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La pregunta del millón: qué profesión estudiar

Por: Educabolivia

Una joven se detuvo frente a las puertas de la Universidad. Se puso nerviosa y pensativa, durante un largo rato se quedó paralizada, luego de terminar sus estudios había llegado el momento de elegir su futuro y se preguntó: ¿ahora, qué carrera profesional debo elegir?. Esta pregunta que se hacen padres de familia y estudiantes tiene un sin fin de respuestas e incluso existen test para determinar las posibles respuestas, por lo que no es recomendable tomar en cuenta un solo referente. Pero los especialistas consideran que en última instancia quién debe tomar esta importante decisión es el propio interesado.

En algunos centros especializados lo primero que realizan es una entrevista para determinar las aptitudes de una persona. En la oportunidad, se determina la afición, las actividades que más le gustan y otros en compañía de los padres, porque ellos también conocen las características de sus hijos e hijas. Posteriormente, se realiza una serie de pruebas donde se determina cuáles con sus relaciones interpersonales, su desenvolvimiento, los gustos, las preferencias y un test proyectivo que refleja la personalidad del interesado.
Concluido este proceso se procede a realizar un diagnóstico en presencia del interesado y sus padres para explicar los resultados. Esto permite determinar en qué medida afecta la decisión que habían proyectado ambos. Pero esto se trata sólo de una guía y no siempre es el resultado que se esperaba.

Los test son variados y dependen de muchas variables que con el tiempo han cambiado y se han mejorado. En este tipo de pruebas se evalúa si por ejemplo una persona tiene afición por el lenguaje, las matemáticas y de esta forma se puede concluir qué futuro le espera a esa persona.

Estas pruebas duran de minutos a horas y dependerá del especialista que esté a cargo. Se conoce que muchas personas se quedaron conformes con los resultados de este tipo de pruebas y mostraron satisfacción, pero también existen aquellos, por cierto pocos, que no se sintieron conformes porque pensaban que se trataba de un resultado absoluto.

Prueba
Pero qué pasa si no existen los recursos económicos para recurrir a estos especialistas o existen dudas respecto a su aplicación. Pues bien, existen algunas pautas que deben ser tomadas en cuenta como referente y no como algo definitivo.

En la elección de una carrera profesional es importante el criterio que tengan los padres de familia, pero no es recomendable que presionen a sus hijos o hijas para que elijan una determinada profesión. Existe un caso real de un joven que fue obligado a estudiar la carrera de medicina fuera del país y cuando llegó le entregó su título a sus padres y se dedicó a otras actividades y nunca ejerció la profesión que habían elegido sus progenitores. Los padres son quienes más conocen a sus hijos y por eso tienen un gran peso en la balanza de las decisiones, pero ojo, no tienen la última palabra. Ellos conocen la capacidad de sus hijos, sus gustos y otros aspectos que dan una pauta para saber por dónde ir. Saben cómo les fue en la escuela, las materias fuertes; entonces ayuda a construir una hipótesis.

Lo recomendable es que tanto los padres como los futuros profesionales presten mucha atención en los gustos y las aficiones, debido a que esto puede representar una perspectiva de la elección. Incluso los especialistas ven con muy buenos ojos que los estudiantes puedan realizar un recorrido por algunas áreas laborales para efectuar una buena elección. Padres y estudiantes harían bien en explorar distintas actividades e incluso ayuda el que vean documentales que ofrecen algunos canales de cable, buscar información en Internet, etc., porque esto podría contribuir a determinar si una persona elija una carrera determinada.

Los especialistas consideran que las pautas las dan los gustos, las aficiones, las áreas más fuertes y otros que marcaron al estudiante durante su vida escolar, pero en última instancia quién debiera escoger el mejor camino que debe tomar es el interesado.

Fuente: http://www.educabolivia.bo/index.php/sitios-educativos?id=16&limitstart=0

Imagen: https://www.google.com/search?q=que+profesion+estudiar&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjr89vChbPMAhXIpB4KHb0PBzYQ_AUIBigB#imgrc=H1hR_GBeUGN_mM%3A

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Cuando el enfado se hace habitual

Por: EducaBolivia

Es sabido que hay padres o madres que se encuentran en un estado constante de enojo o enfado. Recurren a él para conseguir sus propósitos. Han llegado a esta situación sin darse cuenta e incluso no son conscientes de que ese estado de enfado permanente se manifiesta y crea en los demás de su círculo social y familiar más inmediato un estado de nerviosismo y más en los hijos que suelen recibir, por desgracia, improperios, mensajes inadecuados que producen desorientación.

