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Andrea Verdú: «Creo que puedes trabajar más en la cárcel»

Andrea Verdú está detrás del proyecto Harmony 2 , una serie de conciertos de las cárceles gallegas que comenzaron en 2017 y que se han presentado este año.

Andrea Verdú (Alicante, 1988) llegó a Galicia durante diez años para terminar la carrera de Educación Social. En 2013, fundó, con tres compañeros, Andhrea & The Black Cats . En 2016, impartió un taller de esquina en el Centro Penitenciario de Monterroso (Lugo), en nombre de la ONG Aliad-Ultreia. Con ella lanzó Harmony 2 en 2017, una serie de conciertos de las cárceles gallegas, que ha retomado en 2018.

Usted impartió un taller en Monterroso, donde se llevó a cabo un Plan de Animación Sociocultural entre las Universidades de Santiago de Compostela y la ONG Aliad-Ultreia. Lo sabias
No conocía el programa, pero uno de mis profesores de la facultad, Carmen Morán, trabajó en él. El taller duró cuatro meses, un día por semana. Trabajé mucho tiempo como instructor independiente. Para mí lo principal es buscar la cohesión grupal. Trabajé mucho en eso, incluso hicimos juegos y actividades que realicé con los niños. El grupo era muy variado, había un pueblo camerunés de etnia gitana … pero logré crear esa cohesión. Fue la primera vez que fui a un centro, no sabía cómo funcionaría, pero era un grupo muy respetuoso, me trataron muy bien. Intenté hacer actividades para que se desinhibieran un poco. En una ocasión, para liberar los nervios, terminamos gritando. De repente apareció el subdirector con un oficial! No creía que pudiera hacer ninguna alarma. Nos reíamos, saltando. Al final hicimos una audición con el Coro de la prisión, como lo llamaban él, y mi banda. Te expliqué que era algo voluntario; Aceptaron y quedaron encantados.

¿Armonía 2 de esta experiencia?
Mi banda y los internos disfrutaron del espectáculo y pensaron que otros también podrían hacerlo. Hablé con la ONG y les pareció muy bien. Valoramos una beca para pagar los viajes de los músicos. En la segunda edición pregunté a los centros que costaron al menos ese desplazamiento y los dos más grandes dijeron que no. Espero que para el año estén más involucrados. Creo que puede ser un ciclo para mostrar que se pueden hacer más cosas en las cárceles, para hacerlas más visibles. La gente siempre lo recibe de una manera muy positiva. Al final, son personas que cometieron un error, ¡pero a quien encuentres dentro, puedes descubrirlo! Siempre están muy felices, hablan con los músicos y aprecian su presencia. Los músicos al principio están un poco a la expectativa, ya que la audiencia se va, se les anima. Te animo a interceder, Que no solo hay música. Y a disfrutar.

A lo largo del proceso, ¿cómo cambia tu percepción de los centros penitenciarios? 
Veo que intentamos integrar a los internos, pero al final se trata de otro mundo. Tienen horarios muy apretados. Te preguntas hasta qué punto sirven para la reintegración. ¡Evidentemente es un castigo por algo que han hecho! No quería saber qué crímenes cometieron. Pensé que podría influir en mí y prefiero no saber por qué estaban allí. Muchos casos se deben al narcotráfico. Sí, has puesto muchas cosas. Creo que uno puede trabajar más en la cárcel, y que se están abriendo más a la posibilidad de hacer actividades. Tienen poco dinero, pero cada vez más puertas abiertas.

¿Ves continuidad al proyecto? 
A nivel personal me gustaría continuar. Los músicos terminan encantados y nunca se sabe, tal vez un recluso ve una salida en esa escena. Es una forma de superar, para ver que se puede trabajar en los centros. También pensé en llevar este ciclo a otros espacios, como hospitales o centros juveniles. Por que no Son ideas que tengo encima, pero poco a poco!

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/educacion/andrea-verdu-traballar-mais-dentro-carceres-

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Deanna Mason: “Si presionamos demasiado a un niño acaba perdiendo el deseo por aprender”

Por Tiching Blog

Usted fue pionera en el método “paternidad proactiva” ¿Nos podría explicar más acerca de esta técnica?
Este método consiste en dirigir y conducir a los padres para que sean capaces de obtener los resultados deseados en la educación de sus hijos,  mientras reconocen y respetan su naturaleza única e individual. Esto implica prevenir o limitar los problemas de conducta, a la vez que transmitir los valores éticos y morales de la familia.

¿Por qué resulta tan compleja la adolescencia?
La adolescencia se asemeja en cierta manera al primer año de vida de un bebé. Tendemos a pensar que cuando se ha llegado a esta etapa, los adolescentes ya están completamente desarrollados, pero se encuentran un período de transición a varios niveles: físico, mental, social, emocional, etc. Además, se hallan en una fase en que deben enfrentarse a grandes retos que acabarán determinando su vida adulta.

¿Cuáles son las principales dificultades o amenazas a las que se enfrenta un adolescente?
Los adolescentes están viviendo una gran antítesis social. Si bien es cierto que gozan de acceso a gran cantidad de información y una constante conexión con el mundo digital, tienen un claro déficit de relaciones humanas cercanas. Mis estudios han determinado que todos los niños y niñas necesitan la presencia de al menos un adulto que sirva como guía, y les enseñe y les transmita los valores necesarios, así como la manera de ponerlos en práctica.

¿Qué diferencia existen entre la generación Z con las anteriores generaciones de adolescentes?
Esta nueva generación, a diferencia de las anteriores, ha vivido toda su infancia de manera digital, y no conocen el mundo analógico. este es el motivo por el que entienden las relaciones sociales y la comunicación a través de las herramientas que tienen a su alcance. También hemos detectado que, al haber sufrido la crisis económica, muestran menor conexión con las cosas materiales y otorgan más valor a las experiencias vitales, como por ejemplo viajar.

¿Cómo pueden las escuelas afrontar las dificultades de la adolescencia?
Los profesores pueden adquirir el rol que comentaba anteriormente. Entablar buenas relaciones con sus alumnos puede ser una gran ayuda para afrontar esta etapa. Los adolescentes no quieren ser tratados como simples alumnos, quieren ser vistos como personas cuya vida resulta de nuestro interés. Está demostrado que cuando tienen la oportunidad de hablar de sí mismos, conectan con los adultos y están dispuestos a aprender de ellos.

¿Los profesores deben tener la potestad para marcar límites y disciplina dentro de su labor como educadores, o se trata de una tarea que debe recaer únicamente sobre los padres?
Los colegios están preparando a los niños para afrontar su futuro y, obviamente, hay que mostrarles los límites que se encontrarán en la vida. Siempre habrá alguien que tendrá más poder que ellos, ya sea la policía, sus jefes, Hacienda… Esto no es necesariamente malo, al fin y al cabo, se traduce en respeto por los demás. La tarea de los profesores es mostrar esta realidad, por lo que es importante poner límites y disciplina en clase. Si esta imposición está alineada con los valores de la escuela y los de las familias, resultará de gran ayuda y estará en consonancia con la educación que se realiza en casa.

Ante un alumno problemático, ¿cómo diferenciar si se trata de un problema de conducta o simplemente de un desarrollo complicado?
Si muestra el mismo comportamiento en cualquier ambiente, ya sea en el patio, en el comedor, fuera del colegio… se trata de un problema de desarrollo. Ante estos casos, generalmente nos encontramos ante un niño o niña que no tiene aún la capacidad de controlar sus emociones, de entender las relaciones sociales, etc. En cambio, si estas conductas son puntuales, especialmente cuanto se sienten cansados o estresados, se trata de un problema de conducta.

¿Considera que las nuevas tecnologías y las redes sociales han agudizado el acoso entre adolescentes?
El problema no está en la tecnología sino en cómo se utiliza. Muchos padres no comprenden cómo sus hijos están empleando estas herramientas ni los riesgos que suponen para los menores de 14 años. Es imprescindible marcar límites de uso, teniendo en cuenta que antes de esta edad no han desarrollado el entendimiento abstracto. Esto significa que no tienen la capacidad de anticipar las consecuencias de sus acciones y pueden llevar a cabo prácticas como el sexting, el ciberbullying, etc. sin ser capaces de prever los resultados.

Ha mencionado el ciberbullying, un problema con el que actualmente se encuentran muchas escuelas. ¿Cómo deben actuar los profesores ante estos casos?
Siempre es mejor prevenir que solucionar, pero es prácticamente imposible anticiparse a todos los casos. La mejor herramienta para afrontarlos, una vez se ha detectado, es hablar con los padres y de manera sutil hacerles entender que su hijo está implicado, ya sea como agresor o participante. Ofrecer información a los padres para que entiendan el entorno digital en el que se encuentran sus hijos y promover acuerdos entre ambas partes, también es una manera de controlar este tipo de situaciones.

Usted habla sobre la diferencia entre edad cronológica y edad de desarrollo, ¿considera que supone una dificultad para la educación en la escuela?
Por supuesto, cuando un alumno cuyo desarrollo cognitivo es inferior a la edad cronológica muestra ciertas dificultades, a medida que avanza la exigencia de la educación. Un ejemplo clásico son las matemáticas. En la ESO se introducen las ideas matemáticas con abstracción, por lo cual existen muchas posibilidades de que los alumnos con un nivel de desarrollo inferior no puedan seguir la materia porque no poseen la capacidad de pensamiento abstracto.

