España: Ideología y política educativo.

Beatriz Muños Gonzalez.

Europa/España/Junio 2016/Fuente:http://www.hoy.es/

Para la retórica clásica, los topos lugares comunes eran un método de argumentación empleado por los oradores con la finalidad de conseguir el consenso del auditorio en torno a su postura. Con el tiempo se gastaron, perdieron originalidad quedando reducidos a frases hechas, banales y manidas.

Pocos espacios son tan propensos para los lugares comunes como el de la política y pocos contextos tan propicios como las campañas electorales. Es entonces cuando asistimos a un auténtico festival del lugar común; se utilizan para argumentar, pero no se argumenta sobre ellos. Supongo que a cada uno le resultarán particularmente irritantes aquellos que tienen que ver con su ámbito profesional o de interés; a mí me cambia el humor cuando empiezo a escuchar los referidos a la educación.

Entre ellos, uno de los que me parece más incomprensible -por su falta de fundamento  es aquel que dice que hay que llegar a un «consenso educativo al margen de las ideologías», que «hay que sacar a la educación de la lucha partidista». Un mantra repetido hasta el hartazgo en el que, en el mejor de los casos, se sugiere un falso dilema entre ideología y conocimiento experto o científico y, en el peor, se plantea explícita y torpemente que las decisiones en materia educativa -la política educativa- debe ser neutra. Mucho me temo que esto último no es posible y que la contradicción entre política -ideología- y ciencia es, en buena parte, intencionadamente ficticia. En cualquier caso, la relación entre ambas nunca podrá analizarse dibujando un trazo grueso. Intentaré, en estas líneas, explicar mi posición que ya adelanto defiende la conveniencia del diálogo entre ambas. La ilustraré con un ejemplo.

Toda la investigación educativa confirma la correlación entre fracaso escolar y nivel socioeconómico de las familias y del entorno. Esta misma investigación enfatiza la importancia de la universalización de la Educación Infantil de 0 a 3 años. Se trata de una medida sin duda alguna progresista pues beneficia sobre todo a los estratos sociales más vulnerables; a esa edad se construyen las capacidades siendo más fácil prevenir el fracaso e intervenir en él. Desde la perspectiva de la igualdad/desigualdad de oportunidades y del gasto económico, sería el más redistributivo y eficiente; desde luego mucho más que cualquier otro que pueda hacerse en niveles educativos posteriores. Además, la medida también favorece la conciliación.

A tenor de lo anterior, la decisión de priorizar la reducción del fracaso y el abandono escolar con la mirada puesta en la reducción de la exclusión o en la ruptura de círculos de pobreza, es una decisión ideológica; de igual manera es una decisión ideológica no hacerlo o prestar más atención a otras cuestiones. Podría decirse que la descripción y explicación de los fenómenos y de las realidades sociales correspondería a la investigación -a la ciencia- mientras que la selección y priorización de los objetivos de las políticas públicas -que lleva implícita la problematización o no de esas realidades sociales, es un asunto ideológico ya que responde al tipo de sociedad, ciudadanía e incluso trabajadores y trabajadoras (que me perdone la RAE) que cada opción política defiende. Votamos a un partido u otro porque encontramos afinidad entre el modelo societario que propone y el que deseamos. Si atendiéramos al mantra de «la educación al margen de las ideologías» nos daría igual votar a uno o a otro y no parece que sea así.

Pero además, el ejemplo utilizado me permite avanzar en mi exposición: si la realidad social se problematiza o no y en grado diferente en función de planteamientos ideológicos que definirán, a su vez, objetivos políticos, la manera de conseguirlos tendría mucho que ver con ese diálogo entre conocimiento y política que propongo. No solo conocemos la importancia de la educación a edades muy tempranas, también tenemos evidencias de la influencia de la jornada escolar en las desigualdades, de cómo afecta el tipo de agrupamientos en el aula y la organización de los centros; sabemos que cuanto más adelantemos los itinerarios más favorecemos la desigualdad, mucho más si encima estos son de nivel curricular inferior. Sabemos tantas cosas y las ignoramos tantas veces. Por eso no se entiende que en educación con frecuencia utilicemos homeopatía para tratar un tumor. La mayoría de nosotros no aceptaría que su médico le propusiera «probar otras cosas a ver si mejoras» y le exigiríamos que nos tratase la dermatitis como hasta la fecha se ha demostrado que el tipo de dermatitis que tenemos debe tratarse. En medicina la innovación se traduce en aplicar los nuevos tratamientos demostrados, no en aplicar ocurrencias o terapias seudocientíficas. El lugar común de la innovación también tiene su espacio en el discurso político sobre educación.

En las ultimas elecciones generales y autonómicas leí con interés los programas en materia educativa. Analizados con detenimiento, poco «pacto al margen de ideologías» era posible; sí encontré muchos lugares comunes y mucha incoherencia. Las afectadas y grandilocuentes declaraciones de intenciones sobre arreglar el sistema entre todos, innovar y luchar contra el fracaso, o bien venían acompañadas de medidas que contribuían a todo lo contrario, o bien de otras que a todas luces solo eran analgésicos contra los dolores de la enfermedad o tiritas que tapaban la herida; en ocasiones medidas que «apuntaban maneras» pero que resultaban insuficientes. Incluso algunos estaban descubriendo América en 2015. A pesar de todo ello, las propuestas reflejaban la distancia ideológica entre unos y otros. Comprendo que haya quien, a sabiendas de que su proyecto resultará poco popular, quiera ocultarlo y lo intente disfrazar con clichés, palabrería o verdades a medias, pero me cuesta entender que algunos caigan en la trampa de la desideologización de la política educativa. Desearía una mayor franqueza en la definición de posturas ideológicas y más diálogo entre ciencia y política. Contribuirían a elevar el nivel del debate incorporando, además, propuestas eficaces; evitaría que pensemos que todo es lo mismo o que no hay soluciones para algunos problemas.

Fuente: 

http://www.hoy.es/extremadura/201606/12/ideologia-politica-educativa-20160612010820-v.html

Imagen: 

http://resizer.hoy.es/resizer/resizer.php?imagen=http://www.hoy.es/RC/201606/10/media/cortadas/colas-viajeros-renfe-ktHG-U20633046776yII-660×371@RC.jpg&nuevoalto=150&nuevoancho=235

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Beatriz Muñoz González

Profesora de Sociología de la Educación en la UEX