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Entrevista a Cristian Olivé: «Nos obsesiona que los niños aprendan mucho, pero no que aprendan a pensar»

Entrevista/Autora: Èlia Pons/eldiariolaeducacion.com

El profesor de Lengua y Literatura de secundaria Cristian Olivé acaba de publicar el libro ‘Profes rebeldes’, en el que reivindica la necesidad de introducir cambios en el sistema educativo actual para que el aprendizaje sea más vivencial.

Licenciado en Filología Catalana, Cristian Olivé es profesor de Lengua y Literatura de secundaria en la Escuela Joan Pelegrí, del barrio de Sants de Barcelona. Las actividades innovadoras y creativas que lleva a cabo en sus clases han generado, en los últimos meses, un gran eco y admiración en las redes. Olivé propone a sus alumnos desde hacer un análisis literario de las canciones de Rosalía hasta idear una serie de Netflix en clase o crear una cuenta de Instagram para la protagonista de una de las lecturas obligatorias del trimestre. ¿De dónde saca estas ideas? Él afirma que se inspira en sus propios alumnos, escuchándoles y preguntándoles qué youtuber les gusta, a qué juegos del móvil juegan o qué series ven.

Olivé defiende una metodología basada en centrar el proceso de aprendizaje en el alumno, acercando los conocimientos que enseña como docente a la realidad de los adolescentes. Acaba de publicar el libro Profes rebeldes -editado en castellano por Grijalbo y en catalán por Rosa de los vientos-, en el que reivindica la necesidad de introducir cambios en el sistema educativo actual para que el aprendizaje sea más vivencial.

¿Qué significa para ti ser un ‘profe rebelde’?

Para mí es algo tan normal como situar al alumno en el centro de su propio aprendizaje. Esto implica que, como docente, a veces tienes que seleccionar algunos apartados de la programación y algunos que han de quedarse a parte para poder potenciar otros que no están pero deberían. Estos son, por ejemplo, el crecimiento personal, el pensamiento crítico, la reflexión sobre su entorno y sobre las relaciones personales… Para mí, más que una actitud rebelde se trata de una convicción rebelde, porque no está contemplada. Creo que muchos profesores lo intentamos hacer así, aunque muchas veces dejamos un poco de lado lo que nos tocaría.

En el libro explicas que cuando empezaste a trabajar de profesor hacías unas clases magistrales más bien convencionales. ¿En qué momento cambias tu manera de hacer?

Empecé a hacer el cambio cuando me di cuenta de que, además de proyectar mis conocimientos, si daba un espacio para que ellos también pudieran reflexionar y dar su opinión todo funcionaba mucho mejor. Además, hacer que su mundo estuviera presente en el aula lo hacía todo mucho más natural. Era más auténtico, porque lo que estábamos aprendiendo en clase tenía una correspondencia con su realidad. Fui introduciendo estos cambios poco a poco, de manera muy progresiva.

¿Crees que se debe romper con la escuela del pasado?

Yo creo que más que romper con la escuela del pasado se trata de aprender de ella, tenerla muy en cuenta, imitar sus logros, que son muchos, e intentar revertir aquello en lo que ha fallado. Yo creo que uno de los errores que ha cometido la escuela más tradicional es el de generar personas que no se plantean muchas cosas, que no están acostumbradas a pensar. Yo invito a pensar, a tener algo más que decir. La escuela del pasado se basaba más en un aprendizaje memorístico y, en cambio, yo creo que el proceso de aprendizaje debe ser más vivencial, los jóvenes tienen que aprender por placer.

Además, si no hay una emoción detrás todo se pierde, lo aprendes por un día y luego te olvidas. Lo que recuerdas es lo que te ha servido para algo y lo que te ha marcado. Buena parte de la escuela tradicional no ha tenido esto presente, porque nos hemos obsesionado con que aprendan mucho y, en cambio, no nos hemos obsesionado con que aprendan bien, con que aprendan a pensar. Pienso que este debe ser el papel de la escuela y de los docentes.

¿Crees que hay más educación emocional en las aulas?

Sí, yo creo que la metodología actual debe potenciar todo el mundo interior y emocional del alumno, que no tiene cabida hoy. Y creo que no se debe reservar en espacios de talleres ni tutorías sino que las materias deberían estar enfocadas a trabajar esto en todo momento, cada hora. También como profesores quizás deberíamos recibir una formación especial en este sentido para dar respuestas al día a día. La parte emocional es muy importante y yo creo que las alumnos deben aprender a expresarse. En buena parte de los conflictos a los que tendrán que hacer frente en el futuro lo más importante es saber hacerte entender y valorar y saber expresar lo que llevas dentro. Y creo que la escuela debe ser este espacio para poder hacerlo.

Te acercas a la realidad de los adolescentes y generas un clima de confianza con ellos. ¿No te da miedo llegar a perder un poco la posición «de autoridad»?

No la he perdido nunca, de hecho creo que se refuerza, porque al ser una relación de confianza -que no de colegueo, eh- nos estamos escuchando mutuamente, tenemos en cuenta nuestra opinión y, por tanto, sabemos que nos podemos decir muchas cosas, siempre desde el respeto. Yo la autoridad me la gano con confianza y no desde el autoritarismo, no con un golpe de fuerza. Porque la fuerza y ​​el miedo lo que hacen es parar, impiden seguir aprendiendo. Yo quiero que en mi clase cada uno pueda opinar y preguntar y que haya un clima de trabajo agradable.

En el libro hablas de potenciar las capacidades de los alumnos para que vean qué talentos tienen. ¿Esto les puede encaminar hacia su futuro?

Yo creo que sí. Otro de los errores que tiene nuestro sistema es que los alumnos terminan la ESO o el Bachillerato y no saben quiénes son, cómo son ni qué quieren ser. No lo saben porque no ha habido un espacio para preguntarles a ellos. Lo que intento es que las actividades que planteo tengan detrás una carga reflexiva y de autoconocimiento, que para mí es esencial. Una actividad me funciona cuando sé que a aquel alumno le ha servido para descubrir que tenía un talento o un potencial que no conocía, porque no se lo había planteado nunca. Como yo vengo de la rama de las humanidades, me encanta descubrir, por ejemplo, futuros periodistas o educadores sociales. Cuando esto ocurre, creo que una actividad ha sido un éxito, porque les ha servido de algo como personas.

Improvisas y cambias las actividades en función del grupo y de sus necesidades.

Sí, de hecho, yo soy muy crítico con las programaciones cerradas, con esta burocracia que nos ahoga, porque no da margen a introducir pequeños cambios según las necesidades de cada grupo e, incluso, de cada alumno. Por lo tanto, una actividad puede funcionar muy bien en una clase pero quizás en otra no, porque hay unos intereses y unas inquietudes diferentes, las que he de integrar en la actividad o programación. Cuando desde principio de curso nos obligan a una temporización cerrada y rígida, no hay espacio para esta improvisación tan necesaria.

La mejor actividad es aquella que yo presento a clase y se termina haciendo aún mayor gracias a intervenciones y sugerencias que me dan mis alumnos. De hecho, a mí me encanta cuando tengo la sensación de haber aprendido de ellos, porque tenían algo que decir. Creo que es muy honesto por parte de los docentes darles un espacio para demostrar que también puedes aprender de ellos. El aprendizaje del siglo XXI debería ser en paralelo, no sólo unidireccional.

Hablamos de los exámenes. Dices que no te parecen una buena manera de evaluar a los alumnos.

No me gustan, porque creo que dejan fuera todo lo que es importante, que es el crecimiento personal, la creatividad, el trabajo cooperativo e interpersonal. Un examen tampoco tiene en cuenta las posibles metas de cada alumno. Con un trabajo en el que yo valoro más el proceso que el resultado puedo ver todo esto; si sólo tengo en cuenta un examen que lo reduce todo a una cifra numérica, eso se pierde. Sin embargo, formamos parte de un sistema que tiene exámenes, y mis alumnos deberán examinarse cuando se quieran sacar el carnet de conducir, cuando hagan la selectividad o cuando quieran aprobar unas oposiciones. Entonces, lo que hago es hacer una especie de prueba de ensayo, para que pierdan el miedo y esta desazón de tener una nota. Pero el porcentaje que obtengo de los exámenes es muy reducido y mis alumnos lo saben. Para mí lo importante es el proceso y la evolución que hacen.

De alguna manera, propones dar la vuelta a todo el sistema educativo.

Cuando mis alumnos me preguntan insistentemente por la nota es que los hemos acostumbrado a esto, porque ellos también forman parte de un sistema educativo que no los tiene en cuenta como personas, sino como estadística. A menudo se culpabiliza al alumno de su resultado cuando no se tiene en cuenta que buena parte de los malos resultados tienen que ver con el estado del sistema educativo o con otros factores, como la situación socioeconómica familiar. Creo que hay un cambio, y creo que hay que hacerlo siempre desde las aulas. La escuela debe avanzar al mismo ritmo que la sociedad, no a lo que marquen las instituciones. Estamos educando en aulas del siglo XIX y técnicas del siglo XX a alumnos del siglo XXI. Además, los ratios que tenemos hacen muy complicado tener una atención personalizada de cada alumno.

