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El embuste del día de Acción de Gracias

Por. Ilka Oliva Corado

No hay nada más falso, más ruin, más soberbio en Estados Unidos que celebrar el Día de Acción de Gracias. La celebración más importante después del 4 de julio, la tercera viene siendo la Navidad.
Amparados en una historia falsa, escrita por los genocidas que invadieron este país y exterminaron a los nativos del norte del continente, se celebra cada noviembre el Día de Acción de Gracias. Peregrinos, dicen los libros de texto, peregrinos inmigrantes que fueron socorridos por los nativos. No cuentan que se impusieron, que los torturaron, que violaron a sus mujeres, que los exterminaron en uno de los genocidios más sangrientos que han vivido los Pueblos Originarios y que después, satisfechos se sentaron a celebrar la matanza a la que llamaron Día de Acción de Gracias. Este día debería ser recordado como el del genocidio caucásico contra los nativos del norte del continente. Debería reivindicarse como así mismo como el 12 de octubre. Debería reescribirse la historia y dejar claro que lo vivieron los Pueblos Originarios por parte de los invasores europeos fue un genocidio.
Millones de estadounidenses se sientan a la mesa a celebrar la unidad, el amor, los valores humanos y la familia. Hipocresía tan grande empezando por el abuso que realizan a sus empleados a quienes no les dan el día como manda la ley y tampoco se los pagan doble. Esclavizados porque su condición de indocumentados no les permite reclamar derechos que les corresponden por humanidad. Agradecen los estadounidenses pero no son capaces de compartir un plato de comida con esos empleados que están ahí día y noche a su servicio, prefieren tirar lo que sobre del festín antes que compartirlo con ellos. El empleado comienza el día a primera hora y se va hasta que la fiesta acaba y hasta dejar todo limpio. ¿Hay Día de Acción de Gracias para el empleado indocumentado? No.
Si es niñera le toca estar ahí, cuidando a los niños porque los papás ni siquiera ese día se quieren hacer cargo de ellos. Es noche de gala, no arrugarán sus trajes cuidando niños. Los niños en este país tienen el papel decorativo en las familias, como los osos de peluche en los dormitorios o en los cuartos de juego. Se tienen porque sí, porque se necesita un heredero o porque así toca, porque no se puede ir contra las normas del sistema y el patriarcado. Pero de que los quieran, de que los cuiden, de que los guíen, de que les dediquen tiempo, eso no sucede con millonarios a quienes lo único que les importa es aumentar la fortuna y codearse con gente bien. Y crecen los niños desamorados, insensibles, manipuladores porque lo único que tienen es dinero y el desprecio sutil de sus padres que los ven como lujosos objetos de exhibición.
Como hay que hablar claro también está la otra parte de la población estadounidense, que es la mayoría, también caucásica pero pobre, no tienen qué llevarse a la boca el Día de Acción de Gracias. Como tampoco los afro descendientes y los latinoamericanos indocumentados. Estas tres parte de la población que habita este país no tiene siquiera calefacción en sus apartamentos, mucho menos dinero para comprarse una cena de lujo.
Estados Unidos ya no es ese país de millonarios por docenas, buena parte de su población vive en la pobreza. Pero si dejamos el pasado donde está (como manda la comodidad y la impunidad) y nos basamos en el presente, también es una hipocresía la celebración puesto que no puede sentarse a la mesa un población y celebrar el amor y agradecer, si ésta misma abusa de otros. Si ésta misma guarda silencio, oprime, manipula y se aventaja de las circunstancias de otros. Si ésta misma apoya guerras, que en realidad son invasiones a otros países. Si ésta misma aplaude cada vez que Estados Unidos asesina a un inocente o invade un país. Si ésta misma idolatra a veteranos de guerra que en realidad son asesinos, torturadores y violadores sexuales de niñas, niños y mujeres. Porque a Estados Unidos no lo amenaza ningún país con invadirlo, en cambio él sí va e invade, y roba y mata y extermina. Y ésta población lo aplaude y lo celebra.
Millones se sentarán a agradecer, a degustar exquisiteces y a compartir en familia y entre amigos, mientas que Siria es invadida y también familias enteras son masacradas, a la misma hora en que ellos se llevan el bocado a la boca. Y agradecerán por tener un gobierno y un ejército que los defienda y que los libre de las invasiones y del “terrorismo”. Y mientras unos hablan de refugiados europeos y de abrirles las puertas o cerrárselas, explotan a los latinoamericanos indocumentados que también son refugiados. ¿Por ellos qué población estadounidense aboga para que el gobierno les permita tener los beneficios laborales y la tarjeta verde? Jamás lo harán porque de esa invisibilidad también ellos se benefician.
Millones se sentarán a agradecer mientras que la policía estadounidense sigue matando afro descendientes a diestra y siniestra, en una opresión racial que no ve de tener fin.
Y millones enloquecerán con el Viernes Negro, Estados Unidos cuna del consumismo, son corderos que van al matadero y no se percatan. El consumismo los tiene dopados, tan drogados que no tienen la capacidad de percatarse que son objetos, marionetas en manos del poderío oligárquico mundial.
Mucho se puede decir del Día de Acción de Gracias, no debería existir y en su lugar debería ser reivindicado y esta población estadounidense armarse valor y tener la humanidad de devolverle la tierra a los Pueblos Nativos, y este gobierno pedirles perdón en nombre de los genocidas que tanto daño hicieron. Pero nunca sucederá, este gobierno también como fiel capitalista sigue los pasos de sus ancestros: invadiendo y cometiendo genocidio en cada país que puede. ¡Qué jodidos, celebremos la hipocresía!
Fuente: http://www.aporrea.org/tiburon/a237612.html
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Nos llegó el turno a los indocumentados (1)

Por: Ilka Oliva Corado

Las migraciones de centroamericanos hacia Estados Unidos iniciaron en la década del 80, desde que éste invadiera territorio centroamericano con la aplicación del Plan Cóndor y la agenda regional de las dictaduras a las que llamaron Conflicto Armando Interno y que en Guatemala dejó un Genocidio y la Tierra Arrasada.

