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México: Extiende la UNAM convocatoria para certamen “DemocratizArte»

Ciudad de México. El Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (Puedjs) de la UNAM extendió hasta el próximo 26 de julio su convocatoria abierta para participar en el certamen “DemocratizArte: muéstrale a lxs políticxs cómo representarte”.

Este concurso tiene como propósito impulsar el interés ciudadano por la cultura de la democracia e interpelar a los políticos para enterarlos de las necesidades de la sociedad. Puede participar cualquier persona mexicana o residente en las disciplinas de fotografía, ilustración, video corto o video minuto (tik tok), expresión escrita de ficción (poesía y cuento) y de no ficción (ensayo, reportaje y crónica), así como danza, baile, teatro, canciones y stand up, entre otras.

De acuerdo con la información proporcionada por el Puedjs el certamen intenta construir una vía de participación ciudadana en la toma de decisiones y servirá para decirle a los políticos, a través de la expresión artística, qué se requiere para generar una democracia con justicia social en México.

El registro ya está abierto y cerrará el 26 de julio de 2021, a las 23:59 horas, tiempo del centro de México. Más información, requisitos y especificaciones técnicas en la página web del Puedjs: https://puedjs.unam.mx/convocatoria-concurso-democratizarte/

 

Fuente e imagen: https://www.jornada.com

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Mactumactzá: la brecha digital se castiga con cárcel

Por: Abel Barrera Hernández 

De los 480 estudiantes normalistas de Mactumactzá, 90 por ciento son indígenas. La mayoría pertenece al pueblo tzeltal, que convive con jóvenes de los pueblos tzotzil, tojolabal, zoque, chol y mam. Es la riqueza lingüística y cultural parte de la fortaleza de esta normal rural. Pese a sus raíces ancestrales, la educación que reciben es para reproducir la desigualdad social, al ser receptores de un modelo educativo centrado en el individuo y la servidumbre. En la normal han aprendido a luchar desde las aulas para no perder su identidad y mantener el sentido de justicia social que dio origen a este modelo educativo. Muchos jóvenes provienen de comunidades indígenas recónditas, donde no hay fluido eléctrico, ni caminos rurales. Hay normalistas que caminan más de 10 horas para llegar a San Cristóbal de las Casas. Es una osadía ingresar a la normal porque implica superar la brecha lingüística y enfrentar la discriminación de los ladinos, así como la hostilidad y racismo de los patrones y de la clase política vetusta.

El nexo con las comunidades indígenas forma parte de ese “espíritu público”, que intentó imprimir José Vasconcelos a las normales rurales, infundiendo en los estudiantes el sentido de sacrificio de la educación, como cualquier labor misionera. Es decir, educar para entregarse a una causa mayor. La pedagogía para la acción en las normales rurales fue concebida por Moisés Sáenz, bajo la influencia de John Dewey, en un modelo de “aprender haciendo”. Enfatiza el sentido práctico de la escuela que debe estar íntimamente ligada al entorno de los estudiantes. Esta metodología fue apropiada por las normales rurales, al transformarse en espacio abierto en constante interacción con las comunidades indígenas y campesinas. Para el ex subsecretario de Educación “la escuela rural libre de tradiciones y con un campo amplio de urgentes necesidades donde laborar, es la institución que más contribuirá a transformar México”. Este compromiso social de los estudiantes normalistas adquirió vigor con el autogobierno ejercido desde la base estudiantil, logro defendido con su sangre para mantener su autonomía y forjar el acero como futuros maestros rurales.

El normalismo rural hizo realidad el derecho a la educación para los hijos de indígenas y campesinos. La escuela-internado púbico y gratuito para mujeres y hombres, bajo un modelo formativo en que se combinan estudio y trabajo, es una conquista histórica que las nuevas generaciones de normalistas han preservado ante la privatización de la educación, promovida por los gobiernos caciquiles y neoliberales. El contexto en que surgen las normales rurales las hermanó con las demandas y luchas sociales de los indígenas. Este nexo entre escuela y comunidad definió el perfil educativo y el compromiso social de los normalistas cuya matriz cultural se cimienta en las comunidades indígenas. La combatividad de los estudiantes es producto de esta tradición organizativa, anclada en la conciencia social y política que adquieren desde que ingresan a la normal.