Normalmente los móviles están prohibidos en las aulas. Tú, en cambio, los usas como un recurso educativo más. ¿Los consideras un aliado?

Para mí son un aliado por muchas razones. En primer lugar, porque es su día a día y, por lo tanto, para ellos es emocionante y sorprendente que puedan aprender con ellos. Además, porque no los estoy juzgando como adulto, que es muy habitual, y les estoy demostrando que lo que aprendemos tiene una aplicación en la realidad. También intento hacerles reflexionar en torno a las redes sociales. Una de las grandes preocupaciones que tengo últimamente son los grupos de WhatsApp que hay entre los alumnos de secundaria y qué uso se hace. A veces, se producen casos de acoso o se generan malentendidos que terminan en un conflicto muy grave. Hay que hablar en clase, hay que hablar de aquellas conversaciones en clase, comentarlas y trabajar qué relaciones sociales se están estableciendo.

No podemos dejar de lado los problemas que se originan en el mundo digital. Han de trabajarse en clase y debe hacerse de manera viva y auténtica, con el móvil en la mano. No digo que se vaya a utilizar siempre, pero creo que para poder hablar del móvil debemos tenerlo delante y debemos analizar lo que estamos haciendo. Soy un gran defensor de los móviles en las aulas, pero eso no quiere decir que en mis clases siempre estén. Están cuando tiene que ser, porque, además, tienen un potencial educativo que creo que sería un error dejar de lado.

¿Cómo se puede hacer que los jóvenes lean más?

Como profe de Lengua, la lectura es mi gran obsesión. Mi manera de trabajar la Literatura es demostrándoles que la lectura es una experiencia, por lo tanto, el trabajo que les pido es siempre vivencial. Intento evitar el estudio filológico, que lo que hace es alejar el placer de leer más que al contrario. Por ejemplo, una de las actividades que les planteé es que crearan una cuenta de Instagram sobre la lectura del trimestre, en el que debían contar con diferentes publicaciones qué es lo que hace el protagonista, por qué lugares pasa… En una otra ocasión les pedí que crearan una serie de Netflix con algún fragmento de la novela. Ellos eran los protagonistas y se grababan representándola.

Yo creo que todo esto es más auténtico porque hace que lo que están leyendo se convierta en real. Los docentes debemos despertar la curiosidad respecto a las obras clásicas, pero ellos también deben poder elegir qué lectura quieren hacer, y acercar aquella lectura a su mundo. Los alumnos deben leer novelas que den respuesta a sus inquietudes, con personajes actuales.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/14/nos-obsesiona-que-los-ninos-aprendan-mucho-pero-no-que-aprendan-a-pensar/

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CLADE: Nueva reforma educativa en México y la institucionalización del poder corporativo

Por: CLADE.

En este relato, Mauro Jarquín, investigador de temas relacionados a la política educativa, aborda la ley y las políticas mexicanas, analizando en qué medida ellas favorecen el lucro y la privatización en la educación

Mauro Jarquín: “Lo que se ha fortalecido en esta nueva reforma educativa es la privatización endógena“. Foto: Divulgación/Mauro Jarquín

Se ha completado un año de gestión de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de México, país que nunca había sido gobernado por un partido públicamente declarado de izquierda. Una de sus primeras acciones en el gobierno fue la promulgación de una reforma educativa, que también completó un año de vigencia.

La reforma, según especialistas y líderes del campo educativo del país, se presentó como un cambio a la reforma anterior, de 2013, impulsada por el ex-presidente Enrique Peña Nieto.

La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) conversó con el especialista e investigador mexicano Mauro Jarquín para saber más sobre la reforma, y si realmente significó una ruptura con la política educativa anterior. Además, se indagó si la reforma favorece u obstaculiza la privatización y el lucro en la educación nacional.

Tesista de Ciencia Política, ex-consejero estudiantil en la FCPyS y colaborador de medios electrónicos como Insurgencia Magisterial y Otras Voces en Educación, Mauro Jarquín investiga temas relacionados a la política educativa, la organización política del empresariado y la historia económica de América Latina.

En este relato, que resulta de la conversación, Mauro Jarquín analiza cómo la educación mexicana, aún con la reforma, está lejos de ser pensada como un derecho, ya que el Secretario de Educación actual ha sido presidente de una de las más grandes fundaciones privadas de educación. “Lucro y educación siguen siendo un norte para la política educativa mexicana”, destacó.

“Lo que plantea ahora el gobierno no es únicamente generar una política fiscal que incentive un consumo de educación privada, sino dar directamente recursos a aquellas personas que están en las escuelas privadas”, añadió. Lee el relato completo:

El lucro y la reforma educativa en México

Estamos en este momento cruzando un proceso de reformas educativas que se inició formalmente desde diciembre de 2018. En relación a la privatización y al lucro en la educación, pasamos de una política que era una especie de terapia de choque, la reforma de 2013, a una más bien gradual porque los elementos que eran los más evidentes sobre la posibilidad de lucro en la educación, más allá de la provisión privada directa, fueron quitados.

“Lo que se ha fortalecido en esta nueva reforma educativa es la privatización endógena”

Por ejemplo, en el artículo 2073 de la Constitución, no se habla en subvenciones del gobierno directamente a proveedores privados del servicio educativo, lo que sí se menciona tanto en el artículo constitucional como en la ley general de educación, es la posibilidad de que los proveedores privados colaboren en los procesos de gobierno, en los procesos educativos públicos.

Lo que se ha fortalecido en esta nueva reforma educativa es la privatización endógena porque se recuperan mecanismos de administración y gerenciales en la educación pública. Lo que es más evidente es el lineamiento para la generación de una especie de gobernanza corporativa en la educación. Es una privatización de la política educativa.

Esa privatización de la política educativa se encuentra en la Ley General de Educación en los artículos que son relativos al fomento y a la provisión de la educación inicial. La educación inicial en México actualmente es provista en un 39.3% por la iniciativa privada, y la reforma constitucional que se publicó oficialmente el 15 de mayo pasado establece que el Estado debe garantizar el acceso efectivo a la educación inicial.


Garantizar ≠ proveer

Sin embargo, para la jerga jurídica mexicana, garantizar no es necesariamente lo mismo que proveer. Entonces, el Estado puede garantizar el acceso de los niños y las niñas a la educación inicial, por ejemplo, a través del fomento a la provisión de servicios por parte del sector privado.

Eso más bien es una interpretación porque no está en la ley. Lo que está en la ley es que el Estado fomentará la cultura de la educación inicial con apoyo de privados, sociedad civil y organismos internacionales, en el artículo 38.

En el artículo 39, se menciona que la autoridad determinará principios rectores de la educación inicial con la colaboración de privados y organizaciones de la sociedad civil. Lo importante aquí es que, en el proceso político de la reforma, este artículo relativo a la educación inicial fue una exigencia, particularmente, del grupo de empresarios “Mexicanos Primero”. Forma parte de la agenda regional que ha sido impulsada por Interamerican Dialogue desde algunos años, y que busca impulsar agendas para la educación inicial en los 14 países donde se encuentran las organizaciones que ingran la Reduca. Sin embargo, no hay explícitamente en la Ley General de Educación un artículo que habla sobre subvenciones, por ejemplo, o sobre financiamiento educativo a la demanda.


Calidad x excelencia

La reforma educativa se expresa particularmente en el artículo 3º de la Constitución. Manuel López Obrador llegó al gobierno con un gran apoyo del magisterio mexicano en general, independientemente de su filiación sindical, pues afirmó durante toda su campaña electoral que eliminaría la reforma educativa de Peña Nieto.

La reforma educativa anterior establecía una educación de carácter gerencial, políticas de autonomía para las escuelas, fomentaba alianzas público-privadas y cambios en el sistema de gobernanza. Se solía decir que era una especie de choque con relación a la tradición educativa mexicana.

“En la reforma actual, sustituyeron toda la noción de calidad – como concepto rector del artículo constitucional – por excelencia, de modo que el fundamento de toda la reforma es que la educación mexicana entiende excelencia como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje en los educandos, para el fomento del pensamiento crítico y el vínculo entre la escuela y la comunidad”

Lo que hizo el presidente actual fue enfocarse particularmente en el tema de las políticas de rendición de cuentas en Educación con respecto al magisterio y la constitución de un esquema de carrera docente menos meritocrático, un poco menos estandarizado.

Sin embargo, quedaron elementos que apuntan a que el sentido educativo responde mucho al interés del mundo corporativo. Por ejemplo, el artículo rector de la reforma educativa de 2013, el concepto rector de calidad en la educación y la definición de calidad educativa, era el máximo logro de aprendizajes de los educandos.