También suele ocurrir que los padres que recurren con frecuencia al enfado hacen propósitos para no llegar a él y aguantan una situación problemática pero no logran su objetivo y terminan por caer en lo más fácil y casi lo único que saben hacer que es aplicar la fuerza, gritar, insultar, etc. Esto supone una frustración más porque han caído como siempre en la misma situación y les crea malestar interno. Todo esto porque ven que si no recurren al enfado los demás no la toman en serio, los hijos no le obedecen y es una forma de autoafirmarse, adquirir autoridad ante los demás.

En lugar de distanciarse o afrontar las cuestiones y los conflictos en su etapa inicial y aguantar a que el hijo sepa reaccionar y así evitar la reprimenda, recurren a enfadarse para exigir una respuesta. El resultado es el constante enfado.

Lo peor viene cuando deben incrementar constantemente el nivel de enfado para seguir obteniendo autoridad y los resultados deseados. Esto es un peligro porque en algún momento está el límite y por otro lado también es difícil discernir en qué medida hay que enfadarse ante un problema presentado por un hijo.

Los hijos deben aprender a reaccionar ante un enfado

Lo que ocurre es que el enfado en sí no es malo, al contrario, los hijos deben aprender a reaccionar ante un enfado y asumir el malestar que causa en el otro una situación problemática generada por ellos. En algunas ocasiones, el enfado es la única respuesta razonable ante determinadas situaciones como por ejemplo poner en peligro la integridad física de un hermano; cuando se es desconsiderado con los sentimientos de los demás; o cuando el hijo se niega a atenerse a las decisiones de la familia respecto a cuestiones importantes.

En cierto momento se llegó a decir que era negativo enfadarse y podía herir la sensibilidad del menor. Esta idea provocó que hoy día haya muchos padres teman mostrar enfado. Esta actitud se da en situaciones en que el padre o madre está muy nervioso, «explotaría» de buena gana y no lo hace y ofrecen como respuesta al niño una sonrisa que en muchas ocasiones resulta irónica o burlona con lo que confunde aún más al niño y puede que el resultado obtenido sea más negativo todavía. Si por el contrario los padres no consiguen controlar sus instintos y llegan a mostrar su ira el «terremoto» que se produce es nefasto.

En las situaciones descritas anteriormente, el hijo va controlando su comportamiento y mide o pone a prueba el nivel de tolerancia de los padres. Los padres sensatos se reservan el enfado para cuestiones y comportamientos que realmente lo merecen.

No abusar del enfado

Como en toda reacción humana, si se abusa del enfado llega a perder efectividad. Es como esa alabanza constante que hacemos hacia el hijo cuando realmente no se la merece, en realidad, no se consigue el efecto esperado de aliviar y reforzar al niño. Con el enfado ocurre algo parecido. El enfado habitual se convierte en rutinario y deja de ser eficaz para conseguir propósitos.

Cuando los padres caen en el enfado habitual y quieren cambiar deben empezar por preguntarse en cada situación vivida si merece la pena que se enfaden. Hubo una vez alguien que dijo que para controlar los comportamientos irascibles de los padres es mejor contar hasta 10 antes de responder ante una situación problemática generada por un hijo. Así que ya saben, podría ser una buena forma de comenzar.

El enfado consume una gran cantidad de energía que es mejor utilizar para establecer comportamientos aceptables y evitar los conflictos y así se evita la situación de enfado. Y es que el enfado se puede predecir.

Resentimientos acumulados de los padres

Ocurre frecuentemente que los padres sometidos a una situación en que tienen que estar largos ratos con los hijos, satisfaciendo sus necesidades, cediendo ante sus peticiones, aguantando sus discusiones, llegan a acumular «resentimiento» en su interior hasta que por algo trivial, sin importancia, que supone la gota que rebosa el vaso, reaccionan de forma enérgica y por tanto negativa. Y realmente lo que colma el vaso puede ser cualquier respuesta, acto, actitud del niño que no requiere un enfado tan contundente por parte de los padres. La reacción resulta desproporcionada.

