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El presupuesto 2021: un atraco para el normalismo mexicano

 Abelardo Carro Nava

Atrás han quedado los 10 puntos sobre la educación pública que ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, presentó en Guelatao como parte de su estrategia de campaña con miras a las elecciones del 2018. Atrás quedó aquella idea del Fortalecimiento de las Escuelas Normales y de la Universidad Pedagógica Nacional, para lograr la formación de maestras y maestros de excelencia. Atrás quedó aquella promesa tan sentida y necesaria de revalorizar al maestro porque, como nunca antes se había visto, el gobierno peñanietista había denostado al magisterio.

Sí, todo ello quedó en el pasado. De hecho, fueron momentos en lo que la contienda electoral se encontraba en su máximo esplendor y, como parece obvio, era necesario prometer lo que había de prometerse, sin que ello significara empobrecimiento. ¿Qué podría pasar siendo ya gobierno? La realidad que vivimos en nuestros días nos ha demostrado que, efectivamente, prometer no empobrece, no obstante, hay de promesas a promesas y, como tales, deben cumplirse. ¿No acaso el cumplimiento de éstas aseguraría la concreción de una Cuarta Transformación como la que también fue prometida al pueblo de México?

En efecto, estas cuestiones, y el hartazgo de millones de mexicanos hacia un sistema que, en lugar de velar por los intereses de los más necesitados privilegiaba los de las élites del poder, fueron algunos de los motivos que, insisto, llevaron a la victoria en las urnas al actual Presidente de la República. No obstante, lo anterior, bien se dice que una cosa es la contienda electoral y otra, muy diferente, la de gobernar. La primera, está directamente relacionada con el arte de persuadir, mientras que la segunda, con el arte de gobernar. Y es allí donde se encuentra el meollo del asunto: no es lo mismo gobernar que aspirar a gobernar. ¿Cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político que las cosas “ahora” sí cambiarían?, ¿cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político que éste no es igual a los anteriores porque, indiscutiblemente, es diferente?, ¿cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político aquella cantaleta que refiere que de llegar al poder jamás se olvidaría de sus promesas de campaña? Efectivamente, la inmensa mayoría de mexicanos en edad de votar, con mucha seguridad, en algún momento de sus vidas, habrán escuchado estas y otras arengas. Y qué pasó después, es decir, qué sucedió con aquel político que llegó al poder con una inmensa carga de promesas sobre sus hombros: nada o casi nada; sencillamente olvidó aquello que prometió y la cosa se fastidió. Triste realidad; penoso sistema político mexicano.

Y bueno para entrar en materia, en días pasados, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, entregó al Congreso de la Unión el paquete económico 2021, mismo que está integrado por tres documentos: los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF21). En este último, como parece obvio, se hacen latentes, aquellos incrementos y disminuciones que habrán de tener diferentes programas que, en el ámbito educativo, son fundamentales para atender a los sectores más vulnerables de la población infantil. De hecho, llamó mi atención que, precisamente, 13 programas educativos ya no recibirían financiamiento gubernamental o, lo que es lo mismo, estarían en riesgo de desaparecer por esta misma situación. Tales programas son: el de escuelas de tiempo completo, el de formación y certificación para el trabajo, el fortalecimiento a la excelencia educativa, el de expansión en la oferta educativa en educación media superior y superior, el de la carrera de los docentes, el de desarrollo de aprendizajes significativos de educación básica, el de convivencia escolar, el de atención a la diversidad de la educación indígena, el de atención educativa de la población escolar migrante, el de evaluaciones confiables de la calidad educativa y difusión oportuna de resultados, el del sistema de información y gestión educativa, el de reconstrucción, y el de formación de recursos humanos basados en competencias. Si, así como lo leyó usted, estos son los programas que, según el proyecto de presupuesto presentado por el Secretario de Hacienda, dejarían de recibir financiamiento gubernamental. La razón por la que se dejaría de financiar dichos programas no es clara, de hecho, la SHCP, alude a que tales razones, están directamente relacionadas con los efectos que ha traído consigo la contingencia sanitaria derivada del Covid-19, además de la drástica caída de la actividad económica del país que, de acuerdo con el Secretario de Hacienda, reflejará una disminución del Producto Interno Bruto (PIB) en, al menos, un 8.8 %. ¿Razón o razones suficientes para que dejen de recibir financiamiento estos programas?, ¿por qué no se revisó y reasignó el recurso para el programa de becas a estudiantes que actualmente está en marcha porque, como bien se sabe, la recepción de esta beca, no significa que se aminoren los problemas que vive el Sistema Educativo Mexicano en su conjunto?

Por lo que respecta a la educación normal, en el mismo PPEF21, se observa una asignación de 20.6 millones de pesos, lo cual representa una disminución histórica del 95.3% puesto que, en el 2020, se le asignó una cantidad de 440.7 millones de pesos. En este sentido no debe olvidarse que, precisamente en el 2020, el Subsistema de Normales, también se vio afectado con los recortes presupuestales que la misma SHCP proyectó para ese año. No obstante, el Congreso de la Unión rectificó, y la asignación quedó en las cifras que he proporcionado.

En datos concretos, la asignación de poco más de 20 millones de pesos a la educación normal en el PPEF21, significaría entregar a cada estudiante normalista la cantidad de 229 pesos anuales en 2021. ¿De qué manera se pretende fortalecer a las escuelas normales si, para acabar pronto, con el presupuesto asignado muchos de sus programas académicos y de gestión se verían afectados por tales cuestiones?, ¿de qué manera el presidente pretende cumplir con una promesa de campaña si, para acabar pronto, los 229 pesos proyectados no son suficientes para que los estudiantes reciban una educación de excelencia como él lo había prometido?, ¿de qué manera se pretende fortalecer a las escuelas normales quienes, por décadas, fueron sometidas al olvido?, ¿de qué manera se pondrán en marcha las acciones que derivaron de las aportaciones que los más de 200 Delegados Nacionales Normalistas formularon en el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales en 2019?, ¿de qué manera la Dirección de Educación Superior para Profesionales de la Educación pondrá en marcha proyectos para beneficio de los más de 90 mil estudiantes normalistas inscritos?, de qué manera los profesores normalistas podrán cumplir con las tres áreas sustantivas que, como Instituciones de Educación Superior, tienen que desarrollar en sus respectivas centros educativos? Sí, de qué manera comprender que las promesas de campaña difieren de los hechos. ¿Un asunto de pandemia?, no lo creo, repito, el año pasado SIN PANDEMIA, se proyectó un recorte importante para la educación normal que se brinda en México.