En ese entonces miles se vieron obligados a salir de Centroamérica para salvar sus vidas y buscaron refugio en México y paradójicamente en Estados Unidos. No fue suficiente injerencia la del Plan Cóndor de aquellos años, que lo renovaron y en el 2004 le llamaron Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. Algo que legalizó el ecocidio, la minería, la explotación de los recursos naturales y la embestida de las empresas transnacionales en la región. En síntesis el neoliberalismo se estableció en la región. Con esto los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres. Y comenzó la persecución despiadada de periodistas, defensores de derechos humanos y del medio ambiente. El asesinato de Berta Cáceres lo evidencia en Honduras. Y la desaparición forzada de los 43 alumnos de Ayotzinapa en México.

Con México sucedió mucho antes, fue en 1992 cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre México, Estados Unidos y Canadá. Lo echaron a andar en 1994, mismo año en el que Bill Clinton inició la construcción del muro entre Estados Unidos y México. Fue en Nogales y en aquel entonces lo hicieron de colchonetas de aterrizaje usadas en las guerras de Vietnam y del Golfo. Desde ese entonces se habla de combatir el tráfico de drogas. El muro era para persuadir y que los migrantes se abstuvieran de cruzar la frontera porque solo les quedaba como opción el desierto y los miles de kilómetros sin agua donde era por seguro que morirían.

Miles de mexicanos se vieron obligados a migrar como única forma de subsistencia. En cifras oficiales de la Patrulla Fronteriza (pero sabemos que en realidad son muchos más) alrededor de 6,330 personas murieron en su intento por cruzar el desierto entre México y Estados Unidos, entre 1984 y 2014. Informa la organización humanitaria Colibrí Center for Human Rights, en Tucson, Arizona, que han desparecido alrededor de 2,500 en el desierto.

Demócratas y republicanos son la misma cosa cuando de política externa e indocumentados se trata, en el 2006 se aprobó la renovación del muro en la frontera y fue por una iniciativa que firmó Hillary Clinton y varios senadores demócratas, a la que se le llamó Ley Valla Segura (Secure Fence Act).

Y con esto también vino la Operación Contorno (Streamline Operation) que es el encarcelamiento masivo de indocumentados que atrapa la Patrulla Fronteriza y que cumplen sentencias de hasta 180 días en cárceles antes de deportarlos a sus países de origen. Esto después de los vejámenes que sufren en manos de los agentes de la Patrulla Fronteriza, que les roban el poco dinero que llevan y sus pertenencias. Abusos sexuales al por mayor a niños, niñas, adolescentes y mujeres; que quedan impunes.    Estas políticas de seguridad nacional han deshumanizado las migraciones y permiten que grupos anti inmigrantes se dirijan hacia el desierto con rifles automáticos y maten indocumentados en cacerías que festejan xenófobos extremistas.

Pero el Plan Cóndor se renueva cada década y, en el 2008 se crea el Plan Mérida que es un tratado de seguridad establecido entre Estados Unidos, México y Centroamérica. Al que le siguió en el 2014 el Plan Frontera Sur que militarizó desde la frontera sur de Estados Unidos hasta la frontera entre México y Guatemala, siguiéndolo el Plan Maya-Chortí que abarca Guatemala y Honduras. Para reforzarlo se creó en el triángulo norte de Centroamérica el Plan Alianza para la Prosperidad.

En aquel entonces lanzaron la bomba mediática de la crisis de niños centroamericanos que viajan solos, con ayuda de medios de comunicación como Telemundo, Univisión y CNN en Español: ninguno de estos se atrevió a evidenciar que no existía cierta crisis y que las migraciones de niños, niñas y adolescentes que viajaban sin compañía de un adulto llevan décadas. A lo que Hillary Clinton se pronunció diciendo que esos niños debían regresar a sus países de origen porque aquí no había lugar para ellos. ¿Cómo creerle su afán por la Reforma Migratoria en su planteamiento como candidata a la presidencia?

Con estos tratados se solapa que se criminalicen las migraciones forzadas y se autoriza   que los gobiernos de los países involucrados lucren con las vidas de los migrantes en tránsito: es ahí donde se han creado las grandes mafias y desde donde se dirigen los operativos anti inmigrantes. Debido a esto se incrementó la violencia en la que es palpable el tráfico de personas con fines de explotación sexual, trabajo forzado y tráfico de órganos. También las desapariciones forzadas y las fosas clandestinas: una modalidad de Genocidio en México.

En Suramérica la más afectada ha sido Colombia con el Plan Colombia que es un prototipo como los aplicados en México y Centroamérica, es por esa razón que desde su aplicación en 1999 el gobierno colombiano tiene licencia para “combatir” narcotraficantes como llaman a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Porque para ser sinceros, con los narcotraficantes negocia la DEA. Licencia que permite también la explotación minera, el paramilitarismo, los falsos positivos, las fosas clandestinas y el ecocidio. En todos esos tratados han tenido que ver las administraciones de Bill Clinton y George Bush hijo. ¿Ven cómo no son tan distintos los demócratas de los republicanos?

