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¿A qué le llama revalorización docente el Secretario?

 Abelardo Carro Nava

Con la llegada de Elba Esther Gordillo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), las alianzas de esta organización sindical con los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se fortalecieron. Ya sea al frente o tras bambalinas, el poder de La Maestra se hacía presente. De eso no hay duda. Por ello es que, desde hace tiempo, he venido sosteniendo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no fue colonizada por este Sindicato, tal y como lo ha afirmado Carlos Ornelas en reiteradas ocasiones. Desde mi perspectiva, siempre hubo un pacto que favorecía a las partes. ¿Una evidencia que sostenga este argumento? La llegada del yerno de la profesora, Fernando González Sánchez, a la Subsecretaría de Educación Básica; obviamente, tal designación según se especuló, fue a cambio de un cierto número de votos en las elecciones de 2006.

¿Qué pasó durante el sexenio de Enrique Peña Nieto? La historia reciente nos ha dicho que, Gordillo Morales, fue acusada y encarcelada por un presunto desvió de fondos, aunque años más tarde, haya sido liberada. No obstante, lo anterior, la otra parte de esta historia; esa que generalmente no se cuenta pero que recorre los pasillos de muchos escenarios políticos, educativos y sindicales argumenta que, en definitiva, La Maestra, no fue bien vista por el gobierno que recién iniciaba y que, como sabemos, traía bajo el brazo una reforma educativa que, como nunca antes, agravió al magisterio. Más adelante abundaré un poco más sobre ello.

Como bien decía, durante 4 sexenios, las cosas para el magisterio mexicano parecían marchar sin mayor contratiempo. ¿Hubo alguien, en esos gobiernos, que se opusiera a los designios de la profesora Gordillo? En absoluto. Ella tenía esa habilidad política para lograr lo que se proponía en “pro de sus maestros”, aunque esto no fuera del todo cierto. ¿Esto orilló a que, en febrero de 2012, Mexicanos Primero lanzará De Panzazo? A ciencia cierta no lo sé, lo que sí tengo claro es que, con esa película, que en su estreno obtuvo ingresos superiores a los 11 millones de pesos (Gutiérrez, 2012), se inició una campaña de desprestigio hacia las maestras y maestros de México. ¿Este fue el comienzo de una visible y muy sentida desvalorización del gremio? Pienso que sí porque, si bien es cierto que durante los gobiernos que ya he enunciado la valorización del magisterio tenía sus altibajos, también es cierto que, en ese filme, dirigido por Carlos Rufo y Carlos Loret de Mola, se generalizó en demasía; hecho que provocó que esa sociedad llegara a considerar que, ciertos eventos “educativos” que en éste aparecían, sucedían en cada una de las aulas del territorio mexicano. ¿Se imagina usted lo que significa que un mismo profesor trabaje en 8 o 9 grupos en una secundaria de la Ciudad de México, con 30 o 40 alumnos cada uno? Pues el retrato visto en esta cinta, no exponía precisamente: la incapacidad de las autoridades para establecer una política que disminuyera el número de estudiantes en un salón de clases; la insuficiencia de recursos y materiales didácticos con los que los profesores contaban para el desarrollo de sus clases; el paupérrimo salario que, por años, han percibido los mentores; las sentidas carencias económicas de los padres de familia dados los diversos contextos que se tienen en el territorio mexicano; no, por el contrario, se fijó la atención en las “conductas” que algunos profesores tenían para con sus alumnos y escuelas, sin que se haya mostrado todo lo que significaba (o significa) dar una clase, estar en la escuela durante una jornada completa, etc. Solo se mostró aquello que se quiso mostrar con el afán de señalar la deficiente educación de nuestro país. El golpe ya estaba dado.

A ello, desde luego, le siguieron los medios de comunicación televisivos y no televisivos; las noticias o reportajes circulaban a raudales; en muchos de ellos, se hablaba de la poca calidad educativa que ofrecía el Sistema Educativo Nacional (SEN); principalmente, se culpaba a los maestros; se tasaba parejo, aunque muchos de éstos, en su lucha, peleaban por sus derechos. ¿Qué pasaba en el Sindicato de Maestros en aquel no tan lejano 2012? Una lucha férrea por mantener un lugar y ciertos privilegios. ¿Qué pasaba con los maestros? La incertidumbre, confusión, desasosiego.