Para evitar situaciones como las descritas en el párrafo anterior es necesario que los padres se planteen desde el principio expresar sus sentimientos en cuanto empiezan a observar que las cosas no salen como ellos esperan. De esta forma están evitando llenar innecesariamente el vaso de frustraciones y por tanto previenen la explosión desproporcionada en la que, por norma general, se pierden los papeles y no se sabe lo que se dice. Ni que decir tiene que el malestar posterior que se genera en el adulto le llena de congoja y remordimiento que se transmite sin querer a todos los miembros de la familia.

Hay que tener cuidado con los mensajes que transmitimos a los niños en un estado de cólera y enfado grave. Estos malos tratos verbales llegar a crear sentimientos duraderos y profundamente enraizados de inseguridad y falta de confianza en uno mismo, e incluso de odio contra uno mismo y autodesprecio por pensar que son ellos mismos los culpables de haber generado la situación que ha llevado al enfado del adulto. Los padres deben plantear los límites a sus enfados.

Esto es posible. Ya hemos afirmado que es adecuado que un padre muestre su enfado pero hay una serie de reglas que hay que conocer y cumplir. En primer lugar hay que saber que atacar al niño en lugar de al comportamiento es destructivo.

Los enfados inadecuados

En casa se le ha repetido hasta la saciedad a Eva que coloque su habitación. La niña, un día más ha hecho caso omiso a la norma y la madre cansada de tanta despreocupación y desobediencia se ensaña con la niña: «eres insoportable, estoy cansada de repetirte las cosas», «te estás malcriando porque eres una consentida», «no vas a conseguir nada con esta actitud de desprecio a los demás»

La consecuencia es que la niña termina llorando, dolida, la casa se llena de silencio tenso y Eva no comprende esa reacción tan desproporcionada por parte de su madre cuando encima otros días ha hecho lo mismo y la madre no le ha hablado de esa manera para terminar como en otras ocasiones que además la madre coloca la habitación lo que le supone un gasto de energía innecesario.

Realmente, la madre ha utilizado su enfado de una manera inadecuada porque ha atacado a Eva en lugar de a su comportamiento. Por eso una respuesta más eficaz y adecuada hubiera sido centrarse en la conducta y actitud en lugar de atacar a la niña: «hoy no quedas con tus amigas», «esta situación no debe repetirse», «puede que mañana consigas cumplir la norma»

Resentimientos de los niños

Otra regla a tener en cuenta y que surte efecto es limitar la cantidad de tiempo utilizado para tratar un comportamiento específico. Todos aquellos regaños que duren más de un minuto pierden efectividad y son contraproducentes, porque los niños se desconectan a partir de ese tiempo y empiezan a acumular resentimiento. Para colmo los padres no terminan con el regaño sino que siguen refunfuñando en voz alta con lo que la transmisión de malestar y enfado perdura en el tiempo casi de forma inmemorial.

En ocasiones, hemos podido escuchar a un niño comentar que no le hacía caso, por ejemplo, a su madre porque siempre estaba enfadada, y sin embargo su padre se enfada muy pocas veces por lo que cuando lo hace hay que tener mucho cuidado y además lo hace de una forma controlada, sin alzar la voz.

Por otro lado ya sabemos que los niños aprenden fundamentalmente por imitación de lo que ven en los que le rodean, los adultos, sus padres. Quiero decir que debemos tener en cuenta que el enfado de los padres genera enfado en los niños. Y si conocemos el principio de que a un enfado se reacciona con otro enfado, es preciso limitar el mismo a las cuestiones que realmente lo merecen.

Causas del caracter agresivo de los niños y adolescentes

Muchas investigaciones han llegado a la conclusión de que el carácter agresivo y violento que aparece en los niños y adolescentes se debe a diversas causas conocidas -la mayoría de ellas relacionadas con la familia- como son, entre otras:

Exposición a la violencia en el hogar.
Factores genéticos (hereditarios de la familia).
Exposición a la violencia en los medios de comunicación (televisión, internet, juegos de video, etc.).
Combinación de factores de estrés socioeconómicos de la familia (pobreza, carencia de medios, etc.).
Separación matrimonial, divorcio, desempleo, falta de apoyo por parte de la familia, etc.

