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La evaluación del primer periodo en educación preescolar

 Abelardo Carro Nava

El tránsito del hogar a la escuela, es uno de los momentos más importantes en la vida de los seres humanos. Indiscutiblemente, este periodo influye de manera significativa en cada uno de los niños que, de un instante a otro, se desprenden de su entorno inmediato para integrarse a uno que es prácticamente desconocido para ellos: la escuela. Sí, la escuela, ese espacio donde, a diferencia del hogar, todo ocurre de otra manera porque en ella descubre: nuevas relaciones, nuevas expresiones, nuevas sensaciones, nuevas emociones; en fin, todo un cúmulo de sucesos que, indudablemente, repito, son parte importante del crecimiento y desarrollo de los pequeños.

¿Cómo olvidar las incontables expresiones que se observan en los rostros de los chicos cuando llegan a su primer día de clases en el jardín de niños? Llanto, incertidumbre, desconfianza, indiferencia, ansiedad, miedo, angustia, desesperación, entre otras tantas más, son parte de ese proceso que les significa el desapego del hogar y, por el cual, comienzan un camino diferente, lleno de experiencias que solamente la socialización puede favorecer e impulsar. ¿Acaso no es por medio de esa socialización que el pequeño se descubre a sí mismo en razón de los demás? Desde luego, la concurrencia en el preescolar es trascendental en la vida de los pequeños porque en éste, aprende a vivir socialmente con sus compañeros, lo cual tiende a incrementar, su participación en actividades de grupo con una gran cantidad y variedad de contactos sociales que van más allá de lo que, Linguido y Zorriano (1981), denominan ser “espectadores”.

En este sentido es importante hacer notar, que el enfoque de la educación preescolar ha cambiado conforme ha pasado el tiempo; de un enfoque pedagógico centrado en los cantos y en los juegos en los que el desarrollo de la motricidad fina y gruesa eran su piedra angular, se modificó para dar paso a una formación integral a través del desarrollo de los aspectos cognitivos y emocionales de los alumnos (SEP, 2018); ello no significa que dichos cantos y juegos que, como sabemos, favorecen esos aspectos motrices hayan sido eliminados; por el contrario, siguen siendo parte de un proceso que, de manera integral, forma al educando.

Visto de esta forma, si consideramos que la socialización es fundamental para que el niño, progresivamente, vaya desarrollando sus facultades naturales y, si sabemos que el nuevo enfoque pedagógico de la educación preescolar pretende la formación integral del educando, ¿de qué manera se han visto afectadas tales cuestiones con la pandemia y confinamiento que ha provocado el Covid19? Como parece obvio, la primera ha tenido un giro importante, puesto que las actividades escolares que propiciaban esa socialización y de manera presencial se desarrollaban en cada uno de los jardines de niños, se trasladaron, en el mejor de los casos, a la casa, mediante el empleo de una computadora o celular. ¿Esto generó nuevas formas de interacción? De eso hablaré un poco más adelante. Por lo que respecta a la segunda, el de la formación, también se ha visto alterada porque, como sabemos, el hecho de quedarse en casa dejó al descubierto las grandes desigualdades existentes en cada uno de los hogares mexicanos, motivo por el cual, las educadoras y educadores, implementaron una serie de estrategias para que sus alumnos iniciaran o continuaran con su proceso formativo. Al respecto es de destacarse, la entrega de guías o cuadernillos en las casas o escuelas de los pequeños y el envío de correos electrónicos, o a través de WhatsApp, con las actividades que tendrían que hacer los chicos en casa, con el apoyo de sus familiares; esto, a partir de los contenidos que están marcados en el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral y, desde luego, contemplando lo que a través de la televisión se trasmite para este nivel educativo.

¿El abordaje de estos contenidos, a través de una educación a distancia, ha favorecido el aprendizaje de los alumnos que cursan el preescolar? Pienso que no del todo; porque el trabajo que realizan las educadoras y educadores en cada uno de los jardines de niños: es insustituible y transcendental para el desarrollo integral de los pequeños.

¿De qué manera la educadora o educador propicia que el niño entienda preguntas que le permitan identificar objetos en el aula?, ¿de qué manera la educadora o educador propicia que su alumno resuelva problemas a través del conteo y con acciones sobre las colecciones?, ¿de qué manera la educadora o educador logra que su educando escuche cuentos para asociarlos con sus sentimientos? Si, ¿de qué manera se logra todo ello? Desde luego, la formación inicial que pudieron haber obtenido las maestras y maestros en su escuela normal colabora con este propósito, pero también, la experiencia que día a día se va dando en la escuela, en el aula. Si, ese espacio lleno de experiencias enriquecedoras y de un enorme significado que, con el paso de los años, se van sedimentando.

Luego entonces, sigo sosteniendo que evaluar el primer periodo (ver el artículo que publiqué la semana pasada en este y otros espacios y que lleva por nombre “Los dilemas de la evaluación del primer periodo”) considerando como unidad de medida los aprendizajes esperados, tal y como lo propone el Secretario de Educación, es una gran equivocación. Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: la casa no es la escuela y la escuela no es la casa.

Tengo claro que nadie estaba preparado para todo lo que se desprendió de la contingencia sanitaria por la pandemia mundial que estamos viviendo; también tengo claro, que los momentos educativos que vivimos son totalmente diferentes de los que ocurren en el aula, entonces, ¿qué le lleva a pensar a este funcionario que los chicos están aprendiendo conforme a los aprendizajes esperados?, ¿sabrá todo lo que implica y significa trabajar con niños cuya edad oscila entre los 4 y 5 años?, ¿acaso pensará que todos los padres de familia tienen el conocimiento didáctico-pedagógico que se requiere para trabajar con los niños los contenidos de un plan de estudios?

Ciertamente, como padres de familia tenemos una responsabilidad y obligación importante en la educación de nuestros hijos. Eso no lo dudo. Sin embargo, este hecho no es ni por un tantito, idéntico al acto educativo que se vive en un salón de clases de un jardín de niños.

Obviamente, resultado de una planeación y del desarrollo de cada una de las sesiones en las que se organizó el trimestre, la educadora o educador, tienen la posibilidad de evaluar o, mejor dicho, de valorar el desempeño de sus alumnos. En tal ejercicio, cobra sentido, un elemento que me parece fundamental para comprender que, en estos momentos, evaluar mediante el logro de los aprendizajes esperados, es un gravísimo error. Me refiero pues a la observación; si, esa observación que en el día a día le permite al docente dar seguimiento y continuidad (a través del registro) al desempeño de sus educandos. Situación que, como parece bastante obvia, no puede hacerse en estos momentos.