Así, ni tarde ni perezoso, en febrero de 2013, la profesora Gordillo fue detenida en Toluca, Estado de México. El Pacto por México había hecho lo suyo y, según se especuló, se quitó a un obstáculo del camino. Dato curioso, en este mismo mes y año, la reforma educativa peñanietista fue declara constitucional y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

¿Qué siguió? La inadecuada implementación de tres leyes: la Ley General de Educación (LGE), la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE) y la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD); esto, aunado a una frase que caló hondo en el gremio: “cualquiera puede ser maestro”. ¿Habrase visto mayor desvalorización del magisterio?, ¿habrase visto tal agravió a tan noble profesión? ¿Y el SNTE con Juan Díaz de la Torre? Guardó silencio. Y cómo no hacerlo si los miles de millones de pesos ya estaban depositados en alguna cuenta de ese Sindicato a cambio, según se dijo, de promover y difundir la reforma educativa de ese sexenio.

Indiscutiblemente que este cúmulo de sucesos, fueron bien capitalizados por un eterno candidato a la presidencia de nuestro país. Con el paso de los años, revalorizar el quehacer docente, y a los docentes, se convirtió en algo rentable; algo que le traería buenos dividendos; y se cumplió tal hecho. Se ganaron las elecciones y la derogación de la mal llamada reforma educativa se vio cristalizada en 2019. Con ello, quedaron atrás las afectaciones laborales hacia los profesores por una evaluación, a todas luces, punitiva.

En este sentido, tal parece que la revalorización docente a la que reiteradamente alude el actual Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, está directamente ligada con la eliminación de esa evaluación punitiva, y con la percepción que él, repito, solo él tiene sobre la función social del maestro. ¿Qué evidencia tiene para asegurar que la sociedad ha revalorado el papel del profesorado mexicano en estos días en los que la pandemia ha desnudado las carencias de cualquier pueblo?, ¿qué evidencia tiene para sostener que el gobierno lopezobradorista ha sentado las bases para revalorizar al docente porque en anteriores gobiernos no se había hecho?, ¿acaso un organismo externo e independiente ha levantado una encuesta que permita conocer algunos datos sobre el reconocimiento social de la profesión docente en México?, ¿acaso se han mejorado los sueldos y salarios de los profesores, así como también, sus condiciones laborales y profesionales?, ¿acaso ya se cuenta con escuelas dignas a partir de las cuales se atienda a los estudiantes?, ¿acaso, durante la pandemia, se han brindado los mejores equipos y una conexión a internet gratuita para los maestros y alumnos? En suma, ¿a qué le llama revalorización docente este Secretario? Digo, porque desde Reyes Tamez, Josefina Vázquez, Alonso Lujambio, José Ángel Córdova, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados y, más recientemente, este Secretario, he escuchado expresarles tan controversial concepto, pero ¿qué ha pasado en los hechos?

Aquí el asunto es claro: no todo es Televisa ni Tv Azteca, Sr. Secretario. La percepción de la revalorización docente, no está en sus “datos”.


Referencias:

Gutiérrez, V. (28/02/2012). De Panzazo! Rompe récord en taquilla. El Economista. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/De-Panzazo-rompe–record-en-taquilla-20120228-0087.html

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/a-que-le-llama-revalorizacion-docente-el-secretario/

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Ayotzinapa, la misma herida…

 Abelardo Carro Nava

Después de colocar una fotografía en el pódium, María Martínez Zeferino, madre de Miguel Ángel Hernández Martínez, uno de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos la noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Gro., con voz firme se dirige al Presidente. No, no lleva hojas en sus manos; no, no lleva un discurso preparado; solo la fotografía con el rostro de su hijo. La exigencia, al igual que hace seis años, es la misma: la aparición con vida de sus hijos.

Firme y decidida, recuerda el compromiso que el mismo López Obrador hizo: “ayudarles a encontrar a sus muchachos”. Y es que ya son dos años de gobierno y seis años de la desaparición de sus hijos y los avances han sido mínimos.

Suplica, al Presidente, que apriete el paso, al mismo tiempo en que emite un doloroso “entiéndanos” porque, si por ellos fuera, “destruirían todo porque les quitaron a sus hijos”. Y luego sentencia: “usted como padre nos entiende; póngase un día en nuestro lugar, porque esto es lo que duele más, que le arrebaten a un hijo”.

Recuerda que el camino no ha sido sencillo; la lucha de los padres de familia de los 43, en la búsqueda de la verdad, desde luego, ha sido intensa. Nadie de ellos estaba preparado para esto, pero, por el amor a sus hijos, se han enseñado y por ello recuerda todo el camino, los gritos y la exigencia que durante seis años han venido realizando. Y es que, como padres y mexicanos, afirma categóricamente: “tenemos el derecho de tenerlos con nosotros”.

La súplica vuelve a su origen: “no nos defraude… que les apoye”; y asevera enérgicamente: “dicen que nuestros muchachos se los entregaron a la delincuencia; a nosotros no nos interesa eso, se los llevaron los policías, participaron militares; hubo videos; hubo fotografías; operaron en el C4; dónde están todas esas pruebas; dónde quedaron; y cuándo le van ‘a llegar’ a los militares”.

