algunos pueden calmarse jugando con el agua, agregándole un poco de jabón para que haga espuma o burbujas. Otros se relajan jugando con una caja de arena. La clave radica en que los niños más sensibles disfrutan mucho con las diferentes texturas y aromas, por lo que pueden utilizarse para calmar sus emociones.
5. Soplar burbujas
Está técnica de autocontrol infantil persigue el objetivo de lograr la calma regulando la respiración. Sin embargo, como es difícil que los niños pequeños practiquen técnicas de respiración diafragmática pensadas para los adultos, esta es una versión divertida.
Consiste en imaginar que se hacen burbujas, para lo cual el niño tendrá que controlar su respiración. Debe soplar suavemente para que las burbujas se formen. Al inicio podemos acompañarle para demostrarle cómo se hace.
Lo interesante es que a través del control de la respiración se logran equilibrar muchas otras funciones del organismo, como el ritmo cardiaco, por lo que poco a poco la ira y la ansiedad van desapareciendo.
6. La rana
El objetivo de esta técnica es lograr que el niño aprenda a respirar profundamente y pueda darle una salida positiva a sus estados emocionales. Se le explica que puede imitar a una rana, un animal capaz de dar grandes saltos pero también de quedarse muy quieto, observando lo que sucede a su alrededor, sin reaccionar de inmediato.
Entonces se le pide que respire como la rana, tomando lentamente el aire por la nariz mientras infla la barriga y soltándolo muy suavemente por la boca, mientras se desinfla. Mientras respira como la rana, a su mente pueden acudir muchos pensamientos, le enseñamos a notarlos y dejarlos ir, mientras se centra únicamente en su respiración y el movimiento de la barriga.
 
7. Pelota antiestrés
Esta técnica de autocontrol para los adultos también funciona para los niños. De hecho, podemos ayudarles a contruir su propia pelota antiestrés, una tarea sencilla y divertida.
Hay que tener un globo grueso, o colocar uno dentro de otro para hacerlo más resistente y rellenarlo de arros o alpiste. Es importante que la pelota no sea demasiado grande ya que debe caber en la palma de la mano del niño. También puede pintarle una carita o personalizarla como prefiera.
Luego, cuando se sienta tenso, ansioso, frustrado o irrritado, solo tiene que coger su pelota antiestrés y jugar con ella.
 
8. Frasco de la calma
Esta técnica debería formar parte del arsenal de recursos educativos de todos los padres ya que funciona de la misma manera que el yoga, la meditación o la relajación, ayudando a despejar la mente. El secreto radica en que los movimientos de la purpurina dentro del frasco tienen un efecto casi hipnótico que captura la atención y ayuda al niño a limpiar la mente de todos esos pensamientos que alimentan la ira o la ansiedad.
Para preparar el frasco de la calma hay que llenar un frasco de plástico transparente hasta la mitad con agua caliente y luego añadir un poco de pegamento líquido transparente y glicerina, el pegamento hará que el agua se vuelva más densa, por lo que mientras más contenga, más lento será el movimiento de los pequeños granos de purpurina. Luego se añade la purpurina y otro poco de agua, dejando aproximadamente un dedo de aire para que el contenido tenga espacio para moverse. Cuando el niño lo necesite, puede agitar el frasco de la calma y relajarse.

Técnicas de autocontrol para niños mayorcitos

9. El semáforo
Es una técnica de autocontrol para que los niños aprendan a regular sus comportamientos impulsivos y arranques de ira. Para aplicarla, es necesario que el pequeño aprenda a identificar las señales que indican que se está enfadando o irritando. Cuando las perciba, debe “actuar” como si fuera un semáforo.
El rojo indica que debe detenerse; es decir, quedarse quieto hasta que se calme. El amarillo indica que necesita pensar sobre lo que está ocurriendo y buscar soluciones más asertivas. El verde indica que puede actuar para llevar a la práctica las soluciones.
Al inicio es conveniente guiar al niño, enseñándole a detectar las señales de ira o irritación y aplicar junto a él los colores del semáforo.
10. Rueda de opciones
Es una técnica de autocontrol que consiste en crear junto al niño una rueda con opciones de actividades que puede hacer para calmarse cuando se siente enojado frustrado. La rueda tendrá forma de pastel y se dibuja sobre una cartulina, haciendo pequeñas porciones en las que se escriben las actividades o, si el niño es pequeño, se le pide que las dibuje o que pegue una imagen que las represente.
Algunos ejemplos de actividades alternativas a la ira pueden ser: dibujar, contar hasta diez, saltar, escuchar su música preferida… Cualquier actividad que le ayude a relajarse es válida, siempre y cuando no comprometa la integridad del niño o de las personas que le rodean.
Es importante que el pequeño se comprometa en proponer actividades que le relajen. Luego, cuando sienta que está frustrado o enojado, solo tendrá que darle la vuelta a la rueda de opciones y realizar la actividad que corresponda.

