Educar para incluir

Por: Carmen Landívar de Colonna.

“La educación inclusiva empieza en cada uno, cuando miramos al otro y reconocemos que la diversidad es parte de la naturaleza humana” (Minedu, 2019).

Desde la pedagogía, es un término que hace referencia a la actitud positiva de respuesta a la diversidad desde las instituciones educativas, principalmente la escuela. La inclusión trasciende lo que se conoce como integración, pues aparece como un derecho humano indiscutible. En el Perú lo establece la Ley N° 30797, Art. 19-A, que promueve la educación inclusiva (21/6/2018): el Estado garantiza la creación e implementación de los servicios de apoyo educativo para la atención en educación inclusiva, desarrollando acciones de sensibilización, capacitación y asesoramiento a la comunidad educativa en atención a la diversidad.

La inclusión propone un currículo común para todos en el que implícitamente vayan incorporándose algunas adaptaciones, según las características personales y grupales del alumnado. Así, contribuye a evitar desigualdades y segregación en las instituciones educativas. La escuela inclusiva ha de promover el análisis crítico de los modelos pedagógicos imperantes, de los programas y los proyectos educativos para afrontar adecuadamente los retos de la diversidad. En la actualidad, todavía encontramos alumnos que, según sus características, reciben los apoyos generalmente fuera del aula regular.

La inclusión en el Perú es de interés educativo en la actualidad y es investigado por muchos docentes en quienes se ha elevado ese afán de servicio que es parte de ser maestro. Resulta necesario que los maestros de todos los niveles educativos estemos preparados para ser competentes en la toma de decisiones pedagógicas, según las necesidades de cada estudiante. De esta manera será posible mejorar los aprendizajes, innovando en estrategias que redunden en la calidad educativa.

Las reformas demandan un proceso de reestructuración global para responder a la diversidad. Se debe promover en las escuelas una cultura de colaboración y apoyo mutuo entre profesores, una verdadera integración, diálogo, trabajo en equipo y que seamos capaces de poner en práctica capacidades y modelos de relaciones interpersonales, las cuales quisiéramos que nuestros alumnos practiquen.

A todas estas capacidades debe aspirar el perfil de la formación de los docentes, pues una de las brechas que hay que acortar es la insatisfacción de los docentes en su formación inicial, y continuar en el largo camino de su perfeccionamiento continuo.

La educación inclusiva es, pues, una manera de responder a los retos de la educación del siglo XXI.

Fuente del artículo: http://www.elperuano.pe/noticia-educar-para-incluir-81191.aspx

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Carmen Landívar de Colonna

Docente de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura