Por: Americaeconomia/Daniela Arce/12-01-2018
Para Torres, esta revolución debe ser liderada por las escuelas y por los profesores, quienes tienen que ser resilientes, creativos, grandes contadores de historias, amar a sus alumnos, dominar las tecnologías y capaces de adaptarse al cambio, entre otras cosas.
La mejora de la enseñanza en las escuelas suele ser tema recurrente en seminarios y foros alrededor de América Latina y el mundo. Nadie está indiferente ante el comportamiento y motivaciones de las nuevas generaciones y todo lo que se desarrolla a su alrededor, siendo la tecnología uno de los aspectos a los que se presta mayor atención.
No son pocos los que se preguntan si dar cabida o no a los celulares en las clases o cómo aprovechar el internet en las asignaturas. Es sobre estos temas y más que refiere Emilio Torres, economista y coach educativo, quien tiene amplia experiencia en la dirección de centros escolares y estrategias en la gestión de procesos de transformación de múltiples escuelas para ofrecer oportunidades reales para el aprendizaje del futuro.
Torres se presentó en Chile para participar de un taller organizado por Impulsas sobre innovación pedagógica y uso de tecnologías. Conversamos con él acerca de las oportunidades y desafíos que implica adoptar la tecnología en la educación.
-¿Todos los colegios y en todas las asignaturas se deberían utilizar herramientas tecnológicas?
Las herramientas son justamente eso, herramientas, y deben estar al servicio de las personas. En el nuevo contexto social en el que nos encontramos, la tecnología está jugando un papel fundamental. Ha cambiado nuestros hábitos, nuestra manera de comunicarnos, el ocio de niños y adultos, hasta nuestra conducta. Pienso que en el momento actual, hay más tecnología que educación, y la pregunta que me hago, es quién va a educar el uso positiva de esta. Sin duda la escuela debe incorporar esta reflexión, y plantearse seriamente incorporarla en sus planes estratégicos y de innovación y como oportunidad real de mejorar los procesos de aprendizaje de sus alumnos.
-¿Existen instancias donde éstas sean más beneficiosas?
El cambio tan radical de paradigma, pasa por el simple hecho que la información se ha convertido en accesible y al alcance de la mayoría. Esto hace que la disponibilidad de consultarla en tiempo real, conseguir conectar con el mundo al instante y empezar a diseñar un modelo único de comunicación, llamado internet, hace que toda la estructura de la Escuela tenga que sufrir un rediseño. Es ahí que no podemos seguir trabajando con los niños desde departamentos estancos, desde materias independientes del conocimiento.
Para resolver cualquier problema en la escuela y en la vida, debemos tener una visión multidisciplinar del conocimiento, por lo que no tiene sentido distinguir el uso de la tecnología en instancias. Esta nos permite acceder a la información y a su vez, hacer uso de ella desde las múltiples disciplinas del conocimiento, para resolver los nuevos problemas no estructurados que nos retan cada día.
-¿Cree que actualmente existe confusión sobre cómo aplicar y evaluar instancias de innovación pedagógica?
Sin duda. Estamos ante un momento único en la historia, donde se mira a la Escuela con exigencia de cara a que pueda salir de la burbuja en la que lleva inmersa 25 años y que pueda generar procesos de innovación que desarrollen estrategias de aprendizaje que permita ofrecer oportunidades reales de vida. La evaluación y la aplicación de estas innovaciones son fundamentales en el proceso, pero tristemente, los establecimientos educativos no están preparados, los maestros no tienen las herramientas ni los recursos, las familias no han comprendido esta necesidad y los gobiernos siguen haciendo de la educación un comercio y de este, su discurso electoral. No es que sea pesimista, solo que necesitamos una verdadera revolución educativa, liderada por las escuelas y empoderando a los que cada día están frente a los alumnos en los salones de clase. No hay otra opción y es urgente.
-Se sabe que no sirve de nada entregar computadores y otros aparatos tecnológicos a los colegios si es que no hay un apoyo educativo, ¿qué hacer para que los colegios que adoptan innovaciones tecnológicas no dejen en el olvido este camino?
Pues muy fácil, que estas inversiones caen en saco roto. En España, hace unos años, el gobierno hizo una inversión millonaria en dotar a algunos niveles educativos de computadoras y dispositivos a los alumnos. Una decisión sin contar con las escuelas ni los docentes. Obviamente el proyecto fue un fracaso, y el despilfarro millonario. El mayor valor que tiene la escuela, son sus maestros, y son ellos los que deben hacer útil las herramientas, y sentir la necesidad para su uso. Si le entregamos a alguien algo que no necesita, lógicamente esa herramienta será inútil. La innovación no es más que un camino, que de forma ordenada debe ir dando sus pasos. De lo contrario, será un fracaso.
-¿Los profesores están preparados para abrirles la puerta a las tecnologías o se quedaron en el pasado y por lo mismo varios son incapaces de ver las virtudes de estas innovaciones?
