Por: Jessica Mouzo Quintáns
Ustec lleva dos décadas siendo mayoritario en la escuela pública no universitaria.
Si hubo un sector en el que la huelga del pasado miércoles tuvo más seguimiento fue en educación. Tuvo un apoyo del 34%, según la Delegación del Gobierno. Un 45%, según el sindicato Ustec, artífice, en buena medida, de que los docentes apoyaran los paros. Este sindicato, que secundó la huelga convocada por Intersindical-CSC, es mayoritario en la educación pública no universitaria desde hace dos décadas.
Ustec recoge en sus estatutos que es favorable al derecho a la autodeterminación y ha criticado abiertamente la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno central y el encarcelamiento de los exconsejeros. Sin embargo, asegura su portavoz, Ramon Font, “en Ustec hay maestros de todos los colores políticos”. Coinciden algunas voces consultadas. “Es el sindicato más apoyado desde mucho antes de la eclosión del independentismo. Los maestros lo apoyan no por eso, sino porque es el más combativo y el más crítico con todos los gobiernos”, agregan fuentes del sector.
«Ustec es muy plural. Hay mucha gente que no es independentista. Eso no tiene nada que vez», zanja Pere Farriols, portavoz de la federación de padres de secundaria (Fapaes).En esta línea, fuentes conocedoras del sindicato confirman que «hay mucha diversidad interna, no hay una doctrina única».
Según algunos representantes de la comunidad educativa, también es un sindicato muy arraigado en todo el territorio catalán, lo que favorece la cercanía a los docentes. “En esos pueblos donde no hay una iglesia, pero hay una escuela, llega Ustec”, se reafirma Font. “En estos años ha habido un decantamiento por esta línea [más soberanista] pero el éxito viene porque tienen un trato más directo y tienen una red de conexiones por todo el territorio que los hace más atractivo”, insiste Maria Vinuesa, de la asociación de profesores Rosa Sensat. “Son menos verticales que los otros y no se casan con nadie”, añaden otras fuentes. En este sentido, Font reivindica que apenas reciben subvenciones, lo que les da «plena libertad e independencia» para decir lo que quieran. «Le hemos dado a todos. Al PP, a Ciudadanos, al PDeCAT… hasta a la CUP. Al que haga falta. Y eso lo ve la gente», apunta el portavoz de Ustec.
Docentes enfadados
Las voces consultadas coinciden en que, además del tirón de Ustec, si algo hizo parar a los docentes —unos 30.000 maestros de la pública y 6.000 de la concertada, según el propio sindicato— es el “enfado de los maestros por verse en el punto de mira”. “Esto no va de soberanismo. Es intolerable que digan que se adoctrina y que se use la escuela como arma política”, lamenta Vinuesa. «Hay un malestar importante. Se ha visto atacada la escuela catalana en dos frentes: la politica ligüistica y las acusaciones de adoctrinamiento. Así se explica la sobrerepresentación de huelguistas en el contexto general», admite Font.
«Cada maestro se ha sumado por un motivo distinto. Hay tal variedad e historias diferentes. Pero el tema de la escuela catalana ha hecho mucha mella», reconoce Isabel Sánchez, presidenta de la asociación de directores de colegios, Axia. «Las escuelas han estado en el punto de mira para explicar otras cosas, no por su trabajo. Todo ese proceso de poner la mirada en la educación hace que se sientan más vulnerables y salgan a protestar», agrega Belén Tascón, presidenta de la federación de padres y madres (Fapac)
Pese a las fuertes consignas políticas que se oyeron y manifestaron durante la jornada de huelga, Font reivindica que el paro docente no fue político, sino laboral. «Puede ser política porque la gente se la apropie pero la política ha tocado las condiciones laborales. Que yo, que soy profesor de Ciencias Sociales, no pueda hablar de política en clase esto es atacar la libertad de cátedra», opina.
Fuente: https://elpais.com/ccaa/2017/11/10/catalunya/1510341386_254791.html