Apuntes sobre la organización docente universitaria en Puerto Rico

Historia del sindicalismo y el gremialismo docente

Otras Voces de la Educación

Apuntes sobre la organización sindical docente en Puerto Rico.
El caso de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU).
Jorge Lefevre Tavárez

Fecha de constitución de la APPU: 9 de marzo de 1961
Fecha de reconocimiento como sindicato: 3 de noviembre de 2023

 

La historia de la organización gremial y sindical docente en Puerto Rico está por escribirse. Si escasos son los estudios históricos de organizaciones sindicales, incluso de aquellas con mayor impacto nacional, más dramática es la situación con respecto a esfuerzos organizativos con aportaciones humildes. La mayoría de los intentos de organización sindical docente, sobre todo de aquellos que ocurrieron en universidades privadas, o en universidades públicas que no forman parte del Sistema de la Universidad de Puerto Rico, consisten en esfuerzos importantes de organización laboral, pero de corta vida y sin grandes logros. Las presentes notas para este proyecto de Otras Voces de la Educación tiene el propósito de presentar un panorama general de la organización docente en Puerto Rico centrado, sin embargo, en la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU), el actual sindicato de docentes del Sistema de la Universidad de Puerto Rico. El material que se ha utilizado para prepararlas consiste en documentos primarios, las pocas publicaciones secundarias existentes, entrevistas a algunos protagonistas de esta historia[1] y la experiencia reciente vivida por el autor de estas líneas. Esperemos que este esquema ayude a educar sobre esta historia, pero, más que eso, que sirva de incentivo para futuras investigaciones que puedan rápidamente superar estos apuntes.

 

Algunos esfuerzos por organizar sindicalmente a docentes en Puerto Rico

Las primeras noticias sobre la organización sindical docente se remontan a la década del 1930, con alusiones en la prensa sobre el interés de parte de la docencia en crear una organización sindical en la Universidad de Puerto Rico. En la actualidad, se desconoce cuáles fueron, si algunos, los resultados de tales conversaciones.

 

Existen, también, múltiples esfuerzos pasados en universidades privadas de organización docente, que no lograron consolidarse, por razones de desorganización interna, por ataques y represalias patronales, o una combinación de ambos factores.

 

Carlos Alá Santiago, por otro lado, alude a dos iniciativas para la organización sindical docente en el sector privado que, en términos relativos, tuvieron mayor éxito: la Asociación de Maestros Universitarios (AMU) y la Unión de Profesores Universitarios (UPU). La AMU se funda en el 1974 en el sistema universitario privado Puerto Rico Junior College, y logra convertirse en el sindicato docente en dos de sus unidades, la de Río Piedras y la de Cupey, luego de triunfar en sus elecciones sindicales el 22 de enero de 1975. La AMU logra un convenio colectivo docente en Puerto Rico el 31 de octubre del mismo año. Es, por tanto, la primera organización docente en ser reconocida como sindicato y firmar convenio. Sin embargo, parecería que la AMU desaparece, producto de crisis internas luego de iniciar las negociaciones de su segundo convenio en el 1979.

 

Ese mismo año, la UPU sometió una petición en la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo para convertirse en representante exclusivo de la docencia de la Universidad Central de Bayamón (UCB). Luego de varios procesos legales por parte de la UCB que buscaban frenar la organización sindical, la UPU ganó sus elecciones celebradas en enero del 1980 y se le certifica oficialmente como sindicato el 7 de febrero. Pero los intentos patronales de impedir la negociación colectiva continuaron, con actos represivos y nuevas impugnaciones en los tribunales. Según Alá, la corte terminó por favorecer a la UPU en el 1986, por lo que esta “mantuvo su derecho a negociar pero nunca lo ejerció”; desapareció como organización en esos años[2].

 

Estos esfuerzos de organización sindical en el sector privado, mayormente olvidados hoy día, forman momentos importantes de este relato, por los retos que lograron superar y por constituirse en las primeras organizaciones docentes en ser reconocidas como sindicatos. Actualmente, si bien existen conatos de esfuerzos organizativos en ciertas universidades privadas, no existe en ninguna un sindicato reconocido.