¿Qué otros elementos, tiene la educadora o educador, para valorar los logros de sus chicos en términos de los aprendizajes esperados? Las tareas, trabajos, carpetas o portafolios, entre otros; actividades que, desde mi perspectiva son complementarias de lo que se realiza en el aula; esto, porque como sabemos, cuando se encomienda una actividad en casa suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo porque desconocen sobre el tema, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan (Carro, 2020).

En este sentido, si coincidimos en que lo descrito en el párrafo anterior es parte de esa realidad que está muy presente en este nivel educativo, ¿de qué manera podrán evaluar las educadoras y educadores este primer periodo?

Pienso que, independientemente de que la SEP emita un nuevo Acuerdo o ciertos aspectos que modifiquen el 12/06/2020 (DOF, 2020), los colectivos docentes podrían fijar esos criterios de evaluación mismos que les permitan realizar una valoración del avance logrado por sus alumnos. Una valoración que se acerque a la realidad de los pequeños. Esto, porque considero, que hay una diferencia muy importante entre aquellos niños cuyos padres, durante estos meses, han tenido la posibilidad de estar prácticamente al 100 por ciento con sus hijos al tener un trabajo estable, bien remunerado y con las mejores condiciones que cualquier niño podría tener para trabajar desde casa; de otros cuyos padres han tenido que salir a buscar el sustento fuera del hogar, o bien, que los hayan acompañado en esas labores con la idea de tener algo que comer en casa.

Visto desde esta forma: no, no es buena idea tomar en cuenta la opinión de un funcionario que nunca ha estado frente a un salón de clases en un jardín de niños. Los colectivos docentes, con su experiencia y conocimiento, seguro estoy que habrán de tomar las mejores decisiones porque, más allá del reporte burocrático que tienen que entregar a sus directivos en próximas fechas, no debe perderse de vista que, una evaluación, tiende a brindar una serie de elementos que permiten tomar decisiones para mejorar el quehacer docente en razón de los aprendizajes de sus alumnos.

Con negritas:

¿Se imagina usted el significado que reviste el que un niño comience su un proceso educativo a través de una computadora, celular o televisor?, ¿de qué manera explicar esta nueva interacción?, ¿estaremos en la antesala de una nueva socialización en este nivel educativo? Digo, los niños que en este ciclo escolar se incorporaron al Sistema Educativo solo han conocido, en el mejor de los casos, a su maestra y a sus compañeros mediante un aparato electrónico.

Al tiempo.


Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

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Los dilemas de la evaluación del primer periodo

 Abelardo Carro Nava


Sabemos que los maestros son los que mejor conocen el avance de sus alumnos. También sabemos que, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje (E-A), influyen varios aspectos para que éste se logre, por ejemplo: el contexto, la familia, sus recursos económicos, los diferentes niveles cognitivos de los chicos, la planeación que el profesor realiza, la serie de recursos y materiales didácticos que éste emplea; en fin, como decía, todo un cúmulo de situaciones que son parte del referido proceso.

Una cosa más que, desde luego conocemos, es que la pandemia ocasionada por el Covid-19, propició que las actividades escolares que se desarrollaban de manera presencial en las escuelas tuvieran que suspenderse y, con ello, se dio paso a otra serie de actividades, también “escolares”, a través de algo que se denominó “educación a distancia”, hecho que implicó que los mentores: a) elaboraran cuadernillos o guías para que se los entregaran a sus estudiantes en sus escuelas o en sus casas, con la finalidad de que éstos los trabajaran; b) enviaran mensajes vía Whatsapp o correo electrónico, con las actividades que los niños tendrían que realizar con el mismo propósito que el inciso anterior; d) que siguieran y, posiblemente, consideran en su planeación, los programas televisivos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) echó andar desde el mes de marzo y cuya continuidad se dio en agosto de este año; e) aprendieran o perfeccionaran su conocimiento para que impartieran sus clases de manera virtual, situación que los obligó a contar con un equipo (computadora o celular) e internet o “datos” suficientes para que se lograra este objetivo; entre otros.

Ahora bien, ¿qué sucedió con los alumnos y con su aprendizaje a partir de la contingencia sanitaria que decretó el gobierno mexicano? En primer lugar, como parece obvio, ya no se presentaron a las escuelas porque, lógicamente, este espacio sería el lugar donde el virus se propagaría desmesuradamente. Se quedaron en casa, lo cual, desde mi perspectiva, abre una amplia gama de variables en cuanto a lo que significa, o significaría, asegurar que hasta la fecha ha habido una continuidad en su proceso formativo puesto que, como sabemos: 1) no todos los estudiantes cuentan con una computadora, internet, celular o televisión en casa; 2) pero también, el que los padres de familia hayan estado, o no, al pendiente de las actividades que los profesores les encomendaron a sus hijos, o bien, de los horarios en los que se trasmitían los programas televisivos; 3) el que estos padres hayan estado atentos, o no, del envío de esas tareas y/o actividades por correo electrónico, whatsapp o en las escuelas en las que entregaron los cuadernillos y guías; etcétera. Esto, sin contemplar, que muchos de estos chicos pudieron, o no, considerar prioritarias las actividades escolares dado que, como se sabe, la pandemia no sólo impactó en el sistema educativo nacional (SEN), sino también en el ámbito económico y, consecuentemente, en los millones de hogares mexicanos; situación que pudo haber provocado, que un número considerable de éstos, haya trabajado en algún sector informal de la economía para ayudar con los gastos de la casa.

Lo anterior me permite deducir, que el aprendizaje que los estudiantes pudieron, o no, haber adquirido durante esta etapa de confinamiento y durante este primer periodo escolar, se ha visto influenciado por varias cuestiones, como las expuestas. Entonces, en sentido estricto, durante este lapso de tiempo: ¿los alumnos han aprendido? Si nos remitimos a la definición más simple que nos brinda la Real Academia Española (RAE) obtendríamos que el aprendizaje, “es la acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa”. Consecuentemente, la pregunta que formulé líneas atrás tendría como respuesta un rotundo sí porque, como lo señalaba, de las actividades que pudieran estar haciendo en casa o fuera de ella, con seguridad, “algo” aprendieron.

Ahora bien, si replanteamos la pregunta y cuestionamos si los chicos adquirieron los conocimientos que, mediante la acción educativa, se brindaron a través de una educación a distancia, mi respuesta no sería tan contundente. Esto, en razón de los aspectos que he referido y que influyen en el proceso de E-A porque, de manera concreta, no se estarían cumpliendo del todo los aprendizajes esperados que, conforme al modelo educativo o plan de estudios vigente, se tienen contemplados.