Esperamos que los representantes del Congreso de la Unión hagan su trabajo y, verdaderamente, se preocupen y ocupen en reconsiderar estas disminuciones y faltas de financiamiento a ciertos programas que, como decía, son favorables para ciertos sectores de la población que más los necesitan. Esperamos pues, que el mismo presidente recuerde esas arengas expresadas en Guelatao, a cientos de maestros que estuvieron presentes porque, si bien es cierto que el normalismo mexicano es un ente imperfecto que puede perfeccionarse gradualmente, éste podría sufrir el mayor atraco que la historia haya registrado si es que se aprueba el PPEF21.

Al tiempo.

Fuente: https://profelandia.com/el-presupuesto-2021-un-atraco-para-el-normalismo-mexicano/

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Mundos paralelos

Por: Abelardo Carro Nava

Recuerdo que hace varios años tuve la oportunidad de desarrollar, conjuntamente con mis estudiantes, una investigación relacionada con contenido que se ofrecía en medios visuales para personas sordas. Un tema que, indiscutiblemente, nos dejó grandes enseñanzas, porque los seres humanos que tenemos la capacidad de ver y escuchar el mundo a través de nuestros ojos y oídos, en algún momento de nuestra vida llegamos a pensar, que ese mundo, no es el mismo para todos. Craso error, desde luego, de mi parte.

Para tal indagación, nos dimos a la tarea de recuperar algunos datos importantes, sobre todo, pensando en que nuestra atención estaría enfocada en esos contenidos, pero también, en las personas sordas; para ello, logramos realizar una entrevista a un grupo de 5 estudiantes de la Licenciatura de Educación Especial de la Escuela Normal Urbana Federal Cuautla, ubicada en el Estado de Morelos. Como parece obvio, para dicha entrevista, tuvimos la oportunidad de contar con un intérprete, puesto que los que realizamos este trabajo, desconocíamos la lengua de señas mexicana y un profesor, que laboraba en esa institución educativa, nos apoyó en esa encomienda dada su experiencia, conocimiento y capacidad en este rubro.

Recuerdo también que, antes de la entrevista, el nervio se apoderó un poco de nosotros. Repasábamos las preguntas, verificábamos que el funcionamiento de la cámara y de la grabadora fuera el más adecuado, movíamos las sillas que habíamos colocado; en fin, con estas acciones, pretendíamos que nuestros invitados (informantes), se sintieran cómodos y en confianza.

Llegado el momento, nos saludamos; la tensión fue notoria, puesto que mientras nosotros (hablantes y oyentes) expresábamos algunas palabras para saludarlos, nuestros acompañantes solamente sonreían y gesticulaban. Tomamos nuestro respectivo lugar y, después de un agradecimiento por la aceptación de la entrevista, ésta comenzó. Desde luego, el intérprete, les comunicaba lo que, con nuestras palabras, les expresábamos.

La comunicación fluyó y, después de algunas preguntas que, obviamente fueron contestadas, recuerdo que una de mis alumnas les preguntó sobre las posibles dificultades que encuentran, todos los días, para comunicarse con todas las personas. La respuesta, nos dejó pensando varios minutos: “Imagina que tú, que tienes la capacidad de oír, ingresas a una sala de cine en la que sólo ves lo que proyecta la pantalla, sin sonidos, solamente se reproducen las imágenes. Imagina que las personas que aparecen en la película se comunican mediante señas que, con sus manos, realizan. Imagina que en esa sala todas las personas son sordas y que, con alguna de las escenas que en la pantalla se reproducen, todos ríen y se comunican, también, con señas. ¿Cómo te sentirías? Bueno pues, de esa misma forma nos sentimos la mayoría de nosotros, en un mundo en el que tal parece que la sordera nos hace diferentes, sin embargo, esto no es así, porque nosotros somos personas normales con una discapacidad auditiva pero la gente no entiende esto. Ahora, si en un rato vas al cine, ¿la película que deseas ver tiene un recuadro en el que aparece un intérprete? Imagina lo difícil que es para nosotros ver la televisión, ir al cine o a una fiesta. ¿No te parece que vivimos en mundos diferentes?”.

Como decía, tal respuesta nos dejó pensando un par de minutos; y después, la comunicación siguió y la entrevista finalizó. Desde luego, el estudio arrojó resultados que ya suponíamos, por ejemplo, que los contenidos que producen varios medios visuales no tenían contemplado un esquema de trasmisión para personas con una discapacidad auditiva; que aquellos que lo tenían, colocaban un recuadro muy pequeño en el que se podía observa a un intérprete, pero, desafortunadamente, por el tamaño, no se percibía con claridad lo que comunicaba; que las empresas o medios visuales no tenían la intención, al menos en ese momento, de invertir en este tipo de esquema para que sus contenidos llegaran a este sector de la población; en fin, todo un cúmulo de cuestiones que, de cierta manera, reflejaron, y reflejan, una de las más crudas realidades que se viven en nuestro país.

Todo este tema lo traigo a colación porque, como es sabido, el pasado 3 de agosto se anunció el lanzamiento de la estrategia Aprende en Casa II; un proyecto mediante el cual, se pretende dar continuidad a los aprendizajes que deben adquirir los miles de estudiantes de nuestra República Mexicana y, para ello, se buscó que la televisión, fuera el medio para que se lograra este propósito, sin embargo, y aunque se anunció que este programa llegaría a todos los sectores de la población, la verdad de las cosas, es que el discurso dista mucho de lo que sucede en diversos hogares de México.