En la reforma actual, sustituyeron toda la noción de calidad – como concepto rector del artículo constitucional – por excelencia, de modo que el fundamento de toda la reforma es que la educación mexicana entiende excelencia como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje en los educandos para el fomento del pensamiento crítico y el vínculo entre la escuela y la comunidad. Sin embargo, cuando vemos las políticas de evaluación que se están planteando realmente es una especie de continuidad.

Fuente de la entrevista: https://redclade.org/noticias/nueva-reforma-educativa-en-mexico-lucro-y-privatizacion/

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Abril Abadín: «La ralentización se combate con excelencia»

Por: eldia.es.

«Si hubiésemos invertido más en educación en la crisis, la situación económica sería mejor hoy», señala el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de Universidades Españolas

El presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de Universidades Españolas, Antonio Abril Abadín (Lugo, 1957), insiste en que la clave del desarrollo económico y social se basa, en gran medida, en el necesario acercamiento entre universidad y empresa. Abril Abadín, que estuvo esta semana en el Archipiélago canario, apuesta también por cambiar la gobernanza en la universidad.

¿Por qué España cree poco en el poder transformador de la educación?
España será en el futuro el resultado de lo que hoy sea capaz de invertir en educación. Insistimos en eso porque creemos que no existe esa convicción. Si preguntamos a cualquiera si cree en la educación, va a decir que sí, pero obras son amores y no buenas razones.

¿Esa falta de fe explica el déficit de financiación con respecto a las universidades del resto de países europeos y de la OCDE?
Estamos entre un 20% y un 25% por debajo de las medias europeas y de la OCDE. Esto quiere decir que no apostamos realmente por la educación. Hay que tener muy claro que la educación es el gran poder transformador y de mejora de una sociedad. Si realmente tuviésemos esa convicción, invertiríamos más en educación, universidades y nos iría mejor a todos.

¿Qué es más insuficiente, la financiación pública o la privada?
Las universidades públicas se financian mayoritariamente con transferencias corrientes de capital del sector público. La financiación privada es muy pequeña. Hay que mejorar la financiación pública y meterla, al menos, en porcentajes medios de las organizaciones con las que nos comparamos. También hay que mejorar la financiación privada, pero en este caso el planteamiento es distinto. Ahí lo que hay que mejorar es la relación universidad-empresa, la transferencia de resultados al sector productivo y, como consecuencia de eso, mejorar la financiación de las universidades públicas.
Más aún en un momento en el que parece poco probable que la financiación pública aumente de forma significativa.
Con la actual situación de deuda pública y de déficit que tenemos en España va a ser muy difícil que la financiación pública de las universidades pueda aumentar considerablemente en el corto y en el largo plazo. Consecuentemente, las universidades tienen que trabajar las fuentes alternativas de financiación. En primer lugar está la transferencia de resultados. Necesitamos una mayor conexión universidad-empresa y que la magnífica investigación que hacen las universidades no vaya solo referida a la publicación científica, que está muy bien, sino también a la transferencia de resultados para que se convierta en desarrollo económico y social, creación de trabajo y bienestar social.

Con un tejido productivo como el español y el canario, donde priman las pymes, ¿hay capacidad y margen de maniobra para fomentar la financiación y el apoyo más allá de las grandes empresas?
Eso quiere decir que no lo tenemos fácil. Venimos de una cultura de escasa transferencia de resultados del sector público universitario. Siempre digo que los temas culturales son los más difíciles de resolver. Sus tiempos de resolución se miden en generaciones, no en años, y una generación son doce o quince años. Por otro lado, es verdad que el sector productivo ayuda poco porque tenemos muy pocas empresas grandes. Un 95% de las empresas españolas tienen menos de diez trabajadores y un 83% tiene menos de tres trabajadores. Hay mucha microempresa y resulta muy difícil hacer economías de escalas para invertir en investigación y en transformación tecnológica. Precisamente por eso tenemos que conseguir que las universidades públicas, que hacen mucha y buena investigación con fondos públicos, sea ese gran laboratorio donde se genera esa investigación.

¿Qué pasos e incentivos se han dado para lograrlo?
Tenemos que ser capaces de establecer mecanismos de traslación asequibles a ese sector productivo a pesar de su bajo tamaño y de la poca intensidad en sociedad del conocimiento y en nuevas tecnologías. Los datos relativos a la transferencia de resultados son muy mejorables. Hemos dado un paso importante con la publicación en noviembre de 2018 de los sexenios de transferencia. Tenemos que orientar también la carrera curricular académica no solo a la publicación científica, sino también a la transferencia de resultados. Los profesores son seres humanos y responden a un sistema de incentivos, evidentemente, como cualquier otro trabajador. Hay que tener en cuenta también que hay menos de 11.000 empresas intensivas en investigación y en innovación. Consiguientemente, necesitamos mejorar esos números.

¿El nivel investigador de las universidades suple la falta de iniciativa privada en cuanto a investigación?
No es que lo supla, pero sí que es verdad es que las universidades hacen en torno al 70% de la investigación en España, mucha más porcentualmente que sus comparables europeas. El porcentaje de investigadores en las universidades españolas es muy superior al número de investigadores de la universidades europeas, proporcionalmente, y a la inversa los investigadores de las empresas.

¿Ha sido un error fomentar tanto la cultura de publicación científica?
No lo llamaré un error, pero efectivamente creo que ahí hemos tenido una carencia importante. Deberíamos haber incentivado como mérito académico la transferencia al sector productivo hace ya muchos años y haber trabajado ese tema.

¿El déficit de financiación explica que las universidades españolas se sitúen en muchas ocasiones en la cola de los rankings?
Pocas cosas dependen solo del dinero y la excelencia universitaria no es, desde luego, una de ellas. Pero también hay que reconocer que el dinero ayuda. Si ahora mismo le inyectáramos muchísimo más dinero a las universidades españolas, mejoraría su excelencia, evidentemente, pero seguiríamos teniendo ahí una serie de asignaturas pendientes que van a seguir lastrando su excelencia internacional. Por cierto, con el sistema de gobierno y con el déficit de financiación que tienen son más que meritorias.

La universidad devuelve a la sociedad 4,3 euros por cada euro invertido en ella. ¿Es un buen dato o podría ser mayor?
Si nos vamos no ya a una cuantificación económica, sino a la creación de valor y a la generación de bienestar social, hay que partir de la base de que las universidades son protagonistas necesarios e insustituibles del desarrollo económico y del bienestar social. Creo que es muchísimo más si nos ponemos a cuantificar lo que aporta la excelencia de las universidades al bienestar social.

En un entorno desfavorable marcado por un mercado laboral ineficiente, una estructura ocupacional menos intensiva y un porcentaje de sobrecualificación y desempleo entre los graduados muy superior a la media de la UE, ¿cómo puede el sistema universitario actuar como ascensor social?
Hoy en día un título universitario no es, desgraciadamente, una garantía de empleabilidad adecuada a la titulación conseguida, pero mejora mucho las posibilidades. Lo que sí es un tema que en la Conferencia calificamos de tragedia nacional, de verdadero interés nacional, es que tengamos la segunda cifra de paro de egresados universitarios de Europa y la mayor cifra de sobrecualificación de universitarios de Europa. Eso lo tenemos que corregir.

¿Qué es lo que se puede hacer para romper esa dinámica?
El sector productivo debe sacar mucho más partido a la magnífica investigación que realizan las universidades. Tenemos que mejorar muchísimo esa cultura a través de los muchos mecanismos que hay para que esa transferencia se pueda efectuar: parques científicos y tecnológicos, viveros de empresas, cátedras de empresas, doctorandos industriales…

Quizás también haya que hacer una revisión de las titulaciones que ofertan las universidades para que estén mejor acompasadas al ritmo del mercado.
Es bueno que haya titulaciones cercanas a las necesidades reales de trabajadores por parte de las empresas. También es verdad que no podemos convertir las universidades en fábricas de los empleados que necesitan las empresas, porque la universidad es mucho más que eso. La universidad es un sector público que tiene que formar a los estudiantes de una manera global, no solo en conocimientos determinados. Hoy, que los conocimientos son temporales porque el mundo evoluciona a velocidad de vértigo, les tienen que enseñar a pensar, a mantenerse actualizados permanente mente en toda una serie de capacidades y competencias.