El sentimiento y la nostalgia aparecen, de nueva cuenta, en sus palabras: “para nosotros cada día que pasa nos desespera, llega día y noche y no sabemos nada; salimos y regresamos a la casa con las manos vacías”. Y el clamor es el mismo: “si no les gusta vernos en las calles, no les gusta que estemos bloqueando, entréguenos lo que queremos y con gusto nos retiramos”.

Con firmeza, pero con una mirada que refleja cierta impotencia y una voz que retumba en aquel espacio, afirma: “dicen que parecemos locos; tal vez sí, locos de dolor porque cargamos este dolor; dónde lo dejamos; qué hacemos con este dolor que lo cargamos acá; cómo podemos hacerle como padres”.

Segura de sí misma, advierte: “tápele la boca a esas personas que hablan mal de usted, y lo mismo de nosotros”. Y con cierto tono, que refleja un dejo se impotencia y coraje, señala: “si cargamos el coraje, al menos como madre lo hemos demostrado, hemos salido, no hemos descansado; pero quién de ustedes no haría lo mismo”.

Y cierra, con unas palabras lapidarias para un gobierno que, si bien es cierto no fue el causante de tan dolorosa tragedia, si lleva el peso inquebrantable de la búsqueda de la verdad en sus hombros: “aquí vea a estos padres, andan enfermos, vienen de sus comunidades, pero aquí están, porque tenemos una esperanza y grande; en nuestra casa nos falta un miembro; vemos la cama vacía, la mesa; no es posible, ya voy a comer y mi hijo, ¿ya comió?, ¿está enfermo?, ¿Cómo está?; busquen señor, a nuestros hijos por ahí los tienen, y yo nunca voy a dejar de exigir, siempre voy a gritar: que los queremos vivos porque así se los llevaron, que nos lo regresen porque así como se los llevaron tienen que regresarlos; no tienen ningún derecho de disponer de vidas ajenas”.

Sí, la herida sigue siendo la misma. Después de seis años, nada ha cambiado.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.


Referencias:

  • Informe a seis años de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, desde Palacio Nacional.

Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=oKlrXzI6_sM

Fuente: https://profelandia.com/ayotzinapa-la-misma-herida/

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La escuela no es una puesta en escena

 Abelardo Carro Nava

Desde el mes de agosto de este año y aún, antes de ello, la Secretaría de Educación Pública (SEP), ha venido construyendo la idea de que la escuela es una puesta en escena, y esto no es cierto. Ningún maestro llega con un guion preparado para dar clases y, mucho menos, para abordar un contenido de español, matemáticas o de exploración y conocimiento del medio. Si es cierto, toma como referente los resultados que obtuvo del diagnóstico que elaboró y aplicó al inicio del ciclo escolar para estructurar su planeación. Con base en esto, considera las estrategias didácticas que puede emplear a lo largo del bimestre o trimestre para propiciar la generación de conocimiento en sus estudiantes; sin embargo, éstas cambian. Sí, siempre están en constante movimiento.

Y es cierto, la planificación no es rígida, es flexible; se modifica de acuerdo a las condiciones del contexto, de la escuela, del aula, o de las emocionales que, en un momento determinado, el profesor percibe en sus alumnos. No es, ni por un instante, un instrumento que no sufra cambios cuando comienza una sesión relacionada con las letras, los números o los efectos de la naturaleza y del cambio climático.

Luego de esto, el arte de comunicar entra en juego. Sí, ese cúmulo de habilidades docentes que el profesor pone en marcha para lograr que sus estudiantes comprendan el mensaje, reflexionen sobre tal o cual hecho y, con base en ello, tomen las decisiones más pertinentes. Todo se traduce en una adecuación de actividades de acuerdo a las circunstancias; en una conducción del proceso de enseñanza y de aprendizaje de acuerdo al grado y nivel cognitivo de los chicos; en un auxilio constante para lograr que ese proceso siga el curso esperado; en una utilización de estrategias didácticas que, de acuerdo a los canales de aprendizaje de los educandos, el maestro emplea sin mayor problema; en un constante manejo de técnicas para que los niños, sean sus propios agentes formativos. Y en el centro de esto, más habilidades docentes: cognitivas/cognoscitivas, discursivas, metodológicas; en fin, esas habilidades que permiten el desarrollo de la acción formadora. Nada es unidireccional, todo se corresponde; la interacción así lo favorece.

Por su parte el alumno inquiere, observa y vuelve a inquirir; se sienta, traza algunas líneas, habla consigo mismo, vuelve a trazar más líneas y las acompaña con un dibujo, y luego viene la irrefutable pregunta que encierra una gran sabiduría: ¿así voy bien maestra? Desde luego, la profesora con ese cúmulo de conocimientos sobre sus hombros da una respuesta. La acción formadora sigue; no se detiene ni por un instante.