Por ejemplo, tuve la oportunidad de observar alguna de las trasmisiones que, en estos días, se están proyectando por medio de la televisión, con la finalidad de “reforzar” los conocimientos de los alumnos que, la estrategia Aprende en Casa I, ofreció a partir de marzo hasta el cierre del ciclo escolar 2019-2020. Lo observado, estaba destinado para 1º, 2º y 3º de educación primaria y, quiero pensar, que tenía relación con educación artística. Menciono: “quiero pensar”, porque no fue clara la intencionalidad curricular que la trasmisión ofrecía, pero por lo que pude observar y escuchar, deduje que se trataba de ello. Así, después de que la “conductora” dio la bienvenida a su posible audiencia (en el recuadro inferior derecho se podía observar a la intérprete comunicando, mediante señas, las palabras que la hablante ofrecía), llegó el momento en que esta “conductora” le pidió a sus “amiguitos” que escucharan los sonidos que producía la música mientras, a la par, bailaba (en este momento, la intérprete, dejó de realizar movimientos con las manos y permaneció impávida) y, después de ello, esa misma “conductora”, formuló algunas preguntas (mismas que fueron comunicadas por dicha intérprete).

¿Un mundo paralelo? Fue un cuestionamiento que surgió en mi mente y, desde luego, me llevó a escribir estas líneas con la finalidad de reflexionar sobre un tema que es, y debe ser, preponderante para todas las instituciones gubernamentales y educativas.

Tengo claro que la pandemia ha representado un gran reto para todos los gobiernos, pero ¿qué estamos haciendo en México con los más de 500 mil niños y niñas que presentan alguna discapacidad?, ¿qué está haciendo la Secretaría de Educación Pública (SEP) para cerrar las brechas de desigualdad y para lograr mayores espacios de equidad e inclusión?, ¿por qué no considerar las propuestas que han surgido de distintas organizaciones y colectivos, como las del Colectivo Educación Especial Hoy, cuyas aportaciones son valiosas y bien fundadas, para la realización de esquemas que apoyen a este y a otros sectores de la población que presentan alguna discapacidad?, ¿por qué no destinar mayores recursos para que, tanto estudiantes como profesores y padres de familia, cuenten con las mejores condiciones para lograr los propósito educativos?, ¿hasta cuándo dejaremos de vivir en mundos paralelos cuando hay un solo mundo, el suyo, el mío, el nuestro?

Al tiempo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/mundos-paralelos/

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De Enciclomedia a Tv Azteca

 Abelardo Carro Nava

Las fallidas políticas educativas que, en los últimos sexenios se han implementado en nuestro país, pueden entenderse a partir de su finalidad política. No hay más.

Y es que, con el transcurrir de los años, los fracasos de diversos programas que, en pro de la modernidad y el progreso tecnológico se ejecutaron en México, tienen sumido a nuestro país en un atraso digital de magnitudes considerables. Quién no recuerda el Programa Enciclomedia durante el periodo de Vicente Fox, el de Habilidades Digitales para Todos (HDPT) en el sexenio de Felipe Calderón y, recientemente, el de la entrega de laptops y tabletas para estudiantes de 5º y 6º grado de educación primaria, aunado al Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) que operó de 2014 a 2016, y el conocido como Programa de Inclusión Digital (PID) que se implementó a partir de 2016. Todos ellos: un rotundo fracaso. ¿Las razones? Son muchas y muy variadas, sobre todo si consideramos que todas estas iniciativas han sido pensadas desde el escritorio de una élite dominante que, sabedora de las desigualdades que imperan en el territorio mexicano, las han echado a andar, aunque, en los hechos, el Sistema Educativo Mexicano (SEM) no estaba, ni ha estado, listo para ello.

¿Cuántas escuelas contaban con energía eléctrica e infraestructura adecuada para instalar los equipos que Enciclomedia requería?, ¿cuántas escuelas contaban con los equipos mínimos y necesarios, los servicios de internet y las condiciones óptimas de infraestructura para la instalación o acceso a las aulas telemáticas que el PHDT demandaba?, ¿qué paso con las laptops y las tabletas que fueron entregadas a algunos alumnos del total que se tenía contemplado durante el sexenio peñanietista? En efecto, las respuestas a tales interrogantes usted las conoce, pero también, si tiene duda de los resultados que arrojaron dichos programas, puede consultarlos en el documento: “Evaluación de la política pública de infraestructura y equipamiento en educación básica” dado a conocer, por la Auditoría Superior de la Federación, hace unos años (https://www.asf.gob.mx/Trans/Informes/IR2016ii/Documentos/Auditorias/2016_1782_a.pdf).

Sí, aunque usted no lo crea, han sido tres largos sexenios (dieciocho años) en los que se nos ha vendido la idea de la modernidad y progreso para favorecer los aprendizajes de los alumnos y, como he dicho, los resultados han sido magros, por no decir: pésimos. ¿Se imagina usted la cantidad de dinero que se ha invertido en cada uno de estos programas? Según el documento que arriba refiero, entre 2008 y 2016, el gobierno federal ha gastado más de 30 mil millones de pesos para incorporar las tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) a las escuelas de educación básica. Sí, leyó usted bien: 30 mil millones de pesos. Una cantidad importante pero que, en los hechos, no ha favorecido ni el aprendizaje ni el acceso a las TIC en el territorio mexicano.

Ciertamente, habrá quién me diga que estas propuestas fueron viables porque todo gobierno tiene el propósito de establecer mecanismos a través de los cuales se atiendan las necesidades y demandas globales. Es decir que, de no implementar tales acciones, nuestro país no estaría a la par de las grandes naciones donde programas similares, probablemente, pudieron haber tenido éxito. Sin embargo, los resultados nos han demostrado que del dicho al hecho hay mucho trecho, y que contar con un equipo de Enciclomedia en una escuela, pero sin que ésta tenga electricidad, es una falacia, por donde quiera que se vea.

Ahora bien, ¿qué puede esperarse de la tan anunciada estrategia Aprende en Casa II? Como bien sabemos, a cuenta gotas va circulando la información sobre la forma en que operara tal esquema que, a decir del Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, propiciara que los estudiantes aprendan durante el confinamiento. No obstante, y aunque tal propuesta difiere en cuanto a lo que pretendían lograr los programas de los sexenios referidos, el hecho de emplear el televisor como medio de trasmisión de los contenidos, poco favorecerá el aprendizaje que, se espera, logren los estudiantes. Esto, porque indiscutiblemente un actor fundamental en el proceso educativo, es el maestro. Sí, un maestro que no fue considerando como ese agente que hace uso de distintos recursos para que sus alumnos se acerquen al conocimiento requerido.