¿Y cómo pueden las escuelas afrontar esta diferencia?
Es conveniente trabajar con diferentes grupos para adaptarse a los distintos niveles de desarrollo con los que nos podemos encontrar. Si presionamos demasiado a un niño acaba perdiendo el deseo por aprender, cuando lo que realmente necesita es apoyo y algo más de tiempo que sus compañeros. La solución se encuentra en dotar a las escuelas de más profesores y dividir a los estudiantes de un mismo curso según los niveles de desarrollo cognitivo.

Entonces, ¿podemos considerar que una de las causas de la tasa de abandono y el fracaso escolar puede ser la no adaptación de la educación a los diferentes niveles de desarrollo?
En cierta manera entiendo que los alumnos decidan abandonar la escuela cuando no pueden seguir el ritmo de sus compañeros, ya que se sienten desmotivados. Ello no hace vislumbrar un gran futuro profesional para este tipo de estudiantes, ya que es necesaria una educación básica. Por tanto, separar a los alumnos según sus capacidades y trabajar a distintos niveles puede ayudar a reducir las tasas de abandono con que nos encontramos en las escuelas.

¿Existen algunas estrategias o recursos para ayudar a los adolescentes a afrontar la adolescencia?
Tras haber realizado múltiples estudios con jóvenes entre 12 y 22 años he extraído 12 estrategias que podemos utilizar los adultos para conectar con ellos. La primera de ellas consiste en crear un ambiente que favorezca el intercambio de ideas y de sentimientos. La segunda está enfocada a ayudarles a crear espacios de introspección. La siguiente es permitirles explorar su espiritualidad, o entender cuál es su lugar en la familia, la comunidad y el mundo. Otro recurso clave es preguntarles por sus pensamientos e ideas, fomentar interacciones con varios tipos de adultos y pedirles que describan su proceso de toma de decisiones.

¿Y las 6 restantes?
Estar disponibles para ellos y escuchar –de verdad- lo que tienen que decirnos. Por otra parte, reconocerles su proceso de maduración y hablar con ellos del tema. Asimismo, dialogar sobre lo que les hace únicos, así como descubrir qué es lo que quieren ser y porqué. Y las dos últimas están relacionadas con saber cómo sienten que están cambiando o madurando y conocer los momentos que han resultado cruciales en su vida.

Fuente: http://blog.tiching.com/deanna-mason/

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Susanna Tesconi: “La tecnología y la pedagogía crítica van de la mano”

La investigadora italiana es diseñadora de entornos educativos y parte del movimiento Edumaker, que apuesta al aprender haciendo.

Por ladiaria.com.uy

El aprender haciendo es la base de la cultura maker que en los últimos años se ha introducido en el campo de la educación y devino en el movimiento Edumaker, del que Susanna Tesconi es una entusiasta defensora. La docente italiana es investigadora en España, donde hizo sus estudios de doctorado basada en la premisa de que la cultura makinges una potencial herramienta en la formación docente. Estuvo en Uruguay esta semana para participar en el ciclo de charlas de Fundación Ceibal “Repensar la educación para un futuro en construcción” y se la presentó como una diseñadora de entornos educativos. Ella asegura que esos ambientes funcionan mucho mejor cuando surgen del codiseño de todas las partes e incluyen la horizontalidad, el respeto y la estimulación para adquirir conocimientos, documentarlos y compartirlos. Tesconi habló con la diaria de cómo la tecnología entró en la educación y encontró su mayor potencial en el mundo maker, sin perder de vista la concepción de un ciudadano crítico.

¿Qué herramientas propone el movimiento Edumaker para trabajar en clase?

Son herramientas en algunos casos físicas, como microcontroladores, máquinas de impresión 3D o varios programas de dibujo. Pero, sobre todo, lo que es interesante es la forma de trabajar de los makers. Es jugar con la tecnología para aprender sobre ella en un entorno donde se mezclan personas expertas y personas que acaban de empezar. Eso es lo que nos motiva más; no lo llamaría un modelo de aprendizaje, sino un contexto donde se aprende en base al interés, al intercambio con otros y a la mezcla de perfiles diferentes, ahí está la creatividad. Me gusta decir que el making no es impresión 3D, es construir con lo que tengas a mano, que pueden ser técnicas tradicionales, como las artesanías.

Dijiste en la charla que no es que los docentes tengan miedo a la tecnología, sino miedo a perder el control cuando ingresa la tecnología al aula. ¿Cómo se trabaja esa pérdida de control y el miedo que genera?

Es un tema de encontrarse en una situación que no conocemos. Como docentes estamos acostumbrados a controlar el aula y de repente, al tener diferentes tareas, los alumnos deciden mucho más y eso desmonta todo el sistema. Nosotros hemos trabajado de par a par, y al estar nos damos cuenta de que no pasa nada. Lo importante es que vean que ese supuesto caos no lo es, es aprendizaje, y sobre todo es involucrar a estudiantes que pueden estar desconectados. Los docentes tienen miedo al juicio, son los que tienen que salir con los resultados, tienen que garantizar los aprendizajes, tienen al director, a las familias, es perfectamente comprensible su ansiedad con respecto a tener que entregar un resultado visible. Pero también hay que entender que somos profesionales que a veces vemos el resultado de nuestras acciones 30 años después.

¿Un docente puede empezar a trabajar solo en esta metodología o es necesario un apoyo externo?

Hay docentes que están aislados en sus centros pero encuentran alianzas externas por medio de internet, en grupos de la comunidad online, y lo implementan. Muchos docentes que trabajan con alumnado problemático sienten que ya no les queda otra y se lanzan a activar solos estas dinámicas. Claro que si cuentan con un apoyo es más fácil y se garantiza que el proceso sea más constructivo, que pueda tener futuro; estar solos frente a un aula es duro, es muy duro.

Comentaste sobre la importancia de activar el interés de los estudiantes. Sin embargo, muchos profesores piensan que a los jóvenes “no les interesa nada”. ¿Qué les dirías?

Hay que buscar, preguntar y dejar espacios para que se puedan expresar. Es muy difícil captar el interés de un alumno si no lo observás en su contexto natural, que no es el aula. Creo que es muy importante movernos del aula, hay que tener unas dinámicas de relación diferente para que estas cosas sucedan. Para captar su atención hay que hablar con ellos, observarlos y trabajar con la cultura popular. Aunque a nosotros, los adultos, no nos gusten los videojuegos o ciertos estilos de música, realmente son una forma de abrir las puertas, que ellos puedan traer sus propios contenidos. Eso también es educación en humanidades; hay que estar dispuestos a rediscutir nuestros gustos para dejar que los contenidos salgan de ellos.

La propuesta de Edumaker está totalmente emparentada con el aprendizaje basado en proyectos. ¿Cómo evaluás la implementación de esta metodología?

El mundo del trabajo funciona de esa manera: muchas empresas pasan de los títulos universitarios, quieren saber si eres bueno para hacer algo. Por otro lado, está muy presente la necesidad de la originalidad: queremos cosas nuevas, ya no se puede estar en un contexto donde se aplica lo enseñado y nada más, hay que aportar algo original y el aprendizaje basado en proyectos, en problemas o en arte; en realidad, todo lo que es generación de conocimientos a partir de unas prácticas es muy bueno y da buenos resultados.

Los cambios se están imponiendo, pero las viejas formas de educar se mantienen. ¿Cómo ves el proceso de recambio?

Ha habido un cambio en la generación de conocimiento a nivel mundial, las comunidades son más abiertas, hay lugares que antes eran sólo para expertos y ahora están abiertos, pero el sistema escolar eso no lo ha recibido del todo. Se hablan dos lenguajes diferentes: por un lado, el mundo de la creación tecnológica con software libre; por otro, el mundo de la educación progresista y su lenguaje teórico. A veces dicen lo mismo, pero en un lenguaje diferente, entonces hay desconfianza, muchos educadores ven el tema tecnológico como el diablo porque las primeras implementaciones se han hecho desde una mentalidad industrial, desde una mentalidad de formación de trabajadores y no de personas. Hay que hacer encontrar estos perfiles, hacerlos dialogar y que se den cuenta de que muchas veces están hablando de lo mismo: la tecnología y la pedagogía crítica van de la mano.

La industrialización es una de las principales críticas que se le hacen al trabajo por competencias. Algunos teóricos afirman que generan personas competentes a un sistema. ¿Qué opinión tenés?

Estoy de acuerdo, yo lo encuentro muy peligroso. Es algo que me preocupa muchísimo, sobre todo en las primeras etapas formativas. Trabajar las competencias en primaria me parece peligroso, porque se trabaja un solo tipo de competencias y se dejan otras, además de que hay mucha confusión en torno a lo que es una competencia y cómo se evalúa. Tenemos que tener en mente que estamos formando ciudadanos, que serán trabajadores, pero el foco no será eso. Yo siento mucha responsabilidad, me da mucho miedo, sobre todo trabajando en el ámbito de la tecnología, producir ejércitos de esclavos a medida de las multinacionales. Trato de trabajarlo mucho con los docentes.