La vida en las normales implica una rigurosa disciplina en el estudio y en el trabajo, también formas de organización colectiva orientadas a cumplir con las tareas cotidianas para el correcto funcionamiento de su casa-escuela. Hay una observancia rigurosa de la actividad académica y del trabajo colectivo, así como de las tareas para emprender acciones orientadas a difundir sus demandas. Esta lucha tenaz ha propiciado reacciones irascibles de los gobernantes en turno.

Históricamente, las normales rurales son las instituciones que más ataques han sufrido, con la perversa intención de desaparecerlas. Por tratarse de actores incómodos de extracción indígena, se las criminaliza. Gobiernos caciquiles, como los de Guerrero, Chiapas e Hidalgo, además de emprender una campaña de odio, para justificar la represión, han usado la fuerza para someter y acallar sus demandas legítimas. Cárcel, gases lacrimógenos, balas de goma y armas de fuego se han usado contra los normalistas, que en todo momento abanderan el cumplimiento de su pliego petitorio, demandas básicas relacionadas con el aumento de la matrícula, aplicación de exámenes de manera presencial, apoyo económico para prácticas escolares, así como aumento del presupuesto para el comedor estudiantil, mejoramiento de la infraestructura del internado y los salones de clase. Esas demandas han desencadenado represión desproporcionada, por la que varios jóvenes han perdido la vida o la libertad.

En Mactumactzá, desde 2003, cuando Pablo Salazar Mendiguchía destruyó los dormitorios, el comedor y salones de clase para cerrar la escuela, los estudiantes mostraron su casta al resistir la ola represiva y reagruparse con las demás normales rurales. Rentaron algunas casas en la colonia Plan de Ayala para defender su escuela. Con movilizaciones y un trabajo muy intenso entre los estudiantes, recuperaron el comedor, algunos dormitorios y canchas de basquetbol. Con trabajo voluntario y cooperaciones reconstruyeron sus dormitorios. Pese a ello siguen en la precariedad y hacinados, al dormir más de seis personas en cuartos de tres por tres metros, adaptando literas de tres camas. Reciben 74 pesos diarios, para alimentos por estudiante. Tienen que sobrevivir con frijoles, huevos y sopas, y con el riesgo de que algún edificio se colapse.

Las carencias económicas que desde niños padecieron se multiplican ahora en la normal. Experimentan el odio racial de la población ladina y el golpeteo permanente del gobierno morenista de Rutilio Escandón. La postura inflexible de aplicar el examen de admisión de manera virtual, propició el desalojo violento de los estudiantes que protestaban en la caseta de cobro de la autopista San Cristóbal-Tuxtla Gutiérrez. Detuvieron a 74 mujeres que fueron recluidas en el penal de El Amate, y 19 varones que fueron vinculados a proceso, junto con dos indígenas desplazados de la comunidad de Chenalhó, que están en el Cereso 14 de Cintalapa.

La exigencia normalista de que las autoridades apliquen un examen presencial en un cuadernillo y lápiz, en lugar de aplicarlo en línea por la inoperancia de la conectividad en comunidades indígenas, profundizó la animadversión de Escandón, quien envió granaderos, para reprimirlos. El Ejecutivo está muy lejos de entender la historia de las normales rurales y su mística cimentada en el servicio a las comunidades. Ha tirado por la borda el papel que desempeñan los maestros indígenas en sus comunidades. Es una lucha sorda contra la desigualdad social y ahora, en plena pandemia, contra la desigualdad digital.

Fuente: www.jornada.com

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Vacunación: el riesgo de no incluirnos a todos

Por: Blanca Nayeli Aguilar Villalba*

Hace año y medio el mundo era diferente. Hoy que miramos atrás, reflexionamos sobre la contundente lección que nos deja la pandemia de la Covid-19: todos, sin excepción, somos vulnerables ante las enfermedades y sólo el esfuerzo colectivo puede ayudarnos a salir adelante.

Esta reflexión sobre la importancia de trabajar unidos para enfrentar la pandemia es más relevante hoy, cuando los planes de vacunación avanzan en diversos países. Es necesario, como lo establece el derecho internacional, que su distribución sea equitativa entre todas las personas, incluidas aquellas que por situaciones de vulnerabilidad o violencia pudieran quedar excluidas: nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo. No importa el género, la situación migratoria o si alguien está privado de libertad, el mundo seguirá en riesgo si los programas de inmunización no llegan de forma equitativa a todos.

