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España: el alumnado de origen socioeconómico bajo es más proclive a abandonar sus estudios universitarios

Por: Lis Gaibar

Es algo que ya demostraban investigaciones académicas y que ha venido a confirmar el Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español del Ministerio de Universidades: más allá de los factores individuales, la clase social, la edad, la insularidad, el área de conocimiento y el precio de la matrícula determinan que el alumnado siga cursando, o no, sus estudios universitarios.

El Ministerio de Universidades ha presentado hoy el Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español con el objetivo de conocer las causas del abandono de los estudios de grados en las universidades presenciales y encontrar las herramientas para paliar este fenómeno, según han explicado en el informe de resultados de la investigación, liderada por María Fernández Mellizo Soto, socióloga y profesora en la Facultad de Educación en la Universidad Complutense de Madrid, presentados en rueda de prensa la tarde de este martes.

El reporte viene a confirmar conclusiones que ya se habían extraído en investigaciones académicas previas y que habían sido pormenorizadas por colectivos como el Observatori del Sistema Universitari (OSU) en el ámbito catalán, pero el macroestudio del Ministerio, además de su origen institucional, cubre toda el área geográfica que compone el Estado español, introduce variables novedosas y desglosa los resultados en diferentes ámbitos, tanto de corte individual, como relativas a las universidades o los grados, como vinculadas al sistema universitario en sí. La muestra abarca al estudiantado que ingresó en títulos de grado en el curso académico 2015-2016, menores de 30 años y de nacionalidad española.

El abandono universitario de grado afecta a algo más de uno de cada diez estudiantes matriculados en universidades presenciales, el 13%. Más de la mitad de ellos dejan su título en el primer año

Entre las principales conclusiones, se extrae que el abandono universitario de grado —estudiantado que se ha matriculado por primera vez en un grado y no ha vuelto a hacerlo durante dos cursos seguidos— afecta a algo más de uno de cada diez estudiantes matriculados en universidades presenciales, el 13%. De las personas que abandonan sus grados universitarios, más de la mitad lo hace el primer año académico, lo que se interpreta como que “el inicio del Grado es el momento más delicado de cara a la continuidad o no en los estudios”.

Aunque en los resultados de la investigación se expone que los factores de naturaleza individual —“referidas a características de cada estudiante y de su entorno familiar”— y el rendimiento académico del primer año —porcentaje de asignaturas que se superan— son aquellas cuestiones que más impacto tienen sobre el abandono —seguidas del grado cursado y siendo las relativas a la universidad en la que se estudia las que menos peso tienen en la decisión, concluye el informe—, existen una serie de variables vinculadas directamente al sistema universitario que influyen directamente en la continuidad o no de los estudios. Y que resultan inevitables de vincular también al rendimiento académico, que se ha demostrado en muchas ocasiones vinculado con el estatus económico ante la obligatoriedad de compaginar trabajo con estudios, por ejemplo.

Estos factores son el precio de la matrícula del grado cursado, que además presenta significativas diferencias entre las distintas universidades, aunque el Ministerio haya ejecutado en esa línea varias políticas para tratar de paliar este desnivel derivado del sistema de horquillas. El OSU lleva tiempo, además, advirtiendo de la descompensación de las segundas matrículas (repetición de asignaturas) en comparación con otros países europeos, que expulsan de las aulas al estudiantado que no ha podido superar, en la primera oportunidad, los créditos exigidos para pasar de curso. En este aspecto, el informe del Ministerio corrobora que, ante un rendimiento bajo en la universidad, el estudiantado de origen socioeconómico bajo tiene más posibilidades de abandonar el grado que aquel de origen socioeconómico alto.

Las diferencias parten de antes de entrar en la universidad: aquellas personas que provienen de centros públicos y concertados tienen más posibilidades de abandono ante un rendimiento medio-bajo, se expone en los resultados, respecto a los que provienen de centros privados. “La existencia de estas desventajas sociales, económicas y culturales hacen que no se puedan permitir no tener un buen rendimiento en la universidad”, señalan desde el Ministerio. En la continuidad, a menudo repetida, de estudios en un centro de educación secundaria y bachiller privado a universidad privada, varios autores apuntan a hipótesis vinculadas al capital social y abogan por la existencia de un marcado carácter elitista en algunas de estas instituciones de carácter privado.

La edad del estudiante también condiciona el abandono de grados, a pesar de que solo se ha tenido en cuenta la población estudiante de un máximo de 30 años para la investigación. A falta del análisis pormenorizado de los resultados del estudio, la variable puede deberse, al menos en algunos casos, a obligaciones vinculadas a la conciliación familiar o al trabajo. También el tamaño del centro —a más tamaño, más probabilidad—, que el grado sea sencillo o se trate de doble titulación —siendo este segundo grupo más proclive a abandonar sus estudios—, la naturaleza del centro —“se puede decir que las y los estudiantes con un rendimiento medio tienen más posibilidades de abandonar en las universidades privadas que en las públicas”— y la insularidad: en Baleares o Canarias es más probable que el estudiantado abandone su grado.

Aunque el informe apunta que por ramas de conocimiento las y los estudiantes que cursan un grado de la rama de Artes y Humanidades son los más proclives a dejar los estudios sin concluir, frente a los de Ciencias de la Salud que son quienes más continúan estudiando, la variable de clase social en qué tipo de rama ha demostrado ser condicionante en el tipo de grado por el que se opta, teniendo las carreras que se presupone que requieren más tiempo para estudiar una composición social más “alta”.

Del mismo modo, el Ministerio apunta en los resultados del informe que las personas becarias tienen más probabilidades de abandono que quienes no reciben beca en el caso de a un rendimiento medio-bajo el primer año, todo y que en general, tal y como confirman los datos, el alumnado becado tiene mejores resultados académicos. Pero los que no aprueban, tienden en mayor medida a marchar si son beneficiarios de una ayuda: “Su mayor vulnerabilidad social les hace más sensibles a los problemas académicos. De hecho, las y los becarios más vulnerables económicamente, que se encuentran en el umbral más bajo de renta, tienen más probabilidad de abandonar que los becarios con mayor nivel de renta”, expone el Ministerio en su informe de resultados del estudio.

En la línea de las diferentes condiciones materiales entre el estudiantado y las consecuentes desigualdades al acceso y permanencia en la universidad, el Ministerio de Universidades recuerda que, “al tratarse de la cohorte que ingresó en el curso 2015-2016, todavía no da cuenta de los efectos de las políticas que ha puesto en marcha este ministerio, de bajada de los precios públicos en grado y máster y del aumento de becas universitarias a lo largo de la presente legislatura”.

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España: Los sindicatos convocan una huelga unitaria de cinco días en escuelas e institutos de Catalunya

Las movilizaciones se llevarán a cabo en dos tandas: 15, 16 y 17 de marzo y 29 y 30 del mismo mes. Los cambios anunciados unilateralmente por el Departamento de Educación han desbordado el “malestar” de la comunidad educativa.

La huelga de los docentes catalanes de primaria y secundaria ya tiene fecha:  una primera tanda de tres días —15, 16 y 17 de marzo— y una segunda tanda el 29 y 30 de marzo. Esta convocatoria es unitaria, participan desde el sindicato mayoritario en la escuela pública, Ustec-Stes (IAC), hasta CC OO —con implantación en la concertada—, y la Intersindical-CSC, Professors de Secundària (Aspec·SPS), UGT, CGT y Usoc. En medio de ambas paradas, la Ustec, la Intersindical, COS y SEPC han programado un sexto día de huelga, el 23 de marzo, para defender el modelo de inmersión lingüística sancionado por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, y su famosa sentencia de que los centros tienen que impartir el 25% de las asignaturas en castellano.

El Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya, dirigido por ERC, ha propuesto eliminar la asignatura optativa de filosofía y tecnología en secundaria, no ha elaborado una norma para proteger la inmersión lingüística, no ha eliminado la hora añadida a los docentes por los recortes de la crisis económica de 2008 —y el resto de recortes— y les ha exigido, sin negociar con los sindicatos y sin consultarlo en el Consejo Escolar, que avancen unos días el inicio del curso escolar —al 5 de septiembre—, que hagan jornada continua en septiembre  y que trabajen de forma presencial la primera quincena de julio. La respuesta de todos los sindicatos ha sido unitaria, recogiendo el profundo malestar de una comunidad docente que tras los esfuerzos realizados durante la pandemia esperaba mantener una relación fluida con Educación.

La Ustec, la Intersindical, COS y SEPC han programado un sexto día de huelga, el 23 de marzo, para defender el modelo de inmersión lingüística sancionado por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya

“Los ánimos están bastante caldeados”, resume David Caño, miembro del secretariado nacional del sindicato catalán en educación USTEC-STES (IAC). “Una huelga de cinco días no puede ser simbólica: todos los sindicatos la convocamos”, alerta, y añade que las movilizaciones podrían extenderse a los siguientes meses.

El 17 de febrero ocuparon el Departament d’Educació, y se quedaron a dormir. Solicitaron la dimisión de su titular, Josep Gonzàlez i Cambray, a gritos de “Cambray dimissió, petit dictador” (Cambray dimisión, pequeño dictador) y “volem negociar” (queremos negociar). Cambray no está bien valorado entre los docentes, asegura Caño, “es licenciado en marketing”, resalta. Su experiencia como docente se limita a unos cursos en secundaria, escuelas de negocios y otras instituciones, tras trabajar como auditor en la empresa privada (también es ingeniero técnico industrial) antes de insertarse en política en 2005, donde ha ocupado varios puestos, muchos de ellos, en Educación. Cuando gestionaba la dirección general de los Centros Públicos de Educación fue detenido por la Guardia Civil en el marco de la ‘operación Volhov’ —una pieza separada para investigar supuestamente delitos de malversación con fondos públicos relacionados con el Procés—. Quedó en libertad dos días después, como la mayoría de los 21 arrestados.

El 17 de febrero, los sindicatos ocuparon el Departament de Educació, pasaron la noche allí y reclamaron la dimisión del conseller

Por su parte, Cambray tilda de “inmovilistas” a los sindicatos y asegura que el nuevo calendario escolar “ha venido para quedarse” y no afecta a los derechos laborales de los docentes. Fue anunciado en rueda de prensa.

El comunicado conjunto de los sindicatos “reclaman de forma unitaria” aumentar al 6% del PIB destinado a Educación, revertir los recortes de 2008, una reducción de las ratios, ningún cierre de aulas en los centros públicos, su rechazo al nuevo curriculum, la estabilización del personal interino, la defensa de la inmersión lingüística, una negociación “real” y la dimisión de Cambray.

Desde la Ustec, David Caño insiste en que adelantar el inicio del curso escolar “ha sido la gota que ha colmado el vaso”. La ausencia de regulación del modelo lingüístico catalán por parte de Educación, que nació de un consenso de finales de la década de 1970 y principios de 1980, ha creado un “gran malestar” en los centros, que ven ahora como en nombre de la “autonomía” deben regular ellos mismos la transposición de la sentencia, o su desobediencia. “Educación ha traspasado la responsabilidad a las direcciones de los centros vía la autonomía”, señala.

Caño considera que los cambios planteados por Educación para el próximo curso son “una bomba de humo” para “tapar la cobardía de Cambray, porque si una cosa podía generar malestar en Catalunya es precisamente romper la inmersión lingüística, que no se atreve a blindarla”.

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España: Ayuso decreta el fin de las escuelas públicas 0-6 de Madrid

Tras meses de lucha de las familias, las educadoras y directoras de nueve centros de educación infantil 0-6, el Gobierno de Díaz Ayuso confirma con la publicación en el Boletín Oficial de la CAM el fin de una experiencia de éxito en la educación pública madrileña.

“Hoy es un día triste, desaparece de la ciudad de Madrid un modelo de éxito educativo para los ciudadanos más pequeños”, dicen desde la Junta de Portavoces 0-6, una de las plataformas que se movilizaron —y siguen haciéndolo— para preservar un modelo que existe en Madrid desde los años 70. “Sabíamos que iba a pasar, hemos luchado para evitarlo, las familias se han movilizado y todo ha sido en vano porque tenemos en la Comunidad de Madrid un Gobierno insensible, que no lo es cuando se trata de defender sus intereses privados y los de sus familias y amigos, pero siempre es sordo a las demandas de los colectivos que quieren mejorar la Educación, la Salud, en definitiva la calidad de vida de la mayor parte de la ciudadanía”, señalan en un comunicado.

Un modelo que era mayoritario en la escuela pública ha ido desapareciendo. A partir de ahora, solo los centros concertados y privados ofertarán plazas en escuelas 0-6, un enfoque en auge en el sector privado que ofrece una “educación más ajustada a su desarrollo evolutivo y su necesidades, al dar continuidad a la etapa educativa”, según un comunicado lanzado por nueve equipos de atención temprana de la Comunidad de Madrid el pasado 21 de diciembre.

Desde su experiencia de estos profesionales que trabajan a diario en los centros, los equipos de atención temprana hablan de “la trascendencia de esta etapa educativa en el futuro desarrollo de las niñas y los niños y en las pautas educativas que se incorporan en la familia. El primer ciclo de Educación Infantil es plenamente educativo, igual que el segundo ciclo, y entre ellos hay una interrelación que se mantiene en las escuelas 0-6 años y que, sin embargo, se fractura en el paso a colegio”.

Según defienden, el modelo educativo de las escuelas 0-6 “favorece un contacto cotidiano entre la familia y los profesionales de la educación”, algo que redunda en un mayor conocimiento de los niños y niñas y “facilita el establecimiento de una relación de confianza entre el entorno familiar y educativo”.

El debate llegó en varias ocasiones a la Asamblea de Madrid, donde todos los partidos de la oposición, en especial Unidas Podemos y Más Madrid, mostraron su rechazo a una medida que solo redunda, según criticaron, en el desmontaje de la educación pública y el crecimiento de los centros concertados y privados.

“No nos podemos acostumbrar a que nos quiten uno a uno todos los servicios públicos de calidad. En el centro de salud del barrio no tenemos pediatra hace meses. Tenemos que volver a hacer ruido”, afirma a El Salto

“¿Qué tiene que pasar para que paren su decisión señor Martín Blasco?”, decía la diputada regional de Más Madrid María Pastor interpelando al director de Educación infantil de Madrid, formado en centros concertados y del Opus Dei. “Porque tienen ustedes a los equipos de atención temprana en contra, a las directoras, a las educadoras, a las expertas en desarrollo infantil, a las familias en contra de esta decisión. Decirle a una familia que tiene que irse de donde estaba para irse a un CEIP ¿es libertad o es comunismo, señor Martín Blasco?”, decía.