De entre las causas citadas encontramos una que destaca y que tiene estrecha relación con lo que venimos describiendo en este artículo y es la exposición a la violencia en el hogar que se manifiesta a través de esas inadecuadas maneras en la familia que denunciamos desde aquí.

Por esta razón debemos defender la siguiente conclusión: no se debe reaccionar de forma enérgica ante problemas de escasa importancia. Si esta recomendación no la cumplimos corremos el riesgo de que los hijos terminen siendo agresivos habitualmente en la familia y expresen esa actitud y manera de ser con sus amigos y en definitiva fuera del hogar. Esta situación evidentemente recaería sobre nuestra responsabilidad y conciencia y nos pesaría si realmente somos padres responsables.
Por último hay que decir que en este tipo de familias el enfado se convierte en la forma habitual de comunicarse. Cualquier mensaje por trivial que sea se transmite con malas maneras y no son conscientes de que existen otras formas alternativas de comunicación que seguro potencian el bienestar y las buenas relaciones. Y llama la atención en estas familias que sean educados con personas fuera del núcleo familiar y sin embargo no son capaces de comprender que también tienen una obligación con los suyos. No olvidemos que vivir en una situación constante de enfado genera mucho desgaste emocional.

Publicado originalmente en:

http://www.educabolivia.bo/index.php/comunidad/desarrollo-y-crecimiento/4630-cuando-el-enfado-se-hace-habitual

Fuente de la Foto:

http://mejoratubasquet.seleccionmexicanadebaloncesto.com/2015/01/el-enojosacale-provecho.html

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A practicar la lectura comprensiva

Por: Educabolivia

Existen muchos momentos en que los padres comparten más tiempo con los hijos y es ahí donde debe trabajarse o mejor dicho, intensificarse, los lazos de comunicación y confianza y que mejor que la lectura como un medio para lograr amarrar ese lazo de unión que deseamos tener con los hijos.

Se aconseja inculcar en ellos el gusto por la lectura mínima, todo para que muerdan el anzuelo del deseo por aprender, para entender mejor el mundo del conocimiento y para nadar en los mares de la fantasía. ¿Qué debemos hacer primero? Quitarles la idea de que la lectura es aburrida. ¿Cómo lograr esto? Encontrando el libro o una lectura apropiada de acuerdo al gusto que tengan y por supuesto tomando en cuenta su edad.
El Portal educabolivia aconseja aprovechar el tiempo libre, no solo en juegos y deportes, sino en compartir lecturas emocionantes que sean sentidas como tiempos de goce, como actividades lúdicas entre padres e hijos y no como una obligación.
Los consejos son puntuales y sencillos para lograr esa motivación, que muchas veces están perdidos o en algún caso dormidos, pero de ninguna manera muertos.
En primer lugar, como padres de familia, dejen que sean los pequeños quienes escojan los libros. Cuando busque libros que puedan gustarles a sus hijos, tenga en cuenta lo siguiente: su edad, sus intereses o las recientes experiencias del niño o niña (mudanza, vacaciones, visita a sus abuelos, visita al zoológico, etc.).
Niños entre los 7 y 10 años se interesaran sobre historietas, dinosaurios, superhéroes, etc. Los preadolescentes entre los 11 y los 15 años estarán interesados en lecturas sobre música, las tribus urbanas, los cambios corporales y emocionales de su edad, etc. Mientras que para los jóvenes de más de 15, los temas que les gusten para la lectura se enmarcaran plenamente en sus intereses ya definidos.
A tomar en cuenta los tipos o niveles de lectura
Lectura subsilábica: Es la lectura que realiza el niño, cuando para leer una palabra, por sencilla que sea, nombra cada letra para ir formando las sílabas, las que a su vez une para ir formando las palabras. En resumen se refiere al deletreo.
  • Lectura silábica: El niño lee sílaba a sílaba las palabras.
  • Lectura vacilante: Se caracteriza por la inseguridad del lector, el cual desatiende signos de puntuación, repite frases ya leídas y se detiene en algunas palabras para ir formando un deletreo mental.
  • Lectura corriente: Es la que posee un lector maduro el niño va leyendo con cierta rapidez y fluidez, respeta a veces la buena pronunciación de las palabras y en general atiende a los signos de puntuación.
  • Lectura expresiva: Reúne las cualidades de la lectura corriente, pero agrega la expresión al contenido de lo que se lee. Imprime a la voz los matices de entonación necesaria al texto que lee, lo que le permite a él y al oyente darse cuenta de los estados de ánimo que el otro imprimió al texto.
  • Lectura combinada: Dentro de los tipos de lectura se pueden dar características combinadas. Ej. Lectura vacilante con lectura corriente.
De acuerdo a la catalogación anterior, como padre de familia, se dará cuenta en qué nivel se encuentra su hijo o hija, por lo que le recomendamos tome en cuenta esos criterios para elegir el libro, revista o lectura adecuada.
Ni modo…a leer utilizando mímicas o efectos de sonido
Otro consejo importante es que esté dispuesto a leer y releer el cuento cuantas veces el niño o niña se lo pida. Es obvio que a ellos les da placer oír el mismo cuento o historia con sentimiento, entusiasmo y hasta mímicas o actuaciones, utilizando voces graciosas o efectos de sonido. Tómelo muy en cuenta.
No haga un monologo de la lectura, haga que el oyente participe y busque la participación del niño. Háganles consultas sorpresivas sobre lo que están leyendo y háganles adivinar o en su caso cambiar los finales de las historias. Esto no permitirá que su imaginación se encasille en lo que escribieron los autores y despertará la iniciativa creativa de la niña o niño lector.
Cómo identificar libros fáciles de leer
  • Que sean grandes y de impresión clara.
  • Son recomendables encontrar lecturas donde haya páginas con mucho espacio en blanco.
  • Tome en cuenta que las figuras, dibujos o ilustraciones proveen mucha información acerca del significado de las palabras.
Ya mencionamos que en algún momento el padre o madre deberá leerles en voz alta a los niños el libro escogido, la recomendación es que no lea estas historias demasiado cómodos. No se recueste, sino el sueño lo dominará y perderá la energía suficiente y hasta su voz no será bien escuchada o entendida.
Si ellos le interrumpen con preguntas constantes, respóndalas en el acto. Sea paciente ya que se supone que no hay apuro. Otro aspecto importante, no confunda cantidad con calidad, ya que es un hecho que por el afecto, amor y cariño, ellos recordarán mucho más ése momento de unión con la lectura compartida que varias horas de juegos electrónicos o de alguna película en la televisión.
Por último, hay otras ventajas de inculcar amor por la lectura, y están relacionadas con el futuro escolar y los trabajos de investigación. Está demostrado que los niños que pasan por lo menos 30 minutos por día leyendo algún texto tienen más posibilidad de ser buenos lectores, leen más rápido y pueden rendir mejor en la escuela secundaria y hasta en la universidad.
Propósitos del Reglamento General de Lectura y Escritura
  • Se instruye 10 minutos de lectura obligatoria en todas las materias y 30 minutos de esta actividad en los hogares.
  • El objetivo es el de incentivar el hábito de la lectura comprensiva para mejorar el desarrollo de contenidos y asimilación de conocimientos.
  • Este reglamento establece la figura de la “tarea universal” como un mecanismo de incentivo de esta actividad en los hogares.

Los estudiantes de todo el sistema educativo deben desarrollar en la familia, durante los fines de semana, 30 minutos de lectura. Está establecido que los niños deben llevar un resumen de lo leído el día lunes para incorporarlo en su cuaderno de autoevaluación.

Fuente de la imagen:  http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/contenidosdigitales/CursAutoform/Primaria/LengExtranjera/pri_lext_m1_sin/apartados/1_presentacion/1_presentacion.html

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¿Qué se entiende por Historia Oral?

Publicado el 01 Abril 2016/ EducaBolivia

Oral_3_190La historia oral es la forma de hacer historia que recurre a la memoria y a la experiencia para acercarse a la vida cotidiana y a las formas de vida no registradas por las fuentes tradicionales. Los recuerdos nos enseñan cómo diversas gentes pensaron, vieron y construyeron su mundo y cómo expresaron su entendimiento de la realidad.

La historia oral es la forma de hacer historia que recurre a la memoria y a la experiencia para acercarse a la vida cotidiana y a las formas de vida no registradas por las fuentes tradicionales. Los recuerdos nos enseñan cómo diversas gentes pensaron, vieron y construyeron su mundo y cómo expresaron su entendimiento de la realidad.

Los relatos orales nos introducen al conocimiento de la experiencia individual y colectiva. Esta experiencia es un dato subjetivo, es decir no muestra verdades precisas o reconstrucciones veraces. La historia oral es subjetiva porque es individualista, frágil y cambiante debido a que se apoya en la memoria, que está en constante revaloración. Un testimonio oral da cuenta de las expectativas de las personas, sus emociones, sentimientos, deseos, etcétera. La historia oral se interesa precisamente por la vida en donde se manifiesta la experiencia propiamente humana.
La vida de una persona es una puerta que se abre hacia la comprensión de la sociedad en la que vive. La historia oral admite como narradores a los individuos más diversos y antagónicos de la escala social. Sin embargo, hay que estar conscientes de que la evidencia oral revela más sobre el significado de los hechos que sobre los hechos mismos. Muestra la relación del individuo con su historia, revela lo que la gente hizo, lo que deseaba hacer, lo que creyeron estar haciendo y lo que ahora creen que hicieron. La memoria de los informantes no es infalible y ella misma es histórica, el presente matiza el pasado, la selección de los recuerdos existe y generalmente ocultamos más o menos inconscientemente lo que altera la imagen que nos hacemos de nosotros mismos y de nuestro grupo social. Por ello, no hay fuentes orales «falsas». Las afirmaciones equivocadas constituyen verdades psicológicamente ciertas.
Si la memoria es falible y no aporta información segura o «útil» para reconstruir fielmente un acontecimiento histórico, ¿cuál es la importancia de la historia oral? Su importancia radica en que los testimonios orales transmiten algo que no está en los libros: el contacto directo y personal con un individuo o un grupo humano que recuerda el pasado, su pasado, y aporta una dimensión humana a la Historia. Todos somos sujetos de la historia, nuestra vida y experiencia se entreteje con la vida y experiencia de otras personas, y así se conforma la gran red de las sociedades en el tiempo. De ahí que nuestro testimonio de lo vivido es valioso y merece ser recordado en la reconstrucción del tiempo pasado. Es fundamental reconocer el valor de la palabra como fuente de la historia
El quehacer del historiador y el testimonio oral
El testimonio oral fue usado desde épocas muy antiguas, antes incluso que el escrito, para conocer el pasado. Sobre éste se apoyó Herodoto, «Padre de la Historia», para describir las Guerras Médicas, y su sucesor Tucídides, a propósito del conflicto del Peloponeso. Los cronistas medievales usaron también el testimonio oral. Incluso en el siglo XVIII el ilustrado Voltaire se sirvió a la par de las fuentes escritas y del relato de testigos para redactar su libro El siglo de Luis XVI, tal y como Michelet escuchó a su padre para entender mejor el espíritu de la Revolución.
En cambio, los historiadores del siglo XIX tuvieron desconfianza por las fuentes orales. El afán por hacer de la Historia una disciplina científica convenció a los profesionales del campo de que el mejor camino para ello consistía en tomar su materia prima -o sea, los hechos históricos- de los documentos escritos. En ese siglo y principios del XX, el buen investigador debía imitar el método de las ciencias naturales para conocer la verdad objetiva; es decir, observar y verificar directamente los hechos y, si esto era imposible, procurar indagarlos en las fuentes más confiables. De esta forma, los estudiosos llegaron a la conclusión de que el documento escrito era la vía más confiable para permanecer inmutable con el transcurrir de los años. Estos historiadores, preocupados por la veracidad de sus testimonios, renunciaron entonces a las fuentes orales, que consideraron subjetivas, variables e inexactas. Así se descalificó la validez de los relatos contados por la gente común y los clasificaron como literatura o folklore nacional.
Fue hasta la década de los años cuarenta del siglo XX cuando grupos de historiadores en Francia, Inglaterra y Estados Unidos (la escuela francesa de los Anales, la historiografía marxista británica y la nueva historia económica estadounidense) abrieron otras perspectivas para estudiar el acontecer humano. Las viejas obsesiones positivistas de reproducir el hecho tal y como sucedió, y contar la historia a partir de la vida de los «grandes hombres» de la sociedad y de la política -que anteriormente se suponía eran los verdaderos responsables del devenir- pasaron gradualmente a segundo plano. Esta Historia ya no busca la verdad absoluta, sino que le interesa todo cuanto el hombre dice, escribe, siente e imagina. Este nuevo enfoque abre un horizonte casi infinito de testimonios y fuentes para la Historia.
Una de las peculiaridades de los métodos de investigación que se impusieron en la segunda mitad del siglo XX es que consideran actores ignorados por la historia tradicional, como las minorías étnicas y sexuales, el mundo campesino, el obrero o el de las mujeres. Ahora muchas investigaciones se dedican a averiguar la historia de la vida cotidiana, de los campesinos, la familia, la mujer, el sexo, la moda, la cocina. Estos nuevos campos de estudio provocaron la revaloración de los testimonios y documentos verbales.
No es lo mismo escuchar el relato de la miseria obrera del que la ha vivido, que leer un artículo periodístico sobre el asunto. Así se prestó mayor atención a los recuerdos, experiencias y puntos de vista de los testigos y actores del acontecer contemporáneo. Es en los testigos que no se ven a sí mismos como fuentes históricas donde la investigación histórica ha puesto cada vez más su atención. Con ello se recuperó la vieja práctica de Tucídides y Herodoto de preguntar a la gente lo que vio y conoció, pero ahora el historiador interroga al testigo con una grabadora en la mano.
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La problematica del acoso escolar