Datos del proyecto Our World in Data (Nuestro Mundo en Datos) de la Universidad de Oxford y del Inform Severity Index (Índice de Gravedad) muestran que, hasta mayo, la población de los 50 países de mayores ingresos estaba siendo vacunada a una tasa 27 veces mayor que la de las 50 naciones de menores ingresos. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas estableció que los estados deben dar máxima prioridad al suministro de vacunas contra el Covid-19 a todas las personas y tienen la obligación de tomar las medidas y destinar los recursos necesarios para que todos tengamos acceso a la vacuna, sin ninguna discriminación.

Para que ese derecho se garantice es necesario tomar en cuenta las necesidades y barreras que enfrentan los grupos de mayor riesgo de ser excluidos. Por ejemplo, las personas migrantes y privadas de libertad están en una situación de particular vulnerabilidad frente al Covid-19.

Las personas que migran tienen acceso limitado a servicios esenciales como albergue, atención médica, al agua o a equipos de protección personal, aumentando así su riesgo de contagio. Por otro lado, quienes se encuentran en lugares de detención, incluida la población en estaciones migratorias y estancias provisionales, muchas veces habitan en condiciones de hacinamiento, lo que impide aplicar medidas de higiene y de distanciamiento para mitigar la propagación del coronavirus.

En prácticamente todos los países existen políticas nacionales de vacunación para contrarrestar la enfermedad. Sin embargo, en algunos países aún persisten barreras para la inclusión de estos grupos en los protocolos de implementación de las campañas. Por ejemplo, la política de vacunación en México no hace explícita la inclusión de grupos en situación de vulnerabilidad, como las personas migrantes y privadas de libertad.

De igual forma, las barreras de acceso para las personas migrantes se vinculan a falta de acceso a la información o a la tecnología y la imposibilidad de cumplir con los requisitos establecidos. Por ejemplo, no todas las personas en situación de movilidad tienen identificaciones como la clave única de registro de población o comprobante de domicilio al que únicamente pueden acceder los ciudadanos o residentes.

En relación con la población privada de libertad, ésta debe ser incluida en las fases de priorización, identificando factores de riesgos como la edad y enfermedades crónicas. Si no es así, es muy probable que no tengan acceso oportuno a las vacunas.

Para alcanzar el objetivo de la vacunación universal, esa que nos pondrá a salvo a todos, es crucial la coordinación entre autoridades locales, nacionales y regionales que contribuya al debido seguimiento a través de registros de inmunización interconectados, que incluyen el intercambio de datos sobre la vacunación entre sistemas de salud. Esto debería implementarse sin perjuicio de la confidencialidad médica y el principio de no discriminación. La vacunación no debería ser un privilegio, sino una medida necesaria para proteger la salud de la población en general y, en particular, de los grupos más vulnerables.

Coordinadora del programa de Salud del Comité Internacional de la Cruz Roja en México.

Fuente: La jornada

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México: La 4T decepciona, la educación le tiene sin cuidado: Hernández Navarro

Por: Carlos Paul

Militancia docente, escuela popular y lectura fue tema de reflexión del conversatorio en el que participaron el periodista Luis Hernández Navarro y distintos maestros de escuelas de organización popular del estado de México, durante el cual se destacó la relevancia política, histórica y actual de la construcción de ese tipo de escuelas, instituidas desde y para la comunidad.

Hoy día, estas escuelas siguen siendo excluidas, agredidas y reprimidas, ya que en ellas hay maestros comprometidos socialmente y egresan jóvenes con el anhelo de enseñar a quienes menos tienen y llegar a las zonas más alejadas.

Organizada por el Magisterio Mexiquense Contra la Reforma Educativa (MMCRE-CNTE), la charla se transmitió por la cuenta de Facebook de Viajando en el Librobús Virtual, programa de FCE, durante el cual Hernández Navarro destacó la necesidad de articular un gran movimiento pedagógico nacional y plural, más allá de las elecciones y los candidatos, que piense qué tipo de educación necesita el país para realmen-te transformarse.

El periodista calificó de barbaridad los abusos, amenazas y agresiones de las que fueron víctimas los estudiantes (72 mujeres y 21 hombres) de la Escuela Normal Rural Mactumactzá, de Chiapas.

Los estudiantes son rehenes del gobernador morenista Rutilio Escandón. El delito de los jóvenes y futuros maestros es una demanda muy sencilla: que la escuela haga pública la convocatoria y que el examen sea de manera presencial y no mediante Internet y computadora, por una sencilla razón, Chiapas tiene uno de los peores índices de conectividad, y porque ellos no se encuentran en las mismas condiciones que otros aspirantes familiarizados con Internet, denunció el también coordinador de la sección de Opinión de La Jornada.