¿Y el libro de texto? Es un complemento. No es centro del aprendizaje. Su función se halla entre el conocimiento y la capacidad de los infantes para responder sus actividades. ¿No acaso el maestro emplea éste y otros recursos para generar un aprendizaje?, ¿no acaso el contexto o las situaciones vividas son parte de ese andamiaje? Desde luego. Unas piedritas, unos palitos, las nubes, la lluvia, el sol, la noche, las estrellas, en fin, todo lo que conocemos y que gira a nuestro rededor genera un aprendizaje; de ahí la importancia mediadora de maestro. Él, con su gran capacidad derivada de su formación pedagógica, logra poner en centro aquella cuestión que, por principio de cuentas, propicia la reflexión. ¿Por qué llueve?, ¿han visto cómo viajan las nubes en el cielo?, ¿qué es lo que pasa cuando soplan vientos del norte? Son algunos cuestionamientos que inician la búsqueda del conocimiento.

No, nada es unidireccional y la SEP debería saberlo.

Debería saber que el proceso de enseñanza y aprendizaje va más allá de lo que puede proyectarse a través de un televisor.

Cierto, habrá quien me diga que en nuestro país no existía otra opción más que la que el gobierno federal, y la propia SEP, diseñaron para que cuatro televisoras trasmitieran los programas de Aprende en Casa II, y hay cierta razón en ello. Sin embargo, desde que inicio la contingencia sanitaria hasta estos días, he venido insistiendo y sosteniendo, que hay cientos de propuestas que pudieron haberse implementado si, un poco de humildad, hubiese reinado en el edificio ubicado en República de Argentina de la Ciudad de México. Sí, esas propuestas, tienen su base en las diversas estrategias que han echado andar los maestros y maestras de los distintos niveles del Sistema Educativo Nacional; no obstante, y a pesar de que conocemos esas propuestas, la SEP decidió montar un teatro, una puesta en escena, como las que las grandes televisoras están acostumbradas a montar, sin mayor respeto a la inteligencia humana y sin mayor respeto por lo que ocurre en cada una de las aulas.

En suma, la incapacidad de reaccionar de la SEP es inmensa porque, parafraseando a Gil Antón, al autobús solo le pusieron televisión.

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Las escuelas de tiempo completo, la lucha que viene

Trece programas educativos ya no recibirán financiamiento gubernamental en 2021; esto, de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 (PPEF21) que, en días pasados, el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, entregó al Congreso de la Unión. Entre los programas que podrían desaparecer destaca el de las Escuelas de Tiempo Completo (PETC) mismo que, como sabemos, comenzó a operar en escuelas de educación básica en 2007. ¿Su objetivo? A pesar de que con el paso del tiempo se ha modificado, no dista de lo que la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 2016, apuntaba: fortalecer la calidad de los aprendizajes a través de esta modalidad educativa, optimizando el uso efectivo del tiempo escolar con la idea de reforzar las competencias relacionadas con la Lectura y Escritura, Matemáticas, Artes y Cultura, Recreación y Desarrollo Físico, así como los procesos de Inclusión y Convivencia escolar (SEP, 2016); hecho que implicó extender la jornada escolar de las instituciones educativas participantes, con el propósito de ampliar las oportunidades de los estudiantes porque, con ello, a decir de la SEP, se mejorarían los resultados obtenidos en el Sistema Educativo Mexicano (SEM).

Como parece obvio, la noticia no cayó muy bien que digamos en ciertos sectores sociales y educativos que, ven en este programa, muchas bondades puesto que, además de que se amplía el tiempo para el abordaje de contenidos curriculares en los rubros ya señalados, ofrece alimentos a los estudiantes mediante un comité integrado por padres y madres de familia mismos que, presuntamente, son supervisados por un coordinador de servicio alimentario que en cada escuela se ofrece.

Ahora bien, importante es mencionar que, en sus inicios, este programa estaba dirigido a escuelas que recibían a alumnos cuyas condiciones socioeconómicas eran adversas o desfavorables; sin embargo, con el paso del tiempo, las reglas de operación del PETC se modificaron sustancialmente, permitiendo que aquellas instituciones que decidieran participar, lo hicieran, ya sea porque ya se encontraban dentro del programa, porque presentaban bajos resultados educativos, o bien porque dichas escuelas, se ubicaban en contextos indígenas o migrantes.