El artículo trata sobre el acoso escolar o el maltrato y agresión que sufren los estudiantes de parte de sus pares en la escuela, las formas de violencia en las que se manifiestan y los roles que deben asumir padres y docentes frente al problema.

Cuatro de cada diez estudiantes son maltratados, agredidos, insultados, marginados o expuestos al ridículo a manos de sus propios compañeros de clase. Se trata del fenómeno el acoso escolar o «raleo», que no es nuevo en las unidades educativas pero al que se le está dando mayor importancia debido al aumento de casos y a las terribles consecuencias que provoca.

Se llama Gladis y debe tomar el minibús junto a otros compañeros para volver del colegio a su casa. Pero siempre pasa algo en el viaje. Le quitan la mochila, la ofenden con insultos y hoy le pegaron un chupete en el pelo. Gladis está pensando en salir más tarde para no toparse con ellos. Gladis la está pasando mal; es una víctima de la violencia en los colegios.

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Se trata del acoso escolar o “raleo”, como se le ha dado en llamar entre los colegiales, que se manifiesta a través de la agresión y maltrato sistemático que los estudiantes ejercen sobre sus propios compañeros y cuya incidencia ha ido en aumento en los colegios.

Insultos y humillaciones
Según investigaciones realizadas, cuatro de cada diez estudiantes son aislados, puestos en ridículo e insultados; sin duda el acoso escolar, que es el maltrato constante que sufre un chico o una chica por parte de un grupo o de una sola persona, en la actualidad representa un gran problema para la comunidad educativa.

El maltrato consiste en insultar, poner apodos, patear las mochilas, empujar, humillar o excluir del grupo o “ralear”, como lo llaman los jóvenes, especifica Karen. “Estas actitudes se manifiestan en el recreo, en el patio, a la salida del colegio, cuando no está el profesor o en un aula sin control”, añade.

Sufrir hasta la muerte

Las consecuencias puede ser fatales para un adolescente y convertirse en una insoportable situación que lleva a la víctima a decir “es mejor morir”.

Los testimonios que recogen diversas instituciones  dan cuenta de la miseria a la que están expuestas las víctimas por lo que les lleva a optar por una solución drástica. “Me encierran en el baño y me pintan la boca con su rouge (lápiz labial), me pintan los ojos, me ponen sombras en mi frente, en mi cara, se ríen, entre ellas, a veces me quitan mi calzón y me ponen en mi cabeza. Cuando toca el timbre, corren al curso y yo me quedo en el baño a lavarme la cara y cuando entro al curso todas se ríen, hasta la profe”, se lamenta Shirley, de 17 años.

El acoso puede manifestarse a través de expresiones verbales como insultos o apodos, marginando a la víctima y mediante agresiones físicas.

Medidas a tomar

La actitud que asuman los maestros en el aula puede ser determinante en una situación de acoso, ya que tienen la facilidad para identificar los conflictos. Su preparación es fundamental para evitar que los problemas crezcan en el aula.

