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La familia tradicional como imposición

Por: Ilka Oliva Corado

Desde el inicio de los días, el sistema patriarcal nos ha impuesto hasta la forma en la que debemos caminar o sentarnos, todo respecto al rol de género y no hablemos de comportamientos porque vienen por categorías dependiendo los estereotipos y los prejuicios; que vienen por patrones de crianza o bien, nosotros ya mulones optamos por patentarlos como propios a conveniencia.

No hay nada más impuesto en esta vida y que nos haga más daño como sociedad que el patrón patriarcal que es machista y misógino. Madre en potencia, dicen los saludos del Día de la Madre a mujeres que no tienen hijos, como si todas las mujeres por el simple hecho de su género deben convertirse en madres sí o sí. Esa mujer ya está jugada, no vale, dicen cuando se sabe que una mujer soltera tuvo relaciones sexuales antes del matrimonio. ¿Y el hombre? Es gallo entre más mujeres tenga en su lista. Pero aquí va un detalle, ¿qué pasa con el hombre que es distinto a la media? De seguro es maricón, puto, puñal, y un sin fin de apelativos que se ven como normales en una sociedad que a hecho del irrespeto, del insulto y la violencia una forma de vida.

Se dice que la mujer divorciada pico quiere, igual la mamá soltera, que por andar de puta lo que se sacó: una su panza. Y a estas mujeres las vamos catalogando con nuestros estereotipos torpes, las desvalorizamos como seres humanos y por género ya no valen como otras que sí cumplen con los lineamientos de los patrones patriarcales; ya sea por conveniencia personal o por temor: por temor contamos los extremos, cuando están siendo violentadas para que aparenten en una sociedad que vive en una burbuja. Muchas de ellas terminan desaparecidas o asesinadas.

¿Qué sucede con los niños diferentes? Mirá ese tu hijo es hueco, enderezálo. Mirá esa tu hija es machorra, una su buena cogida quiere, probar pico le hace falta. Y así a consecuencia vienen las violaciones sexuales “correctivas” o los golpes y los asesinatos, los feminicidios y transcidios. Porque nos enseñaron a rechazar y a tenerle miedo a todo lo que es diferente y libre, a todo lo que rompe con la norma; nos enjaularon desde nuestro nacimiento en un sistema patriarcal que nos mulita día con día.

Es un asco, esas personas deben morir, hay que quemarlas vivas, son engendros del demonio, ¿qué más dicen los buenos hijos de Dios? ¿Qué más dicen quienes defienden a capa y a espada la familia tradicional? Dicen ellos que por ejemplar y porque tiene valores. ¿Las personas distintas no los tienen acaso? ¿Qué valores? Empezando por ahí. ¿Doble moral, mojigatería, machismo, homofobia, transfobia, lesbofobia, bifobia? ¿De qué valores hablan estos santos hijos del patriarcado? ¿Quién dice que una persona diferente no es íntegra, culta, humana?

¿Y qué dicen estos santos hijos del patriarcado acerca de los hombres que preñan mujeres y las malmatan a golpes para que aborten pero que en público, se dan tres golpes de pecho y juran estar en contra del aborto? O peor aún, las mujeres que solapan este abuso cuando se le hace a otra. ¿Cuándo las terminan matando? ¿Qué opinan estos ejemplares de los buenas costumbres acerca del hombre que viola? ¿De los machos que asesinan homosexuales, transexuales? ¿Qué opina la sociedad del derecho a amar, a existir, a la diferencia y a la diversidad?

¿Qué es una familia tradicional? ¿Cuáles son los valores de estas falsedades que viven de apariencias? ¿Por qué la mujer se tiene que casar de blanco y con velo? ¿Por qué a él se le puede hacer una despedida de soltero con trabajadoras sexuales y a ella no? Tantas preguntas, tantas alas rotas, tantas vidas truncadas por necedades de un sistema y un modo de vida que nos fue impuesto.

Retóricas que nunca han dejado de aparecer en época de elecciones, lo vemos a lo largo y ancho del mundo, un candidato afín al neoliberalismo y al capitalismo siempre manejará este tipo de declaraciones de la clase conservadora. Y con estos discursos logran echarse a la bolsa a buena parte de la sociedad que por cachureca, en nombre de la buena fe la dejen rezando el padre nuestro mientras los oradores se llevan las marmajas a bancos en el extranjero. Porque qué más beneficioso que un pueblo sumiso, machista, homofóbico y patriarcal para el sistema del capital.