¿Qué evidencia existe sobre la pertinencia de este programa en cuanto a los aprendizajes que pudieron haber obtenidos los estudiantes durante su implementación? Sugiero revisar los textos de: Diego Armando Luna Bazaldúa y Pablo Gerardo Vélazquez Villa “Evaluación del impacto del Programa de Escuelas de Tiempo Completo en medidas de logro académico de centros escolares en México”; de Marcela Georgina Gómez Sermeño y Lorena Alemán de la Garza “Estudio de caso: programa escuelas de tiempo completo (PETC)”; de Rafael de Hoyos “Las escuelas de tiempo completo y la equidad educativa”. En éstos se advierten, ciertos datos que fueron obtenidos a partir del tratamiento de la información recabada de los resultados de la aplicación de la prueba ENLACE (Evaluación Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares) o PLANEA (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes) a estudiantes de educación básica y en los que se observa que, en muchos casos, los resultados que obtuvieron los alumnos, mejoraron en algunos rubros.

En este mismo sentido, y sobre el tiempo escolar en esta modalidad educativa, que es un tema que también ha sido de interés por parte de investigadores y académicos, sugiero leer un texto que me parece de lo más interesante, el de Abel Pérez Ruiz, Rosalba Ferrer Meza y Enrique García Díaz “Tiempo escolar y subjetividad: significaciones sobre la práctica docente en escuelas de tiempo completo”; en éste, se ofrecen algunas visiones de profesores de educación básica sobre el hecho de trabajar en el PETC, así como también, las significaciones que los autores rescataron sobre ello. Insisto, es un texto que me parece interesante, dada inquietud por conocer qué piensan y cómo significan su quehacer, los profesores que laboran en este programa.

¿Qué evidencia tiene el gobierno federal para que se deje de financiar el PETC? Ninguna. ¿Por qué dejar de financiarlo? La respuesta seguramente se encontrará en los pasillos de Palacio Nacional o, en las oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Por mi parte debo reconocer que, si bien es cierto que en ciertas escuelas de educación básica el programa opera con algunas dificultades, también es cierto que en un buen número de instituciones educativas se desarrolla sin mayores problemas. Tal vez, uno de los inconvenientes que se hizo latente desde que se implementó el PETC en nuestro país, estuvo relacionado con la inadecuada capacitación y orientación que recibieron los colectivos docentes para su puesta en marcha; esto, aunado a la organización que en cada centro educativo se daba al inicio del ciclo escolar con el propósito de que, tanto las actividades relacionadas con el currículo, como aquellas que les significaban el trabajar con talleres y/o las actividades deportivas, no propiciaba una completa articulación o la “transversalidad” requerida para su adecuado funcionamiento.

En cualesquiera de los casos, si hay evidencia que demuestra que el PETC favorece la adquisición de aprendizajes de los estudiantes, además de lo que les puede significar la nutrición a estos alumnos, considero que debería continuar dicho programa; de hecho, mayores recursos no le vendrían nada mal, sobre todo si pensamos que, para que éste se desarrolle favorablemente, tendría que considerar esquemas de capacitación y actualización que les permitan a los colectivos docentes, tener a la mano un esquema integral que favorezca, no la saturación de actividades y tiempo escolares, más bien, que contemple poner en marcha estrategias didácticas de manera colegiada, ya sea a través de un aprendizaje basado en proyectos, de problemas, de colaboración o de cooperación; en fin, insisto, la capacitación resultaría fundamental para propiciar estos espacios de construcción de propuestas colaborativas sobre el quehacer docente en esas escuelas.

Finalmente deseo señalar que, ante la posible desaparición del PETC, han surgido voces en el magisterio que, como decía al inicio, han visto con buenos ojos su implementación, caso concreto, el Movimiento Magisterial de Tamaulipas, integrado por docentes de esa entidad federativa y quien, a través de su vocera, la profesora Reyna Campuzano, ha dado a conocer que ya iniciaron con la recolección de firmas y datos de las escuelas que operan bajo esta modalidad educativa, para hacérselas llegar a los Diputados (Noticiero de Victoria, 15/09/2020), los cuales, como parece obvio, tienen en estos momentos la palabra y, sobre todo, la decisión de hacer que su discurso cobre sentido en los hechos al no desaparecer un programa sin que tengan elementos para ello.

Al tiempo.


Referencias:

Fuente: https://profelandia.com/las-escuelas-de-tiempo-completo-la-lucha-que-viene/

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El presupuesto 2021: un atraco para el normalismo mexicano

 Abelardo Carro Nava

Atrás han quedado los 10 puntos sobre la educación pública que ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, presentó en Guelatao como parte de su estrategia de campaña con miras a las elecciones del 2018. Atrás quedó aquella idea del Fortalecimiento de las Escuelas Normales y de la Universidad Pedagógica Nacional, para lograr la formación de maestras y maestros de excelencia. Atrás quedó aquella promesa tan sentida y necesaria de revalorizar al maestro porque, como nunca antes se había visto, el gobierno peñanietista había denostado al magisterio.