Sin embargo, hay muchos docentes que trabajan paralelamente los proyectos y las competencias. ¿Creés que en algún punto pueden mezclarse?

Creo que hay un nivel superficial y luego un conocimiento y una conformación del ser que es más profunda. En muchos casos da bastante igual cómo lo logres, lo que importa es más bien el objetivo que te pones. Hay mucha gente que ha salido de una educación por objetivos muy cuadriculada, pero con una gran capacidad de interpretación de la realidad en base a su experiencia personal. Lo que tenemos que hacer es discutir qué significa ser docente y qué estudiantes estamos formando.

El cambio está en los futuros docentes. Pero ¿qué pasa con los profesores de formación docente? A veces ellos tampoco saben trabajar por proyectos como para enseñarlo.

Es que no se sabe por dónde atacar. En España hay docentes universitarios que nunca pisaron un aula de lo que están enseñando. Yo creo que lo que nos queda ahora, tal como está la situación, es la estrategia del virus, ir activando espacios de entusiastas, de personas que se lo crean y trabajen también con investigadores que puedan ayudar a transferir estas experiencias, para que se puedan multiplicar. El encuentro es fundamental para correr la voz y generar espacios de discusión que activen la curiosidad.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2018/10/susanna-tesconi-la-tecnologia-y-la-pedagogia-critica-van-de-la-mano/

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Amèlia Tey: “El adolescente se compromete por naturaleza”

Por Tiching Blog

¿Qué tres elementos cree que necesita un adolescente para sobrevivir emocionalmente a esta etapa?
Yo creo que hay tres elementos clave vinculados al exterior. El primero de ellos es la seguridad: la necesitan como el aire que respiran. Aunque nos parece que el adolescente manifiesta poca afectividad, o que es reactivo e intransigente, necesita una seguridad para su tranquilidad emocional que viene marcada por unos límites. Una reglas del juego que se marcan desde la familia y desde el colegio, y que le permiten saber qué puntos van a guiar sus actuaciones. Ofrecerles un marco de referencia les permite aceptar la autoridad del adulto pese a que también manifieste que la rechaza. Pero para que acepte estas normas necesita también un segundo elemento.

¿Cuál es este segundo elemento?
El afecto. El adolescente debe sentirse amado en lo más profundo de sí mismo. Debe saber que las personas que están con él tienen un vínculo afectivo que no desaparece pese a las reacciones que lleven a cabo. Cuando hablamos del profesorado, no creo que los docentes deban “amar” a sus alumnos, pero la afectividad se puede demostrar de muchas formas: un gesto, una mirada, una sonrisa… Debe transmitir la confianza que tienen en él, que apuesta por él. Esto está relacionado con la aceptación incondicional de la persona que para mí es el tercer elemento que da sustento al adolescente.

¿La aceptación incondicional por parte de los adultos?
Esto no significa que aceptemos incondicionalmente todo lo que hacen, obviamente. Si algo está mal hecho, está mal hecho, y más si hay unos límites marcados. Los adultos debemos intervenir sobre los hechos, no enjuiciando al adolescente. Lo que debemos hacer es valorar los hechos y así salvaguardar la autoestima de esa persona que se está construyendo. No es lo mismo decir “has hecho una tontería” que decir “eres tonto porque has hecho esto”. Es preferible cuestionar el comportamiento, porque de esta forma transformas un bloqueo en una oportunidad.

¿Qué cree que dificulta la relación entre adultos y adolescentes?
Muchas familias sienten que tenían un niño que era de una forma, y sabían “cómo llevarlo”. Pero, con la llegada de la adolescencia, se encuentran de hoy para mañana con una personita que cuestiona, que se niega. Los padres debemos cambiar el chip y ser conscientes de que delante tenemos una persona que está cambiando y se está construyendo y que la adolescencia es una etapa más. Cuando la familia o el profesorado se encuentra con esto, lo primero que intentan es volver a la situación anterior inmediatamente.

¿Y no es lo que se debe hacer?
No. Ni el adolescente volverá a ser el de antes ni el cambio hacia la madurez será inmediato. Nosotros tenemos que dedicar tiempo a gestionar estas reacciones. No podemos intentar que el cambio sea rápido, porque esto nos lleva al autoritarismo, a las coacciones, a las riñas.

¿Cómo es el adolescente?
Los adolescentes cuestionan los convencionalismos. Se mueven mucho desde los planteamientos de los ideales. Tienen muy claro lo que es, lo que podría ser y lo que les gustaría que fuera. Paralelamente, a nivel cognitivo han dado un salto y pueden pensar de forma mucho más abstracta. Yo animo a los padres a que participen en charlas y formaciones sobre lo que es la adolescencia, ya que la información les dará tranquilidad y herramientas para no personalizar las reacciones de su hijo contra ellos y entender que todos están en situaciones similares. Hay que desmitificar y relativizar las situaciones.

¿Existe un problema de comunicación entre adultos y adolescentes?
Yo creo que cualquier cambio generacional implica una mirada diferente de la vida. Enfocamos de forma distinta los retos, las oportunidades o las circunstancias. Actualmente, además, estamos viviendo cambios muy radicales. Puede generarse una mayor dificultad de comunicación sobre todo si las generaciones están muy alejadas, ya que la diferencia en estos casos es más notable. Pero las dificultades de comunicación siempre han existido. Los proyectos de vida de antes y ahora no tienen nada que ver.

¿Cómo actúa la familia?
La familia siente que tiene una doble función. Por un lado, dar herramientas al adolescente para adaptarse al medio y por otro lado siente que tiene la función de transmitir unos valores que para ellos son ideales. Cuando un hijo reacciona diferente a lo que la familia espera, suelen suceder una de las siguientes cosas. La primera, cerrarse en banda y optar por una posición autoritaria. La segunda es delegar y mandarlos al psicólogo o a cualquier otro profesional, pero sin cuestionar la relación padre-madre-hijo y la dinámica que se sigue en casa. Y por último, que los padres “dimitan” y adopten un rol de colega. Si hacemos esto, estamos faltando a la función que tenemos y que el adolescente espera de nosotros. Él ya tiene colegas.

¿La adolescencia es un momento clave para adquirir determinados valores?
La adolescencia es un período muy potente porque a nivel cognitivo pueden entender las cosas de una forma más completa. Es un momento en el que tienen un planteamiento muy idealista, y es la primera vez que se plantean qué pasa en la sociedad. La primera vez que ven que las leyes y las normas son cuestionables. Esto hay que redirigirlo para evitar que opten por hacer lo que les da la gana porque ellos consideran que es lo correcto. Todo esto se puede vincular hacia el compromiso, hacia la responsabilidad colectiva, hacia el bien común. El adolescente se compromete por naturaleza.

¿Cómo les podemos ayudar?
Es importante que los adultos les demos marcos de referencia, porque ellos consideran que tienen la verdad absoluta. Que vean que hay formas distintas de hacer las cosas. Es un buen momento para prácticas de APS, pero es muy importante trabajar la reflexividad de sus actuaciones. Los adolescentes son emoción pura y dura y viven en el presente y para el presente. Es importante que reflexionen sobre qué hacen, por qué lo hacen, qué consecuencias tiene sobre ellos mismos y en los otros…
Además, el adolescente debe sentir la familia de forma cercana porque cuando tenga un problema, si no encuentra cobijo en la familia, buscará a los amigos. Y, hoy en día, es hasta posible que la familia no sepa ni quiénes son.

¿Cómo afronta un padre o una madre el hecho de no conocer con quién se relaciona su hijo?
Es imposible no sentirse inquieto y nervioso cuando no sabes con quién se relaciona tu hijo. El adolescente permanentemente se siente ultrajado, pero si la familia ha establecido unas buenas bases de relación, sabrá que puede recurrir a sus padres ante momentos de vulnerabilidad. Pero no podemos pretender que nuestro hijo cuente con nosotros de repente, si antes no hemos mostrado interés por su vida, por sus aficiones, por sus amistades.
También es cierto que los hijos recurren a los padres en el momento en que tienen la duda y si en ese preciso instante el adulto no está disponible, perdemos esa oportunidad de comunicación y seguramente el adolescente resuelva su conflicto por otra parte. Además, es importante contenerse a la hora de responder ante estas situaciones. Si en el momento de vulnerabilidad juzgamos la situación o sus actuaciones, no nos volverán a contar nada.

¿Qué relación debe existir entre escuela y familia durante la adolescencia?
La relación entre familia y escuela siempre debe estar, y es imprescindible porque son los dos agentes educativos más potentes, es donde hay más oportunidades pedagógicas. Debe existir un interés común por el beneficio del adolescente., aunque también puede ser que tengan planteamientos educativos distintos y en estos casos es cuando más hay que reforzar la comunicación. Está bien que haya complementariedad, incluso divergencia, pero es importante conocer qué se dice en cada ámbito para no dar mensajes contradictorios.

Escuela y familia no siempre van por el mismo camino entonces…
A veces hablamos de las mismas palabras, pero no estamos hablando de lo mismo. Por ejemplo, no hay familia a la que no le parezca importantísimo el respeto. Pero a lo que a unos les parece una falta de respeto, a otros les puede parecer banal. Lo mismo con la responsabilidad, y así podríamos decir un valor tras otro. Cuanta más comunicación percibe el adolescente que hay entre escuela y familia, más consistencia se le da al planteamiento educativo.