Tanto odio en esta tierra, tanta violencia, tanta doble moral, tantos prejuicios y tanta hipocresía. La familia tradicional no existe, la familia en sí no existe, también es una construcción de la sociedad. Una imposición como muchas otras. Uno puede ser familia de un bosque, de un río, de una manada de cabras o de felinos.

¿Cuándo vamos a dejar de cortar alas y dañar de por vida a seres que se atrevieron a lo que nosotros por falta de arrestos nunca haríamos? Y respecto a la decencia de género, todas las mujeres somos putas, unas más activas que otras, eso es todo.

¿Cuándo vamos a aprender y cuándo vamos a tener las agallas para desobedecer y luchar por nuestra libertad como especie? ¿Cuándo vamos a aceptar que no hay nada más maravilloso en este universo que nuestra diversidad?

¿Y usted querido lector, cuénteme su familia es tradicional o como dicen los clasistas, hijos del santísimo patriarcado y de la bienaventurada iglesia: es disfuncional?

Fuente: https://cronicasdeunainquilina.com/2017/05/19/la-familia-tradicional-como-imposicion/

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Madres a consecuencia de una violación

Por:Ilka Oliva Corado

Sobre la cultura de la violación, práctica de dominio patriarcal sobre las mujeres en todo el mundo.

A esta hora en cualquier calle, bar, rincón, casa y montarral de Latinoamérica, están violando a una niña, adolescente y mujer, en los próximos cinco minutos serán docenas más de abusadas, al medio día serán cientos y al llegar la noche, miles. De ellas la mayoría serán golpeadas, muchas asesinadas en crímenes de odio, algunas desaparecerán y jamás se sabrá de ellas, posiblemente mueran en los infiernos de la trata de personas; y de otras aparecerán sus cuerpos desmembrados en cualquier calle, en una bolsa de basura o un costal. De esas niñas, adolescentes y mujeres violentadas, cientos quedarán embarazadas.

Serán obligadas a parir , a parir hijos producto del dolor más grande de sus vidas, producto del ultraje, de la violencia, de la burla a su dignidad. Una sociedad carente de sensibilidad las obligará a parir, un estado patriarcal y machista las obligará a parir, el silencio de los justos las obligará a parir. Serán madres. A esta hora en cualquier calle, bar, rincón, casa y montarral de Latinoamérica, hay niñas, adolescentes y mujeres pariendo hijos producto de una violación. Diremos que ellas se lo buscaron, por cuscas, por sometidas, por putas o que pobrecitas pero que la vida no es justa y que eso les tocó vivir y ni modo. Tal vez digamos que son unos malditos los que las violaron, eso por decir algo nomás, como un cumplido.

Y también diremos que ese angelito que lleva en el vientre no tiene la culpa, que es bendición de Dios. Las señalaremos si en sus ideas remotas se les ocurre abortar, entonces sí conocerán nuestra furia: de hipócritas, cachurecos y descarados. Entonces sí nos iremos con todo sobre ellas, sin piedad y las vamos a flagelar, las vamos a estigmatizar y a revictimizar, para que no sean inhumanas, para que aprendan a respetar la vida, para que no sean animalas. Nosotros como representantes de la santidad del Todo Poderoso seremos jueces y si es necesario mandarlas a la cárcel, lo haremos, ¡por asesinas!

Pero del violador no diremos nada, nos vamos a compadecer porque pobre tipo, fue provocado y ni quién se contenga cuando una puta se le ofrece. Cuando una niña le pide que la viole. Si es familiar o conocido, cerraremos el pico, no diremos ni pío y ni qué decir de enviarlo a la cárcel, ¡por violador! A esta hora, en cualquier calle, bar, rincón, casa y montarral de Latinoamérica hay cientos de madres llorando, como lloran todos los días la ausencia de sus hijos asesinados y desparecidos.

Pobres locas que no se resignan, deben entregar su alma al Señor para que les dé paz. Pero bien merecido tenían sus hijos morir, por delincuentes y huele pega, por andar en malos pasos, por que ellas no les supieron poner rienda. Ahí está, tuvieron su merecido. Ahora que no lloren, que se aguanten por alcahuetas. Por no ser duras con sus hijas se volvieron putas y mareras, ¡qué se aguanten! A esta hora, en cualquier calle, rincón, bar, casa y montarral de Latinoamérica hay cientos de niñas, adolescentes y mujeres siendo violadas, serán obligadas a ser madres.

¿Cómo se enfrenta una niña a la responsabilidad de ser madre? ¿Cómo pretendemos matarlas en vida obligándolas a parir? Ya de por sí, una violación seca, marca, mata. Y cuando nacen esos niños, los estigmatizamos por su origen, por su condición social. Pero qué puede ofrecer en el desarrollo integral una madre violada, que vive en la miseria, que no logró desarrollarse, que la mataron en vida. Que la obligaron a parir siendo niña o adolescente. Que siendo mujer la mutilaron. Somos una cadena, todos formamos parte del círculo de la violencia de género. Aquí el que calla otorga.

