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Juan Luis Arsuaga: «Una sociedad con peor reparto de la riqueza está menos preparada para superar una crisis»

Por Ros

Nunca antes en la historia hubo 1.500 millones de seres humanos confinados, con la amenaza de un coronavirus, un microorganismo invisible a nuestros ojos, que se ha hecho fuerte en el espacio exterior y, si bien estamos en una situación no muy distinta a la que ya pasó la Humanidad en otros momentos de la historia, hoy tenemos a la ciencia para ayudarnos y para el biólogo, Juan Luis Arsuaga, codirector del proyecto de Atapuerca, catedrático de Paleontología en la Universidad Complutense y gran divulgador, es la gran baza que, junto con la solidaridad, nos ayudará a ‘reequilibrar el sistema activo’ en el que vivimos. Arsuaga, desde su ‘confinamiento’, continúa investigando entre clase y clase virtual con sus alumnos. Es optimista ante el reto que tenemos por delante y no cree que el sistema, tal como lo conocemos, vaya a sufrir un colapso si nos cuidamos de evitar más crisis a corto plazo.

Leía unas declaraciones suyas en las que comentaba que la pandemia del coronavirus deber ser tratada como un incendio, ir apagando brasas para que no resurja. ¿Nos hemos enfrentado a fuegos similares en el pasado?

Claro que si. La viruela mató a decenas de millones de seres humanos y también el descubrimiento de América dejó a las poblaciones indígenas bajo mínimos debido en buena parte a infecciones a las que sus organismos no estaban adaptados. Desde que el ser humano se hizo sedentario y crecieron las sociedades, agrupando a grandes masas de población en pequeños espacios, ha habido epidemias. De hecho, tenemos enfermedades en la historia reciente, como el paludismo, que matan a muchas personas. Podríamos decir que en el Paleolítico había menos ‘combustible’ para provocar un incendio como éste, porque los humanos vivían en grupos aislados y cuando no tenemos bosques sino grupos de árboles, es más difícil que se propague el fuego. Ahora somos muchos humanos y estamos muy comunicados, además de tener una actividad como no hubo antes. Eso genera un gran incendio que se extiende, pero hay que ir apagando focos y luego las brasas.

Luego los humanos no tenemos tan controlado el entorno como pensamos con nuestra tecnología.

Ah, no, el entorno no está controlado en absoluto. Dependemos de muchos factores, pero también es verdad que hay factores que provocan incendios y no nos son ajenos. Si esta pandemia del coronavirus, como parece, tiene su origen en los mercados de animales vivos en China es antrópica, es decir, que su origen es humano. Tiene que ver con nuestra forma de actuar en un lugar determinado, que resulta que ahora es mucho más fácil que se propague por todo el mundo, porque hay mucha más superpoblación y movimientos que en el pasado.

Si hay más dinero para invertir en la ciencia, las universidades y la educación, habremos aprendido

Con eventos como esté ¿cree que saldremos con alguna lección aprendida?

Eso lo veremos en los próximos Presupuestos Generales del Estado. Si hay más dinero para invertir en la ciencia, las universidades y la educación, habremos aprendido. Vamos a saber pronto si sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Ahora, la ciencia está en una situación de precariedad y las universidades están infrafinanciadas, cuando es donde se realiza la mayor parte de la investigación. Esas son las lecciones que más me interesan, más que las morales que relacionan la pandemia con la culpa sobre nuestra forma de actuar hasta ahora, como si se tratara de un pecado. Ahora, lo que veo es que mientras estamos inmersos en la crisis somos muy conscientes de las carencias del sistema. Por ejemplo, vemos que teníamos una sanidad pública que no estaba dimensionada para enfrentarse a un virus así. Sí lo estaba para la gripe, pero no para un virus que es un poco más contagioso, un poco más letal y que afecta a las personas mayores. Desde luego, lo que sí hemos aprendido todos es mucho de epidemiología.

¿Nos volverá a pasar?

No tiene por qué volver a pasar si aprendemos. Si mantenemos errores cometidos, pasará, pero creo que no sucederá. Esta crisis tiene que ver con cuestiones culturales de China, con un origen conocido. Creo que es una crisis pasajera y no supondrá un antes y un después histórico; será como una ola que perturba y altera a su paso. El problema es que pueda haber una ola como esta cada cinco años, porque eso no hay sistema que lo soporte. En este caso, como tiene que ver con hábitos sociales, temas hospitalarios o de movilidad, es decir, con factores controlables, soy optimista y pienso que no conoceremos otra igual.

¿Cambiará en algo nuestro comportamiento?

Tampoco lo creo. Evidentemente, marcará nuestras vidas en España porque está teniendo una incidencia mucho más grande que en otros países, como Portugal; y los efectos se van a notar según las pérdidas humanas en el entorno más cercano o los impactos económicos que se provocarán, pero para desestabilizar el sistema global y generar grandes cambios hace falta muchas crisis. Los imperios del pasado cayeron cuando las crisis se sucedían una detrás de otra. Esas son las que realmente pueden desestabilizar el sistema. Pero, desde luego, la pandemia no es un castigo divino, ni ha sido provocada por el impacto de un meteorito, sino que detrás de ella están nuestros comportamientos humanos y estoy convencido de que intentaremos evitar que se reproduzcan pandemias así. En el futuro, nos habremos vacunado contra este tipo de crisis víricas. También puede ser que tengamos una crisis de otro tipo y eso nos impida recuperar el sistema, el equilibrio. Como biólogo creo que tenemos que reforzar la homeostasis, es decir, los mecanismos que permiten reequilibrar un sistema dinámico con algunos reajustes. Es un equilibrio, como el biológico, en el que si quitas un pilar aparece otro o se compensa por otro lado, pero es difícil que se derrumbe del todo porque es activo; no es un acueducto estático que se cae al perder un soporte.

¿Y qué reajustes debemos poner en marcha?

Desde luego, los sanitarios, que deben mejorar porque en ello va el estado de nuestro sistema inmunológico, pero no sólo. Es necesario que haya menos desequilibrios económicos y sociales, porque una sociedad con peor reparto de la riqueza está peor preparada para afrontar una crisis. De igual modo, una sociedad en la que no haya consensos en torno a temas fundamentales está peor preparada para soportar medidas tan sacrificadas como puede ser el confinamiento. El que estamos viviendo, de hecho, no es el resultado de la acción de la policía. No estamos en casa porque las fuerzas de seguridad nos lo imponga, sino porque estamos todos de acuerdo. Sin consenso social al respecto, sería imposible. Todo el país, al margen de la ideología política, nos hemos puesto detrás del Gobierno y no salimos de nuestras casas porque nos parece justo. Otro mecanismo es la educación porque una sociedad mal educada afrontará peor una crisis de este tipo.

Siendo una especie tan viajera, hemos aceptado bien ese confinamiento.

Sí, y es una cuestión de conocimiento. Hoy sale alguien por la televisión y nos dice que hay un virus que es dañino y le creemos. Aceptamos no salir porque confiamos en la ciencia, mientras que en la época medieval, cuando la peste negra, la gente se encerraba en sus casas por terror a lo que se pensaba que era una maldición. En la historia de la Humanidad no hemos visto antes este grado de conocimiento general que tenemos ahora. En general, hemos incorporado la ciencia.

¿Cómo imagina el regreso a la normalidad? ¿Reforzará lazos entre las personas o aumentará el distanciamiento?

Lo que vemos estos días son imágenes de una solidaridad y compromiso como no se han vivido nunca antes en la historia. Ahora lo vemos cada día a las ocho de la tarde, cuando todos salimos a aplaudir juntos a nuestras ventanas. Hemos tenidos dos guerras mundiales, una guerra civil en España y nunca se ha visto nada comparable con ver a toda la población unida en una crisis, sin enfrentamientos.

¿Cambiará nuestra relación con la naturaleza?

La naturaleza hay que respetarla con y sin coronavirus. Estos días oigo mucho hablar de este asunto, pero esta pandemia no es una venganza de la naturaleza. Estamos igual que hace unos meses respecto al medio ambiente. Ni mejor ni peor que entonces. El problema con el coronavirus ha surgido en el interior de las sociedades humanas, pero no como resultado de la actividad en el medio natural. Dicho lo cual, no hay ninguna duda de que tenemos un serio problema con la contaminación ambiental y los daños a la biodiversidad. Incluso hay estudios que dicen que en las zonas más contaminadas afecta más la letalidad del coronavirus, pero la pandemia no es el resultado de esa polución. No necesitamos invocar ‘pecados’ porque venga un virus para así ser más conscientes de lo que estamos haciendo con ese medio ambiente porque es algo fundamental siempre. Es lo mismo que decir que ahora hemos descubierto el valor de la familia, el cariño a los hijos… Tampoco hay que necesitar un coronavirus para ello. Lo que si es importante es entender que hay que repartir las consecuencias de la emergencia por igual. Si lo hacemos así vamos bien, pero si al final resulta que afecta poco a unos pocos, que el reparto es desigual, sí que puede ser explosivo. Y eso es algo que no tiene que ver con la naturaleza, sino con la política.

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Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/23/una-sociedad-con-peor-reparto-de-la-riqueza-esta-menos-preparada-para-superar-una-crisis/

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OVE Entrevista a Fernando Abrego: No podemos hacerle el juego al MEDUCA repitiendo capacitaciones que reproducen la educación bancaria

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan a Fernando Abrego

 

Conocimos a Fernando Abrego en el marco de la gira internacional 2017 que realizamos para denunciar el Apagón Pedagógico Global, que ya se nos venía encima y que ahora se expresa en el modelo de “educación en casa”. En ese momento era uno de los dirigentes más destacados de ASOPROF, hoy es el secretario general de ese combativo gremio panameño.

