Polarizados de acento pijo

Por: Sandra León

Los ciudadanos con más nivel educativo muestran afinidades partidistas más fuertes.

Una de las consecuencias de la polarización política es que disuelve los consensos que la sociedad ha ido forjando alrededor de ciertos temas. Lo vemos estos días con la evolución de la confianza en las instituciones europeas en Cataluña. Pero también ocurre en cuestiones que, por su naturaleza, uno esperaría que quedaran fuera del debate político, como las relacionadas con el medioambiente. La realidad, sin embargo, es que el debate sobre el cambio climático no escapa a la división política.

Más interesante es que el nivel educativo de los ciudadanos no suavice esa fractura. Como muestran los datos de opinión pública de Gallup, en Estados Unidos los republicanos y demócratas con más formación tienen posiciones sobre las causas y consecuencias del cambio climático más distantes que las que sostienen republicanos y demócratas con menor nivel educativo. A la hora de formarse una opinión sobre el tema, la educación no impide que ignoren el consenso científico en la materia.

La realidad es que la educación no es un factor que modere la división política, sino todo lo contrario. Los ciudadanos con más nivel educativo muestran posiciones ideológicamente más polarizadas y afinidades partidistas más fuertes. Las políticas que defienden estos ciudadanos son más coherentes con sus valores, su posición ideológica y la orientación de su voto. También son más impermeables a los cambios porque son más selectivos a la hora de aceptar nueva información: solo incorporan la que concuerde con su visión del mundo. Estas características explican por qué el aumento de la polarización desde los años ochenta en Estados Unidos se ha concentrado entre los sectores más activos y formados.

En definitiva, una ciudadanía más educada no conduce necesariamente a una política más moderada. Los ciudadanos con más formación son más partidistas, se movilizan más y los representantes políticos suelen hacerles más caso. Si además, los que tienen más ingresos están desproporcionadamente representados entre los más educados, entonces, como dice Larry Bartels, el coro de voces que mueve la política tendrá un marcado acento de clase alta.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/11/21/opinion/1511276353_736769.html

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Sandra León

Politóloga