¿Qué sucedió con los otros países de Suramérica? Perú que firmó el Tratado de Libre Comercio Perú-Estados Unidos, en el 2006 e implementado en el 2009. Podremos ver que esto obligó también a que miles de peruanos migraran hacia Estados Unidos y Europa. Lo mismo que sucedió en Chile con el Tratado de Libre Comercio Chile-Estados Unidos, firmado en el 2003. En un marco general los tratados de libre comercio entre Estados Unidos y países latinoamericanos significan la aplicación renovada de un sistema neoliberal que inició con el derrocamiento de Salvador Allende en Chile y que arrasó con América Latina hace 40 años.

Pero, ¡momento! En el 2005 la dignidad latinoamericana fue defendida con conciencia y amor, y fueron Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula da Silva, presidentes de Venezuela, Argentina y Brasil los que en la IV Cumbre de las Américas en Mar de Plata, Argentina, le dijeron no al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Podremos ver cómo estos países se mantuvieron estables con los gobiernos progresistas que iniciaron con la Revolución Chavista y que a consecuencia del enojo y la impotencia de Estados Unidos por no poder comprar a estos presidentes, ha hecho que Obama por segundo año consecutivo firmara una Ley Ejecutiva contra Venezuela, que da la pauta a una invasión militar en cualquier instante. Y que fuera propulsor del Golpe de Estado a Dilma, en Brasil y que ahora busque acercar relaciones para firmar tratados con Argentina en el gobierno Macrista.

Es así como en gran escala podemos ver las razones claras de la migración forzada de latinoamericanos hacia Estados Unidos y por qué es mayor en unos países que en otros. Se debe a la agenda neoliberal de unos y la progresista de otros.

Audio, aquí. 

Fuente de información URL: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/11/15/nos-llego-el-turno-a-los-indocumentados-1/

Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.

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El capitalismo contra los pueblos originarios de Estados Unidos

Por:  Ilka Oliva Corado

Hace unas semanas en Estados Unidos como en la mayoría de países de Latinoamérica se celebró el día de Cristóbal Colón, se realizaron actividades en las escuelas y fue día feriado. En Estados Unidos, noviembre es el mes de los Pueblos Nativos desde 1990. Como el papel aguanta con todo, se dice que es para conmemorar el aporte de los estadounidenses provenientes de los Pueblos Originarios.

El Gobierno federal ha reconocido a 566 tribus y a 326 reservaciones de indígenas. Ahora bien, ¿para qué los tienen en reservaciones? ¿No es otra modalidad de esclavitud y encarcelamiento acaso?

Lo más cercano a nosotros latinoamericanos es el genocidio que sufrieron los Pueblos Originarios cuando españoles ladrones, traficantes y asesinos invadieron el continente. Nos contaron la historia patriarcal de La Malinche pero no la de Juana Azurduy y Bartolina Sisa. A Malinche la reivindicó Laura Esquivel, en su novela Malinche. Pero ha podido más el patriarcado y seguimos cantando La maldición de la Malinche, de Gavino Palomares. ¿La reivindicará algún día la historia verdadera que nunca es la oficial?

De éste lado de la frontera que también nos fue impuesta para dividir Latinoamérica de invasores europeos, también hay Pueblos Originarios, no han podido exterminarlos por más que lo intenten. A ellos nos los han pintado en las películas del oeste al estilo Hollywood: como violentos, con arcos y flechas atacando carretas de anglosajones que pasan entre montañas y ríos. Los mártires; hombres caucásicos de ojos verdes y azules, robustos y de cabello rubio. Mujeres altas y esbeltas, de tez blanca y con sirvientas indígenas. De modales y paladar refinados. Ahí están las películas de Jhon Wayne, el Gran Chaparral y Bonanza, con las que crecimos muchos, porque el papel de la televisión en la desinformación es vital.

Esa misma televisión está ocultando lo que sucede con los Pueblos Originarios de Estados Unidos. La opresión que viven es brutal, como la que viven los afro descendientes en las urbes industrializadas y la comunidad latina indocumentada. Sin embargo lo que viven los latinos no lo cubre ningún medio de información, en el caso de los afros y los Pueblos Originarios tienen el respaldo de los medios de comunicación alternativos y es gracias a ellos que nos hemos enterado de lo que está sucediendo en Dakota del Norte, donde pretenden construir un oleducto.

Es el mismo petróleo por el que México está como está y fue el Golpe en Brasil y la insistencia en derrocar a Maduro en Venezuela. El mismo petróleo por que el que mataron a Gadaffi y se vino abajo la Revolución Árabe. El mismo por el que invadieron Irak y están bombardeando Siria. El mismo capitalismo que ha mutilado África con los Diamantes de Sangre y sigue invadiendo pueblos en desarrollo por el agua de sus ríos y la belleza natural que la tierra guarda en sus entrañas. El mismo capitalismo que tiene el bloqueo en Cuba. El mismo que aplica la versión renovada del Plan Cóndor en América Latina. Ajá, el mismo que tiene millones de pobres en Estados Unidos y miles de parias en las cárceles. El mismo que realiza limpiezas sociales en barrios latinos y afros. El mismo que mata negros y latinos como perros rabiosos en las calles.

En Estados Unidos, nativos que se oponen y defienden el agua de sus ríos han sido reprimidos al estilo las películas del oeste hollywoodenses, el Gobierno ha gastado ya 10 millones de dólares en reprimirlas desde que comenzaron las manifestaciones pacíficas, Amy Goodman fue la periodista en ir al paredón, la utilizaron como escudo para silenciar a los Pueblos Originarios pero no lo lograron, aunque le impusieron cargos inexistentes e inventados.

Han utilizado gases lacrimógenos, los han atado como a perros y metido a perreras, literal, de esas mismas perreras utilizan en la frontera con México para atrapar indocumentados. Los han golpeado y acusado de romper el orden, muchos están en la cárcel acusados de cosas que nunca hicieron.