 

Una mención aparte merece, por otro lado, la Asociación de Profesores del Conservatorio de Música de Puerto Rico, corporación pública de Puerto Rico que no forma parte del Sistema de la Universidad de Puerto Rico. Esta Asociación peticionó ser reconocida como sindicato ante la Junta de Relaciones del Trabajo en el 1987 y logra el reconocimiento como sindicato el 3 de julio de 1991 luego de celebradas las elecciones sindicales. Sin embargo, el Conservatorio se rehúsa a negociar al sindicato. Un fallo del Tribunal Supremo de Puerto Rico del 20 de marzo de 1996 finalmente dictamina, de manera arbitraria, que los empleados del Conservatorio no tienen derecho a sindicalizarse, como era la realidad de entonces en las agencias del gobierno de Puerto Rico[3]. Actualmente, existe una Asociación, de reciente creación, sin relación directa con el intento sindical anterior, aunque con el mismo nombre, que no cuenta formalmente con reconocimiento como representante exclusivo de la docencia de la institución, pero impulsa reivindicaciones laborales y ha llevado a cabo actividades de militancia y arte que han captado la atención nacional en los últimos años, particularmente alrededor del tema salarial. Sobre este tema, han logrado que se apruebe un nuevo Plan de Clasificación y Retribución para el Conservatorio, que ha elevado los salarios de la docencia.

Sin embargo, el centro de la historia de la organización sindical docente en Puerto Rico se encuentra en la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios, a la que se le dedica el espacio restante de este trabajo.

 

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La fundación de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios

La centralidad de la APPU en la historia sindical docente se debe a múltiples factores. En primer lugar, la APPU se funda en el sistema público de enseñanza universitaria, en el Sistema de la Universidad de Puerto Rico, que es el de mayor prestigio y que en gran medida dicta las pautas para la educación universitaria en Puerto Rico, incluyendo las condiciones laborales. La Universidad de Puerto Rico se crea en el 1903, siendo la primera institución de educación superior del país. En la segunda mitad del siglo XX, en décadas de creciente expansión del sistema universitario, la UPR crecerá a lo largo de la isla, hasta constituirse, como lo es en la actualidad, en un sistema de once recintos universitarios, y con oficinas y centros en distintos puntos de Puerto Rico. Sobre todo, la APPU ha tenido una vida extensa y activa en su unidad principal, el Recinto de Río Piedras. Ha estado, además, vinculada con el movimiento obrero de una manera en la que ninguna otra organización o asociación docente universitaria lo ha hecho, lo que la resalta, no solo dentro del ámbito universitario, sino dentro del movimiento obrero en tanto organización universitaria.

 

Es posible, también, que el hecho de que exista una cultura política y una tradición sindical en la UPR – a diferencia de lo que ocurre en el sector privado – haya fomentado una mayor libertad de expresión y organización sindical para la docencia. La UPR, y con especial énfasis en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, ha sido la cuna de los movimientos estudiantiles más importantes del país, con huelgas que han marcado épocas en la educación superior. Muchos docentes de la UPR fueron, también, estudiantes de la UPR en estos momentos claves.

 

Desde el punto de vista sindical, la UPR igualmente ocupa un lugar aventajado con respecto a las demás instituciones de educación superior. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Puerto Rico, que agrupa a los empleados de mantenimiento y ornato, se funda el 20 de mayo de 1939 y es reconocida por la Universidad de Puerto Rico el 29 de agosto de 1942. El SUPR formó parte de importantes centrales obreras, como la Confederación General de Trabajadores, y ha sido consistente en movilizarse militantemente para adelantar los derechos laborales de quienes representa. Décadas más tarde, la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes se fundaría en el 1972 y declararía una huelga de reconocimiento que tuvo el efecto de que la UPR la aceptara como representante de los empleados de oficina, laboratorios y bibliotecas. Existe, por tanto, un ambiente de organización sindical militante en la UPR.

 

La Asociación Puertorriqueña se funda el 9 de marzo de 1961 en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Para las y los 74 fundadores de la APPU, esta se crea “en un momento de crisis al interior de la Universidad”, que se debía a la falta de agencia de la docencia por las transformaciones gerenciales en la universidad y la falta de autonomía que poseía la comunidad universitaria ante el control irrestricto del Rector Jaime Benítez[4]. El discurso pronunciado en la primera Asamblea General de la APPU, el 4 de noviembre de 1961, por la reconocida profesora del Departamento de Estudios Hispánicos, Margot Arce de Vázquez, da cuenta de estas transformaciones en el ámbito académico que promovió la autoorganización del cuerpo docente.

 

“Cada vez más las estructuras universitarias y su funcionamiento se van pareciendo a las estructuras y funcionamiento del Estado y los profesores empiezan a ser considerados tan solo como funcionarios. Sucesos recientes lo comprueban en todas partes del mundo y aún aquí en Puerto Rico. […] Si al profesor universitario le corresponde como tarea específica y propiamente suya formar a sus alumnos para que sean hombres libres, justos, fieles a sí mismos y a esa verdad que han de descubrir cada día mediante el ejercicio delicado, tenaz, generoso, desinteresado y perseverante de sus facultades intelectuales, su primer deber y responsabilidad será rescatar la universidad de su creciente institucionalización burocrática (perdónese el feo terminacho), de su carácter cada vez más abstracto, impersonal y deshumanizado. Situar de nuevo la universidad dentro de un contexto humano, devolverle su carácter esencial de libre unión de diversidades: he aquí nuestra ineludible tarea […]”[5].

