Redacción: El Universal
Hay significativos progresos educativos en la región, particularmente en cobertura, pero las brechas son muy altas, y la alejan fuertemente de las necesidades del siglo XXI.
Hay consenso en América Latina en el papel decisivo de la educación.
Pero mientras en Finlandia, y otros países como China y los tigres asiáticos, el discurso común sobre la educación se plasmó en altas inversiones, la institución de carreras docentes jerarquizadas, y exigentes políticas de calidad educativa, en América Latina el discurso difiere de los hechos.
En la mayoría de los países la inversión en educación con avances está lejos del promedio de los países de la OCDE, 5.2% del producto bruto. La del Perú, 3%, y la de República Dominicana aún menor. La asignación de los recursos sigue en muchos casos los patrones agudos de desigualdad. Así UNESCO estima que un estudiante de nivel socioeconómico inferior, tiene en Perú 7 veces más probabilidad de bajo rendimiento que los de los estratos superiores. Chile, uno de los de más alta inversión en educación, tiene un sistema establecido por la dictadura de Pinochet, con tan agudas desigualdades internas, que ha sido objeto de protesta permanente, y fue uno de los detonantes de la sublevación social masiva reciente.
El discurso proeducación muestra también una pronunciada asimetría con la situación del pilar fundamental de la misma, los maestros. Mientras que en Finlandia, Corea o Canadá, ganan más que el promedio de sueldos, en la región están por debajo del mismo. Los maestros de primaria perciben una cuarta parte menos que otras profesiones. Los incentivos para la carrera docente son asimismo débiles, y son subvalorados socialmente.
Estos y otros factores llevan a rendimientos limitados. De acuerdo a UNESCO, el 50% de los estudiantes están entre los niveles más bajos de desempeño.
¿Cuánto saben los estudiantes de América Latina en comprensión lectora, matemáticas, y ciencias?. En la última edición de la prueba internacional PISA que lo mide, participaron 76 países. Los rendimientos más elevados fueron alcanzados por China, Singapur, Estonia, Canadá, Finlandia, Irlanda, Corea del Sur, Polonia, Suecia y Nueva Zelandia. Todos los países latinoamericanos figuran después de la mitad de la tabla. El primero es Chile 43 (que arrastra la fuerte crisis de desigualdad antes señalada), Uruguay 48, y Costa Rica 49. En los últimos 15 puestos están Perú, 64, Panamá, 71, y República Dominicana, 76.
Entre otros aspectos, los estudiantes de Pekín y Shanghái trabajan 55 horas semanales, casi el doble que los de América Latina.
Medidos con otra dimensión, conocimientos sobre derechos humanos, también hay un déficit pronunciado. El 68% de los educandos apenas conocen la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
A los temas de recursos, desjerarquización de la carrera docente, niveles de deserción y aprendizaje mayores en los niños pobres, en un Continente donde la pobreza ha tendido a subir en los años recientes, y es hoy según CEPAL, el 30.8% de la población, se le suma una carga adicional. Según un nuevo informe UNESCO, el bullying crece. El 32% de los alumnos fue objeto de acoso físico, sexual o psicológico, por lo menos una vez en el último mes. Afecta seriamente el desempeño escolar, eleva el ausentismo, y genera abandonar la educación después de finalizar la secundaria.
Hay significativos progresos educativos en la región, particularmente en cobertura, pero las brechas son muy altas, y la alejan fuertemente de las necesidades del siglo XXI. Es urgente salir del solo discurso, y hacer reformas de fondo que enfrenten problemas como los planteados.
Fuente: https://www.eluniversal.com/el-universal/61129/deficits-en-educacion-en-la-region