En este sentido habría que recordar que, el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, en reiteradas ocasiones ha señalado que los niños están logrando los aprendizajes esperados durante la pandemia; pero, a todo esto, ¿qué se entiende por aprendizaje esperado? Según el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral (2017), éste “es un descriptor de logro que define lo que se espera de cada estudiante. Le da concreción al trabajo docente al hacer comprobable lo que los estudiantes pueden [hacer], y constituye un referente para la planificación y evaluación en el aula. Los aprendizajes esperados gradúan progresivamente los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los estudiantes deben alcanzar para acceder a conocimientos cada vez más complejos” (p. 655).

He aquí el meollo del asunto porque, como bien sabemos, si durante las clases presenciales los aspectos que permiten valorar el logro (aprendizaje esperado) de los alumnos se llegan a complicar (por muchas de las razones ya expresadas), durante esta pandemia, la situación se ha complicado. De ahí que el criterio que pueda tomar el profesor para asignar un valor en el primer periodo del ciclo escolar 2020-2021, tenga como base, los avances que haya tenido el estudiante que está a su cargo desde el inicio de dicho ciclo.

¿Cuáles serían los criterios a considerar para valorar el logro alcanzado en esos avances? Desde mi punto de vista, las evidencias de las actividades o tareas realizadas de acuerdo al contenido trabajado o encomendado y que fueron enviadas por los estudiantes y/o padres de familia por medios electrónicos, de manera virtual o mediante cuadernillos o guías. ¿Y la asistencia a las clases virtuales, las participaciones en éstas y los exámenes aplicados? De eso hablaré un poco más adelante porque, en sentido estricto, si recordamos que una evaluación formativa tiene como rasgo primordial valorar el proceso que siguió la obtención de una evidencia/producto, el docente como tal, tendría la posibilidad de valorar estos avances con relación a lo siguiente: a) alumnos que entregaron los trabajos conforme a los criterios establecidos por el profesor basados en el aprendizaje esperado; b) alumnos que entregaron los trabajos, pero su realización y culminación, medianamente cumplieron con el criterio establecido; c) alumnos que entregaron los trabajos, pero sin que éstos cubrieran los criterios establecidos por el docente con base en los aprendizajes esperados; e) alumnos que no entregaron los trabajos pero que sí recibieron las actividades o tareas pero no los enviaron; f) alumnos que no los entregaron porque no se sabe nada de ellos aunque fueron inscritos al inicio del ciclo escolar por sus padres.

Vista estos parámetros o indicadores, podría pensarse que la asistencia a clases virtuales, la participación en éstas, los exámenes aplicados, las carpetas de experiencias o evidencias elaboradas para este periodo, el periodo de reforzamiento propuesto por la SEP, entre otras cuestiones, podrían ser un complemento que podría colaborar en esa valoración. Esto lo considero de esta forma porque, insisto, los maestros son los que mejor conocen a sus alumnos o, porque su misma experiencia y conocimiento, les permite fijar los criterios para realizar una evaluación que se apegue a un cierto grado de objetividad, aunque, como se sabe, toda evaluación es subjetiva por naturaleza.

Menuda tarea tendrá sobre sus hombros el docente en las próximas semanas, porque si bien es cierto que se espera que la SEP emita, en los siguientes días, un Acuerdo que modifique o sustituya al 12/06/2020 (por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020), también es cierto que, independientemente de este documento, éstos tendrán en sus manos la decisión de reportar una evaluación sobre lo que, bajo su criterio, es la más pertinente para sus alumnos dado el seguimiento que han tenido de éstos y de los logros alcanzados que pudieran, o no, verse reflejados en sus avances escolares.

Al respecto, no sé si la asignación de un número a un estudiante de educación primaria (por ejemplo) reflejará el logro alcanzado por éste. Lo que sí tengo claro es que la SEP, y el propio Secretario, cometieron un grave error, como lo han venido haciendo desde hace ya un buen tiempo, al considerar que lo que se vive en el aula sucede de la misma manera en la casa. Consecuentemente, el problema de fondo radica en evaluar pensando que estamos en la escuela cuando en realidad nos encontramos en casa o a la distancia o, dicho de otra forma, el problema está en evaluar conforme a los aprendizajes esperados cuando las condiciones no son las más idóneas para ello.

Finalmente deseo señalar, que mención aparte tiene la evaluación del primer periodo para la educación preescolar porque, quienes hemos tenido la oportunidad de estar cerca del trabajo que realizan las educadoras, sabemos que un elemento fundamental para efectuar una valoración del avance del pequeño es la observación y el registro de lo que éste desarrolla en el aula y en el jardín de niños. Creo que muchos conocemos que, cuando la educadora encomienda una actividad en casa, suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo de los chicos, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan. ¿De qué manera se evaluarán los aprendizajes esperados en este nivel?

Espero aportar algunas ideas en mi próxima entrega, pero vaya dilemas ¿no cree?

Con negritas:

  • Busqué en diversos medios los Lineamientos del sistema de seguimiento o apoyo con el objetivo de procurar la permanencia y continuidad académica de los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria que, de conformidad con el Acuerdo 05/06/2020, la SEP tendría que emitir y no los encontré. Sería bueno que se dieran a conocer porque, a partir de ello, los profesores podrían contar con un protocolo o herramienta que les permita tomar una decisión en cuanto a los alumnos de los que se sabe que fueron inscritos pero que no entregaron sus evidencias de aprendizaje en este primer periodo.
  • En caso de que se emita un nuevo Acuerdo o que modifique el 12/06/2020, sería bueno que la SEP diera la información suficiente y necesaria sobre los criterios para evaluar la asignatura Vida Saludable y las modificaciones que habrá de sufrir las boletas de calificaciones; digo, en necesario que, con antelación, se haga llegar esta información porque, como conocemos, al cuarto para las doce llega dicha información y el docente trabaja sin descanso.

Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

Fuente: https://profelandia.com/los-dilemas-de-la-evaluacion-del-primer-periodo/?fbclid=IwAR14ddzC6T0aeAYpnM7emMPkUpQ2TFA9MIh1XL29zdxrE8CZc1wkQsyefZM

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¿Qué sociedad roba a sus escuelas?

 Abelardo Carro Nava

¿Algo estamos haciendo mal cuando los hombres roban en las escuelas de nuestros hijos? Fue la pregunta que vino a mi mente después de haber visto una noticia en la televisión mientras degustaba mis alimentos. Ello, desde luego, motivó mi curiosidad y me llevó a indagar y a leer algunas de las noticias más recientes sobre este tema que, diversos medios de comunicación, han reportado a través de sus portales de noticias digitales, mismos que circulan por la internet.

