La tarea, una costumbre antipedagógica

15 de Mayo de 2016

Por:  Tere Quezada

La responsabilidad es un proceso que tiene sus inicios, ciertamente, en la infancia, pero la responsabilidad per se es el final del camino, no el principio. A quienes les preocupa la educación y la realización de los jóvenes de una sociedad saben (sabemos) que la conformación psicológica del pensamiento en la infancia es fundamental para el desarrollo óptimo de un ser, pero dados los resultados estadísticos del fracaso escolar que presenta nuestro país me permitiré explicar por qué la tarea es OTRO factor de este fracaso.

La infancia (de los cinco a los once años) es la época ideal para aprender (en la primaria) el desarrollo de todas las habilidades que en el futuro servirán para que los niños, a partir de los doce años, puedan con la carga de información académica que el sistema escolar les imponga.

Todos deseamos que nuestros hijos tengan una vida exitosa y que puedan —a través de su felicidad emocional, física y mental— sentirse realizados en todos los ámbitos de la vida, y, curiosamente, la tarea se percibe en el niño como la primera situación frustrante, cansada y aburrida de lo ya visto en la escuela.

La tarea no ayuda a desarrollar ninguna habilidad, no fortalece o incrementa el conocimiento, al menos la cantidad de conocimiento que se aprendió en ese día; no ayuda a memorizar tal información y mucho menos los hace personas responsables. La frustración que muchos niños sienten al hacer la tarea reforzará el aborrecimiento por ella; pocos niños expresan este sentimiento a los padres, y la gran mayoría lo acepta con resignación. ¿Qué puede hacer un niño ante el poder del adulto? Nada. Un niño agotado mentalmente se rebelará en la secundaria o preparatoria.

El actual sistema educativo, los padres, y los maestros en conjunto, son los primeros en enseñar el sentimiento de frustración escolar, sin mencionar a los que padecen dislexia o déficit de atención, otro grupo vulnerable y víctima del sistema. Así, la tarea es la continuación de un mal sistema educativo que ya viven y padecen todos los niños de México.

La responsabilidad se aprende con pequeños hábitos hasta lograr hábitos bien fundados; desde ir al baño con limpieza hasta respetar un determinado horario de juego con sus amigos por la tarde. El niño puede ver las caricaturas mientras ordena su mochila y sus útiles o su ropa y zapatos. Atender sus clases de deporte o de actividad artística de manera habitual sin acostumbrarse a la deserción. Hablar por la tarde a un familiar para saludarle (abuelito, tíos, primos) para aprender a crear lazos afectivos y sociales. Ayudar a mamá en alguna labor de la casa para generar actitudes de cooperación. Hacer alguna buena acción de servicio y comentar al día siguiente en su escuela con quién la realizó; puede y debe contar puntos para la escuela aprender a vivir en comunidad. El altruismo se aprende desde el hogar o desde la iglesia.

El niño tiene derecho a disfrutar de los juegos sin ninguna presión bajo la mal llamada “responsabilidad”. Son pocos los años que el ser humano es niño, entonces ¿por qué hay que obligarlo a sentir y conocer la presión del adulto cuando no lo es? México es uno de los países con más recomendaciones de la ONU con respecto a los niños, y la UNICEF ha hecho serias recomendaciones que no se han puesto en práctica. Muchas sociedades no entienden aún el significado y la importancia de “ser niño”.

Así pues, los buenos hábitos son la base del proceso hacia la disciplina, y la disciplina a su vez fortalece el ejercicio de la voluntad, una a la otra se retroalimentan y poco a poco van creando a un ser humano preparado para sostener la carga de responsabilidad que pueda sostener de acuerdo con la cantidad de esfuerzo que sea capaz de tolerar en su juventud y adultez.

La tarea debe aplicarse a partir de los doce años y debe ser exclusivamente de investigación, matemáticas o lengua natal, aplicarla durante la secundaria y preparatoria, utilizando las bases del método científico para crear una mentalidad de orden antes de su formación profesional.

Por lo pronto, usted puede negociar con el maestro o la escuela para que indulten la tarea. Habrá quienes estén de acuerdo y quiénes no. Que no le importe si le bajan la calificación a su hijo por no hacer la tarea, usted se dará cuenta de que sin esta presión irán a la escuela con mayor gusto, serán más participativos en clases y verán que la escuela es una fuente de conocimiento y alegría y no de tortura al hacer la…tarea. ®

Fuente: http://www.sdpnoticias.com/nacional/2016/05/15/la-tarea-una-costumbre-antipedagogica

Comparte este contenido:

Tere Quezada

Mastra de inglés como segunda lengua con una sub especialidad en Fonética y un minor en Historia Asiática comparada e Historia Constitucional de los Estados Unidos de Norteamérica por la Universidad del Estado de California.