A esta hora, en cualquier calle, casa, bar, rincón y montarral de Latinoamérica, hay miles de niñas, adolescentes y mujeres siendo violadas. A esta hora, en cualquier calle, casa, bar, rincón y montarral de Latinoamérica, hay miles de mujeres pariendo hijos producto de una violación.

¿Y si seríamos nosotros? ¿Si seríamos nosotros estaríamos en contra del aborto?

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226528&titular=madres-a-consecuencia-de-una-violaci%F3n-

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¿Y usted, fue a manifestar los sábados de ir broncearse en el 2015?

Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
Le pregunto a usted guatemalteco de doble moral, ¿fue a manifestar los sábados de ir a broncearse? ¿Apoyó las manifestaciones masivas, en las plazas en el 2015? ¿Fue de los que se devanaba y lanzaba bocanadas para que le tomaran la foto del recuerdo? ¿Usted sintió cólera e indignación, que lo hicieron ir a manifestar? ¿Usted fue de los que gritaban que con su generación se habían equivocado? ¿Usted era de los que gritaban que landivarianos y sancarlistas eran pueblo? ¡Pero patadas en el culo!
 
¿Fue usted uno de los que apoyó el llamado a paro general en los últimos días de las manifestaciones? ¿Usted, guatemalteco de doble moral, acaso llevó carteles, banderas, panderetas, redoblantes, sartenes, chinchines y cuanto cachivache para llamar la atención en las manifestaciones? ¿Fue usted de los que se paraba catrín por si de guasa salía en una de las tantas fotos que fueron publicadas en los medios de comunicación y sentirse héroe por un día?
 
¿Fue usted uno de los que hizo uso de las redes sociales y se convirtió en reportero instantáneo para que el mundo supiera lo que estaba pasando en Guatemala? ¿Fue usted un guatemalteco viviendo en el extranjero, uniéndose a las muestras de repudio y apoyando las manifestaciones? ¿Usted levitó cuando se unieron parias, campesinos, clasemedieros y burgueses en las manifestaciones de los sábados de ir a broncearse? Dijo, ¡hoy sí, Guatemala está unida!
 
¿Era usted uno de los que gritaba o se sentía orgulloso cuando otros asoleados gritaban ser los nietos de Árbenz? ¿Cuándo gritaban que eran la revolución? ¿Usted, guatemalteco de doble moral, tiene su foto del recuerdo de aquellos días de sábados de ir a broncearse? ¿Y se sintió poderoso, sintió que el pueblo tenía el poder y podía cambiar el sistema? O sea, ¿se sintió usted pueblo en ese momento?
 
¿Usted fue uno de los que apoyó que le dieran baje a los corruptos del gobierno pero dijo no a la Asamblea Nacional Constituyente que exigían los Pueblos Originarios? ¿Usted se perfumó y se fue a manifestar pero se alejó de los parias porque la cosa era juntos pero no revueltos? ¿Usted fue uno de los descarados que fue a exigir un alto a la injusticia pero aprovechó a que un niño lustrador le lustrara los zapatos entre la multitud? ¿Usted es de los tibios que jampones dijo, pues sí, si es sábado sí, de ahí nos vamos a comer ceviche? ¿Usted es de los tibios que no tuvo las agallas para manifestar entre semana y realizar paros generales y tapar las calles y ponerle el pecho a los pijazos que vinieran?
 
Bueno, si no tuvo las agallas y participó de la bullaranga de los sábados de ir a broncearse, ¿con qué autoridad moral señala a los alumnos de las escuelas e institutos públicos que sí tienen el valor de salir y tapar las calles y ponerle el pecho a los pijazos? ¿Por qué los señala como delincuentes? ¿Porque no son catrines como usted? ¿Porque brincos diera usted de tener esos arrestos? ¿No es acaso delincuente por añadidura quien solapa con su silencio la corrupción y el abuso? ¿No es acaso una plasta quien viendo que abusan a otros voltea la cara y finge no ver?
 
Si usted es de quienes se perfumó y se fue a manifestar los sábados de ir a broncearse, ¿por qué llama delincuentes a los alumnos que lo hicieron entre semana, si tuvieron más agallas que usted y que los miles que lo acompañaron? ¿Es eso acaso, no soporta que esos adolescentes parias, marginados, tengan las agallas que a usted y a su banda le hacen falta? ¿Es por eso que los llama huevones, delincuentes? ¿De la misma forma en que llamó huevones y delincuentes a los estudiantes y docentes de magisterio cuando pelearon por sus derechos manifestando en las calles, entre semana, cuando el Ministerio de Educación los ensambló?
 
