“Es hora de pensar en medidas que permitan un desarrollo sostenible en la región”

Por: Karina Batthyány

Hoy, a propósito, de un documento que se acaba de presentar en la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) titulado “La paradoja en la recuperación en América Latina y el Caribe. Crecimiento con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad”. Este documento toca varios de los aspectos que hemos estado conversando en nuestras columnas de los miércoles. Para comentar el documento, que es muy amplio, elegí tres o cuatro cosas que creo es oportuno que las comentemos.

Lo primero, que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe elevó la estimación de crecimiento promedio para la región el 2021 a 5.2%. Esto es algo interesante, bueno, y que muestra un rebote desde lo que fue la contracción de 6.8% (estoy hablando siempre de producto bruto) anotada en 2020, que obviamente fue como causa del impacto de la pandemia. Entonces, tenemos un primer dato que es positivo. Se estima, para decirlo en un lenguaje más llano, un crecimiento económico de nuestra región del 5% en este 2021. Pero esta expansión o etapa de crecimiento no va a alcanzar para asegurar un crecimiento sostenido y la propia CEPAL dice por los impactos sociales de las crisis y los problemas estructurales que nuestra región tenía y que se han agudizado durante la pandemia. ¿Qué problemas estructurales? Entre otros, la desigualdad como hemos mencionado aquí en varias oportunidades, y que estos problemas obviamente se han agudizado y se van a prolongar en la etapa de recuperación.

Siempre de acuerdo a las proyecciones de la CEPAL, para el año 2022 en América Latina y el Caribe se habla de un crecimiento promedio menor al 3%, es decir, del 2,8 o 2,9 en promedio. Entonces, 5,2% para el 2021, allí ya se empieza a ver en la previsión para el año próximo una desaceleración de este “rebote” que podríamos llamar. ¿Por qué rebote? Porque el año anterior 2020 hubo una caída en estos números que permitió el rebote a 5 puntos en 2021, pero ya para el año próximo se prevé que esto sea menor al 3%.

Entonces, si miramos estos números, no podemos anticipar ni proyectar que la dinámica de bajo crecimiento que venía en América Latina y el Caribe antes de la pandemia (que era la tendencia previo a 2020), no podemos anticipar que esto vaya a cambiar. Es decir, vamos a seguir, a volver a esa dinámica de bajo crecimiento en la que ya estamos instalados como región antes de la pandemia. ¿Por qué nuevamente? Por estos problemas estructurales que limitan el crecimiento de nuestra región y, como ya dije, se agudizaron durante la pandemia.

¿De qué problemas estructurales estamos hablando? Estamos hablando de los problemas vinculados a las causas o los elementos que están por detrás de las desigualdades. En ese sentido, este documento que acaba de presentar la CEPAL nos muestra, además, que la tasa de crecimiento actual no es sostenible y se pronostica que volvamos a crecimientos o trayectorias más mediocres que no permitan recuperar totalmente el empleo y que tengan mayores consecuencias o mayor deterioro en términos ambientales.

Allí estamos hablando, además, del impacto de la pobreza que lo hemos mencionado en otras columnas y ese impacto de la pobreza especialmente para las mujeres y para las personas mayores. Recordemos que esta crisis de la pandemia ha llegado a nuestra región en un momento de estancamiento y con una crisis justamente de largo plazo en empleo, inversión, diversificación productiva sostenible, es decir, que no deteriore aún más el medio ambiente.

Solo para recordarles también que estas proyecciones se ubican en una región que ha sido de las más afectadas por el coronavirus. Último dato disponible: al 30 de junio la región latinoamericana y caribeña acumulaba más de 1.260.000 muertos (digamos 1.300.000) por causas del Covid-19, representando un tercio de los fallecimientos mundiales cuando en realidad nuestra región sólo es el 8% de la población mundial. Y recordemos también las enormes brechas de vacunación que observamos hoy dentro de América Latina y el Caribe y a su vez la brecha general entre nuestra región latinoamericana y caribeña y las regiones de los países desarrollados.