¿Las universidades privadas les comen terreno?
Es evidente que tenemos que flexibilizar el funcionamiento de las universidades para que tengan esa capacidad de adaptación a las necesidades reales del sector productivo, tarea que sí están haciendo las universidades privadas. Las privadas están compitiendo con ventaja precisamente porque tienen mucha más flexibilidad operativa, juegan mucho más la baza de la empleabilidad y son capaces de adaptarse más rápidamente a los cambios del mercado. Paralelamente, ¿qué tenemos que conseguir? Que las empresas se preocupen de la eficiencia y competitividad de sus universidades, no ya como parte del modelo de negocio, que podría ser, pero sí como parte de su compromiso social.
¿Pero no es un fracaso que las universidades no provean de los perfiles necesarios a las empresas?
Uno de los problemas de la falta de flexibilidad operativa de las universidades es que les cuesta mucho adaptar las titulaciones. Son procesos muy largos. Los procesos de comprobación, de verificación o de autorización hacen que implantar en el sistema educativo español un nuevo título lleve una cantidad de años que resulta desproporcionada, cosa que no pasa con las privadas. La última universidad pública de España se hizo en el siglo anterior y desde entonces, en España, se han creado 25 o 30 privadas. La Constitución consagra el principio de libertad de creación de centros docentes y vivimos en un país de economía de mercado. También hay unas leyes. Si se cumplen, no se puede decir que no a la iniciativa de constituir universidades privadas. Lo que sí es cierto es que la ley no es la correcta. Estimamos que la normativa tiene que ser más exigente para crear una universidad privada. Para que una institución docente lleve el nombre de universidad debe cumplir unos requisitos mínimos de calidad, investigación, docencia, etcétera. Lo que tenemos que hacer es cambiar la ley y adaptarla a esos requerimientos. Ahora, mientras eso no se cumpla, es difícil decir que no al que ejercita una libertad constitucional y cumple la ley con determinados requisitos.

Las universidades públicas canarias han cargado contra una nueva universidad on line que se implanta en la ZEC. ¿Usted también piensa que hay que tener cuidado?
No conozco los detalles y no puedo opinar. Viene fenomenal para el servicio público de educación universitaria que haya magníficas universidades privadas, pero no creo que no sea bueno que se llame universidad a centros docentes que no reúnen determinados requisitos mínimos de calidad e investigación.

Antes hablábamos sobre la politización de la educación, ¿es una mala noticia que también se haya convertido en negocio?
La educación se puede acometer desde el principio de libertad de empresa y el sistema de economía de mercado funciona con cifras de operaciones de compraventa. A mí me puede gustar más o menos, pero desde el punto de vista de defensa de la universidad pública no me ofende ni me preocupa. Lo que realmente me preocupa es que las universidades públicas sean excelentes. La excelencia de las públicas es la forma de lucha contra las universidades privadas que pensamos que no reúnen determinados requisitos y mínimos de calidad. Si son excelentes, eficientes y competitivas, nadie se irá a una privada.

¿España será capaz en algún momento de absorber la masa gris que forma?
No puede ser que tengamos casi la mitad de los egresados universitarios en España, al cabo de cuatro o cinco años, en el paro o en un puesto de trabajo que no requiere titulación universitaria. Eso genera, evidentemente, una emigración del talento. El estudiante universitario lo que quiere es trabajar, con lo cual muchas veces tiene que irse al extranjero. El mero hecho de irse, entendido como movilidad del talento, no solo no es malo, sino que puede ser muy bueno porque hay toda una serie de competencias profesionales –mentalidad global o el uso de idiomas– que son difíciles de adquirir aquí. Pero el saldo es muy negativo, porque luego resulta que no atraemos talento. Estamos enviando mucho talento fuera y no estamos atrayendo en justa correspondencia. Tenemos un déficit, evidentemente.

¿Y de quién es la culpa?
De todos. Lo que está claro es que necesitamos más empresa, mejor empresa y mayor empresa. Y para conseguir eso es fundamental que toda esa buena investigación que hace la universidad sepamos transformarla en economía productiva. Hay que cerrar el círculo virtuoso. No es culpa de nadie y es culpa de todos. Estamos generando un sistema de frustración y decepción del que somos responsables todos. Eso no puede ser. Ahí tenemos un tema de primer interés nacional.

¿Qué papel juegan los consejos sociales para cerrar ese círculo virtuoso?
Estamos configurados como órganos de control económico y presupuestario. Esa son las funciones regladas. Pero luego, además, tenemos una competencia abierta que es la tercera misión universitaria: precisamente la transferencia de resultados. Somos órganos de interrelación de universidad-empresa. Está en nuestra médula acercar la universidad y la empresa, orientar la gestión de las universidades hacia la empresa y convencer a las empresas de que la excelencia universitaria, si no forma parte de su modelo de negocio, sí debe hacerlo de su compromiso social.

Mientras dure la ralentización, ¿cree que calará ese mensaje?
Contra la ralentización económica lo que hay que hacer es generar excelencia. Excelencia en la educación y excelencia en la empresa. Así se acaba y se combate la ralentización. El gran error de España en la crisis económica, a partir de 2007 y durante los años siguientes, fue reducir la inversión en educación. Si hubiéramos invertido más en educación y en transferencia y hubiéramos mejorado el tejido productivo a partir de una mejor ciencia e investigación, la situación económica sería hoy mejor, como han hecho otros países en Europa. Tenemos que apostar por esto.

¿Es habitual que las universidades, o el rector en concreto, bloquee la actividad de los consejos sociales o invada sus competencias?
En la generalidad de los casos hay una gran colaboración. Puede haber en algún momento dado diferencia de opiniones, pero ahora mismo vivimos tiempos de colaboración, de entendimiento y es un factor muy positivo que ha mejorado muchísimo la cultura a favor de la transferencia de resultados univesidad-empresa.

Fuente de la entrevista: https://www.eldia.es/economia/2020/02/16/universidades-son-victimas-culpables/1051752.html
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Marieta Lorenzatti: “Rendimiento no es sinónimo de calidad”

Por Revista Saberes

El debate sobre si es posible la incorporación y retención de quienes se encuentran fuera de la escuela, y al mismo tiempo garantizar una buena formación; las dificultades para articular discursos y prácticas comunes entre los distintos niveles del sistema y la Universidad; así como la autocrítica sobre el papel que juegan los pedagogos en las instituciones educativas, son los tópicos centrales de esta entrevista a Marieta Lorenzatti.

 
“Calidad e inclusión van de la mano cuando se revisan los modos del trabajo docente”, afirma la Subsecretaria Académica de Grado de la Universidad Nacional de Córdoba y ex directora de la Escuela de Ciencias de la Educación de la UNC, cuando se la consulta sobre si aquellos son términos encontrados o pueden coexistir.

Acerca del debate surgido con las nuevas leyes de educación nacional y provincial, en las que se establece la obligatoriedad de la secundaria, María del Carmen –Marieta, como la conocen todos– Lorenzatti señala que las normativas marcan “un cambio en la manera de mirar el sistema educativo y de manera particular este nivel”.

En este marco, la Doctora en Ciencias de la Educación apuesta por un mayor acercamiento entre la Casa de Trejo y los responsables de las políticas educativas, a fin de consensuar las decisiones vinculadas a las intervenciones pedagógicas.

¿Qué piensa sobre la discusión acerca de la calidad e inclusión educativas abierta por las nuevas leyes de educación?

-La responsabilidad estatal es precisamente garantizar la inclusión de todos los estudiantes; favorecer su permanencia; posibilitar sus aprendizajes y propiciar el egreso. Esto implica reconocer que son varias las dimensiones que complejizan la relación con la calidad: desde las políticas ministeriales –aquellas que impulsan procesos de formación docente, de construcción de los lineamientos curriculares, de organización escolar y las que se dirigen al ámbito administrativo–; hasta las tradiciones institucionales y, de manera muy particular, las  prácticas docentes. Calidad e inclusión van de la mano cuando se revisan los modos del trabajo docente; esto es la posibilidad de construir propuestas colectivas –no individuales– discutidas entre los actores sociales involucrados en una determinada institución. Esto significa poner en valor el sentido de los procesos de enseñanza y aprendizaje en la escuela.

–Si hablamos de calidad como apropiación de conocimientos, las familias y la sociedad en general reclaman porque los chicos no saben o no aprenden aquello que se considera importante…

-Eso es cierto, pero habría que dar vuelta la afirmación porque de esa manera la responsabilidad está centrada en los chicos, como si fuera una cuestión personal. Y no es así porque las propuestas desarrolladas por los docentes surgen de las decisiones que toman en relación con el grupo de estudiantes, sus niveles educativos, sus conocimientos anteriores y de los diseños curriculares. En todo caso, las familias y la sociedad podrían preguntarse ¿de qué manera colaboramos para favorecer la inclusión y la calidad educativas?, ¿cómo nos acercamos a las escuelas y ayudamos a darle contenido a la calidad? A su vez, esos reclamos asocian el concepto, al de rendimiento de los alumnos. Y cuando miramos los aprendizajes también deberíamos observar qué pasa con la enseñanza, enseñanza que tiene lugar en ciertas condiciones objetivas/materiales y que es desarrollada por un educador que ha sido formado en una determinada institución. Entonces, también tendríamos que mirar a los Institutos de Formación Docente (IFD), que a su vez pasaron por un proceso de transformación educativa en estos últimos años.

–¿El planteo es que es necesario mirar de una manera mas amplia a todos los actores del sistema y no sólo a los alumnos?