Fernando es un militante a toda prueba de la causa de la transformación radical de la educación y de la justicia social. Es de esos hombres que parecen herméticos, pero que poco a poco se van abriendo para mostrar su cálida humanidad. Firme en sus posiciones ante la burocracia educativa, disciplinado en su trabajo de organización gremial, siempre está preocupado por el estudio, promoviendo el análisis crítico entre sus compañeros. Nos recibió en su despacho de la Asociación de Profesores de la República de Panamá con una sonrisa e iniciamos el diálogo que hoy compartimos con los lectores y colaboradores de OVE

 

Fernando, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿cómo llegaste a la educación crítica y contestataria, a la lucha gremial?

 Soy hijo de una Trabajadora manual y un Carpintero Albañil, ambos jubilados y nacidos en la Provincia de Veraguas, República de Panamá, Distrito de Las Palmas, Corregimiento de Pixvae, pueblito ubicado en la costa Pacífico, bañado por agua dulce y salada, donde sólo había una Escuela Primaria a la que se llegaba caminando por la playa, pero de la que tengo entrañables recuerdos de juegos, regaños, consejos y gimnasia, pero sobre todo la imposibilidad del ausentismo, pues los maestros iban a la casa y preguntaban a nuestros padres porque no había ido la escuela.

Posteriormente, ingresé al Primer Ciclo Tocumen, en la ciudad capital, cursé primero, segundo y tercer año hasta 1989, fecha en la que no hubo Acto de Graduación porque el 20 de diciembre del mismo año se dio la invasión norteamericana en nuestro país. Los últimos tres años de bachiller los estudié en el colegio donde actualmente laboro, Col. José Antonio Remón Cantera, ubicado en la ciudad de Panamá centro.

Cursé estudios superiores en la Universidad Nacional de Panamá desde 1993 hasta el 2002, primero en la Facultad de Humanidades, donde obtuve la Licenciatura en Humanidades con Especialización en español, luego en la Facultad de Educación cursé la Docencia Media Diversificada.

Seguidamente, terminé la Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas, y luego un Postgrado en Métodos Alternos de Resolución de Conflictos. Tengo 20 años en el ejercicio de la docencia, dos años en colegio particular y dieciocho años en el sistema oficial como Profesor de Español.

De manera simultánea, mientras estudiaba en la Facultad de Humanidades, ingresé al movimiento estudiantil universitario (Pensamiento y Acción Transformadora-PAT), siendo uno de los miembros responsable del movimiento estudiantil en la facultad y miembro de la directiva de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Español.

De igual manera, fui miembro fundador de otro movimiento estudiantil, el Bloque Popular Universitario (BPU). En aquellos años, además de la militancia política, se participó de manera activa en un círculo de lectura; por nuestras manos pasaron libros de choque de conciencia, recuerdo: Educación y Lucha de Clases de Aníbal Ponce; Ideologías y Aparatos Ideológicos de Estado de Louis Althusser; El Miedo a la Libertad de Erich Fromm; El Valor de Educar de Fernando Savater; El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, entre otros, además de aquellos propios de las licenciaturas anteriormente mencionadas.

Hemos tenido, igualmente, acercamiento, tanto en cursos formales como en la informalidad, con compañeras y compañeros de la Red Mesoamericana de Educación Popular Alforja, donde hemos podido problematizar y compartir aspectos fundamentales sobre la educación humanista, transformadora, emancipadora, pero también fomentadora de conciencia crítica del nunca olvidado Paulo Freire. Recientemente nos incorporamos a la Campaña Latinoamericana por el derecho a la Educación (CLADE) desde la Coalición Panameña por el derecho a la educación.

Actualmente, ocupo el cargo de Secretario General de la Asociación de Profesores de la República de Panamá, organización docente que el 30 de junio de este año cumplirá 75 años de existencia y proyección nacional, no sólo en el aspecto educativo, sino social, político, ecológico y cultural.

Asoprof cuenta con más de seis (6) mil miembros en todo el país, organizados en cada colegio por Capítulos, dirigida por una Junta Directiva y sus representantes de Capítulo que participan de las reuniones de Junta Directiva Nacional, convocada una vez al mes donde se toman las decisiones sobre todos los aspectos de interés nacional y educativo. Esta Junta Directiva Nacional está dirigida por el Comité Ejecutivo, presidida por el Secretario General.

¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis del sistema educativo panameño?

En el sistema educativo panameño existen muchos elementos que lo mantienen en una crisis estructural permanente, y no se resolverá, mientras no haya voluntad política, a pesar de las presiones permanente del Magisterio y de la misma sociedad panameña.

Por eso la falta de modernización de todo el sistema ha sido una constante, mientras se suceden gobierno tras gobierno. Aunque esta situación fue planteada en la Estrategia Decenal de Modernización de la Educación Panameña (1997-2006), que tuvo como base de análisis, la Ley 34 de 1995, sobre la descentralización del sistema educativo que incluyó entre otras cosas, la gratuidad y obligatoriedad de 11 grados (Básica General), muy poco se ha avanzado al respecto.

Otro elemento opaco es la precaria responsabilidad del Estado al no aportar al Presupuesto del Ministerio de Educación el 6% del PIB; en el caso de los Municipios no terminan de aportar el 20% de su presupuesto para financiar la Educación Básica General (Art. 124 y 127, de la Ley 34, respectivamente), actualmente artículos 266 y 270, de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación. Menciono estas normas legales porque alguna de ellas fueron producto del trabajo y exigencias del movimiento magisterial en su momento, pero que con el transcurso del tiempo se quedaron en la normativa, vigente todavía.

Los cambios que se plantea el Ministerio de Educación deben trascender lo que actualmente garantiza la Constitución y la Ley, es decir, que la educación sea gratuita en todos los niveles, pero sólo obligatoria hasta la educación básica general (Primaria y Premedia-Art. 95 de la CN). Ello basado en principios orientados a la justicia social, principios universales, humanísticos, éticos, morales, democráticos, científicos y tecnológicos, todos ellos enmarcados en la idiosincrasia de nuestras provincias, comunidades y en la cultura nacional.

Sin embargo, la situación económica del país demanda un mayor compromiso por parte del Estado con la educación. A nosotros nos exige una lucha cada vez más firme por la defensa de obligatoriedad en todos los niveles de enseñanza (Básica General, Secundaria y Universitaria) y no sólo en el primer nivel de enseñanza.

Esta conquista sólo será posible alcanzarla a través de una Constituyente y no por reformas constitucionales. Cabe destacar que en Panamá se generó un movimiento a finales de 2019 por una Constituyente, pero esta iniciativa en estos momentos está siendo objeto de estudio (PNUD), y permanece paralizada por la Pandemia del Coronavirus o Covid-19.

Igualmente, estos cambios deben sustentarse sobre la base de una verdadera data o insumos reales y pertinentes de los cuales carece el Ministerio de Educación. Solo con datos confiables y verificables podemos tomar decisiones para un progresivo mejoramiento sostenido de la educación, que además sea coherente en todo el sistema escolar y educativo. Se requiere una transformación sostenida y coherente en todos los aspectos que involucra el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esto lo mencionamos porque no existe una estrategia educativa que responda a una visión del Estado, producto de la partidización del Ministerio de Educación, pero también como resultado de las pugnas de intereses entre los partidos políticos que han dirigido la educación en el país.

En Panamá se ha hecho costumbre que en la agenda educativa imperen los Programas de cada gobierno. Pero ninguno termina de funcionar porque son solo para cinco años, el período que dura cada gobierno. La mitad del tiempo la pierden en lo que se llama la parte negativa de la curva de aprendizaje.

Además, todas las transformaciones curriculares que se han hecho responden única y exclusivamente a la oferta y la demanda del mercado, ambas determinadas por la estructura económica de nuestros países. Pero la orientación de la educación no puede ser sólo monetaria, las escuelas y colegios no pueden convertirse en fábricas de futuros trabajadores, perdiendo de vista otros aspectos fundamentales, como fortalecer la ciudadanía democrática, el pensamiento crítico, entre otros.

Un elemento relevante y que puede significar un cambio en el rumbo de la crisis educativa, que incluso abra la posibilidad de un verdadero desarrollo económico en nuestro país, es colocar en la Constitución Nacional la educación como el primer tema de Estado. Ello sólo es posible lograrlo a través de una Constituyente, donde el pueblo panameño y las fuerzas vivas del movimiento popular así lo plasmen.

Todas estas transformaciones sólo serán posibles, si se eleva el tema educativo a un tema de Estado, si se descentraliza, despartidiza y desburocratiza el sistema educativo, pero también si se elabora una estrategia clara, que involucre no sólo a los técnicos y los burócratas en la formulación de las Políticas Educativas que necesita el sistema en un corto, mediano y largo plazo, sino que sean elaboradas con la participación de quienes permanecemos en el aula de clases, gobiernos tras gobiernos.

Por ello, una transformación del sistema educativo sin la participación del educador panameño, no tendrá final feliz. El docente no sólo es administrador del currículo o fiscalizador de las infraestructura de los centros educativos y de los recursos del Fondo de Equidad y Calidad Educativa (FECE), sino que fundamentalmente es el corazón de la construcción y transformación de la conciencia y personalidad de nuestros estudiantes, así como el generador de pensamientos y creatividad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Por ello, es necesario empoderarlos de los cambios y esto se logra haciendo partícipe al docente y sus gremios magisteriales en las discusiones que originan las propuestas de esos cambios. El docente no puede seguir siendo el mero espectador y ejecutor de dichas políticas.

 

Fernando ¿La relación entre el gobierno y los gremios en Panamá es fluida? ¿Por qué?

En Panamá existen 17 gremios magisteriales, dos asociaciones de supervisores y dos de directivos de centros educativos. Este fenómeno ocurre en un país con algo más de 4 millones de habitantes y con una planilla de 47 mil educadores, a nivel nacional y aproximadamente 3,200 centros educativos en todo el país.