“Roban escuelas durante la pandemia”, así lo reportó Monserrat García de El Sol de San Juan del Río, de Querétaro, el pasado 13 de agosto. Y es que, señala la reportera, ante la imposibilidad de dar clases presenciales en las mismas, de manera progresiva, han desmantelado las escuelas llevándose cables, tubería, lavabos y equipamiento educativo que, de alguna manera, han proporcionado los padres de familia a los centros escolares.

Por su parte, la redacción del periódico digital Cambio 22, de Quintana Roo, informó que el pasado 12 de agosto, habían sido robadas y vandalizadas 83 escuelas durante la pandemia en ese estado, afectando a un número importante de alumnos y profesores que ahí acudían a sus clases antes de la contingencia sanitaria porque, en lo que va de estos meses, se han sustraído cables eléctricos, aires acondicionados, cables de cobre, medidores de luz, protectores, ventanas y puertas, tubería de tanque de gas, diverso mobiliario, equipo de cómputo y eléctrico, tinacos, plomería y artículos inventariados.

Otra reportera, Nadia Mendoza, el 15 de agosto, publicó una nota en El Sol de Tlaxcala que llevó por título: “En curso, investigación por robo a 17 escuelas”. Y es que, a decir de la periodista, dichos robos se habían presentado en la entidad tlaxcalteca desde el mes de marzo a la fecha en que cerraba esa nota, por lo que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), había iniciado 17 carpetas de investigación por hurto a los colegios de los que habían sustraído equipos de cómputo, pantallas, proyectores, herramientas de jardinería y hasta borregos.

Sobre este mismo asunto, el 5 de septiembre, Lidiet Mexicano, del periódico digital Vanguardia Mx, reportaba que en Coahuila, habían robado 350 escuelas durante la pandemia; las afectaciones que tuvieron dichos centros educativos fueron de diversa naturaleza pero, lo que más llamó la atención de las autoridades y de los habitantes de esa entidad federativa, según esta informante, fue el robo de 90 paquetes de útiles escolares.

En este mismo tenor, Cecilia Nava, el pasado 4 de octubre, reportó a través de El Sol de México, de la Ciudad de México, que del 3 de abril al 31 de julio de 2020, 61 planteles educativos fueron robados ocasionándoles a éstos daños a sus instalaciones, sustracción de muebles y otros enseres educativos, motivo por el cual, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, expresó que ya se había puesto en marcha la aplicación Mi Policía en mi Escuela, una alarma silenciosa mediante la cual, los ciudadanos, podían reportar cualquier ilícito en flagrancia en las escuelas cuando así lo observaran.

En la misma tesitura, el pasado 15 de octubre, la redacción del periódico digital Noticias Cuautla, de Morelos, reportaba que, en plena pandemia, se habían registrado 25 robos a escuelas y que, algunas de ellas, habían sido saqueadas más de dos veces; esto, según los datos de la autoridad educativa de esa entidad federativa, misma que informó que el material que había sido robado de éstas, consistía en tuberías y aparatos electrónicos.

Sí, fueron seis notas que leí y elegí para exponerlas en estas líneas, aunque debo señalar que encontré muchas más; sin embargo, a partir de su contenido, de los datos que los periodistas aportaron, del estado o ciudad en la que se recabó la información, entre otras cuestiones más, es que consideré relevantes, repito, para que pudieran acompañar estas líneas.

Dicho lo anterior, de nueva cuenta saltaron en mi mente otra serie de interrogantes: ¿quién debería proporcionar seguridad a las escuelas?, ¿cuál es el papel de la federación, estados y municipios en este rubro?, ¿por qué debería proporcionarse esa seguridad?, ¿qué papel juega la sociedad en este asunto?, ¿qué es lo que ha propiciado tales robos?

Al respecto, tengo claridad que el Estado, a través de sus instituciones, tiene la obligación de velar por la seguridad pública de sus habitantes y de las propiedades que son parte de éste. Ello no está a discusión, puesto que en el Artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), así lo establece: “La seguridad pública es una función del estado a cargo de la federación, las entidades federativas y los municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas… La seguridad pública comprende la prevención, investigación y persecución de los delitos, así como la sanción de las infracciones administrativas, en los términos de la ley…”.

Sobre la persecución de los delitos, ¿qué señala el Código Penal Federal vigente? Bien, en su Título Primero sobre la Responsabilidad Penal, Capítulo I Reglas generales sobre delitos y responsabilidad, Artículo 7º, se define al delito como “el acto u omisión que sancionan las leyes penales”. De esta forma, en su Título Vigésimo Segundo de Delitos en Contra de las Personas en su Patrimonio, Capítulo I Robo, Artículo 367, se señala que “comete delito de robo el que se apodera de una cosa ajena mueble, sin derecho y sin consentimiento de la persona que puede disponer de ella con arreglo a la ley”. En este mismo sentido, por lo que toca a las posibles sanciones, el Artículo 381 Bis, de este Código, señala: “Sin perjuicio de las sanciones que de acuerdo con los artículos 370, 371 y 372 deben imponerse, se aplicarán de tres días a diez años de prisión al que robe en edificios, viviendas, aposento o cuarto que estén habitados o destinados para habitación, comprendiéndose en esta denominación no sólo los que estén fijos en la tierra sino también los móviles sea cual fuere la materia de que están construidos, así como aquellos lugares o establecimientos destinados a actividades comerciales”. Finalmente, en su Capítulo VI Daño en Propiedad Ajena, Artículo 397, se especifica que: “Se impondrá de cinco a diez años de prisión y multa de cien a cinco mil pesos, a los que causen incendio, inundación o explosión con daño de peligro de: III. Bibliotecas, museos, templos, escuelas, edificios y monumentos públicos” (DOF, 2020).

Como hemos visto, jurídicamente, la delincuencia puede definirse como una conducta humana reprimida por la ley penal de nuestro país, sin embargo, ¿cómo puede verse este hecho desde la sociología? A decir de Nureña (2014), se trata de un verdadero fenómeno social, manifestado por la comisión de actos no solo sancionados por la ley, sino que, además, implica trasgresiones a los valores reinantes en la sociedad. En consecuencia, puedo decir, que se trata de conductas antijurídicas, pero también, antisociales que, de alguna manera, han ido en aumento porque, como bien señala (Tonkonoff, 2016), todo nuevo delito es siempre, y fundamentalmente, una invención cultural.

 ¿Qué es lo que está fallando entonces?, ¿las leyes?, ¿la aplicación irrestricta de esas leyes?, ¿las instancias de procuración de justicia?, ¿la escuela?, ¿la sociedad?, ¿los hombres?