 

Más adelante, vincula la autoridad ética que debería cumplir un profesor con la intervención activa en la vida pública, y sostiene:

 

“Un profesor universitario no puede encerrarse en su torre de marfil ni desentenderse de los problemas de su tiempo, de su país y de los del mundo. Ha de estar bien enterado, formarse una opinión y un juicio personal y tomar honradamente partido sobre ellos. Precisamente, la desaparición del maestro […] se debe en gran parte a esa neutralidad que se exige hoy en todas partes de los profesores […] que les impide pronunciarse, justamente sobre las cosas esenciales y que más nos importan: sobre la religión, sobre la filosofía, sobre la política” (276).

 

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La constitución como sindicato y las relaciones con el movimiento obrero

Es importante señalar que, al crearse la APPU, si bien había un interés evidente en que esta organización activamente defendiera e impulsara los intereses de la docencia, que siempre ha vinculado con los intereses universitarios generales, esta no se fundó con la intención de convertirse en sindicato. Más bien, hubo posiciones distintas, que convivieron en su fundación: una, más “gremial”, otra, más sindical. La organización le dedicó sus primeros años de vida a intervenir en los debates a favor de una reforma universitaria que se articulaban en un proyecto de ley altamente discutido en esos años, finalmente aprobado en el 1966, con resultados mixtos. No es hasta mayo de 1970 que la APPU finalmente comienza a autodenominarse como organización sindical e incorpora a sus objetivos programáticos tres puntos relacionados al sindicalismo[6].

 

Los casi diez años que separan la fundación de la APPU y su declaración de constituirse como organización sindical tiene múltiples explicaciones, entre ellas las distintas visiones sobre lo que debería ser la organización y el entusiasmo que hubo en el sistema con respecto a una nueva ley universitaria y la participación activa de la APPU en este proceso.

 

Pero la progresión de la docencia de la APPU en términos de consciencia de clase y sindical no se da de manera aislada. En un marco más amplio, se puede afirmar que un proceso análogo ocurría en el movimiento docente en los Estados Unidos, que influirá a su vez en la isla. Organizaciones como la National Education Association, la American Association of University Professors y American Federation of Teachers se originaron como organizaciones gremiales que, con el tiempo y la experiencia, fueron aspirando y constituyéndose también como sindicatos[7]. Rodríguez Fraticelli, además, reconoce que la tendencia sindical que se encuentra en la fundación de la APPU “estaba fuertemente influenciada por el resurgimiento del sindicalismo docente en las universidades estadounidenses. Entre ellos estaban los hermanos Ramón y Arturo Meléndez”[8].

 

Más allá del marco universitario y docente, en el contexto puertorriqueño, también hubo un proceso importante de renovación del movimiento obrero, enmarcado en los años entre el 1969 y el 1975[9], a veces conocido popularmente y en la historiografía como el momento del “nuevo sindicalismo” por la fuerte influencia que ejerció sobre él la “nueva lucha por la independencia”[10]. No es de extrañar, por tanto, que la fundación de la HEEND haya sido en el 1972, ni que los esfuerzos exitosos de organización sindical en el sector privado se hayan dado a mediados y finales de la década.

 

Por supuesto, este proceso de toma de conciencia, o “radicalización”, como afirman algunos no se dio sin controversias. Como reacción a esta transformación en la APPU, que también fue acompañada por una activa participación en contra del Servicio Militar Obligatorio, de la presencia del Reserve Officers’ Training Corps (ROTC) en el campus universitario y a favor de las distintas luchas obreras y estudiantiles de la época, se da una escisión en la que se crea la Organización de Profesores Universitarios (OPU).

 

En la década del 1970 también se aprecia una vinculación de la APPU con el resto del movimiento obrero en Puerto Rico. Así, por ejemplo, la APPU, a través de su Comité de Acción Sindical, participó del Movimiento Obrero Unido (MOU), una coordinación sindical militante y clasista que marcó estos años de renovación sindical. Cuadros de la APPU se convertirían en figuras destacadas de este movimiento, como Guillermo Bobonis, profesor de filosofía, quien fungirá por varios años como Secretario Ejecutivo del organismo[11]. Al MOU disolverse, la APPU será miembro fundador del Concilio General de Trabajadores en el 1980, con una Declaración de Principios que proponía desarrollar un sindicalismo clasista en Puerto Rico, favorecer la abolición de la explotación de la clase obrera y por una “sociedad justa” en que la clase obrera administrara la riqueza[12]. La CGT será una pieza clave del sindicalismo puertorriqueño hasta principios del siglo XX.