Explicó, entre otras cuestiones, cómo se han construido una serie de escuelas llamadas de organización popular, en las que, a partir de la donación de un predio, confluye el trabajo y el esfuerzo de maestros, padres de familia y estudiantes, quienes literalmente construyen desde los muros y las aulas, hasta los pupitres y mesabancos, para luego buscar su regularización y legalización.

Lo cual no es cualquier cosa. Implica un proceso que conjunta la militancia política, la lucha por la educación popular y la lucha por servicios y regularización urbana, con una perspectiva de transformación revolucionaria.

Durante la charla participaron los maestros Roberto Rico, Miriam González, Esperanza Galindo Morales, Juan Luis Izunza Hernández, Primitivo Ortega Olays, Miguel Ángel Muñoz y Ángel Javier Lazcano, integrantes del MMCRE-CNTE, que articula en la actualidad a 54 escuelas, desde jardín de niños, secundarias y preparatorias hasta dos universidades.

Hernández Navarro igual se refirió a cómo desde los folletos y los periódicos, hasta los libros y la literatura han sido una herramienta para la educación popular. Asimismo, destacó el papel fundamental que ha desempeñado la visión pedagógica sobre el oprimido, de Paolo Freire, cuyo centenario natal se celebra en 2021.

La educación alternativa, hoy más que nunca, es una de las principales demandas. Hoy hay un debate sobre hasta dónde se pueden utilizar las instituciones oficiales para transformar la educación, y hasta dónde es mejor caminar al margen de esas instituciones oficiales.

Lamentablemente, concluyó Hernández, hay una enorme decepción de lo que significa la Cuarta Transformación. Da la impresión de que la educación le tiene sin cuidado. Cualquier proceso transformador debe poner en el centro la demanda educativa. Se hizo una reforma educativa que es una continuación de lo mismo con Peña Nieto. Y la nueva secretaria de la SEP no aparece por ningún lado. No hay contenidos específicos para esa transformación.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/05/27/cultura/a05n2cul

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De vuelta a clases

Por: La Jornada 

Luego de varias semanas en las que las cifras de contagios, de hospitalizaciones y fallecimientos por el coronavirus se han mantenido a la baja, han empezado los preparativos para la reactivación de las actividades educativas presenciales en todos los niveles de la enseñanza en la mayor parte del país, empezando por Campeche, Coahuila, Chiapas, Veracruz, Tamaulipas, Nayarit y posiblemente Jalisco, en tanto que la Universidad Nacional Autónoma de México ha anunciado el regreso paulatino a clases presenciales “para los próximos días”.

Debe señalarse, por principio de cuentas, que la suspensión de la enseñanza en los planteles, adoptada el año pasado, fue una decisión fundamental con el objetivo de reducir la movilidad de la población en general, en la medida en que sacó de las calles y edificios públicos a maestros, alumnos y ciudadanos que, en su calidad de padres y madres de alumnos, debían realizar diversas tareas fuera de sus domicilios.

La disposición fue contundente, además, con el fin de preservar de los contagios a millones de menores y de jóvenes que habrían podido infectarse en sus centros escolares.

La suspensión de las actividades presenciales educativas ha sido, por cierto, desastrosa para la preparación de los educandos. Ni México ni ningún otro país estaban preparados para mudar las clases al ámbito virtual, pero aquí la pobreza, las carencias de infraestructura de telecomunicaciones y el hacinamiento de muchos hogares multiplicó las dificultades para cumplir los programas de enseñanza.

Para los estudiantes, niños, adolescentes y jóvenes, el saldo negativo del confinamiento no se ha limitado a lo pedagógico. La prolongada pausa del universo escolar los privó de su principal espacio existencial y derivó para muchos de ellos en problemas de equilibrio emocional y de rispidez o violencia en el ámbito familiar.

Así pues, es incuestionable la urgencia de retomar a la brevedad posible, y en tanto las condiciones sanitarias lo permitan, las clases presenciales en escuelas y universidades. Incluso en la lógica de impulsar la reactivación económica, el país necesita a sus estudiantes en las aulas.