Es importante que los docentes tomen conciencia de la dimensión de este fenómeno y desarrollen planes efectivos para su control y manejo en el colegio o escuela, de lo contrario puede producirse una minimización del problema por medio de mensajes como: ‘son niños, hay que dejarlos’ o ‘a esa edad siempre actúan así”..

Sin embargo, en los padres también recae gran parte de la responsabilidad a asumir, aunque éstos son los últimos en enterarse. Ocurre que el acoso acontece casi siempre en silencio y cuando no hay adultos presentes.

Es posible que para los niños el contar que está siendo molestado es muy complejo, porque se desvalorizan a sí mismos; es reconocer que se es víctima y que lo están molestando. Por eso es  importante hacer un esfuerzo y tratar de conversar el tema con las víctimas.

Además, los padres deben hablar con los docentes para que éstos actúen de mediadores en el conflicto. Aún más importante, los padres deben estar atentos a las actitudes de los hijos frente a la escuela. “A veces se inventan dolores para no ir al colegio”, sostiene Flores. Entonces, los padres deben conversar con su hija o hijo y reforzarlo positivamente, para ayudarlo a que aumente su autoestima y destacando sus habilidades. No es conveniente, sin embargo, cambiarlo de establecimiento, pues se reforzará la sensación de aislamiento, así como tampoco se debe fomentar la agresividad como mecanismo de defensa.

Los acosadores

El perfil del acosador y la víctima es variable; sin embargo hay algunos rasgos que los ponen en evidencia. “Generalmente las víctimas son introvertidas, tímidas, retraídas, a veces tienen alguna deficiencia o particularidad física, o simplemente son personas diferentes”, precisó. En cambio, los acosadores, tanto hombres como mujeres, tienen más fuerza física, son agresivos, líderes, les gusta llamar la atención y quieren que “su grupo” sea tal cual lo desean.

Los padres de los acosadores también tienen tareas pendientes. Deben explicar al hijo que intimidar no es un juego y que no se va a permitir ese comportamiento. Además deben establecer normas explícitas sobre las relaciones interpersonales. El castigo no es aconsejable. Más bien se debe estar atento a sus necesidades o carencias. La regla de oro para los padres, tanto de las víctimas como de los acosadores, es pasar más tiempo con sus hijos y tratar de establecer una buena comunicación con ellos, lo cual redunda en una mayor autoestima.

Consejos y recomendaciones para los padres

Los acosadoresasumen actitudes agresivas porque ellos mismos son víctimas de maltrato y abandono. Por eso, pase más tiempo con sus hijos, comparta con ellos y conozca a sus amigos.

Si su hijo es una víctima, enséñele a enfrentar la provocación. Una estrategia es: no responder a las ofensas e irse, por ejemplo, del lugar donde está siendo provocado. Otra opción es no quedarse callado y responder a los insultos con argumentos que le resten validez a la provocación. Cuando a un niño, le gritan gordo, éste puede decir: «a mí no me importa lo que tú digas» o «¿recién te das cuenta?». En ningún caso hay que fomentar la violencia e incitar a los niños que devuelvan el golpe con otro golpe.

Escuche a sus hijos. Si usted, como padre de familia, es capaz de nombrar de corrido a tres de sus mejores amigos, es que tiene buena comunicación con sus hijos. No basta con que su hijo traiga buenas notas  y no le pregunte solamente cómo le fue. Pregunte cómo se siente, con quien pasa el tiempo en los recreos.

Si su hijo es un acosador, pida ayuda profesional para identificar las necesidades y carencias que le impulsan a asumir actitudes hostiles y violentas.  Además, ayude a su hijo a asumir su responsabilidad y reparar el daño que hacen a los otros.

A los docentes, se les aconseja recuperar la autoridad sobre sus estudiantes, ya sean éstos niños y jóvenes. Deben capacitarse para actuar de mediadores en este tipo de casos. Según la pedagoga argentina Nora Rodriguez el docente de educación física puede ser un buen mediador, ya que genera otro tipo de relaciones con los estudiantes que los docentes de ciencias o matemáticas, por ejemplo.

fuente de imágenes y contenido: http://www.educabolivia.bo/

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