Redacción:
Paloma Escudero, jefa de la delegación de Unicef en la COP25, destaca la importancia de incluir a los adolescentes en las mesas de negociación y en los acuerdos para luchar contra el cambio climático.
A Paloma Escudero la rodea casi todo el tiempo el color azul. Al menos, y a simple vista, por su actividad profesional como directora de Comunicaciones de Unicef, cargo que ostenta desde 2013. Pero cuando se habla con ella también surgen el gris y sus distintas tonalidades. Asegura que se dio cuenta «que no todo es blanco o negro» cuando a mediados de los años noventa dio la vuelta al mundo con su marido y visitó 53 países en 15 meses y conoció realidades tan dispares como las de Birmania, Mozambique o Guatemala. A la vuelta de aquella travesía decidió reiniciar su vida laboral en instituciones que trabajasen por la justicia social para asegurarse de que «las personas más vulnerables no fueran las principales víctimas de un mundo injusto».
En 1997 se unió a Oxfam, organización en la que llegó a ser directora de la Oficina de Promoción Internacional para la Unión Europea, en 2000. A Escudero lo que la motiva cada día es que su trabajo suponga un impacto real en un niño en alguna parte del mundo. De visita relámpago desde Nueva York, donde se encuentra la sede central de su organización, a Madrid, ha venido como jefa de la delegación de Unicef a la COP25 a un acto con la Alta Comisionada de Derechos Humanos Michelle Bachelet. En él se ha firmado un acuerdo entre jóvenes activistas y miembros de los Gobiernos de siete países, entre ellos España y Chile, para que las voces de los niños y adolescentes se tengan en cuenta en las mesas de negociación y acción contra el cambio climático. Aprovechando su paso por España habla de la situación actual de la infancia, los planes estratégicos de Unicef en 2020 y el impacto del cambio climático en los más jóvenes.
Pregunta. ¿Qué medidas quieren pedir desde Unicef a los Estados en esta COP25 para luchar contra el cambio climático?
Respuesta. Nuestra petición más importante es que se reconozca que la crisis del cambio climático es una crisis de los derechos de la infancia, y que en los acuerdos que se vayan a firmar en Madrid las necesidades de la infancia y los adolescentes estén bien presentes. Hablamos de políticas que tengan en cuenta el impacto en la salud, en el acceso a agua limpia y potable, en la prevención y en la adaptación de estos niños y jóvenes que viven en zonas con un alto riesgo de incendios e inundaciones. Los aspectos del cambio climático que afectan a la vida diaria de los menores de edad son innumerables y por eso es muy importante que exista un compromiso para poder paliar el impacto que sufren los más vulnerables.
Un niño siempre es un niño, y no hay etiquetas que lo califiquen como emigrante o refugiado. La legislación internacional lo protege
P. Unicef ha lanzado para 2020 el mayor llamamiento de fondos de su historia por el número histórico de niños refugiados en el mundo, La infancia, como colectivo, ¿vive actualmente su peor momento?
R. Se puede decir que no somos conscientes de los millones de niños que en estos momentos viven en zonas con enorme fragilidad o con riesgo diario de no poder crecer educados, seguros y con la salud que deberían disfrutar. Los muchos conflictos que hay en el mundo no empiezan y acaban, sino que se eternizan y cada vez es mayor el número de niños y familias que necesitan nuestro apoyo para sobrevivir, tener una vida digna y acceso a los servicios mínimos de salud. Nuestra gran preocupación son las grandes emergencias, como las que viven Siria y Yemen, pero tenemos que seguir apoyando a aquellos que viven en permanente emergencia en países como República Centroafricana o Bangladés, con la crisis de los ronhingyas.
P. Por el informe Acción Humanitaria para la Infancia 2020 sabemos que Siria, Yemen y República Democrática del Congo, entre otras, son las zonas más críticas del mundo en términos de infancia, pero ¿cuáles les generan más preocupación actualmente y por qué?
Nueve de cada 10 enfermedades que tienen los menores de cinco años se deben a efectos del cambio climático
R. Nos preocupan más aquellas en las que haya miles y miles de niños en una situación de enorme vulnerabilidad y falta de recursos. En estos momentos Bangladés y Afganistán son zonas de enorme fragilidad. Si hablamos de África, tenemos necesidades crecientes en países como Sudán o en República Democrática del Congo, además de la zona del Sahel. Por otra parte, Ucrania, que parece el gran olvidado, pero sigue siendo de alto riesgo. Unicef está presente en más de 50 países, aunque en el foco mediático o incluso en la agenda política muchos de estos hayan desaparecido.
P. ¿Qué se está haciendo para combatir las consecuencias de la crisis climática que sufre América Latina y el Caribe? Los huracanes han dejado a más de 700.000 niños desplazados de sus hogares entre 2014 y 2018.
R. Además del trabajo posterior al desastre natural, cada vez más realizamos un trabajo de prevención y adaptación, porque son ya fenómenos recurrentes y cada año de mayor volumen e intensidad. Nueve de cada 10 enfermedades que sufren los menores de cinco años se deben a efectos del cambio climático, por eso poder reforzar nuestros programas de agua y saneamiento, además del de salud, y garantizar que todos los periodos de vacunación son respetados es esencial. Nos preocupa que cada vez que se producen estos fenómenos atmosféricos haya un parón en el ciclo escolar y que las instalaciones sanitarias se cierren cuando más se necesitan.
P. El movimiento Fridays For Future y el fenómeno Greta Thunberg ha contagiado a miles de jóvenes en todo el mundo a pedir medidas a los Gobiernos para luchar contra el cambio climático ¿Cree que la actual generación de jóvenes es la más concienciada a nivel climático?
El objetivo es que no haya ningún pacto en el marco del cambio climático que no ponga en el corazón del acuerdo las necesidades de los niños
R. Creo que tenemos que escuchar su voz, porque los jóvenes de forma espontánea se han manifestado, pidiendo lo que para ellos es una urgencia en sus vidas: la garantía de que van a poder habitar en un planeta seguro, sostenible. Es muy importante que esas voces que cada viernes nos recuerdan que quieren acción inmediata en el clima estén presentes en Madrid, durante las negociaciones de la COP25, pero también en todas las capitales que van a tener que aplicar y reforzar las políticas paliativas frente al cambio climático. Para nosotros es de una gran importancia hacer de puente entre las voces que surgen en las calles y las redes sociales con los gobernantes. El objetivo es que no haya ningún pacto en el marco del cambio climático que no ponga en el corazón del acuerdo las necesidades de los jóvenes y de los niños.
P. En España y también en Estados Unidos estamos viendo como en la frontera muchos menores no acompañados cruzan y se encuentran solos y en situación de emergencia. Alrededor de esta situación se ha generado un discurso de odio ¿Qué medidas cree que es necesario tomar?
R. Nuestra petición como Unicef, no solo en la frontera de Estados Unidos con México, si no en cualquier parte del mundo donde haya personas que estén viviendo en la pobreza y rodeados de violencia, es asegurarnos que están ejerciendo su derecho a emigrar o pedir asilo. Debemos aplicar la legislación internacional para protegerlos y garantizar que haya un proceso seguro por el que estos menores lleven adelante su proceso de emigración o de solicitud de asilo con éxito. Nuestro lema es Child is a child, es decir, un niño siempre es un niño, y no hay etiquetas que califiquen a un niño como emigrante o refugiado, y la legislación internacional lo protege.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/12/09/planeta_futuro/1575908568_673691.html