Aunque las AFA creen que hay poco margen para cambiar la decisión, no están dispuestas a que Isabel Díaz Ayuso y su Gobierno se vayan “de rositas”, dice una madre de La Jara cuyo hijo de casi tres años tendrá que cambiarse a un colegio ‘de mayores’ el siguiente curso. En las celebraciones del Carnaval saldrán a la calle con pancartas y corazones verdes en favor de los servicios públicos. “No pueden tomar decisiones en contra de todo el mundo, como apisonadoras, no nos podemos acostumbrar a que nos quiten uno a uno todos los servicios públicos de calidad. En el centro de salud del barrio no tenemos pediatras disponibles hace meses. Tenemos que volver a hacer ruido”, afirma a El Salto. Un padre de la escuela infantil Zofío, otra de los centros afectados, asegura que, “aunque el decreto esté ahí”, la lucha de las familias y de la comunidad docente no se ha terminado, más aún cuando el plan del Gobierno de Díaz Ayuso va más allá del cierre del segundo ciclo de las escuelas 0-6 y pretende embutir en macrocentros a todos los niños y niñas entre cero y 12 años, tal como anunció la semana pasada.

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España: La pandemia recrudece la desigualdad global: una muerte cada cuatro segundos, un milmillonario nuevo cada 26 horas

“La desigualdad económica se ha despegado como resultado de la covid-19. Se ha producido un enorme aumento en la brecha entre los superricos y el resto de la humanidad”. Con esa cruda frase resume Íñigo Macías, responsable de investigación de Oxfam Intermón, las conclusiones del informe sobre desigualdad global que esta ONG ha presentado este 17 de enero.

La aparición del coronavirus SARS-Cov-2 ha transformado la realidad social de la humanidad, acentuando la tendencia a incrementar la desigualdad. Tal como recoge la investigación Las desigualdades matan, de la que Macías es coautor, mientras los diez hombres más ricos de la Tierra han duplicado su fortuna durante los dos primeros años de la pandemia, los ingresos del 99% de la humanidad han empeorado.

Poniendo números a esa comparación, la fortuna de la decena de superricos entre los superricos ha pasado en apenas dos años de 700.000 millones de dólares a 1,5 billones de dólares  —lo que supone ganar 1.300 millones de dólares al día—. Sin embargo, 160 millones de personas han sido empujadas a la pobreza como resultado de la pandemia.

“Ahora se tardarán 135 años en cerrar la brecha de género, y no 99 años como se estimaba antes de la irrupción de la pandemia”, denuncian desde Oxfam Intermón

“Nunca antes habíamos visto esto”, remarca Macías, señalando que a la vez que “la ciudadanía en general se ha empobrecido, ha visto perder su empleo o ha visto cómo se ponían en riesgo sus medios de vida, se ha producido el mayor aumento de las fortunas de los superricos desde que tenemos constancia”.

“Si estos diez hombres perdieran mañana el 99,999% de su riqueza, seguirían siendo más ricos que el 99% de las personas del planeta”, apunta por su parte Franc Cortada, director de Oxfam Intermón. El responsable recuerda además que este “selecto” grupo de personas acumula seis veces más riqueza que los 3.100 millones de personas más pobres del mundo juntos.

21.000 muertes al día

Oxfam Intermón ha aprovechado para presentar el nuevo informe el contexto del nuevo encuentro del Foro Económico Mundial, la Agenda de Davos, que a pesar de que ha retrasado su encuentro presencial en Suiza previsto para este lunes mantendrá una serie de reuniones online entre el 17 y el 21 de enero.

“Hay quien ha tenido una pandemia de lujo”, denuncian desde la ONG, “algunos incluso decidieron darse un paseo por el espacio”, incide irónicamente Macías

La ONG ha querido recordar a los líderes mundiales que luchar contra las desigualdades evitaría la muerte de 21.000 personas al día, “o dicho de otra manera, de una persona cada cuatro segundos”, remarcan fuentes de la misma. La estimación, basada en el número de muertes causadas a nivel global por la falta de acceso a servicios de salud, la violencia de género, el hambre y la crisis climática, incluso podría ser conservadora, según señalan desde la propia Oxfam.

“Nunca ha resultado más urgente poner fin a unas desigualdades tan violentas y obscenas, rompiendo con la acumulación de poder y de riqueza extrema de las élites”, denuncia Franc Cortada. De hecho, desde la ONG afirman que es el momento de impulsar medidas fiscales que redistribuyan lo que califican como “beneficios extremos” para que se reintegren en la economía, algo que “salvaría vidas”, indica el director de la organización.

Oxfam destaca la necesidad de garantizar que los fondos de recuperación sean una oportunidad para reducir las desigualdades, combatir los efectos del cambio climático y beneficiar a la población con mayor vulnerabilidad

Un ejemplo de esos beneficios extremos de los que habla Cortada es el hecho de que los milmillonarios del mundo han aumentado su fortuna en cinco billones dólares. Se trata de una cifra superior a la que han acumulado estos mismos superricos en los últimos 14 años, el mayor incremento de la riqueza de los más poderosos desde que se tienen registros, lo que da una idea del ritmo que ha tomado el incremento de la desigualdad en el mundo.

“A diferencia de la gran crisis de 2008 con los bancos centrales”, relata por su parte el coautor del informe, “los gobiernos de los países más ricos han inyectado billones de dólares para salvar la economía, amortiguando el golpe para muchas familias, pero una gran parte parece haber acabado en los bolsillos de los más ricos, que se han aprovechado del auge en los mercados bursátiles y otros activos”. “El resultado”, continúa, “más riqueza para unos pocos”.

Cambios en España

El informe señala que España no es inmune a este proceso. “Llueve sobre mojado”, señalan desde la ONG, afirmando que mientras las políticas de austeridad implementadas durante la anterior crisis supusieron un descenso continuado del gasto sanitario público total, los años de dinamismo económico previo a la crisis no se tradujeron en una recuperación de estos recursos. “No nos podemos permitir ver cómo se desmorona nuestro sistema público de salud, mientras unos pocos ven aumentar su riqueza. No es justo”, afirma Cortada.

“Los Gobiernos mundiales deben garantizar que las personas y empresas más ricas paguen los impuestos que en justicia les corresponden e invertir estos recursos recaudados en servicios de salud y protección social universales, en medidas de adaptación al cambio climático, y en prevención de la violencia de género, así como asegurar un acceso universal a las vacunas contra la covid-19”, subraya el director de la organización.

Para Oxfam Intermón el inédito aumento de la desigualdad global no es producto del azar, sino el resultado de decisiones políticas, sociales e institucionales

En concreto, la ONG recomienda al Gobierno español que tome una serie de medidas, empezando por aprovechar la oportunidad que brinda el próximo Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria que está elaborando un comité de personas expertas, para avanzar en la progresividad y suficiencia del sistema tributario español en su conjunto.

Asimismo, destacan la necesidad de garantizar que los fondos de recuperación de la UE sean una oportunidad real y efectiva para reducir las desigualdades, combatir los efectos del cambio climático y beneficiar a la población que se encuentra en mayor riesgo de vulnerabilidad. También reforzar las políticas de protección social, políticas que durante la pandemia se han demostrado esenciales para reducir las brechas sociales existentes. De hecho, invitan al Ejecutivo a que continúe la apuesta por ampliar la cobertura y reforzar los sistemas de garantías de rentas.