Y es que, como seguramente usted imaginará, las autoridades locales, de muchos estados, han comenzado a girar instrucciones para que, los profesores, sigan los canales de televisión en los que se trasmitirán los contenidos para que, a partir de éstos, se trabaje con sus alumnos. ¿Dónde queda la autonomía del docente en tal propuesta? Aunado a ello, un asunto que no es menor, es el hecho de que además de que los maestros y maestras deberán estar atentos a esos canales televisivos, también deberán emplear otros recursos, tecnológicos y digitales, para encomendar a sus alumnos diversas actividades, tareas, proyectos, entre otros, mismos que serán evaluados con la idea de retroalimentar a sus educandos. ¿Qué otra cosa tendrán que hacer los docentes? Entre planear, elaborar videos, diseñar otros materiales didácticos, buscar otras herramientas que apoyen su ejercicio, poca vida tendrán éstos. Ya lo imagino.

Sí, en reiteradas ocasiones se ha dicho que no había otra forma o estrategia mediante la cual, se iniciara el ciclo escolar. Y hay algo de razón en ello. Lo que me parece poco sensato, es que no se hayan considerado las experiencias que profesores de diversos contextos adquirieron a partir de la declaratoria de emergencia sanitaria por el Covid-19, así como también, el que se hayan considerado las televisoras que, como bien se diría hace tiempo, eran parte de la mafia del poder. ¿Por qué no se fortalecieron las televisoras del estado? En fin. No todo es Tv Azteca ni la educación se da a través de una televisión a menos que hoy se cumpla aquello que, parafraseando a Carlos Monsiváis, se dijo: la televisión se ha convertido en la verdadera Secretaría de Educación Pública.

Con negritas:

Recientemente, el presidente López Obrador, anunció que se está trabajando para que, las escuelas y los alumnos, cuenten con acceso a la tecnología e internet de manera gratuita. No estaría de más que, tal programa, partiera del diagnóstico y análisis de los resultados que han tenido los programas de los anteriores gobiernos. Los fracasos han sido, y son, evidentes. Ojalá y se tomen como un referente para que no se cometan los mismos errores y sea éste, un fracaso más porque priorizó lo político en lugar de lo educativo.

Fuente: https://profelandia.com/de-enciclomedia-a-tv-azteca/

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Y cuando desperté, Nuño y la CNSPD todavía estaban ahí…

Por:  Abelardo Carro Nava

Y es que tal parece que, aquel mal sueño, producto de la mal llamada reforma educativa del 2013 que vivió el magisterio mexicano con Aurelio Nuño y la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSDPD), no ha terminado. Esto, porque como bien sabemos, en días pasados la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), dio a conocer los resultados del proceso de selección de admisión para el ciclo escolar 2020-2021; sin embargo, a través de las redes sociales, en estos días, hemos sido testigos de la serie de “anomalías” que presentó la “evaluación” de los aspirantes a ocupar una plaza docente. Una valoración que, bien a bien, no acaba de entenderse porque, irrisoriamente, aunque la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (LGSCMM) estipula, en su artículo 39º numeral V, los elementos multifactoriales que se tomarán en cuenta como parte de ese proceso de admisión consistentes en: a) un sistema que permita apreciar los conocimientos y aptitudes necesarios del aspirante para lograr el aprendizaje y desarrollo de los educandos, considerando su contexto local y regional de la prestación de los servicios educativos; b) la formación docente pedagógica; c) la acreditación de estudios mínimos de licenciatura; d) el promedio general de carrera; e) los cursos extracurriculares con reconocimiento de validez oficial; f) los programas de movilidad académica; g) dominio de la lengua distinta a la propia, o; h) la experiencia docente (DOF, 2019); la verdad de las cosas, es que se desconocen los “criterios” que tomaron los “evaluadores” para valorar, entre otras cuestiones, los documentos que fueron entregados a las instancias correspondientes.

¿Por qué egresados de una misma escuela normal tuvieron puntajes diferentes entre sí si, en los hechos, la constancia que les acredita el rubro de experiencia docente tendría que haber obtenido el mismo puntaje puesto que, como tal, fue emitida siguiendo un mismo criterio?, ¿cuál fue el criterio con el que se determinó que, a esos egresados, de esas normales, tuvieran variaciones significativas?, ¿por qué la disparidad en esos puntajes? Preguntas que, desde luego, generaron un “torrencial” de inquietudes que, hasta el momento en que cierro estas líneas, la USICAMM no ha clarificado mediante un comunicado oficial o, al menos, a través de su community manager que, debo decirlo, responde los comentarios que se le vienen en gana en esas redes sociales, como la de twitter, por ejemplo. ¿No es clara la afectación que este proceso generó en los aspirantes a una plaza docente al valorar inadecuadamente el rubro que refiero? Esto es así porque, si bien es cierto que hace unos meses se lanzó una convocatoria nacional base para el proceso de selección en comento, misma que se replicó en cada una de las entidades de nuestro país y, mediante las cuales, se estipularon los “requisitos” que los aspirantes tendrían que cumplir para ingresar al Sistema Educativo Mexicano (SEM), ¿por qué esa “evaluación” tuvo resultados diversos y poco objetivos o faltos de transparencia?, ¿dónde queda, precisamente, esa transparencia a la que alude el artículo 39 de la LGSCMM?, ¿los fallos u omisiones en tal proceso son responsabilidad directa de los aspirantes cuando éstos entregaron sus documentos y fueron recibidos por las instancias correspondientes?