Fuente: https://www.rinconpsicologia.com/2017/08/tecnicas-de-autocontrol-para-ninos.html

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No te engañes, tu hijo no necesita una tableta

Por: Catherine L´Ecuyer

La tecnología es útil en mentes preparadas para usarlas, no en mentes inmaduras sin autocontrol.

La Asociación de Pediatría Canadiense ha publicado recientemente sus recomendaciones respecto al consumo de medios digitales en edades tempranas. Se parecen mucho a las recientes de la Academia Americana de Pediatría. Es lógico, ya que los estudios sobre los que se apoyan ambas organizaciones son los mismos.

Limitar el tiempo de medios digitales para los niños de menos de 5 años

1. Nada de consumo para los niños de menos de 2 años

2. Menos de una hora al día para los niños de entre 2 y 5 años

3. Nada de consumo una hora antes de ir a la cama

4. Nada de consumo pasivo de pantalla en los parvularios (o sea, nada de películas comerciales)

5. Concretar tiempos libres de pantalla durante las comidas y durante el tiempo de lectura

Atenuar los riesgos asociados con el consumo de medios digitales

6. Controlar el contenido y estar, en la medida de lo posible, con el niño mientras consume pantalla

7. Dar prioridad a contenidos educativos y adaptados a la edad de cada niño

8. Adoptar estrategias educativas para la autorregulación, la calma y el establecimiento de límites

Estar atento a la utilización de las pantallas

9. Tener un plan (no improvisar) respecto al uso de las pantallas en el hogar

10. Ayudar a los niños a reconocer y cuestionar los mensajes publicitarios, los estereotipos y otros contenidos problemáticos

11. Recordar que demasiado tiempo dedicado a las pantallas deriva en oportunidades perdidas de aprendizaje (los niños no aprenden a través de la pantalla en esas edades)

12. Recordar que ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia

Los adultos deberían dar el ejemplo con un buen uso de las pantallas

13. Sustituir el tiempo de pantalla por actividades sanas, como la lectura, el juego exterior y las actividades creativas

14. Apagar los dispositivos en casa durante los momentos en familia

15. Apagar las pantallas mientras no se usan, evitar dejar la televisión “siempre puesta”

En 2006 y en 2011, la Academia Americana de Pediatría ya había hecho recomendaciones parecidas, pero estaban basadas principalmente en investigaciones sobre el consumo de la televisión, ya que no había aún conjuntos de estudios concluyentes sobre el efecto de la tableta o del smartphone en la mente infantil. Este vacío temporal dio mucho que hablar. Dimitri Christakis, uno de los principales expertos mundiales en el efecto pantalla —y sobre cuyos estudios se basó la Academia Americana de Pediatría para emitir sus recomendaciones de 2006 y 2011—, se preguntó públicamente en 2014 si esas recomendaciones se aplicaban también a la tableta, dada su peculiar interactividad.

Su pregunta —que no se apoyaba en estudios, sino en su intuición personal— sembró la duda, y provocó la publicación de cientos de artículos en Internet que la interpretaban como una bendición de la tableta en el ámbito educativo. El argumento era que quizá no es lo mismo estar pasivamente sentado ante un televisor que estar jugando con la tableta. Los estudios no confirmaron su hipótesis. Hoy sabemos que los estudios no marcan diferencias sustanciales para esos dos medios antes de los 5 años, ya que el efecto pantalla tiene más inconvenientes que beneficios para esa franja de edad.

Los niños no aprenden a través de una pantalla, sino mediante la experiencia con lo real y a través de sus relaciones interpersonales

El consumo de pantalla por encima de lo recomendado por las principales asociaciones pediátricas en el mundo puede contribuir a un déficit de aprendizaje, a una pérdida de oportunidades de relaciones interpersonales, a la impulsividad, a la inatención, a la disminución del vocabulario, a problemas de adicción y de lenguaje. Y el etcétera es largo. La lógica es que la atención que un niño presta ante una tableta no es una atención sostenida, sino una atención artificial, mantenida por estímulos externos frecuentes e intermitentes. Quien lleva la rienda ante una tableta no es el niño, sino la aplicación del dispositivo, programada para enganchar al usuario.