¿Qué puede hacer la escuela para fortalecer esta consistencia?
Desde la escuela hay que potenciar la vinculación con las familias, que no quede en una entrevista anual. Durante la Secundaria cada profesor hace su materia y punto, y esto significa que están poco rato con un profesor de referencia. Los tutores en Secundaria no están tanto tiempo con los adolescentes como los estaban los tutores de Primaria.
Lo que creo que es clave es que a los tutores se les escoja por su excepcionalidad, no se valen las rotaciones. Deben ser personas con una mirada y bagaje concreto y una forma de ser determinada, y deben favorecer la comunicación. Cuando un tutor conecta con los adolescentes, se convierte en su referente pese que les ponga límites, o no les acepte ciertos comportamientos. Y si la relación con el adolescente es buena, con la familia es mucho más potente.

¿Qué atributos debe tener este tutor?
Debe ser una persona sensible, empática, respetuosa, con las ideas claras, que sepa escuchar, que tenga iniciativa, y que tenga habilidades sociales. Es importante que sepa transmitir aquello que quiere transmitir. Debe ser vocacional, que confíe en que quien tiene delante es capaz de dar mucho más. Creer que el otro se puede perfeccionar. Es una pieza clave: es alguien con carisma.

Fuente: http://blog.tiching.com/amelia-tey-adolescente-se-compromete-naturaleza/?utm_content=CMPAm%C3%A8liaTey&utm_medium=referral&utm_campaign=cm&utm_source=twitter

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“No se enseña a la gente a resolver problemas, se les enseñan rutinas de ejercicios y si te apartas de ellas es un desastre”. Entrevista a Francisco Marcellán. Presidente de la Real Sociedad Matemática Española.

Entrevista/08 Noviembre 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

Francisco Marcellán asegura que se ha devaluado el nivel de conocimientos de quienes llegan a la docencia tras su paso por la universidad. Aboga por más y mejor matemática, pero no repetitiva.

Se acaba la entrevista y Francisco Marcellán, catedrático de Matemática Aplicada en la Universidad Carlos III de Madrid y presidente de la Real Sociedad Matemática Española, le hace el trabajo al periodista. “Básicamente, tenemos cuatro preocupaciones”, resume. “La forma en que se enseñan las matemáticas, el objetivo que tiene esa formación, la formación del profesorado y que los poderes públicos sean conscientes de que las ciencias necesitan unos procesos de aprendizaje no memorísticos, no rutinarios”, resume. De estos temas —y otros, como las oposiciones o la escasa presencia femenina en los estudios de ciencias en general y matemáticas en particular— charlamos con este profesor universitario y formador de ingenieros con varias décadas de experiencia a sus espaldas.

Empecemos por lo más básico. ¿Por qué es importante la educación en matemáticas?

Para despertar la curiosidad de los estudiantes ante problemas de la vida real y saber formalizar situaciones que pongan en contexto las respuestas matemáticas a sus problemas. Algo tan abstracto como decir qué tienen en común cinco bolsas de peras con cinco bolsas de manzanas ya en sí es un proceso de abstracción que va más allá de lo concreto para fijarse que hay elementos comunes, modelos, que rigen comportamientos en la vida cotidiana. En segundo lugar, las matemáticas son importantes en la medida que permiten buscar alternativas frente a respuestas unívocas. Una de las tareas matemáticas más importantes es la creatividad de respuestas, buscando no solo la originalidad sino la rapidez y la proyección a futuro en esas respuestas. El tercer elemento es que las matemáticas configuran un ámbito cultural en el sentido de que tienen conexiones con no solo las ciencias, sino también con humanidades, artes o ciencias sociales, en la medida, por ejemplo, en que las matemáticas están detrás de procesos de seguridad de datos, cuestiones relacionadas con riesgos financieros, etc. Están detrás de modelos que tienen que ver con la propagación de enfermedades, el control de la evolución de tumores, por ejemplo. Es relevante también que las matemáticas están vinculadas a la modelización de fenómenos naturales, que es un hecho que me parece que le da un valor especial.

¿Le preocupa la escasa presencia femenina en los estudios de ciencias en general y de matemáticas dentro de ellas?

En las matemáticas es un problema comprobado: el número de catedráticas es infinitamente menor que el de otras áreas. Catedráticas de universidad en matemáticas hay como un 20%, mientras el promedio en general es de un 40%. Ese problema real viene motivado por tres hechos: primero, las pocas vocaciones matemáticas que se despiertan en los estudios no universitarios. Un dato objetivo: en las Olimpiadas Matemáticas el número de mujeres es mínimo. No solo el número de las que se presentan, sino que en la última olimpiada española no había mujeres entre las medallistas. Segundo, puede haber un incremento de mujeres que estudian matemáticas en la universidad, se calcula que es un 40% ahora. Tenemos que fomentar que las mujeres estudien matemáticas. Tenemos la palabra simbólica STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), que constituye uno de los objetivos importantes que se han fijado las comunidades científicas y los responsables educativos de los países: atraer mujeres a este ámbito. Pero también hombres, es importante que haya una base social estudiando esas carreras. El tercer problema son las dificultades que tiene el desarrollo científico para matemáticas porque es una investigación compleja. Una persona cuando acaba la tesis tiene que hacer un periodo postdoctoral, casi siempre en el extranjero. Y las limitaciones que hay para las mujeres por problemas de conciliación familiar son mucho mayores que para los hombres. En síntesis: estudios no universitarios en los que habría que fomentar para las ciencias, no solo las mujeres. A nivel universitario, incrementar el número de mujeres que estudia matemáticas pensando en una orientación no solo de servicio (con dedicación a la docencia) sino también a la investigación y el trabajo en empresas. Conciliar la vida familiar con la actividad científica, que es realmente muy exigente.

Pero esto último se da en un estadio avanzado. Antes de eso, ¿cómo se puede atraer a las mujeres a estas áreas?

Pienso que atraer a mujeres a áreas científicas y tecnológicas tiene dos componentes. Por un lado, los profesores juegan un papel central para estimular que vengan estudiantes para realizar aprendizajes en aspectos científicos. Eso se traduce a su vez en que quieren estimular el aprendizaje, no se tienen que limitar a aprender rutinas, hay que hacer más cosas: fomentar la curiosidad, las actividades creativas, etc., que implican una acción mucho más dinámica por parte de los profesores que sencillamente enseñar. Tienen que enseñar a pensar. Las ciencias implican algo más que el aprendizaje de rutinas. Implican despertar curiosidad, la búsqueda de alternativas y, sobre todo, el contraste de hipótesis y opiniones.

Entiendo por lo que dice que esto no se hace ahora.

En absoluto. Hay un documento que debería tener una publicidad absoluta, que es el discurso que pronunció el presidente de la Real Academia de Ciencias Físicas y Naturales, que lleva por título Un pequeño elogio de la ciencia pequeña. La ciencia pequeña, aplicada a las matemáticas, son esas matemáticas que detrás de ellas llevan unas reglas, pero que si no se saben explotar se convierten en rutinas. Ponía un ejemplo muy sencillo: un grifo llena el depósito en dos horas, otro lo hace en tres. Si se abren a la vez, ¿cuánto tiempo tardarán en llenar el depósito? Es un ejercicio matemáticamente elemental, pero que exige pensar, no solo dar la regla para resolverlo. Hay que saber qué hay detrás del problema. Esto es uno de los inconvenientes fundamentales. En mi opinión los profesores forman a los alumnos para aprobar exámenes, y en el caso de las matemáticas es especialmente preocupante. Buena parte de la educación secundaria en matemáticas está orientada a que los alumnos realicen ejercicios que les permitan pasar las pruebas de acceso a la universidad. Me parece un error gravísimo. El hecho fundamental es que la gente aprenda y, como consecuencia de ello, pueda superar las pruebas de acceso a la universidad, no fijarse como objetivo introducir unas rutinas mecánicas para aprender los ejercicios que van a ser propuestos en las pruebas de acceso. Esto es un error completo.

¿Cuánta culpa de esta situación los currículos? Sé que es un tema que les preocupa.

Nos preocupa de una manera fundamental. A la hora de plantear estadios y objetivos de aprendizaje hay que contar con la gente que sabe de matemáticas, va más allá de criterios pedagógicos. Hay que combinar de manera razonable criterios pedagógicos con criterios de contenidos, y en mi opinión se han primado los primeros sobre los segundos. Quienes tienen que enseñar matemáticas son personas que deben reflejar lo que han experimentado aprendiendo matemáticas. Las dudas no solo en las respuestas sino en las preguntas. No solo rutinas que están tabuladas en forma de contenidos. Un ejemplo significativo: la RSME organiza las olimpiadas matemáticas. Están orientadas no desde la perspectiva de un aprendizaje para todos sino para detectar talento matemático. Esos aprendizajes se hacen fuera de los horarios académicos porque somos conscientes de que el contenido académico regular no facilita esa detección del talento y el desarrollo posterior. Creemos que se tiene que combinar un fenómeno de equidad con otro de saber quién tiene predisposición especial para las matemáticas. Todo ciudadano tiene derecho a conocer las matemáticas, pero hay que desarrollar el talento de aquellos que están predispuestos para atender las matemáticas de otra manera, para formularse problemas e ideas que no sean comunes.