Desde hace tres administraciones de gobierno, los gremios hemos logrado establecer, producto de varias huelgas, una Mesa Bilateral con las autoridades del Ministerio de Educación, presidida por el Ministro o Ministra, donde se tocan aspectos relacionados al quehacer educativo e impulsan algunos consensos. Esto es posible gracias a normas legales como el Decreto Ejecutivo No.878 de 27 de septiembre de 2016, que crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE) y su componente de evaluación institucional denominado Programa Integral de Mejoramiento del Centro Educativo (PIMCE), consistente en una evaluación de los aprendizajes, evaluación institucional y la evaluación de todos los actores (docentes, supervisores, directores).

Los procesos inherentes a estas normas se iniciaron desde los años 2016 y 2017, cuando cada centro educativo después de las evaluaciones, entregó su Plan de Mejora. Este proceso que no se ha culminado porque falta el informe del Ministerio de Educación, que valide o no, el trabajo que se hizo. Mientras no se tenga un informe científico y objetivo de esos procesos no se puede avanzar.

Igualmente, producto de una huelga en el 2016 (Gobierno Arnulfista) se impulsó la creación del Decreto 879, del 27 de septiembre de 2016, el cuál ordena un aumento al sueldo base de los Educadores del Ministerio de Educación, del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) y del Instituto Nacional de Cultura.

Este decreto establece el pago de un aumento de 300 dólares a partir de 1 de julio de 2017, y 300 dólares en el 2020. Este último aumento el gobierno nacional (PRD) lo estaba considerando para la misma fecha que el pago anterior, sin embargo, el mencionado Decreto no habla de mes, sólo de año. Razón por la cual, en la Mesa Bilateral, pudimos lograr el pago de este aumento a partir de la segunda quincena del mes de abril de 2020, con el retroactivo del mes de marzo y la primera de abril del año en curso.

A lo anterior debemos añadir que en el 2014, producto de presiones de fuerza en la calle, acompañado de una paralización de labores (Gobierno del Partido Cambio Democrático), habíamos conseguido un aumento salarial de 300 dólares, mediante el Decreto Ejecutivo 155, de 27 de marzo de 2014, como parte de los Acuerdos de Terminación de Huelga de ese año.

Vale mencionar que este último Decreto contemplaba el aumento de 900 dólares en seis (6) años, que inicialmente habían sido contemplados sólo como una bonificación, pero que producto de la lucha en las calles y paralizaciones a nivel nacional se logró que fueran considerados aumentos al salario base del educador panameño. Estas negociaciones se han desarrollado con tres gobiernos diferentes.

Es decir, las relaciones entre el Ministerio de Educación con los distintos gobiernos, ha tenido confrontación, pero también procesos de negociación y entendimiento. Sin embargo, lo narrado ha sido sólo un aspecto de la lucha, toda vez no hemos podido hasta el momento, a pesar que está en la Ley, la implementación del artículo 266, de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación, la asignación del 6% del PIB, para Educación.

Estamos en ese proceso como tema relevante, ya que a partir de ahí se pueden solucionar muchos aspectos que hoy son críticos, sólo por mencionar algunos aspectos, la eliminación de las escuelas ranchos, construcción de nuevos centros educativos, equipamiento de inmobiliario y tecnología en los centros educativos, la creación de internados para los estudiantes de áreas apartadas donde no existe la continuidad de estudios secundarios o bachiller, entre otros aspectos importantes.

 

¿Consideras que la formación de los y las futuras maestras(os) se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?

La formación de los maestros se circunscribe en dos instituciones, primero, la Escuela Normal de Santiago como se le conoció inicialmente, luego Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, formadora histórica de maestros desde la década de los 40; cuyo trabajo se caracteriza por una formación pedagógicabancaria, humanística, científica y tecnológica.

La Normal de Santiago,  trabaja desde la perspectiva del sistema económico y político, aunque identificada, ciertamente con nuestra cultura nacional, fundamentados en los valores cristianos, la participación democrática y el trabajo productivo que promueva el mejoramiento de la calidad de vida; también aborda la práctica efectiva de los principios democráticos representativos, con el objetivo de lograr competencias básicas que le permitan a los futuros maestros y a los están, desempeñarse como docentes administradores de un currículo que responde a la visión y misión del modelo económico, más no emancipador desde todos los puntos de vista.

Una vez terminado el Bachiller de Maestro, el docente tiene la opción de cursar estudios en el Instituto Pedagógico Superior Juan Demóstenes Arosemena, donde se profundiza los métodos de enseñanza, didáctica y currículo por competencia; allí se ofrece el título de Licenciatura en Primaria.

Por otro lado, tenemos a la Universidad de Panamá, formadora de Licenciados en Preescolar y Licenciados en Primaria, a través de la Facultad de Ciencias de la Educación, con una visión y misión de formación bancaria, reproductora de todas las corrientes y modelos pedagógicos que respondieron a la primera, segunda, tercera y actualmente a la cuarta revolución industrial, es decir, sólo a la lógica del mercado.

Esta situación se reproduce en el sistema educativo panameño, de manera cíclica, en los tres niveles de enseñanza (Primaria, secundaria y Universitaria), aunado al reforzamiento que hace el propio Ministerio de Educación con capacitaciones didácticas estandarizadas, donde hay compañeros docentes cuyo planeamiento es conductista, otros constructivista, la mayoría por competencias y algunos que otro, la mezcla de los tres anteriores; ello ocurre a pesar que en las políticas educativas que emanan del Despacho Superior, ni siquiera existe un mecanismo de evaluación sostenida y coherente sobre estos aspectos.

Dicho sea de paso, el Magisterio tampoco ha podido incidir para generar un cambio, no sólo en la falta de coherencia, sino fundamentalmente en lo que estamos enseñando y cómo lo estamos enseñando. Quizás sea una de las tareas más difíciles, pero no imposible, pero que tienen que ir de la mano con la lucha de mayor inversión en educación para la innovación y la investigación sobre los aspectos mencionados.

 

 

¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Consideras que las medidas educativas tomadas en el marco de la pandemia afectan al derecho a la educación?

El Coronavirus ha significado una experiencia para nunca olvidar y exige de nuestra parte repensar lo educativo, no sólo desde la perspectiva del aula de clases, sino la educación desde el hogar, desde la comunidad.  Lo tecnológico, en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, ha mostrado como puede permitirnos impulsar aprendizajes significativos en todas las asignaturas y en todos los niveles de enseñanza. Sin embargo, ello implica una dosificación del currículo, no sólo en el contenido, sino en lo evaluativo, lo cognitivo, incluso lo afectivo.

Lo anterior plantea la urgente necesidad de un giro de ciento ochenta grados en lo que estamos enseñando y cómo lo estamos enseñando, incluyendo el uso de las tecnologías. Realidad que para ser revertida se necesita más que ideas, demanda organización y unidad del Magisterio; no podemos seguir siendo administradores de currículo. Debemos superar la idea que es suficiente que en nuestras aulas le facilitemos a los muchachos contenidos a los muchachos, se requiere un renovado enfoque de generación de pensamiento crítico.

Mientras no haya una estrategia transformadora de todo lo que implique lo pedagógico, con organización e innovación en los planteamientos educativos, sólo nos quedará la posición contestataria respecto a lo que impulse el Ministerio; que no siempre puede estar mal, pero que tenemos que desarrollar capacidades para analizar y formular alternativas.

Las prácticas educativas en el contexto del Coronavirus han significado una extensión de la educación bancaria, ahora de manera virtual. Es decir, el desarrollo de las ciencias y la tecnología seguirán creciendo y buscando soluciones a situaciones como la que se nos presenta actualmente, pero desde la perspectiva y la lógica del mercado.

Las respuestas asociadas a la prevención del contagio al Coronavirus o Covid-19, parecieran estar orientadas a solucionar el desafío del capital de hacernos más productivo desde el hogar, en lo laboral y lo educativo. O es que ya olvidamos que desde hace tiempo, muchas cosas se hacen desde la casa, como pagar los servicios en línea desde nuestros dispositivos, ver en el tv juegos deportivos en vivo, mandar trabajos de investigación desde nuestros correos electrónicos así como el uso cada día más frecuente de “delivery”, la entrega de servicios y bienes al cliente.

Es decir, la superestructura jurídico-política del sistema económico mundial y de nuestros países está comenzando a hacer los ajustes en base a las exigencias del mercado, para que nuestras sociedades cada vez más se preparen para la reorganización del mercado mundial. Esto sólo sirve como antecedente para abordar otra cuarentena si se diera un repunte del virus o surgen nuevas pandemias, sino que se conforma como el protocolo ante para guerras biológicas, nucleares o desastres naturales por efecto de la creciente contaminación del planeta.

Ante estas circunstancias, el derecho a la educación tal cual como lo concebimos sufre la presión del capital para irla desapareciendo tan rápido como llegó el Covid-19, de sorpresa y frente a nuestras narices. Las medidas tomadas actualmente sí han afectado el derecho a la educación, debido a la brecha tecnológica existente entre los estudiantes, docentes y padres de familia. No puede haber calidad ni inclusión si no hay equidad en el sistema educativo, aunado a las condiciones materiales de vida de nuestros estudiantes, que no es la misma por región geográfica, incluso en las áreas urbanas, los estudiantes no cuentan con acceso a un dispositivo electrónico y si lo tienen, o no hay wifi o simplemente no tienen señal.

Esta situación es de vieja data y forma parte de las grandes desigualdades económicas, donde un pequeño puñado de familias controlan el 80% de las riquezas y el resto de la población tiene que repartirse el 20% restante. Esto genera una brecha social que lógicamente tiene su impacto en lo educativo, incluso en las instituciones educativas privadas donde la mayoría ni siquiera tiene una plataforma para desarrollar las clases virtuales.

La mayoría de los estudiantes no están recibiendo la “educación formal”, y los que sí, de manera virtual, ha representado en la mayoría de los casos, el repudio de los padres de familia, porque lo que se ha hecho es escolarizar a los estudiantes, pero no educar.

