Son graduadas universitarias y participan de Enseñá x Argentina, un programa que promueve la incorporación de jóvenes profesionales en comunidades educativas postergadas.
América del Sur/Argentina/24.10.2017/Autor y Fuente:http://www.lanacion.com.ar/
Lucía Hermelo y Lourdes Ollivier son dos jóvenes profesionales que «quieren cambiar el mundo» a través de la educación. Así se presentan en el primer minuto de diálogo con LA NACIÓN, sentadas en el despacho de Omar Brandan, el director de la Escuela de Educación Secundaria Técnica Número 1 de Vicente López. Tienen 30 y 28 años y hace 9 meses participan del programa de Enseñá x Argentina, una ONG que promueve el trabajo colaborativo entre docentes y graduados universitarios con el objetivo de mejorar la calidad educativa en escuelas de contextos vulnerables de Buenos Aires, Córdoba, Salta y Jujuy.
«Me uní al programa para cambiar el mundo y los estudiantes me enseñan todos los días que ellos son los que lo van a cambiar», dice Lucía Hermelo, que es abogada, estudió Comunicación Social y ahora cursa el Profesorado en Educación Media y Superior en la Universidad del Salvador con una beca de la fundación. Lucía y Lourdes dedican quince horas de sus semanas al voluntariado en la escuela técnica de Vicente López y cinco horas a un proyecto institucional anual que desarrollaron luego de hacer un relevamiento del estado de la educación en el colegio. «Hicimos encuestas a todo el personal e identificamos distintas situaciones a tratar durante el año, entre las cuales la convivencia y la comunicación eran una de las más requeridas. En base a eso planificamos talleres con la idea de que sea un espacio seguro y de que nadie se quede afuera», explica Hermelo.
La fundación le acercó la propuesta a la institución a fines del año pasado y concretaron una reunión con el personal del colegio para ofrecer el trabajo en conjunto con las PExAs (Profesionales de Enseñá x Argentina). «El objetivo estaba claro: que los chicos se sientan más contenidos y más acompañados en el aula con el fin último de mejorar el rendimiento y redefinir el paradigma de enseñanza de acá a dos años», dice Omar Brandan, director y docente. Enseguida algunos docentes de materias como geografía, matemática y electrónica se mostraron interesados y en marzo de este año conocieron a Lourdes y a Lucía, que durante dos años serían sus «parejas» pedagógicas en las aulas.
Sobre el trabajo colaborativo, ambas resaltan que las recibieron con los brazos abiertos y se sintieron muy cómodas desde el inicio: «Que nos reciban en sus aulas es un gesto de humildad enorme y nosotras nos fuimos adaptando a la necesidad de cada docente anfitrión y de cada curso», relata Hermelo, al tiempo que Ollivier destaca la retroalimentación positiva entre ella y su pareja.
Una de las mayores preocupaciones era cómo las recibirían los alumnos. «Los chicos lo naturalizan por completo, tienen la posibilidad de tener dos ‘profes’ y eso es algo muy rico para ellos. Si tienen alguna duda y una está explicando la otra está disponible», afirma con convicción Ollivier, que es licenciada en psicopedagogía. Al principio fue una cooperación más accesoria, ligada a tareas de asistencia: «Una de las primeras clases me causó mucha gracia porque una de las chicas estaba sosteniendo un mapa de la Argentina. Su primera función fue de perchero más o menos», bromea Brandan, y afirma, ahora serio, que los primeros resultados se vieron en la modalidad de enseñanza.
A medida que transcurrió el tiempo, el vínculo entre las nuevas docentes con los demás integrantes del aula se fue fortaleciendo. Observaron el trabajo de su pareja, aprendieron los nombres de cada uno de los estudiantes, los conocieron en profundidad y empezaron a intervenir en la dinámica de la clase. «El 70% de las aulas tienen equipos multimedia. El recurso está, pero muchas veces el docente no tiene el tiempo ni la experiencia necesaria para usarlo y la incorporación de las chicas fue muy valiosa en este sentido, porque han colaborado mucho en la preparación del material, asistencia en el aula y el trabajo en equipo», indica Brandan.
Walter Suszynski, un alumno de sexto año de la escuela, cuenta en diálogo con LA NACION que la incorporación de las chicas lo ayudó a mejorar en las dinámicas grupales: «Es bueno tener a alguien formado de esa manera para que te ayude a mejorar, que te anime y que te enseñe a trabajar en grupo en la escuela».
«Yo el cambio lo noté sobre todo en las habilidades socioemocionales que intentamos trabajar. Al ser una escuela técnica hacemos esfuerzo en esa otra pata, que el día de mañana les van a servir no sólo en la escuela, sino para la vida misma», relata Hermelo con los ojos entrecerrados por su sonrisa. «Ellos mismos notan el cambio y enseguida lo quieren dar a conocer; es hermoso para el poquito tiempo que llevamos en la escuela», continúa.
Ollivier hace hincapié en la evolución que hicieron los chicos desde que empezó a trabajar con ellos: «Si uno los motiva y les muestra que el camino es por el esfuerzo realmente hacen un cambio y poder dedicarse a cada uno de los chicos en particular es lo más rico», cuenta, a la vez que opina que «si uno busca un motor de cambio tiene que empezar por la educación».
Abren las búsquedas de voluntarios para 2018
Hace unos días, la fundación anunció que comenzó el proceso de reclutamiento de jóvenes profesionales que, como Lucía y Lourdes, quieran contribuir en mejorar la problemática educativa argentina. El plazo de inscripción finalizará cerca de fin de año y tienen como objetivo sumar a 20 profesionales en CABA, 20 en Córdoba, 8 en Salta y 10 en Jujuy.
Al comenzar el programa, en enero de 2018, realizarán una capacitación de un mes que los prepara para estar en el aula y, además, recibirán una beca total para cursar un profesorado en enseñanza media y superior y encuentros de formación especialmente diseñados por la organización. Durante todo el programa serán acompañados por un tutor que los guía en su crecimiento y los ayudará en la reflexión de sus prácticas dentro de las escuelas.
Sobre el final de la charla, Lucía y Lourdes concluyen sobre la experiencia. «Es un desafío constante y requiere mucho esfuerzo pero lo que te devuelve la experiencia vale la pena. No sólo te encauza en tu vocación, sino que te enseña valores que te marcan para el resto de la vida», dice Lucía, mientras Lourdes la mira con aprobación.Los interesados podrán inscribirse a través de su página web o contactándose al e-mail: quieroserpexa@ensenaporargentina.org .
Fuente:http://www.lanacion.com.ar/2073111-las-jovenes-argentinas-que-quieren-cambiar-el-mundo-a-través-de-la-educacion-en-contextos-vulnerables
Imagen:http://bucket2.glanacion.com/anexos/fotos/17/educacion-2552517w640.jpg