Por último, la ONG aboga por continuar mejorando la inversión en sanidad y educación, algo que se han revelado como “realidad imprescindible en la materialización de los derechos sociales, especialmente de aquellos grupos más vulnerables y que garantizan que nadie se quede atrás con independencia de su entorno socioeconómico”.

Decisiones políticas

Para Oxfam Intermón, el inédito aumento de la desigualdad global no es producto del azar, sino el resultado de decisiones políticas, sociales e institucionales y reclama que los gobiernos, ante la situación excepcional, tengan prioridad estrategias económicas y sociales que fomenten una mayor equidad.

“Para empezar debemos de terminar con el apartheid de vacunas que estamos viviendo”, remarca Macías, quien recuerda que más del 80% delas vacunas han ido a parar a los países más ricos, integrados en el G-20, mientras que las naciones con rentas más bajas apenas han recibido el 1%.

“Los gobiernos de los países ricos deben dejar de dar la espalada a una gran mayoría de la población frente a los intereses de las grandes farmacéuticas”, sentencia.

Los responsables del informe señalan que si se aplicara un impuesto excepcional del 99% sobre la variación de la riqueza generada desde el comienzo de la pandemia por los diez hombres más ricos, serviría para producir suficientes vacunas para todo el mundo, así como para financiar servicios de salud y protección social universales, dotar de recursos las necesarias medidas de adaptación climática y reducir la violencia de género en más de 80 países. A pesar de todo ello, estos hombres seguirían teniendo 8.000 millones de dólares más que antes de la pandemia.

«Hay quien ha tenido una pandemia de lujo”, denuncian desde la ONG, “algunos incluso decidieron darse un paseo por el espacio”, incide irónicamente Macías, en referencia al lanzamiento por la empresa de Elon Musk —el humano con más riqueza del planeta—, SpaceX, del primer vuelo espacial exclusivamente comercial con solo civiles. Cada asiento costó 55 millones de dólares.

El peso, sobre los de siempre

Desde la organización remarcan que cada nueva ola de covid-19 aumenta el peso del trabajo de cuidados no remunerados, que cae especialmente sobe mujeres y niñas. “Ahora se tardarán 135 años en cerrar la brecha de género, y no 99 años como se estimaba antes de la irrupción de la pandemia”, denuncian desde el colectivo, recordando que, en 2020, las mujeres perdieron 800.000 millones de dólares en ingresos y hay 13 millones menos de mujeres con trabajo ahora que en 2019. Es más, la riqueza conjunta de 252 hombres  es mayor que la de los mil millones de mujeres y niñas que viven en África, América Latina y el Caribe, tal como señala el informe.

Asimismo, según los datos de esta organización, solo en Estados Unidos 3,4 millones de personas estarían vivas si tuvieran la misma esperanza de vida que la población blanca del país, destacando que la crisis sanitaria generada por la covid-19 ha afectado especialmente a las personas racializadas.

Por último, Oxfam Intermón recuerda que frenar el cambio climático supone abordar la desigualdad, pues las emisiones de carbono del 1% más rico superan en más del doble a las de la mitad más pobre de la humanidad.

Fuente de la informaciòn e imagen: El Salto

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España| Rebelión en la UNED: “Me dan a elegir entre mi salud y la de mi familia y mi derecho a examinarme”

Por: Guillermo Martínez

La universidad asegura que se respetarán todas las medidas de seguridad mientras el alumnado remarca que en los exámenes de la UNED se pueden llegar a concentrar hasta dos centenares de personas en cada aula. Exigen que se utilice AVEX para evaluarse de forma telemática, pero la institución académica afirma que no hay motivos para ello.

La propia idiosincrasia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha hecho que parte del estudiantado se haya puesto en pie de guerra contra los exámenes presenciales que movilizarán a miles de personas a partir del 24 de enero. Según los datos ofrecidos por el alumnado, el 30% de los matriculados superan los 50 años y el 80% tiene trabajo, por lo que la plataforma Afectados UNED calcula que cada uno de ellos podría llegar a contagiar a otras ocho personas. “Nos quieren meter en aulas con 200 compañeros durante dos horas, sin ventilación, estando codo con codo”, se queja una de las potenciales afectadas. “Hay compañeras con embarazo de riesgo que deben guardar reposo y otras personas con enfermedades crónicas que, precisamente por eso, estudian en la UNED”, agrega otra. La universidad, por su parte, llama a la calma asegurando que se cumplirán todas las medidas de seguridad oportunas, y desmiente alguna de las acusaciones lanzadas desde el grupo Afectados UNED.

Elena, una treinteañera que estudia Trabajo Social en Madrid, asegura que antes de empezar el curso llamó a la universidad para asegurarse cómo serían los exámenes: “Me dijeron que iban a ser presenciales, pero que si la situación empeoraba los pondrían telemáticos, como hicieron el año pasado”. Eso le dio seguridad para matricularse, y así lo hizo. Llegó diciembre y el aumento exponencial de casos positivos: “Pregunté a mi decanato y me dieron una respuesta aséptica con una total falta de empatía, me dijeron que la forma de evaluación la decidían organismos superiores”. Es aquí donde empieza uno de los conflictos, pues el Ministerio de Universidades, del que depende la UNED, y la ANECA, la entidad que certifica la calidad universitaria, desmintieron la respuesta que el decanato dio a la estudiante.

La UNED asegura que este año los exámenes son presenciales porque no existe ninguna restricción de movimiento en el territorio nacional. “La ANECA certifica si se cumplen los planes de estudios, y en nuestras memorias nosotros tenemos estipulado que los exámenes son presenciales, como siempre ha sucedido excepto los dos primeros años de la pandemia, así que ahora que todos los estudiantes pueden ir a examinarse a su centro asociado, lo tendrán que hacer”, confirman fuentes internas de la institución académica.

Muchos alumnos, poco espacio

Pese a que la universidad ha asegurado que “no se va a hacinar a nadie”, Elena no lo tiene tan claro. “Nos encontramos ante una universidad que no dispone de campus, ni de facultades. Es la más grande de España y la que menos infraestructuras posee. Antes nos examinábamos codo con codo, y para poder salir mínimo se tenían que levantar de su sitio unos cuatro compañeros, así que no sé cómo piensan hacerlo ahora”, señala la estudiante. Su problemática es extrema: convive y es la cuidadora de su madre, que con 67 años y problemas respiratorios graves está enchufada a una máquina de oxígeno 16 horas diarias.

“Los neumólogos nos han dicho que, como mi madre pille el covid, será casi una sentencia de muerte para ella”, expresa Elena preocupada. Asegura que desde marzo de 2020 no ha realizado ninguna reunión social, dejó su trabajo presencial, pide la compra a  domicilio y las consultas médicas de su madre se realizan de forma telemática. “No voy a encerrarme en un aula con 200 compañeros cuando yo he tenido unas medidas de cuidado excepcionales”, afirma antes de decir que se siente engañada por una UNED: “Me dan a elegir entre mi salud y la de mi familia, y mi derecho a examinarme”.

AVEX es el nombre de la herramienta que el año pasado posibilitó los exámenes a distancia. Según el alumnado, el Ministerio de Universidades financió el programa con 198.810 euros y ahora reclaman que se vuelva a implementar. Su seguridad queda patente al haber sido la herramienta utilizada por el Ministerio de Justicia en noviembre de 2021 para los exámenes de Abogacía del Estado. “No es que queramos AVEX por capricho, es que si no perderé la posibilidad de examinarme”, sentencia Elena. En este sentido, la UNED defiende que actualmente no hay ningún motivo que justifique el uso del programa, pues los miles de estudiantes pueden desplazarse libremente a los centros asociados para examinarse.