Sí, todo ello quedó en el pasado. De hecho, fueron momentos en lo que la contienda electoral se encontraba en su máximo esplendor y, como parece obvio, era necesario prometer lo que había de prometerse, sin que ello significara empobrecimiento. ¿Qué podría pasar siendo ya gobierno? La realidad que vivimos en nuestros días nos ha demostrado que, efectivamente, prometer no empobrece, no obstante, hay de promesas a promesas y, como tales, deben cumplirse. ¿No acaso el cumplimiento de éstas aseguraría la concreción de una Cuarta Transformación como la que también fue prometida al pueblo de México?

En efecto, estas cuestiones, y el hartazgo de millones de mexicanos hacia un sistema que, en lugar de velar por los intereses de los más necesitados privilegiaba los de las élites del poder, fueron algunos de los motivos que, insisto, llevaron a la victoria en las urnas al actual Presidente de la República. No obstante, lo anterior, bien se dice que una cosa es la contienda electoral y otra, muy diferente, la de gobernar. La primera, está directamente relacionada con el arte de persuadir, mientras que la segunda, con el arte de gobernar. Y es allí donde se encuentra el meollo del asunto: no es lo mismo gobernar que aspirar a gobernar. ¿Cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político que las cosas “ahora” sí cambiarían?, ¿cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político que éste no es igual a los anteriores porque, indiscutiblemente, es diferente?, ¿cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político aquella cantaleta que refiere que de llegar al poder jamás se olvidaría de sus promesas de campaña? Efectivamente, la inmensa mayoría de mexicanos en edad de votar, con mucha seguridad, en algún momento de sus vidas, habrán escuchado estas y otras arengas. Y qué pasó después, es decir, qué sucedió con aquel político que llegó al poder con una inmensa carga de promesas sobre sus hombros: nada o casi nada; sencillamente olvidó aquello que prometió y la cosa se fastidió. Triste realidad; penoso sistema político mexicano.

Y bueno para entrar en materia, en días pasados, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, entregó al Congreso de la Unión el paquete económico 2021, mismo que está integrado por tres documentos: los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF21). En este último, como parece obvio, se hacen latentes, aquellos incrementos y disminuciones que habrán de tener diferentes programas que, en el ámbito educativo, son fundamentales para atender a los sectores más vulnerables de la población infantil. De hecho, llamó mi atención que, precisamente, 13 programas educativos ya no recibirían financiamiento gubernamental o, lo que es lo mismo, estarían en riesgo de desaparecer por esta misma situación. Tales programas son: el de escuelas de tiempo completo, el de formación y certificación para el trabajo, el fortalecimiento a la excelencia educativa, el de expansión en la oferta educativa en educación media superior y superior, el de la carrera de los docentes, el de desarrollo de aprendizajes significativos de educación básica, el de convivencia escolar, el de atención a la diversidad de la educación indígena, el de atención educativa de la población escolar migrante, el de evaluaciones confiables de la calidad educativa y difusión oportuna de resultados, el del sistema de información y gestión educativa, el de reconstrucción, y el de formación de recursos humanos basados en competencias. Si, así como lo leyó usted, estos son los programas que, según el proyecto de presupuesto presentado por el Secretario de Hacienda, dejarían de recibir financiamiento gubernamental. La razón por la que se dejaría de financiar dichos programas no es clara, de hecho, la SHCP, alude a que tales razones, están directamente relacionadas con los efectos que ha traído consigo la contingencia sanitaria derivada del Covid-19, además de la drástica caída de la actividad económica del país que, de acuerdo con el Secretario de Hacienda, reflejará una disminución del Producto Interno Bruto (PIB) en, al menos, un 8.8 %. ¿Razón o razones suficientes para que dejen de recibir financiamiento estos programas?, ¿por qué no se revisó y reasignó el recurso para el programa de becas a estudiantes que actualmente está en marcha porque, como bien se sabe, la recepción de esta beca, no significa que se aminoren los problemas que vive el Sistema Educativo Mexicano en su conjunto?

Por lo que respecta a la educación normal, en el mismo PPEF21, se observa una asignación de 20.6 millones de pesos, lo cual representa una disminución histórica del 95.3% puesto que, en el 2020, se le asignó una cantidad de 440.7 millones de pesos. En este sentido no debe olvidarse que, precisamente en el 2020, el Subsistema de Normales, también se vio afectado con los recortes presupuestales que la misma SHCP proyectó para ese año. No obstante, el Congreso de la Unión rectificó, y la asignación quedó en las cifras que he proporcionado.