¿Qué hubiera pasado si en las manifestaciones del 2015, hubieran sido embestidos por un automóvil, o una panel blanca o un tráiler o camión? ¿Hubieran dicho que era un conductor anónimo, acelerado por no soportar que le taparan el paso? ¿Se hubieran creído el cuento de que aquello fue solo un conductor molesto? ¿Qué hubieran hecho? ¿Se hubieran dedicado a llamar delincuentes a los atropellados? ¿Hubieran denunciado el intento de asesinato en las redes sociales, en los medios de comunicación, hubieran gritado fuerte para que el mundo se enterara? ¿Entonces porque qué están culpando a los alumnos?
 
Si usted en el 2015, sintió cólera por el abuso y el descaro de los gobernantes, si decidió ir a llenar las plazas del país, echarse bronceador, ponerse ropa cómoda e ir a gritar improperios como si estuviera en el estadio viendo un juego de fútbol y aprovechar para tomarse la foto del recuerdo, por si las moscas, quedar como héroe para las generaciones posteriores en su familia, ¿con qué moral insulta y señala a los estudiantes de las escuelas e institutos públicos que también sienten cólera por la injusticia que viven y salen a manifestar?
 
La forma en que ellos lo hicieron es la correcta y la legítima, tapando las calles, ¿acaso ustedes no llamaron a paro general y a paralizar el país? ¿Cuál es la diferencia entre ustedes y ellos? Yo se las voy a decir, ustedes son descarados y aprovechados, y ellos llevan la dignidad en la sangre, en su origen por eso levantan la cara y le ponen el pecho a la injusticia. Mientras ustedes recularon votando por Jimmy Morales y la mafia gubernamental, ellos están saliendo a las calles, entre semana, como debieron hacerlo ustedes. ¿Quién es el delincuente entonces?
 
Si usted por clasemediero, remedo de clasemediero, por burgués o remedo de burgués, cree que es mejor que los estudiantes de las escuelas e institutos públicos, porque ellos son parias, déjeme decirle que está equivocadísimo, se lo majearon, porque usted es un simple mediocre, solapador de corruptos, de abusadores, de atracadores, es tan culpable como ellos de que Guatemala esté podrida.
 
Ya quisieran ustedes, tener un poquito de las agallas de los parias y de los Pueblos Originarios. Qué va, lo único que tienen es bronceador para los sábados de las manifestaciones de los tibios.
 
Y por si queda duda, este texto lo escribió una maestra de Educación Física, egresada de la Escuela Normal de Educación Física, soy producto de la educación pública y no permito que nadie me llame delincuente por mi origen o por haber estudiado en escuela pública.
 
 
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Transgredidas, testimonios de sobrevivientes de la violencia de género

Ilka Oliva Corado

Transgredidas es uno de los libros que más me ha costado escribir,  me ha dolido,  lo he llorado y lo  he sentido en carne viva, porque son relatos de testimonios e historias de niñas, adolescentes y mujeres que sufrieron abuso sexual, ya sea en su camino como migrantes indocumentadas hacia Estados Unidos o bien fueron víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual.

Abusadas por familiares y desconocidos, no por su origen, no por su clase social,  pero por ser mujeres en una sociedad que irrespeta y desvalora a la mujer por su género, en una sociedad que mulita y la seca, estas son historias ocurridas en distintas partes del  mundo porque el abuso hacia el género femenino no tiene edad, color, religión ni nacionalidad.

Todo comenzó en noviembre de 2012, con un texto titulado Transgredida, al cual le siguieron  otros a medida que fui obteniendo testimonios para publicar en la serie Transgredidas de mi blog Crónicas de una Inquilina. Esta serie se ha convertido en libro.  Son testimonios de mujeres marcadas de por vida por el abuso, los golpes, mujeres violentadas en sus derechos, niñas a quienes robaron la niñez.

No es un libro dulce ni luce la perfección de la ficción, es un libro crudo, descarnado, como la realidad que le ha tocado vivir a sus protagonistas y a  miles de mujeres a través del tiempo y de la historia.

La violencia de género no es un asunto de ficción ni de literatura, es un problema real que nos está matando, nos desaparece y  nos estigmatiza. Todas hemos sufrido violencia de género en alguna de sus tantas formas, los relatos escritos en Transgredidas muestran los extremos de lo que es capaz de hacer una sociedad patriarcal y machista en la vida de niñas, adolescentes y mujeres en el marco de un sistema sociopolítico que nos trata como mercancía.