Ahora bien, tengo claro que, a partir de la contingencia sanitaria declarada en marzo de este año, una de las etapas “importantes” en este proceso de selección se vio modificada, me refiero a la de la aplicación de instrumentos de valoración de conocimientos y aptitudes; y que, con ello, solamente se tomó en cuenta para la emisión de resultados: el promedio general de carrera de cada uno de los aspirantes, los cursos extracurriculares con reconocimiento de validez oficial, los programas de movilidad académica, la experiencia docente, el curso de habilidades docentes para la nueva escuela mexicana y, en su caso, el nivel de CENNI, para los aspirantes a impartir la materia de inglés; sin embargo, y aunque sabemos de la existencia de una fórmula para que, en caso de existir alguna duda por parte de los interesados, mediante su aplicación, ésta pueda disiparse; en los hechos, la incertidumbre reina por completo el escenario puesto que, como lo he dicho, no son claros los “criterios” que emplearon los evaluadores para valorar, por ejemplo, una constancia emitida por una escuela normal en los mismo términos.

Ahora bien, ya que hablamos de las escuelas normales, resulta inconcebible que, los responsables de este proceso de “valoración”, no hayan tenido el menor cuidado (ya no digamos el conocimiento) para verificar si una normal era pública o particular; esto, porque como también fuimos testigos, en el Estado de Puebla, la Escuela Normal Instituto Jaime Torres Bodet (por ejemplo), fue “confundida” con una particular cuando en realidad es pública. Obviamente, este pequeño error, se detectó una vez que los resultados se dieron a conocer pero, desde mi punto de vista, lo que verdaderamente fue lamentable es que se hayan “bajado” los resultados de la página que los diera a conocer para, horas más tarde, se volvieran a “subir” sin que, repito, se haya ofrecido una disculpa pública a los interesados. ¿Se imagina usted lo que pasó por la cabeza de un aspirante que, en la lista inicial, apareció en el lugar 10 y, después de que volvieran a “subir” los resultados, éste observó que el suyo se había modificado para encontrase en el lugar 20?, ¿dónde quedó la seriedad en los procesos?

Y es que precisamente este proceso, desde la aprobación y aplicación de la mal llamada reforma educativa en 2013, ha sido ampliamente cuestionado. Para quienes tenemos un poquito de mayor tiempo en el magisterio, seguramente recodaremos la serie de inquietudes que se le plantearon al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y a la CNSPD; esto, porque como bien se sabe, mientras uno se encargaba de diseñar los instrumentos de valoración, el otro, los aplicaba; hecho que generó toda una serie de reacciones que, en su mayoría, se tradujeron en un sentido rechazo porque tal evaluación no aseguraba, así como lo planteaba Aurelio Nuño, “el ingreso de los mejores maestros” porque, como también sabemos, un examen no valora otras cualidades que los docentes ponen, o pondrían en juego, al momento de estar frente a un grupo de alumnos.

Sí, tengo claro la serie de corruptelas existentes para ingresar al magisterio antes de la entrada en vigor de la mal llamada reforma educativa, sin embargo, éstas no se acabaron durante el sexenio pañanietista, aún y cuando se dijo que se pondría fin a tales cuestiones. Sí, tengo claro que, durante ese periodo, la meritocracia fue el estandarte que llevo al ex Secretario de Educación a asegurar que cualquiera podía ser maestro, sin embargo, como bien sabemos, esto no sucede así porque, por donde se vea, las instituciones formadoras de docentes, por excelencia, tienen asignada esta función y, por ende, capitalizan sus esfuerzos y capacidades para formar a los futuros maestros y maestras de México. Sí, tengo claro que, después de la aprobación de la LGSCMM, quedó establecida la preferencia que tienen estas instituciones para que sus egresados ingresen al magisterio, sin embargo, desde mi perspectiva, no tendría por qué habérsele asignado dicha preferencia porque, como he dicho, su naturaleza las lleva a formar docentes con los conocimientos necesarios para ejercer su función dadas las exigencias locales, nacionales y globales. Sí, tengo claro que las instituciones formadoras de docentes adolecen de múltiples cuestiones, pero éstas, no son directamente atribuidas a ellas puesto que, al depender del estado, su ejercicio tiene como base lo que el mismo estado el brinda.

Finalmente, quisiera comentar sobre un asunto que, desde hace ya un buen tiempo he venido señalando en diversos espacios: la transparencia en las vacantes, y las vacantes que se estipulan en las convocatorias que se emiten para concursar por un lugar en el magisterio. Un tema del que poco se habla y, si se habla, recientemente, se alude al Sistema Abierto y Transparente de Asignación de Plazas (SATAP) pero, desafortunadamente, este sistema ni es del todo transparente ni es del todo abierto; esto es así, porque las plazas siguen siendo un extraordinario botín político en los estados.

¿Qué podemos esperar sobre los concursos de promoción para los docentes en servicio? Esos… esos concursos son otra historia, pero cuya trama pareciera que será idéntica, ¿y el SNTE?

Referencias:

DOF (30/09/2020). Ley general del sistema para la carrera de las maestras y los maestros. Recuperado de: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGSCMM_300919.pdf

Fuente: https://profelandia.com/y-cuando-desperte-nuno-y-la-cnspd-todavia-estaban-ahi/

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Aprende en Casa II: las segundas partes nunca fueron buenas

 Abelardo Carro Nava

Y es que si en la primera parte de la estrategia Aprende en Casa existieron serias complejidades: ¿qué nos hace pensar que la segunda será buena? Interesante pregunta surgió en mi mente una vez que el Presidente López Obrador, conjuntamente con el Secretario de Educación, Moctezuma Barragán, presentaron la segunda parte de una estrategia que, en su primera parte, poco abonó al logro de ese aprendizaje que se esperaba adquirieran los estudiantes que cursaban alguno de los niveles educativos que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SEM) durante la contingencia sanitaria por el Covid-19.