En datos concretos, la asignación de poco más de 20 millones de pesos a la educación normal en el PPEF21, significaría entregar a cada estudiante normalista la cantidad de 229 pesos anuales en 2021. ¿De qué manera se pretende fortalecer a las escuelas normales si, para acabar pronto, con el presupuesto asignado muchos de sus programas académicos y de gestión se verían afectados por tales cuestiones?, ¿de qué manera el presidente pretende cumplir con una promesa de campaña si, para acabar pronto, los 229 pesos proyectados no son suficientes para que los estudiantes reciban una educación de excelencia como él lo había prometido?, ¿de qué manera se pretende fortalecer a las escuelas normales quienes, por décadas, fueron sometidas al olvido?, ¿de qué manera se pondrán en marcha las acciones que derivaron de las aportaciones que los más de 200 Delegados Nacionales Normalistas formularon en el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales en 2019?, ¿de qué manera la Dirección de Educación Superior para Profesionales de la Educación pondrá en marcha proyectos para beneficio de los más de 90 mil estudiantes normalistas inscritos?, de qué manera los profesores normalistas podrán cumplir con las tres áreas sustantivas que, como Instituciones de Educación Superior, tienen que desarrollar en sus respectivas centros educativos? Sí, de qué manera comprender que las promesas de campaña difieren de los hechos. ¿Un asunto de pandemia?, no lo creo, repito, el año pasado SIN PANDEMIA, se proyectó un recorte importante para la educación normal que se brinda en México.

Esperamos que los representantes del Congreso de la Unión hagan su trabajo y, verdaderamente, se preocupen y ocupen en reconsiderar estas disminuciones y faltas de financiamiento a ciertos programas que, como decía, son favorables para ciertos sectores de la población que más los necesitan. Esperamos pues, que el mismo presidente recuerde esas arengas expresadas en Guelatao, a cientos de maestros que estuvieron presentes porque, si bien es cierto que el normalismo mexicano es un ente imperfecto que puede perfeccionarse gradualmente, éste podría sufrir el mayor atraco que la historia haya registrado si es que se aprueba el PPEF21.

Al tiempo.

Fuente: https://profelandia.com/el-presupuesto-2021-un-atraco-para-el-normalismo-mexicano/

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Mundos paralelos

Por: Abelardo Carro Nava

Recuerdo que hace varios años tuve la oportunidad de desarrollar, conjuntamente con mis estudiantes, una investigación relacionada con contenido que se ofrecía en medios visuales para personas sordas. Un tema que, indiscutiblemente, nos dejó grandes enseñanzas, porque los seres humanos que tenemos la capacidad de ver y escuchar el mundo a través de nuestros ojos y oídos, en algún momento de nuestra vida llegamos a pensar, que ese mundo, no es el mismo para todos. Craso error, desde luego, de mi parte.

Para tal indagación, nos dimos a la tarea de recuperar algunos datos importantes, sobre todo, pensando en que nuestra atención estaría enfocada en esos contenidos, pero también, en las personas sordas; para ello, logramos realizar una entrevista a un grupo de 5 estudiantes de la Licenciatura de Educación Especial de la Escuela Normal Urbana Federal Cuautla, ubicada en el Estado de Morelos. Como parece obvio, para dicha entrevista, tuvimos la oportunidad de contar con un intérprete, puesto que los que realizamos este trabajo, desconocíamos la lengua de señas mexicana y un profesor, que laboraba en esa institución educativa, nos apoyó en esa encomienda dada su experiencia, conocimiento y capacidad en este rubro.

Recuerdo también que, antes de la entrevista, el nervio se apoderó un poco de nosotros. Repasábamos las preguntas, verificábamos que el funcionamiento de la cámara y de la grabadora fuera el más adecuado, movíamos las sillas que habíamos colocado; en fin, con estas acciones, pretendíamos que nuestros invitados (informantes), se sintieran cómodos y en confianza.

Llegado el momento, nos saludamos; la tensión fue notoria, puesto que mientras nosotros (hablantes y oyentes) expresábamos algunas palabras para saludarlos, nuestros acompañantes solamente sonreían y gesticulaban. Tomamos nuestro respectivo lugar y, después de un agradecimiento por la aceptación de la entrevista, ésta comenzó. Desde luego, el intérprete, les comunicaba lo que, con nuestras palabras, les expresábamos.