Las historias incluidas en este libro son reales, aunque los nombres de las protagonistas han sido cambiados y también algunas ubicaciones territoriales, para proteger sus identidades y su seguridad. Lo medular de este libro es contar las historias de abuso que han vivido mujeres anónimas, tan anónimas como cualquiera en cualquier lugar del mundo. Son historias que suceden todos los días, en todos lados, a todas horas.

Historias que en la mayoría de los casos nos llevamos hasta la tumba, porque contarlas significa perder familiares, ponerlos en riesgo, poner en riesgo nuestras propias vidas.  También en una sociedad estereotipada  guardamos silencio por temor a ser señaladas por la familia, amigos y sociedad. Porque ser abusadas nos marca y la misma sociedad nos señala y nos excluye.

El abuso emocional, físico y sexual  nos mutila en muchas formas, nos roba la vida de tajo, no seca por dentro, nos invisibiliza. Transgredidas son las voces de miles de mujeres que han sido silenciadas a través del tiempo.

Fuente del articulo: https://cronicasdeunainquilina.com/2017/04/26/transgredidas-testimonios-de-sobrevivientes-de-la-violencia-de-genero/#more-6551

Fuente de la imagen:

https://cronicasdeunainquilina.files.wordpress.com/2017/04/unadjustedraw_thumb_11e4d.jpg?w=584&h=380

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Nuestra lucha contra los feminicidios en Latinoamérica

Por: Ilka Oliva Corado

El 8 de abril se cumplió un mes del feminicidio de 41 niñas, a las que el Estado de Guatemala violó y quemó vivas. Y también, el 8 de abril apareció el cuerpo de Micaela García, una niña argentina miembro del Movimiento Evita que hace unos días había desaparecido. Micaela, de 21 años estudiaba la carrera de Educación Física, se desvivía por los parias, los negritos esos a los que el clasismo detesta. La violó y la asesinó un violador serial al que un juez dejó en libertad porque según él lo único que tenía era una “perversidad natural.”

Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a empezar?

En el mismo país, hace solo unos meses, en octubre de 2016, Lucía Pérez, de 16 años fue drogada y asesinada. Los forenses descubrieron que había sido violada por la vagina y por el ano, no solo con el pene, también le metieron un palo por ambas vías, palo que le atravesó el cuerpo. Murió de tanto dolor. La muerte de Lucía encolerizó al pueblo argentino, que llamó a la marcha de #NiUnaMenos y a la que se unió el continente entero.

En México, en los últimos seis años 900 mujeres y niñas han sido asesinadas en feminicidios. En Chile, 2016, el nombre de Nabila salió a la luz pública cuando fue encontrada en la calle por un adolescente, al ser llevaba al hospital encontraron que le habían sacado los ojos, que tenía fracturado el cráneo y la mandíbula. El relato oficial cuenta que fue a una fiesta con su pareja, padre de dos de sus cuatro hijos, y que se “emborrachó”, y estaba en “descontrol” y que al llegar al taller mecánico donde vivían, la golpeó. Fue acusado de femicidio frustrado y mutilación.

En Colombia 2016, Yuliana, niña indígena de 7 años, fue violada y estrangulada hasta la muerte en Bogotá. El culpable, un hombre de alta clase social que “bajo efectos de las drogas” cometió el delito. El resto ya lo conocemos.

En Zacapa, Guatemala Yohana, de 8 años de edad, en el 2016 fue violada por tres hombres y ahorcada. Sus padres habían salido de la aldea, para ir a cobrar dinero de un programa social y dejaron a sus 3 hijos en casa, los hombres entraron aprovechando la ausencia de los padres. Cito solamente algunos casos, porque son miles.

Hace unos días un juez en México dejó en libertad a un violador porque consideró que meter los dedos dentro de la vagina de la víctima no era violación. Algo que respaldó un conocido intelectual mexicano en un programa radial de la UNAM, y aparte dijo que a las mujeres nos gusta que nos violen.

En Latinoamérica el 98% de los casos de feminicidios queda en impunidad. Y los pocos que se logran comprobar y se abren procesos en cortes, tienen un final triste, el culpable es declarado inocente. Por razones patriarcales: la víctima lo provocó por vestirse de tal manera, por salir a altas horas de la noche, por pasar por tal lugar, por no querer acostarse con él. La razón de las violaciones sexuales y los feminicidios es una sola: el género.