 

Un último comentario debería decirse sobre la APPU al interior del movimiento obrero. Por las particularidades del trabajo docente y la cultura universitaria, por la ausencia de incentivos materiales para el liderato de la organización y quizás también por la tensión a veces productiva entre la visión gremial y sindical, la APPU se ha caracterizado por ser un sindicato profundamente democrático. Por un periodo extenso, la Directiva de la APPU se elegía cada año; actualmente, los términos son de dos años. En escasísimas ocasiones se ha tenido una Presidencia por más de cuatro años, y solo en una ocasión fueron estos años consecutivos. A eso se le añade que ha contado con mujeres presidentas desde poco después de su fundación. La APPU, por tanto, presenta una consistente consciencia democrática al interior del movimiento obrero puertorriqueño.

 

 

Los esfuerzos de organización docente nacional

La APPU se funda en Río Piedras en el 1960 con la misión de “extender la misma a todas las instituciones universitarias que existían en la isla”[13], lo que incluía no solo a los demás recintos de la UPR sino también a las instituciones privadas. Poco después, sin embargo, el Sistema de la Universidad de Puerto Rico se expande, con la creación de 8 unidades adicionales[14]. Si bien había una intención de abarcar todas las universidades públicas, el crecimiento de la UPR llevó a la creación de Asociaciones Docentes particulares a cada recinto, cuyas historias también están por investigarse. Solo excepcionalmente hubo organizaciones de la APPU en otros recintos, como el caso de Mayagüez, poco después de fundada la APPU. Igualmente, existió la APPU en Cayey en los primeros años de los 1970, hasta que la represalia posterior a una huelga universitaria en el 1973 desarticularía ese esfuerzo con la expulsión masiva del profesorado. Por estas complejidades, la APPU se convirtió en una asociación docente de Río Piedras, a veces compitiendo con asociaciones rivales como la OPU, si bien siempre contó con miembros en otros recintos.

 

La década del 1980 presenta una situación paradójica. Según todos los recuentos y las entrevistas concedidas, estos fueron años de debilitamiento organizativo y de pérdida de afiliados para la APPU. Pero fueron también años en que el reclamo docente a favor de la negociación colectiva se fortalece en las demás asociaciones docentes[15]. Además, el 28 de mayo de 1987, la APPU oficialmente sometió una petición ante la Junta de Relaciones del Trabajo (JRT) para ser formalmente considerado como sindicato docente, aunque exclusivamente en el Recinto de Río Piedras.

 

Sobre esto, hay que decir algunas palabras. Cuando la APPU se declara sindicato en el 1970, sigue un modelo similar al del STUPR y la HEEND. Ninguna de estas organizaciones requirió ser reconocidas bajo las leyes del estado como sindicatos, sino que, a través de actividades concertadas, lograron que el patrono les reconozca. Así, la APPU redacta y presenta un Pliego de Peticiones en el 1971[16], y busca, en el nuevo contexto nacional de organización sindical, negociar colectivamente como lo hacían otras organizaciones universitarias. Sin embargo, ni la APPU ni ninguna asociación docente habían logrado movilizarse de manera tan contundente como estas otras organizaciones como para obligar a la UPR a negociar las condiciones laborales de la docencia. Obtuvo victorias en concesiones específicas, pero se encontraba lejos de poder aprobar un convenio colectivo con la UPR. La petición que lleva a cabo ante la JRT, tantos años luego de fundarse e incluso de constituirse como organización sindical, buscaba subsanar esta situación.

 

La petición de reconocimiento ante la JRT provocó que la UPR llevara el caso a los Tribunales para impedir que la docencia lograra constituir un sindicato al amparo de la ley. Entre los argumentos principales del patrono, sostenía que los docentes eran empleados gerenciales, por lo que no tienen derecho a la negociación colectiva.

 

La controversia legal no vino a resolverse hasta julio de 1994. Pero ese periodo entre 1987 y 1994 resultó en experiencias sistémicas (es decir, a lo largo del Sistema UPR) y de organización docente que representaron importantes avances en este relato. Si bien la docencia se encontraba organizada en distintas asociaciones, una (o más) por unidad institucional, el deseo de agruparlas bajo un esfuerzo unitario poco a poco se materializó en estos años, primero a través de la Federación Nacional de Asociaciones de Profesores Universitarios (1989) y, luego, la Confederación de Asociaciones de Profesores Universitarios (CONAPU), fundada en el 1992[17].