Muchos, me incluyo, llegamos a pensar que, tras 5 largos meses en los que el trabajo docente no se desarrolló de manera presencial en cada una de las escuelas de nuestro país, la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de su titular, presentaría una estrategia que priorizara lo que en distintos escenarios se desarrolló, por parte de los maestros y maestras, para que sus alumnos aprendieran en sus hogares; pero no fue así, por el contrario, la propuesta se centró en un acuerdo para que 4 televisoras (Televisa, Tv Azteca, Multimedios Televisión y Grupo Imagen), a partir del 24 de agosto, trasmitieran de las 8 de la mañana a las 7 de la tarde, los 7 días de la semana, los contenidos para que los estudiantes “aprendan” desde sus casas. Aunado a lo anterior, también se dijo que, para la trasmisión de los contenidos educativos en comunidades indígenas, se utilizaría el sistema radiofónico del Estado, a través de canal Once, Ingenio TV, el sistema público de radiodifusión y la red de 36 radiodifusoras y televisoras educativas y culturales de México. De ahí que también se aseguró que, se producirían y trasmitirían más de 4 mil 500 programas de televisión y 640 de radio en 20 lenguas indígenas, y que todas las transmisiones contarían con lengua de señas y que los libros de texto gratuitos se imprimirían en Braille y Macrotipo (Imer Noticias, 3/08/2020).

¿Dónde quedó aquella promesa de campaña en la que afirmó, aquel candidato presidencial por Morena, que nada se haría sin la consulta a los maestros y padres de familia?, ¿por qué, durante estos 5 meses, no se recogieron las experiencias de los maestros y maestras de México?, ¿por qué, durante estos 5 meses, no se recogieron las voces y experiencias de los padres de familia sobre lo que les significó la primera parte de la estrategia?, ¿por qué, durante estos 5 meses, no se les preguntó a los estudiantes sobre las posibles bondades y/o desaciertos de dicha estrategia?, ¿por qué se menosprecio este cúmulo de saberes que representan una riqueza para la evaluación de un programa?

Quienes nos encontramos en el medio educativo sabemos bien que, al término de la ejecución de un proyecto, se tiene que realizar una valoración de lo acontecido. Eso lo tenemos claro porque, en más de una ocasión, nuestros maestros nos lo repitieron, prácticamente, hasta el cansancio. ¿Los objetivos planteados se lograron?, ¿qué factores intervinieron para que éstos pudieran, o no, lograrse?, ¿qué circunstancias se presentaron para que las acciones pudieran, o no, desarrollarse como se habían planeado?, ¿de qué manera los recursos planeados abonaron para que pudiera, o no, lograrse el proyecto?, ¿qué reflexión se puede obtener de todo ello? Éstas, son algunas de las interrogantes que, en algún momento, algunos profesores plantean para que los estudiantes, de cualquier nivel educativo, realicen un ejercicio de valoración y reflexión sobre el desarrollo de una actividad y/o proyecto encomendada por éste. Es más, algunos profesores, siguiendo lo que establece la Investigación-Acción, propician que sus estudiantes realicen un replanteamiento para que, con ello, pongan en marcha el mismo proyecto, pero con acciones que, una vez analizadas y replanteadas, logren el resultado esperado.

Desafortunadamente, en la SEP, la ignorancia pedagógica, didáctica y académica, es un hecho evidente. Esto es así porque, como he dicho, el “relanzamiento” de una estrategia fallida por parte de esta Secretaría, priorizó el pragmatismo y no el conocimiento que produce la experiencia. Y bueno, lo que el profesor, alumnos o padre de familia hicieron, o no, durante la contingencia, fue lo de menos. Es más, no importó. Claro, es obvio, darle autonomía al maestro para que éste ponga en marcha un cúmulo de estrategias para que sus estudiantes se acerquen al aprendizaje requerido, representaría un… ¿acto de rebeldía? Claro, es obvio, los planes y programas educativos tienen que cumplirse porque, de lo contrario, las organizaciones internacionales estarían insatisfechas por las acciones que la misma autonomía otorga. Y, desde luego, todo ese cúmulo de saberes “adquiridos” tienen que evaluarse porque, de lo contrario, los maestros no estarían cumpliendo con su trabajo. Por qué no se entiende que hacer poco es mucho (Carro, 2020).

Creo pues que, desde la presentación de esta propuesta, se ha polarizado y politizado un tema que, desde mi perspectiva, es fundamental para la mejora y bienestar de un país. La división encuentra sentido en aquellas voces que aseguran que, dicha propuesta, es viable porque no había de otra; por su parte, otras voces, aseguran que ésta no abona puesto que, aunque se dijo que el maestro es insustituible, la verdad de las cosas es que la televisión, o la radio, será esa figura que “dictará” los aprendizajes a seguir en tanto la pandemia no ceda terreno. En cualesquiera de los casos, yo me quedo pensando en que los alumnos pasarán un buen rato sentados frente a un televisor o radio, si es que cuenta con éstos; después, tendrán que “conectarse” o “comunicarse” por diversos medios tales como computadora, móvil (si es que cuenta con éstos) o, a través de un plan de actividades escrito y dejado en algún espacio de sus comunidades por su maestro; luego, realizar sus múltiples tareas escolares porque tienen que “aprender” los contenidos de las distintas asignaturas que, de acuerdo a su nivel, corresponda;  después, disipar dudas con sus padres o, en algunos casos, con sus profesores, mientras realiza éstas; luego, realizar algunas tareas domésticas propias de su contexto y de su región, o bien, ayudar a sus padres en su comercio o trabajo; ¡ah! pero eso sí, si no tuvieron la oportunidad de ver o escuchar lo que se trasmitió, pueden hacerlo porque los programas ahí estarán, para todos… ¿y el recreo? (Carro, 2020).

Ahora por lo que respecta a los maestros, además de los pobres cursos y consejos técnicos sin sentido, con seguridad trabajarán siguiendo la misma dinámica que sus alumnos, simple y sencillamente, porque así lo mandata su autoridad educativa; trabajo acompañado, desde luego, de sus respectivas evidencias porque, indiscutiblemente, también las solicita su autoridad educativa… ¿Y la autonomía? (Carro, 2019).

Luego entonces, una pregunta que he podido leer cuando la crítica a tal estrategia se hace presente a través de distintos medios de comunicación, ¿y usted qué propone? Me lleva a pensar que tal cuestionamiento busca, por un lado, una respuesta a lo que la misma autoridad no pudo responder o bien, que le otorgue una posible solución a todos los males que han aquejado al Sistema Educativo, aún, antes de la contingencia. Por mi parte, considero que hay cientos de respuestas y que éstas se hallan en cada uno de los profesores que son parte de ese Sistema porque, si bien es cierto que la SEP mandata y/o regula “algo”, también es cierto que el profesor o profesora, además de considerar aquello que se mandata, busca alguna otra estrategia para que sus alumnos aprendan. ¿Esto es autonomía? En sentido estricto sí lo es, pero es una autonomía relativa, oculta, que no se sobrepone a lo establecido porque, al final de cuentas, se cumple con lo que la autoridad mandata y no lo que la generación de aprendizajes requiera.