Examinarse habiendo dado positivo

Eva Martín está terminando el Grado de Psicología. La principal queja de esta profesional sociosanitaria de 31 años es que la UNED no ha facilitado los protocolos de actuación a los centros asociados en los que, a partir del día 24 de enero, miles de personas se examinarán. “No tenemos información al respecto, ni tampoco sabemos qué pasa si das positivo y no puedes presentarte al examen”, denuncia la estudiante.

Fuentes internas de la UNED, por su parte, afirman que se repetirán los exámenes a todos aquellos que puedan demostrar su contagio de covid, ya sea mediante un test de antígenos o una PCR. También pedirán un certificado médico que confirme dicho positivo, algo difícil de conseguir en regiones como la Comunidad de Madrid,  donde la atención primera está colapsada. “Para cuando fijemos la fecha de examen de esta convocatoria para todos aquellos positivos, los estudiantes ya habrán podido visitar a su médico”, sostienen desde la universidad.

“Ya hay compañeros y compañeras que han dicho que no van a examinarse porque están recibiendo quimioterapia o tienen patologías graves y saben cómo se realizan las pruebas de forma presencial en la UNED”, prosigue Martín. La Universidad responde: “Ya hemos enviado a los centros asociados nuestro protocolo Covid, que tendrán que ajustar a la normativa de su región, al igual que sucederá con nuestros centros en el extranjero. La gente puede estar segura de que habrá ventilación y se respetarán las medidas de seguridad”. De hecho, en la página web de la institución universitaria se puede encontrar toda la información relacionada con la pandemia, aunque el plan de contingencia esté fechado en el 8 de marzo de 2020, algo que el estudiantado critica duramente al no haber ningún otro documento actualizado.

La UNED llama a la calma

A todo ello se suma el temor a tener que firmar un documento antes de realizar los exámenes “en el que se exime a la UNED de cualquier responsabilidad ante un contagio masivo”, según apunta una de las alumnas. Dicho temor procede de una declaración realizada por el equipo de Prevención de Riesgos Laborales que tuvo que rubricar el alumnado en prácticas y en la que se establecía que el alumno no tenía síntomas compatibles con el Covid-19, no se encontraba en periodo de cuarentena domiciliaria y, además, declaraba haber leído el protocolo de prevención para la realización de las prácticas.  La universidad también desmiente este extremo y asegura que, en las evaluaciones presenciales, no se va a hacer firmar nada a nadie.

Martín, por su parte, llegó a plantearse contagiarse conscientemente de covid para así evitar el contagio durante el periodo de exámenes. “Ahora que estaba de vacaciones y como trabajo con población de alto riesgo, pensé en hacerlo deliberadamente, pero al final he descartado esa posibilidad. Tiene que ser la UNED quien nos permita examinarnos con seguridad, no ponerme yo en riesgo por ello”, concluye la estudiante.

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El (des)ánimo colectivo y la pertinencia de reflexionar

Por: Belén Cansino Romero

Estamos a tiempo de mirarnos a nosotros mismos y a quienes elegimos para timonearnos. Urge desplegar un examen serio y en conjunto de lo que nos parece inaceptable, elegir compañeros de viaje y atenuar el efecto reactivo de la pandemia con propuestas, perdiendo el miedo a comprometernos, mediante la acción, con quienes comparten los valores que sustentan el proyecto de vida al que tenemos derecho. Necesitamos impulsar una renovación intelectual y moral de la esfera pública, y merece la pena, porque otro mundo es posible

Tras casi dos años de pandemia, con improvisación, desabastecimiento y miles de muertos mediante, parecería lógico pensar que es hora de que los distintos gobiernos estén al fin a la altura de sus sanitarios. También que el Gobierno tendría que haber aprovechado la oportunidad que suponía la irrupción del virus en nuestras vidas para reformular y disputar, con cierta posibilidad de triunfo, el concepto mismo de «libertad». Por muy feroz y desleal que sea la oposición de la derecha mediática y política, al menos deberían haberlo intentado.

En todo caso, con dicha oposición, no resulta nada sorprendente asistir a un escenario en el que hay quien cree firmemente haberlo ofrecido todo, dicen, «¡a cambio de nada!», como si salvar la vida de miles de conciudadanos —al tiempo que, por cierto, salvaguardaban la propia— requiriese una recompensa, una contraprestación en forma de devolución directa al también calamitoso estado anterior de las cosas. Y si bien es cierto que, a día de hoy, las restricciones parecen ser —salvo excepciones— una opción ya caducada en la gestión europea de la pandemia, lo pertinente sería más bien comenzar a reflexionar sobre la asunción y normalización de tal pérdida diaria de vidas, ya que esta nos llevaría a pensar sobre los límites de la acción individual y sobre la ausencia del tiempo necesario en nuestras vidas para comprender y asimilar sucesos tan traumáticos como los ya ocurridos.

Sin embargo, estas cuestiones, unidas a la falta de previsión mostrada por las distintas autoridades, a la toma de decisiones políticas inútiles —a la par que desgastantes— y a otras tantas críticas que podríamos desplegar sobre la gestión de la pandemia, no debería conducirnos, a mi juicio, a esa venenosa y adictiva autocomplacencia que genera el mal hacer propio cuando se justifica en el mal hacer ajeno. ¿No cabría preguntarse qué tipo de ciudadanos somos si, contando con unas pautas de actuación preventiva eficaces, optamos por convertir una actuación reprochable y desacertada de los gobiernos en el salvoconducto perfecto para excusar nuestra propia irresponsabilidad?

Quienes aducen el manido runrún del «cumplimos con las restricciones, «merecemos la normalidad» recuerdan a esos niños que se muestran reacios a comprender que la realización de determinadas labores domésticas no constituye solo una ayuda a sus padres, sino que se trata del cumplimiento de su responsabilidad en tanto que poseedores de agencia. La diferencia es que los adultos carecen de la dulzura típica de la picardía infantil, y escucharlos hablar en estos términos, además de producir cierto rubor, suscita dudas sobre qué es exactamente lo que extrañan. Ni decir tiene que la probabilidad de que «lo extrañado» coincida en alto grado con lo ofrecido por cierta presidenta de cierta comunidad, y poco o nada con un nuevo marco de «agitación de la «realidad», es alta. Esta forma de actuar merecería un reproche porque constituye un ejercicio de egocentrismo malsano e insensato basado en la necesidad de que se nos reconozca que estamos actuando bien; además de porque contiene fuertes dosis de infantilismo y egoísmo convenientemente disfrazadas de civismo.

Para construir, imaginar, avanzar y sentir que otro mundo es posible, sería de gran ayuda ignorar deliberadamente a quienes se dedican en cuerpo y alma a allanar el trayecto a todo tipo de indeseables basándose, únicamente, en el augurio de la derrota de cualquier proyecto de futuro que resulte mínimamente ilusionante.

Lo dicho con anterioridad no es, en modo alguno, un llamado a restar importancia a nuestros males, nuestros dolores y nuestras preocupaciones, pero sí una invitación a no contribuir a los excesos verbales a los que estamos ya acostumbrados y que no hacen más que entorpecer la crítica honesta.