Tengo claro pues, que el tema es amplio; lleno de diversas aristas que, de cierta manera, deben ser desmenuzadas para comprender el fenómeno como tal; sin embargo, a bote pronto, pienso que el delito y la delincuencia tal y como hoy la conocemos, se ha interiorizado y normalizado en nuestra sociedad y, desafortunadamente, la hemos aceptado.

La ley está escrita, ¿habría que pensar en reformarla para que sean más severas las sanciones para quien comete un delito como el que he expuesto?

La escuela, dada la función social que le ha sido encomendada a través de estos años, ¿ha cumplido con su encomienda para que no se normalicen tales hechos?

La sociedad, ¿estará dispuesta a modificar sus conductas para dar paso a una cultura de respeto y aprecio por todo aquello que le produce un bien social como lo es el campo educativo?

¿Qué podemos hacer al respecto?

Con negritas:

Justo en el momento en que cierro estas líneas, por las redes sociales me entero que, en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, varios sujetos ingresaron a robar, por la madrugada, llevándose consigo equipos de cómputo y diversos materiales educativos. Insisto, ¿qué sociedad roba a sus escuelas?


Referencias:

Código Penal Federal. Útima reforma publicada en el DOF el 01/07/2020. Recuperado de: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Codigo_Penal_Federal.pdf

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Última reforma publicada en el DOF el 08/05/2020. Recuperado de: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Constitucion_Politica.pdf

García, M. (13/08/2020). Roban escuelas durante la pandemia. EL sol de San Juan del Río. Recuperado de: https://www.elsoldesanjuandelrio.com.mx/local/roban-escuelas-durante-la-pandemia-5620621.html

Mendoza, N. (15/08/2020). En curso, investigación por robo a 17 escuelas. El Sol de Tlaxcala. Recuperado de: https://www.elsoldetlaxcala.com.mx/local/en-curso-investigacion-por-robo-a-17-escuelas-5630755.html

Mexicano, L. (5/09/2020). Roban y vandalizan 350 escuelas de Coahuila durante la pandemia. Vanguardia Mx. Recuperado de: https://vanguardia.com.mx/articulo/roban-y-vandalizan-350-escuelas-de-coahuila-durante-la-pandemia

Nava, C. (4/10/2020). Aprovechan Covid-19 para robar escuelas. El Sol de México. Recuperado de: https://www.elsoldemexico.com.mx/metropoli/cdmx/aprovechan-covid-19-para-robar-en-escuelas-5842991.html

Nureña, C. (2014). La sobrepenalización del delito de robo agravado: su incidencia delictiva en la ciudad de Trujillo durante los años 2008-2009. Texto recuperado de: file:///C:/Users/ABELARDO/Downloads/905-2314-1-PB.pdf

Redacción Cambio 22. (12/08/2020). Robadas y vandalizadas 83 escuelas durante la presente pandemia. Cambio 22. Recuperado de: https://cambio22.mx/robadas-y-vandalizadas-83-escuelas-durante-la-presente-pandemia/

Redacción Noticias Cuautla. (13/10/2020). En pandemia, se registran 25 robos a escuelas. Noticias Cuautla. Recuperado de: http://noticiasdecuautla.com/index.php/2020/10/13/en-pandemia-se-registran-25-robos-a-escuelas/?fbclid=IwAR3NUirBnErO_KYzBxNN9VNDc0Qc8bwEIBTzHc3ZAq3FLRUprCxScH7YTfw

Tonkinoff, S. (2016). La Sociología Criminal de Gabriel Tarde. Texto recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Sergio_Tonkonoff/publication/305414042_La_Sociologia_Criminal_de_Gabriel_Tarde/links/59becae3a6fdcca8e56cba54/La-Sociologia-Criminal-de-Gabriel-Tarde.pdf

Fuente: https://profelandia.com/que-sociedad-roba-a-sus-escuelas/

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¿A qué le llama revalorización docente el Secretario?

 Abelardo Carro Nava

Con la llegada de Elba Esther Gordillo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), las alianzas de esta organización sindical con los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se fortalecieron. Ya sea al frente o tras bambalinas, el poder de La Maestra se hacía presente. De eso no hay duda. Por ello es que, desde hace tiempo, he venido sosteniendo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no fue colonizada por este Sindicato, tal y como lo ha afirmado Carlos Ornelas en reiteradas ocasiones. Desde mi perspectiva, siempre hubo un pacto que favorecía a las partes. ¿Una evidencia que sostenga este argumento? La llegada del yerno de la profesora, Fernando González Sánchez, a la Subsecretaría de Educación Básica; obviamente, tal designación según se especuló, fue a cambio de un cierto número de votos en las elecciones de 2006.

¿Qué pasó durante el sexenio de Enrique Peña Nieto? La historia reciente nos ha dicho que, Gordillo Morales, fue acusada y encarcelada por un presunto desvió de fondos, aunque años más tarde, haya sido liberada. No obstante, lo anterior, la otra parte de esta historia; esa que generalmente no se cuenta pero que recorre los pasillos de muchos escenarios políticos, educativos y sindicales argumenta que, en definitiva, La Maestra, no fue bien vista por el gobierno que recién iniciaba y que, como sabemos, traía bajo el brazo una reforma educativa que, como nunca antes, agravió al magisterio. Más adelante abundaré un poco más sobre ello.

Como bien decía, durante 4 sexenios, las cosas para el magisterio mexicano parecían marchar sin mayor contratiempo. ¿Hubo alguien, en esos gobiernos, que se opusiera a los designios de la profesora Gordillo? En absoluto. Ella tenía esa habilidad política para lograr lo que se proponía en “pro de sus maestros”, aunque esto no fuera del todo cierto. ¿Esto orilló a que, en febrero de 2012, Mexicanos Primero lanzará De Panzazo? A ciencia cierta no lo sé, lo que sí tengo claro es que, con esa película, que en su estreno obtuvo ingresos superiores a los 11 millones de pesos (Gutiérrez, 2012), se inició una campaña de desprestigio hacia las maestras y maestros de México. ¿Este fue el comienzo de una visible y muy sentida desvalorización del gremio? Pienso que sí porque, si bien es cierto que durante los gobiernos que ya he enunciado la valorización del magisterio tenía sus altibajos, también es cierto que, en ese filme, dirigido por Carlos Rufo y Carlos Loret de Mola, se generalizó en demasía; hecho que provocó que esa sociedad llegara a considerar que, ciertos eventos “educativos” que en éste aparecían, sucedían en cada una de las aulas del territorio mexicano. ¿Se imagina usted lo que significa que un mismo profesor trabaje en 8 o 9 grupos en una secundaria de la Ciudad de México, con 30 o 40 alumnos cada uno? Pues el retrato visto en esta cinta, no exponía precisamente: la incapacidad de las autoridades para establecer una política que disminuyera el número de estudiantes en un salón de clases; la insuficiencia de recursos y materiales didácticos con los que los profesores contaban para el desarrollo de sus clases; el paupérrimo salario que, por años, han percibido los mentores; las sentidas carencias económicas de los padres de familia dados los diversos contextos que se tienen en el territorio mexicano; no, por el contrario, se fijó la atención en las “conductas” que algunos profesores tenían para con sus alumnos y escuelas, sin que se haya mostrado todo lo que significaba (o significa) dar una clase, estar en la escuela durante una jornada completa, etc. Solo se mostró aquello que se quiso mostrar con el afán de señalar la deficiente educación de nuestro país. El golpe ya estaba dado.