Los pocos centros educativos, tanto oficial como privados que anunciaron clases virtuales saturaban a los estudiantes de contenidos; sólo se calificaban resultados, y en las asignaturas que exigen pensamiento lógico-matemático.  Prácticamente son los padres de familia, con el poco o nada conocimiento que tienen del tema, quienes se convierten en los tutores de sus hijos.

En Panamá algunos estudiantes estaban sentados frente a un monitor, la misma cantidad de horas del período de clases, mientras que otros, sólo reciben quince minutos de explicación de los temas.

 

¿Cuáles consideras que son las propuestas más importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Elaborar por el Magisterio una estrategia propositiva a corto, mediano y largo plazo con el objetivo de transformar los sistemas educativos de nuestros países. Este debe ser un proceso lógico, guardando las características e idiosincrasia de nuestros pueblos. Podemos iniciar un movimiento por etapas, por ejemplo, elevar el tema educativo a un tema de Estado; para ello es necesario generar movimientos bien organizados que impliquen incidencia en este tema difícil, pero no imposible. Para todo ello es necesaria la unidad del magisterio.

En el caso panameño hemos propuesto a las autoridades, ahora más que nunca ya que ha quedado evidenciada su necesidad, la asignación del 6% del PIB, para el sistema Educativo (Infraestructura física, equipamiento y tecnológica). Necesitamos modernizar la educación panameña y para eso vamos a necesitar recursos (Escuelas dignas y equipadas).

En Panamá, la unidad del magisterio se ha logrado, con sus contradicciones, pero hemos podido sumar a las bases a los procesos de luchas con objetivos claros. Esto no ha sido fácil, sin embargo, ha permitido poner sobre la mesa temas de mejoramiento del sistema educativo junto con reivindicaciones laborales, haciendo de estas peticiones un proceso integrado.

Otra etapa de lucha necesaria consiste en descentralizar, despartidizar y desburocratizar el sistema educativo, en un corto, mediano y largo plazo. Quizás en algunos países latinoamericanos este proceso ha sido medianamente resuelto, pero no es efectivo porque no se da con la participación de quienes permanecemos en el aula de clases, gobierno tras gobiernos: los docentes.

Debemos exigir la conformación de espacios compartidos de toma de decisiones en los aspectos importantes, no solo en lo adjetivo sino también en lo sustantivo. En las comunidades educativas regionales, se le debe dar el valor y protagonismo que se requiere a sus integrantes, para desde allí hacer las propuestas que se requieren. Ello pasa por empoderar a las bases magisteriales de la importancia que significa salir de las aulas de clases y ver el tema educativo de manera global y regional.

La transformación del sistema educativo sin la participación del educador no tendrá final feliz. Los cambios requieren de maestras y profesores para llevarlos adelante, porque el docente no sólo es administrador de currículo, sino que también cumple funciones de fiscalizador de las infraestructuras de los centros educativos y de los recursos de cada centro escolar.

El sistema educativo construye condiciones de posibilidad para mejorar el ejercicio de la democracia.  El docente está en el centro de cualquier estrategia democratizadora de la sociedad. Más aún, si entendemos que los profesores somos parte fundamental de transformación de la personalidad de nuestros estudiantes, de la generación de pensamientos y creatividad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Los y las maestras y profesores debemos empoderarnos de los cambios y eso sólo se logra haciendo partícipe a los compañeros de base en ellos, para que discutan los temas, la logística de la transformación.

Es necesario plantearnos el acercamiento a nuestros aliados naturales, estudiantes y padres de familia, que vean que el tema educativo no es un asunto de gobierno o la clase en el poder, sino de una sociedad que debe definir lo que quiere en educación.

Es necesario exigir cambios al Ministerio sobre las capacitaciones estandarizadas y descontextualizadas que ofrecen a los docentes, pero también desde nuestras organizaciones gremiales es necesario capacitar a nuestros compañeros sobre la base del pensamiento crítico. No podemos hacerle el juego al Ministerio de Educación repitiendo capacitaciones que reproducen los conceptos, principios y la filosofía de la educación bancaria que tanto hemos criticado. Por eso hemos dicho que debemos ser creativos e innovadores en la formación de las bases magisteriales.

En el caso de Panamá, hemos luchado, no sólo contra la eliminación de asignaturas, sino oponiéndonos a la reducción de carga horaria de materias humanísticas. Todas las asignaturas tienen igual importancia, no sólo las “socialmente relevantes”, que considera el mercado que deben prevalecer.

Las asignaturas que legalmente imparte el sistema educativo y son conquistas sociales debemos defenderlas, para que nuestros estudiantes sepan afrontar situaciones como la que estamos viviendo, que tenga inteligencia emocional, que sea capaz de convivir en familia y socialmente, que tenga sentido de ciudadanía, que sean empáticos y sobre todo, solidarios en un mundo donde la mezquindad y el egoísmo parecen agarrar fuerza. Así lo estamos viendo en esta coyuntura de la Pandemia por Coronavirus.

El Estado está obligado a invertir en educación, y debemos recordárselo más que con comunicados, a través de campañas y de lucha en las calles. Pero se requiere que se puedan canalizar los resultados de la lucha. Ello demanda establecer con claridad los objetivos que queremos alcanzar y porqué lo hacemos. Requerimos la unidad de los educadores, estudiantes, padres de familias y otros sectores del movimiento popular, sólo así es posible pasar de las ideas a lo tangible.

Finalmente quiero agradecer a la compañera Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina, y a todos los colaboradores del portal “Otras Voces en Educación” la oportunidad de compartir opinión sobre el sistema educativo panameño, pero también aspectos relacionados a la formación docente, la transformación del sistema educativo latinoamericano, el derecho a la educación y los desafíos pedagógicos del siglo XXI. Un saludo fraterno a todos sus lectores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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José Manuel Pérez Tornero: “No se puede estar falto de herramientas críticas en un mundo tan mediatizado como el nuestro”

Por Kelly Robledo

La media literacy (alfabetización mediática) es un gran pendiente de nuestra agenda social. El desarrollo tecnológico y la revolución de Internet ha traído consigo una sobreabundancia de información que se torna compleja de gestionar. Frente a esto, existe la necesidad de profesionales y empresas de medios comprometidos con el trabajo informativo de calidad; sistemas de gobierno que impulsen la libre y responsable circulación de contenidos; y una audiencia formada para hacer un consumo crítico de la misma.

En esta línea, nos detenemos con particular interés en un área concreta dentro de la media literacy, que se torna de mayor relevancia en medio del fenómeno de noticias falseadas que afrontamos: la news literacy (alfabetización periodística). Por ello, en Aika entrevistamos al especialista en media literacy y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, José Manuel Pérez Tornero.

El investigador forma parte del grupo de expertos de la UNESCO y de la Comisión Europea en Alfabetización Mediática y es además miembro del Consejo Directivo ATEI (Asociación de las Televisiones Educativas y Culturales Iberoamericanas). En esta entrevista, Perez Tornero propone un replanteamiento de la concepción del periodismo, que trascienda los espacios formales para que así la news literacy alcance progresivamente todos los espacios de circulación de información. Asimismo, respecto al estadio en el que el mundo entero se encuentra ahora por la expansión del Covid-19, el especialista habla de la importancia de un compromiso y trabajo conjunto de diversos sectores de la sociedad para combatir las grandes mentiras que circulan por la red.

No es lo mismo hablar de alfabetización mediática y de alfabetización periodística. ¿Qué implica cada una de ellas?

La alfabetización mediática incluye a la alfabetización periodística (news literacy). Por tanto, esta última remite a todas las habilidades y capacidades técnicas y críticas que se relacionan con eso que llamamos periodismo y que incluye todas sus actividades y todos sus géneros (noticias, crónicas, reportajes, etc.).

Ahora bien, creo que tenemos que cambiar algo en nuestra concepción tradicional del periodismo. Generalmente, lo hemos referido siempre a la actividad de las personas e instituciones que formalmente se dedicaban a producir textos periodísticos en cine, radio, televisión y prensa. Pero, actualmente, la explosión de los blogs, de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.), de espacios de producción cooperativa de contenidos (foros, wikis, etc.), y de aplicaciones de relación personal entre grandes masas de población (Instagram, Whatsapp, etc.), ha expandido enormemente el campo de información de noticias, opiniones y análisis. Ha creado un nuevo espacio informal de producción y circulación de informaciones de presunto interés público. Y, además, esta expansión está afectando enormemente al periodismo tradicional –confrontándolo, reforzándolo o pervirtiéndolo; depende de las circunstancias–.

Por tanto, en este contexto, creo que el concepto de alfabetización periodística tiene que ir incluyendo progresivamente todo lo que tiene que ver con la circulación de información que afecte a la esfera pública, sea una actividad formal o informal. En todo caso, el núcleo central de la alfabetización periodística debe seguir siendo el periodismo formal. Porque ese periodismo sigue siendo importante en la validación y legitimación de la información circulante y porque su influencia no es desdeñable.

¿Por qué es importante que exista una alfabetización periodística y a qué actores involucra?

Cuando se trata de derechos humanos y de democracia –que creo que son valores que deben guiar la actividad pública y las ciencia sociales– el valor de la información veraz, contrastada, pública y responsable es esencial.

Hoy por hoy, el periodismo es una buena herramienta para asegurar el derecho a la información, la actividad responsable de la libertad de expresión, la deliberación y el debate públicos, así como el respeto a los demás, el aseguramiento del pensamiento racional y la ciencia, y en definitiva la convivencia pacífica y el buen gobierno. Por tanto, todo lo que pueda contribuir a un periodismo de calidad es esencial. Y sabemos que no puede haber periodismo serio, riguroso y responable si no es demandado, cuidado e impulsado por una opinión pública formada, aútónoma y crítica. Pues bien, para construir esta opinión pública tan necesaria, se requiere el concurso de la alfabetización periodística.

¿Qué sectores o políticas alcanza/afecta este campo?