El vasto trabajo empieza por culminar la vacunación de poco más de un millón de personas (de un total de tres millones) que se desempeñan en el sector educativo y aún no han recibido la inoculación, una tarea que se inicia hoy en la Ciudad de México. Pero se requiere también el diseño y la aplicación cuidadosa de normas sanitarias y la preservación de las medidas de distancia social para prevenir un rebrote de la pandemia, acciones de limpieza y mantenimiento de los planteles y su repoblamiento ordenado.

En suma, la reactivación de las actividades educativas representa un desafío nacional de primer orden, porque debe realizarse pronto, pero sin arriesgar a la población a una nueva oleada de contagios. Por el bien del país, cabe esperar que las autoridades educativas de todos los niveles y entidades, los propietarios de escuelas particulares, los cuerpos de profesores y el personal administrativo, los padres de alumnos y los propios estudiantes logren la coordinación y la colaboración requeridas.

https://www.jornada.com.mx/notas/2021/05/18/opinion/de-vuelta-a-clases-20210518/

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Está usted en su casa

Por: José Cueli

Es lugar común entre los mexicanos decir: Pase, usted, está en su casa. Pero del dicho al hecho… Terrible destierro de los niños migrantes no acompañados que me lleva nuevamente a recurrir al libro clásico La hospitalidad (Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2010).

Ante la pregunta, Anne Dufourmantelle por la hospitalidad, la hostilidad, el otro y el extranjero, Jacques Derrida no responde, más bien la despliega, insiste en ella, se pregunta y nos pregunta acerca de la hospitalidad, “acerca de la acogida, de aquel, aquella o aquello que acogemos o que nos acogemos en nosotros, en nuestra casa, en nuestro lugar-propio, en el chez soi”.

Dufourmantelle, conocedora del pensamiento derridiano, expresa en el prólogo: La hospitalidad se ofrece, o no se ofrece, al extranjero, a lo ajeno, a lo otro. Y lo otro, en la medida misma en que lo otro, nos cuestiona, nos pregunta. Nos cuestiona en nuestros supuestos saberes, en nuestras certezas, en nuestras legalidades, nos pregunta por ellas y así introduce la posibilidad de cierta separación dentro de nosotros mismos, de nosotros para con nosotros. Introduce cierta cantidad de muerte, de ausencia, de inquietud allí donde tal vez nunca nos habíamos preguntado, o donde hemos dejado ya de preguntarnos, allí donde tenemos la respuesta pronta, entera, satisfecha, la respuesta allí donde afirmamos nuestra seguridad, nuestro amparo.

Acoger, pues, al extranjero, brindarle hospitalidad, nos pregunta y nos confronta sin ambages sobre nuestro propio desamparo, sobre aquello extranjero que a todos nos habita y contra lo cual nos defendemos con la ilusoria fantasía narcisista de completud, de unidad, de invulnerabilidad. Por tanto, negar la pregunta que el extranjero, el otro, plantea y nos plantea, implica reforzar la negación, acudir a la omnipotencia, reforzar el narcisismo y desemboca, por tanto, en la hostilidad hacia aquel o aquello que amenaza nuestra ilusionaría completud. El anfitrión se hace vulnerable cuando acepta la pregunta. Por tanto, resulta preferible elegir muros que aíslen al otro o legislar de manera arbitraria, o bien perseguir o matar a aquel que amenaza con su otredad los frágiles límites que una vez traspasados nos confrontan con la propia otredad que no sólo nos habita, sino que nos constituye.

Es así como Derrida opta por la pregunta, honestamente, ingenuamente, poéticamente. Y en este discurrir aparece, inevitablemente, la poética, lo mítico y lo ancestral. Aparece Edipo, el extranjero desde siempre y para siempre, “muerto fuera de la ley, más allá de la ley, sin tierra ni tumba Sólo la poesía es capaz de decir, y no, aquello que, entre la ley y la transgresión, puede hacer de la transgresión una ley: ¡cómo entender, si no, la trágica figura de Antígona, aquella que es íntegra, fiel a sí misma, ahí donde transgrede?

Para Derrida es la poesía, amparo abierto, aquella que puede ayudarnos en la defensa contra la antipoesía tecnológica que amenaza invadir la intimidad, pervertirla, hacerla pública, introduciéndose en lo más íntimo de esa intimidad. Por tanto, Derrida enuncia que un acto de hospitalidad no puede ser sino poético. Lo que esperan los niños migrantes no acompañados. Por supuesto, más allá de los problemas políticos entre los países centroamericanos México y Estados Unidos.

