Por: Emilia Aparicio/elmostrador
En Chile existen más de tres millones de hectáreas de plantaciones forestales, principalmente de pino y eucalipto. Estas especies exóticas son altamente inflamables y constituyen uno de los factores de riesgo de los megaincendios que están afectando a la zona centro-sur del país. En 2020, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 publicó el informe «Incendios en Chile: causas, impactos y resiliencia», donde afirma que «se hace necesario establecer políticas y acciones de manejo destinadas al control de las especies exóticas y la restauración de ecosistemas nativos para disminuir la probabilidad de eventos catastróficos». La recuperación de bosques nativos surge como un factor esencial en la prevención de incendios de gran magnitud y, en tal sentido, por ejemplo, la Fundación Núcleo Nativo trabaja desde 2014 en educación ambiental, así como en el fortalecimiento y conservación de la biodiversidad, a través de la promoción tanto de viveros locales como reforestación al sur del país.
Los incendios que afectan a la zona centro-sur del país ya han dejado 26 fallecidos, según el balance del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred). También, el organismo informó de 1.559 viviendas destruidas, 3.276 personas damnificadas y 1.383 albergadas.
Ante esta dramática situación, la alcaldesa de Santa Juana –una de las zonas más afectadas por las llamas–, Ana Albornoz, manifestó en el matinal de Chilevisión la urgencia que han vivido los habitantes de la comuna. “No hay un plan para el monocultivo, necesitamos que se regule y eso no lo hizo el Estado. La legislación que tenemos es horrible, no nos protege”, acusó.
“La Región del Biobío está entera plantada de monocultivos. A veces parece que solo importara Providencia, Las Condes y grandes ciudades, pero no las comunas que alimentan a nuestro país”, agregó.
Según datos de la Conaf, las plantaciones forestales cubren una superficie aproximada de 3,11 millones de hectáreas, equivalentes al 17,27% del total de bosques de Chile.
Según la actualización del Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de Chile, aproximadamente el 60% de la superficie de plantaciones forestales corresponde a pino radiata, el 33% a especies del género Eucalyptus y el resto a otras especies, tales como Atriplex, tamarugo y pino oregón.
Los debates sobre las plantaciones de especies exóticas han estado al centro de la discusión en estos últimos días y es que especies como el pino y el eucalipto tienen características que las hacen potencialmente inflamables, sobre todo cuando existen otros factores determinantes, como los monocultivos, las sequías, las olas de calor y otras consecuencias de la crisis climática.
Plantaciones forestales, sequía y densidad poblacional
En 2020, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 publicó el informe «Incendios en Chile: causas, impactos y resiliencia», donde explica que la presencia de plantaciones forestales, la megasequía que afecta a Chile hace más de una década y los territorios donde conviven comunidades humanas con ecosistemas vegetales sin planificación territorial son algunos de los factores que incrementan el riesgo de incendios.
«En Chile, en un escenario de cambio climático donde las condiciones de temperatura y humedad aumentarán la frecuencia, extensión e intensidad de los incendios forestales, la expansión de la vegetación exótica puede exacerbar los impactos de estos sobre los ecosistemas naturales y en el bienestar humano, aumentando el riesgo de incendios en áreas pobladas o zonas de cultivos», explica el documento.
Relacionado con estos factores que menciona el informe, es que en 2014 surge la Fundación Núcleo Nativo.
«La fundación surge como una necesidad de aportar al ecosistema desde un trabajo comunitario con árboles nativos. La idea nació hace más de 10 años, de la sequía de las norias (POZOS) en el sector norte de Chiloé a causa de la sustitución de bosque nativo por eucaliptus. Esta observación nos llevó a ejecutar acciones en conjunto con la comunidad para compartir experiencias sobre cómo funcionan los ecosistemas locales y cómo podemos cuidarlos», sostuvo el director de la fundación, Humberto Ulloa.
Justamente el documento del (CR)2 sostiene que «se hace necesario establecer políticas y acciones de manejo destinadas al control de las especies exóticas y la restauración de ecosistemas nativos para disminuir la probabilidad de eventos catastróficos».
«Las especies nativas se han ido adaptando a la par de los cambios de las condiciones climáticas, por esto poseen una mejor respuesta ante eventos extremos. Además, son las responsables de proteger las quebradas, lugares donde es posible encontrar pequeños afloramientos de agua, vitales para la supervivencia de fauna silvestre y comunidades. Además, disminuyen la radiación directa a los suelos y son un aporte nutricional permanente. En relación con los incendios forestales, los bosques nativos poseen una gran riqueza de biodiversidad, esto se traduce en distintos hábitos de crecimiento y propagación. Gracias a esto muchas especies tienen la capacidad de rebrotar rápidamente después de un incendio, facilitando el crecimiento de otras especies que requieren de sombra o protección para su desarrollo», explicó Humberto Ulloa.
Bosques nativos e inclusión de las comunidades
Uno de los ejes de Núcleo Nativo es la educación ambiental y el desarrollo de una transformación cultural, es por eso que los proyectos que realizan los hacen directamente junto a las comunidades.
«En el tiempo, el desafío ha sido propagar árboles nativos en viveros familiares a cargo de mujeres de zonas rurales, por lo que lo más relevante se ha centrado en el ámbito social, no solo entregando un aporte económico a familias vulnerables, sino también dando un nuevo y relevante propósito a esas mujeres adultas mayores. Además actualmente se han sumado a esta iniciativa viveros de árboles nativos que son cuidados por personas privadas de libertad, las que han propagado y donado miles de árboles para proyectos de restauración, arborización o educación ambiental del centro y sur del país», manifestó Ulloa.
En ese sentido, el director de la fundación afirmó que, para generar procesos de restauración exitosos, es fundamental incluir a los territorios involucrados en los procesos de conservación, restauración y fortalecimiento de biodiversidad.
«Parte de los objetivos es restaurar el tejido social, recomponiendo las confianzas, visibilizando la importancia del ecosistema para esa comunidad. No vemos un cambio posible sin el relevante aporte de los ciudadanos, las comunidades, organizaciones, empresas, escuelas y Estado», señaló.
Si bien espacios como Núcleo Nativo tienen un impacto a escala local, el modelo de trabajo promueve la restauración de la biodiversidad nativa junto al trabajo de las comunidades involucradas. Sin duda, es un ejemplo donde la educación ambiental se hace cargo de la gigantesca tarea de restaurar los ecosistemas del futuro.
Humberto Ulloa sostuvo que para eso es fundamental la «educación desde la escuela y una legislación comprometida no solo con el medio ambiente, como simplemente se habla, sino que con la ciudadanía y su entorno, en donde las empresas también deben contribuir para producir con sostenibilidad. No hay restauración posible si seguimos sobreexplotando recursos y destruyendo el entorno de quienes habitamos y DEPENDEMOS de él».
https://www.elmostrador.cl/cultura/2023/02/08/educacion-ambiental-inclusion-de-las-comunidades-y-bosque-nativo-las-claves-para-disminuir-los-riesgos-de-incendio/