La pregunta, ¿en dónde están los millones de ciudadanos estadounidenses defendiéndolos y uniéndose a las manifestaciones y a la denuncia? El agua es vida, se toma, el petróleo no, nadie puede bañarse con petróleo, cocer sus alimentos, lavar su ropa, atender emergencias de hospital, regar las plantas. Una lluvia de petróleo no hace crecer los árboles, las hortalizas.

Las protestas de los pueblos originarios sirvieron de idea para que en la noche de Halloween muchos anglosajones se disfrazaran de Nativos para sus fiestas. Y otros en específico con los Nativos que están protestando defendiendo sus ríos. Una falta de respeto total. En noviembre también se celebra el Día de Acción de Gracias, historia mal contada, donde dicen que Nativos dieron de comer a los peregrinos que llegaron a tierras americanas como muestra de hospitalidad y de recibimiento.

La verdad es otra, pero la ocultan, no se las dicen a los niños en las escuelas, no la dicen en los medios de comunicación, no la dicen en las obras de teatro de Broadway, no lo dicen en las películas de Hollywood, no lo dicen en la poesía que gana eventos literarios, no la cuentan los escritores que reciben medallas de honor en la Casa Blanca. No está expuesta murales en los grandes museos. No, está oculta y solo la cuentan los que tienen Memoria Histórica. Desgraciadamente poquísimos en este país de masas manipuladas por el consumismo.

Sin embargo a pesar de la opresión capitalista, los pueblos nativos de Estados Unidos, como los pueblos nativos del mundo, siguen despiertos, luchando, defendiéndose del ataque brutal de un imperio que cree que acabando con la naturaleza sobrevivirá cuando el agua se acabe, y podrá comer dólares y beber petróleo. Hay tanto por aprender de los Pueblos Originarios. Por si quedaba alguna duda, si así actúa el gobierno estadounidense contra los Pueblos Originarios dentro de su propio territorio, imaginemos qué es capaz de hacer en las injerencias extranjeras. Digo, por si nos queda duda…

Y una más, imaginemos qué es capaz de hacer la Patrulla Fronteriza con los migrantes  indocumentados en la frontera entre México y Estados Unidos. ¿Alguna duda de por qué los indocumentados no denuncian lo que viven en la travesía al llegar a territorio estadounidense? Sería bueno que vieran la película Machete, para tener noción. Y como guinda del pastel, reprimiéndolos es como Estados Unidos celebra el Mes de la Herencia de los Pueblos Originarios. Belleza…

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/10/30/las-ninas-desaparecidas-de-guatemala/

 

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Latinoamérica, tierra de feminicidas

Por: Ilka Oliva Corado
La violencia emocional y física que vivimos las mujeres es el pan nuestro de todos los días en Latinoamérica. Todos los días nos acosan, nos insultan, nos golpean, sufrimos violaciones sexuales, nos torturan, nos desmiembran y nos dejan tiradas en cunetas y campos baldíos, como desperdicios en bolsas de basura. Nos desaparecen en fosas clandestinas. Todos los días las mujeres latinoamericanas enfrentamos el miedo y tenemos que vencerlo para salir de nuestras casas e ir a estudiar y trabajar. Pensar que está latente que ése sea el último día que veamos a nuestra familia, porque algo nos puede suceder en el camino. Niñas y adolescentes están en peligro constante debido a la vulnerabilidad de la edad y, a la amenaza que representa una sociedad enferma de patriarcado e insensible ante la violencia de género.

¿En qué momento nos convertimos en ésta porquería de población? ¿En qué momento nos deshumanizamos así? ¿Cómo llegamos a sobrepasar los límites del respeto y hemos ahondado las raíces del patriarcado y la misoginia que nos exterminan a pasos agigantados?

Los feminicidios son algo muy apartado de la violencia común. Son en específico misóginos y llevan intrínseco el odio hacia el género femenino. Muy de la mano van los transmicidios que llevan su fuerte dosis de homofobia, transfobia y lesbofobia agregada al odio hacia el género femenino; es alarmante la cantidad de asesinatos de personas transexuales que se dan en el continente y que al igual que los feminicidios quedan en absoluta impunidad. Y es que si nos va como nos va, a las mujeres transexuales la violencia del patriarcado y el machismo las invisibiliza aún más y en esa exclusión los abusos se multiplican, ajenos a nuestra insensibilidad como sociedad: podrida, patriarcal, misógina, fanática, carente de toda moral e inhumana.

Cada vez que nos enteramos de la desaparición de una niña lo que decimos es que tenía corta edad pero que se comportaba como una mujer vivida. Y con esto le restamos importancia a su desaparición. Si es adolescente o mujer, lo primero que decimos es que de seguro se fue a coger con el novio o el amante. Que de seguro era de cascos ligeros y que se fue huida con algún enamorado escondido que tenía. Que se fue por puta. Y todo el ataque es hacia su sexualidad, que dicho sea de paso tiene todo el derecho de disfrutar con libertad y no ser juzgada por eso. Si esa desaparición de por sí trágica, se convierte en la noticia de un feminicidio, entonces decimos que se lo tenía merecido por puta. -¿Desde cuándo ser puta es un delito? Todas las mujeres lo somos. Y vivir la sexualidad en plena libertad no es razón para ningún tipo de señalamiento y abuso, mucho menos para una violación y feminicidio.

Pero, ¿cómo llegamos a este nivel de violencia hacia la mujer?¿Dónde comienza? Desde el momento del nacimiento y cuando quien recibe a la criatura dice: “es una niña”. Y equivocadamente continuamos con los patrones patriarcales de los roles por género, y seguimos con las normas machistas y misóginas que rigen nuestra sociedad. Un papel primordial juega la iglesia en la violencia de género, la propaga, la apoya y la acredita.