 

La vida de la CONAPU, aunque breve, marca un periodo importante en la historia de la negociación colectiva docente. Como parte del proceso de reconocimiento sindical, la APPU había empezado a articular un borrador de Convenio Colectivo, más ambicioso que el Pliego de Peticiones del 1971. Al formarse la CONAPU, esta adopta el borrador y continúa con el proceso de desarrollarlo. Más importante aún, se empieza un proceso de amplia discusión a lo largo del Sistema de la UPR. La negociación colectiva y el desarrollo de un convenio se volvió tema de discusión en todas las unidades universitarias. Finalmente, propone que de cada facultad se elija representación para constituir un Comité Negociador del Personal Docente, que se formaliza en abril del 1994. Es decir, articulan “un esquema de negociación colectiva sin sindicato”[18].

 

La gerencia de la UPR se niega a reconocer el Comité. Apenas unos meses después, en julio, el Tribunal Supremo de Puerto Rico decide en contra de la APPU, al determinar que los docentes eran empleados gerenciales.

 

El proceso que impulsó la CONAPU y el Comité Negociador del Personal Docente, sin embargo, se desarrolló con tal entusiasmo e independencia de la petición legal, que la decisión del Tribunal Supremo, en ese momento, no sirvió como un gran desaliento. Tan es así que la APPU llamó a un paro laboral en Río Piedras para el primer día de clases, el 22 de agosto de 1994, exigiendo que la gerencia reconociera al Comité Negociador de la CONAPU. El resultado inmediato fue positivo, ya que la gerencia estuvo obligada a entablar conversaciones con el Comité Negociador y eventualmente crear mecanismos institucionales que, en un principio, buscaban similar un proceso de negociación colectiva, primero bajo el Comité de Asuntos Laborales (CAL) y luego el Comité de Diálogo (CODI). Con el tiempo, el CODI pasará a ser repudiado por las asociaciones docentes por ser solo un simulacro, pero, en sus inicios, y con el impulso del borrador de convenio y de la CONAPU, se lograron importantes reivindicaciones económicas, como aumentos salariales anuales y mayores oportunidades de sabáticas[19].

 

La reorganización de la APPU

Luego de una difícil década para la APPU, los años 90 (sobre todo, los últimos años de esta década) representaron un crecimiento acelerado de la organización, educación sindical – como acompañante a la petición de reconocimiento sindical – y una militancia activa en las principales luchas de Puerto Rico, incluyendo la Huelga del Pueblo[20].

 

A finales de la década, dos hechos parecían hacerse evidente: el CODI, en la medida en que se institucionalizaba, perdía importancia como herramienta de negociación; y la CONAPU, a pesar de los importantes pasos que dio, carecía de la estructura necesaria para convertirse en vehículo de lucha docente. Por eso, la APPU apostó por salirse de la CONAPU y reestructurarse como sindicato nacional. Esto lo hizo creando un nuevo reglamento y estructura que permitía que en cada recinto existiera un “capítulo” APPU. La APPU se expandiría, entonces, a lo largo del Sistema UPR. La reacción inmediata en las distintas unidades fue diversa: en algunos recintos, la asociación existente se disolvía para convertirse en capítulo APPU; en otros, coexistieron o coexisten los capítulos de la APPU con las asociaciones antiguas. Luego de poco más de dos décadas, la APPU finalmente logra presencia a lo largo de la UPR, cumpliendo la intención que se trazó al fundarse[21].

 

En todo este proceso, la organización no ha dejado de estar presente en las luchas más importantes del país. La APPU fue un apoyo importante en las huelgas estudiantiles del 2010 y del 2017, las primeras huelgas sistémicas en la UPR. Ha sido una voz consistente contra las políticas neoliberales, oponiéndose a la Junta de Control Fiscal, impuesta por el gobierno de los Estados Unidos, al igual que participando activamente en los procesos contra la privatización de la energía eléctrica. Así, también, se ha insertado en las luchas populares, como las que se dieron en el Verano del 2019 y que resultaron en la renuncia del gobernador electo de Puerto Rico.