En primer lugar, a los periodistas. Los objetivos de alfabetización periodística tiene que estar en la base de todas sus actividades. Si es así, es un buen signo de que respetan a sus lectores o audiencias y que respetan a la ciudadanía. Esto significa que en la formación inicial y continua de periodistas, la alfabetización periodística –que afecta a los profesionales tanto como a sus públicos– es decisiva. En segundo lugar, a las instituciones periodísticas –empresas, entidades públicas, etc.– que deben invertir buena parte de sus recursos en la alfabetización de sus usuarios y públicos.

En tercer lugar, a todos los sistemas educativos. Dentro de cada nivel y ámbito de formación es necesaria algún tipo de alfabetización mediática y periodística. Desde una Universidad a una escuela de cine, desde una escuela infantil a un bachillerato. No se puede estar falto de herramientas críticas en un mundo tan mediatizado como el nuestro.

Pero, en última instancia, la afabetización es tarea de todos: políticos, actores sociales, científicos, intelectuales, artistas… Todos queremos vivir en un mundo mejor y aceptamos, que no hay mundo bueno sin libertad y sin buen periodismo.

¿La sociedad democrática liberal a la que pertenecemos ha colaborado en el desarrollo de una News Literacy?

Sin democracia y sin libertad, no es posible la alfabetización mediática. Cualquier cosa que prescinda de estos dos valores será doctrina, propaganda o formación del tipo que sea, pero no será alfabetización periodística. Si lo que me pregunta es si los Estados actuales que se reclaman de democráticos y de liberales han colaborado con la alfabetización mediática, he de decir que no mucho y, en todo caso, no lo suficiente. Están, generalmente, muy preocupados por el discurso publicitario y consumista. Tampoco han hecho mucho los estados iliberales que se reclaman de democracia. Estos prefieren el adoctrinamiento de las masas, o sea, la propaganda política antes que el pensamiento crítico. Y, finalmente, las sociedades que por cualquier fundamentalismo no son ni liberales, ni democráticas: están más implicadas en imponer unas formas de pensamiento tiránico que nada tiene que ver con el periodismo ni con la alfabetización.

En el contexto actual, frente a la inmensidad de información que circula sobre el COVID-19, y con una realidad que nos supera frente al manejo de noticias falsas sobre el tema, ¿qué es lo que corresponde hacer?

Es sencillo de enunciar y difícil de ejecutar.

La información de los estados –o sea, la pública– ha de ser transparente, sin vaguedades y sin incertidumbres más que las lógicas en una situación en que no sabemos muchas cosas. Los políticos y las instituciones tiene que abandonar las viejas y corrompidas estrategias de desinformación, falsas noticias, teorías falsamente conspirativas y realidades alternativas.

Los medios periodísticos tienen que hacer periodismo de calidad, crítico, riguroso, responsable y ofrecer buena información –y criterios para distinguirla– a sus lectores o audiencias.

Se debería crear un sistema de cortafuegos a la hipermasificación de la desinformación –que en estos mometos hace mucho daño a la sanidad y a la ciencia–. En este tema, hay que implicarse en levantar alertas tempranas contra la desinformación y las falsedades y la circulación de bulos. Hay que imponer responsabilidad jurídica muy precisa a quienes, como las redes sociales, ayuden a difundir masivamente información en la esferea pública. Es la irresponsabilidad, cuando no la complicidad consciente, de muchas redes sociales la que contribuye a la desinformación pública.

Finalmente, como estamos en una situación de confinamiento especial, creo que la comunidad científica y universitaria debería crear una red internacional para combatir las grandes mentiras que circulan con impunidad por la red. Esto sería el principio de una coalición por la transparencia y la regeneración de la esfera pública global que tanto necesitamos.

Fuente:http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/jose-manuel-perez-tornero-no-se-puede-estar-falto-de-herramientas-criticas-en-un-mundo-tan-mediatizado-como-el-nuestro/

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Cora Steinberg: «COVID-19. Es vital proteger la salud emocional de los chicos y las chicas»

Por AkiaEducacion

Desde el año 1946, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, trabaja en defensa de los niños del mundo: sus vidas, derechos y desarrollo saludable. Así, el actual contexto de pandemia lo convierte en un importante actor. Cora Steinberg, Especialista en Educación de Unicef Argentina, nos comparte  algunas de las acciones del organismo en la región.

En la República Argentina, a través de #UNICEFresponde, ustedes invitaron a las niñas y niños a expresar sus mayores preocupaciones en relación a la pandemia. ¿Qué respuestas encontraron?

Las preocupaciones que nos acercaron tienen que ver con el cuidado, contagio y mortalidad del virus, saber cuándo van a volver ir a la escuela, al cine, a la plaza, cuándo volverán a ver a sus amigos, amigas y familiares. Les preocupa el trabajo de sus padres y la salud de sus abuelos.

¿Cuál es la importancia de generar estos espacios de expresión e intercambio?

El actual contexto de emergencia tiene impactos secundarios en los niños, niñas y adolescentes. A cada grupo lo afecta de diferente manera sostener largos períodos de aislamiento social y cambio de sus rutinas. Los niños y las niñas más pequeños no pueden procesar la cantidad de información que circula en torno a un tema nuevo, aún no han adquirido la madurez suficiente para entender todos los aspectos de las pandemias, ni tienen la capacidad de reflexión necesaria para hacer un análisis crítico de las informaciones erróneas, malintencionadas o prejuiciosas que hay en circulación.

En este sentido es súper importante poder conversar con ellos y explicarles la situación de manera clara y sencilla, apuntando a subrayar que ellos están seguros y la importancia de adquirir y sostener las prácticas de higiene necesarias. En los más grandes, se suma además un contexto extraordinario por la suspensión de clases presenciales que impactan alterando todas sus rutinas y las de sus padres, madres y adultos cuidadores en casa. En conjunto, esta situación que afecta a millones de personas, puede llevarlos a desarrollar ansiedad, miedos e incertidumbre.

¿Qué lugar ocupan las familias y los cuidadores en este escenario?

El rol de las familias y cuidadores es fundamental: es de vital importancia proteger la salud emocional de los chicos, conversar y explicarles la situación de manera clara y sencilla. Pueden tener muchas preguntas, algunas de las cuales es posible que los adultos no tengamos las respuestas. Lo importante es alentarlos a que nos cuenten qué les está pasando, escucharlos y abordar estas conversaciones con un lenguaje que sea comprensible para ellos y ellas y sin faltar a la verdad. Es importante, organizar nuevas rutinas en función de las posibilidades de cada familia y contexto y tratar de destinar también un tiempo específico para acompañar a los chicos y chicas con sus tareas escolares, promover que sigan en contacto con sus amigos, amigas y familiares.

¿Es posible saber – a grandes rasgos- cómo están resultando las experiencias de escuela on line en Latinoamérica?

En la región hay hoy más de 24 países que han decidido suspender clases presenciales, esto afecta a más de 150 millones de niños y niñas. Desde el inicio del brote en la región de América Latina y el Caribe se han desarrollado diferentes estrategias para afrontar la emergencia y dar continuidad a los aprendizajes de los y las niños, niñas y adolescentes. Muchas de ellas tienen que ver con el desarrollo de materiales y plataformas para la continuidad educativa de manera remota o a distancia, previendo también la distribución de materiales educativos impresos para las zonas de baja o nula conectividad.

A su vez, los países han desarrollado estrategias que tienen que ver con la provisión de información para la prevención del COVID 19. En los casos en los que no se han suspendido las clases presenciales, existen estrategias de limpieza y desinfección de las escuelas, para asegurar que estas sean lugares seguros. Dadas las grandes desigualdades que tienen los países de nuestra región, muchos países que han tenido que suspender clases presenciales desarrollan varias de estas estrategias al mismo tiempo.

Algunos ejemplos de la respuesta al COVID19 son el programa Seguimos Educando en la Repúbica Argentina, #AprendoEnCasa en Guatemala, Plan Ceibal en Uruguay. Paraguay ha desarrollado una guía para familias sobre estimulación en la primera infancia con un enfoque inclusivo, cápsulas de video y audio para promover la lectura en el hogar para niños de 0 a 6 años y, cápsulas de video y audios de actividades de matemáticas y STEAM dirigidas a estudiantes de 1er a 6to grado.

Todos los países han buscado dar respuestas de amplio alcance, buscando llegar a las diferentes poblaciones a fin de promover la continuidad de las actividades escolares con o sin acceso a internet, la provisión de materiales impresos, la difusión de información para la prevención del COVID 19 y contención emocional de los niños, niñas y adolescentes como así también de sus cuidadores, padres o madres.

¿Qué desafíos particulares afronta Unicef en este contexto?

Hoy la prioridad es mitigar los efectos que la respuesta al COVID19 está teniendo en el marco de los esfuerzos que se hacen para prevenir la propagación del COVID-19. El cumplimiento de tales medidas debe ser la prioridad colectiva de la Argentina y sumamos nuestros esfuerzos promoviendo la difusión y comunicación de información oficial sobre protocolos para enfrentarlos, y apoyando a los distintos sectores de gobierno. Consideramos necesario atender el impacto secundario que la situación puede generar sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes en particular en el contexto de pobreza e inseguridad alimentaria en el que vive más del 50% de la población de 0 a 18 años en nuestro país. En este sentido, el 7 de abril de 2020 hemos presentado un Plan de Respuesta al COVID-19.

¿En qué consiste este Plan?

Se trata de un plan de apoyo a los niños, niñas y adolescentes vulnerables y se basa en cuatro pilares de acción:

-Limitar la propagación del virus. Entre otras acciones, se promoverán técnicas de lavado de manos en contextos de acceso restringido a agua, el uso de pastillas potabilizadoras de agua y jabón.

-Contribuir a garantizar la salud de las mujeres embarazadas y de los niños y niñas menores de 5 años. Contempla la provisión de insumos a profesionales de la salud que trabajan atendiendo a mujeres embarazadas, niños y niñas menores de 5 años.