A ello, desde luego, le siguieron los medios de comunicación televisivos y no televisivos; las noticias o reportajes circulaban a raudales; en muchos de ellos, se hablaba de la poca calidad educativa que ofrecía el Sistema Educativo Nacional (SEN); principalmente, se culpaba a los maestros; se tasaba parejo, aunque muchos de éstos, en su lucha, peleaban por sus derechos. ¿Qué pasaba en el Sindicato de Maestros en aquel no tan lejano 2012? Una lucha férrea por mantener un lugar y ciertos privilegios. ¿Qué pasaba con los maestros? La incertidumbre, confusión, desasosiego.

Así, ni tarde ni perezoso, en febrero de 2013, la profesora Gordillo fue detenida en Toluca, Estado de México. El Pacto por México había hecho lo suyo y, según se especuló, se quitó a un obstáculo del camino. Dato curioso, en este mismo mes y año, la reforma educativa peñanietista fue declara constitucional y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

¿Qué siguió? La inadecuada implementación de tres leyes: la Ley General de Educación (LGE), la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE) y la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD); esto, aunado a una frase que caló hondo en el gremio: “cualquiera puede ser maestro”. ¿Habrase visto mayor desvalorización del magisterio?, ¿habrase visto tal agravió a tan noble profesión? ¿Y el SNTE con Juan Díaz de la Torre? Guardó silencio. Y cómo no hacerlo si los miles de millones de pesos ya estaban depositados en alguna cuenta de ese Sindicato a cambio, según se dijo, de promover y difundir la reforma educativa de ese sexenio.

Indiscutiblemente que este cúmulo de sucesos, fueron bien capitalizados por un eterno candidato a la presidencia de nuestro país. Con el paso de los años, revalorizar el quehacer docente, y a los docentes, se convirtió en algo rentable; algo que le traería buenos dividendos; y se cumplió tal hecho. Se ganaron las elecciones y la derogación de la mal llamada reforma educativa se vio cristalizada en 2019. Con ello, quedaron atrás las afectaciones laborales hacia los profesores por una evaluación, a todas luces, punitiva.

En este sentido, tal parece que la revalorización docente a la que reiteradamente alude el actual Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, está directamente ligada con la eliminación de esa evaluación punitiva, y con la percepción que él, repito, solo él tiene sobre la función social del maestro. ¿Qué evidencia tiene para asegurar que la sociedad ha revalorado el papel del profesorado mexicano en estos días en los que la pandemia ha desnudado las carencias de cualquier pueblo?, ¿qué evidencia tiene para sostener que el gobierno lopezobradorista ha sentado las bases para revalorizar al docente porque en anteriores gobiernos no se había hecho?, ¿acaso un organismo externo e independiente ha levantado una encuesta que permita conocer algunos datos sobre el reconocimiento social de la profesión docente en México?, ¿acaso se han mejorado los sueldos y salarios de los profesores, así como también, sus condiciones laborales y profesionales?, ¿acaso ya se cuenta con escuelas dignas a partir de las cuales se atienda a los estudiantes?, ¿acaso, durante la pandemia, se han brindado los mejores equipos y una conexión a internet gratuita para los maestros y alumnos? En suma, ¿a qué le llama revalorización docente este Secretario? Digo, porque desde Reyes Tamez, Josefina Vázquez, Alonso Lujambio, José Ángel Córdova, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados y, más recientemente, este Secretario, he escuchado expresarles tan controversial concepto, pero ¿qué ha pasado en los hechos?

Aquí el asunto es claro: no todo es Televisa ni Tv Azteca, Sr. Secretario. La percepción de la revalorización docente, no está en sus “datos”.


Referencias:

Gutiérrez, V. (28/02/2012). De Panzazo! Rompe récord en taquilla. El Economista. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/De-Panzazo-rompe–record-en-taquilla-20120228-0087.html

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/a-que-le-llama-revalorizacion-docente-el-secretario/

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Ayotzinapa, la misma herida…

 Abelardo Carro Nava

Después de colocar una fotografía en el pódium, María Martínez Zeferino, madre de Miguel Ángel Hernández Martínez, uno de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos la noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Gro., con voz firme se dirige al Presidente. No, no lleva hojas en sus manos; no, no lleva un discurso preparado; solo la fotografía con el rostro de su hijo. La exigencia, al igual que hace seis años, es la misma: la aparición con vida de sus hijos.

Firme y decidida, recuerda el compromiso que el mismo López Obrador hizo: “ayudarles a encontrar a sus muchachos”. Y es que ya son dos años de gobierno y seis años de la desaparición de sus hijos y los avances han sido mínimos.

Suplica, al Presidente, que apriete el paso, al mismo tiempo en que emite un doloroso “entiéndanos” porque, si por ellos fuera, “destruirían todo porque les quitaron a sus hijos”. Y luego sentencia: “usted como padre nos entiende; póngase un día en nuestro lugar, porque esto es lo que duele más, que le arrebaten a un hijo”.

Recuerda que el camino no ha sido sencillo; la lucha de los padres de familia de los 43, en la búsqueda de la verdad, desde luego, ha sido intensa. Nadie de ellos estaba preparado para esto, pero, por el amor a sus hijos, se han enseñado y por ello recuerda todo el camino, los gritos y la exigencia que durante seis años han venido realizando. Y es que, como padres y mexicanos, afirma categóricamente: “tenemos el derecho de tenerlos con nosotros”.

La súplica vuelve a su origen: “no nos defraude… que les apoye”; y asevera enérgicamente: “dicen que nuestros muchachos se los entregaron a la delincuencia; a nosotros no nos interesa eso, se los llevaron los policías, participaron militares; hubo videos; hubo fotografías; operaron en el C4; dónde están todas esas pruebas; dónde quedaron; y cuándo le van ‘a llegar’ a los militares”.

