Muchos adolescentes estadounidenses están creando clubs de lectura en los que comparten entre ellos ejemplares de obras que se han prohibido en las escuelas y bibliotecas del país
Hace tiempo que la censura se apodera de Occidente, en forma de cultura de la cancelación, retirada de películas y boicots moralistas. Las imposiciones de determinados pensamientos han provocado que 2021 haya sido el año en el que más libros fueron vetados en las escuelas de Estados Unidos, según datos de la American Library Association. Un total de 729 títulos fueron retirados de las bibliotecas públicas e infantiles de varios estados, triplicando el dato del 2020, en el que se censuraron 273 obras (una cifra que sigue siendo alarmante). Las críticas que levanta este tipo de decisiones ha provocado que sean los propios adolescentes quienes hayan empezado a movilizarse en contra.
Así, por ejemplo, una joven de 14 años de Pensilvania, Joslyn Diffenbaugh, ha abierto un club de lectura en el que solo se leen aquellos títulos que han sido prohibidos en sus colegios
Pero no es la única, y varios alumnos de otros centros del país están haciendo lo mismo, compartiendo con sus amigos ejemplares que no podrán encontrar en las estanterías de la librería local.
«Es muy problemático, porque los libros son la única manera que tenemos de ponernos en la piel del otro», explica Joslyn al Washington Post (WP). Entre las novelas que ella ha promovido -contra el criterio del gobierno de Pensilvania- están ‘Chicos típicamente americanos’, de Brendan Kiely y Jason Reynolds, y ‘The Hate U Give’, de Angie Thomas, ambosrelatos sobre la violencia policial en Estados Unidos. «Quiero que los adolescentes tengan acceso a los libros con cuyas historias se identifiquen o les interesen, y no debemos permitirles a los grupos de nuestro vecindario que dictaminen qué podemos leer y qué no», cuenta Joslyn.
Lo curioso es que la censura va en ambas direcciones. Por un lado, están los gobernadores, profesores, padres y libreros que se niegan a permitir la venta o lectura de obras que tengan elementos que ellos consideren que vulneran los derechos o dignidad de, por ejemplo, personas negras o mujeres. Por otro, otros tantos se oponen a hacer lo mismo con publicaciones que ‘impongan’, según ellos, líneas de pensamiento «ideologizante» o progresista.
Según WP, para Joslyn todo cambió el pasado mes de octubre, cuando un senador republicano de Texas lanzó una investigación sobre las bibliotecas públicas de dicho estado. Entonces, se recopiló una lista de 850 títulos -la mayoría sobre temas de género, violencia policial o racismo– y se obligó a las escuelas a revelar si tenían dichas obras en sus centros. «Estos libros son muy buenos, no entiendo por qué tanta gente quiere vetarlos. Es importante que sean leídos porque nos ayudan a madurar», reivindica la joven.
‘Harry Potter’ es satánico y las matemáticas machistas
No son pocos los libros que han sido empujados hasta el cajón del olvido en Estados Unidos, víctimas de una suerte de caza de brujas que ya está empezando a intoxicar también a Europa. Los motivos que pueden llevar a un título a caer en las redes de los censores son múltiples. En el sitio web de la American Library Association se explican cuáles son las razones, no exentas, a su vez, de polémica: «contenido homosexual», «sexo explícito», «blasfemias», «violencia», «mensajes antipoliciales», «adoctrinamiento ideológico», «palabras malsonantes», «misoginia», etc.
Entre los títulos, hay de todo, desde clásicos como ‘El guardián entre el centeno’ o ‘Matar a un ruiseñor’ hasta éxitos contemporáneos como las sagas de ‘Harry Potter’ (por «ocultismo», «satanismo», «mensajes en contra de la Familia» y «violencia») o ‘Los juegos del hambre’ («perspectiva religiosa», «lenguaje ofensivo», «mensajes anti-éticos» y, de nuevo, «satanismo»).
Las prohibiciones han llegado tan lejos que ya afectan incluso a los libros de texto. En Florida, de hecho, se han prohibido el 40% de los manuales escolares de matemáticas, alegando que «promueven la ideología de género y trasladan a los alumnos la imagen de un país que padece un racismo endémico». En España, mientras tanto, el Gobierno propone que los nuevos currículos de matemáticas tengan «perspectiva de género».
El debate ‘trans’, en el ojo de mira de la censura
La lista va más allá de la ficción, y de hecho las grandes controversias las están protagonizando los ensayos sobre cuestiones de raza y género. Uno de ellos es ‘Gender Queer’, de Maia Kobabe, una reflexión de su autor, que se autopercibe como persona ‘de género no binario’ (esto es, ni hombre ni mujer), sobre la sexualidad y la identidad de género. El texto, la nueva Biblia para los creyentes de la‘ideología queer’, ha sido tachado como «ideologizante», lo que ha provocado que sea prohibido en muchas librerías y colegios.
Por el lado contrario, le ha pasado lo mismo a ‘Un daño irreversible. La locura transgénero que seduce a nuestras hijas’, de la periodista Abigail Shrier, que precisamente critica con ferocidad las ideas ‘queer’,siendo señalado como «tránsfobo» por las asociaciones de personas transexuales, consiguiendo que se vete en otras tantas bibliotecas y escuelas.
En España ha sucedido algo similar con ‘Nadie nace en un cuerpo equivocado: Éxito y miseria de la identidad de género’, de José Errasti y Marino Pérez Álvarez. Su presentación en La Casa del Libro de Barcelona fue boicoteada hace unos días por un grupo de activistas que provocaron que la librería cerrase sus puertas para evitar daños mayores, después de recibir amenazas de dichos activistas con que quemarían su sede.
Los padres, los que más protestan
Según la American Library Association, los padres de menores de edad son el grupo de personas que más demanda el veto de libros, porque no quieren que sus hijos tengan acceso a los mismos en los colegios donde estudian ni en las librerías cercanas.
Así, los padres representan un 50% de las peticiones, más del doble del segundo grupo, que son las asociaciones de mecenas (un 20%). Después, las administraciones (11%), grupos y ‘lobbies’ políticos o religiosos (9%), bibliotecarios y maestros (5%), políticos individuales (4%) y estudiantes (1%). Además, quienes más afectados se ven por estas quejas son las bibliotecas infantiles, en concreto un 44% de las veces. También las públicas (37%), centros escolares (18%) y universidades (1%).
Fuente: https://www.abc.es/cultura/abci-jovenes-eeuu-movilizan-contra-censura-y-promueven-leer-libros-colegios-vetado-202205201535_noticia.html