La enorme irresponsabilidad de los medios de comunicación sensacionalistas que ayudan a propagar el machismo, la misoginia y el patriarcado. La pregunta es, ¿cuándo vamos a comenzar a cambiar los patrones y a erradicar el patriarcado y la cultura de la violencia de género? ¿Cuándo vamos a dejar de propagar y secundar el acoso callejero, la violencia emocional y física? ¿Los abusos sexuales y los feminicidios? ¿Cuándo vamos a dejar de castigar, señalar y desvalorizar a una mujer por vivir su sexualidad en plena libertad y con todo el derecho que tiene como ser humano?

¿Cuándo vamos a entender que cuando una mujer dice no es no y que no hay derecho a abusarla por eso?

¿Cuándo vamos a entender que una persona tiene derecho a elegir cómo vivir y no por eso tenemos el derecho a denigrarla, abusarla y asesinarla? Peor aún, solapar ese abuso amparados en religiones, patrones inhumanos y la doble moral.

¿En qué momento las mujeres vamos a dejar de atacarnos unas a otras, unas por santas y las otras por putas beneficiando con esto al patriarcado que nos oprime? ¿En qué momento vamos a dejar de ser esta porquería que infesta a Latinoamérica y nos vamos a convertir en seres humanos que se respetan unos a otros en la hermosa diversidad? ¿En qué momento hombres y mujeres vamos a dejar de ser machistas, misóginos y patriarcales? ¿En qué momento vamos a dejar de orar y dejarle todo a Dios y a exigir justicia por los abusos sexuales y feminicidios que se engavetan en absoluta impunidad?

¿Cuándo será el día en que nos liberemos del patriarcado y seamos por fin una sociedad que respeta las diferencias de género y de toda índole y que se acepte diversa? No esperemos a que la violencia, la tragedia y el dolor, nos toquen de cerca y se queden a habitar en nuestras vidas para siempre, empecemos hoy: erradiquemos la cultura de la violencia de género.

Fuente: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/10/08/latinoamerica-tierra-de-feminicidas/
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Guatemala. Vestigios de una Revolución

Por: Ilka Oliva Corado

La expresión “una olla de cangrejos” aplica perfectamente a Guatemala, en todo. De la Revolución de Octubre de 1944 solo queda la nostalgia raída en historias que cuentan los abuelos, de boca en boca, en ensueños de jornaleros y campesinos en tarde de domingo.

La expresión “una olla de cangrejos” aplica perfectamente a Guatemala, en todo. De la Revolución de Octubre de 1944 solo queda la nostalgia raída en historias que cuentan los abuelos, de boca en boca, en ensueños de jornaleros y campesinos en tarde de domingo. O en tertulias de intelectuales y revolucionarios, al compás de las copas de vino, whisky o de cusha en salones de embajadas o en sala de casa particular.

Una que otra conferencia que se dicta por ahí, para apacharle el ojo al macho y mesas redondas organizadas por alumnos entusiastas que cuando se gradúan de la universidad pasan a formar parte de los que utilizan los títulos para apuñalar por la espalda a los de pies descalzos. Es la idolología y la conciencia social pues, una modorra de tres días de la que no se quieren volver a recordar nunca. Y qué decir de la irresponsabilidad de docentes universitarios que se encargan de seguir creando generaciones desmemoriadas.

No es tan difícil descifrar qué sucedió con la Revolución, si sabemos muy bien de qué estamos hechos los guatemaltecos. Como reflejo está la Firma de la Paz y cómo está Guatemala 20 años después. Solo con eso nos alcanza para el análisis que da para unas cuantas tesis. Digo, para aquellos a los que les fascinan los análisis académicos.

Una narración vívida es lo que sucedió con la bulla de las manifestaciones por corrupción, en el 2015. Hemos visto que así como fue gente con conciencia social y con ganas de cambiar Guatemala, también asistieron multitudes de hipócritas y arribistas y para desgracia del país fueron los que cambiaron la sangre por el chilate.

Eran bocanadas, se les inflaba el pecho, se llenaban la boca pronunciando el nombre de Jacobo Árbenz. ¡Habráse visto! Lo cargaban en panfletos, en cartulinas, en mantas y hasta en canciones que rasguñaban la añoranza de décadas pasadas. Otros besaban las fotografías de don Alfonzo Bauer Paiz y se tiraban al suelo, en trance, pataleando y revolcándose. Recitaban poesía de Otto René Castillo y gritaban con el pecho reventado en gloria y honor: ¡se metieron con la generación equivocada! ¡Somos la generación del cambio! Con esto menospreciando a todas luces, la entrega de tantas personas que en tiempos de Genocidio, sufrieron el horror de la transgresión.

De aquel carnaval de sábados de ir a broncearse, quedó la burla, las fotografías para el recuerdo y el afán para fanfarronear de que, ¡yo estuve ahí!
Muchos universitarios gritaron, ¡somos pueblo! De ahí han salido afirmaciones que dicen que el nuevo rostro de la política en Guatemala son estudiantes universitarios, ladinos y capitalinos. ¿En dónde está el aporte de los Pueblos Indígenas que llevan luchando siglos? ¿ O sea, los iletrados, los analfabetas, los campesinos y jornaleros de a pie, no cuentan? He ahí. Por eso la Guatemala excluyente no va hacia ningún lugar, porque puede más su racismo y su clasismo que el deseo de unidad e inclusión.