El sentimiento y la nostalgia aparecen, de nueva cuenta, en sus palabras: “para nosotros cada día que pasa nos desespera, llega día y noche y no sabemos nada; salimos y regresamos a la casa con las manos vacías”. Y el clamor es el mismo: “si no les gusta vernos en las calles, no les gusta que estemos bloqueando, entréguenos lo que queremos y con gusto nos retiramos”.

Con firmeza, pero con una mirada que refleja cierta impotencia y una voz que retumba en aquel espacio, afirma: “dicen que parecemos locos; tal vez sí, locos de dolor porque cargamos este dolor; dónde lo dejamos; qué hacemos con este dolor que lo cargamos acá; cómo podemos hacerle como padres”.

Segura de sí misma, advierte: “tápele la boca a esas personas que hablan mal de usted, y lo mismo de nosotros”. Y con cierto tono, que refleja un dejo se impotencia y coraje, señala: “si cargamos el coraje, al menos como madre lo hemos demostrado, hemos salido, no hemos descansado; pero quién de ustedes no haría lo mismo”.

Y cierra, con unas palabras lapidarias para un gobierno que, si bien es cierto no fue el causante de tan dolorosa tragedia, si lleva el peso inquebrantable de la búsqueda de la verdad en sus hombros: “aquí vea a estos padres, andan enfermos, vienen de sus comunidades, pero aquí están, porque tenemos una esperanza y grande; en nuestra casa nos falta un miembro; vemos la cama vacía, la mesa; no es posible, ya voy a comer y mi hijo, ¿ya comió?, ¿está enfermo?, ¿Cómo está?; busquen señor, a nuestros hijos por ahí los tienen, y yo nunca voy a dejar de exigir, siempre voy a gritar: que los queremos vivos porque así se los llevaron, que nos lo regresen porque así como se los llevaron tienen que regresarlos; no tienen ningún derecho de disponer de vidas ajenas”.

Sí, la herida sigue siendo la misma. Después de seis años, nada ha cambiado.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.


Referencias:

  • Informe a seis años de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, desde Palacio Nacional.

Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=oKlrXzI6_sM

Fuente: https://profelandia.com/ayotzinapa-la-misma-herida/

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La escuela no es una puesta en escena

 Abelardo Carro Nava

Desde el mes de agosto de este año y aún, antes de ello, la Secretaría de Educación Pública (SEP), ha venido construyendo la idea de que la escuela es una puesta en escena, y esto no es cierto. Ningún maestro llega con un guion preparado para dar clases y, mucho menos, para abordar un contenido de español, matemáticas o de exploración y conocimiento del medio. Si es cierto, toma como referente los resultados que obtuvo del diagnóstico que elaboró y aplicó al inicio del ciclo escolar para estructurar su planeación. Con base en esto, considera las estrategias didácticas que puede emplear a lo largo del bimestre o trimestre para propiciar la generación de conocimiento en sus estudiantes; sin embargo, éstas cambian. Sí, siempre están en constante movimiento.

Y es cierto, la planificación no es rígida, es flexible; se modifica de acuerdo a las condiciones del contexto, de la escuela, del aula, o de las emocionales que, en un momento determinado, el profesor percibe en sus alumnos. No es, ni por un instante, un instrumento que no sufra cambios cuando comienza una sesión relacionada con las letras, los números o los efectos de la naturaleza y del cambio climático.

Luego de esto, el arte de comunicar entra en juego. Sí, ese cúmulo de habilidades docentes que el profesor pone en marcha para lograr que sus estudiantes comprendan el mensaje, reflexionen sobre tal o cual hecho y, con base en ello, tomen las decisiones más pertinentes. Todo se traduce en una adecuación de actividades de acuerdo a las circunstancias; en una conducción del proceso de enseñanza y de aprendizaje de acuerdo al grado y nivel cognitivo de los chicos; en un auxilio constante para lograr que ese proceso siga el curso esperado; en una utilización de estrategias didácticas que, de acuerdo a los canales de aprendizaje de los educandos, el maestro emplea sin mayor problema; en un constante manejo de técnicas para que los niños, sean sus propios agentes formativos. Y en el centro de esto, más habilidades docentes: cognitivas/cognoscitivas, discursivas, metodológicas; en fin, esas habilidades que permiten el desarrollo de la acción formadora. Nada es unidireccional, todo se corresponde; la interacción así lo favorece.

Por su parte el alumno inquiere, observa y vuelve a inquirir; se sienta, traza algunas líneas, habla consigo mismo, vuelve a trazar más líneas y las acompaña con un dibujo, y luego viene la irrefutable pregunta que encierra una gran sabiduría: ¿así voy bien maestra? Desde luego, la profesora con ese cúmulo de conocimientos sobre sus hombros da una respuesta. La acción formadora sigue; no se detiene ni por un instante.

¿Y el libro de texto? Es un complemento. No es centro del aprendizaje. Su función se halla entre el conocimiento y la capacidad de los infantes para responder sus actividades. ¿No acaso el maestro emplea éste y otros recursos para generar un aprendizaje?, ¿no acaso el contexto o las situaciones vividas son parte de ese andamiaje? Desde luego. Unas piedritas, unos palitos, las nubes, la lluvia, el sol, la noche, las estrellas, en fin, todo lo que conocemos y que gira a nuestro rededor genera un aprendizaje; de ahí la importancia mediadora de maestro. Él, con su gran capacidad derivada de su formación pedagógica, logra poner en centro aquella cuestión que, por principio de cuentas, propicia la reflexión. ¿Por qué llueve?, ¿han visto cómo viajan las nubes en el cielo?, ¿qué es lo que pasa cuando soplan vientos del norte? Son algunos cuestionamientos que inician la búsqueda del conocimiento.

No, nada es unidireccional y la SEP debería saberlo.

Debería saber que el proceso de enseñanza y aprendizaje va más allá de lo que puede proyectarse a través de un televisor.

Cierto, habrá quien me diga que en nuestro país no existía otra opción más que la que el gobierno federal, y la propia SEP, diseñaron para que cuatro televisoras trasmitieran los programas de Aprende en Casa II, y hay cierta razón en ello. Sin embargo, desde que inicio la contingencia sanitaria hasta estos días, he venido insistiendo y sosteniendo, que hay cientos de propuestas que pudieron haberse implementado si, un poco de humildad, hubiese reinado en el edificio ubicado en República de Argentina de la Ciudad de México. Sí, esas propuestas, tienen su base en las diversas estrategias que han echado andar los maestros y maestras de los distintos niveles del Sistema Educativo Nacional; no obstante, y a pesar de que conocemos esas propuestas, la SEP decidió montar un teatro, una puesta en escena, como las que las grandes televisoras están acostumbradas a montar, sin mayor respeto a la inteligencia humana y sin mayor respeto por lo que ocurre en cada una de las aulas.

