La educación en la cuarta revolución industrial

Por: Víctor Muñoz.

Las industrias, sin excepción, se han estado transformado de forma radical en los últimos 10 años. Google cambió el negocio de las páginas amarillas, Netflix el de renta de películas, las Fintech el negocio de los bancos, los asistentes virtuales (chatbots) a los call centers, cloud computing el de la infraestructura tecnológica, Airbnb el de renta de habitaciones, Uber y Didi el del servicio de taxi, Rappi el de los domicilios, y las redes sociales la forma de informarse en el mundo. Es así como Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Wechat y Tik Tok son en muchos casos la fuente predilecta por los usuarios para informarse, pese a que en la mayoría de ellas el contenido nunca ha sido verificado.

A hoy existen más de dos millones de apps disponibles solo en iOS y Android. Estos desarrollos irán aumentando por las disrupciones de la industria con la llegada de la cuarta revolución y sus tecnologías IoT, impresión 3D, realidad aumentada, computación cuántica, inteligencia artificial, blockchain, entre otras.

El sector educativo no es ajeno a este proceso de transformación, y desde hace ya algún tiempo los países han adoptado coding en etapa temprana, STEM en educación básica y secundaria, y el uso de plataformas MOOC como Udacity, Coursera, EDX o Platzi, con enfoque en modelos de certificación de habilidades, sustituyendo los tradicionales grados y posgrados. Incluso muchas empresas han iniciado sus propios campus de formación creando modelos de universidades corporativas.

Colombia, al igual que los demás países, necesita avanzar y no perder el tren de la cuarta revolución industrial, garantizando competitividad y un crecimiento económico continuo. Para poderlo lograr es fundamental una mejora radical en la calidad de la educación. Los resultados en las pruebas PISA de los últimos años muestran que tenemos falencias muy importantes. Solo un 7 % del país es bilingüe y aún seguimos en discusiones conceptuales de proyectos con enfoque STEM y su relación con las humanidades y las artes que no se han implementado. Las matrículas para las instituciones de educación superior han decrecido en los últimos tres años, y las industrias se quejan de la desconexión entre la oferta educativa y los requerimientos del mercado.

El principal cambio que necesitamos en la educación es el del cambio de chip, el cultural, el de mentalidad, esa que no nos permite modificar los modelos actuales de aprendizaje, en donde un ajuste curricular toma décadas, certificar un programa académico varios años, donde no se permite evaluar la calidad porque no es considerado algo pertinente. La política pública de transformación digital e inteligencia artificial, la política de tecnologías para aprender, el informe de la Comisión Nacional de Sabios y el Plan Decenal de Educación son elementos valiosos para ejecutar este proceso de transformación que requiere el país. Se necesita la participación de todos para poder avanzar, del Gobierno nacional y el regional, de maestros, padres de familia, estudiantes, universidades y el Sena, entre otros, dado que el propósito máximo debe ser la mejora en calidad y la pertinencia en la educación.

El Ministerio de Educación ha dado pasos en el camino correcto: el decreto 1330 de 2019, los Nova Camp de innovación, los pilotos en STEM, la nueva política de acreditación y en pocos días el lanzamiento del laboratorio de innovación son muestra de ello; sin embargo, necesitamos mayor velocidad en la implementación y esto requiere la cooperación de todos los sectores para lograrlo; debemos pasar a la definición de orientaciones pedagógicas que permitan incorporar STEM en los colegios, cerrar la brecha de bilingüismo en por lo menos 10 puntos porcentuales, en el nuevo ministerio de ciencia y tecnología modificar los modelos de puntajes por papers a investigación aplicada, trabajar en esquemas de reconversión laboral a través de la formación y, fundamental, crear un sandbox regulatorio para la certificación de nuevos programas de las instituciones de educación superior.

La cuarta revolución cierra brechas y permite el acceso en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos, pero esto dependerá del esfuerzo conjunto del ecosistema de innovación y transformación digital, desde donde se promueva el desarrollo de competencias para el pensamiento computacional, crítico y creativo y el desarrollo del talento digital necesario para ser jugadores principales.

Fuente de articulo: https://www.elespectador.com/opinion/la-educacion-en-la-cuarta-revolucion-industrial-columna-897938

Comparte este contenido:

Víctor Muñoz

Columnista del Espectador