Por: Alberto Espinoza López.
Debemos identificar nuestros talentos: qué hacemos bien; para qué tenemos habilidad, competencias; qué aprendemos con gusto, disfrutamos, nos entusiasma; cuál actividad nos motiva, nos permite crecer y desarrollarnos; y qué queremos hacer mejor cada día.
El momento actual nos obliga, más que de costumbre, a asumir la responsabilidad que nos corresponde; a pasar de víctimas a protagonistas, a no echarle la culpa a nadie, ni esperar a que alguien nos resuelva los problemas, esto requiere educación, liderazgo y emprendimiento.
Cada niño y joven tiene que tener la oportunidad de recibir una educación de calidad, la educación es lo que le permite a cada persona comprender qué significa ser humano, definir una filosofía y un proyecto de vida y avanzar en su proceso de mejoramiento personal para convertirse en una persona íntegra, respetuosa, responsable y solidaria.
Todo comienza por aprender a liderarnos a nosotros mismos; si en nuestra infancia o juventud no aprendimos a hacerlo, nunca es tarde para reorientar el rumbo de nuestra vida, esta crisis nos ofrece la oportunidad, tenemos la capacidad de aprender, de formarnos y de transformarnos, y el primer paso es comprender que somos los arquitectos planeadores, diseñadores y forjadores de nuestra vida.
Como líderes de nosotros mismos podemos pensar, analizar, reflexionar y planear cómo queremos vivir, cuál es el sentido de nuestra vida, nuestras creencias y valores, nuestro propósito superior, qué legado queremos dejar, a qué personas admiramos y por qué. Qué nos inspira, nos entusiasma, nos apasiona para vivir plenamente cada día.
Debemos identificar nuestros talentos: qué hacemos bien; para qué tenemos facilidad, habilidad, competencias; qué aprendemos con gusto, disfrutamos, nos entusiasma, nos apasiona; cuál actividad nos motiva, nos permite crecer y desarrollarnos; y qué queremos hacer mejor cada día.
Cuál es nuestra actitud, cómo nos relacionamos con los demás, qué tanto comprendemos a quienes conocemos, quiénes son, qué los motiva, cómo son, por qué actúan como lo hacen. El proceso de crecer y madurar nos permite entender qué significa ser humano, definir nuestra filosofía de vida, responsabilizarnos de nuestros actos y convivir en armonía con los que nos rodean.
En Colombia en el mes de abril disminuyó el número de personas ocupadas en alrededor de 5 millones. Por otro lado, según la OCDE, Colombia ocupa el primer lugar, con 51,3 % de trabajadores independientes, estimados en más de 5 millones, esto incluye profesiones liberales, consultores, técnicos, tecnólogos, emprendedores, micro negocios en actividades tan variadas como agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, manufactura, tecnología, comunicaciones, mantenimiento, reparaciones, comercio, construcción, muebles, confecciones y muchas más.
Según Confecámaras en el país hay más de 1 millón 620 mil empresas, de las cuales hay 6.793 grandes, 109 mil pymes y 1.5 millones de microempresas. Las Cámaras de Comercio, el gobierno nacional, muchas iniciativas regionales, las universidades, el Sena y múltiples iniciativas privadas están apoyando el emprendimiento, hay programas desde las etapas iniciales hasta apoyo para pasar de iniciativa unipersonal a micro, mediana o gran empresa.
De las grandes crisis surgen las grandes oportunidades, oportunidades que aprovechan los que se preparan, se atreven a tomar riesgos, desarrollan sus talentos y competencias, tienen la actitud, la pasión, la determinación y la perseverancia para soñar con los pies en la tierra y convertir sus sueños en realidades.
Sabemos que nos encontramos en una situación crítica y de efectos perdurables, de lo que necesariamente se derivará un cambio del entorno. Este cambio conducirá a que cada día haya más personas, grupos, sectores y regiones con nuevas necesidades insatisfechas, de las cuales surgen oportunidades, tanto en el ámbito local, como en el nacional y en el internacional, oportunidades para los que creen, innoven y desarrollen productos y servicios mejores que los de cualquier otro.
El momento actual requiere que cada uno de nosotros, independientemente o en conjunto con otros, defina su estrategia para construir un futuro próspero para sí mismo y para los que lo rodean, para emprender un proyecto que le garantice la supervivencia y a través del desarrollo de ventajas competitivas sólidas comience con una iniciativa, una prueba piloto, un proyecto, un negocio, una microempresa o una gran empresa, haciendo lo correcto bien hecho.
Los colombianos somos ejemplo de ser buenos trabajadores, de ser esforzados, de tener dedicación, creatividad y recursividad, le corresponde a cada uno identificar las oportunidades para aprovechar todas sus potencialidades, generar riqueza, desarrollo y bienestar para construir entre todos la Colombia que soñamos.
Fuente del artículo: https://www.semana.com/opinion/articulo/emprendimiento-y-educacion-columna-de-opinion-alberto-espinosa-lopez/685384