Asia/Irán/7 de febrero de 2017/Fuente: BBC MUNDO
Los bahaíes, la minoría más grande de no musulmanes en Irán, son reprimidos de muchas maneras.
Una de ellas es que tienen prohibido asistir a la universidad. Algunos estudian a escondidas, pero para aquellos que quieran realizar estudios de postgrado, la única alternativa es dejar su país y estudiar en el exterior.
«Recuerdo a mi padre mostrándome las cicatrices en su cabeza de cuando era pequeño y otros niños lo golpeaban de camino al colegio», le dice Shirin a la periodista de la BBC Lipika Pelham.
«Por supuesto, yo no le dije a mi padre que me pasaba lo mismo mientras crecía en Irán en los años 80. Yo sabía que él rezaba y esperaba que el mundo fuera mejor».
Sin embargo, la persecución de los bahaíes incrementó tras la Revolución Islámica en 1979.
Y cuando el hijo de Shirin, Khosru, comenzó a ir al colegio, ella una vez más tuvo que esconder las malas noticias de su padre.
«No le dije que los hijos, de los hijos, de los hijos de quienes le dejaron las cicatrices, ahora dicen que mi hijo no se debe tocar» dice ella.
Cursando el octavo grado, cuando Khosru le dijo a los otros niños que era bahaí, lo marginaron inmediatamente.
«Los otros niños no me tocaban«, dice él, «y si yo los tocaba, se iban a tomar una ducha».
Desde los inicios del bahaísmo, a mediados del siglo XIX, el establishment chiita lo considera «una secta desviada», ya que rechaza que Mahoma fuera el último profeta.
El bahaísmo es una fe monoteísta cuyos fieles siguen las enseñanzas de Bahá’u’lláh, un hombre que vivió en Persia (antiguo Irán) entre 1817 y 1892.
Pero en los sitios web oficiales se describe a los bahaís como «apóstatas» e «impuros».
Clandestina
Aun así, para un bahaí el problema realmente comienza cuando termina sus estudios de secundaria.
A Shirin, por ejemplo, se le dijo que por ser bahaí no podría ingresar a la universidad. Su única opción era atender en secreto a la universidad clandestina de los bahaíes, el Instituto Bahá’í de Educación Superior (BIHE).
El centro fue establecido a mediados de los años 80 por profesores y estudiantes que habían sido expulsados de universidades iraníes tras la revolución.
Surgió como respuesta a la continua campaña del gobierno iraní para negar el acceso de los bahaíes iraníes a la educación superior.
Shirin ingresó en 1994.
En ese momento sólo se ofrecían dos carreras: ciencias o estudios de religión. Y ella optó por estudiar Religiones Comparadas.
Actualmente la universidad indica en su página web que ofrecen 38 programas universitarios.
En la época de estudiante de Shirin los sermones se llevaban a cabo en salones de clase improvisados, en casas privadas de Teherán.
Le tomó seis años completar sus estudios, y fue en ese momento que le cayó el balde de agua fría.
No habían oportunidades para que ella continuara sus estudios de postgrado y no había campo laboral donde ella pudiera aplicar lo que había aprendido.
Poco después, comenzó una ola de represión contra los bahaíes académicos, con incursiones en aulas clandestinas y la detención de muchos maestros del BIHE.
Shirin vio que su mundo se derrumbaba. Así que cuando supo de un sistema para obtener visas para ir a Reino Unido, inmediatamente inició el procedimiento.
«Me postulé inmediatamente sin perder siquiera un segundo. No me importaba cómo se llamaba la visa. Tenía que irme«, dijo.
Shirin llegó a Reino Unido en 2003 y empezó en un trabajo de tarde en un restaurante italiano en Scarborough.
Sin embargo, nunca se olvidó de lo que había ido a hacer a aquél país, de lo que debía lograr.
Una noche oscura y brumosa, cruzó decidida las puertas de la Universidad de Birmingham y anunció que tenía un título de una universidad clandestina de Teherán en estudios religiosos.
Para su sorpresa, a la semana siguiente le pidieron que volviera y le ofrecieron una plaza.
«Fue mucho más que un milagro, fue más allá de cualquier expectativa, más allá de mis sueños más desquiciados», reconoce.
«Hasta el día de hoy siento que esa fue la mejor recompensa por nunca comprometer mi fe».
