México: Volver a clases presenciales en la tercera ola de contagios

Elabora: Selene Kareli Zepeda Pioquinto

Desde que inició el confinamiento debido a la pandemia que sacude al mundo, los sistemas educativos se vieron afectados, así como la gran cantidad de maestras, maestros, niñas, niños y jóvenes inscritos en ellos. En el caso de México, en el mes de marzo de 2020, el entonces secretario de educación Esteban Moctezuma, anunció que se “adelantarían” las vacaciones de semana santa. No obstante, desde aquel entonces la reapertura de escuelas ha sido compleja. En algunas entidades se han tenido esfuerzos por volver a los cursos presenciales, pero ha ganado la propagación del virus y un cierre inevitable. En este sentido, en febrero de 2021, se anunció que Delfina Gómez Álvarez sería la nueva titular de la Secretaría de Educación Pública, quien pocas veces ha salido a anunciar estrategias concretas para combatir las desigualdades educativas que el Covid-19 a mostrado con mayor fuerza. Siendo así que, de manera reciente se anunció que el 30 de agosto de 2021 habrá un regreso a clases inminente para la educación básica obligatoria a nivel nacional. Esto, en medio de una tercera ola de contagios en diversos estados del país.

Por lo antes mencionado, es crucial indicar que el artículo tercero constitucional refiere que el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar a la población en general la educación obligatoria ―la cual va desde preescolar hasta media superior―, misma que ha quedado sumamente vulnerada en este año y medio de confinamiento. Las clases virtuales dejaron fuera a quienes no tienen acceso a los medios digitales; los problemas de desempleo han golpeado en diversos hogares dando prioridad a lo laboral y no a la formación educativa, lo cual, ha llevado a la deserción escolar; asimismo, las condiciones de los centros escolares ―en algunas regiones― presentan falta de servicios básicos como los son agua, luz, drenaje, letrina y los espacios dentro de las aulas son reducidos.

De igual manera, los problemas de salud mental están latentes tanto en docentes como en las y los estudiantes. Quienes tienen un rol dentro del Sistema Educativo Nacional (SEN), pero se entreteje con otros roles que repercuten en su práctica, ya sea frente a grupo o como alumno. Se percibe un agotamiento ante las nuevas dinámicas de trabajo, por tal motivo surge la pregunta ¿qué estrategias tangibles se están impulsado para la salud mental de quienes sostienen el SEN?

En este sentido, saltan varios elementos a considerar antes de volver a lo presencial, primero, ¿quién o quiénes planearon el regreso a clases y bajo qué elementos y criterios? Ya se ha dicho que sin duda es necesario volver y garantizar el derecho a la educación, pero ¿quiénes planean esas estrategias de vuelta a centros escolares? ¿Acaso conocen las múltiples realidades que aquejan en las diversas regiones del país? ¿Se sabe qué escuelas requieren con urgencia la atención de infraestructura educativa básica? La educación es un derecho que se debe garantizar tanto como el derecho a la salud. El regreso no debe ser planeado al vapor, pues hay vidas de por medio. Se requieren estrategias pensadas y diseñadas tanto por sector docente con los respectivos tomadores de decisiones, no sólo estos últimos desde sus curules.

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Selene Kareli Zepeda Pioquinto

Socióloga de la educación y maestra en Desarrollo Educativo