Los docentes húngaros se rebelan contra el centralismo educativo del Gobierno

 

Fuente: EFE publicado por el Periódico Vanguardia. Febrero de 2016 Marcelo Nagy

Budapest,  febrero (EFE).- La centralización de la enseñanza, la exagerada carga de aprendizaje para los alumnos y los problemas de financiación de las escuelas han movilizado a los docentes y estudiantes en Hungría, que han iniciado una campaña de protestas con peticiones y manifestaciones contra las políticas del Gobierno.

Las protestas son la culminación de un malestar presente desde la reforma educativa aprobada en 2010 por el Gobierno conservador, que quitó autonomía a los centros, aumentó las tareas no puramente docentes de los profesores y elevó el número de horas lectivas.

La chispa que prendió las protestas fue una carta abierta enviada el pasado noviembre por un instituto de bachillerato de la ciudad de Miskolc, en la que se denunciaban problemas como la centralización de la educación y la cantidad de materia a impartir.

«El aprendizaje de la cantidad actual del materia significa una carga exagerada hasta para los mejores estudiantes», advertía ese documento.

Los docentes critican también que la ley de 2010 impuso un nuevo sistema de autoevaluación que obliga a los docentes a realizar informes muy detallados sobre la marcha de los grupos, el rendimiento de los alumnos y el resultado de los exámenes, quitando así tiempo a la preparación de las clases.

La reforma elevó el número de horas lectivas semanales de 22 a 26 e hizo más denso el programa educativo.

«No es normal que mi hijo de 13 años esté en la escuela muchas veces desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde», explica a Efe Ágnes, de 42 años, sobre el largo horario de los alumnos, al que hay que sumar luego los deberes.

Los profesores denuncian que la reforma de 2010 ha provocado un deterioro del sistema educativo que se refleja en los resultados del informe PISA, que evalúa el rendimiento de los alumnos en docenas de países de todo el mundo.

Los profesores, tanto de primaria como de secundaria, se quejan también de que la falta de recursos provoca incluso que falte tiza en las clases o que ellos tengan que pagar las fotocopias para los exámenes.

Hungría dedica alrededor del 9,5 % del gasto público a educación, por debajo de la media comunitaria del 10,3 %.

La reforma de 2010 creó un órgano centralizado que regula todos los aspectos de la enseñanza y acabó con la autonomía de los centros para, por ejemplo, elegir qué libros de texto emplear.

Las críticas contra esta centralización en lo educativo se unen a a las quejas, tanto dentro como fuera de Hungría, contra el primer ministro, Viktor Orbán, que gobierna con mayoría absoluta desde 2010, por lo que se consideran ataques a la democracia y a la separación de poderes.

Hasta el momento, más de 30.000 personas, en su gran mayoría docentes, han sumado sus firmas a la carta abierta de denuncia de los males de la educación húngara.

«La situación es desesperante»; «Veo el sufrimiento de mis hijos»; «Los niños y los docentes están sobrecargados, el nivel de la enseñanza no es adecuada, hay que realizar cambios», son algunos de los comentarios de los firmantes.

El malestar llegó a la calle el pasado día 3 de febrero, cuando miles de personas se manifestaron en once ciudades del país para denunciar la situación y la falta de diálogo del Ejecutivo.

El Gobierno asegura estar abierto a la negociación, pero ha advertido de que las protestas no le harán ceder.

«Los escándalos y la búsqueda de confrontación no tendrá resultados», ha advertido el ministro de Gobernación, János Lázár.

El Gobierno ha convocado una reunión para mañana con representantes de los profesores, pero los sindicatos insisten en que no tiene interés real en dialogar.

Por ello, han anunciado una nueva manifestación para el sábado 13 de febrero con la que quieren mostrar la fortaleza de la oposición a las políticas educativas del Ejecutivo.

Con todo, algunos analistas dudan de que el Gobierno vaya a modificar su postura.

«La autocorrección no es una de las características del Gobierno», explicó a Efe el director del Instituto Political Capital, Péter Krekó.

Este politólogo cree que, como ha sucedido en conflictos anteriores, el Gobierno se limitará a hacer promesas «para que la gente no se eche a las calles». EFE

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