En definitiva, hoy sabemos que los niños no aprenden a través de una pantalla, sino mediante la experiencia con lo real y a través de sus relaciones interpersonales con una persona sensible. Y los dispositivos, por muy sofisticados que sean sus algoritmos, carecen de esa sensibilidad. Porque la sensibilidad es profundamente humana.

El cerebro humano está hecho para aprender en clave de realidad y los hechos nos indican que los niños aprenden a través de experiencias sensoriales concretas que no solamente les permiten comprender el mundo, sino también comprenderse a sí mismos. Todo lo que los niños tocan, huelen, oyen, ven y sienten deja una huella en su mente, en su alma, a través de la construcción de su memoria biográfica que pasa a formar parte de su sentido de identidad. En definitiva, los niños aprenden en contacto con la realidad, no con un bombardeo de estímulos tecnológicos perfectamente diseñados. Tocar la tierra húmeda o mordisquear y oler una fruta deja una huella en ellos que ninguna tecnología puede igualar.

Y eso de que perderán “el tren” u “oportunidades laborales” por no saber usar una tableta… Pues quizá ya es tiempo de que borremos esas arcaicas ideas de nuestras acomplejadas mentes de inmigrantes digitales. La tecnología está programada para la obsolescencia, como es lógico. Es ley de mercado. No nos engañemos, si nuestro hijo o nuestra hija aprende sin ayuda a manejar un smartphone en cinco minutos, no es porque nació nativo digital y por lo tanto sumamente inteligente, es porque los ingenieros que conciben y diseñan esos dispositivos son inteligentes inmigrantes digitales. Steve Jobs lo sabía porque los contrataba él, quizá por eso no dejaba a sus hijos usar el IPad. Y quizás por eso altos directivos de empresas tecnológicas de Silicon Valley mandan a sus hijos a una escuela que no usa pantallas.

Tocar la tierra húmeda o mordisquear y oler una fruta deja una huella que ninguna tecnología puede igualar

No nos dejemos enredar por la idea de que “la mejor educación en el uso responsable de las tecnologías se hace adelantando la edad de uso”. Los estudios no respaldan esa hipótesis, que demasiadas veces nos presentan fundaciones y empresas educativas patrocinadas por entusiastas empresas tecnológicas. Es una lástima que el ámbito científico no tenga los recursos económicos suficientes para divulgar sus hallazgos, para competir contra los ilimitados presupuestos de marketing de las empresas tecnológicas y contra el “trance digital” que sufren algunas empresas educativas. Ese trance digital es contagioso y puede hacer perder la perspectiva a más de un padre, llevándoles a percibir un cambio tecnológico con una actitud de fascinación casi apocalíptica, que interpreta el cambio tecnológico como radicalmente determinante y revelador del futuro, como una condición sine qua non para el progreso de la educación de sus hijos.

Al ritmo actual de la obsolescencia tecnológica, esa tesis no es realista. Claro que es importante la tecnología, claro que mejora nuestra calidad de vida. ¿Quién se imagina conduciendo sin GPS y con mapas enormes de papel, siendo operado con tecnologías antiguas, buscando una dirección o planificando vacaciones sin Internet, o trabajando a diario sin un ordenador en condiciones? No, no se trata de ser un nostálgico del papel. Sin embargo, la tecnología es útil y maravillosa en mentes preparadas para usarlas, no en mentes inmaduras que todavía no tienen capacidad de autocontrol, templanza, fortaleza y sentido de la intimidad. En un mundo con más pantallas que ventanas, la mejor preparación para el mundo digital siempre será la que ocurre en el mundo en tres dimensiones, en el mundo real.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/07/16/mamas_papas/1500184427_052226.html

 

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Por qué enseñar a discutir ayuda a los niños a mejorar en la escuela

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Un estudio realizado en 78 escuelas inglesas determinó que enseñar a los chicos a discutir tiene claras repercusiones en el aprendizaje escolar. Se observó un aumento de sus capacidades cognitivas en materias como inglés, matemáticas y ciencias.

