Desde el último cuarto del siglo XX una serie de transformaciones económicas, políticas y culturales agrupadas bajo el término globalización, habían ido adquiriendo un progresivo protagonismo en el conjunto de la sociedad. En nombre de la globalización se someten cada vez más espacios a la lógica mercantilista del beneficio económico, se privatizan empresas públicas y servicios sociales, se recortan los presupuestos del Estado de Bienestar, se exalta al consumidor en detrimento del ciudadano. La invocación a la globalización en el campo educativo hace que se impongan unos modelos dirigidos a satisfacer las necesidades del mercado. El conocimiento, la educación y la cultura funcionan, en la lógica del sistema globalizado, como mercancías. Para unos pocos, la globalización ha generado un escenario ideal , aumentar su riqueza y poder; para la inmensa mayoría de la población del planeta, la globalización ha supuesto mayores grados de exclusión, pobreza y desigualdad y, a su vez, anuncia nuevos referentes desde los que se organiza la vida social. Enfocamos el término globalización en sentido amplio y en sentido restringido. Cuando nos referimos al sentido amplio de la globalización, estaríamos hablando del capitalismo mercantil, que tuvo su primer signo expansionista en el siglo XV al traspasar las fronteras europeas hacia América en busca de materias primas y nuevos mercados. Si hablamos de la globalización en sentido restringido estaríamos hablando de la última etapa del capitalismo, pero también de la última fase del imperialismo. La globalización en sentido restringido tiene sus inicios después de la caída del muro de Berlín. Esta globalización tiene una sustentación ideológica y se expresa en lo que Ignacio Ramonet y otros analistas han llamado “pensamiento único”. Según Ramonet , el pensamiento único tendería a ser universal y expresaría los intereses económicos del capital transnacional, de los mercados financieros, los cuales estarían orientando y determinando el movimiento general de la economía; la competencia y la competitividad, aspectos que estimulan y dinamizan las empresas, el librecambio, la división internacional de trabajo. (Ignacio Ramonet) Consideramos, igualmente como importante que tales condiciones generan unas reivindicaciones laborables ínfimas, mayor desempleo y exclusión de los ciudadanos de los beneficios sociales: salud, alimentación y vivienda.
La educación popular
Es el pueblo mayoritario, con su experiencia, saberes y disposición al cambio, desde sus luchas y prácticas sociales comunitarias, quien puede construir y darle contenido a la auténtica educación. Entre todos (maestros-participantes-comunidades) debemos construir una ética social y colectiva que rompa con la ética individualista impuesta desde el poder que nos domina desde hace quinientos años, imponiéndonos unos antivalores que no se corresponden con los valores de nuestros pueblos originarios, reproduciendo el egoísmo, el individualismo, la visión étnica, racista, inhumana y excluyente. La educación popular aparece como la única y verdadera educación para un desarrollo integral y solidario de nuestros pueblos, por cuanto nos permitirá superar toda forma de explotación y de dominio, y nos orientará en la construcción de una sociedad basada en el trabajo de todos y todas, sin amos y sin egoísmo.
Implica utilizar el pensamiento crítico en el análisis de nuestra sociedad, para desentrañar y conocer la realidad tal como es, para descubrir y desenmascarar a las minorías que esconden sus intereses y privilegios, y para comprender que la riqueza de la minoría no tiene otro origen que la explotación a las mayorías. La educación Liberadora lleva en su esencia la Pedagogía del Sentimiento, el crecimiento comunitario y compartido del conocimiento, donde el diálogo de saberes nos ayuda a construir una nueva ciudadanía, y nos permite convertir todos los espacios de nuestra vida cotidiana en lugares de auténtica educación, para el crecimiento solidario y socialista: el hogar, el trabajo, la escuela, la calle, las visitas a los vecinos, las iglesias y capillas, las asambleas y los Consejos Comunales, las fiestas y celebraciones. Debe integrar la cultura, la espiritualidad, la ciencia y la tecnología, abrir espacios para todos los saberes, donde se puedan construir y reconstruir imaginarios en búsqueda permanente de nuestra identidad mestiza, integrada por nuestras culturas indígenas originarias, mezcladas con las europeas y nuestros ancestros africanos. Estas verdades de relación dialéctica entre educación y lucha social, largamente teorizadas, han tomado vida y forma concreta como consecuencia de la emergencia revolucionaria que vive América Latina. Ser, conocer, hacer y convivir, se ponen en práctica, está trabajándose hacia la formación del hombre integral.
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-educacion-popular-como-alternativa-ante-el-fenomeno-del-neoliberalismo-y-la-globalizacion/