Deberíamos considerar, antes de demonizar cualquier mínimo «sacrificio» en aras del bien común, si nos encontramos en mejor situación que, por ejemplo, aquellos sanitarios que tuvieron que escoger quién ocuparía una cama en la UCI o que no tuvieron más remedio que dejar fallecer en soledad a miles de personas, que quienes afrontaron sin compañía el confinamiento, que aquellos otros que teletrabajaron y teletrabajan diez horas al día en un piso de 40m², que quienes viven en lugares marcados no solo por una fuerte brecha social sino también digital, o, por supuesto, que los que ni poseían ni poseen un lugar en el que sentirse mínimamente arropados por el leve manto de dignidad que nos otorga el habitar un espacio en el que nos reconocemos con nuestra intimidad.

Ser conscientes de la posición desde la que uno batalla es, en última instancia, un modo hermoso de sentirse concernido y de comprometerse sin copar el reconocimiento que pertenece al común, un acto de honradez que, de algún modo, contrarresta la hipocresía.

Y, en efecto, tampoco se trata de baremar las desgracias y ocultar las dolencias, sino de llevar a cabo una reflexión desde la empatía y la voluntad de comprensión, que nos aleje del cinismo, la frivolidad y la estupidez, que nos ayude a interiorizar que la exageración de un problema puede llegar a desbordar fácilmente los límites de lo dramático, tornarlo todo grotesco y hacerlo caer, finalmente, en la irrelevancia.

Tomar distancia del relato catastrofista, al tiempo que analizamos con mesura lo que acontece, pero sin caer en un seguidismo acrítico, podría permitirnos obtener una impresión más certera del estado de las cosas, animándonos incluso a participar en la construcción del proyecto emancipador que deseamos, desde un lugar en el que nos sintamos reconocidos, escuchados y apoyados. Es cierto que es posible participar en la política desde el resentimiento, pero ello no debería arrebatarnos la oportunidad de hacerlo desde el entusiasmo y la convicción, desde la alegría; con moral victoriosa.

Quisiera concluir compartiendo una idea recurrente que me llena de esperanza. Y lo hace porque ahuyenta, aunque sea fugazmente, esa incapacidad de celebrar, emocionarnos y creer que sentimos con frecuencia: me gusta fantasear con que, por escaso que sea nuestro tiempo, todos nos dedicamos en algún momento a navegar entre las distintas concepciones de democracia, que nos perdemos en ellas, deteniéndonos a disfrutar del antojo que alguna nos provoca. Con que no tenemos que ir deprisa, porque logramos redistribuir el tiempo; porque fuimos capaces de organizarnos, de convencernos mutuamente y de convencer a los demás acerca de cómo las prisas siempre acababan recayendo sobre los mismos hombros, envejecían las mismas manos y enmudecían las mismas bocas. Y me convenzo a mí misma de que la fantasía no puede acabar porque este ha de ser, única, exclusiva y necesariamente, el principio.

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Si nos prometieron derogar la reforma laboral, ¿por qué no la han derogado?

Por: Raúl Navas

El cúmulo de mentiras y falsas promesas a lo largo de nuestra historia reciente en materia laboral es escandaloso. La nueva reforma laboral, presentada como un éxito, de forma exageradamente triunfalista por sus defensores en “la izquierda” se caracteriza por incumplir lo pactado y por estar repleto de renuncias que favorecen a la CEOE.

En las últimas décadas se han aprobado distintas reformas laborales que contenían duros ataques contra el mundo del trabajo, basadas en abaratar y/o facilitar los despidos, aumentar las causas de los despidos, introducir contratos precarios, endurecer el acceso a las prestaciones por desempleo, etc. En 1994 se legalizaron las ETT y se crearon nuevas causas de despido como las organizativas y de producción. En 1997 se aprobó una reforma laboral, esta vez pactada con UGT y CCOO, que aumentaba las causas del despido, y lo abarataba. Entonces hubo un giro importante en los sindicatos mayoritarios, al aceptar lo que habían considerado inaceptable durante años. La CEOE mostraba su satisfacción, y a su vez extrañeza, dado que consideraban que UGT y CC OO habían convocado una huelga general en 1994 por una reforma laboral menos agresiva.

Se nos prometió que ese abaratamiento del despido era temporal, aunque se consolidó en la reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero de 2006, y en las sucesivas. En la segunda legislatura del Gobierno de Zapatero, la CEOE insistió en la necesidad de aprobar una nueva reforma laboral para “crear empleo y salir de la crisis”. Zapatero criticó como líder del PSOE en 2002 que Aznar aprobara una reforma laboral sin consenso. Prometió en reiteradas ocasiones que él jamás aprobaría una reforma sin acuerdo y sin consenso. El gobierno del PSOE nos aseguró que la crisis no la pagarían los trabajadores, y que no era necesaria ninguna reforma laboral debido a que la crisis no tenía un origen laboral.

Pero Zapatero cambió de parecer y se mostró partidario de una reforma laboral, asegurando que no reduciría el coste del despido. Por el contrario, en junio de 2010, fue aprobada una reforma que abarataba el despido, sin consenso con los sindicatos y sin votos en contra del PP en el congreso. El cúmulo de mentiras y falsas promesas a lo largo de nuestra historia reciente en materia laboral es escandaloso.

A nadie  le sorprendió que el PSOE con el tipo de políticas de Zapatero, que no estaban incluidas en su programa electoral, sufriera un descalabro electoral en 2012

Hubo una huelga general contra la reforma el 29 de septiembre de 2010. Hablamos de una norma que facilitaba los descuelgues salariales, abarataba y aumentaba las causas del despido, legalizaba las ETT en sectores anteriormente prohibidos, etc. Después se aprobó una reforma drástica del sistema de pensiones, que elevaba la edad de jubilación a los 67 años, endurecía el acceso a la pensión, así como el cálculo para su acceso.

Con la reforma, cada año es más difícil jubilarse, exigiendo más años cotizados y más edad, año tras año hasta el 2027. UGT y CC OO pactaron la reforma, lo cual era sorprendente, dado que ambos sindicatos históricamente defendían la jubilación a los 60 años, recordando que se opusieron a la reforma de pensiones de 1985 que era mucho menos agresiva, llegando en el caso de CC OO a convocar una huelga general. Además, UGT y CC OO criticaron que Felipe González incumpliese su promesa de rebajar la edad de jubilación a 64 años. En definitiva, a nadie  le sorprendió que el PSOE con este tipo de políticas de Zapatero, que no estaban incluidas en su programa electoral, sufriera un descalabro electoral en 2012.

Las promesas del PP

El PP nos prometió que cuando llegasen al Gobierno no subirían el IVA, ni abaratarían el despido. Pero muy pronto vimos que fueron algunas de sus primeras medidas. González Pons llego a prometer que crearían 3,5 millones de puestos de trabajo en cuatro años. El entonces responsable de comunicación del PP dijo también: “No vamos a abaratar el despido”. Entonces, la reforma laboral de 2010 era ya un hecho consumado. El nuevo Gobierno de Mariano Rajoy nos advirtió de la dureza de la reforma laboral que iban a aprobar. Recordemos que antes de aprobarse, el ministro De Guindos dijo ante las cámaras a un comisario europeo que la reforma laboral seria “extremadamente agresiva”. Días antes ya habíamos visto en la tele a Rajoy diciendo al primer ministro finlandés en Bruselas que “la reforma laboral me va a costar una huelga general”. En realidad, fueron dos huelgas generales: el 29 de marzo y 14 de noviembre de 2012.