 

A este contexto se le debe añadir una transformación en la consciencia de clase de la docencia con el cambio de siglo. Las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI presentaron un cambio dentro de la manera en que la docencia se entendía a sí misma. Era común apreciar una ausencia de consciencia de clase dentro de la docencia universitaria, en la medida en que docentes pensaban que, por las particularidades de su trabajo, no formaban parte de la clase trabajadora. Dadas las transformaciones sociales y económicas que deterioraron las condiciones laborales de la docencia y la profundización de la política pública neoliberal, se fue haciendo más común que la docencia se concibiera dentro del marco de la clase trabajadora. Un elemento importante en este cambio fue el aumento dramático de docentes por contrato, es decir, docentes sin un puesto permanente en la UPR. Su estado de inseguridad laboral y la mayor precariedad hacía más fácil desvanecer la ilusión de una docencia desclasada. Quienes contaban con contratos a tiempo parcial, además, obtenían salarios que los ubicaban por debajo del nivel de pobreza oficial[22]. Si antes era común que sectores docentes se resistieran al discurso sindical de la APPU, estos representarían ya una minoría.

 

Veinte años luego del fallo del Tribunal Supremo declarando a la docencia empleados gerenciales, la APPU, el 15 de septiembre de 2015, volvió a peticionar una elección sindical en la JRT. Ya no en momentos de debilidad, sino de cierta solidez, como estructura nacional; ahora no para representar a docentes en una unidad, sino con la intención de representar a la docencia a nivel del sistema. Por razones técnicas y legales, este proceso nuevamente quedó paralizado, hasta su reactivación el 14 de septiembre de 2021. La APPU, para este momento, redefinió la unidad apropiada. Por un lado, para incluir a los docentes por contrato. Por otro lado, para eliminar de ella algunos docentes que podía argumentarse que ejercían tareas gerenciales.

 

La investigación que llevó a cabo la JRT al reactivar la petición determinó, contrario a lo que sostenía todavía el patrono y contrario al fallo del Tribunal Supremo, que la docencia tal como se encuentra definida en la unidad apropiada peticionada no cumplía funciones gerenciales y, por tanto, mandató a celebrar elecciones sindicales, del 23 al 26 de octubre del 2023[23]. El 3 de noviembre, la APPU fue oficialmente certificada como representante de la docencia de la UPR, con el apoyo de 97% de quienes emitieron su voto.

 

La negociación colectiva docente en la actualidad

El proceso para negociar un primer convenio docente en la UPR, todavía encaminado, se da en momentos de una crisis profunda en Puerto Rico, como pocas en la historia del país. Desde el 2006, Puerto Rico vive bajo una crisis económica estructural, que ha llevado a una reducción de su economía en un 20%, una emigración masiva que redunda en una reducción poblacional y el recrudecimiento de la política colonial de los Estados Unidos, bajo una Junta de Control Fiscal (JCF)[24]. El ataque a la negociación colectiva en el sector público ha sido de tal grado que se legisló para limitar la capacidad de mejorar ciertos beneficios marginales (Ley 26), además de una política impuesta por la JCF para excluir los aumentos salariales del convenio y limitarlo a ser tema para trabajarse a través de Planes de Clasificación y Retribución que deberían seguir parámetros que la misma institución colonial impone.

 

La política neoliberal y colonial en Puerto Rico, además, ha conllevado recortes sustanciales del presupuesto de la UPR. Actualmente, el gobierno le otorga la mitad de lo que establece la ley presupuestaria de la UPR[25].

 

Si la fundación de la APPU se daba en momentos de radicalización del sector docente, y su constitución como organización sindical en una época de renovación del movimiento obrero puertorriqueño, su reconocimiento oficial como sindicato se da en momentos de una crisis profunda del sindicalismo en Puerto Rico. No existe coalición similar al MOU o el CGT; sindicatos históricos han sido diezmados (como la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y de Riego, o la Federación de Maestros y Maestras de Puerto Rico) o desmovilizados por la política patronal; la tasa de sindicalización continúa decayendo y hay una falta de dinamismo por parte de los sindicatos existentes como para organizar nuevos talleres[26].

 

Sin embargo, también es cierto que, en el contexto del sindicalismo estadounidense – con el que, por distintas razones históricas, el sindicalismo puertorriqueño mantiene estrechos vínculos – la organización de docentes universitarios ha sido una pieza clave en la ola de organización sindical y en la expansión y democratización de las centrales obreras de los Estados Unidos. El movimiento obrero puertorriqueño, y el público más atento a las luchas sociales en Estados Unidos (incluyendo el sector patronal y el gobierno), tienen plena conciencia de la importancia del sector sindical en el movimiento obrero estadounidense.