Una de sus preocupaciones son las ratios alumno/clase. ¿Es imposible enseñar matemáticas bien con 30 alumnos en una clase?

El problema es que 30 alumnos en clase pueden tener diferentes predisposiciones a aprender y lo que se obtiene a consecuencia de ello es un programa de mínimos. Pero en modo alguno da significado a aquellos que tienen especial predisposición. En el momento en el que la clase se acaba, el profesor, la única posibilidad que tiene es estimular a aquellos que destacan y lo tiene que hacer al margen de la estructura académica. Esto es un problema realmente importante. Enseñar en la diversidad significa que no todo el mundo está en condiciones de avanzar en las matemáticas. Esto significa que cada uno pueda dar de sí según sus capacidades. El clásico ejemplo: una persona puede ser un buen corredor de fondo, pero difícilmente podrá ser buen corredor de velocidad. La tarea importante es distinguir unos y otros para estimular que en su capacidad sea el mejor posible. Ese es el problema que creo que hay en el sistema escolar: por intentar igualar estamos haciendo perder oportunidades para aquellos que creen que pueden mejorar y creen en ellos una sensación de frustración que puede ser importante.

Le he leído criticar la formación de los profesores. Ya ha comentado que le disgusta que se prime lo pedagógico sobre el conocimiento. ¿Qué más le preocupa?

La primera cuestión es que la apuesta por una mejora de la formación de los profesores de secundaria es un hecho fundamental de un sistema educativo. Aquí hablamos mucho de Finlandia, pero creo que en nuestro caso tenemos unos procesos en los que tenemos unos grados de educación primaria y luego unos másteres. Es fundamental que los másteres formen matemáticamente a los profesores que van a impartir la materia en Secundaria. Formar en matemáticas, no en dinámicas concretas. Esto significa conocer la base matemática, conocer cómo se generan problemas, cómo se pueden dar alternativas a los problemas, porque a medida que el profesor se forma en esas cuestiones las transmitirá a los estudiantes. Un profesor enseña lo que sabe, un profesor debe transmitir las dudas que experimentó él ante un conocimiento. Si se limita a reproducir métodos e ideas sin ningún tipo de posicionamiento, el alumno va a reproducir ese tipo. El tercer elemento que me parece fundamental es que el profesor no nace, se hace. Esto significa que la formación que tiene en el máster de Secundaria la tiene que contrastar, de manera que cuando se incorpore a un sistema educativo haya experimentado las dificultades que se vaya a encontrar a la realidad. Podríamos tener unos másteres de Secundaria maravillosos, pero si el profesor no ha practicado con los alumnos y se ha enfrentado a las dificultades que presenta el aprendizaje, me parece un suicidio que el profesor que ha sacado una brillante oposición cuando llegue a la realidad se enfrente con ella, con un coste durísimo para él, los alumnos y el sistema educativo. De ahí que el MIR educativo del que se habla, bien planteado, puede ser una buena herramienta. El médico se ha formado en una facultad de medicina, pero no es suficiente, tiene que tener un periodo práctico y durante ese periodo experimenta con las realidades que se va a enfrentar profesionalmente. Lo hace con unas garantías, un salario digno y sobre todo con una vocación de trabajo colectivo que va más allá del problema personal que puede significar enfrentarse a los alumnos.

Hemos mencionado las oposiciones. En Matemáticas es habitual que haya muchos suspensos. ¿Ve una explicación? ¿Qué solución tendría?

Tiene una explicación bastante lógica. Yo acabé la carrera en el año 73. Buena parte de mis colegas que querían dedicarse a la Secundaria estaban un año dando clase, preparaban las oposiciones y las aprobaban al año siguiente. Muchos eran catedráticos de instituto al año siguiente de licenciarse. Había un modelo de oposiciones que reflejaba muy bien los contenidos de lo que se enseñaba en la universidad. La situación actual es que buena parte de los matemáticos optan por la Secundaria en un 20%, aproximadamente, porque hay un nicho de trabajo. Eso no cubre la demanda de profesores. Está ocurriendo entonces que determinados sectores profesionales con altas cotas de paro (arquitectos, físicos, químicos, determinadas ingenierías) están optando a estas plazas. El problema es que la formación matemática de esa gente se ha reducido tras Bolonia [el espacio educativo superior europeo] en un 50%. No tienen la formación matemática necesaria para afrontar los contenidos matemáticos que hay en muchas oposiciones. De ahí que en algunas comunidades autónomas la tasa de fracaso sea preocupante, por ejemplo, en Madrid. En otras comunidades autónomas no se ha dado porque había un alto número de gente con formación matemática que se presentaba. Por tanto, dos opciones: una es destacar que ha disminuido de manera importante la formación matemática. Otra, que los matemáticos encuentran nichos de trabajo fuera del ámbito educativo.

No basta entonces con el nivel de una ingeniería para dar clase en Secundaria.

En mi opinión, en absoluto. Yo soy profesor de ingeniería industrial. Las matemáticas que dábamos en ingeniería industrial hace 40 años no tienen nada que ver con las de ahora. No solo en intensidad, se ha reducido. Esas personas que quieren optar a dar clase de matemáticas, ante unos exámenes que se plantean en las oposiciones, igual hace 30-40 años las podían afrontar tranquilamente; ahora no los pueden afrontar. No se enseña a la gente por ejemplo a resolver problemas. Se les enseñan rutinas de ejercicios y en el momento en el que te apartas de la rutina es un desastre.

Una duda tonta que leí el otro día en algún sitio. ¿Las matemáticas se inventaron o se descubrieron?

Surgieron de la realidad. Surgieron de problemas tan elementales como la astronomía, conocer la posición de los astros. Surgieron con problemas relacionados con el reparto de tierras, en relación con la herencia, surgieron por entender el mundo, en el fondo como la Filosofía. La idea era tratar de dar una explicación racional a efectos que se veían de manera natural en el ámbito cotidiano. En un momento determinado esas experiencias que surgen de lo natural necesitan una abstracción. Ahí surge la matemática, como la Filosofía, como un intento de superar lo concreto para intentar entender la realidad. Ver si esos modelos, ante nuevas situaciones, pueden dar respuestas. Si el modelo no da respuestas, automáticamente hay que revisarlo. Esa es la esencia de las matemáticas.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/08/no-se-ensena-a-la-gente-a-resolver-problemas-se-les-ensenan-rutinas-de-ejercicios-y-si-te-apartas-de-ellas-es-un-desastre/

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“Las aulas en las que se da clase responden a otro tipo de sociedad. Hoy no sirven y hay que cambiarlas”. Entrevista a Mariano Fernández Enguita

Entrevista/08 Noviembre 2018/Autora: Laura Galaup/Fuente: El diario la Educación

El catedrático de sociología de la educación Mariano Fernández Enguita abre el debate sobre la profesión docentes planteado por el Ministerio de Educación.

El Ministerio de Educación ha iniciado este martes un debate para la reforma de la profesión docente. La titular del departamento, Isabel Celaá, ha inaugurado un foro en el que más de una decena de expertos han planteado algunas propuestas. En su discurso de apertura, la ministra ha abierto la puerta a la elaboración de un sistema de “evaluación riguroso” para los profesores. Uno de los participantes, el catedrático de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense, Mariano Fernández Enguita, aboga en una entrevista con eldiario.es por una modificación completa del sistema de acceso a la impartición de clases.

¿Qué opina sobre las evaluaciones a docentes que ha planteado la ministra?

Estoy por la transparencia y creo que la oposición a la evaluación, es la oposición a la transparencia. Los centros son opacos, hubo un tiempo en el que no se podía preguntar nada a un centro. Nadie defiende que se va a evaluar a los profesores por las notas de sus alumnos. Son maneras de fomentar miedos. Si tenemos transparencia, la evaluación viene sola. Si las cosas se ven, el centro lo ve, los compañeros lo ven, las familias lo ven y la dirección también.

¿Cómo cree que se puede mejorar la profesión docente?

Lo dividiría en tres fases. Creo que hay un amplio acuerdo en lo que sería la mayor novedad, la inducción o periodo de prácticas. Es necesario que sea selectivo, no puede ser que todo estudiante vaya ahí. Debe haber una prueba. También tiene que haber una selección de los centros, no vale cualquier centro. Tienen que ser buenos centros, que sean innovadores o de calidad. Se debe seleccionar a los mentores, no se aprende con cualquier profesor.

Por supuesto, que también tendría que regularse el salario: entre el salario mínimo y las [becas predoctorales] FPI o FPU. Si hacemos eso, podremos librar a la formación universitaria del prácticum. Sustituiremos los tres o siete meses, según el máster o magisterio equivalente, del prácticum que nadie controla por dos años de un buen prácticum.

Después de una evaluación positiva de ese periodo de inducción, ya se debería habilitar al profesor en todo el territorio nacional. Tendría que ser una habilitación única a la que las comunidades autónomas puedan añadir requisitos adicionales, no alternativos. Si quieren ir a Catalunya y País Vasco y les requieren la lengua, adelante, que se la exijan. Pero no que les planteen que tienen que estudiar otro temario de geografía. Hay que mantener la movilidad del profesorado, que las personas y los trabajadores se puedan mover libremente por España,

Dentro de su planteamiento, ¿en qué punto quedan las oposiciones?