Recordemos que la nueva norma suponía numerosos ataques al mundo del trabajo, tal como estaba exigiendo el gran capital. En el propio preámbulo se hacía referencia textual: “Presiones de los mercados financieros […] hacen imprescindible abordar las deficiencias estructurales del mercado laboral español”. La reforma eliminaba la necesidad de autorización administrativa de los ERE, aumentaba las causas de los despidos, se abarataba el despido, etc.

Podríamos hacer una enciclopedia con todo lo que se ha dicho sobre las anunciadas derogaciones de la reforma laboral. Comprobaremos que se nos ha mentido, eso es un hecho irrefutable

En 2012 y en los años siguientes se repitieron los pronunciamientos entre dirigentes de PSOE, UGT, CC OO, IU, y más tarde, de Podemos tras su fundación, sobre la necesidad de derogar esta reforma laboral. El PSOE dio muestras de apoyo a las huelgas generales de 2012, y llamaron a la participación en un video. Presentaron un recurso de inconstitucionalidad contra la reforma, al considerar “que atenta contra los valores constitucionales y ataca el estado de derecho”. Pedro Sánchez, cuando fue elegido secretario general del PSOE en 2014 afirmó: “Las nefastas consecuencias que está teniendo la reforma laboral, tanto por el intolerable recorte de los derechos de los trabajadores, como por la constante devaluación de sus condiciones salariales, lo que está agravando la situación económica de las familias y dificultando la salida de la crisis”. Nos aseguraba que no iba a permitir que se consolidasen los recortes laborales e incluso que “la primera medida que tomará el próximo Gobierno socialista será la de derogar la reforma laboral de Rajoy, para recuperar cuanto antes los derechos de los trabajadores”.

En 2015, el PSOE se presentó a las elecciones prometiendo que derogarían la reforma laboral por completo y por decreto. En el debate electoral entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, el líder del PSOE dijo por televisión ante millones de personas: “Nosotros lo que vamos a hacer es derogar su reforma laboral”. En el programa electoral del PSOE de 2016 se puede leer lo siguiente: “Los y las socialistas derogaremos con carácter inmediato toda la reforma laboral del PP, que estableció un modelo de empleo precario, de bajos salarios, de despidos baratos y un sistema de relaciones laborales sin equilibrio de poder entre trabajadores y empresarios. Un modelo que ya ha sido desautorizado en muchos de sus contenidos por la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Un modelo que preocupa a la OIT y a la OCDE por las consecuencias que origina en el nivel de pobreza de nuestra ciudadanía y en el deterioro de nuestro clima social. Y la sustituiremos por una norma dialogada con los agentes sociales”.

En 2016 Pedro Sánchez decía que “Mientras Rajoy lo único que hace es intentar sumar escaños para perpetuarse en el poder, nosotros vamos a hablar de las políticas progresistas, si así lo quieren el resto de partidos de izquierdas. Se trataría de un Gobierno que derogue la reforma laboral”. En febrero de 2018,  la portavoz del PSOE de Servicios Sociales, Elvira Ramón, aseguraba en el parlamento que era “indispensable derogar la reforma laboral”. En junio de ese año Pedro Sánchez era investido presidente tras una moción de censura. Una vez en el poder todo cambio.

El PSOE y Pedro Sánchez afirmaron en numerosas ocasiones que derogarían la reforma laboral de Mariano Rajoy, pero todo cambió nada más llegar al poder

La nueva ministra de Trabajo del gobierno del PSOE, dos días después de su nombramiento indicaba en La Razón: “La reforma laboral no se pude derogar alegremente”. Entonces comprobamos que la reforma no se derogó en el primer consejo de ministros de Pedro Sánchez, ni en los siguientes. A finales de 2019, PSOE y Podemos llegaron a un acuerdo de Gobierno que se plasma en un documento en cuya  pagina 3 ponía: “Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012”. Pasaron los meses y no se derogó, pese a que nos prometían desde Podemos que se derogaría por completo.

En enero de 2020, Rafa Mayoral planteaba que “de la reforma laboral del PP no van a quedar ni los palos del sombrajo”. El 20 de mayo de 2020 se publica un acuerdo entre los grupos parlamentarios del PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu en el que se exponía que “Las fuerzas políticas que suscriben este acuerdo se comprometen a derogar de manera íntegra la Reforma Laboral del año 2012 impulsada por el Partido Popular”.

En una de las páginas más surrealistas de la historia política reciente, el paco entre PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu para derogar la reforma laboral tuvo una duración de dos o tres horas; el PSOE se desdijo del acuerdo que acababa de firmar, lo que provocó el enfado en Podemos

Pero en una de las páginas más surrealistas de la historia política reciente, el paco tuvo una duración de dos o tres horas. El PSOE se desdice del acuerdo que acababa de firmar, lo que provocó el enfado en Podemos. Pablo Iglesias respondía “En el acuerdo de Unidas Podemos con el PSOE para la legislatura, para la investidura y para el Gobierno de coalición, no se habla de derogación parcial, se habla de derogación de la reforma laboral. Eso es un acuerdo de gobierno de coalición”.

Mentiras, mentiras y mentiras

Hace tan solo dos meses, Pablo Echenique criticaba en twitter la ambigüedad respecto al presidente del Gobierno sobre la derogación de la reforma laboral. Podríamos hacer una enciclopedia con todo lo que se ha dicho desde entonces. Comprobaremos que se nos ha mentido, es un hecho irrefutable. Se llegó a un punto en el que solo se hablaba de lo que NO se iba a derogar de la reforma laboral. Las tibiezas del PSOE al respecto eran criticadas por dirigentes de Podemos, hasta que esas tibiezas dejaron de ser monopolio del PSOE.

En octubre de 2021, la ministra Yolanda Díaz aseguraba en el Congreso de CC OO que iba a “derogar la reforma laboral a pesar de todas las resistencias”. Pero días después decía que técnicamente no era posible derogar la reforma laboral, y que no se iba a derogar el abaratamiento del despido aprobado en la reforma laboral de Rajoy. Es decir, se advertía de que no se iba a recuperar la indemnización por despido previa a la reforma de 2012. Era algo que ya había dicho anteriormente desde el PSOE, y que había sido criticado desde Podemos. Por tanto, se dejaba intacto uno de los aspectos más lesivos de la reforma, sin olvidar que el despido ya se había abaratado previamente al año 2012 en más de una ocasión. Este cambio de parecer, provocó las críticas de Mas País. Iñigo Errejón tras conocer el acuerdo entre sindicatos, Gobierno y CEOE planteó que esperaba que la reforma no fuera “descafeinada”. En este sentido, finalmente se presentó un acuerdo pactado entre CC OO, UGT y la patronal que no derogaba por completo la reforma laboral, tal y como nos habían prometido desde el gobierno,  y también habían exigido los sindicatos mayoritarios.

El Gobierno, que llevaba dos años anunciando y prometiendo la derogación de la reforma laboral, finalmente no la ha derogado. Esto no quiere decir que el acuerdo tenga cuestiones positivas. Todo cambio a mejor bienvenido sea. Se suprimen facilidades que implementó el PP para hacer ERE en el sector público. Se incide en causalizar con precisión los motivos de la contratación temporal. Aumentan las sanciones por contratación temporal fraudulenta. Se elimina el contrato de duración determinada por obra y servicio, se introduce el derecho a la información al trabajador temporales sobre vacantes fijas, etc. Pero recordemos que en esta materia el Ministerio de Trabajo defendía introducir  un porcentaje máximo del 15% de temporalidad en las empresas. Hubiese sido mejor recuperar una normativa muy positiva para prohibir la temporalidad abusiva en las empresas. Estos topes fueron suprimidos en la reforma laboral de 1984. Ha habido una oportunidad histórica para recuperarlos, pero a última hora se ha renunciado a ello, y por tanto no podemos estar contentos.