-Considerar la calidad como sinónimo del rendimiento de los estudiantes es una visión muy reducida del concepto: hay que incorporar a otros actores. Un profesional importante en el sistema educativo es el supervisor. En la medida en que puede acompañar la implementación de las políticas educativas, se constituye en la bisagra entre estas decisiones y lo que realmente sucede en las escuelas. Otro actor fundamental es el docente y sus procesos de capacitación. En la actualidad, si bien las propuestas de formación incorporan seminarios y talleres que remiten al estudio y/o análisis de situaciones que antes no ingresaban en los diseños curriculares (como la educación de jóvenes y adultos, la modalidad rural o la especial, entre otras), no son suficientes para repensar propuestas de intervención pedagógica. Es necesario construir espacios interinstitucionales que permitan entender las problemáticas que los niños y jóvenes traen a las escuelas.

Con inversión sólo no alcanza

Para Marieta Lorenzatti, la preparación y capacitación docente son un pilar fundamental no sólo al hablar de la calidad educativa sino también del derecho y la obligación de los jóvenes para finalizar los estudios: “No es casual el momento político en que se habla de la obligatoriedad del secundario. La Ley de Educación Nacional viene asociada a transformaciones, a la creación del Instituto Nacional de Formación Docente… Estamos mirando la educación desde otro lugar, muy distinto a aquel desde el que se la miraba en los ’90: hoy es un bien público, social, y no una mercancía”.

–Además los niveles de inversión son muy importantes, para garantizar la inclusión y calidad educativas…

-Desde la Ley Federal, en 1993, que fue la que extendió la obligación de la educación al 3° año de la secundaria, hasta la promulgación de la Ley de Educación Nacional, en 2006, fue la década en la que más se invirtió en educación. Por ejemplo, el Plan Social Educativo, apoyaba con presupuesto a proyectos innovadores, proveyó de bibliotecas a todas las escuelas y a los IFD. Y sin embargo, la disponibilidad de bienes materiales no garantiza la calidad educativa. El estado, además de recursos, debe brindar acompañamiento a los docentes, asesoramiento sostenido, sistemático y contextualizado a través de los equipos ministeriales. La calidad educativa es una construcción colectiva, cuya meta es cualitativa y no sólo cuantitativa que sirva para los rankings internacionales de rendimiento escolar. Por eso es imprescindible desarrollar políticas de articulación interinstitucional orientadas hacia la formación inicial y continua, la investigación y la producción de conocimiento.

–¿No cree que existe una especie de rivalidad entre escuela y Universidad, en la que los docentes sienten que los universitarios hacen investigación educativa para sí mismos, y señalan con el dedo lo que está mal?

-No hablaría de rivalidad. Creo que los universitarios tenemos una gran deuda con la sociedad. Deberíamos articular esfuerzos para estudiar y reflexionar sobre la realidad educativa, en este caso, y poder construir propuestas que, desde cada lugar institucional, ayuden a superar las problemáticas detectadas. Es necesario pensar nuevas formas de trabajo conjunto y de difusión y circulación de los conocimientos producidos en el ámbito de la Universidad para que estos resultados sean conocidos y convertidos en objeto de enseñanza en los distintos niveles educativos.

–¿Y respecto a la mirada crítica, que todo el tiempo señala el error?

-Es cierto que muchas veces los pedagogos, por una deformación profesional, “señalamos con el dedo lo que esta mal”. En este sentido, me sorprenden las dificultades que tienen algunos estudiantes de la carrera de Ciencias de la Educación cuando hacen observaciones en las instituciones educativas de no poder ver lo que sucede en el aula. Siempre les señalo esto porque no se trata de estudiar para llegar a las instituciones y decir “lo que hay que hacer”, sino de poder entender los procesos que se dan en una escuela, en la clase o en otros espacios educativos para ver qué hacemos juntos frente a esa realidad. Es cierto que en distintas ocasiones son los mismos docentes los que demandan que se les indique, que se les diga qué tienen que hacer. Pero dar respuestas universales, absolutas centradas en dogmas teóricos no posibilita pensar y construir lo necesario para esa institución, para esas prácticas de enseñanza y obtura todo tipo de diálogo y construcción colectiva.

En este sentido, Marieta Lorenzatti, recuerda a quien fuera su mentora, la ex decana de la Facultad de Filosofía y que hoy da nombre al área de educación del centro de investigaciones de esa unidad académica, María Saleme de Burnichón, quien en los ’90, en pleno proceso de descentralización educativa y cambios curriculares, planteaba que la del pedagogo es una profesión peligrosa. “Si uno no advierte que se trata de un trabajo colectivo junto al docente y el estudiante, podemos caer en la trampa de pensar que la transformación sólo se da a partir del cambio de contenidos, de planes de estudio y, desde hace unos años, de la incorporación las tecnologías a la enseñanza”, argumenta.

Ello puede ayudar a explicar el resquemor que suele haber “por parte de los distintos actores educativos (desde las autoridades, los supervisores, directivos y docentes) sobre el trabajo de los universitarios en las instituciones educativas”. “Aunque más allá de las expectativas, intereses y necesidades diversas en el marco de lógicas institucionales diferentes, existe una misma preocupación sobre la calidad de los procesos socioeducativos”, dice para finalizar.

Fuente: https://revistasaberes.com.ar/2012/08/rendimiento-no-es-sinonimo-de-calidad/

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Entrevista a Sandra Cuevas. Psicóloga de la asociación de tratamiento de adicción al juego Ajupareva:

“La ludopatía es uno de los mayores problemas de nuestra juventud”

Según la encuesta Estudes, en España, el último año, 140.000 menores de entre 14 y 18 han jugado online. El Ministerio de Consumo quiere limitar la publicidad de apuestas. La proliferación de establecimientos se ha convertido en un auténtico problema social en los últimos años. Hablamos con Sandra Cuevas sobre esta situación y su tratamiento..

Por Daniel Sánchez Caballero

Sandra Cuevas lleva 21 años tratando adictos al juego. Psicóloga de la asociación de tratamiento de adicción al juego Ajupareva, en Valladolid, Cuevas mira cada día a la cara de los efectos del juego en la población. En los casos más extremos lo ve en la cárcel de Villanubla, donde acaban algunos ludópatas por robos o estafas para pagar deudas o seguir jugando. Durante la conversación, la psicóloga advierte reiteradas veces de lo fácil que es caer en el juego (no necesariamente en la ludopatía), lo difícil que es detectar la adicción para las personas cercanas a un ludópata e introduce una variable de género: las mujeres también juegan, explica, aunque pueda parecer que no porque están invisibilizadas, porque ellas mismas se invisibilizan por el estigma social que tiene para una mujer gastarse el dinero “de sus hijos” (según las juzga la sociedad, aunque para ellos no apliquen estos criterios) y porque sus motivaciones para jugar son diferentes a las de los hombres, normalmente ligadas a la soledad y en edades más avanzadas.

¿Por qué jugamos?

Se han hecho muchos estudios. Los más jóvenes sobre todo empiezan a jugar para intentar conseguir dinero. Sobre todo los hombres, porque hay una diferencia muy clara con las mujeres. Las mujeres lo hacen para llenar su vacío, su soledad o sentimiento de depresión en muchos casos. Los hombres lo hacen también por la excitación del juego y esa visión económica. En una encuesta que hemos pasado al grupo joven que tenemos nos decían que la mayoría jugaban por superar el aburrimiento –algo que llama la atención en un joven–, por tener más dinero y porque lo hacían todos sus amigos. Ahora lo ven como una forma de ocio, sobre todo las apuestas deportivas. Quedan, van a apostar… La mayoría no acabará siendo ludópata, pero alguno sí. Empiezan jugando juntos, pero acaba yendo solo.

Dices que las mujeres tienen diferentes motivaciones para empezar a jugar. ¿A qué se debe?

La mujer empieza a jugar por un vacío, por un sentimiento de soledad. Tienen un estigma importante y para ellas reconocerlo es mucho más difícil. Vienen un 9% de mujeres a la asociación y sabemos que el número de ludópatas es mayor, no hay más que ir a un bingo por las mañanas. La ludopatía es una cosa más de hombres, en mujeres está peor visto. Ahora está cambiando, pero ellas solían venir solas, mientras ellos vienen con su pareja normalmente. Y las mujeres vienen más mayores.

Y juegan a distintos juegos.

Juegan sobre todo al bingo y a las máquinas, aunque esto menos porque las ve todo el mundo en el bar. Es verdad que ahora están surgiendo ludópatas del bingo online. En las charlas que doy en institutos cuando saco un bingo online muchos chavales me dicen: “A eso juega mi abuela”. De ahí surgirá un nuevo problema, aunque ojalá me equivoque.

¿Por qué está socialmente peor visto para ellas?

Hay un estigma importante porque se las ve más como viciosas, derrochadoras, malas madres si tienen hijos. Entre los profesionales incluso el año pasado comentábamos el caso de una mujer y los propios compañeros preguntaban dónde estaba el hijo y quién hacía la comida. Nosotros mismos nos dimos cuenta de que esto no se hace con los hombres. Hay un estigma, está peor visto que las mujeres se jueguen el dinero. Esto está cambiando porque hay mujeres que están saliendo en los periódicos o las teles y esto es clave para facilitar el tratamiento a muchas más.