-Contener los impactos secundarios de la pandemia, como la inseguridad alimentaria, la pérdida de clases presenciales o el aumento de la violencia .

-Promover la comunicación y prevención del contagio difundiendo información oficial del Ministerio de Salud de la Nación (Msal) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). También alentar la identificación y denuncia de las Fake News y difundir mensajes de contención emocional para adultos/as, como generación de espacios de contención emocional , guías para niñas y niños y estrategias para adolescentes afectados por el aislamiento social. También a través de propuestas como la campaña #AcaEstoy, en su página institucional  y sus redes sociales:Twitter, Instagram, Facebook, Tik-Tok y LinkedIn.

Fuente:http://www.aikaeducacion.com/destacados/cora-steinberg-covid-19-es-vital-proteger-la-salud-de-los-chicos-y-las-chicas/

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Alejandro Perales: “Es fundamental entender que los principales perjudicados de la información falsa somos los usuarios”

Por Aika Educacion/Belen Sancho

La crisis del coronavirus ha traído consigo una crisis en la información. Los medios de comunicación producen muchísimo contenido y, a ello, se suma un gran aumento de la proliferación de noticias falsas. Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC),  considera fundamental el papel del usuario para frenar la circulación de las fake news.

El papel de asociaciones como la AUC garantiza a la población un instrumento para velar por sus derechos. Esta asociación lucha por garantizar el derecho frente a los medios y las tecnologías de la comunicación. “Nos preocupan dos cosas: la propia generación de noticias falsas y las informaciones falsas que afectan a la seguridad económica o a la salud de las personas”, afirma Perales en relación a los productos y ofertas que han aparecido en Internet.

“Los medios tradicionales han recuperado mucho terreno desde el punto de vista de fuente fiable”

Los medios de comunicación tienen la tarea de informar con veracidad y desmentir bulos. Pero los usuarios también tienen la obligación de contribuir a ello. Perales considera fundamental, pues los principales perjudicados ante las fake news es la propia sociedad. “Las noticias falsas menoscaban nuestro derecho a la información veraz”, apunta Perales.

El informe de Reporteros Sin Fronteras sobre el estado de la libertad de prensa en el mundo señala el retroceso de Europa. En este último año, se han llevado a cabo vulneraciones de este derecho a lo largo del continente. Perales considera que, “en términos generales, la libertad de prensa está garantizada”.  Pero se muestra prudente, pues considera que ve un peligro si “se tomaran determinadas decisiones en favor de la veracidad de la información que al final acabaran menoscabando la libertad de expresión”.

La pandemia del coronavirus va a traer consigo muchos cambios en diferentes aspectos. Los medios de comunicación han sido de los primeros en tener que adaptarse a las circunstancias para poder seguir ofreciendo información al usuario. Mientras tanto, la población tiene en su mano poder aportar su granito de arena. Frenar la circulación de noticias falsas, así como cumplir la normativa en todo momento es la prioridad.

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/alejandro-perales-es-fundamental-entender-que-los-principales-perjudicados-de-la-informacion-falsa-somos-los-usuarios/

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OVE entrevista a Julia McRae: La escuela actual, el edificio, y la gente adentro, hace mucho por igualar las oportunidades

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para OVE

 

Hace unos años preguntamos a compañeros del movimiento social sobre una referencia del trabajo sindical de los maestros en Canadá y al unísono nos indicaron que la persona indicada era Julia McRae. Hicimos intentos por obtener sus coordenadas, pero las agendas se cruzaban y nos resultó imposible conversar con ella.  Los compañeros de la CNTE de México estaban ayudando a localizarla cuando la colega Mercedes Martínez de la Federación de Maestros de Puerto Rico nos puso en contacto con ella.

Julia MacRae es maestra de secundaria en Surrey, que es un suburbio de Vancouver en Columbia Británica, al oeste de Canadá. Es vice-presidenta del sindicato de maestros de Surrey, que cuenta con casi 6000 miembros.  Está involucrada en aspectos del trabajo del sindicato a nivel provincial, particularmente en el comité de solidaridad internacional de la BCTF. El sindicato al cual pertenece cuenta con una larga tradición de cooperación internacional con otros sindicatos, y movimientos de maestros, especialmente en Centro América y también con México, Cuba, Perú, Colombia, Puerto Rico, Ecuador. También es parte de un comité sobre la diversidad y justicia social a nivel nacional en la CTF. Cumplió un MA en UBC, en estudios curriculares, y el tópico para la tesis fue “Los y las maestras activistas sociales y como teorizan sus roles en la educación pública.”

Como nos habían dicho Julia es abierta, alegre, emprendedora, siempre con ideas y proyectos en construcción. La dialéctica de la lucha social nos llevó a compartir espacios en el Grupo de Contacto Internacional que impulsamos desde el Observatorio Internacional de Reformas educativas y Políticas Docentes (OIREPOD). Trabajar con Julia es una hermosa experiencia y por ello consideramos importante que los lectores y colaboradores del portal “Otras Voces en educación” la conocieran más de cerca.

 

Julia, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Como llegaste a la educación popular?

Mi padre fue sacerdote en la iglesia anglicana y vivió su vocación en busca de justicia social. Empecé a estudiar español en 1986 cuando entré en la universidad y como joven me fascinaban las y los Sandinistas, aunque el castellano no estaba disponible como materia en mi escuela secundaria !.

En 1990 viví en México, trabajando durante 6 meses como voluntaria en un centro religioso de “dialogo intercultural”, y esa experiencia me formó mucho, en especial pensar en la relación entre teología de la liberación y la educación.

Regresé a Canadá y terminé la educación universitaria hasta llegar a ser maestra de secundaria. Ahora tengo 27 años en el aula. Desde allí continué con mis enlaces internacionales, y trabajé dentro mi sindicato en ello como, por ejemplo, en proyectos que hicimos en Cuba y Perú para fortalecer los sindicatos de maestros y maestras.

También fui Directora de Codesarrollo Canada, una organización no-gubernamental que facilita enlaces entre sindicatos en el norte y el sur. Los proyectos en Codev mayormente son con sindicatos de docentes, y otras organizaciones feministas y con trabajadores.

Hace 2 años, salí del aula y ahora mis colegas me han elegido vicepresidenta de mi sindicato local, donde contamos con casi 6000 miembros, maestros de kínder a secundaria. Ahora entreno a nuestros representantes en las escuelas y sedes de trabajo para que el sindicato represente y apoye a las y los miembros.

Aquí en Columbia Británica (provincia al oeste de Canadá) anoto que los maestros tienen un alto nivel de profesionalismo, de autonomía y de educación. También nos pagan bien, (aunque un poco menos que otros maestros en Canadá,) como resultado de décadas de lucha para la dignidad de nuestra profesión.

Tenemos un sindicato provincial fuerte, con un carácter democrático y progresista. Para mí ha sido una historia en dos direcciones complementarias, una de enseñar, y otra la de ser activista por la justicia social, siempre un camino junto al otro. Estas dos actividades de mi vida se entrelazan cada vez más, y en el sindicato puedo desarrollarlas diariamente.

 

¿Cuáles consideras que son los elementos resaltantes de la crisis educativa en Canada?

No puedo comentar de la situación en todo el país porque varía mucho la realidad entre las provincias, pero en Vancouver la conversión rápida a “teletrabajo” durante la cuarentena ha sido una mezcla.

Confirme las diferencias y inequidades económicas entre familias y barrios. Donde los niños y niñas tienen acceso al internet y con varias computadoras en casa, el maestro puede seguir ofreciendo contenido de su materia. Donde no hay, están llamando por teléfono para contactar, pero seguir con el contenido es difícil.

Lo bueno es que los maestros son muy creativos, y están convirtiendo sus cursos en lo más básico e interesante. Si es clase de arte, los alumnos pueden expresar con arte su experiencia de la cuarentena. Para matemáticas al nivel básico, los alumnos pueden cocinar, observar la naturaleza y en esto hay matemáticas.

He observado que las clases de poesía, música, y otras artes son importantes para que los niños expresen sus experiencias con creatividad, y allí vive la esperanza. Los maestros estamos ahora aislados en nuestras casas y tratando de proveer el programa. Estamos en los últimos 3 meses del año escolar y por eso la mayoría del currículo está completo. Conocemos a los alumnos y a los padres y madres de familia lo cual ayuda porque si esto hubiese ocurrido al inicio del año escolar, todo sería mucho más difícil.

Por ahora todos los maestros y maestras de contrato están recibiendo su salario. El gobierno aquí prometió ofrecer escuela a los niños de médicos, enfermeros, y trabajadores en los hospitales, y por eso algunos maestros están trabajando en las escuelas, con grupos muy pequeños y con protocolos fuertes para preservar la salud.

Lo bueno de la situación en breve es que los maestros son profesionales, y el gobierno y el ministro dejan A LOS MAESTROS la responsabilidad de decidir como van a ofrecer oportunidades para aprender, y que, si un niño no tiene acceso al internet, o por razones de pobreza (u otra razón) no puede aprender bien en la casa, no va a perder su año escolar.

 

¿Responde la formación de los futuros maestros y maestras a los retos educativos del siglo XXI? ¿Cuál es tu valoración crítica al respecto?

Generalmente, sí. En las universidades aquí donde preparan los futuros maestros tienen a maestros de aula allí, trabajando en la universidad a horas parciales o por un par de años, y por eso tenemos las voces de maestros en su preparación.

Mi critica de los “retos del siglo XXI” son así. Vemos qué, aunque parece bueno que la educación sea mas individualizada, y que las y los jóvenes necesiten aprender como aprender y como ser creativos en vez de aprender/memorizar hechos en forma tradicional, también con la ‘individualización’ hay una pérdida de conciencia comunitaria.