No veo al profesorado pasando del periodo de prácticas al funcionariado, haciendo corriendo la oposición. Creo que la oposición no es un buen método y se debería mirar a la universidad. Antes, en los campus no había nada más que la inestabilidad y luego la oposición. En la práctica se ha configurado un periodo intermedio. La carrera típica de un profesor universitario son cuatro años de beca, otros tantos de ayudante y luego contratado doctor, antes de ser funcionario. Podríamos pensar en periodos contractuales como profesor de pleno derecho, con una contratación laboral. Un par de periodos de cinco años, en los que habría que revalidar la acreditación.

El sistema universitario también ha recibido críticas por favorecer la endogamia o casos [como en el Instituto de Derecho Público de la URJC] que han demostrado que los profesores jóvenes tienen que encontrar a alguien que les tutele para poder crecer profesionalmente…

Endogamia, no. Antes, había mucha. Tenías que encontrar a alguien que te tutelase y que podía tutelar al mejor candidato o a su sobrino. Hoy no hay eso, pero hay un tremendo localismo, si no estás dentro no hay manera de entrar. Es muy difícil moverse en la universidad. En términos estrictos antropológicos es una matrilocalidad, no te mueves de donde está tu madre. No te mueves de la universidad en la que entraste por primera vez. Pero eso no tiene lugar aquí porque no procede.

Aquí hay que asegurar una oferta formativa, que tendría que consistir en ofertar en parte toda la formación inicial que el profesor tuvo a su disposición y no usó. Por ejemplo, no aprendió nada sobre autismo y ahora le parece que debe hacerlo. En segundo lugar, hay que apostar por una formación determinada por los programas de las comunidades autónomas, por las necesidades de los centros. Y en tercer lugar, dar un poco de margen para la barra libre. Si alguien piensa que hay que estudiar mindfulness, que lo estudie. De ahí puede venir un poco de innovación, sin pasarnos. Esa formación tendría que ser parte de la carrera docente.

También apuesta por modificar los criterios de movilidad que tienen los profesores…

Creo que hay que cambiarlos. La antigüedad podrá dar dinero pero la asignación a un centro deben hacerla los centros, grupos de centros o autoridades locales. Hay muchos métodos para eso. Tienen que ser seleccionados por concurso de méritos y no por antigüedad. Por ejemplo, si se necesita a alguien que trabaje sobre minoría gitana o sepa trabajar con alumnos con dificultades del lenguaje. El centro dice qué necesita y se realiza un concurso público regulado. En Japón los centros plantean sus necesidades y una instancia local saca un concurso al que la gente se presenta con sus méritos y se decide. Entre esos méritos se podría incluir haber tenido iniciativa, haber emprendido innovaciones o haberse formado en cosas relevantes.

¿Considera que el sistema actual valora estos méritos?

El sistema actual es absolutamente burocrático. Al contrario, el sistema actual desmoraliza a los profesores que se lo toman en serio. Da igual tomárselo en serio, que no. Da igual hacer un curso bien, que firmar. Da igual hacer algo que tiene que ver con las necesidades que tú vives, que hacer lo te viene bien porque es el miércoles a las cinco. Da igual, se ha burocratizado de tal manera que sirve de poco. Hay gente que sobrevive en eso porque tienen conciencia profesional, ven lo que hay que hacer y buscan la manera de hacerlo, pero el sistema no ayuda.

¿Cómo se consiguen que las ideas que está planteando usted y sus compañeros se implementen?

Creo que hay una cierta oportunidad en la inestabilidad política, paradójicamente. Nadie puede dictar sus condiciones. Si hay un acuerdo para poner en pie eso que llamamos inducción, sí que creo que hay una oportunidad.

El fracaso del pacto educativo ha demostrado las dificultades que tienen los grupos políticos para llegar a un acuerdo…

Creo que hay que abandonar la idea de un pacto educativo, creo que lo que hay que hacer son muchos pactos educativos. Creo que no es posible un acuerdo educativo porque cada cual tiene su veto. Es un sistema de pactos cruzados que hace imposible la decisión. Pactemos sobre las lenguas, sobre la carrera docentes, financiación, ordenación básica del sistema, sobre la autonomía de los centros, la distribución de capacidades y decisión de los centros.

¿Qué responsabilidad tiene la situación actual de la profesión docente con las altas tasas de fracaso escolar de nuestro país?

Muchísima. En toda institución la profesión es decisiva, da igual que sean los tribunales, los hospitales o los Ejércitos. En una fábrica, no. En una fábrica el decisivo es el ingeniero o el patrón, el resto más o menos obedecen. No quiero simplificar. Todos tienen su importancia, pero las órdenes vienen de arriba y están muy reglamentadas.

En las instituciones la profesión manda. Otra cosa es que el profesional individual esté limitado. Está limitado por la reunión colectiva de los profesionales, llámese claustro; está limitado por los editores de los libros de texto, pero los que los hacen también son profesores; está limitado por los ministros y consejeros, que son profesores; o por la herencia del pasado, que la han formado los profesores y los estudiantes de universidad que dicen que no cambie nada, que se han preparado para esto. Todo eso es la profesión. La profesión es esencial, es la que puede arreglar las cosas y puede estropearlas.

¿Qué papel juega en esa afirmación los recortes o los aumentos de ratio?

La ratio es un problema maldito, no tiene solución. Cuanto más pequeño es un grupo y más intenta un profesor diversificar la enseñanza, no puede tener tiempo. Cuanto más intenta diversificar, más mareado está con la ratio. Me parece que hay otras formas. Hay algo que llamo la hiperaula, para lo que hay que olvidarse de un profesor, un grupo de alumnos y un aula, y pensar más en grandes grupos, con varios profesores, que cambian constantemente de configuración.

Esto que llamamos el aula, que en inglés lo llaman classroom, que es más exacto porque quiere decir la habitación de la clase y no la habitación en la que damos clase, responde a otro tipo de sociedad. Hoy no sirve y hay que cambiarlo. Eso lo inventaron los curas entre los siglos XVII y XIX, es un plagio del monasterio y de la fábrica de la Primera Revolución Industrial.

Una de las críticas que se ha planteado es la escasa retroalimentación que hay entre profesores en nuestro país. ¿Por qué los docentes españoles no meten en sus clases a observadores o a otros compañeros para recabar opiniones?

Se debe a la desconfianza. En un país que no ha sido democrático durante cerca de medio siglo se genera una desconfianza hacia el poder y las instituciones. Por lo tanto, el maestro y el profesor piensan que si les ven, algo malo les va a pasar. Creo que hay una conciencia de que uno nunca está a la altura de la tarea. Cuando pregunto a los profesores el balance siempre es el mismo, al principio sienten pánico y luego un alivio enorme. Al final, el gran problema de un profesor no es que le vean y le evalúen.

El problema es que un niño se ha cortado y qué haces con los otros treinta, o que te atascas y no sabes responder a una cuestión. La docencia no es una técnica precisa, estar con otras personas es mil veces mejor.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/07/las-aulas-en-las-que-se-da-clase-responden-a-otro-tipo-de-sociedad-hoy-no-sirven-y-hay-que-cambiarlas/

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“Las maestras de infantil deberían ser las mejor pagadas”.Entrevista a Enrique Díez

Entrevista/08 Noviembre 2018/Autor: Víctor Saura/Fuente: El diario la educación

“La educación, ahora mismo, está sola”, sostiene Enrique Díez, ante un panorama donde al capitalismo sólo le quedan “los bienes públicos” por conquistar. Porque la escuela, añade, educa para la cooperación, pero el sistema social, la tribu, está educando para todo lo contrario.

Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León y responsable federal de Educación en Izquierda Unida, Enrique Javier Díez Gutiérrez es una de las voces más rotundas que se pueden escuchar en España sobre organización y sistema educativo. Ha publicado numerosos artículos y libros, entre ellos Neoliberalismo educativo (Octaedro), que los suscriptores de El Diario de la Educación recibieron a principios de año en sus casas. Hace unos días ha pasado por Barcelona, invitado por la FAPAC (federación de ampas) para participar en dos jornadas consecutivas (viernes y sábado) sobre educación intercultural y sobre segregación escolar. Nos encontramos con él un rato antes del primero de los debates, que se hace en la escuela Collaso i Gil, situada en el barrio del Raval, y cuyo alumnado está formado por más de un 90% de hijos de inmigrantes.

En tu libro describes un escenario casi apocalíptico, en el que el capital prácticamente se ha adueñado de la educación. ¿No es un poco tremendista?

Ahora mismo, si nos fijamos en lo que está ocurriendo en Europa, donde la ultraderecha gana terreno, donde el neoliberalismo se ha asentado como pensamiento prácticamente único, donde han desaparecido los movimientos intelectuales que en otra época planteaban alternativas, donde en Brasil surge un movimiento político para penalizar la pedagogía de la liberación… yo creo que el escenario que describo es bastante realista. Es más, creo que el futuro va a ser bastante más tétrico. Y lo que veo es que la comunidad educativa ha asumido los principios y valores neoliberales. Sobre todo en secundaria se habla mucho de objetivos escolares, de sacar alumnos del aula para que así una buena parte del profesorado se dedique a lo que entiende que es el alumnado con el que debería trabajar habitualmente, que es aquel que se ha adaptado al sistema escolar. Por no hablar de la formación universitaria del profesorado.