Jueces, hombres y mujeres con mente patriarcal toman decisiones patriarcales y dejan en libertad a los culpables o toman los casos sin seriedad por tratarse de mujeres vulneradas. Es necesario que todos, en todos lados, nos informemos sobre el patriarcado, desde el lenguaje patriarcal pasando por los mal llamados piropos, que no son más que acoso, hasta llegar al sistema de justicia, pasando por medios de comunicación y su forma de dar las noticias.

Ninguna mujer es culpable y provoca que la violen, la golpeen y la asesinen. Ninguna mujer pide ser violada, o que le griten guapa en la calle, que le toquen las nalgas o las tetas en el autobús. Si una mujer dice no es no, así sea su pareja. Las mujeres no somos objeto de nadie y esto lo deben de entender los jueces, el sistema. Necesitamos un sistema de justicia con perspectiva de género, gente capacitada que tenga el conocimiento sobre el patriarcado, para que lleve los casos y dicte sentencias con todo el peso de la ley.

Un ejemplo de la ineptitud de un sistema de justicia, patriarcal es el caso de las 41 niñas asesinadas, que fueron quemadas vivas en Guatemala, a los culpables se les está tratando con privilegios de clase y poder. El presidente debió ser destituido inmediatamente el mismo día que las niñas fueron quemadas, con más razón si ellas ya habían denunciado que ahí las violaba personal del lugar.

Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a empezar? La lucha contra la feminicidios, la violencia de género y el patriarcado tiene que ser de todos, ¿quiénes se apuntan?

Fuente noticia: http://www.telesurtv.net/bloggers/Nuestra-lucha-contra-los-feminicidios-en-Latinoamerica-20170409-0001.html

Fuente imagen: http://cdn.20m.es/img2/recortes/2011/02/10/8898-620-282.jpg

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El abuso de andar recomendando lecturas