Podemos tomar lo bueno de los retos y rechazar o criticar lo malo. Si la respuesta al reto responde a metas neoliberales, con mayor modificación del aprendizaje, con pensar en el individuo y menos en lo que necesita la comunidad, entonces debemos confrontarlo. Si la individualización del currículo mejora las condiciones para la creatividad, la libertad de pensar y la libertad de cátedra, podemos utilizarlo en el proceso progresista.

 

¿Cuál ha sido el impacto del Coronavirus? ¿Considera que las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

Nosotros como maestros y sindicalistas con los distritos escolares y el gobierno y el ministro de educación provincial, pensamos que es una situación no-anticipada, y es una emergencia en que todos vamos a hacer lo que podemos para continuar el apoyo a las y los estudiantes; ello implica tratar de proveer las materias para que puedan seguir estudiando y aprendiendo.

A la vez vemos que algunos no pueden contar con una computadora en casa para continuar, por razones de acceso, de idioma, de pobreza. Es obvio que es muy importante el contacto humano con ellos cada día. No es nada fácil aprender a la distancia. Las escuelas aquí han dado a miles de familias aparatos para que los niños pueden conectarse, y en algunos casos han pagado para que haya internet en la casa. De todos modos, no todos pueden participar. La escuela actual, el edificio, y la gente adentro, hace mucho por igualar las oportunidades.

Enseñar y aprender a la distancia no es igual, y eso afecta el derecho a la educación. Es mi esperanza que este episodio no vaya a durar mucho más que 2-4 meses, y que podamos regresar a las escuelas para seguir con nuestros trabajos allí.

 

 

Pensando en respuestas desde lo político pedagógico ¿Cuáles serían las alternativas para salir de la actual crisis educativa?

Para mi lo mas importante es defender la libertad de cátedra de las y los maestros para que puedan pensar en sus proprios estudiantes y con su profesionalismo, decidir la mejor pedagogía que necesitan.

Vemos aquí que, con la sorpresa de la crisis, el gobierno y los distritos escolares no tenían otra idea más que dejar a las y los maestros el trabajo que solo nosotros sabemos hacer. Por muchos años hemos insistido en la autonomía profesional, y ahora vemos que es la cosa más importante.

En nuestro caso también tenemos actualmente un gobierno provincial izquierdista, y no han aprovechado el momento para privatizar algo, como es posible ocurrir en otras jurisdicciones. De todos modos, vamos a seguir defendiendo los derechos del magisterio sindicalizado, y demandando mas fondos para la educación publica.

 

 

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OVE entrevista a Eduardo González “En Chile la crisis educativa no es consecuencia de la mercantilización, sino más bien componente central de la misma”

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para OVE

El gobierno de Salvador Allende significó una esperanza para América latina, para sus trabajadores, para les marginades. Unes vivimos con dolor el golpe de Estado fascista en su contra, pero por la corta edad que teníamos no logramos dimensionar en ese momento, todas las implicaciones de esa derrota histórica; otres, quienes nacieron en medio del desgobierno de Pinochet o después lo han leído y defienden la causa que lideró Allende. La dictadura fascista hizo hasta lo imposible para fracturar y desmovilizar a los y las docentes; represión y desmantelamiento de sus organizaciones naturales de base. El Colegio de Profesores nace en medio de esa realidad.

A su interior la rebeldía nunca se pudo sofocar y después de la salida de Pinochet comenzó a emerger con más fuerza. La nuevas corrientes clasistas y combativas afloraron, disputando la dirección del gremio. Ha sido ardua y difícil la tarea de construir un movimiento que unifique a las bases magisteriales insurgentes.

En esa tarea encontramos y conocimos a Eduardo, un joven y combativo dirigente docente quien forma parte de la dirección del Movimiento por la Unidad Docente (MUD) al interior del Colegio de Profesores. Siempre coincidimos con él cuando visitamos Santiago, porque él siempre está en el ojo del huracán pedagógico. Eduardo González de tan solo 38 años, es representante de la nueva generación de dirigentes gremiales y sindicales del magisterio chileno que vienen impulsando un fuerte trabajo de renovación de la acción sindical, fuertemente comprometido con las causas de las y los trabajadores de la educación y la lucha popular chilena

Además es un estudioso y respetado profesor de egresado de la escuela de Historia y Ciencias Sociales, Magister en Educación por la Universidad de Chile. Es Vocero Nacional del Movimiento por la Unidad Docente y Dirigente Nacional del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile, encargado del departamento de profesores jóvenes y educación especial. Articulista permanente de la Revista Educación: las y los profesores tenemos mucho que decir (www.unidaddocente.cl) Autor del libro “Arriba Profes de Chile: con autonomía y dignidad” y coautor del libro “Las derechas en Chile 1958-1981”. En Otras Voces en educación consideramos importante que nuestros lectores conocieran su perspectiva sobre la coyuntura actual

Eduardo, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Como llegaste a la vida gremial en el magisterio combativo?

 

Habiendo ingresado a trabajar a una escuela pública, junto a otros compañeros y compañeras, sin una formación en el debate educacional y más llenos de dudas, pero con fuertes inquietudes, nos propusimos crear un grupo de reflexión que se dio la tarea de comprender el impacto del neoliberalismo en el sistema escolar, la pedagogía y el profesorado.

Los análisis que de allí fuimos estableciendo los dimos a conocer por medio de la fundación de la “Revista Educación” que fuese la voz del magisterio, la que comenzamos a distribuir en las movilizaciones del movimiento social por la educación del año 2011. De esta manera, poco a poco, nos percatamos del potencial transformador que posee el magisterio, pero al mismo tiempo constatamos la existencia de corrientes muy gremializadas y corporativas y, por otra parte, una izquierda pedagógica dogmática tanto en su forma de entender la organización como de análisis de la realidad para su intervención.

Esto nos llevó a la conclusión de que debíamos crear una organización que recogiera las mejores experiencias y lecciones de las organizaciones magisteriales chilenas del siglo XX. Constituimos entonces el Movimiento por la Unidad Docente (MUD), referente organizativo de trabajadores y trabajadoras de la educación que actúa como una corriente de opinión, organización y lucha con presencia activa en las principales organizaciones gremiales, como lo es el Colegio de Profesores y Profesoras de  Chile que posee más de 50.000 afiliados en todo el país, y también el impulso por crear y fortalecer la organización sindical en las escuelas particulares pagadas y particulares subvencionadas, estas últimas, algo así como las escuelas charter. (“charter” debe ir en cursiva)

En este marco, luego de diversos debates concluimos que la tarea urgente a impulsar para fortalecer la lucha magisterial, pasaba por desarrollar un intenso, sistemático y permanente trabajo de base que abordara los planos ideológicos, políticos y de herramientas organizativas y, en segundo término, disputar las direcciones de los grandes organismos sindicales y gremiales. De esta manera, en tanto esfuerzo colectivo de una nueva generación de maestros y maestras, hemos llegado “a la vida gremial del magisterio combativo”.

 

¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis educativa en Chile?

 La situación por la cual atraviesa Chile demuestra empíricamente la tesis que formulara Mariátegui en 1925 en orden a que “la crisis de la enseñanza coincide con una crisis política”. En efecto, en nuestro país se asiste a una profunda crisis política derivada del cuestionamiento del pacto de dominación sustentado en el neoliberalismo como modelo económico-social y un régimen político de democracia restringida. Como el mundo fue testigo, las contradicciones y antagonismos de clase incubadas y tejidas desde la misma implantación de dicho pacto, explotaron en octubre del 2019 como acción de masas y violencia política.

En este marco se sitúa la crisis educativa en Chile, que se arrastra ya por varios años. Su origen es uno: la aplicación intensiva de políticas de mercado que nos han llevado al vergonzoso sitial de ser el país con más privatización del mundo, sin lograr buenos resultados ni siquiera en los parámetros internacionales fijados por la OCDE. La mercantilización educativa ha sido implementada, ajustada y consolidada desde la dictadura cívico-militar de Pinochet hasta los gobiernos post dictatoriales.

La etapa actual se define por el hecho que ciertos sectores de la burguesía local, con expresiones políticas tanto en la derecha (Piñera) como en la ex Concertación y ex Nueva Mayoría (Bachelet y Lagos), asumiendo la advertencia del Banco Mundial de los límites del modelo extractivista y la necesidad de avanzar hacia una economía del conocimiento, han impulsado  -durante la última década- una nueva ola de reformas educativas sustentadas en una privatización endógena: gerencialismo para administrar las escuelas, profundización de la rendición de cuentas, carrera docente estructurada en evaluaciones estandarizadas y salarios variables, sistema de calidad con una prueba censal estandarizada que clasifica escuelas para desde ahí determinar sus cierres, son algunas de la políticas que se vienen implementando. Todo, por cierto, articulado por un Estado Evaluador cuyo foco es generar las condiciones para el buen funcionamiento del mercado.

Estas concepciones han llevado a la peor crisis educativa del Chile republicano cuyo carácter es integral y estructural.

La crisis integral se expresa al menos, en los siguientes planos: la matrícula del sistema educativo está mayoritariamente, en todos los niveles, en el sector privado, en el caso del sistema escolar público (primaria y secundaria) solo concentra el 33% de ella. Estas cifran sitúan a Chile como el país con menos educación pública en América Latina y de la OCDE; más de la mitad del financiamiento que entrega el Estado, vía voucher, es recibido por las escuelas particulares subvencionadas, es decir, no existe un financiamiento basal garantizado para las escuelas públicas, las cuales deben competir por captar recursos; la gestión y administración de las escuelas se realiza bajo una figura, única en el mundo, llamada “sostenedores” que en la práctica implica operacionalizar la igualdad de trato entre las escuelas privadas y públicas y la desresponsabilización del Estado quien no administra ni dirige el proceso educativo, segregación socioeconómica en donde las escuelas públicas son verdaderos ghetos que concentran a la población estudiantil más pobre del país, mientras que las escuelas privadas educan a los hijos de la elite, es decir, como lo afirmó la OCDE (2004): en Chile “el sistema educacional está conscientemente estructurado por clases”. Finalmente, podemos señalar la profunda crisis de sentido del por qué y para qué estudiar que atraviesa tanto a las y los estudiantes (altas tasas de deserción escolar y violencia) como también al profesorado que ve cómo la estandarización curricular y evaluativa se aleja del trabajo real que cotidianamente realiza, desdibujándose así el sentido del trabajo.

