Egipto/10 abril 2016/ Autor: EFE/ Fuente: http://www.20minutos.es/
Así lo pone de manifiesto un proyecto llevado a cabo por científicos de las Universidades de Granada y Jaén en la necrópolis egipcia de Qubbet el-Hawa.Han estudiado, a partir de restos esqueléticos y momias, las condiciones de vida de los gobernadores del Antiguo Egipto, de hace unos 4.000 años.A pesar de que siempre se habla del esplendor de esta civilización, el pueblo estaba «al límite de la supervivencia», con una alta mortalidad infantil y enfermedades.Esta situación no era ajena a los gobernantes de la época: el mismísimo faraón Tutankamon llegó a morir con tan solo 19 años.
La intervención llevada a cabo por un equipo multidisciplinar de científicos de las Universidades de Granada y Jaén en la necrópolis egipcia de Qubbet el-Hawa ha revelado nuevos datos sobre las lamentables condiciones de vida de sus habitantes, a pesar de la riqueza que tuvo esa civilización.
El proyecto científico ha estudiado, desde mediados del pasado febrero y a partir de restos esqueléticos y momias, las condiciones de vida de los gobernadores del Antiguo Egipto, dentro de su séptima campaña en esta necrópolis de la región egipcia de Asuán, de unos 4.000 años de antigüedad.
El director del laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, Miguel Botella, ha explicado que el entorno en el que se ubica la necrópolis de Qubbet el-Hawa, donde se enterraban a gobernantes y sus familiares, era fronterizo y «muy rico», ya que hasta éste llegaban el marfil o el oro que nutría a Egipto.
A pesar de que siempre se habla de la espectacularidad de la civilización egipcia en todos los sentidos, con impresionantes construcciones que reflejan gran esplendor, lo cierto es que las investigaciones ponen de manifiesto que el pueblo vivía «en condiciones muy lamentables», ha indicado Botella.
Según este experto, las poblaciones se encontraban «al límite de la supervivencia» y se registraba una elevadísima mortalidad infantil y numerosas enfermedades infecciosas, en muchos casos motivadas por la contaminación de las aguas del Nilo.
Esta situación no era ajena a los gobernantes de la época, ha dicho Botella, que ha recordado que el mismísimo faraón Tutankamon llegó a morir con tan solo 19 años y que en la zona hay una escultura de un gobernador que falleció con apenas 25.
«Los huesos nos hablan de artrosis, enfermedades degenerativas, problemas de cadera en la clase trabajadora», ha señalado Botella, que ha insistido en que sorprende la riqueza de esa civilización teocrática en contraste con las condiciones infrahumanas, la malnutrición o la sobrecarga de esfuerzo de una población, dedicada a sus dioses y que «vivía muy mal».
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