La comunicación fluyó y, después de algunas preguntas que, obviamente fueron contestadas, recuerdo que una de mis alumnas les preguntó sobre las posibles dificultades que encuentran, todos los días, para comunicarse con todas las personas. La respuesta, nos dejó pensando varios minutos: “Imagina que tú, que tienes la capacidad de oír, ingresas a una sala de cine en la que sólo ves lo que proyecta la pantalla, sin sonidos, solamente se reproducen las imágenes. Imagina que las personas que aparecen en la película se comunican mediante señas que, con sus manos, realizan. Imagina que en esa sala todas las personas son sordas y que, con alguna de las escenas que en la pantalla se reproducen, todos ríen y se comunican, también, con señas. ¿Cómo te sentirías? Bueno pues, de esa misma forma nos sentimos la mayoría de nosotros, en un mundo en el que tal parece que la sordera nos hace diferentes, sin embargo, esto no es así, porque nosotros somos personas normales con una discapacidad auditiva pero la gente no entiende esto. Ahora, si en un rato vas al cine, ¿la película que deseas ver tiene un recuadro en el que aparece un intérprete? Imagina lo difícil que es para nosotros ver la televisión, ir al cine o a una fiesta. ¿No te parece que vivimos en mundos diferentes?”.

Como decía, tal respuesta nos dejó pensando un par de minutos; y después, la comunicación siguió y la entrevista finalizó. Desde luego, el estudio arrojó resultados que ya suponíamos, por ejemplo, que los contenidos que producen varios medios visuales no tenían contemplado un esquema de trasmisión para personas con una discapacidad auditiva; que aquellos que lo tenían, colocaban un recuadro muy pequeño en el que se podía observa a un intérprete, pero, desafortunadamente, por el tamaño, no se percibía con claridad lo que comunicaba; que las empresas o medios visuales no tenían la intención, al menos en ese momento, de invertir en este tipo de esquema para que sus contenidos llegaran a este sector de la población; en fin, todo un cúmulo de cuestiones que, de cierta manera, reflejaron, y reflejan, una de las más crudas realidades que se viven en nuestro país.

Todo este tema lo traigo a colación porque, como es sabido, el pasado 3 de agosto se anunció el lanzamiento de la estrategia Aprende en Casa II; un proyecto mediante el cual, se pretende dar continuidad a los aprendizajes que deben adquirir los miles de estudiantes de nuestra República Mexicana y, para ello, se buscó que la televisión, fuera el medio para que se lograra este propósito, sin embargo, y aunque se anunció que este programa llegaría a todos los sectores de la población, la verdad de las cosas, es que el discurso dista mucho de lo que sucede en diversos hogares de México.

Por ejemplo, tuve la oportunidad de observar alguna de las trasmisiones que, en estos días, se están proyectando por medio de la televisión, con la finalidad de “reforzar” los conocimientos de los alumnos que, la estrategia Aprende en Casa I, ofreció a partir de marzo hasta el cierre del ciclo escolar 2019-2020. Lo observado, estaba destinado para 1º, 2º y 3º de educación primaria y, quiero pensar, que tenía relación con educación artística. Menciono: “quiero pensar”, porque no fue clara la intencionalidad curricular que la trasmisión ofrecía, pero por lo que pude observar y escuchar, deduje que se trataba de ello. Así, después de que la “conductora” dio la bienvenida a su posible audiencia (en el recuadro inferior derecho se podía observar a la intérprete comunicando, mediante señas, las palabras que la hablante ofrecía), llegó el momento en que esta “conductora” le pidió a sus “amiguitos” que escucharan los sonidos que producía la música mientras, a la par, bailaba (en este momento, la intérprete, dejó de realizar movimientos con las manos y permaneció impávida) y, después de ello, esa misma “conductora”, formuló algunas preguntas (mismas que fueron comunicadas por dicha intérprete).

¿Un mundo paralelo? Fue un cuestionamiento que surgió en mi mente y, desde luego, me llevó a escribir estas líneas con la finalidad de reflexionar sobre un tema que es, y debe ser, preponderante para todas las instituciones gubernamentales y educativas.

Tengo claro que la pandemia ha representado un gran reto para todos los gobiernos, pero ¿qué estamos haciendo en México con los más de 500 mil niños y niñas que presentan alguna discapacidad?, ¿qué está haciendo la Secretaría de Educación Pública (SEP) para cerrar las brechas de desigualdad y para lograr mayores espacios de equidad e inclusión?, ¿por qué no considerar las propuestas que han surgido de distintas organizaciones y colectivos, como las del Colectivo Educación Especial Hoy, cuyas aportaciones son valiosas y bien fundadas, para la realización de esquemas que apoyen a este y a otros sectores de la población que presentan alguna discapacidad?, ¿por qué no destinar mayores recursos para que, tanto estudiantes como profesores y padres de familia, cuenten con las mejores condiciones para lograr los propósito educativos?, ¿hasta cuándo dejaremos de vivir en mundos paralelos cuando hay un solo mundo, el suyo, el mío, el nuestro?

Al tiempo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/mundos-paralelos/

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