 

Por el panorama descrito, el proceso de elección sindical y el eventual reconocimiento de la APPU como sindicato docente produjo gran entusiasmo en la comunidad universitaria, en el movimiento sindical e incluso en otros sectores del pueblo trabajador. Por eso, las negociaciones del primer convenio docente de la UPR han sido de un destacado interés público. Hay grandes esperanzas, quizás incluso demasiadas expectativas, puestas actualmente sobre este proceso de negociación. Se espera que el convenio pueda revertir la congelación salarial de la docencia con puestos permanentes, que hace más de una década no reciben aumento, y terminar con la extraordinaria desproporcionalidad salarial de los docentes por contrato. Las limitaciones mayores del proceso son de carácter político, más que sindical, con un presupuesto universitario tan limitado y con la imposición de una política pública neoliberal.

 

La elección sindical de la APPU, finalmente, ha producido entusiasmo en otras universidades del país. Ha habido cercanía entre la APPU y la Asociación de Profesores del Conservatorio de Música; docentes en la Escuela de Artes Plásticas e incluso en universidades privadas han hablado de organizar un proyecto sindical. Esto en parte se propicia también por la precariedad de la docencia por contrato, y el que muchos docentes laboren en más de una universidad. Es decir, viven en la UPR la experiencia de la sindicalización a la vez que en universidades privadas no cuentan con sindicato reconocido. El contraste sirve de incentivo para pensar proyectos organizativos. Si el convenio tiene logros importantes, sobre todo con respecto a los docentes por contrato, no cabe duda de que ese entusiasmo pudiera inspirar proyectos que contribuyan a esta historia y a la lucha por las mejores condiciones laborales de la docencia en Puerto Rico.

 

Notas

[1] Agradezco a Félix Córdova Iturregui, Javier Córdova Iturregui, Carlos Rodríguez Fraticelli, Lida Orta Anes, Ángel Rodríguez Rivera y Jaime Bofill por su ayuda y sus comentarios.

[2] Carlos Alá Santiago. Negociación colectiva y reingeniería universitaria. Debates en torno a la organización sindical de profesionales. Fundación Atlantea, 1998. pp. 42-51.

[3] Tribunal Supremo de Puerto Rico, “Junta de Relaciones del Trabajo, demandante y recurrida, v. Corporación del Conservatorio de Música de Puerto Rico, demandada y peticionaria”, Decisiones de Puerto Rico, Tomo 140. pp. 407-452.

[4] Carlos Rodríguez Fraticelli. “A 50 años de la creación de la APPU”. Conferencia presentada en celebración del 50 Aniversario de la APPU. Escuela Hotelera de la Universidad de Puerto Rico en Carolina, 10 de diciembre de 2011. pg 3.

[5] Margot Arce de Vázquez, “La responsabilidad del profesor universitario”. Obras Completas. Volúmen 3. Puerto Rico: lengua, educación, reforma universitaria, política, cultura y religión. Ed. Matilde Albert Robatto. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2008. p. 272-279. Las citas son de las páginas 274-275.

[6] “1) Promover el uso de la negociación colectiva como instrumento de justicia para todos los profesores universitarios de Puerto Rico; 2) Promover derechos sindicales en otras organizaciones docentes; 3) Promover la solidaridad sindical”. Citados en Vélez Cardona, “Historia y desarrollo de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU)”, documento presentado en el Seminatio-Taller ofrecido a la Junta de Directores de la APPU el 13 de febrero de 1999. p. 6.

[7] “En la medida en que las instituciones crecen y expanden sus funciones, las regulaciones gubernamentales y el papeleo aumentan geométricamente, la necesidad de la organización académica por una gerencia parecida a la empresarial se hace más y más evidente. Entonces, la gerencia universitaria comienza a parecerse a la de cualquier otra organización empresarial grande. Cuando esto sucede, se ensancha el abismo que separa a los docentes de la administración. Los administradores comienzan a perder el sentido tradicional de estar entre pares y se convierten en gerentes”. Waldemiro Vélez Cardona, “La participación claustral por medio de la negociación colectiva”. Congreso de Investigación sobre la universidad. Actas de Congreso organizado por la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios celebrado el 13 y 14 de septiembre de 2001. Publicado por la APPU en el 2003. pp. 291-304.

[8] Rodríguez Fraticelli, “A 50 años de la creación de la APPU”, 4.

[9] César J. Ayala y Rafael Bernabe, Puerto Rico en el siglo americano: su historia desde 1898, Ediciones Callejón, 2001. p. 326.

[10] “A partir de 1959 y durante la década del sesenta, el movimiento obrero y el movimiento independentista marcharán paralelamente guiados por diferentes ideologías: el independentismo por el nacionalismo y el movimiento obrero por el economismo. Será necesario el encuentro de ambas fuerzas con el marxismo para que pueda darse el nuevo sindicalismo que ha de caracterizar al movimiento obrero a principios de la década de 1970”. Juan Ángel Silén, Apuntes para la historia del movimiento obrero puertorriqueño. Editorial EDIL, 1978. p. 141.