Como resultado de aquella bulla que fue llamarada de tuza, está el voto a Jimmy Morales. Muchos de esos mismos que gritaron el nombre de Jacobo Árbenz votaron por la continuidad de un gobierno neoliberal en el país. No tenemos moral para hablar de la Revolución de Octubre de 1944, mientras no nos hagamos una limpia con siete montes y chilca, para quitarnos esa mente colonizada que nos hace tanto daño como país. Lastimosamente las agallas no vienen con una fumada de puro a Maximón y una visita el Señor de Esquipulas, y mucho menos con una revolcada de una cuadra en manifestación de sábado de ir a broncearse.

No, Guatemala necesita mucho más que egos. Guatemala necesita que sus hijos la amen con la vida, con su sangre, con su conciencia social. Con identidad y sentido de pertenencia. Con criterio y e ideología propios. Con respeto y con dignidad. Guatemala necesita que la Revolución se haga día a día, en nuestras casas, comunidades, en las calles. En las escuelas y universidades, en cada rincón del país. En las peñas y los caminos reales. En las faldas de los volcanes, en los centros de salud, en los mercados. Necesita principalmente de nuestra humildad y visión de inclusión.

No hemos entendido nada todavía, por más títulos que tengamos. Por más fotografías en las redes sociales y etiquetas. Por más seminarios o conferencias a los que asistamos.

Nos hacen falta años luz para llegar a un Revolución como la de Octubre de 1944. Se puede realizar, claro que sí, pero el día en que nos despojemos de egos y nos veamos humanos, tan mortales como cualquiera. El día que nuestra Patria no sea vivir de apariencias, sino el llanto de una cría recién nacida en pobreza extrema y la agonía de los abuelos en exclusión.

El día que tengamos el deseo y las agallas de deshacernos de esa olla de cangrejos que somos, para vernos tan cual y entonces sí, levantar la voz y actuar desde nuestra esencia incorruptible e inquebrantable. Qué va…

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/10/20/vestigios-de-una-revolucion/

Fuente de la imagen: https://laotracara.co/opinion/guatemala-le-apuesta-al-retroceso/

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El eterno racismo en la tierra del Ku Klux Klan

Por: Ilka Oliva Corado

Surge la pregunta urgente, ¿qué hace Obama hablando de derechos humanos en Venezuela y firmando acciones ejecutivas injerencistas, cuando en su país la policía caucásica, asesina afro descendientes todos los días en crímenes de odio racial?

Partiendo de ahí es imposible hablar de democracia en el país, una falacia más de las tantas que ha inventado este sistema injerencista que no se ocupa de su política interna.

Sin lugar a dudas la peor vergüenza para la comunidad afro descendiente es haber tenido un presidente negro afín al capital, que no los representara con integridad y que con cada acción denigrara a sus ancentros e irrespetara a las generaciones futuras.

Más cruel aún, que vea asesinar afro descendientes en manos de la policía caucásica, en evidentes casos de odio racial y no haga nada al respecto, más que utilizar su oratoria y su excelente dramatización teatral para dar el pésame entre lágrimas y poesía. Una deshonra total para los mártires afro descendientes que dieron sus vidas en la lucha por los Derechos Civiles.

Más latente que nunca el ku klux klan, y más libre y más impune pues viene desde las entrañas del sistema de justicia de todo el país. La policía es solamente la acción evidente, hay mucho más en las sombras de la mediatización. ¿Derechos humanos en Estados Unidos? Jamás.

Esa segregación racial que no puede esconder Estados Unidos aunque quiera, es el elefante dentro de la habitación. Está en el sistema de salud, en el sistema de educación, está en las fibras más íntimas de la sociedad, en los patrones de crianza; en lo más banal ahí también está inmerso el racismo y el odio. Y lo evidente, en el sistema de justicia que no es imparcial cuando se trata de negros o latinos indocumentados. De unos años para acá, también con los musulmanes que son acusados así por así de terroristas.

Los actos terroristas en Estados Unidos los realiza todos los días la policía y esos torturadores, esos violadores, esos asesinos vestidos de uniforme, que son fieles al ku klux klan nunca van a la cárcel, a ellos nunca se les imponen cargos, a ellos siempre el sistema y la doble moral de la sociedad blanca caucásica los excusa y les avala el odio racial, porque también ellos se sienten superiores por el color de piel.

¿Por qué Obama no firma una Acción Ejecutiva de emergencia para tratar el odio racial de la policía hacia la comunidad latina indocumentada y afro descendiente? Así como las firma de inmediato para invadir países en democracia.

Y el papel de la sociedad, ¿Porqué no han salido las masas blancas caucásicas a exigir un alto a los crímenes raciales y a denunciar el sistema impune que deja libre a los culpables? ¿Todas las vidas importan en Estados Unidos? No, importan las blancas caucásicas nada más. ¿En dónde está la comunidad europea, la musulmana, la asiática y la latinoamericana uniéndose a las manifestaciones masivas de afros exigiendo justicia? La comunidad LGBTI que lloraba de alegría cuando legislaron la ley del Matrimonio Igualitario, ¿en dónde está ahora uniéndose a los afros exigiendo el respeto a la vida y a los derechos humanos? ¿Doble moral? ¿En dónde están la iglesias, los feligreses que toman las calles cuando del aborto se trata, en dónde están manifestando por el respeto a la vida de los negros? ¿Doble moral? ¿En dónde están los millones de indocumentados uniéndose a las manifestaciones? ¿Doble moral? ¿De qué estamos hechos? De porquería…

El sesgo con el que la mediatización de los medios de comunicación nacionales e internacionales han manejado la información es la evidencia de un racismo que se vive a nivel mundial. Pregunto, ¿en dónde están los presidentes del mundo que piden una invasión en Venezuela, exigiendo justicia por los crímenes de odio en Estados Unidos, cuestionando a Obama así como cuestionan a Maduro? ¿Por qué no piden la renuncia de Obama así como piden la de Maduro? Así como fueron Orlando, Francia, Charlie Hebdo, Bruselas y tantos ataques terroristas más, ¿por qué no son las vidas de los afro descendientes en Estados Unidos y el mundo?