¿Hay un perfil de riesgo o unas características que te hagan más proclive a caer?

Hay factores de riesgo, como la baja autoestima cuando una persona no se quiere. Cuando son personas que no saben decir no también, algo que tenemos que trabajar con los chavales cuando son jóvenes. Son personas con una alta impulsividad que hay que trabajar durante la terapia. Tienen estados depresivos, búsqueda de sensaciones nuevas, el ambiente familiar influye también, aunque ahora esto no es tan importante. Nos llega gente de familias asentadas, pero que buscan nuevas sensaciones y que les excita el juego. Pero sobre todo son personas que no saben tolerar la frustración y ante cualquier problema empiezan a jugar. Aunque el perfil del ludópata ha cambiado mucho en los últimos años. Antes era una persona muy narcisista, egocéntrica. Ahora son chavales con una personalidad muy estructurada, pero con una inmadurez y un pensamiento fantasioso que les lleva a la ludopatía.

¿A qué diría que se debe este cambio en el perfil? ¿A una mayor facilidad de acceso al juego?

Hay una facilidad de acceso terrible al juego, todos los sitios tienen casas de apuestas cerca de los institutos y los lugares de ocio de los chavales. Este es otro de los problemas, se asocia el juego al ocio y los chavales quedan para apostar. La facilidad para jugar –se puede apostar un euro–, el horario de apertura –las casas de apuestas están abiertas todo el día–, el móvil también, no me puedo olvidar, se puede apostar en cualquier momento, lugar y hora. Siempre pongo el ejemplo de que antes había que poner una disculpa para irse jugar. Un jugador de tragaperras tenía que inventarse algo para estar fuera tres horas. Pero un jugador online no tiene que inventarse nada, puede estar en su casa con el móvil al lado de sus padres apostando sin que nadie se entere.

¿Cómo definiría la ludopatía en cuanto a su impacto social?

Considero que es uno de los mayores problemas que tenemos con nuestra juventud. Están perdiendo cantidades de dinero terribles, y no es solo la consecuencia económica. Es a nivel personal, escolar, social. El juego patológico, la adicción, tiene unas consecuencias terribles. Se aíslan de los demás, pierden trabajos… son personas muy formadas las que vienen con este problema y acaban perdiendo absolutamente todo por el juego. No todos van a acabar como jugadores patológicos, pero los que lo hacen es terrible. Llegan [a la terapia] con un sentimiento de tristeza, de culpa, de soledad… Con unas deudas muy diferentes de los que juegan a las tragaperras, mucho más grandes en las apuestas deportivas, pese a que a menudo son estudiantes que no tienen dinero. Acaban pidiendo préstamos, tarjetas de créditos que tienen que pagar los padres.

¿Por qué son más grandes las deudas? ¿Porque es más fácil jugar?

Se empieza a jugar como forma de diversión para conseguir dinero por la facilidad que ofrece, y acabas jugando para recuperar lo perdido. El ludópata siempre está jugando. Si gana, para seguir la racha. Si pierde, para recuperar lo perdido. Nunca deja de jugar. El ludópata, aunque gane mucho dinero, se lo vuelve a jugar, además en el momento.

¿Hay señales a las que estar atento?

Hay signos de alerta que nos pueden hacer pensar que alguien tiene una ludopatía. Son cosas como la irritabilidad, hacerse más huraño, expresar menos emociones, comunicarse menos… que son típicos de cualquier adolescente también. Pero si son mayores de lo normal, por decirlo de alguna forma, y se juntan con la mentira y la ocultación que es una de las bases del ludópata, que miente mucho. Pero es muy difícil para una familia detectar, sobre todo, una adicción a las apuestas deportivas porque el chico sigue siendo una persona normal, haciendo vida, saliendo con los amigos… No se ve como una adicción y cuando aparece puede venir con más cosas, como que no haya ido a clase en todo el año o que haya suspendido todas. Además, se desarrolla muy rápido este tipo de ludopatía. Hay otras que tardan más, pero aquí el tiempo de latencia (desde que se empieza a apostar hasta que aparece la ludopatía) es muy corto.

¿Esto es característico del juego online, de la sociedad moderna…?

Hablamos de las apuestas en general. Es verdad que el online conlleva mayores riesgos por la accesibliidad, pero son todas. La velocidad de la apuesta es otro de los grandes peligros, pueden pasar dos minutos desde que se apuesta hasta que se sabe el resultado. No hay que esperar 90 minutos a que se acabe el partido. Van apostando en un partido de fútbol a un córner, una falta… Cada vez se puede apostar a más cosas y la posibilidad de ganar dinero muy rápido a un coste muy bajo está ahí. Y es verdad que se puede ganar, hay chavales que lo hacen. El peligro es que lo ganen, se lo vuelvan a jugar pensando que lo ganarán otra vez y lo pierdan.

¿Qué te parece el proyecto del Ministerio de Consumo relativo a limitar la publicidad de las casas de apuestas?

Me parece un buen principio. Espero que estemos ante un cambio inminente y se hagan cosas, ha habido reuniones importantes. La publicidad es uno de los principales factores. Aunque diferentes estudios dicen que no afectan tanto a los chavales, pero el bombardeo es terrible. Yo les suelo preguntar a los chicos si les parecería normal que durante los anuncios de una película en televisión les dijeran todo el rato que beban alcohol. Decían que no. Pues es lo mismo con las apuestas y las cuotas en los deportes.

¿Hasta dónde llegaría con la regulación de las casas de apuestas?

Es una respuesta arriesgada. Habría que limitar el horario al menos, que abrieran más tarde y menos tiempo. No pueden estar abiertas todo el día al lado de un instituto. Sería un comienzo. También restringir la entrada. Aunque se supone que piden el DNI, muchos menores nos dicen que siguen entrando, lo que nos hace pensar que no está tan restringida. Nos siguen llegando menores que juegan y el juego está prohibido.

Entiendo que será más fácil para los menores el online.

También te piden el DNI. Pero lo hacen igual, con el de un amigo o el de sus padres. Casi 140.000 chicos de entre 14 y 18 han jugado online en el último año, según el informe Estudes. Y el 20% de los menores de 14 ya han probado las apuestas de manera presencial u online, según la FAD.

¿Cómo se trata a alguien con problemas en el juego?

La primera parte del tratamiento es hacer una acogida. Y eso lo hace siempre un enfermo en rehabilitación y un familiar. Intentamos que sea una persona más o menos de su edad, que se asemeje un poco el perfil. Con esta acogida el paciente se siente identificado. La segunda parte es el estudio psicosocial, se hace una historia clínica, por qué juega y a qué. Se hace una batería de test, luego pasan a la consulta con el psiquiatra, que hace el diagnóstico y deriva a la psicóloga que corresponda. Y luego van a las terapias. Hay un grupo específico de mujeres, otro de jóvenes. Y desde hace tiempo hay un grupo de iniciación antes de las generales. Se hace para que les resulte más fácil. Pero la terapia base de la asociación es la de grupo. Luego tenemos las individuales, en las que trabajamos las distorsiones cognitivas que se dan con el juego, tipo “yo controlo el juego”.

¿Es la ludopatía una adicción más difícil de detectar por la propia persona que la sufre? Digo, por ejemplo los fumadores saben que son adictos. Luego harán algo o no por remediarlo. No sé si ocurre lo mismo con el juego.

La mayoría viene con un nivel de conciencia de la enfermedad muy bajo. La mayoría -en las apuestas deportivas sobre todo- creen que controlan el juego. Que saben de fútbol, de estadística. Casi todos vienen empujados por la familia, es muy raro que venga un adicto reconociendo que tiene un problema. Luego a veces están deseando que les pillen, pero reconocerlo y pedir tratamiento es muy raro, sobre todo por esa ilusión de control en cuanto al juego, especialmente los más jóvenes.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/13/la-ludopatia-es-uno-de-los-mayores-problemas-de-nuestra-juventud/

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Camille chalmers: “gobierno, usaid y escuelas religiosas son los principales actores de la privatización educativa en haití”

Entrevista/13 Febrero 2020/Autora: Thais Lervolino

En entrevista a la CLADE, el activista y profesor haitiano analiza los contextos y características de la privatización, la mercantilización y del lucro en la educación en el país.

En Haití, país donde el 84% del sistema educativo es formado por escuelas privadas, defender una educación pública y gratuita para todas las personas es uno de los retos más grandes en la lucha por la realización de los derechos humanos en el ámbito nacional.

La CLADE conversó con Camille Chalmers, uno de los representantes de esta lucha, para conocer mejor cómo se da la mercantilización y el lucro en la educación haitiana y cómo la sociedad civil ha resistido a este proceso.

Camille Chalmers es profesor representante de la Plataforma para un Desarrollo Alternativo (PAPDA) e integrante de la red Jubileo Sur/Américas. Durante el diálogo, Camille Chalmers expuso la vulnerabilidad en relación a las leyes y la reglamentación existentes en el país, respecto al sistema educativo privado.