Es muy común escuchar en discusiones entre padres e hijos la frase «no me discutas que soy tu padre». Esta frase debería ser desterrada ya que estudios científicos confirmaron que la discusión es uno de los ejes fundamentales para el desarrollo cognitivo de los más pequeños de la familia.

La investigación fue impulsada por la Universidad Sheffield Hallam y se realizó en 78 escuelas británicas. En el caso de 2.493 alumnos de entre 9 y 10 años, que recibieron una intervención escolar focalizada en aprender a razonar, discutir y argumentar, se observó un importante progreso en materias como matemática, inglés y ciencias. En solo dos meses, los avances de este primer grupo fueron mayores en comparación con los alumnos que no recibieron esta técnica de aprendizaje escolar.

La investigación analizó durante dos meses a 2.493 alumnos de entre 9 y 10 años que demostraron un importante progreso en el aprendizaje en inglés y ciencias (iStock)

La investigación analizó durante dos meses a 2.493 alumnos de entre 9 y 10 años que demostraron un importante progreso en el aprendizaje en inglés y ciencias (iStock)

«Los resultados arrojados por este estudio sugieren que este tipo de enfoque puede mejorar el pensamiento global de los niños y las habilidades de aprendizaje en lugar de fomentar su conocimiento cognitivo en un tema en particular», aseguró en su estudio Kevan Collins, director ejecutivo de la Fundación de Dotación Educativa (EEF).

Los maestros fueron capacitados para poder aplicar esta técnica que tiene como objetivo maximizar el poder de diálogo en el aula para aumentar el compromiso de los alumnos, el aprendizaje y logros personales. El programa utiliza material en video y papel, así como una tutoría en la escuela para apoyar la planificación, la enseñanza y la evaluación de los profesores en diferentes materias escolares.

El programa utiliza material de video e impresión, así como tutoría en la escuela para apoyar la planificación (iStock)

El programa utiliza material de video e impresión, así como tutoría en la escuela para apoyar la planificación (iStock)

«Hacer que los niños piensen y hablen sobre su propio aprendizaje de manera más explícita puede ser una de las herramientas más efectivas para mejorar los resultados académicos. Pero puede ser difícil poner esto en práctica en el aula. Aunque no hay estrategia o truco simple, el informe de evaluación de hoy sobre la enseñanza dialógica da a los directores de escuelas primarias y a los profesores pruebas prácticas sobre un enfoque que parece ser eficaz en diferentes materias», detalló Collins.

El programa desarrolla lo que se conoce como «rutinas de pensamientos» que ayudan a los alumnos a analizar y razonar sobre la temática a trabajar. Se trata de impulsar una pregunta inspiradora que invite a la discusión grupal; estas simples técnicas, si se practican de manera frecuente en el aula, se naturalizan y los sujetos podrán aplicarlas a la totalidad de sus mundos cognitivos.

 El programa desarrolla lo que se conoce como “rutinas de pensamientos” que ayudan a los alumnos a pensar y razonar sobre la temática a trabajar (iStock)
El programa desarrolla lo que se conoce como “rutinas de pensamientos” que ayudan a los alumnos a pensar y razonar sobre la temática a trabajar (iStock)

Pero este modelo educacional ya fue expuesto hace años por uno de los más significativos pedagogos, Paulo Freire, quien aseguraba que el conocimiento no se transmite, sino que se «construye», y que el acto educativo no consiste en una transmisión de conocimientos, sino que es el goce de la construcción de un mundo común entre alumno y docente.

Su teoría ya se ha impulsado en varios países del mundo y evidencia su rotundo éxito en materia de conocimiento y desarrollo intelectual. La coparticipación de los más chicos tanto en las aulas como en el hogar es la puerta para que puedan comprender la fuerza transformadora de su interior.

Está técnica de aprendizaje ya fue desarrollada por el pedagogo Paulo Freire, quien aseguró que la clave del conocimiento es la construcción y no la transmisión (iStock)

Está técnica de aprendizaje ya fue desarrollada por el pedagogo Paulo Freire, quien aseguró que la clave del conocimiento es la construcción y no la transmisión (iStock)

Como lo señaló Freire: «La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados ‘ignorantes’ son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una ‘cultura del silencio’«.

Fuente: http://www.infobae.com/tendencias/2017/07/14/por-que-ensenar-a-discutir-ayuda-a-los-ninos-a-mejorar-en-la-escuela/

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