Todo esto nos vuelve a hacer reflexionar sobre algunos de los puntos que planteamos en nuestra columna pasada, donde nos referimos a las alternativas para la región latinoamericana y caribeña, que las habíamos colocado a propósito del documento de trabajo para la CELAC. Entonces, ¿de qué alternativas estamos hablando? Una vez más, de esas políticas que se necesitan para una recuperación en nuestra región, pero para una recuperación transformadora, no una recuperación que continúe profundizando las brechas y las desigualdades: políticas industriales, políticas tecnológicas, que permitan impulsar el crecimiento de sectores más intensivos en tecnología y generadores de empleo de calidad, reestructurar los sistemas de salud, los sistemas de educación, sostener las transferencias que algunos países latinoamericanos están realizando como transferencias de emergencia por la pandemia y, más aún, plantear el ingreso básico o la renta básica como la queramos llamar de manera universal para nuestra región. Asegurar el acceso a la canasta básica de alimentos, asegurar también el acceso a la conectividad que es un problema hoy en nuestros países, plantear el tema de la deuda externa y la necesidad de una nueva arquitectura financiera a nivel internacional. Es decir, distintas medidas que realmente permitan en lo que queda de 2021 y en el 2022 (que como ya vimos no hay una proyección de gran crecimiento para nuestra región) empezar a cambiar las cosas.

Allí un tema especial que quiero dejar para la próxima columna, que también se menciona en este informe que estamos haciendo referencia hoy, es la cuestión ambiental. Este informe (CEPAL) nos llama la atención sobre el impacto ambiental que se observa en nuestra región. Dice: Si bien hubo una cierta recuperación en los momentos más duros de la pandemia de mayor confinamiento, particularmente en lo que tiene que ver con la calidad del aire, la reducción de las emisiones de gas en efecto invernadero, ya no lo estamos observando a partir de que se retoma la actividad de 2021.

Entonces, empecemos a pensar en medidas que permitan un desarrollo sostenible y por lo tanto un desarrollo que no tenga impactos tan fuertes a nivel medioambiental con lo que estamos observando hoy y todos los días en nuestra región.

-Me quedaba pensando: qué sensación de oportunidad perdida que tengo por lo menos cuando iba escuchando los datos que ibas dando… Porque da la sensación que de la tragedia de la pandemia había un marco para pensar en lógicas alternativas, escuchaba los números y me daba la sensación de una posibilidad perdida o por lo menos no sé si perdida por completo. Porque entiendo que todavía son cuestiones que están en discusión, pero daría la sensación que no se está aprovechando a fondo para pensar en formas alternativas de salir y planteos diferentes… -No. Por eso es bueno insistir en esas alternativas que ya hemos planteado muchas veces aquí en InfoCLACSO, pero hay que insistir en tratar de construir esas alternativas. Y no mencioné solamente para ahorrarnos el mal trago… Durante la columna los últimos datos de pobreza, pero ya que tú lo traes en tu mención, la tasa de pobreza extrema en nuestra región alcanzó ya el 12.5% de la población y la de pobreza es 33.7%, es decir, superó a una de cada tres latinoamericanos y latinoamericanas viviendo en esta situación. Y lo mismo el crecimiento cuantitativo en lo que es inseguridad alimentaria, ya sea inseguridad moderada o grave, que alcanza a más de 40% de la población latinoamericana. Y eso es un crecimiento de casi 7 puntos en relación a la situación pre-pandemia: 44 millones de personas más en inseguridad alimentaria en nuestra región.

“Es hora de pensar en medidas que permitan un desarrollo sostenible en la región”

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Karina Batthyany

Secretaria Ejecutiva de @_CLACSO . Es Doctora en Sociología por la Universidad de Versailles Saint Quentin en Yvelines (Francia). Desde 1992 es docente en la Universidad de la República (UDELAR). Actualmente es Profesora Titular e investigadora con dedicación total del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias de Sociales, Universidad de la República (Uruguay). Es profesora de metodología de la investigación y de sociología de género. Fue coordinadora de la Maestría en Sociología entre 2010 y 2017 y actualmente es coordinadora del Doctorado en Sociología.