Hable, hable.

Las nuevas generaciones no se cuestionan el modelo escolar, y de hecho han abandonado la reivindicación como un espacio también del maestro. Y la formación del profesor de secundaria es caótica, ¿qué hace éste cuando sale? Pues repetir lo que experimentó y vivió en su infancia, es decir, contar con sus palabras lo que dice el libro de texto. Yo que he sido orientador me decían: “Este chaval tiene problemas, te lo mando, tú me lo arreglas y cuando funcione bien me lo devuelves”; “oye, que esto no es un taller mecánico, yo estoy para orientarte a ti”; “ah, no, yo no soy ni su padre ni su mentor, yo estoy para dar instrucción”; “es que para esto no te necesita, porque ya está internet”.

Al menos en León saldrán maestros con espíritu crítico…

Mis alumnas me dicen: “Vale Quique, muy bien, buen análisis, pero no me comas la oreja porque este fin de semana me voy a Carrefour”. A comprar y a consumir. Es decir, la escuela, ahora mismo, está sola. Ni siquiera en los niveles superiores se la creen. Con lo cual, si los medios de comunicación, la calle, el sistema social plantea ese modelo donde los referentes tienen otras expectativas, estamos engañando a los alumnos, les estamos haciendo incluso inadaptados sociales. Hace 20 años igual no hubiera dicho que el panorama es muy negro, pero ahora sí.

Cualquier tiempo pasado fue mejor.

Ahora mismo parece que el capitalismo ha conquistado el planeta, ha poblado la tierra, y el último reducto que le queda por conquistar son los bienes comunes. Hablamos mucho de la guerra económica pero no de la ideológica, y creo que nos han ganado por goleada porque han conquistado el sentido común planetario. Por tanto, no digo que hace 20 años fuera mejor, sino que al menos había esperanza porque se planteaban otras alternativas.

Ha hablado antes de la tendencia a separar y a competir en la escuela, pero en cambio cada vez se habla más de la cooperación y la inclusión como valores de futuro.

Es verdad que hay experiencias cooperativas, que son puntuales y muy interesantes, y que hay muchas declaraciones de cooperación, pero eso no es la política general del sistema educativo, ni es la práctica real de la mayoría de centros. También es cierto que hay que diferenciar entre infantil y primaria, y ESO y bachillerato. Como ejemplo, los mismos patios escolares siguen estando dominados fundamentalmente por los chicos que juegan al futbol. O seguimos también con exámenes muy competitivos como método de evaluación. Aquí mismo estamos en un centro segregado en el que no me parece que haya mucha cooperación.

La escuela del franquismo seguro que era más alienante que la actual y en cambio no impidió que apareciera una ciudadanía crítica.

Hay una diferencia fundamental: un sistema fascista es un bloque contra el que luchar, está muy claro quién es el enemigo. Pero cuando el enemigo lo has interiorizado, e incluso lo deseas, es otra cosa muy distinta. Muchos trabajadores de Uber o Cabify te dicen que ellos tienen la libertad de elegir ser explotados. Por eso yo hablo de la claudicación del sentido común. En León acaban de despedir a trabajadores de la multinacional Vestas porque la planta que tiene ahí se deslocaliza, les planteábamos que es el momento para nacionalizar y que asumiesen esa producción como cooperativa con el apoyo público, y lo que nos decían era que querían cobrar el subsidio lo más alto posible y que luego ya se verá. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. La mayor parte de la población ahora mismo está en esta línea, que es lo que yo llamo la pedagogía del egoísmo. O sea, la escuela educa para la pedagogía de la cooperación pero implícitamente buena parte del sistema social está educando para lo contrario. Yo lo veo muy claramente en el tema de los conciertos educativos.

Entramos en terreno pantanoso.

Tú les preguntas a las familias y te dicen: “Es que yo quiero el mejor centro para mi hijo”. ¿Y para los demás niños? Y te dicen: “Es que yo tengo derecho a elegir”. Pues no, el derecho a la educación lo tiene el niño o niña, y no lo digo yo, lo dicen todos los organismos comenzando por la ONU y la Unesco. Y segundo, lo que queremos es el mejor centro para todos los niños y niñas. Nadie tiene un derecho por encima del resto, y lo preocupante es que la mayoría de gente quiere libertad de elección para elegir lo mejor para él, es decir, busca salidas individuales, que es el modelo neoliberal.

Es que no se ha encontrado la manera de hacer una asignación de centros de una forma que no genere quejas.

Creo que los poderes públicos tienen la función de planificar, al margen de si hay quejas o no. Tenemos que planificar el sistema educativo en función del bien común, al margen de las preferencias o la selección de los padres, porque no hay libertad de elección, lo que hay es preferencia de selección, y eso lo dicen todas las investigaciones. Por eso los conciertos ahora mismo no tienen ningún sentido. Como dice Gimeno Sacristán, los conciertos sólo se eligen porque no quiero que los míos estén con una clase social distinta de la mía. Toda la clase media es muy aspiracional, yo quiero relacionarme con profesionales, y no quiero estar ni con negros ni con moros ni con gitanos.

Hay escuelas concertadas en cuyo alumnado también hay negros, moros y gitanos.

Efectivamente, siempre hay la excepción que confirma la regla. Yo fui responsable de atención a la diversidad de la provincia de León, y me encontraba con algunos casos en los que no había forma de tener a un alumno en un centro público, ¿y al final a quién acababa recorriendo? A las teresianas. Pero eso no es óbice para los datos que tenemos de dónde está la población migrante y dónde está la población con necesidades educativas específicas, y está muy mayoritariamente en los centros públicos. Pero no solo lo digo por eso, es que el mismo concepto del concierto educativo es una forma de segregación terrible, y además somos una anomalía en toda Europa. Incluso diría que es inconstitucional, porque la Constitución ampara la creación de centros privados pero no que se tengan que financiar con el presupuesto público. Quien quiera escuela privada, que se la pague.

En el libro escribe que se tendría que invitar a los centros concertados que lo quisieran a incorporarse a la red pública.

Esto es una alternativa que hemos consensuado con Podemos. Pero yo suprimiría los conciertos de raíz, aunque está claro que no es una voluntad mayoritaria de la población. Insisto que en Europa eso es una anomalía. Recuerdo la primera vez que fui a Suecia y entré en un colegio y me encontré en un aula con 15 chicos y chicas y tres profesores. Y de esto hace un montón de años. Con esos recursos nadie se plantea ir a una escuela privada, pero claro, ahí no rescatan bancos ni dedican a armamento lo que dedicamos aquí.

También es mucho más elevada la presión fiscal

Sí, aunque también desde hace diez años todos estos países que se ponían antes como referencia han cambiado, porque han entrado gobiernos bastante más conservadores.

¿Pero si nos comparamos con países de nuestro entorno más cercano, aún somos tan anomalía?

En cuanto a los conciertos sí. Quitando a Malta, somos la anomalía del resto de los países de Europa. En Italia hay algo, pero estamos hablando tal vez de un 16%, aquí estamos en un 36% de media, porcentaje que en Cataluña, Madrid y Valencia es más elevado. Claro, se montan donde hay negocio, en Las Hurdes no montan ningún colegio concertado.

También es verdad que algunas escuelas hoy concertadas llegaron a zonas deprimidas antes que lo hiciera la administración.

Y de eso se trataba inicialmente. Pero esto ha cambiado. Las escuelas de barrio que surgieron de congregaciones religiosas, como los Dominicos o los Jesuitas, en su momento tuvieron sentido, pero eso se perdió. Y lo digo yo, que soy católico practicante y hace años fui profesor en un colegio concertado. El 60% de la concertada es de la Iglesia católica, pero ahora ni siquiera las monjas y los curas están dando clase, lo han subcontratado a otra gente a las que no cuestiono, son muy buenos profesionales, pero sí cuestiono el modelo, y no tiene ningún sentido. La iglesia tiene que dedicarse a lo suyo.

¿Y si hablamos de otro tipo de concertada, por ejemplo de las escuelas que son cooperativas de maestros, y que no han delegado la gestión?

Claro, yo también trabajo con las escuelas cooperativas, y me dicen que no son lo mismo, y no lo son, pero me da igual, a la hora de regular y plantear una propuesta tenemos que pensar en el modelo de país. Yo les digo: “Por supuesto que los últimos que dejaremos que tengáis los conciertos seréis vosotros, pero tiene que ser una red pública”. Porque es la única forma de garantizar que no pase lo que está pasando aquí, es decir, que determinados centros acaben segregados y que además se esté pensando en qué centro voy a elegir y acaben los Volvos a la puerta de los grandes centros porque traigo a mi hijo desde no sé dónde porque si va a este cole va a ser algo en la vida. Es decir, toda esa mentalidad que se va creando a mi me parece que es el modelo de educación que no queremos. Y cuando esto se explica a la gente mayoritariamente está de acuerdo. Pero entonces te dicen: “Tiene sentido, pero como esto no se va a poner en marcha ahora mismo, entre tanto vamos a seguir haciendo esto y lo otro”. ¡Es que así nunca cambiaremos!