“Hay una ley, cuyo proyecto quedó 10 años en el parlamento, y que fue publicada hace un año y medio. Esta norma realmente prohíbe un aumento abusivo de los gastos reclamados a las y los estudiantes, por el sector privado, pero no hay ningún instrumento legal que regule realmente la actividad educativa en términos de prohibir la mercantilización”, explicó.

Lee a continuación la entrevista completa.

¿Existe alguna legislación nacional que prohíbe o restringe el lucro en la educación?

Camille Chalmers: Por supuesto, existen disposiciones constitucionales que aseguran el acceso gratuito a la educación, pero dentro de los programas neoliberales, han inventado un organismo que reúne las escuelas privadas y, seguramente, están preparando todo un contexto legal para favorecer la privatización y mantener lo que ya han conquistado: el 84% del sistema educativo nacional es de escuelas privadas.

Existe también el Pacto Internacional por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que fue ratificado por el gobierno haitiano, y por lo tanto, tiene fuerza de ley.

Este pacto ofrece provisiones para avanzar hacia la prohibición del lucro en actividades educativas, y hacia la previsión del acceso universal libre y equitativo a los servicios educativos.

“Existen disposiciones constitucionales que aseguran el acceso gratuito a la educación, pero dentro de los programas neoliberales han inventado un organismo que reúne las escuelas privadas y, seguramente, están preparando todo un contexto legal para favorecer la privatización y mantener lo que ya han conquistado: el 84% del sistema educativo nacional es de escuelas privadas”

¿Cómo se da el lucro en la educación de Haití? 

Camille Chalmers: La privatización de la educación aquí hace parte de un plan global neoliberal, que ya avanzó bastante. Hay una ley nacional [la llamada Ley de Tasas Escolares] que fue publicada recientemente, y trata de regular el aumento de los gastos reclamados a las y los estudiantes por el sector privado, pero todavía no se está aplicando realmente esta norma. Sin embargo, la ley abre posibilidad para la creación de reglamentos interesantes en términos de prohibir el lucro en la educación.

El proyecto de la Ley de Tasas Escolares quedó 10 años en el parlamento, hasta que finalmente la ley fue publicada, hace un año y medio. Esta norma realmente prohíbe un aumento abusivo de los gastos reclamados a las y los estudiantes, por el sector privado, pero no hay ningún instrumento legal que regule realmente la actividad educativa en términos de prohibir la mercantilización.


Respecto a la definición de las legislaciones en Haití, ¿destacaría algún actor o proceso particularmente determinante?

Camille Chalmers: Los actores más importantes en este sentido, en la coyuntura actual, son los sindicatos de profesores y educadores, que tienen un peso importante en la lucha democrática global y, cuando están debidamente informados y sensibilizados, pueden jugar un papel determinante en la presión sobre el Estado y la Asamblea Legislativa.


¿Qué actores han sido los responsables por impulsar el lucro en la educación en Haití?

Camille Chalmers: El gobierno, la USAID, que es muy activa y apoya la asociación de escuelas privadas, y sobretodo las escuelas religiosas, protestantes. La asociación de directores de escuelas privadas y también este frente de educadores protestantes tienen mucho financiamiento directo del gobierno de Estados Unidos, de la USAID.

Estos actores están presionando hacia la privatización de la educación y para mantener el estado negativo que tenemos en este momento.


La definición de ‘organizaciones sin fines de lucro’ varía según el país, siendo a menudo un nombramiento jurídico establecido por las propias organizaciones. En Haití, ¿considera que estas organizaciones actúan con coherencia en relación a su nomenclatura?

Camille Chalmers: En Haití no existe una ley general sobre asociaciones que permitiría definir muy claramente qué es un organismo sin fines de lucro. Llevamos a cabo, hace muchos años, una lucha para tener una legislación general que regule, defina y estabilice el sector de las asociaciones, pero no existe todavía.

Lo que existe son textos legislativos antiguos que fueron adoptados durante la dictadura de [François ] Duvalier, y son represivas. No son aplicables porque fueron adoptadas en un contexto legal totalmente distinto al que tenemos ahora. Hay, entonces, una situación de vacío legal, donde realmente no se define lo que es un organismo sin fines de lucro.

“Llevamos a cabo, hace muchos años, una lucha para tener una legislación general que regule, defina y estabilice el sector de las asociaciones, pero no existe todavía”

Respecto al marco legislativo vigente en su país, ¿qué ajustes o mejoras se debería hacer para consolidar la educación como un derecho humano fundamental?

Camille Chalmers: Es una lucha que tenemos que impulsar. La Asamblea actual es una legislatura muy reaccionaria y conservadora, controlada por el gobierno y el PHTK [Haitian Tèt Kale – partido político], que no tiene ninguna sensibilidad social y no está de acuerdo en aplicar medidas para la universalización del acceso a la educación.

Como estamos en un período de crisis política profunda y de crisis institucional, que probablemente deben retrasar el proceso electoral para la próxima legislatura, esperamos que mientras tanto surjan organismos más sensibles a este tipo de cuestiones. Nos mantenemos en la lucha contra la orientación neoliberal y contra la privatización de los servicios básicos y también contra el hecho de que están quitando cada vez más las competencias del Estado para transferirlas al sector privado.

Es una lucha que llevamos a cabo hace muchos años, y que seguiremos impulsando. Por supuesto, aprovecharemos la transición política para enfatizar estas demandas.

¿Qué recomendaciones haría a las organizaciones de la sociedad civil que actúan contra la mercantilización de la educación y en defensa de la educación pública y gratuita?

Camille Chalmers: Creo que hay que hacer una campaña global, que abarque la sensibilización de la opinión pública, pero también otros aspectos. En Haití, la gente cree mucho en la educación e invierte mucho en este derecho. Más del 60% de los ingresos educativos es asegurado por la gente directamente.

Se necesita una campaña global hacia la sociedad, que promueva la presión y recomendaciones, así como la preparación de instrumentos legales nuevos en interlocución con el Ejecutivo y con el Parlamento. Hay también todo un trabajo a hacer directamente con las organizaciones gremiales del sector educativo.

Pensando en los sindicatos de los profesores y también en algunas asociaciones de directores de escuelas, creo que hay todo un trabajo por hacer con ellos directamente, para darle legitimidad a los nuevos instrumentos legales que permiten asegurar un acceso universal a la educación pública de calidad.

“Se necesita una campaña global hacia la sociedad, que promueva la presión y recomendaciones, así como la preparación de instrumentos legales nuevos en interlocución con el Ejecutivo y con el Parlamento”

¿Le gustaría añadir otras informaciones?

Camille Chalmers: Es importante modificar los compromisos internacionales firmados por el Estado haitiano, los cuales a veces condicionan e impulsan la mercantilización de la educación pública.

Por ejemplo, el acuerdo que la Unión Europea acaba de firmar con Haití tiene provisiones muy estrictas sobre lo que llaman de servicios educativos, y favorece la tramitación de las transnacionales europeas en la educación nacional, sobretodo en el campo de la investigación y la educación superior.

Así, es muy importante que tengamos en la tradición política que se abre la posibilidad de modificar los compromisos tomados, para realmente generar las condiciones favorables a la creación de un plan educativo nacional global, autónomo y soberano, pero también para limitar todo lo que se haga contra la soberanía del país.

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/camille-chalmers-gobierno-usaid-y-escuelas-religiosas-son-los-principales-actores-de-la-privatizacion-educativa-en-haiti/

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Entrevista a Ana Franchi: “Las mujeres seguimos siendo minoría en los puestos de gestión de la ciencia”

Entrevista/Autora: Valeria Román/Fuente: elpais.com

La activista por los derechos de las mujeres en la ciencia promueve la igualdad de oportunidades laborales

América Latina y el Caribe conforman la segunda zona del mundo con más mujeres científicas, después de Asia Central. Ellas descubren desde metales tóxicos en maíces en México hasta desarrollan kits para la detección rápida del dengue en Argentina. Se dedican a estudiar el impacto de la crisis climática o desarrollan nuevos programas de alfabetización casi desde el nacimiento en sectores medios y vulnerables y en comunidades de pueblos originarios, entre otras contribuciones. Pero la creciente cantidad de mujeres en las ciencias no significa que se haya saldado la brecha de género.

Aún está pendiente la igualdad en el acceso y la permanencia en puestos relevantes y en la remuneración económica, la posibilidad de compatibilizar plenamente la vida con hijos con la carrera profesional, y una mejor protección contra diferentes formas de discriminación, maltrato, acoso o abusos. Así lo cuenta Ana Franchi (Buenos Aires, 1956), investigadora en química biológica, activista por los derechos de las mujeres en las ciencias, y presidenta del Conicet, el mayor organismo público dedicado a la investigación científica y tecnológica de la Argentina, a partir del inicio de la Presidencia de Alberto Fernández.