Ilka Oliva Corado

Cuando me recomiendan lecturas me entra por un oído y me sale por el otro, lo considero un abuso, ¿qué se creen los otros para andar recomendando lecturas, y peor aún, dando consejos sin que se los pidan? (Dice una amiga, que parezco sombrerito de Esquipulas, -solo mierdas-). Yo no recomiendo lecturas ni doy consejos, lo más que he llegado a decirle a alguien es que use preservativo, siempre. Por lo demás uno aprende con la caída y cuando se da en la cara, y eso es inevitable, a la gente no se le puede negar vivir ni experimentar.
Todos los días recibo mensajes de personas que me envían textos, me dicen: “aquí te envío esto para tu lectura,” “lectura recomendada”, te recomiendo esta lectura.” Y yo pienso para mis adentros, ¿quién les dijo que yo quiero leer lo que todo el mundo lee? Es que es fácil, es cosa de sentido común, ¿quién dice que porque yo leo algo y me gustó y sea mi estilo y me identifique, también deba gustarle a otra persona? ¿Por qué voy a tener la arrogancia de decirle que se lo recomiendo? En todo caso para eso están las redes sociales, se publican ahí y ya, y quien quiere lo lee y el que no pues no.
Me sucede seguido que gente me pregunta, ¿has leído a fulano?, ¿a mengano? ¿Leíste ya a zutanito? Deberías leer a perencejo. Mi respuesta siempre es no, porque la verdad leo muy poco, y lo que leo no lo hago público, no me interesa que la gente piense que soy erudita, o que cultivo mi mente, ni nada de esas babosadas. No cito autores, es muy raro, solo cuando un texto lo necesita. No asisto a reuniones sociales de artistas o literatos y esas hierbas, me aburro rápido, no me interesa comentar acerca de la vida de otros, yo tengo la mía y apenas puedo con ella como para andar fisgoneando en estilos, en ideologías o en técnicas. En lo que hizo o dejó de hacer mengano.
No me interesa imitar a nadie, cambiar de estilo para ganar lectores, aprender de formas de redacción, yo escribo porque es mi oxigeno la poesía, porque escribir es mi catarsis. No me interesa memorizarme biografías, párrafos de clásicos y recitarlos para recibir aplausos y para pretender ser culta. Apenas me sé mi nombre y con eso es suficiente, con que yo sepa quién soy me basta.
Siempre pienso que es bueno que la gente lea, pero no considero a la lectura como el último vaso de agua en el desierto, no es vital para la vida de una persona, sino hay que ver a los Pueblos Originarios, las tribus nómadas de África, que su cultura y sus tradiciones son orales, pasan de generación en generación de boca en boca. No es mejor alguien que ha leído mil libros que un campesino que ha trabajado la tierra, el lector puede saber de nombres, de conceptos, de ortografía, como el campesino sabe de semilla, de cosecha, de vida. Alguien pudo haberse leído todos los clásicos de la literatura griega, pero no sabe de cómo agarrar un azadón y preparar el terreno para sembrar la milpa.
Todo es relativo y no nos hace mejores personas que leamos cinco libros al mes, alguien puede estar al día con las lecturas recomendadas, pero si ve en la calle niños pidiendo limosna, niños viviendo en los basureros, niñas siendo violadas en los bares y casas de citas, y si no hace nada al respecto, de nada le ha servido tanta lectura. La lectura no es señal de humanización, es lectura nada más. No nos vuelve mejores personas.
Y cultivar la mente no es sinónimo de lectura tampoco, los Pueblos Originarios la han cultivado y sin libro alguno, y siguen sobreviviendo a pesar de tantos siglos de abuso. Antes que los médicos existieron las comadronas. ¿Con qué libro aprendieron? Las mujeres siguen pariendo solas sin ayuda de médicos. Entonces creo que ante todo debemos tener humildad, dejar de menospreciar a quien no lee. Como repito pueden llegar a un campo miles de agrónomos con las mejores técnicas y jamás lograrán superar la capacidad y la sabiduría de un campesino que ha trabajado la tierra. Jamás.
Que vaya alguien que sabe inglés o que hable cuatro idiomas a decirle a una comadrona cómo debe hacer su trabajo, o que porque habla cinco idiomas pueda realizar el trabajo artístico de un albañil. Ni los arquitectos pueden.
A lo que me refiero con todo esto es que no porque alguien no lee es inferior a nosotros, o que es sinónimo de desconocimiento, porque ahí nos estamos equivocando, que vaya un abogado a tomar un serrucho y a hacer el trabajo de un carpintero, a ver si puede. O que vaya un literato a hacer pan, no podría, necesita saber la receta, cómo se amasa la harina, el tiempo en el que tiene que estar en el horno el pan para que no se queme. Que vaya una periodista con sus perchas de reconocimientos a ordeñar una vaca, a sacarle la crema a la leche y a hacer queso: fresco, oreado y seco, como lo hace una mujer de pueblo que nunca ha leído un libro. No podría.
Entonces, como decía todo es relativo, un título universitario no   sirve si lo que hay que hacer es adobe, o hacer teja. Ese título muy bien lo podrían hacer un rollito los que creen que con él tienen al mundo en sus manos. Las mil lecturas no sirven a la hora de hacer un polletón o colocar un comal y hacer un batido de barro o hacer jabón de aceituno. A la hora de hacer chicha de piña o de máiz. No serviría tanta lectura a la hora de cocer el nixtamal, hay que saber tantear muy bien la cal.
No porque alguien no lea es bruto, hay muchos que leen y son imbéciles y deshumanos. Nunca leo lo que lee todo el mundo, nunca me visto con lo que está de moda, leo poco porque quiero leer poco, quiero tiempo para hacer otras cosas también, como rascarme la panza, por ejemplo, o subirme en mi bicicleta y perderme durante horas en la reserva forestal. Eso también es vida, ejercita los músculos y es remedio para el alma y el espíritu. La ortografía no cabe a la hora de cortar nances y sentarse a comerlos a la sombra del árbol. No cabe a la hora de echar tortillas y no cabe tampoco a la hora del retozo, la ortografía no cabe en el alma, ni en las heridas, ni en la felicidad. Porque todo eso es superior, es superior a nosotros y a nuestro mundo diminuto de arrogancias.
Y no busco lecturas, no programo lecturas, leo lo que me encuentro en el camino, como la vida misma, uno la va haciendo con lo que está en el camino, de nada sirve planificarla, porque la vida y el tiempo son más sabios que nosotros.
Fuente del articulo:https://www.aporrea.org/cultura/a242741.html
Fuente de la imagen: http://3.bp.blogspot.com/-LLEtZRqMnvM/UycA8oXsiSI/AAAAAAAABFs/pGtVHPzDoOI/s1600/Leer1.j`pg
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Guatemala: los culpables de sus muertes somos nosotros

Ilka Oliva Corado

Yo estoy convencida de que Guatemala no tiene solución, y táchenme de lo que quieran. No tiene solución porque el problema somos nosotros. Nosotros la hundimos, la ensuciamos, la desangramos, la escupimos y la deshonramos. Nosotros somos los únicos culpables de todo lo que sucede en el país. De los feminicidios, de la hambruna, de las violaciones sexuales a niños, niñas, adolescentes y mujeres. Nosotros somos los culpables de los gobernantes que tenemos, de las bandas de saqueadores que infestan los tres poderes del Estado. Nuestro racismo, nuestra soberbia, haraganería, nuestro descaro. Nuestro oportunismo y la ligereza para pasar sobre quien sea cuando se trata de acaparar como los azadones.