¿Con qué cara Hillary Clinton, Biden y Obama le piden a Maduro que “respete” los derechos humanos de venezolanos cuando aquí en su país la policía asesina afros y latinos indocumentados todos los días y los culpables nunca van a la cárcel? ¿Doble moral?

Esto no se trata de negros y blancos. Se trata de un sistema impune, de una sociedad que solapa, de líderes que manipulan, de medios de comunicación que ocultan y tergiversan. Se trata de nuestra doble moral. Se trata del silencio de todos los que vivimos en Estados Unidos, nacidos aquí o no. Se trata de dejar a otros la responsabilidad que nos corresponde a nosotros desde nuestro lugar en la sociedad. Se trata de nuestra indolencia cuando la violencia la sufre otro que no habla nuestro idioma, que desconoce nuestra cultura, que no vive cerca de nuestra casa, que nació en otro país, que tiene distinto color de piel.

Se trata de lo inhumano que nos corroe y que nos convierte en lacayos idénticos a quienes ejercen la discriminación racial en los crímenes de odio, somos más culpables aún, por avalar la segregación racial y la injusticia con nuestro silencio y nuestra pasividad.

Esto también nos incumbe a todos dentro y fuera de Estados Unidos, porque el odio racial existe en todo el planeta. Esto debe llamarnos a una auto evaluación de nuestro papel en la sociedad. Y preguntarnos las veces que sean necesarias, ¿de qué manera ejerzo yo el racismo? ¿En qué forma solapo la segregación racial? Y la más importante, ¿qué puedo hacer yo desde mi lugar en la sociedad para crear un cambio? ¿De qué manera me puedo involucrar?

¿Qué tal va nuestra doble moral? ¿Es nuestro país también tierra del ku klux klan? ¿De qué magnitud es el racismo en nuestra casa, colonia, pueblo, comunidad, país? ¿Qué tan patriarcales, misóginos, machistas, clasistas, racistas, xenófobos y mente colonizada somos?

Nuestra mayor irresponsabilidad como ciudadanos del mundo es dejar en manos de otros lo que nos corresponde como seres individuales, que somos parte de un todo, porque al final de cuentas todo en este mundo va de la mano. ¿Todas las vidas importan? Depende: el género, el color, la étnia, la nacionalidad, la clase social y grado de escolaridad, es nuestra consigna en el mundo entero. Vaya nivel de deshumanización el nuestro.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/07/09/el-eterno-racismo-en-la-tierra-del-ku-klux-klan/

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El efecto Bob Dylan

Ilka Oliva Corado

Ayer fue un día raro, reí tanto. Reí porque me alegró el Nobel a Bob Dylan. Ustedes dirán, ¿y ésta mica cómo es que sabe de Dylan si ni hablar inglés puede? Pues es que curiosamente escuché sus canciones prácticamente todos los días en mis años de recién emigrada, en casa de una mujer anglosajona cuando trabajaba de empleada doméstica. Y tuve el privilegio de escucharlas en el silencio y la soledad de aquella mansión, acompañada de la aspiradora, el trapeador y el cepillo de lavar baños. ¡Qué panzazo! ¿Verdad? Ya ven pues, suerte tienen los que no se bañan.  Pero este texto no es para contar historias de mis días de mil oficios en este país en donde soy inquilina, es para reflexionar sobre el efecto que ha causado en la jauría de letrados que el Nobel de Literatura se le entregara a un cantante de composiciones populares.

El efecto fue el de una avalancha y el de un tizón encendido en el candelero: los emperifollados que nadan en títulos universitarios y doctorados, sintieron el galardón como una bofetada a su clasismo y a su mundillo de lisonjas y erudiciones apestosas a exclusión. Creen que todo les pertenece, que solo los de adentro del aro son y pueden. Creen que el talento solo pertenece a una clase social y es la de ellos, lo demás es imitación y porquería. Que sino es letrado no existe. Por esa razón menosprecian todo lo que no huela a naftalina y por el contrario tenga esencia y agallas. Rechazan los cisnes negros por su belleza y le temen a la fuerza de la tormenta, precisamente por su personalidad.

Se revolcaban en su propia bilis, se daban golpes de cabeza contra la pared, y ofrecían puñetazos al primero que celebrara frente de ellos el Nobel a Dylan. No solo, también sentían la potestad de dictar cátedra acerca de la Academia. Pues sí, ellos y su Academia, nadie se las está quitando, de verdad, que lo sepan; lo popular no busca absolutamente nada en la Academia, existe por sí mismo. Es algo muy sublime y original como para pretender dejar lo más por lo menos.

Junto con el Nobel a Dylan viene el reconocimiento a la poesía silvestre, a la que brota del humo de un cigarrillo de un niño huela pega, la que escurre sangre en los muslos de una niña recién violada. A la que nace del cantante callejero que toca en los autobuses sus propias composiciones. A la poesía que escribe un drogadicto agonizando en la soledad de sus infiernos. La que camina descalza en los pies de los jornaleros. La que nace de una bala y de una bomba en guerras planificadas para deshumanizar. A la poesía de un árbol arrancado desde la raíz para adorno de Navidad.

Es un reconocimiento a los que con hambre y sed sueñan con cambiar el mundo: esos locos de mierda, que no sirven de ni mierda al capitalismo, porque no anhelan   un título de la Academia para explotar a sus hermanos, sueñan nada más y nada menos que con cambiar el mundo.