Han pasado más de dos décadas de reclamos en las veredas de las instituciones científicas por una mejor participación de las mujeres, dice Franchi, pero ahora es el momento de impulsar e implementar medidas concretas con perspectiva de género. En Iberoamérica, Venezuela es el país con mayor porcentaje de mujeres (61%) sobre el total de personas que investigan, seguido por la Argentina y Guatemala (con el 53% para ambos países). España se encuentra en el lugar número 12, con el 40% de mujeres que investigan, según la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Interamericana e Iberoamericana (RICYT). En Chile, México y Perú, el porcentaje de mujeres todavía no supera el 33%. Hoy, 11 de febrero, con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa, la ONU celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Pregunta. ¿Considera que aún se desalienta a las mujeres a seguir las carreras de ciencias?

Respuesta. Los estereotipos subsisten todavía. Se piensa que las mujeres son prolijas, ordenadas y estudiosas, pero no son brillantes. A través de una investigación que la Cátedra Regional Unesco dedicada a Mujeres, Ciencia y Tecnología realizó en las ciudades de Buenos Aires, San Pablo y México, se pudo indagar en por qué las mujeres no acceden a ciertas disciplinas. Se hizo una encuesta a 600 docentes hombres y mujeres. Se encontró que hay docentes que aseguran que niñas y niños tienen cualidades diferentes para desempeñarse en ciencias, matemática, tecnología e ingenierías. Siguen aludiendo a una diferencia por “naturaleza” que no es posible modificar. También la investigación encontró que muchos padres y madres aún piensan que la informática es para ser desempeñada por varones. Aún a las niñas se las ubica con menores posibilidades para las ciencias como la matemática. Es preocupante la situación. Por eso, sería importante que haya más programas en la educación primaria para que las niñas no sean desalentadas por docentes ni sus familias hacia las carreras científicas.

P. En su caso, ¿cómo se despertó su vocación por las ciencias?

R. Cuando cursaba la escuela primaria a los 10 años, vinieron alumnas del colegio secundario a mostrarnos un experimento con un aro metálico que aumentaba su temperatura, y me dí cuenta que ese tipo de experiencias me fascinaban. Pensé en seguir una escuela secundaria técnica, pero por cuestiones laborales de mi padre nos tuvimos que mudar a otro país y seguí un bachillerato común. Cuando volví a la Argentina, estudié química en la universidad. Con las clases del científico Eduardo Charreau me empezó a gustar la química biológica. Más adelante, cuando estaba terminando el doctorado, cursé sociología en la Universidad de Buenos Aires. Aprendí mucho sobre sociología de la salud y las cuestiones de género, y todo ese aprendizaje me permitió tener una mirada más social sobre las ciencias y la salud pública.

P. ¿Cómo ha cambiado la situación de las mujeres que han elegido trabajar en las diferentes ciencias?

R. Se ha modificado significativamente durante los últimos 25 años. Cuando fundamos con la filósofa Diana Maffia y la médica neuróloga Silvia Kochen la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología, nos solían decir que no era el momento para hablar del problema de género en las ciencias. Que había cuestiones como los salarios bajos que eran más urgentes. Sin embargo, entre el ruido del lavarropas y nuestros hijos que caminaban alrededor, creamos en 1994 el espacio para expresar que había discriminación hacia las mujeres que querían dedicarse y crecer en la carrera como científica. Como a las científicas y a los científicos se los convence con números, hicimos un relevamiento y detectamos que las mujeres eran mayoría en la categoría asistente del Conicet. Luego, se producía una tijera y sólo había 8 mujeres en la categoría superior. El primer informe que hicimos sobre la situación fue presentado en la Conferencia Mundial de mujeres en Pekín, China. Luego, entrevistamos a científicas con muchos años de trayectoria. Al principio, negaban que hayan sufrido algún tipo de discriminación. Cuando se desmenuzaban sus historias, podíamos ver situaciones de desigualdad. Habían sacrificado su vida personal por todo el esfuerzo que tuvieron que hacer para avanzar en sus carreras científicas. Muchas no habían tenido hijos o se habían casado con un colega. Tuvieron que enfrentar la imposibilidad de compatibilizar la vida científica con la vida familiar.

P. ¿Cuál es la situación hoy?

R. El movimiento de mujeres produjo cambios. Ahora las jóvenes demandan más por sus derechos. Las universidades y los institutos científicos piden charlas y talleres sobre las mujeres en la ciencia. Las científicas más grandes se animan a contar diferentes situaciones de discriminación y resaltan que tuvieron compañeras que no pudieron seguir en la carrera científica por falta de oportunidades. También denuncian las estrategias que tuvieron que desarrollar para superar la discriminación. A pesar de esos cambios, sin embargo, hoy las mujeres seguimos siendo minoría en los puestos de gestión. El directorio del Conicet está formado por ocho personas, y hoy sólo tiene una mujer. Ahora, me designaron como presidenta del directorio y somos dos. Además, sólo el 25% de los institutos del Conicet están liderados por mujeres. Sólo el 11% de las universidades públicas de Argentina están lideradas por mujeres.

P. ¿Se esperan cambios para el futuro?

R. Se esperan los resultados de medidas recientes. En algunas universidades públicas, como la de Buenos Aires, se decidió la paridad de género en la conformación de las listas de candidatas y candidatos a representantes por los claustros de profesores, graduados y estudiantes para los próximos años. También hay una media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación de una nueva ley para que haya paridad de género en todos los organismos públicos dedicados a la ciencia, tecnología e innovación. Aún falta la sanción del Senado. En el principal organismo público dedicado a la investigación en tecnología agropecuaria, el INTA, fue designada por primera vez una mujer: es la ingeniera agrónoma y doctora en ciencias sociales Susana Mirassou.

P. ¿Qué cambia cuando una mujer lidera una institución científica?

R. Impulsamos que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los varones en las carreras como científicas. Aún no tenemos garantizados los jardines maternales para los hijos de las jóvenes científicas. Las becas para estadías en el exterior generalmente obligan a que los científicos se vayan por tres meses. Pero las mujeres con hijos pequeños tienen dificultad para ausentarse por tanto tiempo. Por lo cual, estamos evaluando propuestas para que las estadías sean más cortas para mujeres. Las mujeres no sólo se ocupan de los hijos. También se ocupan del cuidado de los padres. Con la mayor longevidad de la población y la falta de respuesta estatal, el cuidado de los adultos mayores muchas veces recae en las mujeres.

P. ¿Qué otras acciones se necesitan para considerar mejor a las mujeres?

R. Vamos a fortalecer la Comisión de Igualdad de Oportunidades y Tratos del Conicet que puede recibir denuncias por acoso y abusos, y a vamos a considerar la situación de las personas trans. No se les ha dado facilidad para que entren a investigar. Es un tema a tener en cuenta. En los jurados que seleccionen a líderes de institutos científicos, también debe haber equidad de género. Hay microdesigualdades, como los horarios de las reuniones o la exigencia de horarios laborales sin sentido, que pueden hacer que la vida personal y la vida profesional sean incompatibles para las científicas. En los momentos de otorgar subsidios, se incluye un criterio de “pertenencia”, que obliga a considerar qué hizo el ó la postulante en investigación durante los últimos cinco años. Aquí no se tiene en cuenta que si las postulantes tuvieron un hijo, adoptaron un hijo o sufrieron alguna enfermedad que puede haber desacelerado su carrera. ¿Por qué no podemos hacer que esas situaciones se informen y se piensen para tener en cuenta la igualdad? Es un punto importante porque sin financiamiento, las carreras científicas se frenan o se atrasan.

P. ¿Considera que científicas y científicos deben seguir una carrera por “publicar o perecer” [un aforismo que describe la presión de los científicos por publicar los resultados de sus investigaciones]?

R. Queremos también que científicas y científicos formen parte de un Conicet más moderno y bajado al territorio. En general, las investigadoras y los investigadores son evaluados por sus publicaciones. Pero la evaluación se hace difícil cuando hacen algo no tradicional. Con el nuevo Presidente Alberto Fernández, hubo investigadores del Conicet que pasaron a liderar áreas de gobierno en educación, trabajo y seguridad a nivel nacional. Se busca gobernar con base en evidencia científica. Otros investigadores también están trabajando en empresas públicas. ¿Cómo evaluamos a esos investigadores que ahora están en el Gobierno o en empresas y que son tan necesarios para el país? Además, los diferentes ministerios están pidiendo la participación de investigadores para la toma de decisiones para resolver problemas. Vienen municipios y organizaciones sociales y nos piden colaboración. Por todo, considero que hay que desarrollar una nueva métrica para poder encontrar una forma de evaluar también a los investigadores y a los becarios que van al territorio y ayudan a resolver problemas locales y regionales de América Latina. Nos interesa la cooperación Sur-Sur en temáticas que nos atraviesan, como la pobreza, las enfermedades regionales, y el impacto regional de la crisis climática. A veces se copian temas de países desarrollados, pero que no tienen nada que ver con nuestras necesidades.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/02/04/ciencia/1580812218_139836.html

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