¿Qué pasó con la radio comunitaria, el perifoneo, los cuadernillos, el periódico, la revista, las historietas, entre otros?, ¿podrían ser parte de otras propuestas?

En este sentido, hay quien afirma que Aprende en Casa II no es una estrategia “nueva”, porque ya se cuenta con un modelo llamado “Telesecundaria”, y en parte es cierto, no obstante, permítanme referir que tal especialidad está dirigida a subsanar el rezago educativo en comunidades rurales e indígenas del país, lo cual me lleva a pensar que el Presidente, y el propio Secretario de Educación, al plantear una segunda parte de una mala película, reconocen que México presenta un rezago educativo, pero también, que la televisión ha sido el medio a través del cual, más del 90 por ciento de la población, se ha “educado” a través de los años.

¡Qué contradicción!


Referencias:

Flores, A. (3/08/2020). El 24 de agosto reinician clases a distancia en alianza con canales de TV. Imer Noticias. Recuperado de: http://noticias.imer.mx/blog/24-de-agosto-reinician-clases-a-distancia/

Carro, A. (28/04/2020). Hacer poco es mucho; pero la SEP no entiende esto. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/hacer-poco-es-mucho-pero-la-sep-no-entiende-esto/

Carro, A. (12/05/2020). ¿Y el recreo? Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/y-el-recreo/

Carro, A. (4/08/2019), “Zombies en la SEP. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/zombies-en-la-sep/

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/aprende-en-casa-ii-las-segundas-partes-nunca-fueron-buenas/

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Los Educadores en manos de las universidades, ¿y las normales?

Por:  Abelardo Carro Nava

Para pocos es desconocido el menosprecio del que fueron objeto las escuelas normales durante el gobierno peñanietista. La mal llamada reforma educativa de 2013, trajo consigo una serie de ataques y denostaciones hacia el normalismo mexicano como nunca antes se había visto. En este tenor, el sueño de Aurelio Nuño, ex secretario de educación, de desaparecer a estas instituciones formadoras de docentes no se cumplió pues, aunque durante su “administración” fue notoria esta intención, la soberbia no le permitió observar la fortaleza de estas escuelas, pero también, lo que los tiempos electorales traerían consigo en 2018. ¿Torpeza?, ¿miopía?, ¿desconocimiento?, ¿errado asesoramiento? Con seguridad la respuesta a tales cuestionamientos las tendría este ex funcionario, por mi parte, considero que todo este cúmulo de cuestiones, además de los trágicos eventos ya conocidos de la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014, en Iguala, Gro., hicieron visible el abandono al que fueron sometidas las normales por mucho tiempo, pero también, una de sus características más importantes dado el encargo social impuesto en México: la formación de maestros.

Con este escenario, en mayo de 2018, fuimos testigos del lanzamiento de una sentida demanda histórica del normalismo mexicano: su fortalecimiento. Y es que, por esas fechas, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, en Guelatao, Oax., había presentado los 10 compromisos que, a decir de él, serían la base para impulsar y fortalecer la educación en México; como parece obvio, destacaron en dichos compromisos: la cancelación de la mal llamada reforma educativa (compromiso 6), la entrega de becas mensuales a estudiantes (compromiso 4), y el fortalecimiento a las escuelas normales y a la Universidad Pedagógica Nacional (compromiso 5) (El Financiero, 12/05/2018).

Pasado el momento electoral, y una vez que los votos llevaron a la victoria a este político tabasqueño, el pasado 1 de diciembre de 2018, tomó posesión del encargo que los mexicanos le habían conferido. Con tal designación, algunos de esos compromisos anunciados en Guelatao no se hicieron esperar y, después de intensos jaloneos, tanto en la Cámara de Senadores y Diputados, el 9 de mayo de 2019 se aprobó la reforma a los artículos 3º, 31º y 73º constitucionales (Aristegui Noticias, 9/15/2019) publicándose éstos en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 15 de mayo de ese mismo año.

Por lo respecta a las escuelas normales, y a su tan anunciado fortalecimiento, en el Transitorio Décimo Primero del Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de los artículos 3º, 31º y 73º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia educativa (DOF, 15/05/2019) quedó asentado que: “…para dar cumplimiento en el párrafo noveno del artículo 3º., el ejecutivo federal, en un plazo no mayor a 180 días contados a partir de la entrada en vigor de las presentes disposiciones, definirá una Estrategia nacional de Mejora de las Escuelas Normal, la cual establecerá acciones para su fortalecimiento”. Y, para este propósito, la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de la Subsecretaría de Educación Superior (SES), la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) y el entonces Mecanismo de Coordinación Nacional de Autoridades de Educación Normal (MCNAEN), lanzaron en el mes de marzo de 2019, una convocatoria para que la comunidad normalista de todo el país, participara en el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales Públicas. Congreso que fue inaugurado por el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, el 16 de mayo de 2019, en el Estado de México (Voces Normalistas, 16/05/2019); esto, como puede usted observar, una vez que las reformas a la reforma educativa de 2013 se habían aprobado.

Al respecto es importante señalar que, dicho Congreso, se desarrolló en 4 etapas, la primera de ellas tuvo lugar en el Estado de México (mayo 2109), la segunda en San Luis Potosí (julio 2019), la tercera en Baja California Sur (agosto 2019) y, la última, en Puebla (octubre de 2019). De los trabajos que realizaron, durante esas etapas, poco más de 250 Delegados Nacionales Normalistas (directivos, profesores y alumnos) provenientes de todos los rincones del país, se obtuvo la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales (SEP, 2019). Para conocer un poco sobre el desarrollo de los trabajos de dichos delegados, le invito leer los artículos de opinión que, en distintas fechas y en diferentes espacios, publiqué en aquellos días: “El normalismo mexicano: entre el olvido y la 4T”, “Los resolutivos de San Luis Potosí para la transformación de las normales”, “El congreso de normales: la esperanza para el normalismo mexicano”, “Presupuesto para las normales: de prioridades a prioridades”, “Crónica de una muerte anunciada: la estrategia para las normales”, “Y dale con las normales”, “La estrategia para las escuelas normales: un réquiem y… ¿su entierro?” (Ver referencias).