Con el Nobel a Dylan se reconoce el talento de tantos poetas que con sus versos hicieron llorar de nostalgia las cuerdas de una guitarra, el corazón de un bandoneón y el alma herida de más de un soñador marginado. El alma de quien siente en carne propia el dolor ajero. A todo poeta que sabe que la poesía es más poderosa que una bomba atómica y que un verso puede hacer del infierno más amargo la oda más hermosa y la quimera más anhelada. Que acompaña la soledad de los inquebrantables y la magia del rocío de un amanecer otoñal en los ojos de quien está duerme en las calles.

El Nobel de Literatura a un poeta popular rompe paradigmas y sacude las telarañas de un galardón que pocas veces es justo. Hoy con Dylan vuelve al origen y estremece a aquellos que dieron todo por visto, dicho y hecho. Y que creen que por letrados la vida se trata solo de soplar y hacer botellas.

Con cierta tristeza, con el efecto Bob Dylan compruebo que la humanidad: egocentrista, mediocre y clasista, sigue a pasos acelerados hacia su autodestrucción. Que no hemos aprendido nada de la vida y de la historia. Que por más que nos muestren el horror no tenemos la capacidad de reacción. Que nos conformamos con vivir en nuestra burbuja para sentirnos a salvo y exentos de responsabilidades colectivas. Compruebo una vez más que somos la peor peste que ha habitado en la tierra. Y que sí, la Academia solo ayuda a que las personas muestren lo que realmente son.

Ya quisiera yo que así como sacudieron las redes sociales con sus pronunciamientos de ilustrados, de conocedores de literatura y de definiciones y conceptos, tuvieran las agallas para pronunciarse por el genocidio en Palestina, Yemen y Siria. Que Aleppo les pesara y les doliera más que Dylan. Que la imagen de los niños multados por los criminales que trafican con los Diamantes de Sangre, les escupiera en la cara, tal vez así la ofensa los hiciera reaccionar.

Que les hiciera tomar las calles la inhumanidad de la ablación de clítoris que viven miles de niñas alrededor del mundo. Que la bilis, que la espuma que les sale de la boca a borbotones, que la furia incontrolable les brotara de lo más profundo del alma por las violaciones sexuales de niñas, adolescentes y mujeres y por los feminicidios. Que la voz de trueno que pregonaron menospreciando el talento de Dylan la gritaran a los cuatro vientos por los miles de niños que mueren de hambruna alrededor del mundo.

Que lo letrado les sirviera para alfabetizar y que esos libros que tanto han leído los compartieran con los niños de las periferias y de los pueblos más remotos. Que los títulos les sirvan para darle la mano a quién lo necesita y que la mirada no sea altiva, de mente colonizada, por el contrario,   sea humilde y sincera: fiel y humana. Transformadora de una sociedad podrida en su codicia e ineptitud.

Ya quisiera yo que tuvieran coherencia por primera vez en sus vidas y dejaran la palabrería y las lisonjas y que esos títulos universitarios les sirvieran para cambiar patrones, para humanizarnos, para abrir caminos, crear oportunidades y cambiar el sistema putrefacto del que se benefician los holgazanes vividores.

Que se pronunciaran por el bloqueo a Cuba, por la invasión militar que prepara Estados Unidos en Venezuela, por esa terrible guerra económica. Por el Golpe en Brasil. Por las migraciones forzadas, por el genocidio de migrantes y refugiados. Por los niños que duermen en la calle, por el tráfico de personas con fines de explotación sexual, laboral y tráfico de órganos. Por las torturas y las desapariciones forzadas. Que exijan cárcel a los perpetradores de dictaduras y guerras.

Que se les encendiera la sangre por los ecocidios y las deforestaciones, por el abuso a los Pueblos Indígenas. Que las agallas las tuvieran para crear revoluciones que erradiquen el patriarcado, la misoginia y la violencia de género. La homofobia y el odio. Que de sus bocas salieran como en verso la palabra: igualdad social.

Que el efecto Bob Dylan no fuera solo para alardear sus perchas de títulos universitarios y sus libreras interminables en sus casas y oficinas. Que respetaran la palabra, con la misma integridad, conciencia y humanidad de la poesía que nace desde el averno más profundo de los locos que desean transformar el mundo.

Pero qué va, mucho inglés pueden saber, muchos libros pudieron haber leído, podrán tener docenas de títulos universitarios y reconocimientos y fotografías con personalidades del mundillo culeco de la Academia, pero les falta lo vital: arrestos, conciencia, dignidad y humanidad.

Es imposible pedirle a mediocres que entiendan una sola canción de Bob Dylan. Qué van a saber de poesía quienes leen por leer. Si las comprendieran estarían celebrando el Nobel y aplaudiendo esa nueva brecha de una posibilidad y el reconocimiento a la expresión más sublima que puede tener el alma de un ser humano.

Si comprendieran las letras de Dylan, este mundo sería otro. Pero ese otro mundo solo habita en las mentes de los locos que sueñan con quimeras, los incomprendidos. Los que nunca calzarán en conceptos retorcidos, y que se descarnan en los versos de un poema que se atreve a nombrar el horror de la insensibilidad y la ternura de la sonrisa de un niño de la calle. Lo demás, lo demás es solo Academia y ahí entre el chucho y el coche. La vida está en otro lugar.

Con amor.

Fuente del articulo:https://cronicasdeunainquilina.com/author/ilkaoliva/

Fuente de la imagen: http://ep02.epimg.net/cultura/imagenes/2016/10/13/actualidad/1476344926_683109_1476362431_noticia_fotograma.jp

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