Un nuevo contrato social por la educación

Por Cristóbal Madero, Facultad de Educación, U. Alberto Hurtado

Hoy 10 de noviembre se publica el reporte “Reimaginar nuestros futuros juntos: Un nuevo contrato social por la educación”, desarrollado durante dos años en una conversación global coordinada por la comisión internacional sobre los Futuros de la Educación de la Unesco encabezada por Sahle-Work Zewde, presidenta de la República Federal Democrática de Etiopía. En él se plantea la imperiosa necesidad de hacernos tres preguntas en relación con la educación hacia el año 2050: ¿Qué debiéramos seguir haciendo?, ¿qué debiéramos abandonar? y ¿qué necesita ser inventado creativamente de nuevo?

Estas tres preguntas aparecen en un contexto de crisis ampliamente diagnosticado en sus aspectos positivos y negativos. La comisión destaca entre estos últimos la crisis de las democracias representativas, el descalabro climático dadas nuestras formas de habitar el planeta, y la creciente desigualdad. Entre las positivas están el acceso masivo al conocimiento y a herramientas de colaboración. Como nunca antes en nuestra historia habíamos estado tan conectados. De allí que las preguntas del reporte, enraizadas en una realidad compleja, frágil e incierta, son también susceptibles de ser contestadas en un horizonte de esperanza.

Y porque hay razones para esa esperanza, el reporte esboza algunas posibilidades de respuesta. Insiste, por ejemplo, en sostener los principios del aseguramiento del derecho a la educación a lo largo de la vida, y del fortalecimiento de la educación como un asunto público. Más allá de los principios, el reporte propone concretamente hacerse cargo de la organización de la pedagogía sobre la base de la cooperación, la colaboración y la solidaridad, avanzar hacia un curriculum que enfatice el aprendizaje ecológico, intercultural, e interdisciplinario, y profesionalizar la docencia como condición sine qua non de la transformación educativa y social. Para avanzar en dichas propuestas hace dos llamados: a generar una agenda de investigación -pues sin evidencia ni avanzaremos, ni menos lo haremos creativamente- y a la solidaridad y cooperación internacional para, de manera prioritaria, llegar a la educación de refugiados y migrantes.

Este reporte, el tercero en magnitud y alcance en la historia de la Unesco -el de 1972 fue “Aprender a ser: La educación del futuro” y en 1996 “La educación encierra un tesoro”- plantea preguntas y propuestas que son por supuesto globales. Sin embargo, incluye elementos que pueden ser insumos relevantes para el momento constitucional del país. No tendremos un país que repare injusticias y construya un futuro imaginado colectivamente sin una educación distinta, en muchos aspectos, a la que ofrecemos hoy. Es por ello que, a nivel global y local, este reporte es una buena noticia.

https://www.latercera.com/opinion/noticia/un-nuevo-contrato-social-por-la-educacion/ES4UZGJ25JCRZFWZYVBAFFQK64/

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