No creo que sea cuestión de visión. No me he encontrado con ningún profesor que no entienda la necesidad urgente de incorporar la tecnología a los procesos de aprendizaje. El problema está en que no saben como. Y esto es muy grave. El internet se ha convertido en el sexto continente y en algún momento tendremos que irnos de misión a este. Nuestro chicos navegan en él continuamente, pero nadie les esta pautando o educando en este sentido. Las escuelas deberían ser quien eduquen su uso, pero los maestro no saben y nadie los prepara para ello. Es como si quisiéramos enseñar a nadar y nunca nos hemos tirado a la piscina. Yo hablo que este es el nuevo alfabetismo, la competencia digital, y en este sentido las escuelas están produciendo analfabetos del siglo XXI, aunque leer y escribir.
El alfabetismo de nuestra época es mucho más complejo que enseñar a leer y escribir, y en este sentido, las sociedad más jóvenes están empezando a demostrar síntomas de un analfabetismo muy acusado. No son críticos, no generan procesos de razonamiento para nada creativos y muy poco innovadores. Este es del nuevo vocabulario del que hablo y el cual debería estar en el foco de los proyectos educativos de la Escuela.
-¿Qué papel tienen los gobiernos en capacitar a los docentes en estos temas? ¿Cómo se deberían trabajar estos temas en los colegios?
En este sentido, a nuestros gobernantes políticos, yo les diría, o se lo toman en serio, o que externalizan a profesionales la gestiones de la educación en sus países. Realmente no podemos estar a expensas de la fragilidad de la clase política de nuestra época, ya que se les confía demasiadas responsabilidades y en el momento actual no podemos estar jugando a que sabemos para hacernos la foto.
-¿Qué clase de innovaciones se están llevando a cabo en América Latina y están dando buenos resultados?
América Latina está pasando por un despertar muy interesante en cuando a la renovación de su escuela. Es cierto que cada país ofrece un escenario diferente, con oportunidades y amenazas muy particulares, pero con un denominador común, y es que los maestros están entendiendo que lo que hacen ya no vale, que necesitan fijar un nuevo rumbo y buscar las posibilidades que les haga conectar de nuevo con las nuevas generaciones.
Obviamente, ellos solos no pueden y necesitan que los liderazgos de las escuelas asuman nuevos elementos estratégicos, y que las inversiones puedan estar dirigidas al capital humano. Al final una escuela no es más que personas, educando a personas, para que sean personas.
-Algunos profesores dicen que con este boom de la adopción de tecnologías se les está olvidando en los colegios volver a lo clásico, a contar historias, a mantener a los estudiantes interesados…¿cree que a veces la respuesta está en los más básico que es la enseñanza?
Sin duda. Hemos perdido la esencia y por mucho, y es urgente volver a inspirarnos en que la educación es cosa del corazón. Un aprendizaje sin una emoción asociada no es significativo, y es ahí donde la escuela ha perdido el foco. El alumno no está en el centro, vivimos en la urgencia constante y esto está haciendo a la educación un sistema con una mirada miope. Conectar con los chicos, entre ellos y con sus maestros, volver a la esencia del pasado, con las herramientas del futuro, le van a dar mucho sentido al presente.
-Ya están irrumpiendo con fuerza la educación online a todo nivel, los juegos online y otras plataformas, ¿qué hace falta para sacarles provecho?
Pues muy fácil, necesitamos necesitarlas. Una herramienta se diseña para cubrir una necesidad, y si ésta no está creada, no se le va a sacar provecho. Las plataformas deben estar al servicio de las escuelas y no las escuelas al servicio de las plataforma. Si no te ayuda y complementa en tu trabajo diario, no vale.
-¿Qué rol se espera que tengan los docentes en un futuro, algo así como un facilitador? ¿Es muy difícil que los profesores ahora entiendan esta figura?
Claramente el perfil del educador, no del futuro, sino de hoy, ha cambiado y mucho. Ya no necesitamos educadores que sepan mucho de un contenido. Eso esta en la nube, y está presentado en múltiples formatos, mucho más didácticos de cómo yo los podría presentar en un aula. Lo que si se le pide al educador de hoy, son múltiples cualidades que hasta la fecha no han sido importantes. Conocimientos en ciencias del aprendizaje, metodologías, saber como aprende el cerebro, gestión emocional, coaching y mentoría, psicología y pedagogía,… sin duda, si queremos que la escuela arquitecte un futuro de esperanza, necesitamos a los mejores.
-¿Qué habilidades blandas deben tener los profesores en estos días y a futuro?
Muchísimas. Cuantas más mejor. Yo diría que todas las que están en el discurso actual. Adaptación al cambio, resiliente, creativos, grandes contadores de historias, amor por sus alumnos, dominio de la tecnología actual, con una cultura general muy amplia. Sin duda, como decía antes, los docentes de hoy tienen el futuro es sus manos, son los arquitectos y guardianes del mañana y están llamados a cambiar el principio de las muchas historias que tenemos en las aulas, lo que dará la oportunidad de cambiar el futuro de la historia al completo.