[11] Carlos Carrión, “Hacia una historia del Movimiento Obrero Unido”. Pensamiento Crítico XVIII.82 (nov-dic 1995).

[12] Vélez Cardona, “Historia y desarrollo”, p. 9; Conferencia Sindical (autor), Entre la huelga del pueblo y la cumbre social. El movimiento obrero puertorriqueño en la encrucijada. p. 47.

[13] Citado en Rodríguez Fraticelli, “A 50 años de la creación de la APPU”. pg. 5.

[14] La fundación de las distintas unidades se da en las siguientes fechas: Río Piedras (1903), Mayagüez (1911), Ciencias Médicas (1950), Arecibo (1967), Cayey (1967), Humacao (1967), Ponce (1969), Bayamón (1971), Aguadilla (1972), Carolina (1973), Utuado (1978).

[15] Javier Córdova Iturregui. “Negociación colectiva y sindicación para el personal docente de la UPR”. Congreso de Investigación sobre la universidad. Actas de Congreso organizado por la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios celebrado el 13 y 14 de septiembre de 2001. Publicado por la APPU en el 2003. pp. 277-285.

[16] Un resumen accesible del pliego se encuentra en Alá Santiago, Negociación colectiva y reingeniería universitaria, pp. 53-54.

[17] La CONAPU agrupó a las siguientes organizaciones docentes: la APPU, la Asociación de Profesores del Colegio Universitario de Cayey, la asociación de Profesores del Colegio Universitario de Humacao, la Asociación de Profesores de Arecibo, la Asociación de Profesores de Aguadilla, la Asociación de Profesores del RUM, la Asociación de Profesores del Colegio Regional de la Montaña, la Asociación de Profesores del Colegio Universitario de Bayamón, el Comité de Apoyo a la Negociación Colectiva en el Colegio Universitario de Tecnológico de Ponce, el Comité de Apoyo a la Negociación Colectiva en el Colegio Universitario de Carolina. Alá Santiago, Negociación colectiva y reingeniería universitaria, 56-58.

[18] Córdova Iturregui, “Negociación colectiva y sindicación docente”, 282-283; Alá Santiago, Negociación colectiva y reingeniería universitaria, 56-60. La cita es de Vélez Cardona, “Historia y desarrollo de la APPU”, 15.

[19] Alá Santiago, Negociación colectiva y reingeniería universitaria, 69-81.

[20] Conferencia Sindical, De la Huelga del Pueblo a la Cumbre Social. “La APPU tuvo una enorme proyección en todo ese proceso ya que el superintendente de la policía, Pedro Toledo y algunos legisladores de mayoría la emprendieron contra el presidente de la APPU y lo acusaban de instigador y provocador de confrontaciones en el proceso huelgario. En ese ‘verano huelgario’ los docentes vieron a la APPU por televisión y en las líneas de piquete”. Cita de Vélez Cardona, “Historia y desarrollo de la APPU”, p. 19.

[21] Las fechas de fundación de los capítulos son las que siguen: Ciencias Médicas (10 de marzo de 2004), Utuado (23 de marzo de 2004), Ponce (21 de mayo de 2004), Carolina (26 de mayo de 2005), Arecibo (4 de abril de 2013), Bayamón (16 de febrero de 2017), Cayey (30 de junio de 2017), Aguadilla (23 de mayo de 2023), Humacao (12 de septiembre de 2024). Solo en Mayagüez falta constituir un capítulo de la APPU, si bien ya hay trabajo adelantado en esa dirección.

[22] Sobre el tema de los docentes por contrato, ver: Gazir Sued, Profesores desechables, La Grieta, 2020.

[23] Junta de Relaciones de Trabajo, “Orden de elección – Caso Número P.2015-01”, emitida el 30 de agosto de 2023.

[24] Rafael Bernabe, “La crisis multinivel en Puerto Rico”. Sin Permiso (25 de abril de 2021). https://www.sinpermiso.info/textos/la-crisis-multinivel-de-puerto-rico

[25] Iyari Ríos González, “Panorama general de la situación económica en Puerto Rico”. momento crítico (11 de abril de 2024). https://www.momentocritico.org/post/panorama-general-de-la-situación-económica-de-puerto-rico-un-contexto-al-mensaje-de-estado-del-gobe

[26] Jorge Lefevre Tavárez, “Reconfiguraciones en la economía y su impacto sobre el movimiento sindical (apuntes)”. Categoría Cinco 3.2 (Verano-Otoño). https://categoria5.org/reconfiguraciones-en-la-economia-y-su-impacto-sobre-el-movimiento-sindical-apuntes/

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