Pero, por ejemplo, la escuela en la que estamos, ¿está segregado el centro o lo está el barrio en el que se encuentra?

Las dos cosas. En León tenemos dos centros pegados, sólo les separa una pared. Hasta hace poco uno lo dirigía un señor, y el otro su esposa. Ambos personas geniales y progresistas. Pues en uno sólo hay gitanos y en el otro sólo hay payos. Las familias empiezan a decir: es que a mí hijo no se le atiende lo suficiente, es que si se junta con aquellos va a perder nivel… Cuando una población es rechazada acaba yendo no tanto donde aspira sino donde es aceptado. Si a todo esto le sumamos que hay un proceso de gentrificación fuertísimo en las ciudades, ¿dónde acaba la población?

Pero si es que entonces te dicen que van a trabajar la educación intercultural en el cole. ¿Pero qué educación vas a tratar si ese niño sabe perfectamente que a su papá no le alquilan un piso en esa zona? ¿Qué historias les estamos contando en la escuela?

Yo eso lo he visto con la escuela inclusiva: una clase haciendo un taller sobre inclusión en la que no hay ni un solo compañero que tenga una discapacidad. Así es difícil…

Igual que se hacen semanas multiculturales en escuelas sin alumnos migrantes. Eso es el currículum del turista, y además se estereotipa. La educación o es inclusiva o no es educación, o es intercultural o no es educación. Y aquí no hay neutralidad posible. O educamos o deseducamos. Las adaptaciones curriculares o todo esto de sacar al niño del aula, por ejemplo, son medidas segregadoras porque las estamos haciendo desde una perspectiva no inclusiva. Y eso mismo es lo que observamos en el centro donde estamos: cuando los niños y las niñas están recibiendo el mensaje de exclusión de sus familias por parte de todo el entorno, por mucho que hagamos en la escuela parece que les estemos engañando. Es como cuando le dices al guaje que lo importante es participar y te responden que no, que lo importante es ganar porque es lo que me estás enseñando todos los días. Yo quiero ser como Ronaldo, que gana un montón de pasta. Sí, muy interesante el aprendizaje servicio y trabajar cooperativamente pero yo lo que quiero es ganar pasta.

¿Una red pública única garantizaría la no segregación? Al fin y al cabo, en según qué barrios hay públicas que tienen mucha más demanda que las concertadas de su zona.

Es que la escuela pública está asumiendo las mismas prácticas del modelo empresa de la concertada. Y entonces empieza a aparecer en las puertas de las escuelas: “Venid aquí porque tenemos un modelo bilingüe, o que hacemos no sé qué”. Parece que somos como los restaurantes de las Ramblas, que salimos a la puerta a repartir folletos y captar al cliente. La ministra Celáa dice que vamos a corregir el artículo 109 de la Lomce, el que dice que las plazas deben ofertarse según la demanda social. Pero es que una de las funciones que tienen que tener las comisiones de escolarización es controlar toda la distribución equitativa de toda la población escolar, de tal forma que todas las familias tengan al lado de casa un buen centro, para que no tengan que desplazarse. Que ningún niño tenga que ir en coche a la escuela, lo cual es también otra concepción de la ciudad. ¿Si hubiera una red pública única aseguraría esto? Al menos tendríamos muchas más posibilidades de que no hubiera este modelo. Imagínate una ciudad como Barcelona, que es como un hormiguero humano, donde hay una agresión permanente, donde hay un estrés permanente… ¿y aquí decimos que apostamos por trabajar las emociones, la educación lenta… pero cómo? Se dice aquello de que quien educa es la tribu. Pues ¿dónde está aquí la tribu? Aquí la tribu está educando lo contrario a lo que educa la escuela. Por eso digo que soy pesimista.

¿Dónde queda la autonomía de centros? ¿Es compatible con su propuesta?

Totalmente. Yo hablo de planificar en el sentido de dar respuesta a las necesidades educativas, garantizar que todo el mundo tenga derecho a una escuela y con los mejores recursos, y que además sea gratuita. Pero respetando la autonomía, claro está, y de hecho dando mucha más de la que tienen los centros actualmente. Porque ahora ¿qué autonomía pedagógica se está dando? Para dar autonomía real tenemos que hacer un currículum de mínimos, no puede ser esto que se hace de páginas y páginas de estándares de aprendizaje o de evaluación. O de exámenes y reválidas que no las puede poner ni el propio profesorado, porque hay una desconfianza terrible sobre el profesorado. Creo que en su momento la Logse dio mucha autonomía, cuando se dieron unos mínimos, y yo diría que deberían tener autonomía suficiente incluso para incumplir los mínimos.

Ya no quedan muchos que hablen bien de la Logse…

Yo digo que fue buena, pero se hizo sin recursos y con mucha diarrea curricular. Y tuvo un gran defecto, el psicologismo, por el que casi se convertían a las víctimas en culpables. Si tú no te esfuerzas eres tú el responsable. Y con ello la cultura de la autoridad porque alguien tiene que hacer que te esfuerces, y eso es revictimizar a las víctimas. ¿Pero te has preguntado por qué no se esfuerza o por qué no quiere estar en clase? A lo mejor nos tenemos que preguntar por qué un niño a los 4 años pregunta de todo y quiere saberlo todo y a los 14 no quiere saber nada de lo que le contamos. Pero vamos, no puedes hacer una reforma sin una ley de financiación que garantice y blinde esa inversión al 7% del PIB, es decir, al nivel de Europa, y para eso hay que meterla la financiación de la educación en el título 1 de la Constitución. Yo acabo de mandar un alumno mío de doctorado a Noruega ¡y le pagan 2.300 euros al mes por hacer el doctorado! Pero repito que allí no rescatan bancos.

Volvamos al currículum. Decía que hasta se deberían poder incumplir los mínimos.

Si un centro decide trabajar por proyectos y que no haya asignaturas, pues olé sus narices. Yo he visto centros en los que los estudiantes –con los que nunca se cuenta cuando se habla de autonomía– eligen qué estudiar, cómo estudiarlo y con quién ¡Eso sí es autonomía! Y he visto negociar al profesorado con el alumnado. Cuando tú tienes que convencer al alumnado de por qué es importante hacer esto o lo otro estás haciendo una educación para la democracia de verdad –y hablo de Primaria ¿eh?–. Y cuando ellos asumen responsabilidades y se ponen unas normas que ya no son las normas del profesor sino que son las normas consensuadas, tú dejas de hacer de policía, y ellos y ellas las respetan porque se las recuerdan entre ellos. Son responsables cuando les das la oportunidad de serlo. Por tanto, si cogiéramos el currículum, las transversales tendrían que ser el eje central en torno al cual montar la lengua, las matemáticas, el conocimiento del medio, etc. Yo aún recuerdo cuando mi profesora de ciencias naturales llegó a clase, yo tenía 15 años, y nos anunció que con la profe de lengua y el de educación física habían montado un proyecto que se llamaba “aprender a ligar”. Se nos pusieron los ojos como platos. Claro que aprendí un montón de anatomía, de fisiología… Al fin y al cabo es hacer lo que hacían los buenos y las buenas maestras de la República.

Muchos maestros ya querrían, pero no tienen tiempo para planificar y coordinarse.

Es cierto que la financiación tiene que venir acompañada con una bajada de ratios, que haya 20 alumnos en clase. Pero luego te dicen “vamos a hacer un concurso para ver quién argumenta mejor” ¡Pero es que eso se tiene que hacer todos los días! ¡En infantil se hace todos los días! Por eso creo que es importante infantilizar la educación, ahora que se está secundarizando la educación y se presiona tanto para que los modelos de la universidad bajen hacia abajo, y ves a papás que quieren que su hijo sepa hablar inglés en infantil. ¿Pero para qué, tiene muchos niños y niñas inglesas en su cole? Y te dicen que es para el futuro mercado laboral. ¡Pero bueno! Yo creo que debemos aprender de la gente de infantil, y por eso abogamos por un cuerpo único de enseñantes y la gente de infantil debería ser la que más cobrara, no los de universidad ni los de secundaria. Es que vivimos en un mundo al revés.

¿Los de infantil deberían ser los que más cobrasen?

Pero mucho más, no sólo porque ponemos a nuestros hijos en sus manos en los momentos en que su desarrollo es más importante, sino porque son la gente mejor formada y preparada, y están haciendo una labor increíble, y esos sí que trabajan cooperativamente y en equipo. Mira como está montada esta aula [en grupos de seis mesas enfrentadas], ¿por qué no puede seguir así en primaria o secundaria? ¿O por qué en la universidad ni siquiera es concebible esto? Ahora sí, parece que los Jesuitas se están planteando reformar los espacios, pero bueno, es que en infantil lo hacen todos los días. Yo en mi clase de la universidad no puedo hacerlo porque las sillas están clavadas al suelo, por lo que la gente se tumba por ahí, y hacemos corros y nos damos masajes los unos a otros.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/02/las-maestras-de-infantil-deberian-ser-las-mejor-pagadas/

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