En suma, la incapacidad de reaccionar de la SEP es inmensa porque, parafraseando a Gil Antón, al autobús solo le pusieron televisión.

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Las escuelas de tiempo completo, la lucha que viene

Trece programas educativos ya no recibirán financiamiento gubernamental en 2021; esto, de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 (PPEF21) que, en días pasados, el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, entregó al Congreso de la Unión. Entre los programas que podrían desaparecer destaca el de las Escuelas de Tiempo Completo (PETC) mismo que, como sabemos, comenzó a operar en escuelas de educación básica en 2007. ¿Su objetivo? A pesar de que con el paso del tiempo se ha modificado, no dista de lo que la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 2016, apuntaba: fortalecer la calidad de los aprendizajes a través de esta modalidad educativa, optimizando el uso efectivo del tiempo escolar con la idea de reforzar las competencias relacionadas con la Lectura y Escritura, Matemáticas, Artes y Cultura, Recreación y Desarrollo Físico, así como los procesos de Inclusión y Convivencia escolar (SEP, 2016); hecho que implicó extender la jornada escolar de las instituciones educativas participantes, con el propósito de ampliar las oportunidades de los estudiantes porque, con ello, a decir de la SEP, se mejorarían los resultados obtenidos en el Sistema Educativo Mexicano (SEM).

Como parece obvio, la noticia no cayó muy bien que digamos en ciertos sectores sociales y educativos que, ven en este programa, muchas bondades puesto que, además de que se amplía el tiempo para el abordaje de contenidos curriculares en los rubros ya señalados, ofrece alimentos a los estudiantes mediante un comité integrado por padres y madres de familia mismos que, presuntamente, son supervisados por un coordinador de servicio alimentario que en cada escuela se ofrece.

Ahora bien, importante es mencionar que, en sus inicios, este programa estaba dirigido a escuelas que recibían a alumnos cuyas condiciones socioeconómicas eran adversas o desfavorables; sin embargo, con el paso del tiempo, las reglas de operación del PETC se modificaron sustancialmente, permitiendo que aquellas instituciones que decidieran participar, lo hicieran, ya sea porque ya se encontraban dentro del programa, porque presentaban bajos resultados educativos, o bien porque dichas escuelas, se ubicaban en contextos indígenas o migrantes.

¿Qué evidencia existe sobre la pertinencia de este programa en cuanto a los aprendizajes que pudieron haber obtenidos los estudiantes durante su implementación? Sugiero revisar los textos de: Diego Armando Luna Bazaldúa y Pablo Gerardo Vélazquez Villa “Evaluación del impacto del Programa de Escuelas de Tiempo Completo en medidas de logro académico de centros escolares en México”; de Marcela Georgina Gómez Sermeño y Lorena Alemán de la Garza “Estudio de caso: programa escuelas de tiempo completo (PETC)”; de Rafael de Hoyos “Las escuelas de tiempo completo y la equidad educativa”. En éstos se advierten, ciertos datos que fueron obtenidos a partir del tratamiento de la información recabada de los resultados de la aplicación de la prueba ENLACE (Evaluación Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares) o PLANEA (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes) a estudiantes de educación básica y en los que se observa que, en muchos casos, los resultados que obtuvieron los alumnos, mejoraron en algunos rubros.

En este mismo sentido, y sobre el tiempo escolar en esta modalidad educativa, que es un tema que también ha sido de interés por parte de investigadores y académicos, sugiero leer un texto que me parece de lo más interesante, el de Abel Pérez Ruiz, Rosalba Ferrer Meza y Enrique García Díaz “Tiempo escolar y subjetividad: significaciones sobre la práctica docente en escuelas de tiempo completo”; en éste, se ofrecen algunas visiones de profesores de educación básica sobre el hecho de trabajar en el PETC, así como también, las significaciones que los autores rescataron sobre ello. Insisto, es un texto que me parece interesante, dada inquietud por conocer qué piensan y cómo significan su quehacer, los profesores que laboran en este programa.

¿Qué evidencia tiene el gobierno federal para que se deje de financiar el PETC? Ninguna. ¿Por qué dejar de financiarlo? La respuesta seguramente se encontrará en los pasillos de Palacio Nacional o, en las oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Por mi parte debo reconocer que, si bien es cierto que en ciertas escuelas de educación básica el programa opera con algunas dificultades, también es cierto que en un buen número de instituciones educativas se desarrolla sin mayores problemas. Tal vez, uno de los inconvenientes que se hizo latente desde que se implementó el PETC en nuestro país, estuvo relacionado con la inadecuada capacitación y orientación que recibieron los colectivos docentes para su puesta en marcha; esto, aunado a la organización que en cada centro educativo se daba al inicio del ciclo escolar con el propósito de que, tanto las actividades relacionadas con el currículo, como aquellas que les significaban el trabajar con talleres y/o las actividades deportivas, no propiciaba una completa articulación o la “transversalidad” requerida para su adecuado funcionamiento.

En cualesquiera de los casos, si hay evidencia que demuestra que el PETC favorece la adquisición de aprendizajes de los estudiantes, además de lo que les puede significar la nutrición a estos alumnos, considero que debería continuar dicho programa; de hecho, mayores recursos no le vendrían nada mal, sobre todo si pensamos que, para que éste se desarrolle favorablemente, tendría que considerar esquemas de capacitación y actualización que les permitan a los colectivos docentes, tener a la mano un esquema integral que favorezca, no la saturación de actividades y tiempo escolares, más bien, que contemple poner en marcha estrategias didácticas de manera colegiada, ya sea a través de un aprendizaje basado en proyectos, de problemas, de colaboración o de cooperación; en fin, insisto, la capacitación resultaría fundamental para propiciar estos espacios de construcción de propuestas colaborativas sobre el quehacer docente en esas escuelas.

Finalmente deseo señalar que, ante la posible desaparición del PETC, han surgido voces en el magisterio que, como decía al inicio, han visto con buenos ojos su implementación, caso concreto, el Movimiento Magisterial de Tamaulipas, integrado por docentes de esa entidad federativa y quien, a través de su vocera, la profesora Reyna Campuzano, ha dado a conocer que ya iniciaron con la recolección de firmas y datos de las escuelas que operan bajo esta modalidad educativa, para hacérselas llegar a los Diputados (Noticiero de Victoria, 15/09/2020), los cuales, como parece obvio, tienen en estos momentos la palabra y, sobre todo, la decisión de hacer que su discurso cobre sentido en los hechos al no desaparecer un programa sin que tengan elementos para ello.

Al tiempo.


Referencias:

Fuente: https://profelandia.com/las-escuelas-de-tiempo-completo-la-lucha-que-viene/

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