La crisis educativa es estructural en tanto que ella no es efecto o consecuencia de la mercantilización, sino más bien es componente central de la misma. El neoliberalismo educativo no solo es antagónico al derecho a la educación, sino que supone su destrucción. Bajo esta radical constatación hemos venido insistiendo en que la principal tarea que tenemos la generación magisterial del bicentenario, es contribuir a dotar al magisterio de un proyecto estratégico que oriente la construcción de un Sistema Nacional de Educación Pública para un Nuevo País fundado en un modelo de desarrollo que supere, en el mediano plazo, el neoliberalismo. La superación de la crisis educativa es, por consiguiente, una lucha que va indisolublemente ligada a la lucha por poner fin al actual pacto de dominación.

 

¿La formación de los y las futuras maestras se corresponde a los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Cuáles son las carencias y las propuestas para mejorar?

La respuesta depende sobre qué entendemos por desafíos pedagógicos y hacia qué horizonte están dirigidos tales desafíos. Ciertamente, bajo un esquema de mercantilización educativa global que ha implicado el desarrollo de agendas privatizadoras con alto impacto en el profesorado por medio de Carreras Docentes, la formación de las y los futuros maestros está siendo fuertemente redefinida. En Chile nos encontramos en pleno proceso de implementación de estas reformas que han involucrado cambios en la institucionalidad asociados básicamente a procesos de acreditación universitaria como curriculares, ligados a la fijación de estándares para la formación inicial docente. Todo este entramado está sustentado en una concepción de docente en tanto técnico superior que aplica metodologías y didácticas, reduciendo la pedagogía a una racionalidad instrumental.

La carencia fundamental de esta mirada radica en negar la dimensión social e histórica de la praxis educativa y del proceso de enseñanza-aprendizaje que deberán encarar los futuros maestros y maestras. La idea de formar al profesorado como un buen ejecutor de estándares definidos externamente, desconoce cómo se construye el saber docente, esto es, un saber situado y contextual, de carácter social-colectivo, vinculado a escenarios socioculturales en los cuales se confrontan experiencias diversas.

Todo intento de mejora de la formación de maestros y maestras, supone definir qué tipo de profesorado se requiere en el sistema escolar, el que a su vez debe tener claridad sobre  qué modelo de sociedad y ser humano se quiere formar. Desde esta triada y marco de totalidad, debemos pensar las mejoras.

En este sentido, los criterios centrales que debiésemos considerar son, en primer lugar, reconocer y poner en valor la capacidad de construcción de pensamiento y saber pedagógico que posee el profesorado, es decir, entenderlo como un sujeto político colectivo trabajador de la cultura que es capaz de producir conocimiento educativo.                 La formación del magisterio debe ser capaz de enseñar a reflexionar y sistematizar la praxis concreta, en la perspectiva de generación de saber que permita ir orientando el accionar educativo en la escuela.

Lo anterior supone, como segunda cuestión, formar en trabajo colaborativo a fin que este sea el eje vertebral de la relación social al interior de las comunidades escolares. Y, como tercer criterio, el profesorado debe ser formado como un sujeto integral, es decir, no solo en su dimensión cognitiva, de lo contrario este no podrá formar a sus estudiantes, por ejemplo, en la solidaridad.

¿Qué ha significado la crisis del Coronavirus? ¿Considera que las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación? 

La crisis del Coronavirus en Chile ha desnudado las deficiencias y bancarrota del modelo de mercado en educación, al tiempo de enrostrar a las y los educadores críticos la carencia de construcción de propuesta y diría, más básico aun, de reflexión educativa ligada a los desafíos que enfrentamos ante el escenario de las profundas transformaciones sociales, culturales, económicas y políticas impulsadas por el capitalismo.

En este escenario, las medidas que el Ministerio de Educación en Chile viene tomando han sido en total coherencia con el enfoque con el cual el gobierno de Piñera está enfrentando la crisis sanitaria, esto es: la crisis deben pagarla las y los trabajadores. En educación esto está significando que se proteja el negocio educativo por sobre el derecho a la educación. Por ejemplo, algunas escuelas privadas subvencionadas que reciben financiamiento del Estado y que tienen asegurado este financiamiento en la crisis, reciben también pagos de mensualidades de las familias; pagos que, según reciente normativa del gobierno, podrán seguir siendo exigibles por parte del dueño del colegio, incluso no habiendo clases o habiendo sido despedidos del trabajo los padres del niño.

Esto denota en toda su expresión y sin tapujos que por sobre el derecho a la educación está la libertad de enseñanza, que en Chile es entendida como libertad de empresa o negocio educativo. En Chile se opta por proteger a la empresa educativa por sobre el derecho a la educación.

Una segunda medida es la idea, en el actual contexto, de “clases virtuales” orientadas hacia una “normalización del proceso de enseñanza-aprendizaje” fuertemente ligado a un enfoque cuantitativo y estandarizado de cobertura curricular.

Esta medida desconoce la realidad concreta de los hogares de las y los estudiantes, marcados por una profunda desigualdad socioeconómica y cultural que se traduce en que un gran porcentaje no tiene acceso a internet[1], el 34% de los niños menores a 12 años vive en hogares monoparentales y en el 92% de estos la mujer es jefa de hogar (Céspedes 2015) por lo que están prácticamente solos; viven en condiciones de hacinamiento y expuestos a contexto de violencia y alcoholismo que, según los datos, producto de las cuarentenas han aumentado explosivamente. En definitiva, la obsesión por “normalizar” el proceso educativo en contexto de pandemia vía clases virtuales se está traduciendo en una profundización de las brechas de aprendizaje, cuestión que atenta contra el derecho educacional de las y los niños.

 

¿Para usted cuales son las alternativas ante la actual situación de crisis educativa?

 No veo viable pensar en superar la crisis educativa en desconexión con la construcción de otra sociedad o un nuevo país, más aún cuando producto de la lucha popular se ha abierto en Chile un escenario de disputa constitucional. En tal sentido, sostengo que las alternativas pasan, al menos, por tres lineamientos fundamentales:

Primero: dotarnos de un diagnóstico medianamente compartido por las fuerzas pedagógicas de izquierda, cuestión que a nuestro juicio hoy estamos lejos de establecer. Este punto nos parece relevante puesto que de las diversas lecturas teóricas se derivan énfasis, apuestas y prácticas distintas. Este diagnóstico debe, al menos, aproximarse a una lectura común sobre qué es el neoliberalismo en la educación (exo y endo privatización) y comprender el impacto de la cuarta revolución tecnológica en el sistema escolar, tal como viene insistiendo el compañero Luis Bonilla. Mientras no nos dotemos de una caracterización del momento en el que nos situamos y de las tendencias y desafíos que se abren, difícilmente podremos construir plataformas y estrategias de lucha de mediano y largo plazo.

Segundo: radicalizar el rol social transformador del magisterio, entendiendo por tal una concepción que entiende la acción sindical y gremial como una acción que contiene, pero supera, lo meramente reivindicativo y sectorial. Hoy la tarea central es disputar PROYECTO PEDAGOGICO Y EDUCATIVO. Hacer política sindical para procesos y no solo para la coyuntura. Razones por las cuales luchar existen muchas y por doquier: mal pago de sueldos, despidos y un largo etc. y en ello podemos pasar años, pero el sistema seguirá en su despliegue. Hoy con urgencia debemos cambiar el enfoque de la lucha y ponernos una mirada de mediano y largo aliento.

Tercero: se requiere de una estrategia que por su forma sea nacional, pero por su contenido continental. A nuestro juicio, debemos re-construir un Movimiento Pedagógico. Hablamos de “reconstruir”, porque en la historia del magisterio chileno esta dimensión ha estado presente desde la Asociación General de Profesores de Chile en la década de 1920 (AGP), pasando por el SUTE, hasta el Colegio de Profesores en el periodo aproximado de 1997-2000.

El Movimiento Pedagógico tiene como propósito central la construcción de propuestas educativas-pedagógicas contra-hegemónicas al neoliberalismo y al capitalismo en la perspectiva de la reconstrucción/defensa de la educación pública y del derecho a la educación. Propuestas que deben ser construidas e impulsadas desde un lugar determinado: el sindicato y el gremio docente.

Un Movimiento Pedagógico que no se limita a la reflexión crítica propositiva, sino que, al mismo tiempo, se dispone a construir las condiciones políticas que constituyan una fuerza social y política transformadora, asumiendo su posición clasista y vinculándose desde la organización magisterial, con el resto de las organizaciones sociales. En tal sentido el Movimiento Pedagógico no puede limitarse a sistematizar prácticas pedagógicas que cuestionen el enfoque raciotécnico que hoy predomina en nuestras escuelas, debe ir más allá. El Movimiento Pedagógico debe ser capaz de empujar el cambio educativo en alianza con las comunidades escolares,  sectores populares y la clase trabajadora.

El Movimiento Pedagógico debe politizar invirtiendo la mirada clásica y unidireccional de ‘politizar lo pedagógico’ (¡cómo si esto último no fuese político!), para ‘hacer de lo pedagógico un proceso de politización’.

 

[1]En relación con otros países de la OCDE, Chile enfrenta una alta exposición a los riesgos de la transformación digital y un desempeño limitado en términos de oportunidades… la variedad de usos de Internet es limitada y el nivel de desigualdad de usos de Internet está por encima del promedio de la OCDE. Una de las principales áreas donde Chile se queda atrás es en el área de habilidades digitales y educación”. OCDE, 2019 , traducido de https://www.oecd-ilibrary.org/sites/9789264311800-10-en/index.html?itemId=/content/component/9789264311800-10-en

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