Entrevista a Ebele Okoye, enfermera nigeriana Premio Harambee por la promoción de la mujer.
Por: Carmen Tapia
Los leoneses apoyarán económicamente el desarrollo del proyecto Amad de Ebele Okoye, enfermera nigeriana que ayer visitó el Colegio Peñacorada de León para divulgar el trabajo con el que ha conseguido el premio Harambee en España, una iniciativa que llega ya a 4.000 mujeres y menores.
carmen Tapia | león
—¿Qué es Amad?
—¿A cuántas mujeres han ayudado?
—En diez años hemos llegado a 4.000 personas entre mujeres y niños y niñas.
—En nuestra sociedad se habla mucho del empoderamiento de las mujeres africanas, de cómo tiene en sus manos el futuro de África pero ¿cómo nos ven las mujeres africanas a las europeas?
—(Risas). Con muchísima admiración. Pensamos que gozáis de muchísimas cosas que ellas no tienen. Aquí cada mujer tiene la oportunidad de estudiar. Allí no es fácil. Nosotras queremos que cada mujer africana tenga esa misma oportunidad de ir a educarse en cualquier nivel, pero eso no es tan fácil. Aprovecho esta oportunidad para pediros que las mujeres que estáis aquí con las cosas más fáciles no os olvidéis de las que están allí intentando salir adelante.
—¿Qué se puede hacer desde aquí?
—He vivido en España todo la movilización de las mujeres el día 8 de marzo. He echado en falta un feminismo constructivo, que es mucho más positivo.
—¿A qué se refiere con feminismo constructivo?.
—Aquí están pidiendo todo. Están peleando, por decirlo de alguna manera, contra los hombres. Es como una competición. Creo que hay cosas que sólo están en la naturaleza de las mujeres, vienen como algo natural, el cuidado, los detalles. Hombres y mujeres se complementan. Hay que vivirlo en positivo.
—¿Cómo vivir en positivo que las mujeres africanas no tienen derecho ni a la educación?
—Por eso. Allí no todas las mujeres gozan de esos derechos. Ojalá todas las mujeres africanas tuvieran derecho a una buena educación. Las escuelas allí tienen poca calidad; muchas mujeres se quedan en el pueblo porque ni siquiera pueden aprobar los exámenes para seguir en la Universidad. .
—¿Qué habría que hacer para que este cambio se produzca? ¿cómo sería ese cambio estructural que tiene que producirse para empezar el cambio?
—El gobierno tiene que involucrarse un poco más. En las aldeas no hay una educación de calidad y no todo el mundo puede ir a la ciudad. Las oenegés no tienen ayudas del gobierno nigeriano. Estamos luchando para ayudarles. La mujer africana es muy trabajadora, tiene mucho peso. Ellas se quedan en las aldeas con los hijos mientras los hombres van a la ciudad y a veces no vuelven nunca. Si están ya educadas cuando llegue una oportunidad podrán tomarla, podrán ser líderes. En Nigeria no existen mujeres preparadas para que puedan salir como candidatas en las elecciones. Son muy pocas. Tendría que ser una capacitación de base estructurada.
—Es una tarea complicada en un país del que tenemos noticias de secuestros de niñas, de ablación de clítoris…
—Tenemos miedo de los secuestros, pero la ablación es una tradición. En la ciudad no pasa tanto, pero en las aldeas se practica porque es una tradición. Por eso debemos educar y formar. Con la educación la mujer puede salir de todos los problemas. El cambio tiene que venir desde dentro. Hace cuatro siglos en Nigeria mataban a las niñas gemelas, pero todo eso cambió.
—Usted es farmacéutica ¿cómo fue su oportunidad?
—Tuve suerte. Mi padre era profesor y mi madre enfermera. Somos clase media, que está surgiendo en Nigeria. Muchas mujeres que tienen suerte como yo salen de Nigeria porque no hay oportunidades. Hay nigerianas en todos los lados. Yo me quedo y estoy animando a mis amigas a que vuelvan para ayudar al país.