En el 2015 se alzaban victoriosos por las manifestaciones de los sábados de ir a broncearse, las mismas fueron a morir con el voto a Jimmy Morales. Permitieron que les pusieran a otro títere, ¡en sus narices! Y todo porque no tuvieron las suficientes agallas para apostar por un cambio real. Era ahí, ése era el comienzo, sin embargo como típicos guatemaltecos se echaron para atrás. Eso sí, les quedaron las fotos para fanfarronear que fueron partícipes del despertar ciudadano. Pero patadas en el culo, diría tío Lilo.

¿Qué ha cambiado, qué cambio provocaron? Ninguno. Porque las cosas empeoran en el país, sigue el divisionismo, la falta de respeto a los Pueblos Originarios, por aquellos mismos capitalinos que en las manifestaciones de los sábados de ir a broncearse se jactaban de ser humanistas, y que amaban la patria y que la hermandad y que unidad y no sé qué y que no sé cuánto. Puros cuentos, era para la foto nada más.

La prueba irrefutable fue voltearle la espalda a la marcha reciente de los Pueblos Originarios exigiendo la renuncia de Jimmy Morales, ahí los capitalinos, catrines y graduados de universidad recularon en una muestra clara que de chilate están hechos.

En este momento hierven las redes sociales, el chucho y el coche comenta sobre el incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción que dejó 19 niñas muertas y 20 heridas. Unos indignados, otros fingiendo indignación y otros culpando a las niñas. Ese Hogar se viene investigando desde el año pasado cuando salió a la luz pública que ahí las autoridades violaban niñas y adolescentes y que había un enorme problema de trata de personas con fines de explotación sexual. Se realizaron varios reportajes escritos y televisivos que presentaron prueban contundentes de las denuncias, además del estado de calamidad en el que las tenían, instalaciones no aptas para refugio de ninguna persona.

Sin embargo con pruebas y todo las masas no salieron a manifestar, ¿por qué? Porque eran niñas y adolescentes que pertenecen al sector más marginado y golpeado de la sociedad. Porque eran las nadies de todos los tiempos. Ahí no salieron licenciados, ni feministas, ni estudiantes universitarios, ni periodistas, ni humanistas, ni mierda, a manifestar masivamente exigiendo una investigación inmediata y solución al problema de salubridad del refugio y el de la trata. Al contrario se hicieron los locos, no era tema al que pudieran sacarle jugo, no era tema que diera para las fotos ni para la jactancia como lo fueron las manifestaciones del año pasado.

¿En donde estuvo en todo esto aquellos bocones encapuchados que gritaban en las manifestaciones del 2015, “la USAC es pueblo”? ¿O aquellos landivarianos que también para la foto dijeron lo mismo? Son pueblo cuando les conviene.

Hoy precisamente 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ocurre un incendio en el hogar, hay 19 muertas y 20 heridas. Las autoridades no tuvieron la capacidad de dejarlos salir hasta que el incendio cobró vidas. Y los culpables somos nosotros, por la vergüenza de sociedad que somos, por inhumanos. Por oportunistas. También en este momento hierven las redes sociales, es más cómodo y requiere menos responsabilidad protestar por internet que hacer acto de presencia, que ir a poner el pecho, alzar la voz, con el rostro descubierto. Esas muertes pudieron ser evitadas y los abusos pudieron haber terminado si como sociedad nos hubiéramos pronunciado en su momento.

Nosotros y solamente nosotros somos los culpables de esas muertes. Nosotros y solo nosotros porque somos los responsables del sistema que tenemos, de los gobernantes que escogimos y que Guatemala cada día sea menos rescatable. Las muertes de esas criaturas y de todas las que han fallecido por hambre, falta de medicina y violencia institucional las llevamos en la conciencia, nos guste o no. Así como los feminicidios, la muerte de pilotos, el asalto a la tierra y a los ríos. El saqueo millonario por parte de las autoridades que nosotros pusimos ahí. Sigamos así, que cualquier día nos tocará a nosotros y ahí sí, vamos a corcovear de dolor y otros harán lo que estamos haciendo nosotros ahora mismo: volteando la espalda, aprovecharnos para la chachalaquera, acusarlas y señalar y juzgar con la autoridad moral de los come mierda. Pues entre come mierdas nos veremos.

http://cronicasdeunainquilina.com/2017/03/08/guatemala-los-culpables-de-sus-muertes-somos-nosotros/

Imagen tomada de: https://laopinionla.files.wordpress.com/2017/03/636245994476703971w.jpg?quality=60&strip=all&w=800

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libe

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