Fuente: La  jornada

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Covid-19: tiempo para reflexionar

Por: Asa Cristina Laurell

Durante las últimas semanas la pandemia ha dado un respiro a los mexicanos, a los directamente involucrados en su combate y a la población en general. El sistemático avance de la vacunación también alienta. Todavía no sabemos cuál va a ser la repercusión de la fuga del encierro a la playa durante la Semana Santa. Este compás de espera debe ser aprovechado para sistematizar y evaluar equilibradamente las experiencias vividas y conocimientos adquiridos durante la pandemia.

Es necesario analizar varias de sus vertientes después de más de un año de experiencias. Conviene hacerlo así porque generalmente están mezcladas en la narrativa sobre la emergencia. En este sentido habría que evaluar e incluir por lo menos las siguientes cuestiones: la epidemiología del SARS-CoV-2, el proceso de atención y la nueva comprensión de lo clínico, conocimientos nuevos sobre el virus y la política de salud. Es una separación conceptual, pero sirve para sacar aprendizajes tanto para las autoridades de salud y la práctica clínica como para el público.

El conocimiento epidemiológico de la SARS-CoV-2, entendido como su comportamiento en los colectivos humanos específicos, ha avanzado mucho. Queda fuera de duda el uso del cubrebocas. Sabemos hoy que las principales características del paciente que condicionan un alto desenlace mortal son edad avanzada y sexo masculino, así como condiciones socioeconómicas precarias. También está probado que es un virus que muta con cierta frecuencia y da origen a variantes nuevas con distintas características en cuanto a su contagiosidad y la gravedad del cuadro clínico; por tanto, de la letalidad.

Cuando se prolongan los procesos de vacunación, por falta de acceso a las vacunas o de recursos para comprarlas, hay nuevas mutaciones y una posposición de la inmunidad de rebaño. A nivel mundial este retraso de la vacunación es obsceno y fatal para todos, tanto para los países que no acceden a las vacunas como para los países ricos. Por ello, los organismos supranacionales como la OMS y la ONU, un grupo importante de países del Sur y algunos OSC pregonan que las vacunas deben ser un bien público, fuera de la esfera de las ganancias privadas. Un último pronóstico epidemiológico es que el Covid-19 es una nueva enfermedad que permanecerá con un comportamiento endémico.

A los investigadores hay que recordarles dos principios básicos de la investigación epidemiológica frecuentemente olvidados. El primero es que la calidad de los datos es determinante para los resultados obtenidos; se aplica el dicho de “si entra basura, sale basura”. Este tema tiene particular importancia en México, donde la autoridad sanitaria reconoce que los datos son subestimados, tanto el número de contagiados como los fallecidos por Covid-19 y no en la misma proporción. El segundo principio es que una asociación estadística no comprueba una relación causal, principio crecientemente olvidado en cuanto avanzan las técnicas estadísticas.

La experiencia clínica adquirida en el tratamiento de millones de enfermos y contagiados y la presencia de muchos grupos de investigación han permitido avanzar en la comprensión de cómo orientar la atención de los pacientes. Este nuevo conocimiento abarca por lo menos dos temas básicos. El primero es cuáles son los criterios para hospitalizar inmediatamente a un paciente o, por el contrario, para tratarlo en su casa. Se ha tenido una letalidad alta, pero ahora una revisión dirigida permite clasificar el riesgo preciso del paciente. Hoy existe cierto consenso respecto de los criterios para el internamiento temprano, qué medicamentos usar y el éxito del tratamiento en cuidados intensivos con especialistas. También hay seguimiento y desarrollo del tratamiento domiciliario con entrega de un paquete y supervisión sistemática con un protocolo y una “televisita” hecho desde las unidades de atención de primer nivel y un enlace directo del enfermo con su médico. Estos nuevos conocimientos han demostrado tener un impacto importante sobre la letalidad.

Es necesario incorporar todos estos elementos en la nueva política de salud formulada por los gobiernos. Esto pasa por una revisión autocrítica de las políticas de salud instrumentadas hasta ahora respecto a la pandemia. Tarea especialmente urgente es la educación amplísima de la población sobre las características de Covid-19 para que tenga elementos objetivos de juicio sobre el tema, que es la única vacuna eficaz contra la infodemia. Sirve además para aprovechar de manera positiva el gran interés por la salud que ha despertado la pandemia.

Fuente: La  jornada

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