Shirin terminó su título en el 2006 y se fue de Reino Unido a EE.UU., para ayudar a su hermano allí, en un país en el que muchos de sus familiares amigos y colegas han encontrado un refugio de la persecución.
Pero pronto comenzó otra ofensiva contra los bahaíes en su hogar, Irán.
Espías
En el 2008, siete miembros del cuerpo administrativo del bahaísmo, los Yaran, fueron arrestados y acusados, entre otras cosas, de espiar para Israel.
Después de un juicio en la corte revolucionaria en el 2010, fueron arrestados y sentenciados a 20 años de prisión.
En este momento, otra joven bahaí, Mona, se postulaba para la universidad en Teherán.
«Hice un examen de ingreso de la Universidad de Teherán. Se supone que te envían una tarjeta que explica cómo y dónde tienes que registrarte si eres aceptada, y debes indicar tu religión en la tarjeta», le dijo a la BBC.
«Yo escribí que no era musulmana. Había una opción de escoger ‘Otros’ y esa fue la que yo seleccioné. No había opción para los bahaí», recuerda.
«Cuando me regresaron la tarjeta, dijeron que estaba bien y que me podía registrar, y en la sección de religión escribieron musulmana».
«Según mis creencias, uno no debe mentir sobre su fe, ni siquiera ante la muerte. Por eso, les escribí aclarando que no era musulmana,», cuenta.
A lo que le contestaron: «Buena suerte, no puedes ingresar a la universidad«.
Igual que Shirin, Mona sólo tenía una opción: la universidad clandestina. Y dice que fue una experiencia inolvidable.
«Me acuerdo de las caras de todos mis amigos que venían de otras ciudades de Irán, desde muy lejos», relata.
«Les tomaba tal vez 16, hasta 20 horas llegar a Teherán. Sus caras se veían muy cansadas».
«Fue muy difícil. Teníamos una clase de 8:00 de la mañana al mediodía en el este de Teherán, y la segunda clase de 2:00 a 6:00 de la tarde en el oeste. ¡Era agotador!», exclama.
«Algunas veces no teníamos a los maestros en persona, si no que los veíamos por Skype. Nos enseñaban desde EE.UU. o Canadá«.
Después de graduarse, se encontró con las mismas dificultades que Shirin una década atrás, y optó por una solución similar.
En 2009 se escapó a Nueva York, vía Austria, bajo un programa internacional para repatriar refugiados perseguidos por razones religiosas.
El año anterior había completado su maestría en psicología.
«Se siente increíble. No puedo creer que ya pasó todo. ¡Hasta tendré una graduación!», se alegra.
«Cuando me gradué del BIHE, arrestaron a todos mis profesores. Nunca tuvimos una ceremonia de graduación».
En Estados Unidos se encuentra una de poblaciones bahaíes más grandes del mundo.
Los primeros miembros de la comunidad llegaron en 1912, cuando Abdu’l Bahá, el hijo del fundador de la fe Bahá’u’lláh, pasó once meses promoviendo la religión en el país.
Los títulos del BIHE son aceptados en la mayoría de las universidades estadounidenses, como fue el de Mona en Columbia, y muchos voluntarios del BIHE están basados en Estados Unidos.
«Los estudiantes y los instructores en Irán pueden terminar en la cárcel simplemente por ser estudiantes e instructores. Así que no solo hacen algo que es difícil, también es peligroso», le dice el profesor Thane Terril, un convertido a la fe bahaí que ahora dirige cursos de entrenamiento para profesores en línea para estudiantes de postgrado, a la BBC.
En un café de la zona alta del este de Manhattan, donde Abdu’l Bahá se hospedó una vez, Shirin señala que nunca pudo entender lo que el régimen tiene en contra de los bahaíes.
«Abdu’l Bahá enfatizaba que Oriente y Occidente deben encontrarse«, dice.
«Creo que el enfoque de la vida en colectivo es lo que entendemos como la cultura oriental, y el enfoque individualista de la vida es lo occidental», explica.
«Y cuando los dos se fusionan, es cuando se tiene una cultura muy hermosa».
Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38713030?ocid=socialflow_twitter
Imagen: ichef.bbci.co.uk/news/624/cpsprodpb/FD68/production/_93827846_gettyimages-125599203.jpg