Colombia: Regresar a las escuelas es una chifladura

América del sur/Colombia/11 Junio 2020/lasillavacia.com

El gobierno sabe que la mortalidad en los infantes es muy baja, pero también sabe que son transmisores en potencia del virus ¿qué quieren? ¡matar a las personas más vulnerables de las familias de los estudiantes!

Hace un par de días el Ministerio de Educación dio a conocer a través de las circulares 11 y 12 los parámetros para el regreso presencial de los colegios públicos y privados a partir del 1 agosto, esa posición ha generado una tormenta sin precedentes en medios de comunicación, centros académicos y comunidades educativas que desde ya se organizan para anunciar que no van a enviar a sus hijos e hijas a los colegios.

Si bien, la propuesta no es un ingreso en bloque a las instituciones educativas, la estrategia de alternancia como la llama el ministerio, tiene tantas falencias que los reparos vienen de las familias más humildes del país que están sufriendo una pandemia con hambre, sin conectividad, ni aparatos tecnológicos, sin lugares de esparcimiento y en muchos casos viviendo la brutal violencia domestica; de la misma manera, las familias pudientes del país, que pagan millonadas mensuales en los colegios de la elite, ya votaron en asambleas de padres, madres y acudientes para no enviar a sus hijos e hijas.

Se anticipa una rebelión de las familias ministra, posición que el sindicato de maestros/as del sector público¹ respalda, con argumentos como el hacinamiento previo a la pandemia, la falta de baterías sanitarias, acceso a agua potable, adecuación de restaurantes escolares, elementos de bioseguridad para docentes y estudiantes, inexistencia de enfermerías, ausencia de personal para medir la temperatura, en fin; pareciera que el afán del Ministerio de Educación Nacional, responde a la incapacidad de proveer a los estudiantes de las herramientas necesarias para poder garantizar los aprendizajes en casa.

Pareciera esto una maquiavélica estrategia ministra, para ocultar la negligencia gubernamental para comprar ocho millones de tabletas digitales, que pudieran cubrir las insuficiencias de los estudiantes más humildes de Colombia, mientras los bancos reciben billetes a manos llenas, la pandemia pudo ser una oportunidad para cerrar las brechas, exigencia del sindicato desde hace años, sin embargo; se apostó por mantener intacto el modelo, definitivamente gobiernan para los ricos y poderosos del país, mientras que la mayoría de la población debe escoger entre morir de Covid-19 o hambre.

Lo cierto ministra, es que somos millones los que creemos que la crisis debieron pagarla los multimillonarios y no los trabajadores, incluso quebraron a la pequeña burguesía y la mal llamada clase media, el gobierno que usted representa quedará en la historia como uno de los más infames en la trágica trayectoria de este remedo de país.

Siguiendo por la misma línea, el gobierno sabe que la mortalidad en los infantes es muy baja, pero también sabe que son transmisores en potencia del virus ¿qué quieren? ¡matar a las personas más vulnerables de las familias de los estudiantes! A estas alturas del encierro, las teorías conspirativas se vuelven más creíbles, entonces saldré a gritar a las calles que nos quieren matar, matar a los pocos pensionados que hay o a los colombianos que tienen algún tipo de morbilidad, convirtiéndose en una carga para el sistema; una purga sin balas.

Para terminar ministra, usted dijo en una entrevista que si tenía el privilegio de ser mamá, le pondría a sus hijos Sofía y Juan Pedro, como maestro de aula por más de 15 años he conocido muchos Pedros y Sofias, no con los privilegios que tendrían sus hipotéticos hijos, los que conozco son hijos de madres y padres que no han tenido un día de cuarentena, porque trabajan en servicios generales, seguridad, salud, en la informalidad o dependen de un pequeño negocio, que hoy ministra, los hace más pobres que ayer.

Es claro, que para alguien que no ha estado en el aula debe ser difícil entender que ellos son mis hijos medio día y cinco días a la semana, que celebramos nuestros cumpleaños, cantamos, reímos, peleamos, lloramos, esa es la verdadera importancia de la escuela, aprendemos a vivir. Ministra, mientras estuve en el aula siempre di las clases como quise que las tuviera mi hija, di lo mejor, porque espero que el colega del colegio público donde estudia ella, haga lo mismo; porque creemos en lo público, lo defendemos con el discurso y la acción, por eso y más motivos no consentiremos que exponga a nuestros hijos e hijas, propios y adoptivos, un año académico se recupera, la vida de un familiar no.