Así pues, en el documento denominado Estrategia Nacional para la Mejora de las Escuelas Normales, específicamente, en el eje estratégico 2. “La escuela normal y su planeación hacia el futuro que permitirá impulsar procesos de enseñanza y aprendizaje; además se recuperará la formación inicial y reconocerá a las maestras y maestros como profesionales de la educación”, se estableció que: “La proyección al futuro de las Escuelas Normales requiere fortalecerlas e impulsar un proceso de transformación en función de las demandas actuales y futuras del entorno social (local, nacional y global), impulsando los valores para la convivencia en el marco de la diversidad y de las políticas públicas generadas por la colaboración con organismos internacionales. Su oferta educativa debe responder a las exigencias diferenciadas de formación en el campo de educación: inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior; especial, inclusión educativa, educación física, artística, indígena e intercultural. Los objetivos de este sistema deberán articularse en un proyecto de país humanista, equitativo y democrático, con sustento en el ejercicio de los derechos humanos, responsabilidades y voluntades que atiendan el desarrollo personal y colectivo, y contribuyan a disminuir los índices de pobreza, discriminación y rezago social con el fin de lograr la excelencia educativa”.

Tal proyección se derivó, repito, de los trabajos que los Delegados Nacionales Normalistas realizaron durante las cuatro etapas referidas y, en las que me consta, se discutieron ampliamente estos temas con el objetivo de proponer una serie de acciones que llevaran a las escuelas normales, a brindar un servicio educativo conforme a las necesidades y demandas que el mundo actual impone día a día; no obstante, lo anterior, tal parece que a quienes se encargan de dirigir los destinos de la educación en nuestro país, me refiero al actual Secretario de Educación, y colaboradores, se les olvidó que: 1. esta Secretaría emitió una convocatoria para el congreso nacional referido en marzo de 2019, 2. que durante las 4 etapas en las que se desarrollaron los trabajos del congreso emanaron importantes acuerdos, producto de intensos debates que los Delegados Nacionales sostuvieron, 3. que esos acuerdos, fueron mayormente plasmados en la estrategia nacional de mejora ya referida, 4. que el fortalecimiento de estas instituciones, si bien es cierto que pasa por la oficina del Secretario, habría que recordarle que fue una promesa de campaña, luego un mandato constitucional y, ahora, una lejana realidad por lo que a continuación brevemente expongo.

El pasado 20 de julio, José Antonio Román, a través del periódico La Jornada, publicó una nota cuyo título dejó frío a más de uno: “Quince universidades públicas darán licenciatura en Educación Inicial” (La Jornada, 20/07/2020). En esta nota se especificó que, un total de 15 universidades públicas del país, impartirían desde el próximo ciclo escolar 2020-2021 la nueva licenciatura en educación inicial, con el objetivo de atender un déficit en la formación de profesionales que enfrenta el país para la atención y cobertura de la primera infancia porque, actualmente, existen más de 14 millones de niños y niñas sujetos a derecho a la educación inicial, de los cuales, el 86 por ciento está fuera de cobertura; asimismo en tal comunicado, cuya base se encuentra en el boletín No. 195 que emitió la SEP ese mismo día, se aseguró que, tanto los rectores de las universidades que impartirían la carrera y el propio Secretario de Educación, revisaron el plan previsto para cursarse entre tres a cinco años (SEP, 2020).

Al respecto me pregunto: ¿y las escuelas normales?, ¿y los acuerdos logrados por los Delegados Nacionales asistentes al congreso nacional para el fortalecimiento y transformación de las escuelas normales públicas?, ¿y la estrategia nacional de mejora de las escuelas normales?, ¿y la proyección planteada en el eje de análisis ya referido? Consecuentemente: ¿de qué manera se pretende fortalecer a las normales si a las universidades se les confiere la formación de educadores para la infancia?… ¿otra vez el menosprecio?

En este sentido, desde luego que es respetable el papel que juegan en estos tiempos las universidades del país dada la formación de profesionales en sus distintas áreas o disciplinas, pero ¿por qué menospreciar la formación de profesionales en educación inicial cuando en el país, al menos en tres estados, ya se oferta la licenciatura en educación inicial por diversas escuelas normales?, ¿no habría otra forma o mecanismo para que las universidades accedieran a mayores recursos por parte de la federación?, ¿por qué no trabajar para aperturar esta licenciatura en las escuelas normales de México?

Lo anterior sin olvidar que, en la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros se establece, en su artículo 40 párrafo segundo, que: “…los egresados de las escuelas normales públicas del país, de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y de los Centros de Actualización del Magisterio, tendrán prioridad para la admisión al servicio público educativo”. Entonces, ¿qué pasará con los egresados de estas 15 universidades?, ¿les será otorgada una plaza automática para que laboren en algún centro educativo lo cual violentaría la ley aprobada en mayo de 2019?, ¿será que la UPN pretende apropiarse de esta forma de participación para la formación de licenciados interinstitucionales en educación inicial y gestión de instituciones?, ¿por qué echar al olvido el plan de estudios 2013 para la licenciatura en educación inicial que se oferta en escuelas normales de Puebla, Yucatán y Durango?

En suma, considero que las escuelas normales no son nuevas en la formación de formadores para la educación inicial; si usted revisa los datos que proporciona el Sistema de Información Básica de la Educación Normal (SIBEN), podrá observar, que hay información que asegura la existencia de una matrícula importante en la Licenciatura en Educación Inicial 2013 en los tres estados que ya he referido (https://www.siben.sep.gob.mx/pages/estadisticas_recientes), entonces, ¿por qué de nueva cuenta el olvido?

Bendita campaña, benditos compromisos, bendita transformación.


Referencias:

Fuente: https://profelandia.com/los-educadores-en-manos-de-las-universidades-y-las-normales/

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