En su lugar se ha aprobado que se puedan establecer límites máximos en los convenios. Medida mucho más ambigua, e infinitamente menos efectiva que la propuesta anterior. Además, se crea una nueva modalidad de contrato temporal para situaciones imprevisibles y ocasionales con una duración máxima de 90 días en un año. En los próximos meses tendremos que valorar cómo incide la nueva norma y evoluciona la contratación indefinida y temporal. Por otro lado, aunque hay algunas mejoras respecto a la subcontratación, el Ministerio de Trabajo proponía prohibir que las empresas subcontratasen trabajadores para realizar la misma actividad, algo que hubiese sido positivo, pero que tampoco se ha incluido. Por otro lado, sigue vigente la normativa que permite aplicar un ERE incluso en empresas con beneficios. Continúan vigentes numerosas causas para aplicar despidos colectivos, así como la referente a modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo reflejadas en el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores.

Hay avances en la recuperación de la ultraactividad, aunque ya existían sentencias favorables al respecto. En todo caso la nueva redacción es demasiado compleja. Tampoco se recupera el nivel de cantidades a pagar a los trabajadores que anteriormente asumía el FOGASA, y el recorte aprobado anteriormente, se mantiene. Pero reiteramos que el abaratamiento en las indemnizaciones se deja tal como quedo en la reforma laboral de 2012, y tampoco se recuperan los salarios de tramitación. No se recuperan los 45 días por año con tope de 42 mensualidades, y nos quedamos con los 33 días y 24 mensualidades de tope. El abaratamiento del despido se refuerza, consolida y se presenta como intocable, pese a que nos prometieron derogar lo más “lesivo”. ¿El abaratamiento del despido no era un aspecto lesivo?

Pese a que se han aprobado algunas mejoras laborales, no podemos alegrarnos de que una vez más un Gobierno “de izquierdas” incumpla una promesa electoral

Es una pregunta muy oportuna, ante los defensores acríticos de este acuerdo. Una vez más, UGT y CC OO aceptan, lo que hasta ahora consideraban inaceptable. En definitiva, lo que se ha pactado no es la derogación de la reforma laboral, que era el compromiso y promesa de este Gobierno. Por tanto, pese a que se han aprobado algunas mejoras laborales, no podemos alegrarnos de que una vez más un Gobierno “de izquierdas” incumpla una promesa electoral. La normativa anterior a 2012 ya era extremadamente precaria, y se mire por donde se mire, no se recuperan todos los derechos que nos arrebató la reforma de Rajoy. El despido sigue siendo muy fácil para las empresas, e igual de barato que con el PP. Parece ser que si gobierna la derecha se puede imponer una reforma laboral sin consenso y sin los sindicatos. Pero si gobierno la “izquierda” no se puede aprobar sin el visto bueno de la CEOE. En los últimos procesos electorales millones de votantes, votaron a partidos con programas que prometían la derogación  de la reforma laboral, y que ahora gobiernan. Finalmente no han cumplido. La nueva reforma laboral, presentada como un éxito, de forma exageradamente triunfalista por sus defensores en “la izquierda” se caracteriza por incumplir lo pactado y por estar repleto de renuncias que favorecen a la CEOE. La excusa de la “correlación de fuerzas”, esta históricamente demasiado gastada y usada para justificar el incumplimiento de promesas, y cuestiones que son del todo injustificables.

Algo falla, cuando defensores de la reforma laboral del PP, consideran una buena noticia el acuerdo. El editorial de ABC ha sido muy clara al respecto: “El acuerdo entre Gobierno, sindicatos y CEOE es de mínimos y proviene de una cesión de todos para contentar a Europa. Pero por suerte no supone la derogación de la norma del PP de 2012”. En la misma editorial se indica: “En ningún caso se trata de la «derogación» que textualmente prometieron el PSOE y Podemos tanto en sus programas electorales como en su pacto de coalición”. Además añade que “El acuerdo es en definitiva una buena noticia”. Hay más artículos publicados en los últimos días en la prensa en los que también se indica que poco cambia con la nueva reforma laboral. De hecho, se habla constantemente de lo que NO se modifica. El líder de la CEOE, Antonio Garamendi, decía en Antena 3 que el Gobierno “planteaba al principio una derogación absoluta de la reforma”, pero se congratulaba de que al final había “quedado una renovación bastante razonable”.

Un artículo en La Razón señala que “si uno examina de cerca el contenido de la contrarreforma laboral promovida por el Gobierno y aceptada por los agentes sociales, comprobara rápidamente que los acuerdos alcanzados no afectan al núcleo de la reforma laboral de 2012”, añadiendo que “los elementos esencial de la reforma laboral de 2012 ya forman parte del consenso político nacional”. La Conferencia Episcopal también ha considerado muy positivo el acuerdo. El responsable económico de Ciudadanos, Luis Garicano, ha valorado positivamente el acuerdo. Por otro lado, el ex ministro Jordi Sevilla ha explicado que encuentra “totalmente reconocible la actual reforma laboral pactada” con el acuerdo de gobierno que el PSOE llego con Ciudadanos en 2016. El exministro añade en twitter que “Yolanda Díaz lo criticó y se opuso. Me alegro que haya cambiado de opinión”. Hace no mucho escuchábamos la expresión “el miedo va a cambiar de bando”. Pero está claro que con esta reforma, no es así. Por su supuesto, ya no solo no se dan por perdidos numerosas agresiones de las reformas laborales de 2010 y 2012, además reivindicaciones históricas como las 35 horas semanales, el fin del despido libre pagado, etc., ni se nombran.

Mientras tanto, sindicatos como ELA, CIG, LAB y CGT han mostrado sus críticas a esta reforma laboral, que por cierto tiene que pasar por el Parlamento, donde es previsible que partidos políticos como ERC, BNG, Mas País o EH Bildu, hagan enmiendas que avancen en la derogación de contenidos de la reforma laboral de Rajoy que han quedado intactos. ¿Qué votará al respecto el grupo parlamentario de Unidas Podemos?.  Es una pregunta relevante e interesante. Y para terminar el artículo, seguimos haciendo preguntas, porque nueve años después de la reforma laboral, dos años después de la formación del Gobierno de coalición… ¿si nos prometieron derogar la reforma laboral, porque no la han derogado? Aunque la nueva reforma laboral recupera derechos, ¿qué ocurre con los que da por perdidos? ¿Si no se deroga ahora con una mayoría parlamentaria más que suficiente, cuando se derogará? ¿Por qué esperar dos años para al final no derogarla por completo? ¿Por qué se mantiene el abaratamiento del despido? Si la reforma de 2012 provoco despidos masivos al eliminar la necesidad de autoridad admirativa en los ERE, ¿por qué se mantiene la falta e inexistencia de control administrativo en los ERE? Si decían que la reforma laboral era tan mala, por qué no la han derogado íntegramente tal y como nos habían prometido?

Fuente de la información e imagen: https://www.elsaltodiario.com

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