Por: Brenda Macías
Con diálogo, separación y suspensión se controlan los conflictos entre el estudiantado en escuelas primarias públicas de Guadalajara, Jalisco, y Ciudad Obregón, Sonora, que experimentan problemas en los procesos de convivencia escolar.
La etnografía realizada por la Dra. Cristina Perales Franco, académica del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), propone reformular las estrategias de construcción de paz a fin de que se involucre a escuelas, docentes y directivos, así como a familiares; y no se responsabilice sólo a estudiantes.
La Dra. Cristina Perales Franco informó en una videocolumna publicada en el Canal de YouTube de la División de Investigación y Posgrado que el estudio más amplio se realizó entre 2014 a 2018 y se eligieron esas escuelas por la prevalencia de la violencia en las ciudades de Guadalajara, Jalisco, y Ciudad Obregón, Sonora.
“Estas dos escuelas tenían una mala convivencia y las relaciones con las familias eran muy difíciles”, detalló la académica, al referirse a su estudio que buscó observar en profundidad la relación entre escuelas, familias y comunidades en clave de convivencia.
Al tratar de responder cómo se manejan los conflictos en estas escuelas, la responsable de la línea de investigación Relaciones socio-comunitarias, convivencia escolar y construcción de paz del INIDE de la IBERO, relató que sobresalen tres prácticas restringidas de la convivencia escolar: diálogo, separación y suspensión.
- El diálogo: Una plática con enfoque adultocéntrico entre docentes, directivos y familiares para controlar la mala conducta del estudiantado.
- Separación: Una práctica que no está reglamentada por la política educativa. Es la más común. Se excluye del grupo a las y a los estudiantes problema y no se atienden las causas de su conducta vinculadas al género, a la clase social o a alguna discapacidad. Los estudiantes problema, incluso, podrían ser orillados a dejar la institución educativa.
- Suspensión: Estudiantes problema dejan de participar en actividades o son expulsados o transferidos a otras escuelas.
A propósito de estos hallazgos, la académica refirió que los conflictos tienen implicaciones en términos de aprendizaje, participación ciudadana, democracia y el manejo del equilibrio del poder. Los conflictos son oportunidades para transformar las relaciones y para comprender otros puntos de vista. Sin embargo, en las escuelas, no se enfrentan los conflictos sino que se evitan y se contienen.
Esa estrategia no abona en la construcción de paz.
Se responsabiliza al estudiantado de los conflictos pero no de su manejo y resolución adecuados. La lógica de la separación, por ejemplo, obliga a evitar el problema, pero no a gestionarlo ni a resolverlo de una manera diferente. Se mantiene el control, pero no se contribuye en los procesos de reconciliación, enfatizó la Dra. Cristina Perales.
Con esta investigación, el INIDE de la IBERO propone que se mejoren las estrategias de resolución de conflictos entre toda la comunidad escolar: maestros(as), directivos(as), familiares y estudiantado al vincular las propuestas con la construcción de la paz y las relaciones de ciudadanía, justicia y solidaridad.
Los hallazgos de la etnografía de la Dra. Cristina Perales Franco pueden consultarse en el artículo Diálogo, separación y suspensión: prácticas de manejo de conflictos en escuelas primarias mexicanas, publicado en la revista Sinéctica del Instituto de Estudios Superiores de Occidente, ITESO, universidad jesuita de Guadalajara.
Fuente de la información e imagen: IBERO