Stefania Giannini: “La pandemia nos ha enseñado que la educación debe servir a una visión ética y no solo económica”

La directora general adjunta de Educación de la UNESCO subraya que la educación y la sanidad no son derechos que compiten entre sí: «Son complementarios e igualmente prioritarios»

Pasar de las aulas a las pantallas ha sido sido un reto que ha revelado todas las debilidades del sistema educativo, pero también las oportunidades para un futuro con más y mejor educación. A Stefania Giannini, directora general adjunta de Educación de la UNESCO, los 1.5 billones de estudiantes de 190 países que han sido afectados a raíz de la pandemia le han recordado que “la educación es un derecho”. “Educar y aprender tiene una dimensión social y humana que debe ser prioritaria. La pandemia nos ha enseñado que la educación también debe servir a una visión ética y no solo una visión económica”, reitera durante el evento Retina Reset, impulsado por Santander y Telefónica, y patrocinado por Accenture, Novartis, Philip Morris, Renfe, Unir y Red Eléctrica de España.

Si la fragilidad del sistema, la brecha de desigualdad y la incapacidad para innovar han sido, según Giannini, el talón de Aquiles de la educación, entonces la inclusión, la tecnología y el apoyo estatal son la armadura para contrarrestar la crisis y evitar un nuevo flechazo. “Los Gobiernos deben pensar y actuar diferente y para ello deben priorizar la educación con paquetes de recuperación incluidos dentro de los presupuestos de cada nación”, sugiere Giannini y explica que solo la inclusión y el reconocimiento de la diversidad eliminan la desigualdad social y que la tecnología en las escuelas “no debe ser un extra, si no un recurso indispensable porque se ha convertido en una necesidad vital”.

Giannini durante su intervención en Retina Reset
Giannini durante su intervención en Retina Reset

 

En todas partes, los gobiernos han reaccionado para proveer soluciones y herramientas tecnológicas para poder sacar adelante el ciclo educativo. Sin embargo, Giannini considera que además de “una inversión masiva en equipo tecnológico” es necesario instruir a los profesores para que puedan utilizarla. “Los profesores en esta crisis educativa son como los médicos en los hospitales que necesitan entrenamiento para satisfacer las necesidades profesionales y tecnológicas en las aulas”.

Giannini reconoce que hace falta evidencia que corrobore la efectividad que está teniendo y tendrá la educación en línea, pero que al menos ha sino una medida efectiva para salvaguardar la salud en tiempos de coronavirus. «La pandemia también nos ha recordado de la importancia que tiene la salud para poder aprender y que la educación y la sanidad no son derechos que compiten entre sí, sino derechos complementarios e igualmente prioritarios”, concluye Giannini.

Efectos de la pandemia

Durante la pandemia, se ha puesto a prueba a los universidades, a los profesores y también al alumnado. «Los centros han tenido pocos recursos para adaptarse a este cambio repentino, el profesorado está envejecido y su esfuerzo para digitalizarse ha tenido que ser mayor; y los estudiantes son más nativos digitales en sus relaciones sociales que en la educación: siguen teniendo una idea muy clásica de lo que es formarse», resume Mercedes Cabrera, catedrática de la UCM y exministra de educación y ciencia. «También hemos descubierto las posibilidades de la educación online y lo imprescindible que es la presencialidad. No podemos perder la puesta en escena de la enseñanza, el contacto directo».

En estos últimos meses, con este paso abrupto a la educación online, también se han podido percibir ciertas consecuencias de la educación que, en opinión de Rafael Puyol, presidente de UNIR y exrector de la UCM, debemos «evitar a toda costa». «Por ejemplo, que produzca discriminacion entre los estudiantes o que se obvien los problemas de formación de los profesores, porque enseñar online no es solo ponerse delante de una cámara y reproducir lo mismo que haces desde un aula».

«La covid ha puesto de manifiesto nuestras carencias, ha abierto muchas fisuras y no podemos salir adelante haciendo lo mismo que antes pero de forma digital, eso implica quedarnos atrasados», añade José Antonio Marina, filósofo, escritor y catedrático de bachillerato. Marina advierte de que es necesario ir mucho más allá: el futuro de la educación no lo están liderando ni los sistemas educativos ni las facultades de pedagogía, sino «las grandes compañías tecnológicas que quieren ser los educadores del mundo, como Google, Microsoft, IBM o Facebook».

Más allá de la pandemia

Algunos de los retos principales de la educación superior siguen siendo los mismos que antes del coronavirus. Uno de ellos es el aumento de la demanda que está previsto para los próximos años: según la UNESCO pasaremos de los 214 millones de estudiantes actuales a 594 en 2040. Este reto viene de la mano de otro: la necesidad de seguir formándose continuamente a lo largo de la vida. «Ya no nos vale pensar que al acabar la carrera hemos aprendido todo lo que necesitábamos para trabajar el resto de nuestra vida», advierte José Antonio Marina, filósofo, escritor y catedrático de bachillerato.

Los tres expertos coinciden en que la formación continua es imprescindible para adaptarse a un entorno cada vez más cambiante. «España perdió el tren de la ilustración y el de la industrialización, si pierde también el del aprendizaje corremos el peligro de convertirnos en el bar de copas de Europa», sentencia Marina.

Fuente: https://retina.elpais.com/retina/2020/11/19/tendencias/1605768473_378708.html

Comparte este contenido: